Prevención de las lesiones con agujas y de la exposición

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- China : 859 médicos, 1033 enfermeros y 128 administrativos; - Japón:
1282 médicos, 3588 enfermeros y 763 administrativos.
Una de las constataciones de este estudio es que un porcentaje bastante
elevado de médicos de Singapur, China y Japón estaba de acuerdo o muy de
acuerdo con que las mascarillas de papel ofrecen una protección suficiente
frente al SRAS. Un porcentaje mucho mayor de médicos estaba de acuerdo
o muy acuerdo con que las mascarillas quirúrgicas brindan una protección
suficiente frente al SRAS. Estas tendencias preocupantes se observaron
también entre el personal de enfermería y el personal de oficina de Singapur,
China y Japón.
Es urgente instruir al personal sanitario en el uso de los «respiradores»
adecuados, en la forma correcta de colocárselos y en las comprobaciones
necesarias para garantizar su protección. También es importante velar por
que las medidas que se comuniquen sean aplicadas por el personal sanitario
de todos los niveles.
Prevención de las lesiones con agujas y
de la exposición ocupacional a patógenos
de transmisión hemática
Susan Wilburn ([email protected]), Enfermera Consultora, Consejo Internacional
de Enfermeras
Gerry Eijkemans ([email protected]), Programa de Salud Ocupacional y
Ambiental, OMS
Lisa Black, enfermera diplomada, estaba atendiendo a un paciente en fase
terminal del sida cuando se pinchó con una aguja. Se hallaba irrigando un
tubo de infusión intravenosa obturado por un coágulo de sangre, para lo
cual había introducido una aguja en un acceso de goma de la vía de infusión
del paciente. Mientras intentaba aspirar la sangre coagulada para luego lavar
la vía de infusión, el paciente se sobresaltó y realizó un movimiento brusco
que expulsó la aguja del acceso de goma de la vía. La aguja fue a clavarse en
la palma de la mano izquierda de Lisa, quien nueve meses después se enteró
de que se había infectado con el virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH); unos meses más tarde supo que también se había infectado con el
virus de la hepatitis C.
De los veinte agentes patógenos de transmisión hemática a los que está
expuesto el personal sanitario en su quehacer diario en pro de la salud del
mundo, el virus de la hepatitis C (VHC) y el virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH), causante del SIDA, son dos de los más graves. La hepatitis
B es la infección más frecuente de las transmitidas por vía hemática y la
única de estas tres enfermedades víricas graves para la que existe una vacuna.
Otras infecciones transmisibles a través de lesiones con agujas son la sífilis,
la malaria y el herpes (1, 2).
El contingente mundial de trabajadores sanitarios, que se eleva a 35 millones
de personas, representa el 12% de la población activa (3) y sufre cada año
dos millones de lesiones con agujas que ocasionan infecciones por el VHB,
el VHC o el VIH. La Organización Mundial de la Salud estima que, entre
el personal sanitario, la proporción de la carga mundial de morbilidad
atribuible a exposición profesional es del 40% en el caso de la hepatitis B y
C y del 2,5% en el caso del VIH (Informe sobre la Salud en el Mundo
2002, véase la figura 1.) (4). Aunque el 90% de las exposiciones profesionales
se producen en el mundo en desarrollo, el 90% de las notificaciones de
infecciones profesionales se registran en los Estados Unidos de América y
Europa (5). A fecha de junio de 2001, los Centros de Control y Prevención
de Enfermedades de los Estados Unidos habían comunicado 57 casos
confirmados y 137 sospechosos de transmisión profesional del VIH en ese
país (6), pero se estima que entre el personal sanitario se producen cada año
35 casos nuevos de transmisión del VIH y al menos 1000 casos de infecciones
graves (7).
Dado que faltan sistemas de vigilancia y se notifican menos lesiones con
agujas de las que realmente ocurren, es probable que la previsión de dos
millones de lesiones sea una estimación baja. Los estudios muestran que
sólo se notifican entre el 40% y el 75% de dichas lesiones (8).
Según los datos de encuestas realizadas por la OMS y otros sobre seguridad
de las inyecciones, en promedio se producen cuatro lesiones con agujas por
trabajador y año en las poblaciones de África, el Mediterráneo Oriental y
Asia (9). El 70% de los infectados por el VIH viven en el África subsahariana,
pero sólo el 4% de las notificaciones mundiales de contagio profesional del
VIH proceden de esta región (10).
