Infecciones complejas: manejo quirúrgico y antibiótico (2º Parte) Esta actualización se enfoca en el manejo de estrategias para las infecciones intraabdominales y complicadas de la piel y sus anexos. Dres. Napolitano LM, Sawyer RG, Stevens DL. Desarrollo (Comentario y resumen objetivo: Dr. Rodolfo Altrudi) ÍNDICE Desarrollo Bibliografía Guías generales para el manejo de las infecciones intraabdominales Robert G. Sawyer Varias sociedades médicas preocupadas por el tratamiento de la infección, han recomendado guías para la selección de agentes antiinfecciosos para tratar las infecciones intraabdominales. En 2002, la Surgical Infection Society publicó unas guías que se enfocaron en temas que enfrentaban los clínicos en 4 áreas importantes: 1. Distinción de la contaminación intraabdominal, que requiere sólo profilaxis antimicrobiana, de la infección establecida, que requiere como terapéutica la administración de agentes antibióticos. 2. Determinación de cuáles agentes, de haberlos, brindan una eficacia óptima para el paciente individual. 3. Optimización de la duración de la terapéutica antibiótica. 4. Factores de riesgo que predigan el fracaso de la terapia antimicrobiana. Se discutirán aquí diversas consideraciones sobre cada una de estas áreas. Contaminación vs. Infección establecida Más de 300 especies de microbios componen la flora normal del colon, pero unos pocos en realidad participan en las infecciones activas [2]. Por lo tanto, no todas las contaminaciones colónicas conducen a la infección. Cuándo una infección comienza a establecerse depende de otros factores tales como las defensas del huésped, tamaño del inóculo y factores ambientales locales como la tensión del oxígeno, simbiosis o antagonismo entre los organismos, duración de la exposición y tratamiento previo. En el caso de la peritonitis secundaria, la presencia de sangre, contenido entérico, bilis, tejido necrótico y materiales inertes, pueden promover la infección. Las guías de la Surgical Infection Society sobre terapia antimicrobiana para las infecciones intraabdominales establece que los pacientes cuyo peritoneo ha sido contaminado como resultado de lesiones intestinales que han sido reparadas quirúrgicamente dentro de las 12 horas, no son considerados como con una infección intraabdominal establecida. Los pacientes con perforaciones gastroduodenales de menos de 24 horas de duración también son considerados como con contaminación pero no con infección establecida. Estos pacientes deberían ser tratados profilácticamente con antimicrobianos por no más de 24 horas [1]. La Surgical Infection Society también establece que los pacientes que tienen un foco de infección totalmente removible, tales como una apendicitis o colecistitis aguda o gangrenosa pero no perforada, y aquellos con necrosis u obstrucción intestinal no acompañada por perforación o peritonitis deberían ser tratados profilácticamente con antimicrobianos por no más de 24 horas [1]. Los pacientes con condiciones más serias, por ejemplo, aquellos que incluyen perforación intestinal, deberían ser tratados como teniendo infecciones establecidas y suministrándoles agentes antimicrobianos por más de 24 horas [1]. Selección óptima de los antibióticos Los factores críticos que influencian la elección del régimen de antibióticos son: si la infección es nosocomial o adquirida en la comunidad, las condiciones médicas subyacentes y la severidad de la enfermedad. Agentes recomendados para las infecciones nosocomiales Las infecciones adquiridas en el hospital o en otros centros asistenciales son causadas a menudo por organismos resistentes a uno o más antibióticos. Los patógenos nosocomiales comunes incluyen especies de Pseudomonas, Enterococcus, Candida e, infrecuentemente, anaerobios. El tratamiento inicial inadecuado de las infecciones intraabdominales se asocia con mortalidad incrementada y fracaso del tratamiento. Por lo tanto, la Surgical Infection Society recomienda que los pacientes con infecciones adquiridas intrahospitalariamente y otros pacientes con riesgo elevado reciban un régimen antibiótico de amplio espectro que tenga actividad contra la mayoría de los organismos gram negativos aeróbicos / anaeróbicos facultativos [1]. Tales regímenes podrían incluir agentes beta lactámicos / beta lactamasa de rango extendido, carbapenems, cefalosporinas de 3º ó 4º generación como agente antianaeróbico, aztreonam más clindamicina y