1.6. El incumplimiento. Plazo de gracia. Daños y perjuicios

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SZAFIR, D.- El incumplimiento. Plazo de gracia. Daños y perjuicios. Cláusula penal.
Rev. AEU, 80, (N° 2 Extr.): 267 - 273, 1994
1.6. El incumplimiento. Plazo de gracia.
Daños y perjuicios. Cláusula penal
Por la Dra. Dora Szafir
Delimitación.
I. Concepto del incumplimiento tem­
poral y definitivo.
Se ha escrito mucho sobre el punto, y sin
embargo, aún subsisten confusiones en rela­
ción al tema. Según indica Gamarra (1) el
incumplimiento definitivo consiste en la certe­
za de que la prestación no será cumplida. La
cosa nunca será entregada, ni el servicio será
prestado (2).
Tal postura fue compartida por mi parte (3)
indicando, en oportunidad de estudiar el pun­
to, que el incumplimiento definitivo se configu­
ra, como su propio nombre lo indica, cuando
existe la plena certeza de que el deudor no
efectuará la prestación asumida por su parte.
Recientemente el Dr. Carnelli (4) definió el
mismo como la situación en que: "la prestación
no es posible, o en el cumplimiento, posible
pero tardío, no tiene interés el acreedor'1
De esta forma amplía el campo del incum­
plimiento definitivo objetivo, al marco del sub­
jetivo ya que será la voluntad del acreedor la
que convertirá un posible cumplimiento tardío
en imposible.
Tal conclusión no es compartida por Gama­
rra quien en su reciente obra (5) reitera, que si
la prestación es posible, el incumplimiento no
es definitivo, y el deudor tiene derecho a reali­
zar la prestación, mientras que el acreedor no
puede rechazarla.
Evidentemente tal posibilidad existe, se­
gún la tesis del prestigioso tratadista, hasta
que el acreedor opte por la resolución del art.
1431 (6). Indica que la tesis de Carnelli elimina
la posibilidad de cumplir después de la interpe­
lación contraviniendo los arts. 1336 y 1341 del
Código Civil.
Por mi parte, entiendo que si queremos
adecuarnos a los conceptos analizados, la solu­
ción que propicia una interpretación lógica del
denominado incumplimiento definitivo es la
sostenida por el Dr. Gamarra, sin perjuicio de
las salvedades que se dirán y a las que luego
adhiere el Dr. Carnelli (6A).
De acuerdo con la realidad fáctica y con
criterio de razonabilidad en supuestos de in­
cumplimiento definitivo, por definición, no
puede caber un cumplimiento tardío, o mejor
dicho, no puede haber cumplimiento alguno.
Sería el caso en que se vendió un automotor y
(1) Gamarra, Responsabilidad contractual I. El incumplimiento, 1996, pág. 65; La responsabilidad,
Homenaje al profesor Goldemberg, Abeledo Perrot, 1555, pág. 225.
(2) Larroumet, Cristhian, Las obligationes, pág. 635.
(3) Szafir, Dora, El contrato de construcción, pág. 44.
(4) "Función y ubicación de la mora del deudor", en A.D.C.U., T. XXIII, pág. 490.
(5) Gamarra, ob. cit., pág. 65.
(6) Gamarra, ob. cit., pág. 199.
* (6A) A.D.C.U., Tomo XXV, págs. 485 y ss.
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se entregó otro de procedencia extranjera clan­
destinamente ingresado al país (6B).
Si la situación de incumplimiento es defini­
tiva no puede resultar viable su desnatura­
lización, transformando esa definitividad en
incertidumbre y posibilidad de cumplimiento.
Véase que, en ambas posiciones, parala pri­
mera, desde que el acreedor carece de interés
en la prestación (Carnelli) y para la segunda,
desde que se promueve la demanda resoluto­
ria (Gamarra), el incumplimiento no es posible
sin el asentimiento del acreedor, pero ello, y
como bien plantea Gamarra, es dudoso que
convierta al incumplimiento en definitivo.
En el punto, parece razonable admitir que
sólo ''adquiere la calificación de definitivo en el
momento en que haya sentencia ejecutoriada
que opere la extinción de la obligación'1
Nada más opuesto a la definitividad del
incumplimiento que la posibilidad de que el
magistrado otorgue un plazo de gracia (art.
