Antipapa Francisco: “No hay ninguna diferencia”

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Antipapa Francisco: “No hay ninguna diferencia”
en que uno sea católico o no
Hno. Pedro Dimond del Monasterio de la Sagrada Familia
El 20 de abril de 2015, el Antipapa Francisco envío un mensaje a Abuna Matthias, patriarca
cismático de la secta ‘ortodoxa’ etíope. Hablando de los que recientemente han sido asesinados, el
Antipapa Francisco escribió:
“No hay ninguna diferencia en que las víctimas sean católicos, coptos, ortodoxos o
protestantes. ¡Su sangre es la misma en su confesión de Cristo!”1
Según el Antipapa Francisco, “no hay ninguna diferencia” si alguien es católico, protestante u
‘ortodoxo’. Esta, por supuesto, es la herejía más flagrante del Antipapa. Es otro rechazo público del
dogma definido de que Fuera de la Iglesia Católica no hay salvación (un dogma que ha sido definido en
numerosas ocasiones). Es también un rechazo público del dogma declarado por el Papa Eugenio IV
en el Concilio de Florencia de que “nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su
sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia
Católica”2. Según la Iglesia Católica, marca toda diferencia si alguien es católico, protestante o
cismático ‘ortodoxo’.
Como lo enseñó el Papa Pelagio II, 585:
Papa Pelagio II, epístola 2, Dilectionis vestrae, 585: “Los que no estaban dispuestos a estar de
acuerdo con la Iglesia de Dios, no pueden permanecer con Dios, aunque sean entregados a
las llamas y a los incendios, quemados o arrojados a las fieras, para dar sus vidas, no habrá
para ellos la corona de la fe, sino el castigo de la falta de fe, no será un resultado glorioso (de
la virtud religiosa), sino la ruina de la desesperación. Tal persona puede ser muerta;
coronada, no puede serlo”3.
Esto es lo que sostienen y enseñan los que profesan la verdadera fe.
Pero para el hereje Antipapa Francisco, no hay ninguna diferencia si uno cree o no en la doctrina
católica, si acepta o no el Papado, etc. Esta es la razón por la que él no es católico.
Para darse cuenta de lo malvada que es su herética declaración, considérese lo siguiente: Francisco
enseña que no hay ninguna diferencia si uno derrama su sangre por la fe católica (la verdadera fe),
o si uno es un protestante que sostiene que el Papado es malvado y que la Eucaristía es idolatría, y
se entrega a la muerte por esta versión del ‘cristianismo’.
Francisco, Mensaje al patriarca cismático Abuna Matthias, 20 de abril de 2015 http://w2.vatican.va/content/francesco/en/messages/pont-messages/2015/documents/papafrancesco_20150420_messaggio-abuna-matthias.html
2 Denzinger 714
3 Denzinger 247.
1
Monasterio de la Sagrada Familia
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Francisco: “No hay ninguna diferencia” si uno es católico o no
No, la sangre derramada por los herejes, que niegan y pervierten la verdadera fe no es una y la
misma que la sangre derramada por los verdaderos fieles. Los herejes podrán estar muy entregados
a sus herejías, incluso hasta el punto de estar dispuestos a derramar su sangre por ellas, y no se
beneficiarán en nada. Es por eso que la falsa enseñanza de Francisco en esta materia es una herejía
horrible y blasfemia.
La declaración de Francisco demuestra, una vez más, lo que ya ha quedado bien claro: que él
sostiene que la fe católica no tiene sentido. Su declaración es también una prueba infalible más de que
él no es el Papa, sino un hereje manifiesto, un antipapa no católico.
Su declaración también demuestra, una vez más, que él no profesa la verdadera fe, sino una fe falsa.
Son únicamente los que profesan la verdadera fe los que están en la Iglesia Católica. El hecho es que
no es solo el Antipapa Francisco el que sostiene que no hay ninguna diferencia en que alguien sea
católico o no, sino también, todos los que lo aceptan obstinadamente, toman una posición que viene
a ser la misma.
Porque, como se demuestra en nuestro material, si usted sostiene que la secta del Vaticano II es la
Iglesia Católica, inevitablemente usted está profesando que los dogmas sobre el Papado, la
salvación, la unidad de la Iglesia, sobre el magisterio, sobre la infalibilidad, etc., no necesitan ser
aceptados para que uno pertenezca a la Iglesia Católica, y que la negación pública externa de esos
dogmas en realidad constituye la profesión pública de la fe verdadera.
Esta es la razón por la que están tan engañados los llamados tradicionalistas que creen que están
luchando por la Tradición dentro de la secta del Vaticano II y a la vez reconocen a los antipapas
post-Vaticano II. Sus esfuerzos son en vano.
San Ignacio (a. 107): “No os equivoquéis, hermanos míos: aquellos que corrompen una
familia ‘no heredarán el Reino de Dios’ (1 Cor. 1, 20.). Así, si los que hacen eso son
condenados a muerte, ¡cuánto más aquél que corrompe por su mala doctrina la fe de Dios,
por la que Jesucristo ha sido crucificado! Aquél que así sea, irá al fuego inextinguible y lo
mismo aquél que lo escuchare” (Carta a los Efesios, cap. 16).
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