LA ESTRUCTURA ARANCELARIA Y EL COSTO DE PROTECCIÓN EN AMÉRICA CENTRAL* Jefhey B. Nugent (University of Southern California) Debido a que el promedio de las tasas arancelarias en América Central (las que se han estimado entre un 30 % y un 40 %) se encuentra claramente por debajo del promedio vigente en la Argentina, el Brasil, Chile, Colombia y otros países latinoamericanos (cuyo promedio se ha estimado entre un 70 % y un 160 %), corrientemente se ha supuesto que la protección otorgada a las industrias de América Central es mucho menor que la que se otorga en otras regiones de América Latina. A causa de que el porcentaje de recaudaciones por derechos de importación con reepecto a las importaciones del exterior ha disminuido de un 22 % en 1962 a un 17 %> en 1966, también se ha mantenido que el efecto combinado del establecimiento del Mercado Común y de la promulgación de la legislación de incentivos industriales en los países centroamericanos ha sido hacia una disminución en la protección. Finalmente, basándose en el supuesto de que actualmente en América Central se otorga mucho menos protección que en el resto de los países latinoamericanos, se ha mantenido que la posible participación en un Mercado Común Latinoamericano implicaría un aumento en la protección en los países de la América Central. El propósito de la Sección A de este trabajo es el de demostrar que los dos primeros supuestos pueden muy bien no ser válidos —al menos en algunas importantes secciones de la actividad industrial. En la Sección B se intentará cuantificar el costo social de la estructura arancelaria y de la protección obtenidos en la Sección A. La conclusión es que la considerable protección recibida por los sectores más importantes de la industria centroamericana representa un costo social bastante grande para la América Central. Esto implica que la América Central no puede aumentar la protección, y ni siquiera mantener la actual tasa de protección cuando inicie su participación en el Mercado Común Latinoamericano. Versión al castellano de Iván Bello. 751 ir: 0\ OS o C<1 LO 0^ C^l \0 i-H 1—i I—I LO <rq Csl t~- >0 C^ CM C<i es <M o o \o o co o ce t— r^ i~- 1—i cr> ^^ LO CO CO "T^ <—i co co c:> c^ ^ o r<í O co r'i^ o t— r-H ^H T-^ 1—1 lO lO CN 1—1 lO r^o c^ o es (M 1—1 LO c^ o O r- co -M a^ o 00 T^ ^ o o C-l ■^H \0 T* Ov fO CO O r— t^ r-K Ci ■o 0\ ■o 0\ o o I—I 0^ 0^ 0^ O • 1—1 O c3 C3 s =2 r—I \0 «t? es es es r- ce O 3 3 co LO \0 T^ u O t« C3 ha tó > ■-O S O o co I—I es 00 co LO 00 0\ co TT Cvl vo 0^ I—I o o o es es I—I ^ vO co co -^ -^ co LO r^ oo r—I C-1 T:? t^ LO 1—I C> CO o <o t^ 1—1 ■r* 1—^ ^ (—i es LO oo CO o cz> o es co in o 1—I es co >—I -íj CZí co 1—I ^o co co ce *0 -f 'rí' I— es I—I "^ so co f-H co C^ VO co c^ o co o co o ^ i-~ I— es es LO co t— i-o oo co in co CT\ ce 1—I LO vo -f es o es es ■T-íi rt LO CO t— 0\ CN ^ co C> 'í' "^ es t^ "* CJs es 0\ r~ "O LO 0^ co cg co LO -rrC<1 I—I (M LO O O O ir: i—i ^S CO lO CO \0 LO ÍN <M i-H CM O I—i •o I—* ci; co !—1 (M CO CO "^ ■^ LO c^ oo lo i— es — C5 o M 0^ co C-g t— t-- CSJ VO 0^ t>- ON -^ o o r—I LO o^ r— ov to o co es r— es es ^^ es O LO r^ r-( 1—I 'íf' i-H O F-H CNl es '^ o> ^ \0 co ce "^ O LO co t^ co 0^ LO LO CN| C? ^H c^ (^q o Ov ca LO I—I vo -rf -^ co 'rf C3 oo o\ es o o ca CSl 0\ os LO co o t-co co o t-- -r? I—! LO 0^ I—I O C? \o oo -^ CO co I—I oo co ■—I es lO co -rri C3 lO o \o CN co c? c^ es 0\ r—I es m LO <3 'rf co 1^- co LO I—I O O o co l-H b4 f-i C3 -iS » es «53 e 5 iyi W O K ¿tí ^ s ^^ tí O —. WJ =^ o tí o ts « -o ,S rt ip C3 3 s «3 ■Sí ^ 2 S cj w o íx: o —. c -2 'Z !0 o C3 « L< *-» tJQ o 4J "u .a -1—1 A-' i-íi S s r>s en í-t • i-e 03 o -*^ es «3 O, 3 SX -f3 tí O en C3 so CJ co 3 . Q u u O ¡x; « tr> O C3 ^ ^ B ^ 3 o s iT¡ n C3 en C3 u O íg o un CO o es CO CO t~~ CO CO '^ t~CN \o c\ o t— <o o o o I—t LO í>o t— o es o CO r^ >—I ■rr Tí< 00 es es es r—I ■^ '* es LO CO "—I ce LO o o ■^ vo I—I i—l 1—^ o a LO Ov LO VO CO es CO t^ 00 CO -^ es "5Í< CO ■^ CO £1, fln 0 cñ ■—^ -T3 0 'cj "rr o c?\ r~ vo c— es VO Tf> ^ o \o es es 1—t LO CO LO co co t— o o o 0 C 3 2 t~- CO Tfl 0^ vO i-H 0> 1—I LO o I—H o Lu o LOO ■^ LO 00 0 e3 -T3 o. r^ C >o o^ r~es es es « • f* 0 0 c 4J p 0 -0 Os LO vo r- o r- o\ r- es CO c^ 00 o ci o> o o es cO CO ,—( CO TT "^ vO LO o F—< LO es es csi I—I es LO CD o o t^ VO r-H CO O .