Contenidos Claves de Asignatura Nombre Asignatura: Ética Profesional Sigla: FET204 - FET212 Conexión con la clase anterior 1. Trabajo y virtudes que lo conforman 1.1. Los requisitos para actuar bien 1.2. Las virtudes fundamentales y otras que de ellas derivan 1.3. Otras virtudes dignas de considerar en el mundo del trabajo 2. Resumen de la clase 3. Preguntas de apoyo Conexión con la clase anterior En nuestra clase anterior analizábamos el trabajo desde dos perspectivas: la dimensión objetiva y subjetiva. El carácter objetivo se relaciona con la producción y la subjetiva confiere al trabajo su peculiar dignidad, aspecto que finalmente permite concebir al trabajo como un medio de perfeccionamiento humano. 1. Trabajo y virtudes que lo conforman 1.1. Los requisitos para actuar bien El bien o el mal lo hacen las personas y la dimensión ética de las acciones es lo que mejor expresa a cada persona. Hay cualidades personales que permiten orientarnos al bien. Esas cualidades son las virtudes. La posesión de estas cualidades hace del ser humano una persona capaz de hacer el bien, porque lo hacen bueno. Las acciones no sólo tienen un efecto exterior, transitivo. Su efecto más importante es intransitivo, transformar al sujeto. Así, quién miente se hace mentiroso y quien realiza actos de justicia se hace justo. Sócrates (filosofo griego 469-399 a.C) afirmaba que es mejor padecer injusticias que cometerlas, porque padecerlas acarrea a la persona males externos, mientras que cometerlas afecta interiormente a la persona, es decir, lo convierte en injusto. Las cualidades o virtudes morales no se pueden tener por separado. No tiene sentido poseer una sola virtud, porque todas están interconectadas. Si no fuera así, se trataría de simples destrezas técnicas, útiles solamente para alcanzar objetivos parciales. Lo propio de las virtudes es su conexión, la unificación de las capacidades humanas. Los vicios, aunque muchas veces se arrastran unos a otros, provocan en cambio, la disgregación de las fuerzas de la persona respecto de su bien integral. Otra de las propiedades de la virtud es que permite hacer con facilidad y agrado el bien. Por eso se puede afirmar que los hábitos son una suerte de segunda naturaleza adquirida a través de la libertad. Así, por ejemplo, una persona generosa no sólo da, lo hace gustosamente, sin sentir pena por la pérdida de tiempo o dinero, etc. que su acto le pueda ocasionar. Y es así, porque se fija en los bienes de orden superior que logra con su comportamiento, tales como beneficio de quien lo necesita, demostración de amistad, etc. Diciembre 2010/ Programa de Ética/ Asignatura Ética Profesional 1 1.2. Las virtudes fundamentales y otras que de ellas derivan En el curso de Ética conocimos las cuatro virtudes cardinales, consideradas fundamentales para el desarrollo y bien actuar de la persona humana. Ellas resumen los rasgos básicos del carácter moral y eso hace importante volver a verlas, orientadas al desempeño profesional. La prudencia o sabiduría práctica es una cualidad de la inteligencia que permite saber descubrir qué hay que hacer en cada caso y a procurarlo efectivamente. Aunque es una virtud de la inteligencia, no es teórica, pues se haya orientada a la acción. Por eso no se limita a observar el bien qué se puede hacer, sino que impulsa a ponerlo en práctica encontrando los medios adecuados para lograrlo. Permite así decidir, sin perder de vista el conjunto de valores morales que se encuentran en juego, en cada situación y considerar las posibles consecuencias de lo que se hace. Hay que evitar confundirla con la astucia calculadora, que busca evitar riesgos y que, muchas veces, es signo de poca calidad moral. A la prudencia se oponen la precipitación en la toma de decisiones; la falta de consideración al fijarnos sólo en lo que nos interesa y la inconstancia que lleva a dejar de lado las decisiones correctas que se han tomado, por superficialidad o debilidad ante las dificultades. La justicia se define como la firme y constante voluntad de dar a cada uno lo suyo. Como cualidad de la voluntad, lleva a la persona a ser respetuosa con la realidad, y respetar la realidad supone tratar las cosas según su importancia. La justicia es la virtud básica de la convivencia. Una persona justa nunca trata a los demás como un puro