1431 del Código Civil), o en su defecto, ho­
mologue un cumplimiento tardío cuando se
cumplan los requisitos para la concesión del
plazo de gracia.
Tal facultad ha sido admitida y fundada en
el hecho de que si el Juez puede adicionar un
plazo, puede también legitimar el cumplimien­
to realizado en el decurso del proceso y obviar
un plazo adicional. Si puede lo más, puede lo
menos.
El tema tiene vinculación con la tesis de
Carnelli que vincula la resolución exclusiva­
mente al incumplimiento definitivo y que como
se ve, si se puede conceder un plazo de gracia,
el cumplimiento es posible y también lo es la
acción resolutoria que se funda en el incum­
plimiento temporal. Certeramente Gamarra
apunta a estas razones cuando indica que no
comparte la novedosa posición del Dr. Carnelli.
(6B) A.D.C.U. Tomo XXV, Caso 541.
(7) A.D.C.U., Tomo XIX, Caso 52.
(8) A.D.C.U., Tomo XXV, pág. 485.
(9) A.D.C.U., Tomo XXV, pág. 494.
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También adquiere relevancia la distinción
del incumplimiento temporal y definitivo cuan­
do se estudianlas consecuencias sancionatorias
(daños y perjuicios, moratorias y pena), ya que
si existe en tales supuestos un incumplimiento
temporal, pero no opera el definitivo, las conse­
cuencias gravosas del primero son aplicables,
pero si se excluye todo incumplimiento, la
solución es otra, como se verá más adelante (7).
Pero el panorama se vuelve aun más confu­
so cuando consideramos el artículo del Dr. Car­
nelli (8), respondiende a las discrepancias de
Gamarra en la obra referida.
En dicho trabajo, el autor afirma que sería
incompatible y por tanto excluyente que se
haya configurado un incumplimiento tempo­
ral como consecuencia de que la prestación no
fue ejecutable al ser exigible y que la misma
sea posible de ser cumplida en el sentido que el
mismo Gamarra lo expuso, esto es, de que el
acreedor mantiene el interés en el cumpli­
miento tardío de ella.
Incompatible hubiera sido postular que ve­
rificado el incumplimiento temporal el cumpli­
miento deviene imposible porque esta última
afirmación nos llevaría a identificar a aquel ti­
po de incumplimiento, con el incumplimiento
definitivo, absoluto e irreversible que legal y
conceptualmente son claramente escindibles
(9).
Sintetizando y dejando de lado la extensa
controversia planteada entre los autores, pue­
do indicar en torno al tema que estamos inten­
tando definir, que se coincide en relación al
concepto de incumplimiento definitivo, en el
sentido que, es aquél que se configura cuando
la prestación deviene imposible, es irreversible
o absoluta.
Por mi parte considero, que más allá de la
dialéctica, no existe incumplimiento definitivo
subjetivo, esto es, cuando el acreedor ha perdi­
do interés en la prestación, ya que luego de la
DOCTRINA
269
demanda de resolución, por la intervención
judicial, puede imponerse el cumplimiento tar­
dío.
El aceptar que la notificación de la deman­
da, se equipare a la intimación no modifica la
solución propuesta.
El incumplimiento definitivo nace, luego de
la etapa de incertidumbre del proceso con la
sentencia resolutoria pasada en autoridad de
cosa juzgada, o en su caso, cuando la presta­
ción devino imposible objetivamente.
Admitiendo que la mora se configura con la
intimación, sin necesidad de otorgar plazo,
esto es, por el conocimiento del deudor de que
el acreedor no está dispuesto a esperar más, la
notificación de la demanda lo coloca en situa­
ción de incumplimiento ilícito o en mora a par­
tir de allí.
Por otra parte, en supuestos de incumpli­
miento definitivo configurado por sentencia, y
habiendo precedido a éste un incumplimiento
temporal, es obvio que se requiere la constitu­
ción en mora para reclamar los perjuicios com­
pensatorios y la pena, ya que al comenzar el
proceso se desconoce si el magistrado hará o no
uso de la facultad de conceder un plazo de
gracia, el que por definición sólo puede otor­
garlo cuando el cumplimiento es aún posible
(temporal).