—I CO i-H r-H ,-H es tw VD o o 00 r—1 re \0 "^ 0^ 00 \0 yi) 0 ■^ es es es I-I 'vi 0\ CO ÍO •^ c> es vD ■o CN es es c-i es 00 vo C\ CO CO I—I es o\ CO L.O es es O I—1 \o C> t~-* LO \o 00 1—I I—I o f—I tr .2 0 •■OJ 3 4-1 o. ;-i es ^^ CO es r^ o CO es o es vo (O LO VO VO CN C^ c\ CO CO ■«* "íf LO -^f es rCO "O es oo -^ o\ o cu fes o CO v£? es -^ CO I—I es LO o es CO LO CO •^ os c> vo CO es ■^ CO CO -^ es '^ CO CO e<i 1—1 o I—I OJ 13 QQ cñ ir S ■3 m 0 -O u -a res LO es >-r' s OÍ 13 '0 1) t-- vo *# uo c— ca es r? o , '3 0 F*^ tí ? , u vO CM r* '^ CO -f <—I CN o c3 V -T3 i ÍD <u CO 1=: 0 0 "0 U C3 -3 « ^ B '2 0 ñ c _o 0 a. 0 o PO I—( LO es VO f-H Q ■< r-i o I—I « «5 > « ü « -ac 30 'O w O í: r-1 ■í—» o =í 1^ ^ cd Ctt Cí « ° rt co 13 cj C3 «J 01 tj ej -T3 3 63 I— I-l a¡ o o Tí t> -0 0 0. c3 o _< ea <r e3 ^ > B ^ C/J u w e ín "So ^ .^ 2 3 S o 0 WOs o UJ o ÍC (S Ij 3 0 0 *-* ■^ -^ »-• 0 "tí ;*■ ;>N ^ 'tí -a 0 ^ 2 a M 3 ^ ^T í U 72 ^ 3 -3 -O 0 'iZ <i> Tí o '5j ca v 0 En CO m O 3 "O "o 3 O LO ^ ,K^ *^ 2 0 3 '^ ;-. 0 0 u. O, ^^ ^^^-^ 0 35 es PM -a b. ti NO 0 fTÍ ej te —' cd ^ b o o 3 "3 O "" O en 1--3 2^<-> ^ o 2 CO 12 *5 M _a 0 a:> -a c/} 0 ^ CO S o cr tn O 3 C ca o C/3 W ■< U3 K U4 0 c/í < ^ ca -o ü _© c =3 'iJ L^ 0 3 33 s s 0 CJ 1»* CJ z ca b« cd 0. tí 'O C-J 2 3 S CJ 0 *-*-! 5 _ • 3 ejo =3 Cl ,5 -0 u v. -o c 0 tn 'c % .^ Ja -3 fU 0 en O d ^^^ « H W c¡ 4í w 0 z 1—< Cs| PO ^3" CUADRO 2. Tasas arancelarias nominales promedio en los países centroamericanos Cía sificación País Promedio 19601963 Promedio 1964-1966 Promedio 1960-1966 0 Alimentos Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras .2332 .1621 .2425 .2697 .2219 .2088 .2275 .2847 .2309 .1777 .2360 .2796 1 Bebidas y tabacos Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras 1.6764 .8936 1.2780 2.ai90 2 .1730 1 . 5536 1 .2111 2 .1785 1 .7757 1 .1136 1 .2493 2 .1353 2 Materias primas en bruto (excepto grasas, aceites j combustibles) Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras . 1453 .0475 .0492 .0854 .0469 .0378 .0812 .0434 .1256 .0443 .0629 .0574 3 Combustible* Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras . 6239 .6959 .4584 .3110 .6097 .1329 . 0653 .3433 .6211 .5083 .2900 . 3326 4 Grasas y aceites Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras .1104 .2615 .2346 .1729 .1451 .0308 .0514 .1340 .1174 .1846 .1561 .1470 5 Productos químicos Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras .1129 . 1330 .1026 .0920 .0639 .0896 .0959 .0768 .1031 .1185 .0997 .0819 6 Productos manufacturados (por tipo de material) Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras .2590 . 2761 .2234 .1561 .2125 .2415 .2179 .1763 . 2497 .2643 .2211 .1696 7 Transporte, equipos y maquinarias Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras .1622 .0962 .1166 .0319 .1084 . 1005 .1376 .0584 .1514 .0976 .1255 . 0496 8 Otros productos manufacturados Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras .4682 .2678 .2737 .2648 .4835 .2988 .3844 .3028 .4713 .2782 .3212 .2901 LA ESTRUCTURA ARANCELARIA A. LA ESTRUCTURA ARANCELARIA Y LA PROTECCIÓN AMéRICA CENTRAL 755 EFECTIVA EN LA El factor principal que generalmente se omite, al igualar las tasas arancelarias promedio con las tasas de protección, es la estructura arancelaria. La protección efectiva otorgada a una industria se puede estimar correctamente sólo si se consideran en forma conjunta la estructura arancelaria y la estructura productiva. Será útil distinguir con claridad entre los conceptos de *'tasa arancelaria nominal" —el derecho de importación dividido por el valor CiF de las importaciones— y la "tasa efectiva de protección*', la cual representa la incidencia de los derechos de importación sobre el valor agregado del producto, considerando también la tarifa nominal sobre cada insumo utilizado en la producción del bien.