Las lesiones con agujas son la fuente más frecuente de exposición ocupacional
a la sangre y la principal causa de infecciones de transmisión hemática entre
el personal sanitario (11).
Las dos causas más frecuentes de lesiones con agujas son el reencapuchado
con dos manos y la colecta y la eliminación incorrectas de los desechos
punzocortantes (12).
Algunos de los determinantes de las lesiones con agujas son los siguientes
(13, 14) :
■
Uso excesivo de inyecciones y de instrumental punzocortante
innecesario
■
Falta de material: jeringas desechables, agujas más seguras y recipientes
para la eliminación de objetos punzocortantes
■
Falta de acceso a recipientes para objetos punzocortantes u omisión
de su uso inmediatamente después de la inyección
■
Personal insuficiente o carente de la preparación adecuada
■
Reencapuchado de agujas después de su uso
■
Falta de medios técnicos de protección, como agujas más seguras
■
Paso de instrumentos de mano en mano en el quirófano
■
Falta de conciencia del riesgo y falta de formación
El riesgo de transmisión de la infección de un paciente infectado a un
trabajador sanitario tras una lesión con una aguja es:
■
del 3-10% para la hepatitis B,
■
del 1-3% para la hepatitis C y
■
del 0,3% para el VIH.
Los factores siguientes elevan el riesgo de transmisión del VIH:
■
una herida profunda,
■
sangre visible en el objeto,
■
una aguja hueca llena de sangre,
■
un objeto que se haya utilizado para acceder a una arteria o una vena,
y
■
un paciente con una alta carga vírica (16, 17).
Juntos, estos factores pueden elevar el riesgo de transmisión del VIH por un
objeto punzocortante hasta el 5%. En los países en desarrollo, la excesiva
manipulación de jeringas contaminadas incrementa el riesgo de transmisión
profesional (18).
Según los resultados de un estudio de casos y controles, la profilaxis posterior
al contacto con la sangre contaminada reduce en un 80% el riesgo de
transmisión del VIH tras una lesión con una aguja (19).
La prevención de las lesiones con agujas es la forma más eficaz
de prevenir la infección
Según la ordenación tradicional de mayor a menor eficacia, las medidas de
prevención de las lesiones con agujas consisten en (20):
■
Eliminar el riesgo: Suprimir las inyecciones innecesarias y administrar
los tratamientos por otras vías, es decir, en forma de comprimidos,
inhaladores o parches transdérmicos. Eliminar las agujas de las vías de
infusión suplementarias (sistemas de infusión sin aguja). Las jeringas
y las agujas pueden sustituirse por inyectores a presión.
■
Emplear medios técnicos de reducción de la exposición: Por
ejemplo, agujas que se retraen, se encapuchan o se despuntan
inmediatamente después de su uso.
■
Aplicar medidas de reducción de la exposición de carácter
administrativo: Medidas orientadas a limitar la exposición al riesgo,
como una asignación de recursos que demuestre un compromiso con
la seguridad del personal sanitario, un comité de prevención de las
lesiones con agujas, un plan de reducción de la exposición que incluya
las Precauciones Universales, la supresión de todos los objetos no
seguros y una formación coherente en prevención de las lesiones con
agujas.
■
Aplicar medidas de reducción de la exposición relacionadas con
las prácticas de trabajo: Por ejemplo, no reencapuchar las agujas,
colocar recipientes para objetos punzocortantes (conocidos también
como «cajas de seguridad») en todos los lugares en los que se realicen
inyecciones, y situarlos a la altura de los ojos y al alcance de la mano,
vaciar dichos recipientes antes de que se llenen y, antes de iniciar un
procedimiento, disponer los medios para manipular y eliminar de
forma segura los objetos punzocortantes.
■
Utilizar equipos de protección personal (EPP): Barreras y filtros
entre el trabajador y el riesgo. Ejemplos: gafas de protección, guantes,
mascarillas y batas.
T h e G l o b a l O c c u p a t i o n a l H e a l t h N e t w o r k
7
Se ha constatado que la información y las medidas de carácter administrativo
y relacionadas con las prácticas de trabajo reducen las lesiones con agujas
hasta en un 80%. Los medios técnicos pueden reducirlas en más del 90%.
La lesión y la infección de Lisa Black podrían haberse evitado mediante el
uso de un sistema de infusión intravenosa sin aguja o una aguja de
reencapuchado automático. Utilizar una aguja suplementaria para irrigar la
vía intravenosa era un riesgo innecesario.
