La energía y sus fuentes

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Ecología y Medio Ambiente
La energía y sus fuentes
PIENSA…
La energía está directamente relacionada con el desarrollo económico y social de un país. Su gestión
influye sobre las actividades con repercusión social (como las hospitalarias), las industriales (como
las cadenas de montaje), las relacionadas con las telecomunicaciones y la economía (como la gestión
de las bases de datos y los cajeros automáticos) o las actividades agrícolas (como el bombeo de agua
para riegos) entre otras.
Pero la energía es un bien escaso que se debe valorar. Por esta razón, el ahorro de la misma es
necesario y está al alcance de nuestra mano. Basta con prestar atención a las pequeñas actividades
cotidianas. El uso racional de la energía es un beneficio a largo plazo por razones de sostenibilidad.
Nuestra la calidad de vida puede aumentar, al conseguir, entre otras mejoras, reducir la contaminación
ambiental, incrementar la calidad de las aguas fluviales y oceánicas y disminuir la emisión de gases
causantes del efecto invernadero.
sabÍas que...
Los habitantes del mundo occidental necesitamos energía prácticamente en todas las actividades
cotidianas. En nuestra vida diaria se gasta energía de dos maneras diferentes: la consumida
habitualmente en alumbrado, calefacción, cocción, etc., y la consumida en la fabricación de los
objetos que necesitamos (casa, ropa, etc.) El hecho de que tan sólo paguemos directamente el primer
tipo de energía consumida nos hace olvidar que consumimos energía bajo el segundo concepto.
Si se toma el petróleo como unidad de medición vemos que para producir y refinar 1 kilo de
azúcar se precisan 400 gramos de petróleo. Un pescado puesto en la mesa supone el gasto de 1,2
kilos de petróleo desde el momento en que se pescó en el mar. Para introducir un kilo de papel
se precisan 500 gramos del mismo combustible. La producción de un vestido de fibra sintética
requiere 5 kilos de petróleo. Para fabricar una pila son necesarios 10 kilos. La fabricación de un
coche requiere 1,3 toneladas. Para que este coche pueda circular durante un año precisa la misma
cantidad de petróleo. En la construcción de una casa pequeña se intervienen 10 toneladas de
petróleo.
La etiqueta energética
La etiqueta energética permite al consumidor conocer de forma rápida y sencilla la eficiencia
energética de un electrodoméstico, su ámbito de aplicación es europeo y
constituye una
herramienta informativa al servicio de los compradores de aparatos consumidores de electricidad.
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Aparece obligatoriamente en todos los electrodomésticos puestos a la venta.
Existen siete clases de eficiencia, identificadas por un código de colores que
van desde el color verde y la letra A para los equipos más eficientes, hasta el
color rojo y la letra G para los equipos menos eficientes.
El consumo de energía, para prestaciones similares, puede llegar a ser tres
veces mayor en los electrodomésticos de la clase G que en los de la clase A. LLos
avances en la tecnología han hecho posibles modelos de electrodomésticos
más eficientes por lo que la etiqueta energética se tiene que actualizar.
La nueva etiqueta mantiene la clasificación actual de la eficiencia energética de los electrodomésticos
comercializados en la Unión Europea (UE). La escala sigue con sus siete colores y letras, de la A y
el verde (más eficiente) a la G y el rojo (más derrochador). Se añaden tres niveles adicionales de
máxima eficiencia para los productos nuevos (A+, A++ y A+++). Esta información debe aparecer
en toda la publicidad sobre el producto que informe del precio y del consumo, como manuales y
folletos del fabricante.
Pero un nuevo producto es clasificado como A+, su gradación más baja será la F, y no la G, y, y
así sucesivamente (a un nuevo producto de clase A++ le corresponderá la clase E como la menos
eficiente y a uno A+++ le corresponderá la clase D). En algunos productos, también indicará el
consumo de agua, ruido y calor. El número máximo de clases será siempre de siete.
Actualmente, los fabricantes de electrodomésticos han mejorado la eficiencia de sus productos.
En la actualidad, la gran mayoría de los lavavajillas y las lavadoras tienen una clasificación A
(normalmente A+, A++ o A+++). Un frigorífico convencional de clase A con un volumen de 100
litros consume hoy en día 100 kW/h, frente a los 386 kW/h que requería en 1980. El avance parece
bueno, pero no lo es tanto si se compara con los frigoríficos actuales más eficientes, capaces de
consumir tres veces menos electricidad.
Las autoridades nacionales pueden incentivar además a los consumidores y a la industria para
comercializar, vender y comprar productos eficientes.