^ La distinción se puede apreciar con facilidad por medio de la generalmente aceptada expresión para la tasa efectiva de protección (Ti), dada por: (1.1) T, = 1 donde íy es el arancel nominal de la clase / de bienes, a^^ es el insumo del bien i en términos del valor por unidad de producto en el sector /, t^ es el arancel nominal sobre el insumo i y Vi {V^ ^= 1 — 2 a^^^ es el valor agregado por unidad de producto bruto en el sector /. Luego, puede apreciarse que mientras más bajo sea el arancel nominal sobre los insumos, i = 1,2, . . . n, y mientras mayor sea la suma de los coeficientes de los insumos; 2 a^j, mayor será la tasa efectiva de protección (7'^) . El cuadro 1 presenta los aranceles nominales, de acuerdo con la clasificación internacional de un dígito, para Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras. (No se dispuso de información para Nicaragua.) Dichos aranceles nominales fueron calculados dividiendo las recaudaciones por concepto de derechos de aduana por los valores CiF de las importaciones. A partir de 1962, las importaciones desde otros países centroamericanos se dedujeron de las importaciones totales en razón de que por esa fecha la gran mayoría de esos productos quedó sujeta a libre internación debido al establecimiento de un área de libre comercio y de una eventual unión aduanera. * Véase W. M. Corden, "The Stnicture of a Tariff System and the Effertive Protecti%e Tariff', Journal of Poliñcal Economy, junio de 1966, pp. 221-237. 756 EL TRIMESTRE ECONÓMICO Los promedios de las tasas calculados en el cuadro 1 se presentan en el cuadro 2 para los años 1960-1963, 1964-1966 y 1960-1966. Los aranceles nominales sobre los alimentos, bebidas y tabacos, que se destinan casi por completo al consumo privado, han permanecido en general constantes, a excepción de El Salvador, donde han aumentado violentamente en los últimos años. En las categorías restantes, las tasas arancelarias nominales vigentes han mostrado tendencias significativas. En las categorías de materias primas (materias primas en bruto, combustibles, grasas y aceites) y de productos manufacturados semiterminados (productos químicos y productos manufacturados por tipo de material) las tasas arancelarias nominales vigentes han mostrado una tendencia decreciente, mientras que en las categorías de productos manufacturados terminados (bienes de capital y productos manufacturados para el consumo) se ha observado una tendencia creciente. Aunque los aranceles nominales sobre bienes de capital han aumentado algo en los últimos años, aún permanecen, en promedio, bastante bajos —alrededor de un 10 %. Debería aclararse que las industrias que están siendo realmente protegidas en la América Central son las de bienes manufacturados de consumo terminados, que predominan en la categoría de *'otros productos manufacturados". Las tasas arancelarias vigentes en estas categorías son altas (entre un 30 %> y un 50 %), y en general han aumentado en todos los países de la América Central para los cuales hay información disponible durante el periodo 1960-1966. Además, debería considerarse como virtualmente cierto que las tasas vigentes en el rango de 30 % a 50 % subestiman sustancialmente las verdaderas tasas arancelarias nominales, por las siguientes razones: 1) Los aranceles más altos que se aplican a algunos de los items dentro de esta categoría desalientan la importación de ellos y estimulan su sustitución por otros con aranceles más bajos introduciendo un sesgo hacia abajo en las tasas arancelarias vigentes. 2) La amenaza de los aranceles altos hace que los importadores logren tasas arancelarias totales más bajas por medio ya sea del soborno a los oficiales de aduana o por medio del contrabando. Por supuesto que ni las entradas ocultas de los oficiales de aduana ni la pérdida arancelaria pura (ahorro obtenido por el importador) se incluyen en las estadísticas oficiales de recaudaciones arancelarias. Es claro que no sería fácil obtener una estimación cuantitativa del efecto de cada uno de estos sesgos en la medida de los aranceles nominales. Por lo demás, un ligero examen sugeriría que el soborno y el contrabando son probablemente menos comunes en la América Central que en otras partes del mundo. 