Estrategia y formas de lucha En primer termino, para intentar superar las generalizaciones, abstracciones, y las consideraciones dogmáticas, es necesario contextualizar y considerar la “evolución” de los criterios estratégicos de los que se vale el enemigo histórico del socialismo, es decir el bloque imperial, garantía militar y en última instancia, política, de los intereses transnacionales. Para lo cual es necesario comenzar aclarando que la antigua linea de “defensa estratégica” imperialista fue reemplazada, o mejor dicho redefinida y ampliada, por la de “seguridad estratégica” digamos lo que llamaremos desde ahora la estrategia de pax imperial y de “intervención preventiva global”. Al respecto podemos considerar pasajes de tratados militares de la OTAN como el siguiente:1 “La evolución de los conceptos estratégicos de defensa a seguridad se inició en la OTAN a raíz de la desaparición del Pacto de Varsovia. […] Una vez desaparecida la URSS, la OTAN tuvo que reconsiderar su finalidad fundacional. En el Concepto Estratégico de la Alianza firmado en Roma en 1991 se establecía por primera vez que no tenía enemigo [...] En el año 1992 la OTAN ofreció su participación en operaciones de paz bajo mandato de la Organización de Naciones Unidas (ONU) la Alianza además de dar sentido y reorientar su actuación teniendo en cuenta el nuevo escenario mundial, estaba evolucionando de una organización de defensa colectiva a una de seguridad colectiva. El cambio era importante e iba a implicar grandes transformaciones en las relaciones internacionales. La OTAN asumía los riesgos [la voluntad explicita]de actuar en una zona en conflicto por motivos de seguridad y no de defensa. En abril de 1999 se celebró en Washington la Cumbre del quincuagésimo aniversario, mientras los aviones de la OTAN, actuando fuera de las fronteras de los países firmantes del Tratado, bombardeaban Kosovo, en unas acciones que difícilmente pueden encuadrarse dentro del epígrafe defensivas. ¿Qué cambios se habían producido en la OTAN en esos 50 años? La OTAN había pasado de ser una organización de defensa colectiva a una organización de defensa y seguridad colectiva. Con una estrategia que daba prioridad a la seguridad, dejando en segundo plano la defensa y la disuasión. La diferencia es considerable y ello nos lleva a analizar las diferencias entre el concepto estratégico de defensa y el de seguridad.” Continuamos con la elaboraciones del principal enemigo de la humanidad en nuestros tiempos: haciendo notar que el elemento central de consideración militar, es una total abstracción respecto de un denominado “peligro” estratégico... es decir una siempre potencial “amenaza” de orden claramente político-económico ya no situada geográficamente. El llamado “islamismo” y los procesos autonómicos, las irrupciones populares, o incluso una huelga, pueden constituirse entonces como “factores de riego” estratégico para la “estabilidad” financiera mundial. “El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, en la tercera acepción del vocablo «defensa» dice que ésta significa «amparo, protección, socorro» y proteger es resguardar a las personas o los bienes de un peligro. Si buscamos en el citado Diccionario, seguridad significa «cualidad de seguro». Buscando la voz «seguro», nos encontramos con «libre y exento de todo peligro, daño o riesgo». En ambas definiciones se echa en falta la palabra «amenaza», ya que hay que considerar que la seguridad también debe ponernos a salvo de la misma, y la defensa debe de protegernos de ella. El Diccionario esboza la relación entre los términos manejados y la amenaza. La existencia de un riesgo, cuando se materializa de forma concreta, nos lleva a percibirlo como un peligro. Cuando algo o alguien manifiesta de una u otra forma su intención de materializar el peligro causando un grave quebranto, nos situamos frente a una amenaza. Cuando la amenaza se lleva a cabo, produce un daño, que es el efecto negativo que tratamos de evitar. A la vista de esta cadena de términos, debemos de concluir que la protección contra todo peligro implica necesariamente la protección contra toda amenaza, que a su vez inevitablemente siempre constituirá un peligro. Por otra parte, la seguridad tiene un carácter preventivo […] Tener información sobre la escalada, que implica conocer el recorrido desde el riesgo hasta la materialización del daño, resulta imprescindible para poder actuar en el momento oportuno. La defensa no se plantea si no hay amenaza o peligro, sin embargo, la seguridad actúa también contra los riesgos, antes de que alcance la calificación de peligro o de amenaza. De lo expuesto concluimos que mientras que la defensa es la forma de oponerse a un peligro o a una amenaza, la seguridad es mucho más exigente y más difícil de alcanzar, tiene un carácter más preventivo [...] En el ámbito de las relaciones internacionales el objetivo de la seguridad es un mundo estable.” A grandes rasgos se explica así el profundo interés