Revisa la etiqueta energética de los electrodomésticos: cuanto más eficiente sea, el ahorro será
mayor. Esto es así incluso cuando el importe de compra es superior, ya que el coste del consumo
posterior de energía lo compensa con creces.
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INFORMACIONES DE INTERÉS
Energías renovables
Las energías renovables son aquellas que proceden de fuentes naturales que, comparadas con el ser
humano, pueden considerarse inagotables (es el caso de la energía procedente del sol, del viento o
del agua). También se incluyen en este grupo los recursos energéticos de las fuentes que se agotan
al ser utilizadas, pero que poseen unas altas tasas de renovación (como la energía procedente de la
biomasa).
Energías no renovables
Las energías no renovables proceden de fuentes que se agotan al ser utilizadas y que tienen una
capacidad de renovación baja o inapreciable (es el caso del carbón, el gas natural o el petróleo). En
España, el 93 % del consumo energético proviene de este tipo de fuentes.
1. El carbón: está constituido fundamentalmente por carbono, hidrógeno y oxígeno, además de
otros elementos presentes en el mismo en menor proporción pero igualmente dañinos desde el
punto de vista medioambiental, ya que después de la reacción de combustión aparecen como
sustancias combinadas con oxígeno de alto poder contaminante. Un caso típico sería el del
azufre, que genera óxidos de azufre nocivos y corrosivos. A pesar de todo, el carbón proporciona
más del 20 % de la energía que se consume en el mundo. Un 65 % se quema en las centrales
térmicas para producir electricidad. El resto se utiliza como combustibles en la industria. La
extracción de carbón en las minas ha tenido siempre un coste humano y ambiental importante.
Las explotaciones a cielo abierto únicamente palían el coste de vidas humanas.
2. El petróleo: es un combustible fósil desarrollado a lo largo de millones de años a partir de restos
animales y plantas marinas parcialmente descompuestos y sometidos a elevadas temperaturas
y presiones. También está compuesto en su mayor parte de carbono, hidrógeno y oxígeno y
en menor proporción de otras sustancias que, como el caso del carbón, pueden dar lugar a
compuestos nocivos.
La gran cantidad de derivados que se pueden obtener del petróleo, un coste de extracción
inferior al del carbón y un menor coste en el transporte son elementos que han jugado a favor
del empleo masivo del petróleo.
Las explotaciones petrolíferas repercuten muy negativamente en el medio ambiente: la
contaminación térmica y química del aire con la emisión de gases a altas temperaturas que se
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expanden por amplias zonas y afectan muy negativamente a la fauna circundante autóctona;
también se degrada el suelo o las aguas de los alrededores de la explotación con los desechos de
petróleo que suelen acumularse. Hay que añadir además la contaminación causada por derrames
fortuitos debido a accidentes y naufragios de petroleros.
3. El gas natural: su explotación comenzó paralelamente a la del petróleo pero no se encontró la
manera adecuada de explotarlo y consumirlo hasta que en las últimas décadas, el desarrollo de las
canalizaciones ha permitido transportes intercontinentales. Su composición también está basada
en ciertas combinaciones de elementos de carbono, hidrógeno y oxígeno, con la salvedad de
que la presencia de otras sustancias nocivas (el azufre, por ejemplo) es muchísimo más reducida,
siendo su utilización de un impacto ambiental mucho menor. A pesar de ello, no podemos obviar
el hecho de que los grandes oleoductos y gasoductos están afectando ciertos ecosistemas.
Energías alternativas
Históricamente se entiende por energías alternativas aquellas que sirven como «alternativa» a las
que provienen de los hidrocarburos.
1. Energía solar: es la energía que procede del sol y se utiliza como sistema de calentamiento o para
producir energía eléctrica.
Existen dos modos de extracción:
- Solar térmica: Un buen ejemplo podrían ser los paneles solares para calefacción y agua caliente
que aprovechan el llamado «efecto invernadero» producido por los rayos solares cuando
atraviesan una superficie de cristal para elevar la temperatura del agua que se hace pasar a
través de ellos (intercambiador) y finalmente es acumulada en un depósito aislado térmicamente
para utilizarla cuando sea necesario.
- Solar fotovoltaica: Esta energía se puede convertir en energía eléctrica mediante la utilización
de células o componentes electrónicos capaces de utilizar las propiedades físicas de sus elementos
constitutivos para generar electricidad. Las células se conectan unas junto a otras formando
paneles solares, de forma que la suma de las pequeñas corrientes individuales da lugar a un valor
significativo de la corriente. Por ejemplo los paneles fotovoltaicos para calculadoras, relojes,
parquímetros, etc.