757 LA ESTRUCTURA ARANCELARIA Sin embargo, la utilización que hacemos de una tasa arancelaria externa nominal de un 50 % sobre las importaciones de bienes manufacturados de consumo no durable es, sin lugar a dudas, una estimación bastante conservadora. En el ejemplo semihipotético ofrecido en el cuadro 3 se verá que aun una tasa arancelaria nominal de un 50 % puede otorgar 3. Comparación de las tasas efectivas de protección en bienes minufacturados de consumo no durables en América Central y en la Argentina CUADRO Insumas por unidad de producto Clasi/icacica de insumos y productos 0 1 2 3 4 5 6 7 8 Alimentos Bebiaas y tabacos Materias primas en bruto Combustibles Grabas y aceites Productos químicos Bienes semiprocesados Maquinaria y transporte Productos manufacturados Electricidad Transporte, comercio, servicios \ alor agregado .2 .1 .1 .1 .2 .3 1.0 Total Estructura arancelaria en América Central Estructura Arancelaria en la A rgcntina .20 1.70 .05 .15 .10 .08 .20 .10 .50 .00 .00 .43 .63 .95 .63 .50 63 t —>:a t j Ti . t i; ' v> Tj A. Central = T Argentina .500-— .038 .3 .462 .630-— 944 386 .3 "T3~ 154% 128.7% (1) Cocfirif"ntP= de in^tiino-firodurto de lo? cuadros de in^iimo-prodiicfo para varios paí?*»^ latinoamericanos. (2) Aranceles nominales para la América Contra! de loí promedios para el periodo 1964-1966 en el cuadro 2. Se utilizó una e-timación con=^enadora de un 50 ^'r romo la lasa arancelaria nominal i>ara la América Central sobre los bienes maniifacfiirados de iní?iimo terminados, de acuerdo a consideraciones dadas en el te^to. f3'l Los arancele- nominales para la Argentina se obtmieron de Santiago Macario, "Protectionism and Tridiistrialization in I.atin America"', Econornic Bulletin jar Latín America, vol. IX, N' 1, marxo, 1964, pp. 61-102. 7S8 EL TRIMESTRE ECONÓMICO un grado de protección efectiva bastante considerable (¡154 %!) a las industrias afectadas. Los cálculos se basan en la expresión para le tasa de protección efectiva dada por (1.1). El ejemplo citado es hipotético en el sentido de que no se basa en las tasas de derechos aduaneros actuales sobre insumos y productos específicos y sobre coeficientes de producción de plantas determinadas, sino sólo en un promedio para un tipo industrial muy amplio —la industria de bienes de consumo no duratle. Sin embargo, la conclusión obtenida a base de los bienes durables para un extenso tipo de industrias indudablemente se mantendría a fortiori para muchos subgrupos de industrias dentro de esta amplia clasificación, aunque en un menor grado, o en ningún grado para otras subcategorías de estas industrias. El cuadro 3 nos proporciona también una comparación entre las tasas arancelarias nominales y la protección efectiva otorgada a productos manufacturados de consumo no durables en la América Central y en la Argentina. Para los efectos de la comparación se eligió la Argentina, porque de acuerdo a los cálculos de la CEPAL^ la Argentina tiene las tasas arancelarias nominales más altas en América Latina y, sin lugar a dudas, existirán allí los mercados y los competidores más importantes para los productos manufacturados centroamericanos dentro del contexto del Mercado Común Latinoamericano. A pesar de que el arancel nominal en la Argentina es considerablemente mayor que el de la América Central (63 % versus 50 %) la manufactura de bienes de consumo no durable en la Argentina está afectada por el hecho de que sus insumos (materia prima en bruto y productos intermedios) se encuentran mucho más protegidos que en la América Central. Por esta razón, la protección efectiva para esta amplia clasificación industrial en la Argentina (128.7 %), aunque alta, no lo es tanto como la tasa de 154 % por unidad de actividad protegida en la América Central. Con industrias tan altamente protegidas como parecen existir en la América Central (en parte debido al efecto del Mercado Común mismo, aunque quizá aún más debido a la legislación de incentivos industriales que se ha establecido en una base competitiva a través de la región) uno se puede preguntar seriamente cuan competitivas serán las industrias centroamericanas de este tipo dentro de los mercados internos más libres de - Economic Commisision for Latin America, "Customs Dulie? and Other Import Charges and Restrirti'>n-i in Latin American Countries: Average Levéis of Incitlence" (E/CN. 12/554 y Add .1 a 11). LA ESTRUCTURA ARANCELARIA 759 un Mercado Común Latinoamericano. Debido a que las industrias de bienes pesados intermedios y de bienes de capital requieren de trabajo y capacidad empresarial más altamente entrenados