Just-in-time en el estudio de arquitectura El método Just-in-time (JIT) adaptado al estudio de arquitectura Autor: Gonzalo García Fecha de edición: noviembre de 2009 Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del autor. Se permiten las citas mencionando la fuente. Copyright © 2007 Gonzalo García Índice Just-in-time en el estudio de arquitectura ...................................................... 1 Índice............................................................................................................ 1 Concepto de Just-in-time................................................................................ 1 La filosofía JIT ................................................................................................ 2 Afrontar y resolver los problemas fundamentales ................................................ 2 Eliminar despilfarros........................................................................................ 3 Buscar la simplicidad ....................................................................................... 4 Establecer sistemas para identificar problemas ................................................... 5 Coste/beneficio del Just-in-Time .................................................................... 5 Análisis completo de los costes improductivos ............................................... 5 Cumplir plazos................................................................................................ 6 Buscar y corregir las causas de los problemas .................................................... 7 Focalización y puesta en línea ........................................................................ 7 Las agrupaciones de actividades ....................................................................... 8 Intercambiabilidad ......................................................................................... 8 Concepto de Just-in-time La producción industrial sufrió una revolución cuando, a partir de 1970, la empresa Toyota Motor Company, comenzó a investigar e implantar en sus fábricas el método JIT (Just-in-time). Este artículo es una adaptación de ese método, ideado y desarrollado para su aplicación en la industria, a la forma de trabajar de un estudio de arquitectura. Desde que empiezas a trabajar en un encargo, te va costando dinero: sueldos, gastos de oficina, materiales… Tu objetivo es reducir el plazo entre esos pagos y el cobro de los honorarios. Por tanto, necesitas mover el encargo a lo largo del proceso de producción con mayor rapidez. Un departamento de producción grande te permitirá lograrlo, pero su coste es elevado. Con uno más pequeño puedes conseguir la misma tasa de encargos terminados si aceleras la velocidad de flujo en su interior. Si tu plazo de producción fuera menor, también te adaptarás mejor a los cambios del mercado. Y además los clientes apreciarán, y mucho, que el tiempo que tardes en desarrollar su encargo sea menor. JIT es un método de administración del flujo de tareas para reducir los niveles de capacidad disponible, que además está atento a la regulación del proceso, la producción flexible, el acortamiento del tiempo de cambio de las tareas, la productividad de la mano de obra directa, los gastos de administración, la administración de los proveedores y la calidad del servicio que debes entregar a los clientes. Se basa en una técnica sorprendente: contemplar el proceso de producción desde su final, en vez de desde el principio, cómo hacemos habitualmente. Algo así como para terminar este encargo necesitaré tales y cuales planos, tales documentos, un presupuesto, una memoria y un pliego de condiciones, un estudio de seguridad y salud… Para terminar el plano de planta necesitaré saber dónde están los pilares… y así hasta llegar al comienzo mismo del trabajo en ese encargo. Pones fecha al momento final, y recorres el proceso aguas arriba, de modo que colocas cada subproceso en el calendario. Y das la orden de inicio en el momento previsto: en cuanto se haya firmado el contrato de encargo. La filosofía JIT JIT es un sistema para producir lo que se necesita, cuando se necesita y en las cantidades precisas. El sistema Just-in-Time tiene cuatro objetivos esenciales que son: Afrontar y resolver los problemas fundamentales. Buscar la simplicidad. Eliminar despilfarros. Diseñar sistemas para identificar problemas. Despilfarro: cualquier actividad que no aporta valor añadido para el cliente. Es el uso de recursos por encima del mínimo teórico necesario (mano de obra, equipos, tiempo, espacio, energía). Pueden ser despilfarros el exceso de capacidad, los plazos de preparación del trabajo, las conexiones entre funciones del estudio o los rechazos. Cualquier recurso que no intervenga activamente en un proceso que añada valor es un despilfarro (muda en japonés). Afrontar y resolver los problemas fundamentales El proceso de mejora es iterativo: cuando resuelvas el primer problema, aparecerá otro, cuya resolución pondrá de manifiesto a un tercero y así sucesivamente. Imagina, por ejemplo, que