Por ello solamente cuando al comienzo del
litigio la prestación ya es imposible, y por tanto
el incumplimiento es ya definitivo, puede prescindirse de la constitución en mora, que como
última oportunidad de cumplir, carece de sen­
tido, si fácticamente no existe tal oportunidad.
En esta postura recobra vigencia la tesis del
maestro, cuando afirma que sólo frente al
incumplimiento definitivo (detectable al co­
mienzo) puede prescindirse de la constitución
en mora.
Si de hecho se puede cumplir tardíamente,
es necesaria la mora previa porque es viable la
homologación de un cumplimiento tardío o la
concesión de un plazo de gracia (art. 1431, inc.
final). Además, el hecho de admitir que la
demanda de cumplimiento es idónea para ha­
cer incurrir en mora no modifica el hecho de
que el deudor debe ser moroso para que se
puedan reclamar los daños y perjuicios moratorios, o la pena por el retardo, ya que en
supuestos de ejecución forzada, el incumpli­
miento es siempre temporal.
Mal puede pedirse el cumplimiento si éste
devino imposible.
El que la solicitud de las sanciones coincida
temporalmente con el conocimiento por parte
del deudor de su última oportunidad de cum­
plir útilmente con la prestación, no es impedi­
mento razonable, ya que no se requiere expre­
samente dos actos sucesivos e independientes,
el primero para constituir en mora y el segun­
do para demandar, con el mismo contenido. La
necesidad de dos actos formales diversos y con
un orden preestablecido, no puede inferirse del
texto de las normas en juego, por lo que su
exigencia sólo puede obedecer a un exacerbado
formalismo.
II. Recepción tardía de la prestación.
Corresponde analizar las consecuencias de
un cumplimiento tardío aceptado por el acree­
dor teniendo en consideración: a) ¿si pueden
reclamarse los daños y perjuicios moratorios
ya operados?; b) ¿si es admisible la condena al
pago de una pena por retardo o acumulable ala
ejecución forzada?
a) Daños y perjuicios.
Recientemente, el Dr. Gamarra (10) releva
jurisprudencia contradictoria en torno al tema.
Por un lado, encontramos la postura que
niega el reclamo de los daños y perjuicios
ocasionados por el atraso (11). La misma se
funda en la configuración de un acto de renun­
cia, operando la recepción como purga de la
mora.
De la misma manera, entienden que la
aceptación de un pago parcial implica renun-
(10) Gamarra, Jorge, Responsabilidad contractual. El incumplimiento, Tomo I, pág. 328.
f|<ll) L.J.U., Tomo 45, Caso 5697. A.D.C.U., Tomo XX, Caso 456.
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cia a la mora y tiene el mismo alcance que la
aceptación de un cumplimiento tardío. La solu­
ción no es compartióle, y ya fue critidaca por
los Dres. Gamarra y De Cores (12), en virtud de
que la renuncia no puede extraerse del acto de
recibir tardíamente la prestación.
Pero aún puede agregarse, que el cumpli­
miento tardío aceptado por el acreedor, no es
un acto inequívoco que conduzca, necesaria­
mente, a concluir en la configuración del per­
dón o purga de los daños generados por el
retardo ilícito.
La renuncia, como todo acto abdicativo,
debe analizarse con criterio restrictivo, puesto
que implica la pérdida de un derecho.
En suma, no existe norma alguna que atri­
buya efectos abdicativos a la recepción de la
prestación en la etapa de mora, y para que se
considere que hubo renuncia, debe existir un
comportamiento inequívoco del acreedor en el
sentido de perdonar (15). Por ende, no todo
acto tendiente a permitir el cumplimiento tar­
dío del deudor es purga de la mora, sólo signi­
fica que el acreedor mantiene su interés en la
prestación y colabora para que el deudor se
libere de la obligación principal y con ello sólo
queda exento de perjuicios adicionales, su ac­
titud se adecúa al deber de actuar de buena fe
en la ejecución contractual y al de colaboración
que preside la misma (art. 1291 del Código
Civil) (16).