y de mercados mucho más amplios que los que la aún integrada y rápidamente creciente América Central sea posiblemente capaz de proveer, y en el grado en que esta extremadamente alta tasa de protección se pueda suponer produzca ineficiencia (como generalmente sucede), la perpetuación de la estructura arancelaria existente podría muy bien constituir un desastre para las esperanzas centroamericanas de ulterior industrialización dentro del contexto del Mercado Común Latinoamericano. Se debe admitir que las fuentes de información sobre las que se encuentran basadas las tasas arancelarias para la Argentina y la América Central no son realmente comparables. Las tasas centromericanas se obtuvieron de datos de recaudaciones actuales, mientras que las tasas argentinas se basaron en promedios aritméticos simples y ponderados de tasas de impuestos legales. Aun cuando las tasas argentinas incluyen una provisión por el efecto de requisitos de depósito previos sobre las importaciones, ni las estimaciones argentinas ni las centroamericanas incluyen el efecto de la tasa de cambio, de la sobrevaluación o del ingreso y concesiones tributarias a las empresas, ni los aranceles nominales sobre insumios de capital. Mientras que la sobrevaluación puede haber sido por algún tiempo más importante en la Argentina que en la América Central (especial e inmediatamente antes de las devaluaciones argentinas), las concesiones tributarias y las rebajas en las importaciones de bienes de capital probablemente han sido mucho más importantes en la América Central que en la Argentina. Por esta razón, y debido a que los aranceles argentinos son tasas arancelarias legales, no vigentes, los cálculos pueden muy bien subestimar la protección efectiva en la América Central, tanto en términos absolutos como relativos, con respecto a la de la Argentina. Es necesario prevenir al lector de que es probable que los cálculos de las tasas de protección efectiva sean muy sensibles a los cambios en la estructura de la producción. Sin embargo, se podría concluir con seguridad que estos cálculos semihipotéticos son indicativos del hecho que probablemente existen subclases importantes de industrias en la América Central, donde la protección efectiva sea extremadamente grande y mayor que en la mayoría de los otros países latinoamericanos. Sin embargo, esto es cierto solamente en el caso de las industrias que se encuentran protegidas en la América Central. En las industrias de bienes durables v de bienes pesados es muy probable que los aranceles nominales de 760 EL TRIMESTRE ECONÓMICO 100 % O 200 % en la Argentina, comparados con sólo 5 % o 10 % en la América Central, otorguen a estas industrias argentinas una protección efectiva infinitamente mayor que en la América Central. Parece desprenderse de la imponente lista de solicitudes para aumentos arancelarios en las diferentes industrias de bienes de consumo actualmente pendientes en SIECA^ (las cuales aparecen en el cuadro 4) y del efecto continuado de las leyes de incentivos a la competencia industrial, que la tendencia pasada hacia una mayor protección efectiva para los bienes manufacturados de consumo terminados puede esperarse que conCuADRO 4. Solicitudes para revisión de aranceles actualmente pendientes en la América Central Arancel actual Ad valorem ítem Bicicletas y sus partes Nuevo arancel solicitado 25 80 Tubos fluorescentes 17 165 Ropa interior para damas — tejidos de punto Rayón Seda Sintéticos Hidrómetros 111 113 66 195 163 120 Ropa interior para damas — que no sea tejido de punto Rayón Seda Sintéticos 138 98 78 240 196 139 Manufacturas de lona 30 152 Brochas para pintar 18 51 Cañerías — hierro y acero 22 39 Planchas y moldes plásticos 44 99 Partes de paraguas 32 85 Uten-ijlios de cocina 39 92 FUENTE: SIEGA — BIRF. ^ SiECA e= la Secretaría para Integración Económica en Centroanicrica. LA ESTRUCTURA ARANCELARIA 761 tinúe. También debería resultar claro de las comparaciones anteriores que, si el establecimiento de una tarifa externa común del tipo de la de la Argentina es parte de la formación de un Mercado Común Latinoamericano, la protección efectiva a las en la actualidad altamente protegidas industrias centroamericanas declinaría sustancialmente. B. EL