VIAJE DE FIN DE CURSO DE LA UNIVERSIDAD SENIOR DE VIGO

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VIAJE DE FIN DE CURSO DE LA UNIVERSIDAD SENIOR DE VIGO
Hace ya dos semanas que hemos regresado del Viaje Fin de Curso, organizado por el 3º Curso
de la Universidad Senior de Vigo, Promoción 2012-2015 y se me agolpan los recuerdos y
encuentro dificultades para resumir todo lo acaecido en aquella Pequeña-Gran Aventura.
Mis primeras palabras tienen que ser de admiración y agradecimiento para el tándem
organizativo formado por José Carlos Minguez y Fernando Devesa que han puesto el nivel
aun más alto de lo que
estábamos acostumbrados.
Todo empezó a las puertas
de
la
Escuela
de
Empresariales y a las pocas
horas ya habíamos realizado
un masivo desembarco en la
inigualable Playa de las
Catedrales.
Innumerables
anécdotas ya están grabadas
en el disco duro de nuestra
memoria. A partir de ahora,
palabras
cómo
Santina,
sidrina, fabes, sobaos, rabas,
Sardinero, Sella, piragua,
neopreno,
escarpines,
espicha, menús, capricho ect.
ect. sin olvidarme, por supuesto, del inefable “pitu” formarán un hilo conductor del que
saldrán miles de conversaciones con bellos recuerdos.
Personalmente confieso que hacía muchos tiempo que no hacía el ridículo con tanta dignidad
y prestancia hasta que me vi embutido en mi nueva y viscosa piel de neopreno, con mis garras
de escarpines y paseando mi palmito por las calles de Arriondas camino del inicio del
Descenso del Sella más importante del siglo. Pido perdón a Tino por mi poca destreza al
manejar el timón y prometo que en próximas ediciones podré estar a la altura de mis
compañeros que ya son
conocidos en la zona cómo “
Os Tritons das Rías Baixas”
Quiero aprovechar la ocasión
para recuperar y revindicar una
expresión que ya está casi en
desuso o al menos yo hacía
tiempo que no la oía, y esta es:
”Reir a Mandíbula Batiente”.
Después de nuestra anterior
visita a Atapuerca y la muy
cercana a la Cueva de
Altamira, lo de la mandíbula
encaja aquí perfectamente. En
cuanto a la “incontenible risa”,
fue la reacción natural que
surgió de una manera espontánea ante la visión del video que grabó nuestro “paso ligero” por
el Parque Natural de Cabárceno, No hay comentarios.
En dos momentos del viaje hemos sufrido una atípica discriminación. No fuimos
discriminados ni por raza ni por sexo ni por edad ni tan siquiera por ideas políticas, creencias
religiosas o afinidades deportivas. Hemos sido discriminados por los menús de comida y cena.
Todo quedó en una simpática anécdota pero que deja al descubierto las diferencias que aun
existen entre la carne y el pescado. Algún político diría, enfatizando la voz, que habríamos
sido “víctimas del pragmatismo del Chef”.
Lo que ocurrió en la
“espicha” de la sidrería de
Villaviciosa fue realmente
apoteósico. .Bajo aquella
colosal bóveda, alrededor
de una larga mesa repleta
de viandas típicas del país,
rodeados
de
grandes
barricas de sidra, la
“Rianxeira” y “Asturias
Patria Querida” sonaban a
música celestial. En cuanto
al “bailongo” no acababa
de creerme lo que estaba
viendo y sintiendo. Era una
mezcla entre “Los viejos
rockeros nunca mueren” y
ya están aquí “Los nuevos Travolta Seniors”.Al final, el deterioro del viejo “tocadiscos” hizo
que el “guateque” no se prolongara más de lo necesario.
Realmente emotivo fue el momento de los “brindis” tras la romántica comida en una de las
cuevas de Valdevimbre, donde el espíritu del inolvidable José Salva estuvo siempre presente.
.Aquel grupo de hombres y mujeres, jóvenes veteranos curtidos en mil batallas, trataban sin
éxito de que las lágrimas no
afloraran en sus ojos.
Podía seguir hablando durante
mucho tiempo, pero no quiero
pasarme en exceso. Me
despido con una primicia que
quiero compartir con todos:
Después de un exhaustivo
estudio de los hechos se ha
podido comprobar que el
“Gorila” de Cabárceno no ha
tenido nada que ver con la
rotura del parabrisas trasero
del autobús.
Gracias por vuestro cariño.
Manuel Rodríguez Díaz
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