población que unas casas de labradores que están liacia la mitad

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RELACIÓN DIARIA
población que unas casas de labradores que están liacia la mitad del
camino, entre Ciudad Real y Caracuel, al amanecer.
Día 2 Agosto (Sábado).
a
Entramos en la posada 2 . de las dos que hay en el lugar, donde nos
alojamos con muchísima incomodidad. Caracuel es una población de
unos 30 vecinos que viven reducidos á la mayor miseria. Carece el lugar de cura, médico y cirujano, de que se provee en las ocasiones do
necesidad recurriendo á un lugar vecino llamado el Corral. Nuestro
descanso fué correspondiente al que nos prometió el alojamiento, y hubiera sido intolerable el desasosiego sino hubiéramos salido antes de la
hora acostumbrada, por pedirlo así lo dilatado y penoso de la jomada
siguiente. Se aumentó en Caracuel nuestra incomodidad con el motivo
de una camorra entre las muchas que se levantan en tales sitios, originada de unos palos que dio un arriero de Montilla, que pasaba á Madrid, al hijo del mesonero. La gresca duró todo el tiempo que duró
nuestra comida, después de la cual amaneció la serenidad.
Entre 4 y 5 de la tarde salimos de Caracuel, y yo me adelanté con 4
conductores de Cádiz que hacían las mismas jornadas que nosotros,
para llegar antes de la recua á Yillamayor, donde arribamos hacia las 7
de la tarde. Con este adelantamiento tuve la ocasión de registrar el interior de este pueblo, que dista dos leguas 'de Caracuel, y examinar el
número de sus vecinos, que es de unos 150. El lugar es bastantemente
sano y está situado al pie de un gran cerro. La labor principal de las
mujeres de esta población se reduce á trabajar encajes á que veía aplicadas las más del pueblo por donde quiera que pasaba. No se me
puede olvidar la mendigación que tuvimos de hacer los 5 pasajeros
para alcanzar una pequeña talla de agua que ansiosamente distribuímos
entre cinco, y apenas bastó para socorrer nuestra necesidad, que quedó
casi en el mismo estado. La casualidad de pasar por un sandial fué la
más favorable en aquella ocasión, que con algunas tajadas de sandías
apagamos la sed, que no habíamos llenamente socorrido con el agua. Nos
sirvió do bastante consuelo este refresco natural, con que tuvimos igualmente la complacencia de probar esta fruta la primera vez en hogaño.
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