en tu estudio hubieras detectado que el encargado de las mediciones y presupuestos fuera algo lento, por lo que constituía un cuello de botella en el proceso de producción. Para resolverlo, le compras un ordenador y un buen programa, que automatiza buena parte de la tarea. Su velocidad se sincroniza con la del resto. Y en ese momento aparece un nuevo cuello de botella, que antes no se notaba, en quien se ocupa de elaborar los estudios de seguridad y de calidad. Si lograses aumentar su velocidad, descubrirías otro un poco más aguas abajo. Hasta hace poco, la respuesta de los estudios tradicionales era aumentar el número de empleados para tapar el problema. En cambio, la filosofía del JIT indica que cuando aparecen problemas debemos enfrentarnos a ellos y resolverlos, de una forma sencilla y duradera. Eliminar despilfarros Implica eliminar todo aquello que no añada valor al producto. Ejemplos de operaciones que añaden valor: croquizar, acotar, delinear, calcular estructuras o instalaciones. Ejemplos de operaciones que no añaden valor: revisar planos y documentos, fotocopiar, archivar, entre otros. Toma como ejemplo la revisión de planos y documentos. El enfoque tradicional consiste en tener un responsable estratégicamente situado para examinar esos componentes y, si fuera necesario, interceptarlos. Es un método costoso, por el tiempo que se tarda en inspeccionar los documentos y el hecho de que el inspector descubre los fallos cuando ya se ha terminado el documento y quizá sus derivados, con lo que hay que reprocesar todo el encargo o empezarlo de neuvo. En el enfoque JIT se elimina la fase de revisión y se procura: Hacerlo bien a la primera Dado que conseguir resultados de alta calidad normalmente no resulta más caro que producir servicios de baja calidad, ¿por qué no producirlos de alta calidad? Todo lo que se necesita es un esfuerzo concentrado para depurar los comportamientos que propician la aparición de defectos. Que el empleado se sepa responsable de controlar el proceso Ello incluye ejecutar las medidas correctoras necesarias. El JIT traspasa la responsabilidad de detectar y corregir las desviaciones a los empleados que llevan a cabo los procesos. Se espera de ellos que lo hagan bien a la primera y que consigan que su parte del servicio se mantenga dentro de lo admisible según las especificaciones de tu estudio. Tienes que cambiar el enfoque tradicional de decirle a cada empleado exactamente lo que debe hacer, y pasar a la filosofía JIT en la que pondrás un especial énfasis en el respeto a los trabajadores y en escuchar sus aportaciones cuando formules planes. Sólo de esta forma podrás utilizar sus experiencias y habilidades. Buscar la simplicidad El primer tramo del camino hacia la simplicidad cubre dos zonas: Recorrido del encargo Control. Recorrido Tienes que eliminar las rutas complejas y buscar líneas de flujo más directas, si es posible unidireccionales. La mayoría de los estudios están organizados por procesos: toma de datos en el terreno, redacción del programa de necesidades, croquis, dibujos a escala para el anteproyecto, evaluación de superficies, primeros estudios de ajuste a la normativa… Uno de los empleados hace croquis, otro dibujos a escala, otro mide y obtiene superficies. Por tal motivo la mayor parte de los encargos siguen una ruta tortuosa en la que, normalmente, cada conexión entre procesos implica una cierta cantidad de tiempo de espera. ¿Cómo se consigue un recorrido simple para la ejecución del encargo? El método principal consiste en reorganizar los procesos de modo que cada encargo se fabrique en una única línea de flujo. Las personas de producción del estudio se organizan en equipos orientados a encargos: cada uno se responsabiliza de uno o varios encargos desde su origen y lo lleva hasta el final con mínimas interacciones con el resto del estudio. Los procesos son adyacentes, es fácil la coordinación, y se reduce el tiempo total de desarrollo. Control Los sistemas tradicionales de activación del proceso de producción empujan al encargo, es decir, planifican lo que hay que hacer con él desde el principio del proceso hasta el final. En cambio, el enfoque JIT hace uso del sistema de arrastre Kanban, que es, en su forma original, un sistema manual, desde el final hasta el principio Cuando finaliza la última operación del recorrido (por ejemplo, terminación, copias, plegado, encarpetado y presentación del proyecto acabado), su encargado envía una señal al responsable de la operación anterior (por ejemplo, redacción del estudio de seguridad y salud, calidad, impacto medioambiental y del libro del edificio) para comunicarle que debe pasarle otro encargo. Cuando el proceso de redacción de S+S, calidad… se queda a su vez sin trabajo, envía una señal a su predecesor, etc. Las señales enviadas en la industria eran unas tarjetas en las que se anotaba lo que se esperaba del proceso anterior; y tarjeta en japonés se dice kanban. De esta forma el sistema de control avanza a contracorriente del flujo del encargo, recorriéndolo por completo, tirando del trabajo a