Tendencias mundiales en prevención
En el último decenio ha ido creciendo la importancia concedida a la salud y
la seguridad del personal sanitario, así como la conciencia de que una atención
de salud de calidad depende de un entorno laboral seguro para estos
trabajadores. En el año 2000, casi diez años después de que entrara en vigor
la primera norma sobre Agentes Patógenos de Transmisión Hemática de la
Administración de Salud y Seguridad Ocupacional de los Estados Unidos
de América, el Congreso promulgó la ley de Seguridad y Prevención de las
Lesiones con Agujas, que exige el uso de medios técnicos de reducción de la
exposición, también conocidos como agujas más seguras para prevenir
lesiones. En mayo de 2003, las asociaciones europeas de enfermeras se unieron
para reclamar al Parlamento Europeo medidas que garanticen el acceso a
agujas más seguras, y en 2004 la provincia de Saskatchewan se convirtió en
la primera de Canadá en exigir dichas agujas. A raíz del Programa de
Emergencia del Presidente de los Estados Unidos de América para Combatir
el SIDA (PEPFAR), los proyectos de mejora de la seguridad de las inyecciones
en África están suministrando y utilizando actualmente agujas enfundadas
y retráctiles para proteger al personal sanitario.
El proyecto conjunto de la OMS y el CIE para proteger la salud
del personal sanitario de las lesiones con agujas
En septiembre de 2003, la OMS y el Consejo Internacional de Enfermeras
(CIE) emprendieron un proyecto piloto en tres países, Sudáfrica, Tanzanía
y Viet Nam, para prevenir las infecciones por el VIH y las hepatitis contraídas
por exposición profesional a agentes patógenos de transmisión hemática.
Reconociendo la necesidad de integración de las diversas disciplinas, la OMS
y el CIE se unieron a las asociaciones nacionales de enfermeras, los
profesionales de la salud ocupacional y los ministerios de salud para evaluar
y corregir las lagunas en materia de políticas, aplicar las precauciones
universales (o estándar), informar a los trabajadores y a los gestores de los
sistemas sanitarios, preparar sistemas de vigilancia, vacunar contra la hepatitis
B y llevar a cabo un seguimiento adecuado tras la exposición, incluida la
profilaxis farmacológica.
El objetivo del proyecto es reducir las lesiones con agujas y la transmisión de
hepatitis y VIH al personal sanitario. Son indicadores secundarios el
incremento de la proporción de lesiones con agujas notificadas, la mejora
del seguimiento de los trabajadores lesionados, incluida la profilaxis posterior
a la exposición (PPE), y la aplicación de los datos sobre exposiciones a la
prevención.
El Injection Safety Tool Kit (Carpeta de material sobre seguridad de las
inyecciones) de la OMS, elaborado por la Red Mundial en pro de la Seguridad
de las Inyecciones (SIGN, véase www.injectionsafety.org), se utilizará para
la evaluación inicial y como recurso del programa. Cuando haya transcurrido
un año, se evaluará el proyecto piloto para determinar su eficacia y la
necesidad de ampliar la difusión de los instrumentos y estrategias más allá
de los hospitales piloto.
En octubre de 2004, los asociados del proyecto en África meridional se
reunieron con otras organizaciones de la región. Trabajaron en torno a la
seguridad de las inyecciones y la prevención y el control de las infecciones
para planificar la ampliación masiva del proyecto en la región y colaborar
con miras a garantizar que la salud ocupacional del personal sanitario se
convierta en un componente de todas las iniciativas de lucha contra las
infecciones y en pro de la seguridad de las inyecciones.
Resumen
Las lesiones con agujas y el contacto con sangre o líquidos corporales
constituyen un riesgo grave para el personal sanitario y una amenaza para la
calidad de la atención a los pacientes porque reducen las plantillas. Estas
lesiones y las infecciones resultantes pueden prevenirse en gran medida
mediante la vacunación contra la hepatitis B, el cumplimento de las
Precauciones Universales, la profilaxis posterior a la exposición y la aplicación
de medidas de reducción de ésta tales como suprimir las inyecciones
innecesarias, utilizar agujas más seguras, desechar los objetos punzocortantes
en recipientes específicos inmediatamente después de su uso y no
reencapuchar las agujas.
Prestar atención a la seguridad del personal sanitario es una tarea pendiente
desde hace mucho tiempo y fundamental para dispensar una asistencia de
calidad.