medio para satisfacer sus intereses, y está dispuesta a reconocer los derechos que corresponden a cada uno; es consciente del lugar que ocupa y conoce sus obligaciones. Uno de sus aspectos más importantes es la veracidad, base de cualquier relación verdaderamente humana. La práctica de la veracidad lleva al cumplimiento de las demás exigencias de la justicia. La fortaleza en general, es un atributo de todas las virtudes. Sin embargo, lo que en ella es especial, es que impone un orden racional a los impulsos de la agresividad. Tiene como actos propios resistir y atacar. Le corresponde, por una parte, soportar el dolor que comporta en ocasiones hacer el bien y el dominio de sí para mantener las decisiones correctas, sin volverse atrás ante los obstáculos. Por otra parte, estar dispuesto a hacer frente a las dificultades sin desanimarse. Aquel que es fuerte está en condiciones de convertir las dificultades en desafíos. La templanza modera racionalmente la inclinación al placer. Es una condición de posibilidad de la conducta ética, permite el control sobre las propias inclinaciones y con ello, facilita priorizar adecuadamente con el fin de emprender acciones más elevadas y productivas en la búsqueda del logro de nuestros fines más determinantes y de nuestro desarrollo más pleno, asegurando nuestra libertad. Todas estas virtudes morales operan desde un impulso profundo del espíritu: el amor al bien que busca hacerlo realidad. Podemos verlo cotidianamente al considerar hasta que punto quien se enamora de una persona, de un ideal de servicio o de su propio trabajo, es quién está más dispuesto a hacer las cosas bien, y encuentra posibilidades que el cálculo frío apenas puede sospechar. Diciembre 2010/ Programa de Ética/ Asignatura Ética Profesional 2 1.3. Otras virtudes dignas de considerar en el mundo del trabajo Si quisiéramos hacer un listado de virtudes tendríamos que considerar más de 300, de acuerdo a diversos autores. Sin embargo, haremos mención sólo a otras tres, indispensables en el mundo profesional. La perseverancia es aquella virtud de la que disponen algunos seres humanos en su actuar y que implica la constancia, la firmeza y el tesón en la consecución de algo, por ejemplo, proponerse la meta de graduarse en la carrera profesional que haya escogido, formar una familia o en el logro de algún trabajo con buenos resultados económicos y profesionales. Considera como característica propia, la permanencia en el tiempo del esfuerzo emprendido para el logro de dichas metas. Así, la perseverancia es aquello que permite alcanzar aquello que uno se propone y por el cual empleará los medios y las estrategias que sean necesarias para llegar a tal o cual fin. Se trata de una virtud, porque generalmente la meta que se propone es ardua de conseguir, ya sea por complicada o por el tiempo que puede tomar lograrlo. Entre esos fines podemos citar como ejemplo el tener la casa propia, ser un profesional exitoso, etc. La perseverancia debe ser para cualquiera un valor fundamental, de ella depende el logro o no de nuestros objetivos en la vida, por lo mismo, está en estrecha relación con la virtud de la fortaleza, ya que sólo con ésta la obtendremos o estaremos cerca de hacerlo. La constancia que nos conduce a llevar a cabo lo necesario para alcanzar las metas que nos hemos propuesto, pese a dificultades externas o internas, o a la disminución de la motivación personal por el tiempo transcurrido. La constancia sustenta el trabajo en una fuerza de voluntad sólida y en un esfuerzo continuado para llegar a la meta propuesta venciendo las dificultades e incluso venciéndonos a nosotros mismos. Interesa fomentarla porque es necesaria para lograr cualquier meta o hábito positivo; porque cualquier logro en la vida implica un esfuerzo sostenido que debe sustentarse en la fortaleza; porque el esfuerzo sostenido fortalece la voluntad, elemento indispensable en la vida de todo hombre o mujer maduros. Asimismo, la constancia se convierte en motivación para seguir adelante; porque en la superación de las dificultades conduce a la perseverancia; porque nos hace lograr las metas propuestas y por consiguiente nos induce a sentirnos satisfechos. El resultado será tener la convicción de poder cumplir a pesar de las dificultades. La constancia es un apoyo en la formación de