través del estudio. Si no se terminaran resultados en la operación final, no se enviarían señales a las operaciones precedentes y por tanto no trabajarían. Con los enfoques tradicionales, la mayor parte de los arquitectos son poco propensos a dejar que el personal permanezca inactivo, programándose trabajo incluso aunque no se necesite en un futuro próximo. El enfoque JIT, basándose en el uso del sistema tipo arrastre, asegura que no haya personal produciendo inútilmente y que no se encarguen trabajos fuera antes de que sean imprescindibles. Establecer sistemas para identificar problemas El sistema de arrastre Kanban saca los problemas a la luz. Con JIT, cualquier sistema que identifique los problemas se considera beneficioso y cualquier sistema que los enmascare, perjudicial. Los sistemas JIT deben pensarse de manera que accionen algún tipo de aviso cuando surja un problema, para lo que hay que hacer dos cosas: Establecer mecanismos para identificar los problemas. Por ejemplo, el kanban del encargado de hacer la medición y el presupuesto indica que para empezar el siguiente necesita los planos de ejecución, con detalle de acabados y de estructuras. Si al enviarlo a los responsables de esas funciones, uno no le entregara esa documentación inmediatamente, se produciría un aviso al arquitecto de un retraso que detendrá el proceso temporalmente. Estar dispuesto a aceptar una reducción de la eficiencia a corto plazo con el fin de obtener una ventaja a largo plazo. Es posible que muchos arquitectos consideren inicialmente que este cuarto y último aspecto de la filosofía JIT es una desventaja potencial. Sin embargo, la experiencia muestra que si se crean estos sistemas y si se resuelven los problemas se puede mejorar considerablemente el funcionamiento del estudio. Coste/beneficio del Just-in-Time El JIT exige muy poca inversión de capital. Lo que se requiere es una reorientación de las personas respecto a sus tareas. Con la aplicación del JIT, todos los gastos implicados son principalmente gastos de formación. El personal del estudio debe comprender la filosofía que subyace el JIT y cómo influye esta filosofía en su propia función. Análisis completo de los costes improductivos Cuando pienses en eliminar los costes improductivos, tienes que tener en cuenta los siguientes puntos: La mejora del rendimiento tendrá sentido sólo cuando vaya ligada a la reducción de costes. Para conseguirlo, debes empezar produciendo únicamente lo necesario con la mano de obra mínima. Observa el rendimiento de cada empleado. Después analízalos como grupo, y el rendimiento del estudio en su totalidad. Este rendimiento deberá ser mejorado en cada paso. El paso preliminar para la aplicación del JIT es identificar los costes improductivos tales como: Costes por producción innecesaria. Costes por tiempo inútil de los empleados (parados). Costes por producción de elementos defectuosos. Costes por defectos en el proceso productivo. Es tu responsabilidad detectar el exceso de mano de obra y utilizarla de forma rentable. No es aconsejable la contratación de más personal cuando todo va bien y la producción es alta, para después despedirlo cuando se producen recesiones. La definición de despilfarro es cualquier otra cosa que no sean los recursos mínimos absolutos de material, máquinas y fuerza de trabajo requeridos para añadir valor al producto, considerándose como recursos mínimos absolutos: un único proveedor o empleado, si tuviera suficiente capacidad. nadie dedicado a repetir un trabajo ya hecho. nadie efectúa una tarea que no añada valor. ningún plazo de ejecución excesivo. Cumplir plazos Puede parecer chocante que un estudio no respete los plazos. Lo natural sería pensar que tiene suficiente experiencia para conocer los plazos de producción, y planificar las operaciones con suficiente antelación. Sin embargo lo que a menudo sucede es que los plazos se conocen sólo de forma aproximada y no se utilizan para la gestión de la producción, por lo que se toman unos muy amplios respecto del tiempo estrictamente necesario. Así, un encargo que requiere cincuenta horas de tiempo de trabajo total se planifica seguramente con un plazo de varias semanas. Con tal margen de seguridad sorprende que los plazos no se cumplan. Para descubrir las razones de tal paradoja tienes que ir al estudio y examinar sus procesos. Descubrirás entonces que las causas son numerosas: falta de datos, producción defectuosa, cuellos de botella, trayectos de la información desmesuradamente largos, ausencias del personal, problemas planteados por la calidad. Con mucha frecuencia la producción de un encargo se retrasa por la falta de un componente a integrar en el proyecto final, por ejemplo, la definición de los materiales de terminaciones. El componente puede faltar por retraso de un proveedor o por no haber sido producido a tiempo. En ambos casos tendrás que interrumpir la producción del encargo y esperar al componente. Buscar y corregir las causas de los problemas Los estudios españoles no tienen la sana costumbre de luchar contra las causas de los problemas, sino