Disfrutando los detalles pequeños de la vida - Actualidad

Anuncio
Disfrutando los detalles pequeños de la vida
Licda. Claudia de Monzón
Profesora de SETECA
“Lo siento, no tengo tiempo para atenderte”. “Lo siento, no tengo tiempo para la reunión familiar del fin
de semana”. “Lo siento, no tengo tiempo para tomar un café fuera del trabajo”. “Lo siento, no tengo
tiempo…”.
Hoy en día vivimos una vida muy acelerada. Estamos enfocados en hacer, producir y alcanzar. El
tratar de alcanzar las metas que nos trazamos muchas veces crea ansiedad y si no se logra, se crea
frustración. Todo esto afecta la salud en mayor o menor escala. Inclusive, el vivir acelerado afecta
nuestras relaciones interpersonales, pues no hay tiempo ni para la familia, ni para los amigos.
Este ritmo acelerado no deja tiempo para el descanso, la tranquilidad, el reposo, el meditar y el
disfrutar las cosas sencillas de la vida que Dios nos ha dado. El tiempo es el mismo hoy que hace 10
años. Hay los mismos 7 días de la semana y las mismas 24 horas del día. Dios creó todo en 6 días,
pero el día 7 lo hizo para descansar. ¿No terminamos a veces más cansados ese séptimo día que los
otros 6?
Puede ser que las actividades de la iglesia nos estén limitando de alguna manera a tener tiempo
con la familia y los amigos. O quizás no nos estén permitiendo tener tiempo para pasear, para hacer
deportes, para disfrutar la naturaleza y para descansar.
¿Por qué? Es la pregunta característica de los niños. “Dice el abuelo que tiene tiempo para
jugar, pero ya no tiene las fuerzas para hacerlo.” ¿Acaso nos estamos perdiendo de las cosas más
importantes?
En el capítulo 3 de Eclesiastés, se nos dice:
1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
2 Tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado,
3 tiempo de matar y tiempo de curar, tiempo de destruir y tiempo de edificar,
4 tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar,
5 tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntarlas, tiempo de abrazar y tiempo de
abstenerse de abrazar,
6 tiempo de buscar y tiempo de perder, tiempo de guardar y tiempo de tirar,
7 tiempo de rasgar y tiempo de coser, tiempo de callar y tiempo de hablar,
8 tiempo de amar y tiempo de aborrecer, tiempo de guerra, y tiempo de paz.
9 ¿Qué provecho obtiene el que trabaja de aquello en que se afana?
Así que hay un tiempo para todo. Nada sacamos si nos afanamos. Más bien, que tal si
aprendemos a disfrutar de los detalles pequeños.
Disfrutemos la sonrisa de un niño, las gotas de la lluvia, los pájaros que vuelan entre los
árboles, las mariposas que vuelan entre las flores, el silencio, la respiración, el aire, la letra de
una canción, el paisaje, el ruido de la ciudad, los pasos de los abuelos, a un ser amado
durmiendo en nuestro regazo, el sol radiante, una taza de café o chocolate, cada
mordizco de un delicioso alimento, el aroma de las flores, la noche oscura, los
rostros de las personas, el frío del invierno, el calor del verano y el campo verde.
Disfrutemos jugar con los niños o los jóvenes, realizar una lectura del tema que nos apasione,
realizar el pasatiempo favorito, tener conversaciones cotidianas, caminar a la orilla de la playa sintiendo
la brisa del mar o caminar por el campo disfrutando el aroma de la tierra húmeda luego de la lluvia.
En fin, disfrutemos todos y cada uno de los detalles que Dios nos da, pero que por vivir
aceleradamente no lo hacemos. Vivamos cada día como si fuera el último de nuestra vida y así lo
disfrutaremos al máximo.
Descargar