COSTO DE LA PROTECCIóN Con el objeto de determinar la seriedad de las expectativas de crecimiento a largo plazo en la América Central, se debe intentar obtener por lo menos una estimación cuantitativa gruesa del costo social de protección. La estimación del costo y/o beneficio de la protección a una economía ha constituido por mucho tiempo una de las controversias más importantes entre los economistas. En las últimas décadas, el principio clásico de la ventaja comparativa (que implica una política de libre comercio) ha sido puesto en tela de juicio por diversas olas de contra-argumentos en favor del proteccionismo (por ejemplo, el argumento de la industria naciente, el argumento de los términos del intercambio y la presencia de discriminación de precios en los mercados de bienes y factores) como medio de promover industrialización. Se han hecho algunos intentos de utilización de modelos de programación lineal para la economía en general con el objeto de calcular precios del costo de oportunidad social de los bienes (precios sombra), de los factores y de los recursos (los que quizá proporcionarían una prueba convincente de los argumentos en favor de la protección). Sin embargo, parece que nos encontramos bastante lejos de poder construir modelos de programación lo suficientemente refinados como para que nos jiroporcionen resultados de suficiente confianza hasta el grado de que ofrezcan una evidencia conclusiva en estas materias. Parece ser que la ventaja comparativa en los países menos desarrollados ha tendido a permanecer estática en las actividades primarias en un mayor grado que el que sería óptimo, pero existe poca evidencia como para afirmar que esto se ha debido a una protección insuficiente en los países menos desarrollados. ¿Puede parecer probable que las tasas arancelarias, promediando entre un 70 % y un 200 %, en los países latinoamemericanos han sido demasiado pequeñas como para haber logrado lo anterior? Se ha hecho cada vez más evidente que lo contrario puede estar más cerca de la verdad, por ejemplo, las tasas arancelarias altas han protegido a las industrias nacionales en tal grado que no existen 762 EL TRIMESTRE ECONÓMICO incentivos como para empeñarse en la industria de exportación y aprovechar las economías de escala que un mercado más amplio podría facilitar.* Se le ha prestado aún menos atención a la estructura arancelaria de los países avanzados, los cuales, a pesar de las bajas tasas nominales en casi todas las categorías, discriminan sistemáticamente en contra de los bienes terminados, contribuyendo de esta manera al estancamiento en las ventajas comparativas de los países menos desarrollados,*^ En cualquier caso, existe consenso en que una protección considerable comprende mucho más costos que beneficios, tanto en el corto como en el largo plazo. En los últimos años, algunos economistas han intentado cuantificar, al menos en gruesos términos, los costos de protección. Los métodos utilizados han sido esencialmente de dos tipos —uno enfocado en gran parte o en su totalidad hacia patrones de comercio, y el otro comprendiendo en mayor grado efectos indirectos en toda la economía. El primer método ha sido utilizado por Harberger,^ Brigden/ Young^ y Balassa" para calcular el costo de la protección en Chile, Australia, el Canadá y la Argentina, respectivamente. Cada uno de estos intentos de cuantificación ha diferido levemente —Harberger hizo el supuesto de que la remoción de las barreras arancelarias en ningún caso haría que la producción interna disminuyera hasta cero; Brigden y Young asumieron que los cambios arancelarios no afectarían el consumo interno, y Balassa utilizó el concepto de tarifa efectiva en lugar del concepto de tarifa nominal usado por los otros. Sin embargo, cada uno de estos intentos para medir el costo de la protección han partido de una definición común del costo de protección específicamente, el monto de ganancias de exportación a que se renuncia con el objeto de ahorrar una unidad en la nómina de importaciones por medio de la producción interna. Como un método alternativo para estimar los costos de la protección, * Santiago Macario, "Protectionism and Industrialization in Latín Anieiica", Eronomic Bulletin foT Latin