la responsabilidad, que es saber responder a una misión a pesar de las dificultades o el tiempo. Vivir la constancia significa: Adquirir retos concretos y cumplirlos. No cambiar de decisión a la primera dificultad. Hacer opciones estables y mantenerlas en el tiempo. Cumplir aquí y ahora lo que se debe y cuando se debe. No decir “podría” y “me gustaría”, sino “puedo y lo lograré”. No dejar las cosas para después. Terminar lo que se comienza. No dejar tareas y encargos a la mitad. No desalentarse ante las dificultades. Saber esperar. Llevar a cabo las ideas, no solamente imaginarlas. Hacer las cosas en el momento, y hacerlas bien. Cumplir con esfuerzos aparentemente pequeños y sin importancia. Mantener el máximo esfuerzo de principio a fin. Vencerse a sí mismo. La humildad es la virtud que consiste en conocer las propias limitaciones y debilidades y actuar de acuerdo con ello. Es característica de aquellas personas que no se siente más importantes o mejores que nadie pese a sus logros. Es una virtud de realismo porque nos permite tener una justa medida de nuestras capacidades y habilidades al mismo tiempo, de nuestras debilidades y falencias. De esa manera, sabemos cuánto valemos, todo lo que debemos progresar, y somos Capaces de valorar las capacidades, habilidades y talentos de los otros. La asertividad, en el ámbito de la comunicación, es una cualidad que tiene que ver con la capacidad de un individuo para establecer su punto de vista de manera sincera y directa, sin sonar agresivo pero Diciembre 2010/ Programa de Ética/ Asignatura Ética Profesional 3 tampoco sin volverse sumiso. Se considera que la asertividad es el término medio entre ambas cosas y que, por lo tanto, es uno de los mejores métodos de comunicación entre dos personas o más. La asertividad es una cualidad que se puede relacionar con la autoestima, el profesionalismo, la sensatez, el respeto, etc. Aquel que tiene una actitud asertiva es quien no tiene miedo de exponer su punto de vista pero que lo hace sin dañar o lastimar la opinión de los demás. A diferencia de lo que sucede con las personas que actúan de un modo pasivo o agresivo, los que lo hacen a través de la asertividad observan que no hay ambigüedad en su lenguaje o forma de comunicar, por lo cual la audiencia a la cual se dirige conoce de antemano los objetivos e intereses a comunicar. Finalmente, la asertividad implica también una mejora importante en las relaciones humanas ya que se trata de una actitud agradable, pero definida y segura de sí misma. La asertividad es por tanto una de las cualidades más importantes para trabajar en grupo, establecer lazos interpersonales y comunicarse con audiencias más o menos amplias. Todas las cualidades o virtudes personales son necesarias y convenientes para actuar profesionalmente bien, pero no debemos olvidar que son adquiridas mediante hábitos. El modo de conseguirlas es el ejercicio de las acciones correspondientes. Todos nuestros actos libres nos comprometen. Pero no se trata sólo de ejecutarlas mecánicamente, sino en conservar la aspiración a mejorar. 2. Resumen de la clase • • • • Las virtudes son hábitos buenos, orientan a las personas al bien. Existen cuatro virtudes cardinales, conectadas entre sí, y que hacen posible el resto de las virtudes. Estas son: La Prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia. Perseverancia, humildad y asertividad son virtudes asociadas a un buen trabajo. La posesión de las virtudes hacen del ser humano un ser bueno. 3. Preguntas de Apoyo • Las virtudes permiten unificar las capacidades humanas. Respuesta: Verdadero, lo propio de las virtudes es la conexión que hay entre ellas, esto permite que unifiquen nuestras capacidades hacia el bien. En cambio, los vicios disgregan las fuerzas de las personas respecto a su bien integral. • Las virtudes cardinales están orientadas al bien personal y no se relacionan con el trabajo. Respuesta: Falso, ellas resumen los rasgos del carácter moral del hombre, integral. No puedo ser un buen trabajador si no soy una buena persona. • ¿Cómo se adquieren las virtudes morales? Respuesta: A través del ejercicio permanente de la acción correspondiente. En otras palabras, se adquiere la virtud de la responsabilidad, siendo responsable. Diciembre 2010/ Programa de Ética/ Asignatura Ética Profesional 4