Del simple hecho de recibir la prestación
tardía no puede extraerse la conformidad y re­
nuncia a reclamar los perjuicios que la demora
le causó.
No se ve diferencia entre aceptar la presta­
ción extrajudicialmente (cuando aún reviste
interés para el acreedor) o reclamar en juicio,
haciendo uso de la opción por el cumplimiento.
¿Qué sentido tiene diferir la entrega hasta
la promoción del proceso y seguir generando
daños moratorios, si el hecho de obtenerla no
implica de por sí perdón alguno a las conse­
cuencias dañosas ya operadas? (13).
Con criterio de razonabilidad no puede exi­
girse diferir la obtención de la prestación hasta
que se entable pretensión judicial y menos
aún, formular expresa reserva a reclamar.
Normalmente la entrega, seguramente no
se producirá, y lo único que se consigue es
seguir generando perjuicios. Con Gamarra (14)
puede sostenerse que el cumplimiento tardío
extingue la mora y dejan de producirse los
efectos hacia el futuro, pero en nada afecta los
ya verificados.
Puede concluirse que representa un excesi­
vo formalismo, contrario a los usos y costum­
bres, exigir la manifestación expresa de volun­
tad de reclamar los daños y perjuicios mo­
ratorios, máxime si se tiene en cuenta que, en
la mora automática, el deudor puede cumplir
vencido el término, incluso contra la voluntad
del acreedor, pero indemnizando los daños y
perjuicios moratorios.
El magistrado debe ser cauteloso a la hora
de interpretar comportamientos como abdicati­
vos, ya que con ello, hace perder un derecho a
un sujeto, que quizás nunca tuvo en su mente
la idea de abdicar.
(12) De Cores, A.D.C.U., Tomo X, pág. 137.
(13) Véase Sentencia del Tribunal 5°, números 353/90, 154/89 y 188/89.
(14) Gamarra, Jorge, ob. cit., págs. 328 y 329.
( 15)A.D. C. U., Tomo XVII, Caso 575. El Tribunal 1° indica que el recibir el bien a entera satisfacción sólo puede
entenderse respecto de los vicios aparentes pero no es indicativa de un acto abdicativo de los daños y perjuicios
ya operados. En el mismo sentido L.J.U., Tomo 93, Caso 10.675.
(16) Gamarra, ob. cit., pág. 330. A.D.C.U., Tomo XIII, Caso 464.
DOCTRINA
b) La cláusula penal.
Análisis aparte merece la segunda interro­
gante, ¿es admisible pretender la pena una vez
que se recibió la prestación tardía? Pueden
plantearse distintas situaciones en relación al
tema:
1) Es evidente que si la cláusula penal sólo
fue pactada para el caso de incumplimiento
definitivo, no es admisible su pretensión, cuan­
do se acepta el cumplimiento tardío.
2) También resulta claro que si se pactó
como pena por el retardo, es admisible. La
conclusion se basa en los mismos argumentos
que sirvieron para fundar la posibilidad de
pretender los daños y perjuicios moratorios,
una vez aceptado el cumplimiento tardío.
Para este supuesto, las reflexiones formula­
das en el literal anterior, son enteramente
trasladables.
No existe renuncia tácita a la pena por atra­
so, cuando se admite la prestación luego de la
mora.
El acreedor tiene deber de actuar de buena
fe y el de colaborar para que el deudor se libere,
y su aceptación, salvo renuncia expresa o que
emerja de un comportamiento inequívoco, no
implica perdonar la pena que sancionaba el
cumplimiento tardío. En este caso, no se re­
quiere pactar el cúmulo puesto que es una
sanción al retardo.
3) La pena se pactó para cualquier incum­
plimiento siendo acumulable a la ejecución
forzada de la prestación, o a la opción por el
cumplimiento de la obligación principal (arts.
1431 y 1367 del Código Civil). En este supues­
to, considero que al igual que es viable su
pretensión cuando se opta judicialmente por el
cumplimiento, también lo es para el caso de
aceptación de un cumplimiento extrajudicial.
