fobias sexuales | superyo Fobias sexuales Placer en conflicto Caracterizadas por un deseo compulsivo de evitar sensaciones o experiencias sexuales, pueden provocar un miedo desmesurado y recurrente que compromete la intimidad de quienes las padecen. Su control pasa por la consulta con el especialista / Teresa De Vincenzo | ilustraciones Isabel adler Ansiedad desmedida, angustia paralizante. Son estados emocionales que prevalecen en las fobias sexuales, definidas como un temor persistente e irracional asociado al deseo compulsivo de evitar sensaciones o experiencias sexuales. Quienes las padecen suelen ver comprometido su desempeño y satisfacción en la intimidad. Incluidas en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la American Psychiatric Association dentro de los “trastornos por aversión al sexo”, las fobias sexuales afectan por igual a hombres y mujeres, de acuerdo con Luis Orlando Andrade, médico sexólogo del Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela. El especialista explica que si bien suelen gestarse en la infancia o la adolescencia, también pueden derivar de un evento vivido de forma traumática en la edad adulta. Las personas con fobias sexuales evitan el sexo por completo o restringen factores concretos de 65+SALUD superyo | fobias sexuales 80% de los casos de fobias sexuales pueden mejorar con la medicación, la terapia sexual y la psicoterapia adecuadas al paciente la intimidad: visión de los genitales, penetración, contacto con las secreciones, masturbación, orgasmo, besos profundos, sexo oral. El resultado es una experiencia sexual insatisfactoria que frustra y genera más angustia y ansiedad. También hay fóbicos que acceden a la relación sexual por presión, pero no logran experimentar sensaciones eróticas. Generalmente, van a la intimidad como resignados a “un suplicio” que esperan termine pronto. Huir o enfrentar La ansiedad y la angustia derivadas de las fobias sexuales mantienen a las personas en alerta permanente –con diferentes niveles de intensidad– y desplazan el conflicto hacia el exterior, provocando la huida de la situación fóbica o su desafío. Quienes huyen, retrasan permanentemente el contacto con el objeto de su miedo, porque consideran que implica un peligro inminente. Esa evasión les permite mantener cierto “equilibrio psíquico” y hasta convivir por algún tiempo. Los especialistas refieren casos de individuos vírgenes hasta pasados los 30 años de edad y de parejas casadas que en 10 años no han podido consumar el matrimonio. Por otro lado, quienes desafían su fobia, de vez en cuando enfrentan el temor y se disponen a vencerlo. Sin embargo, en el intento experimentan taquicardia, temblor, sensación de ahogo, sudoración intensa e, incluso, ataques de pánico. Impacto en la pareja En algunas parejas la fobia sexual se manifiesta en un condicionamiento del encuentro íntimo (“sólo tenemos sexo si te bañas antes”), en otras parejas es motivo de reclamo y conflicto (“si no puedes, me divorcio”), y en otras se convierte en una forma de vida (puede, incluso, haber complementación disfuncional: ella tiene miedo a ser penetrada y él teme que la vagina lo lastime). El sexólogo Luis Orlando Andrade señala que cuando uno de los dos tiene síntomas de ansiedad excesiva frente al encuentro sexual, generalmente empieza a presionar al otro provocando la consulta con el especialista o la ruptura de la relación. 66+SALUD Excesiva negación Dada la subjetividad de la sexualidad humana, las personas pueden desarrollar distintas fobias y en diversos grados de intensidad: desde una señal aparentemente banal, hasta una molestia que incapacita. Darío Ibarra Casals, psicólogo especialista en educación y terapia sexual de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, agrupa las fobias sexuales de acuerdo al agente fóbico: Propiamente dichas. Se refieren al cuerpo propio o al del otro y se expresan con repugnancia y rechazo: • A los genitales: puede ser al contacto o a la mirada. • A las secreciones: vaginales, semen, sangre menstrual, sudoración y saliva. • A los olores: rasgo obsesivo cuando se descarta la falta de higiene adecuada. • Al sexo oral: suele sostenerse en prejuicios religiosos y culturales. • Al beso profundo: imposibilidad de besar usando la lengua (se aduce sensación de ahogo). • Al coito vaginal: generalmente se expresa a través de vaginismo (mujer) y disfunción eréctil (hombre). • Al coito anal: se argumenta miedo al dolor o prejuicios culturales. • Al orgasmo: se rechaza la pérdida de control asociada al momento culminante del placer. fobias sexuales | superyo A las enfermedades de transmisión sexual. Se manifiesta con un miedo aterrador al contagio, que lleva a la persona a inhibir sus prácticas sexuales. Al compromiso afectivo. Se presenta dificultad para comenzar una relación o sostenerla y esconde miedo al fracaso, al abandono o a formar una familia. El afectado emprende la huida fóbica cuando el vínculo se formaliza. Al deseo sexual. Se gesta debido a altos niveles de represión que conducen a evitar al otro, a quien se percibe como posible objeto de deseo. Homofobia. Se refiere al miedo y rechazo que surge cuando la persona se enfrenta –directa o indirectamente– a personas o situaciones homosexuales. A la autoestimulación. Se asocia con miedo a sentir placer sexual a través de la masturbación. Al desnudo. Se relaciona con el rechazo a mostrar o mirar alguna parte del cuerpo propio o del otro, y se manifiesta con extrema vergüenza e incomodidad. A la relación sexual. Se vincula con temor a la entrega y pérdida de control durante la intimidad. Se teme sufrir disfunciones o bajo desempeño. Al embarazo. Se refiere al temor