imperialista en desarrollar sistema de control y vigilancia biométricos a escala mundial, la necesidad de controlar todo flujo informativo y de centralizar el manejo de las agencias nacionales de represión y defensa bajo el mando conjunto de la OTAN y el pentágono. Se trata sin más de una deliberada política de seguridad y defensa capitalista mundial, diseñada por los agentes del conocido Bilderberg club y la comisión trilateral. La intención manifiesta de incluir a países como Colombia y México en la OTAN, adelanta una nueva fase de esta estrategia de control de la disidencia y la oposición mundial. Argentina es parte sustancial de ese diseño estratégico de “defensa y seguridad”. La actividad militar-policíaca del aparato represivo del Estado, procede entonces como vimos, de forma estratégica, “preventivamente”, en forma permanente y constante. Entre algunas de sus manifestaciones tácticas-operativas fundamentales, podemos mencionar los procedimientos de guerra psicológica permanente, la desmovilización social por cualquier medio al alcance, prebenda, narcopolítica, espionaje notorio, y afectación material (económica y física) de los opositores, el descrédito y la calumnia de los dirigentes, la tarea constante de “desorganizadores profesionales” de los agentes provocadores enemigos, el asesinato selectivo; en suma, el uso discrecional de todos los medios y recursos disponibles, contra cualquier forma de oposición de orden políticoestratégico. La política de impunidad negociada y de refuncionalización ideológica y psicológica del terror de Estado, y la legitimación democrática de la tortura, por ejemplo, son una parte constitutiva del plan estratégico de seguridad del bloque hegemónico. Todos los diseños “nacionales” de estrategias de seguridad y defensa en los países dependientes, esta directamente orientadas por esa linea de acción general. Que algunos analistas también han llamado ”doctrina de seguridad global”. ¿Cual es la primera conclusión que debemos sacar de todo lo dicho hasta aquí? Que cualquier participación de las organizaciones políticas populares en tareas de “seguridad” que corresponden al Estado, significan en la práctica, una capitulación y un completo alineamiento en la política estratégica de estabilidad y “seguridad” imperialista. Continuemos entonces con las lineas del analista de la OTAN: “Son diversos los procedimientos para establecer una estrategia, pero con carácter general podríamos citar el que consta de los siguientes pasos para realizar el estudio estratégico: 1. Determinar qué objetivos queremos alcanzar. 2. Comprobar los medios a nuestra disposición y su adecuación a las exigencias de los objetivos. Pero la Estrategia no sólo utiliza los medios materiales, militares o no, sino que también se adentra en el campo de la Psicología para doblegar la voluntad del contrario. Clausewitz decía: “La Estrategia no sólo comprende las fuerzas susceptibles de análisis matemático; no, el ámbito se extiende a la Psicología, donde nuestra inteligencia descubre que puede servir al soldado” . 3. Analizar el contexto en que deberemos utilizar estos medios. 4. Determinar la mejor de las soluciones posibles para cumplir nuestros objetivos. Como conclusión podríamos establecer que la Estrategia es un instrumento, una herramienta para alcanzar unos fines, que establecen el adjetivo que califica la Estrategia.[...] La seguridad en su acepción más radical, significaría el control total de todos los riesgos en todos los ámbitos y sin límite temporal, lo que es absolutamente imposible de conseguir. Si la seguridad se pudiera alcanzar con garantías y en grado sumo, la defensa sería innecesaria, pero como la seguridad absoluta normalmente es inalcanzable, deberá ser gradual y por lo tanto asumiendo un grado de inseguridad. La existencia de ese grado de inseguridad nos aboca a protegernos preparando la defensa. La seguridad queda delimitada por los intereses que protege. Esto nos permitirá hablar y clasificar la seguridad según en el campo en el que actúe. [...] La seguridad nace de una necesidad derivada de la existencia real de la hostilidad contenida en un agente que se opone a la misma y que llamaremos «agente hostil». No es pues una necesidad espontánea. El concepto de seguridad no se limita a la existencia de un posible enemigo, un adversario que con intereses contrapuestos a los nuestros pueda dar lugar a un conflicto. El concepto actual de seguridad contempla también riesgos que nada tienen que ver con el conflicto[...] Tres son los parámetros fundamentales para establecer la seguridad: la identificación del agente hostil, la definición de los bienes a proteger y la elección del grado de cobertura deseable. Fijados estos parámetros, y teniendo presente los medios disponibles, es posible formular el grado de seguridad a alcanzar. EL AGENTE HOSTIL El término «agente hostil», se aplica tanto a las causas que puedan producir daño por sí mismas con voluntad de agredir, como a aquellas causas en las que no concurre esa voluntad, […] La determinación del «agente hostil» es condición indispensable para centrar todo el problema de la seguridad ya que, estamos hablando de la causa que lo origina...” 