2. Energía eólica: la energía eólica es la que reside en el movimiento del viento generado por
diferencia de densidad o presión o temperatura entre masas atmosféricas. Este fenómeno puede
ser aprovechado para obtener energía mediante molinos de viento. El empleo de dicha energía
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está condicionado por la velocidad y la constancia del viento. El viento hace girar tres grandes
palas situadas sobre postes muy elevados transmitiendo su movimiento a un generador que
produce electricidad. Sus ventajas consisten en que es una fuente inagotable, no es contaminante
y supone un uso descentralizado.
3. Energía geotérmica: es una manifestación de energía en forma de calor que reside en el interior
de la corteza terrestre. Por esta razón, sus inconvenientes son el alto coste de perforación, el logro
de temperaturas en general poco elevadas y la necesaria existencia de condiciones geológicas
favorables. Es una energía poco contaminante y en la práctica, inagotable.
4. Energía residente en la biomasa: se produce por desintegración de las uniones químicas de
ciertos compuestos. La energía de la biomasa puede obtenerse a partir de la putrefacción, de la
descomposición anaeróbica y de otros procesos biológicos. Tres formas principales de esta energía
son:
- la dendroenergía, obtenida a partir de la biomasa forestal de plantaciones cultivadas para este fin;
- la agroenergía, obtenida a partir de la biomasa herbácea y arbustiva procedente de los cultivos
o de la reutilización de productos derivados (maderas, conglomerados, cáscaras, etc.);
- la energía de los residuos orgánicos, a partir de desechos animales o vegetales que permiten
obtener fertilizantes orgánicos y biogás.
5. Energía hidráulica: aprovecha la energía potencial o procedente de los grandes desplazamientos
a los que son sometidas las moléculas del agua. De tal forma que además de la energía residente
en los saltos de agua tenemos la de las mareas o la del oleaje. A pesar de que no se producen gases
nocivos contaminantes, su impacto ambiental es muy grande. Son necesarias extensas superficies
para rentabilizar las cuantiosas inversiones imprescindibles para su construcción. Como alternativa
se ha buscado la creación de las llamadas centrales minihidráulicas que necesitan menores
inversiones y recursos hídricos y pueden cubrir necesidades puntuales de generación eléctrica.
PARA SABER MÁS…
Consejos para el ahorro energético
4 Apagar siempre la luz al salir de una habitación. Salvo en el caso de las fluorescentes, dónde los
arranques son más caros y reducen la vida de las bombillas.
4 No tener aparatos eléctricos encendidos si no los estás utilizando. Recuerda que el modo stand
by («en espera») también consume energía.
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4 Utilizar el salvapantallas de color negro, es el que menos energía consume.
4 No dejar abiertas las ventanas si funciona la calefacción o el aparato de aire acondicionado. Para
ventilar tu habitación por la mañana, 10 minutos son suficientes.
4 No abrir el frigorífico más veces de las necesarias.
4 Descongelar la nevera o el congelador cuando se forme una capa de hielo en sus paredes.
4 No abrir el horno cuando esté en funcionamiento.
4 Planchar primero las prendas que exijan una temperatura más baja y dejar en último lugar las
que requieran más calor.
4 Apagar los aparatos eléctricos cuando no los utilices.
4 Comprar equipos con componentes que se puedan reciclar.
4 Comprar lámparas de bajo consumo en lugar de las convencionales.
4 No introducir nunca alimentos calientes en el frigorífico.
4 Descongelar en el compartimiento de refrigerados, en lugar de hacerlo en el exterior.
4 Procurar que el fondo de los recipientes sea ligeramente superior al fuego o zona de cocción.
4 Tapar las cacerolas durante la cocción consume menos energía.
4 Procurar llenar la lavadora y el lavavajillas cuando los uses.
4 Utilizar el transporte público para viajes medios y largos y, para viajes cortos, mejor ir a pie o en
bicicleta.
4 No dejar grifos abiertos inútilmente y colocar en ellos reductores de caudal.
4 La ducha consume, en general y según el tiempo de estancia en la misma, menos agua y energía
que un baño.
4 En invierno, una temperatura de entre 19 ºC y 21 ºC es suficiente para la mayoría de las personas.
Por la noche, basta tener una temperatura de 15 ºC a 17 ºC para sentirse bien.
4 No tapar ni obstruir los radiadores para aprovechar al máximo el calor que emiten.
4 Aprovechar, siempre que se pueda, la iluminación natural.
4 Cerrar ventanas, persianas y cortinas en invierno para no perder calor y ventilar la vivienda en los
momentos más frescos en verano.
4 Evitar el efecto invernadero que se puede producir en lugares acristalados, ventanas o puertas
abuhardilladas anteponiendo una persiana o material opaco durante los períodos de insolación.
4 Utilizar termostatos programables para regular aparatos como aires acondicionados y calefacciones.
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