America, vol. IX, N'' 1, marzo, 1964, pp. 61-102. ^ Bela Balassa, "Tariff Protection in Industrial Countries: An Evahiation", Jouriial of Political Economy, vol. 73, diciembre, 1965, pp. 573-594. ® Amold C. Harberger, "Using the Resources at Hand More Effectlvely", American Economic Revictv, mayo, 1958, pp. 134-155. '^ J. R. Brigden, "The Australian Tariff and the Standard of Living", Economic Record, noviembre, 1925. ^ J. H. Young, Canadian Commercial Policy, Ottawa, 1957. * Bela Balassa, "Integration and Resource Allocation in Latin Amprica", Paper presented lo Conference on Latin American Economic Developnaent at Comell UnÍTersity, abril, 20-22, 1966. LA ESTRUCTURA ARANCELARIA 763 Lipsey^** y Johnson" han destacado el exceso de costo que para los productores y consumidores nacionales implica la protección. En esta forma, ellos calculan el costo de protección por vía de su efecto en la estructura de los precios internos y los efectos indirectos resultantes sobre el consumo, producción y distribución de recursos. Con el objeto de obtener alguna idea acerca del orden de magnitud del costo de protección en la América Central, se ha intentado calcular estos costos por medio de los dos métodos anteriores, procurando en ambos casos mantenerse en el lado más conservador. En relación al primero de los métodos mencionados (debido a que el método de Balassa parece encontrarse en el medio entre la estimación muy conservadora del costo de protección de Harberger y las estimaciones más altas de Brigden y Young) se utilizará el método de Balassa para estimar el costo de protección en la América Central. Se ha estimado en una forma muy conservadora en un 50 %> la protección efectiva otorgada a aproximadamente el 25 % de la nómina de importaciones totales que se encuentra sujeta a protección. Se debe observar que esto es comparable con el promedio de 154 % obtenido en los cálculos del cuadro 3. Se ha procedido también en una forma muy conservadora al estimar la elasticidad-precio de la demanda por importaciones protegidas en un 0.5. En esta base se ha obtenido una estimación del costo mínimo de protección {CP) ascendiente al 1.375 % del producto regional bruto de la América Central, el cual es de S 55 millones. Esto puede verse bajo la ecuación (2.1) en los cálculos que siguen: (2.1) CP/GRP =^ Ta*a de protección efectiva X Proporción de importaciones protegidas a importaciones totales X Elasticidad precio de la demanda por importaciones totales X Razón de importaciones a producto regional bruto CP/GRP = 0.50 X 0.25 X 0.50 X 0.22 = 0.01375 ^f R, G. Lipsey, 'TTie Theory of Customs Union: A General Survey", Economic foumal, septiembre, 1960. 11 Harry G. Johnswn, "The Cost of Protection and the Scienlific TarifF', Journal of PolidcaL Economic, vol. LXVIII. N' 4, agosto, 1960, pp. 327-345. Harrjr G. Johnson, "The Theory of Tariff Structure, vrith Sperial Reference to "World Trade and Development", Conferencia mimcografiada ofrecida en Genova, junio, 1964. 764 EL TIüMESTRE ECONÓMICO La fórmula de Johnson para el total del exceso de costo de protección por unidad de actividad protegida {CP) se encuentra dado por: (2.2) Donde Pj es la diferencia promedio entre los precios interno y externo del producto protegido, /", Ciy es el insumo del bien / por unidad de producción en la industria /, di es la diferencia entre el costo de importar el insumo i y aquel atribuible a la importación del insumo cuando se encuentra incorporado en su forma terminada, t^ es el arancel sobre el insumo importado ¿, rij es la elasticidad-precio de la demanda por productos de la industria / y V, es la proporción del valor agregado en relación a la producción bruta en la industria /. (F^ = 1 — ^«i/)> Estimando conservadoramente cada uno de los parámetros de (2.2) en la forma siguiente: Pj = 0.5, di = O, ^a», = 0.5, ^ti =^ O, Vj =. 