que ante cada dificultad encuentran siempre un medio que hace soportable el efecto. Dicho medio contribuye sistemáticamente a aumentar los costos. Por ejemplo: Las ausencias de los empleados En un estudio bien organizado y con un alto índice de productividad, la ausencia de un empleado puede tener graves consecuencias: se parará la producción de todos los puestos de trabajo situados a continuación en el proceso. Los problemas de calidad Basta a menudo que un solo componente de un encargo sea deficiente, para que resulte imposible servir al cliente en los plazos previstos. Más que intentar evitar la aparición de defectos, no es raro que se procure asumir el retraso como si fuera algo natural, propio del sector. Para conseguir el nivel de eficacia y de competitividad hoy requerido, conviene que dejes de tratar los efectos de los problemas y ataques sus causas. Es por ello necesario identificar tales causas. ¿Cómo identificarlas? Las causas claves son aquellas que no son consecuencia de otras y que, por lo mismo, deberían figurar lógicamente entre las causas reales de la ineficacia. Por ejemplo: la distribución inadecuada de los puestos de trabajo y los recorridos demasiados largos. la duración de los cambios, los problemas de calidad, las ausencias, las dificultades con los proveedores. Otros elementos, en cambio, parecen ser más bien consecuencias. Así, el desorden, los errores, la falta de componentes, los derroches, los retrasos, deberían poderse atenuar considerablemente mediante la disminución de plazos, así como por la revisión de la situación de los empleados y la reducción de la longitud de los trayectos. Focalización y puesta en línea La focalización consiste en dividir el estudio en equipos independientes, cada uno de los cuales produce uno o varios encargos desde el principio hasta el final. Poner en línea es disponer consecutivamente las operaciones de producción relativas a un mismo encargo, a fin de permitir su encadenamiento. La organización y el funcionamiento del estudio dividido en equipos independientes resultan claramente mejoradas. Cada equipo puede seguir con la vista lo que sucede e identificar los posibles problemas. Los componentes se localizan con facilidad. Disminuyen los riesgos de error y la falta de componentes. Si se presenta un problema en una línea de producción ello no repercute sobre las otras. La gestión y la planificación de cada equipo se ven además considerablemente simplificadas. La puesta en línea conduce a importantes progresos en los planos de la eficacia, la productividad, la flexibilidad y la reducción de plazos. Las agrupaciones de actividades No todos los estudios pueden ser reorganizados enteramente por equipos autónomos, ni pueden ser focalizados por encargos y puestos en línea. Sin embargo, cualquier modificación parcial en una de esas líneas es beneficiosa. Cuando los equipos autónomos o las puestas en línea parecen imposibles, pueden a menudo llevarse a cabo agrupaciones de actividades. Intercambiabilidad Los arquitectos que han sido sensibles a la productividad de su estudio han vivido como preocupación esencial el incremento de la producción habitual de sus empleados. Pero no han atendido a la gran ventaja que supone que sus empleados estén formados para cambiar rápidamente de tarea, lo que explica que cualquier cambio dure generalmente varias horas y que, por lo tanto, se rehuyan tales cambios. Imagina que tus delineantes fueran capaces además de hacer las mediciones, asignar materiales de terminación, hacer el estudio de seguridad y salud, etcétera. Una reducción del tiempo de cambio de tarea te proporcionará múltiples ventajas: aumentará la capacidad de producción de los equipos y la productividad del personal, se reducirán los plazos, y aumentará mucho la flexibilidad y la coherencia interna del proyecto. El tiempo de cambio de tarea se define como el que transcurre entre el momento en que se termina el último componente de la primera tarea y el de comienzo de la producción del primer componente de la segunda. Para acortar ese tiempo basta tomarse la molestia de asistir a un cambio de tarea. Descubrirás entonces fenómenos sorprendentes: varias idas y venidas del empleado entre su lugar de trabajo y el del encargado habitual de la nueva tarea, situado a distancia, la búsqueda de los datos de contorno (escala, denominación de planos de ese encargo, especificaciones especiales) de esa tarea, consultas sobre la adecuación de los procesos, etcétera. Resulta fácil remediar estas deficiencias. Basta con algunas ideas muy simples: cambio de todos los sistemas de clasificación de planos y encargos por uno universal y objetivo (es decir, independiente de criterios personales, sino basado en el contenido del plano), que todos conocen y pueden aplicar sin preguntar nada a nadie, creación de un tesauro de capas y criterios de acotación y rotulación, archivos de especificaciones y otra información de los encargos clasificada según un único criterio y almacenada en lugares accesibles para todos los afectados, entre otros muchos cambios.