FOCUSING Y CÁNCER. Por Antonio Briones. Linda Olsen ha estado trabajando con pacientes oncológicos ha estado aplicando la técnica de la focalización experiencial como modo de tratamiento de apoyo a los pacientes y a sus familias. Desde esta experiencia de trabajo plantea que los pacientes oncológicos al recibir el diagnóstico, se angustian severamente y comienzan a relacionarse consigo mismos como si todo su ser estuviese enfermo. El focusing les enseña que su sufrimiento y sentimientos son sólo parte de ellos y no su totalidad. Explica que para este tipo de pacientes, el proceso de focalización puede tener un poderoso efecto sanatorio ya que les ayuda a encontrar el sentido que viene cuando, desde lo intenso de su estado emocional, el proceso logra avanzar. Esto cambia rápidamente la mirada del problema, y lo que era una emoción intolerable y bloqueadora se tornara en un significado que les ayuda a aliviar el miedo y la tensión corporal. Esta nueva perspectiva les permite ver la realidad de forma más esperanzadora, lo cual colabora positivamente en la relación del enfermo, tanto con su enfermedad, como con su entorno.(Olsen, 1999) Una buena relación con el entorno y por ende con sus familiares y amigos es crucial, para enfrentar bien la enfermedad. Desde esta perspectiva Olsen (1999) plantea la importancia de los grupos de soporte, como también, de la familia y amigos. Sin embargo, los pacientes tienden a alejarse ya que encuentran dificultades para ser escuchados y comprendidos. Por otra parte, los que cuidan a los pacientes también tienen dificultades ya que cuidar a alguien que padece una enfermedad amenazante y mortal, con frecuencia les hace sentirse muy presionados a que el paciente se sienta mejor. Asimismo, les es difícil saber como estar con alguien que está “en el limite existencial del sufrimiento”. Según esta autora, al integrar el focusing en los grupos de soporte (amigos, familias y cuidadores) se añade una dimensión al proceso emocional, que les enseña una manera diferente de estar con ellos, invitándolos a aceptar lo que es duro y a encontrar una parte de ellos mismos que puede estar con el sufrimiento pero no sumergidos en el. Esto convierte al focusing en una herramienta poderosa ya que ayuda, no sólo al enfermo a enfrentar de una manera diferente el cáncer, sino que también les da una nueva perspectiva de la enfermedad, tanto a los cuidadores, como a la familia y amigos del paciente. Otro aspecto a tener en cuenta en este tipo de enfermedad, son las decisiones a tomar. La medicina actual da una gama de opciones de tratamientos dependiendo de cada caso y donde el paciente oncológico se ve expuesto a tomar decisiones rápidas y complejas acerca del tratamiento a seguir. Esto puede provocar diversos sentimientos en el paciente, sin embargo, su decisión generalmente es tomada sólo desde la racionalidad sin considerar los sentimientos que provoca tomar esta decisión. En este sentido, la focalización también es una herramienta útil que facilita la toma de decisiones importantes al incluir la escucha a la sabiduría del cuerpo entregada por la sensación sentida. (Olsen 1999) Asimismo, esta autora enfatiza que desde el punto de vista de la psicología experiencial es esencial el compromiso que pudiera lograr el paciente oncológico con su contacto en el proceso corporal, esto facilitaría una relajación más profunda, una actitud de esfuerzo y una dimensión espiritual en directo compromiso con el cuerpo. Plantea que si la persona se compromete en el proceso de focusing, la dimensión más simbólica de su experiencia emerge. Es por esto, que si la imaginería, los sueños y metáforas, que son una parte rica de la experiencia de las personas, se focalizan y se invita a la persona a relacionarse con estos símbolos, pasado el tiempo, estos símbolos pueden seguir funcionando evitando los estados emocionales bloqueados. El manejo particular de una palabra o una imagen proveniente de un sueño que calce exactamente con la sensación del cuerpo permite un significado sostenido y permanente.(Olsen, 1999) Por su parte, Mary Ellen Summerville relata su experiencia clínica de la utilización del focusing en pacientes con cáncer. Considera que la focalización sería un medio poderoso y significativo en la profundización del trabajo terapéutico con estos pacientes y sus familias, ya que ofrecería una orientación teórica que es humanista, lo que hace que esté dirigida al crecimiento y el poder de la persona. Las experiencias con la focalización capacitan a los clínicos y pacientes a tomar conciencia de su propia experiencia, a tolerar sensaciones fuertes y trabajar hacia una resolución y desarrollo. Esta técnica prepara y habilita el trabajo del terapeuta frente a reacciones intensas, permitiendo ayudar y acompañar a los pacientes a través del dolor físico y emocional, incluso a través del teléfono cuando el encuentro cara a cara no es factible. Esta autora ve al focusing como un medio por el cual los terapeutas cambian sus actitudes básicas frente a los pacientes, de manera que comienzan a considerar al paciente como el director de su propio proceso. Al trabajar con pacientes que experimentan sentimientos intensos de tristeza, miedo o rabia al enfrentar su grave enfermedad y tal vez su muerte, los terapeutas con frecuencia tienden a asumir demasiada responsabilidad