0.5 y Tij = 1, obtenemos para CP el valor: (0.5) (0.25) (1.0) (0.5) (0.5) — (1) (0) +-^ ^ ^^^ ^ ^ ^ CP = 0.5 H ';= 1.067 ^ 0.5 Si estimamos conservadoramente el valor agregado de la industria de la América Central que esté protegida en un sexto (lo que asciende aproximadamente a $600 millones en 1966), el costo total mínimo de protección ascendería a 100 X 1.067, o sea, $ 106.7 millones. Si además suponemos que IJ la mitad de dicho total podría ser producido por erapresas extranjeras (lo cual es muy dudoso), 2) a lo más la mitad de esas empresas extranjeras no estarían desempeñándose en ninguna actividad en la América Central, a menos que hubiera protección, 3) ninguna otra empresa extranjera hubiera invertido en la América Central si hubiese existido una estructura tributaria menos asimétrica, y 4) todos los factores internos empleados en esas actividades hubieran en otro caso permanecido desempleados, se podría rebajar el costo mínimo de protección (calculado por medio del enfoque de Lipsey-Johnson) a alrededor de $ 75 millones. Se puede ver fácilmente, sin embargo, que la utilización de supuestos menos conservadores en cualesquiera de las fórmulas alternativas em- LA ESTRUCTURA ARANCELARIA 765 picadas podría sin ninguna dificultad doblar, triplicar o cuadruplicar el costo de protección estimado para la América Central por sobre el rango mínimo estimado de $ 55-S 75 millones. Además, aunque estas pérdidas anuales puedan no parecer muy dramáticas ya sea en términos absolutos o en relación al producto regional bruto, debería recordarse que aun un 1 ^/2 o 2 %> de aumento en el ingreso per capita puede significar mucho cuando el nivel de ingreso per capita es sólo de alrededor de $ 300 al año. En vista de la lúgubre perspectiva que enfrentan las exportaciones tradicionales de la América Central y, por esto, de la importancia de llegar a ser competitivo en los mercados mundiales con ¡iroductos de exportación no tradicionales, debería ser evidente que éste es el tipo de pérdida que la América Central no puede darse el lujo de soportar. La estimación del costo anual de protección, que se ha estimado en un mínimo de S 55-S 75 millones es, sin lugar a dudas, eclipsada j)or el costo a largo plazo del crecimiento futuro como resultado del pobre desempeño de las exportaciones. El tiempo es definitivamente crucial. La tendencia presente hacia una mayor protección efectiva a las industrias, que en el marco del Mercado Común Latinoamericano tendrán que convertirse en industrias de exportación para la América Central, debe ser pronta y violentamente invertido si es que la América Central pretende ser competitiva en 1980, que es la fecha fijada para la formación del Mercado Común Latinoamericano. C. IMPLICACIONES DE POLíTICA ECONóMICA Considerando la seriedad de la situación descrita a la luz de las aspiraciones centroamericanas para un crecimiento e industrialización rápidos, se hace imperativo que se tomen las siguientes acciones en la América Central: 1) La adopción inmediata de la convención sobre la legislación de incentivos industriales por todos los países de la América Central. 2) La adopción de medidas administrativas inmediatas para hacer cumplir el pago de impuestos, derechos de importación, etcétera, cuando expire el plazo de 5-10 años contemplado por la presente legislación. 3) La aceptación de prioridades para préstamos por parte de CABEI, bancos privados y de desarrollo nacional público, etc., a base de 766 EL TRIMESTRE ECONÓMICO tasas mínimas de protección efectiva requeridas y del potencial de exportación inmediato. Aun cuando estas medidas puedan tener algún efecto a corto plazo, serán difícilmente suficientes como para proveer una solución a largo plazo. La única medida que probablemente tendría un efecto a largo plazo sería el establecimiento de una Comisión Arancelaria Autónoma Centroamericana. Con la ayuda de SIECA^^ en el delineamiento de una estrategia de desarrollo a largo plazo y de integración de la América Central en el Mercado Común Latinoamericano, esta comisión debería ser facultada para trasformar la estructura arancelaria con el objeto de facilitar el cumplimiento de los objetivos a largo plazo establecidos por SIEGA. Esta medida, naturalmente, comprendería un considerable sacrificio en la soberanía nacional, pero si no se puede encontrar ningxin método alternativo para cumplir con la racionalización necesaria de la estructura arancelaria, esto debería considerarse como un objetivo a largo plazo necesario. ^2 SIEGA, además de ser la Secretaría del Mercado Común, tiene también la responsabilidad del planeamiento regional.