ciprofloxacina más metronidazol. Los pacientes con peritonitis terciaria es probable que estén infectados con organismos que son difíciles de erradicar, tales como los estafilococos coagulasa negativos, enterococos (incluyendo los resistentes a la vancomicina) y bacterias gram negativas resistentes a múltiples drogas. La cobertura antibiótica contra los enterococos está indicada cuando los mismos son aislados en una infección nosocomial [3]. Los patrones locales de sensibilidad deberían ser usados para determinar la terapia antibiótica óptima. La misma puede ser un régimen con múltiples drogas, incluyendo la adición posible de una quinolona o aminoglucósido [1]. Agentes recomendados para las infecciones adquiridas en la comunidad Los pacientes con infecciones intraabdominales leves a moderadas adquiridas en la comunidad deberían ser tratados con antibióticos con un espectro de actividad más estrecho que aquellos recomendados para las infecciones nosocomiales y con menos riesgo de efectos adversos. Estos podrían incluir ampicilina-sulbactam, cefazolina o cefuroxima más metronidazol, ticarcilina-clavulanato, ertapenem y quinolonas más metronidazol. Los pacientes inmunodeprimidos o que tienen infecciones más severas, definidas por sistemas de puntaje aceptados, deberían recibir antibióticos de espectro más amplio (Tabla 1) [3]. Los antibióticos seleccionados deberían ser activos contra organismos gram negativos aeróbicos y facultativos; estos agentes pueden incluir meropenem, imipenem-cilastatina, una cefalosporina de 3º ó 4º generación (cefotaxima, ceftriaxona, ceftizoxima, ceftazidima y cefepima) más metronidazol, ciprofloxacina más metronidazol y piperacilina-tazobactam. La necesidad de cobertura para enterococos en la terapia antibiótica para las infecciones adquiridas en la comunidad está aún en debate. En las infecciones adquiridas en la comunidad, no se ha hallado que la terapia enterocócica altere los resultados y generalmente no es apropiada [3]. Antibióticos recientemente aprobados: moxifloxacina y tigeciclina La moxifloxacina es uno de los antibióticos más recientemente aprobados para el tratamiento de la infección intraabdominal. La moxifloxacina fue equivalente a la piperacilina-tazobactam en un estudio de 379 pacientes con infección intraabdominal [4]. Los 2 agentes patógenos preterapia más comúnmente aislados en este estudio fueron la Escherichia coli y el Bacteroides fragilis; importantemente, 84,0% de los pacientes en el grupo de moxifloxacina y 78,2% en el grupo de comparación tenían infecciones polimicrobianas. Las tasas de erradicación bacteriana para la E. coli fueron similares entre los 2 grupos de tratamiento: la moxifloxacina tuvo éxito microbiológico en 77,0% de los pacientes y el grupo de comparación fue exitoso en el 76,7% (P = NS). El éxito microbiológico de la moxifloxacina para el B. fragilis fue del 85,4% en contraste con el grupo de comparación que fue del 72%; esto no fue estadísticamente significativo. La tigeciclina demostró ser equivalente a las tasas de curación clínica del imipenemcilastatina en estudios de 1.642 pacientes con infección intraabdominal [5]. La curación clínica se consideró ante la resolución de la infección intraabdominal después de la intervención inicial (procedimientos quirúrgicos o de drenaje controlados radiológicamente) y el tratamiento con tigeciclina o imipenemcilastatina. Los datos recogidos de 2 estudios doble ciego, randomizados y multicéntricos indicaron una tasa de curación clínica del 86% en ambos grupos de pacientes (tigeciclina e imipenem-cilastatina) en la población microbiológicamente evaluable (95% IC, 82,8-89,0 para los tratados con tigeciclina y 95% IC, 82,9-89,0 para los tratados con imipenem-cilastatina). Terapia antifúngica para pacientes seleccionados La terapia antimicótica está recomendada para pacientes con terapia inmunosupresiva o para aquellos con infección postoperatoria o recurrente. En tales casos, el fluconazol es usado para la Candida albicans y el voriconazol o caspofungin para otras especies de Candida [6,7]. Con el tiempo, aún los agentes antimicóticos más nuevos pueden no ser útiles para esta indicación. La terapia antifúngica no debería ser usada en personas de otra manera sanas si los hongos son aislados como parte de un cultivo mixto. Duración de la terapia antimicrobiana para las infecciones intraabdominales establecidas Existen unos pocos estudios