intentando salvar a sus pacientes de la desolación. Esta actitud, puede dejar al paciente sin poder e incluso derivar en un agotamiento profesional. En contraste con esto, la focalización ayuda ha confiar en que hay formas en que los pacientes, aún en medio del proceso de muerte, pueden acompañarse a sí mismos en esta experiencia, lo que contribuiría a su crecimiento psico-espiritual. (Summerville, 1999) Además de estas experiencias con focalización descritas por Linda Olsen y Mary Ellen Summerville, también se han realizado diversos estudios relacionados con el tratamiento del cáncer desde el enfoque de la psicología experiencial, observándose que la focalización es una herramienta útil tanto para los pacientes como para grupos de soporte. Uno de los primeros estudios fue el realizado por Miriam Kanter en 1982, en el que evalúa el aprendizaje del paso de “aclarar un espacio” y los efectos que este ocasiona en enfermos con cáncer. Para esta investigación se entrevisto 4 pacientes y luego se realizaron sesiones entre 4 y 6 horas, comenzándolas con una relajación guiada. Luego se le pidió a los sujetos investigados que encontraran la sensación sentida en su cuerpo y una sensación de bienestar. Posteriormente se puso énfasis en que encontraran un lugar fuera de su cuerpo, donde pudieran poner la sensación que les ocasionaba su enfermedad. Este proceso se realizo en forma repetida para que los sujetos constataran la posibilidad de “separar esta sensación de su cuerpo”. En este punto se les pidió a los pacientes que encontraran una palabra, imagen o cualidad que captara y fortaleciera el lugar en que se habían separado los problemas. Como resultado de esta investigación se observó que 3 de los 4 pacientes con los que se trabajó fueron capaces de encontrar ese lugar separado, y descubrir ahí una paz que no estaba contaminada por la realidad de la enfermedad. (Kanter, 1982, 1999) Concordante con la investigación anterior, Doralee Grindler (1999) plantea la importancia que tiene el despejar un espacio para acceder a un buen contacto la sensación sentida, que permita al paciente trabajar con sus propias imágenes y provocar un cambio en su visión de persona enferma, haciéndose parte activa en su proceso de curación. Por su lado la doctora Mary Hendricks (1999), resalta la importancia de despejar un espacio para que desde ahí el cliente tome una decisión. Para lo que es fundamental escuchar el cuerpo y sus necesidades, ya que esto le dará al paciente los símbolos que le ayudaran en su autocuración. En 1995 se llevó a cabo una investigación en Tokio (Japón), en la cual se relacionaba el tratamiento de focusing, realizado grupalmente, con la enfermedad de cáncer. Este estudio fue evaluado con un instrumento conocido como “Perfil del Estado de Animo” (POMS). Esta prueba se aplicaba antes y después de cada sesión. Los análisis arrojaron los siguientes resultados. Se encontró una disminución en la escala de “Confusión” lo que indicaba que los participantes encontraron una distancia apropiada entre su problema y ellos mismos, considerando que esto es un efecto directo de la focalización ya que la técnica propicia esta distancia. Por otra parte, se encontró un aumento en la escala de “Rabia y Hostilidad”. Este resultado puede haberse debido, según los autores, a la seguridad que los participantes sintieron al ser liberados de su rabia interior hacia el sistema medico y sus familias. En opinión del investigador el método de trabajo que conjuga el trabajo corporal y la focalización (TFK), es muy significativo, para el enfermo de cáncer, y a que con este método los pacientes eran capaces de curar la fatiga diaria y sentirse gradualmente desde el interior de sus cuerpos. Asimismo, apreciaron el tiempo de compartir e intercambiar entre ellos la experiencia del cáncer. Destaca que todos fueron capaces de focalizar encontrando el manejo para sus sensaciones sentidas, aunque algunas veces las entrevistas personales eran necesarias para completar esto. (Shiraiwa, 1995, 1999) Otro de estos estudios, hizo un seguimiento por 6 meses a 12 pacientes entre 30 y 55 años con diferentes grados de severidad en el avance del cáncer. En esta experiencia clínica se evaluó el focusing como una herramienta terapéutica en pacientes oncológicos en términos del impacto en la depresión, haciendo énfasis en el manejo de las limitaciones de los movimientos corporales producidos por los propios tumores, como también la imagen del cuerpo y el nivel de actividad físico de estos pacientes. Para esto los investigadores tomaron un grupo de enfermos graves, asignándoles tratamiento inmediato, y un segundo grupo al que se les daba el tratamiento psicológico habitual. Después de cuatro semanas los resultados mostraron una disminución significativa en la depresión, así como una mejoría significativa en la imagen del cuerpo, comparado con el grupo en espera. También se observó, una tendencia importante a aumentar el vigor y fortaleza corporal, logrando los pacientes un mejor manejo de sus limitaciones corporales producidos por su enfermedad. Los investigadores señalan que en el seguimiento efectuado seis meses después no se apreciaron diferencias significativas en los resultados para el grupo tratado, sugiriendo que se habían mantenido los cambios adquiridos con esta intervención sobre el tiempo. (Grindler, 1999).