desproporcionado a gestar un bebé, aunque se tomen todas las precauciones anticonceptivas. Origen traumático Para Rubén Hernández, psiquiatra y sexólogo del Centro Profesional Santa Paula, la principal causa de las fobias sexuales es la ocurrencia de eventos –muchas veces sexuales– de impronta negativa que son vividos de forma traumática por el paciente, en su infancia o adultez: abusos, prohibiciones tempranas, castigos corporales, burlas, violencia verbal. Sin embargo, estos sucesos no generan en todas las personas la aparición de una fobia sexual. Hernández explica que hay individuos más propensos que otros a desarrollarlas: sujetos con un umbral muy bajo ante el miedo, con cierta predisposición bioquímica a la ansiedad, de temperamento angustiado, con conocimiento sexual limitado o quienes creen en mitos y tabúes producto de una educación represiva. Además del evento traumático, otras razones pueden desencadenar una fobia: por ejemplo, el miedo a la penetración puede surgir tras un coito doloroso por problemas ginecológicos no diagnosticados. Otras veces, el paciente desarrolla un patrón de evitación sexual como consecuencia de un trastorno de angustia generalizado. Incluso, hay casos en que la fobia es una manifestación de impulsos reprimidos: se teme a lo que inconscientemente se desea. Los adolescentes, inmersos en una etapa de iniciaciones e inseguridad personal, son muy susceptibles a estímulos sexuales que luego pueden producir aversión. Andrade señala que una violación o una pérdida de erección vivida con mucha angustia durante la adolescencia suelen marcar la constitución de una fobia sexual. 67+SALUD superyo | fobias sexuales Sana prevención Si bien no se puede prever la aparición de una fobia, es conveniente promover la educación sexual en cualquier etapa de la vida, sobre todo en la infancia y la adolescencia. Que los padres y maestros favorezcan el intercambio de información no garantiza un ejercicio óptimo de la sexualidad a futuro, pero sí predispone al mismo. Con una educación sexual adecuada, en muchos casos el síntoma fóbico remite, señalan los especialistas. Buscar ayuda Quien padece una fobia sexual está urgido por solucionar el problema y pasa por distintas consultas: desea curarse, pero lo teme a la vez. Por lo general, busca ayuda especializada si la pareja amenaza con dejarlo, si permanece solo durante años o si presenta disfunciones sexuales. El abordaje terapéutico empieza con la elaboración de una exhaustiva historia clínica. “Hacemos una auténtica pesquisa: las primeras relaciones, los coitos sucesivos, el encuentro con la masturbación, si fue castigado, regañado o sorprendido de niño o adolescente. Todo eso cuenta”, señala Andrade. También se evalúa el tipo de demanda del paciente, la gravedad del síntoma fóbico, la intensidad de la angustia, si tiene pareja, la ansiedad que manifiesta en la entrevista inicial y su disposición al tratamiento. Cuando el síntoma fóbico sexual aparece con claridad (fobia a la penetración o al semen, por ejemplo), el diagnóstico es relativamente sencillo. Sin embargo, cuando se observa un “carácter fóbico” como forma constante de comportamiento (matrimonios no consumados, virginidad tardía, rupturas cíclicas), hay que evaluar la situación y considerar el “beneficio” que la fobia supone en la regulación de la angustia, para establecer un tratamiento y evitar la aparición de nuevos síntomas neuróticos (otras fobias u obsesiones). Alternativas terapéuticas Los especialistas coinciden en que la medicación –con ansiolíticos y antidepresivos– ayuda a con- 68+SALUD trolar la fobia (disminuye la ansiedad, la angustia y las ideas obsesivas), pero no la cura. Por otro lado, los tratamientos para la impotencia y la eyaculación precoz logran resultados satisfactorios, pero no definitivos mientras el miedo esté allí. Lo recomendable es emplear los fármacos en conjunto con terapia sexual y psicoterapia. Un tratamiento con terapia cognitiva-conductual, de acuerdo con Andrade, ayuda al paciente a identificar las creencias alrededor de su fobia sexual y a darse cuenta de cómo lo afectan. La terapia sexual incluye técnicas de relajación para disminuir la ansiedad y de intervención sexual sistemática para exponer al sujeto al estímulo en forma progresiva. Cuando se trabaja con la pareja, el sexólogo prescribe ejercicios de aproximación sucesiva, hasta que el fóbico pueda dominar la situación y vencer el miedo. Se utiliza también la educación sexual y el esclarecimiento de situaciones. El abordaje de la terapia psicoanalítica intenta develar el origen de la fobia sexual como idea defensiva frente a la angustia. En análisis se escucha al paciente, se confronta para mostrarle de manera explícita lo que le molesta, y se interpreta para ayudarle a hacer consciente lo inconsciente. Según Andrade, las fobias sexuales mejoran en 80% de los casos. El éxito depende de la identificación correcta del agente fóbico, y de la medicación, la terapia sexual y la psicoterapia adecuadas al paciente. “El mejor pronóstico lo determina la disposición personal, en procura del bienestar propio y de la relación de pareja”, precisa el sexólogo. • F u e n t e s c o n s u lta d a s º Luis Orlando Andrade, médico sexólogo. Coordinador regional del Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela (sede Centro-Occidental). º Rubén Hernández, psiquiatra sexólogo. Centro Profesional Santa Paula. º Fobias sexuales en la neurosis. Darío Ibarra Casals, psicólogo y especialista en educación y terapia sexual. Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual. º Revisión sobre la terapéutica de las fobias sexuales. Adrián Sapetti. Asociación Argentina de Psiquiatras.