calificados sobre la duración óptima de la terapia antibiótica. Para la mayoría de las infecciones intraabdominales establecidas, la Surgical Infection Society recomienda que los antibióticos no sean dados por más de 7 días [1]. También advierte que los hallazgos durante la intervención quirúrgica inicial deben guiar al cirujano sobre cuanto tiempo administrar un régimen antibiótico. La terapia empírica debe apuntar a los patógenos que más probablemente sean los agentes infecciosos, tomando en consideración el uso previo de antibióticos por parte del paciente y los patrones de microorganismos infecciosos y resistencia antimicrobiana de la comunidad [1]. Valor debatible de los cultivos de las colecciones líquidas peritoneales Aunque existe consenso sobre que los cultivos de las colecciones líquidas peritoneales deben ser obtenidos en la peritonitis terciaria, el valor de los cultivos de rutina en la peritonitis secundaria está aún bajo debate, dado que la mayoría de la flora colónica normal es no patógena [8]. Los cultivos positivos para una peritonitis perforada simple, por ejemplo, no afectan los resultados. No obstante, las infecciones más complicadas (especialmente en el colon) tienen altas tasas de fracaso si la terapia empírica es inadecuada y los resultados de los cultivos pueden ayudar en la elección del régimen antibiótico más apropiado. El cambio del régimen antibiótico basado en los resultados de tales cultivos mejora los resultados [9]. Discontinuidad de la terapia antibiótica La antibióticoterapia puede ser discontinuada cuando un paciente no tenga evidencia clínica de infección, tal como fiebre y leucocitosis. SI el paciente continúa mostrando signos de infección en el momento en que la terapia antimicrobiana debería terminar, éste puede estar requiriendo una nueva intervención quirúrgica. Si el control de la fuente u origen de la infección fracasa, el paciente pude necesitar un período más largo de antibióticoterapia [1]. Cálculo de severidad de la enfermedad: factores que predicen el fracaso antibiótico Un sistema de puntaje estándar es empleado para determinar la gravedad de la infección del paciente. Varios sistemas están en uso, incluyendo el Acute Physiology and Chronic Health Evaluation (APACHE) II, el Peritonitis Severity Score (PSS) y el Mannheim Peritonitis Index (MPI) (Tablas 2 y 3) [10]. El APACHE II no es específico para la peritonitis, pero puede correlacionar la tasa de mortalidad con la gravedad de la enfermedad. Un inconveniente de este puntaje es que sólo puede ser calculado después de que el paciente haya estado 24 horas en la unidad de cuidados intensivos. El MPI es específico para la peritonitis y fácil de calcular, aún durante la cirugía. EL PSS es específico para la perforación colónica y está basado en factores fisiopatológicos y quirúrgicos [10]. Algunos de los factores incluidos en estos sistemas de puntaje que incrementan la morbilidad y la mortalidad en pacientes con infección intraabdominal son la edad avanzada, hipoalbuminemia, mala nutrición, pobre control del origen de la infección, inmunosupresión, quimioterapia, transplante, enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad maligna y terapia con corticoides concomitante [11]. Otros factores que predicen un pobre resultado en los pacientes incluyen hospitalización prolongada antes de la terapia y patógenos de infección intranosocomial (especialmente especies de Enterococcus) o patógenos resistentes al régimen antimicrobiano empírico inicial. Las tasas más altas de mortalidad se han asociado con alteración orgánica preoperatoria; enfermedad cardíaca, hepática o renal; malignidad y terapia con corticoides [12]. Manejo médico Además de la terapia antibiótica, el manejo médico del paciente con infección intraabdominal debería incluir resucitación con fluidos, control adecuado de la nutrición y de la glucosa y soporte para las fallas orgánicas sistémicas [13]. El uso de otros agentes adyuvantes en los pacientes sépticos, tales como proteína C activada y glucocorticoides, puede estar justificado. Tabla 1 Solomkin JS y col. Clin Infect Dis, 2003; 37: 997-1005 Tabla 2 ASA: American Society of Anesthesiologists; PSP: puntaje de severidad de la peritonitis Biondo S y col. Br J Surg. 2006; 93: 616-622 Tabla 3 Biondo S y col. Br J Surg. 2006; 93: 616-622 Siguiente IMPRIMIR Términos y condiciones de uso Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2007