8
El «estudio NEXT»: Investigación sobre el
abandono anticipado del ejercicio de la
enfermería en los sistemas sanitarios
europeos
Paul M. Conway ([email protected]),
Donatella Camerino ([email protected])
Dipartimento di Medicina del Lavoro, Clinica del Lavoro “Luigi Devoto”, Istituti
Clinici di Perfezionamento (ICP), Milán, Italia,
Centro Colaborador de la OMS en materia de salud ocupacional
Introducción: el contexto europeo
Hoy día, en casi todos los países europeos hay gran preocupación por las
consecuencias que la escasez de personal de enfermería pueda tener en el
futuro para la dispensación de asistencia sanitaria. Esto es especialmente
cierto si se tiene en cuenta que el paulatino envejecimiento de la población
europea incrementará todavía más la presión que soportan los servicios de
atención de salud. Las condiciones laborales particularmente adversas
impulsan a los enfermeros veteranos a abandonar la profesión mucho antes
de la edad de jubilación, pero el número de matriculados en los cursos de
enfermería no es suficiente para cubrir la creciente demanda de estos
profesionales en las instituciones sanitarias. Por tanto, y habida cuenta
también del envejecimiento de la población activa europea, parece que la
principal solución estriba en retener al personal de enfermería existente:
este objetivo puede lograrse mediante el fomento de intervenciones en el
lugar de trabajo encaminadas a mantener unos buenos niveles de salud entre
los enfermeros de más edad.
La escasez de enfermeros es un fenómeno mundial que ha impulsado a la
OMS a adoptar numerosas resoluciones en materia de Fortalecimiento de
la Enfermería y la Partería, fundadas en el papel crucial que estos profesionales
desempeñan en la dispensación de atención de salud.
Hoy día, disponemos de una sólida base para prestar apoyo a grupos
profesionales de riesgo como el personal de enfermería, fruto en esencia del
esfuerzo de la UE por identificar objetivos y estructuras orientados a la
promoción de la vida laboral en Europa. El objetivo de mejorar la salud de
los trabajadores y sus condiciones de trabajo y de vida inspira desde hace
tiempo políticas europeas orientadas a lograr una alta competitividad en el
mercado mundial del trabajo.
Desde 1975, la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de
Vida y de Trabajo, instaurada por el Consejo Europeo, ha abordado cuestiones
como «la organización y remodelación de las tareas y los lugares de trabajo»
y «las ventajas a largo plazo de la aplicación de unas condiciones ambientales
adecuadas». Se ha prestado especial atención a los problemas propios de
ciertos grupos de trabajadores, como las mujeres y las personas de edad
avanzada.
En cumplimiento de la directiva de la UE 89/391/CEE, muchos países han
introducido modificaciones fundamentales en la legislación relativa a la salud
y la seguridad de los trabajadores, como la obligación de los empleadores de
respetar las potencialidades de los trabajadores, sus actitudes y sus
motivaciones relacionadas con las tareas.
El Tratado de Maastricht (1993) abrió las puertas a una estrategia europea
común en pro de la salud pública, y el Tratado de Amsterdam (1997) concretó
el papel de la UE en la definición de una política de alto nivel sobre la
cuestión de la salud pública, incluida la calidad de la vida profesional.
Entre los programas de promoción social, la Comisión Europea (1996-2000)
fijó prioridades como la modernización del trabajo, el establecimiento de
lugares de trabajo saludables, el perfeccionamiento de la recogida de datos,
la identificación de nuevos riesgos profesionales, la formación en la igualdad
y la lucha contra la discriminación.
En este contexto se creó el Programa conjunto de investigación sobre la vida
laboral en Europa (SALTSA), cuya finalidad es identificar criterios uniformes
que permitan evaluar las afecciones relacionadas con el trabajo en la UE y
proporcionar a los Estados Miembros una base para el desarrollo de
programas de prevención. Entre las actividades de investigación apoyadas
por el programa SALTSA se cuenta un proyecto orientado a «mantener la
salud y la capacidad de trabajo de los trabajadores de edad avanzada, sobre
todo en hospitales y centros de atención de salud».
Un grupo de estudio del programa SALTSA perteneciente a la Bergische
Universität de Wuppertal (Alemania) emprendió en 1999 un estudio original
para identificar las razones ligadas al retiro anticipado del personal de
enfermería y la falta de atractivo de esta profesión para los jóvenes. El objetivo
último del estudio era definir contramedidas destinadas a promover un
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