1. Miguél Ángel Ballesteros Marín - Coronel de Artillería, diplomado de Estado Mayor. Jefe del Departamento de Estrategia de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas del Estado español Se trata entonces de una linea operativa general que sigue una estrategia mundial de control de la opinión pública y de administración política “gerenciamiento” de los aparatos de defensa regionales, en función de salvaguardar los negocios transnacionales e identificar “agentes hostiles”, para la “seguridad” del orden capitalista, en tanto la OTAN redefine su ámbito de incumbencia a “cualquier oscuro rincón del planeta”. Los “agentes hostiles” son tan importantes o más para la estrategia de dominación capitalista que los agentes operativos propios y los problemas sociales reales. Bin Laden y Al Qaeda, “los saqueadores” o “los villeros” son la mejor prueba de la necesidad de “fabricar” enemigos, para fabricar falsos problemas y soluciones policíacas o militares para asuntos estrictamente económicos y políticos. El neopopulismo justicialista posmoderno, es de cualquier manera que se intente interpretarlo, la estrategia central de estabilización del mercado argentino, acordada con los factores de poder capitalista internacional. La estrategia político-militar-propagandística fundamental, es considerar cualquier oposición antisistémica, como peligro de primer orden para la seguridad del Estado burgués, por tanto para el aparato de “defensa y seguridad nacional” neocolonial. Ninguna banda de ladrones o narcotraficantes estará nunca en condiciones de disputar a una organización política de izquierda, el grado de interés del aparato del Estado terrorista burgués, en neutralizarla y desarticularla. Lo digan o no, mas del 50% del aparato de inteligencia estatal está dedicado exclusivamente a operaciones de carácter político. Hay también quienes aseguran que en Argentina representa cerca del 80% del personal y recursos de las agencias de seguridad del Estado. Las organizaciones populares se convierten así en factores de riesgo, “amenazas a la seguridad” en la estrategia de saqueo de los recursos y las finanzas de los estados capitalistas dependientes, sin que la política se encuentre en la necesidad de enunciar públicamente una estrategia de “defensa” del Estado. La tarea fundamental es la inteligencia, la intervención táctica encubierta y la guerra de baja intensidad por todos los medios militares al alcance. Guerra bacteriológica, guerra informativa, guerra por la apropiación simbólica del pasado, guerra al fin, irregular y permanente en todos los ámbitos de la vida social y privada. El capitalismo es un estado de guerra permanente contra la condición humana. Terminamos esta nota apuntando algunas referencias que servirán para señalar claramente la diferencia significativa entre los conceptos de estrategia y métodos de lucha: “El marxismo se distingue de todas las formas primitivas del socialismo en que no vincula el movimiento revolucionario a ninguna forma determinada de lucha. Admite los métodos más diversos de actuación, sin por ello “inventarlos”; se limita a generalizar, a organizar, a dar sentido consciente a los métodos de acción de las clases revolucionarias que surgen espontáneamente en el transcurso del movimiento revolucionario. Enemigo resuelto de todas las fórmulas abstractas, de todas las recetas de los doctrinarios, exige el marxismo una actitud atenta hacia la lucha de las masas, lucha que suscita sin cesar nuevos métodos de ataque y de defensa, conforme se desarrollan los acontecimientos y la conciencia de las masas, y conforme se agravan las crisis económicas y políticas. El marxismo no rechaza ninguna forma de lucha [...] El marxismo no se contenta en todo caso con las formas de lucha existentes o posibles en un momento dado, reconociendo que son imprescindibles nuevos métodos de acción, desconocidos aún por los militantes actuales, sin que se haya modificado la coyuntura. Puede afirmarse a este respecto que, lejos de abrigar la pretensión de enseñar a las masas métodos de acción ideados por los confeccionadores de sistemas, producto de gabinete, es el marxismo una escuela permanente de la práctica de las masas.[...] El marxismo exige de una manera incondicional el estudio histórico del problema de las formas de lucha. Plantear este problema con independencia de una situación histórica concreta equivale a desconocer el abecé del materialismo dialéctico. A distintos momentos de la evolución económica corresponden diferentes formas de lucha condicionadas por las situaciones políticas, nacionales y culturales, así como por las costumbres que modifican a su vez las formas secundarias, auxiliares, de la acción.” V. I. Lenin - Sobre la guerra de guerrillas. 30 de septiembre de 1906