Tampoco aquí debe requerirse acto expreso
271
de voluntad en el sentido de reservarse el dere­
cho. El acreedor es titular del mismo y si se die­
ron los presupuestos (cumplimiento durante la
mora sancionada por la pena) la cláusula penal
es de aplicación. No parece razonable que quien
pide el cumplimiento enjuicio pueda reclamar
la pena, y se prive del derecho, a aquél que re­
cibe la prestación para evitar la dilación del
cumplimiento tardío y la generación de ulte­
riores perjuicios moratorios. La sanción pactaca
acumulable al cumplimiento (art. 1367) sólo
rige para el incumplimiento temporal. En efec­
to, si se tratase de incumplimiento definitivo,
el acreedor ha perdido una de las opciones o sea
la de la ejecución forzada de la obligación
principal. Esta posibilidad sólo existe en su­
puestos de incumplimiento temporal, o sea,
cuando fácticamente aún se puede cumplir
(17).
Lógicamente debe inferirse, que cuando se
establece una pena (sanción) reclamable ade­
más de la obligación pactada, ésta sanciona la
falta de cumplimiento tempestivo, ya que la
prestación original se obtendrá en el proceso
de cumplimiento, hipótesis para la que fue
pactada la pena.
En suma, no debe quedar en peor situación
quien admite la prestación tardía de su deudor
moroso fuera del proceso, que aquél que la
reclama judicialmente. La pena fue pactada
acumulable a la prestación principal, y como
consecuencia del incumplimiento temporal.
4) Por último, corresponde precisar el al­
cance de aquellas cláusulas penales pactadas
para el caso de cualquier incumplimiento, y en
las que no se especifica su acumulabilidad a la
pretensión de la obligación principal.
En estos supuestos, Gamarra entendió que
al referirse a ''cualquier incumplimiento'1 abar­
caba el incumplimiento temporal (18) modifi­
cando su postura anterior. Si bien la posición
se encuentra fundada, entendiendo preferible
la postura anterior, requiriéndose la sanción
del retardo-incumplimiento temporal expresa-
(17) Szafir, Dora, El contrato de construcción, pág. 43.
(18) Gamarra, "Dos estudios de jurisprudencia, plazo de gracia y cláusula penal, A.D. C.U., Tomo XVII, págs.
245 y 246; A.D.C.U. Tomo XVIII, pág. 234.
272
mente pactada. Ello surge del pacto del cúmulo
con la prestación principal o por la previsión de
una pena para el retardo, sea de un monto fíjo
o liquidada en función del atraso, por día,
semana o mes. Sin embargo, de admitirse que
la cláusula de estilo referida "cualquier incum­
plimiento1' abarca la mora, su admisibilidad
sería viable, aunque la suscrita considera pre­
ferible la solución anterior.
III. El plazo de gracia y su incidencia
en la pena.
Frente a los diversos supuestos referidos,
han existido posiciones encontradas y la juris­
prudencia también se ha visto dividida.
Como tuve oportunidad de sostener (19) y
luego Gamarra lo retoma (20), los pronuncia­
mientos más antiguos asumen la tesis de los
Dres. Frigerio y Carnelli (21) entendiendo que
el deudor que cumple dentro del plazo de
gracia es incumplidor y no puede verse exone­
rado de las consecuencias gravosas de la mora
y la cláusula penal.
El tema de la mora ha quedado claramente
explicitado, en postura que la suscrita compar­
te, por el Dr. Gamarra en su reciente obra ya
citada. Por ello sólo me referiré a la incidencia
de la concesión del plazo de gracia en la cláusu­
la penal, retomando la solución que propuse en
el libro El contrato de construcción.
Para los Dres. Carnelli y Frigerio, en opi­
nión que es compartida por Ordoqui (22), la
pena es siempre de aplicación cuando el deu­
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dor cumple dentro del plazo concedido por el
magistrado al amparo de lo dispuesto por el
art. 1431, inc. final del Código Civil. "La gracia
concedida sólo alcanza a la prestación princi­
pal, pero no a sus accesorios, intereses, multas,
daños y perjuicios moratorios, etcétera; estos
accesorios se deben toda vez que el plazo de
gracia no purga la mora, mereciendo el deman­
dado, a pesar del mismo, la calificación jurídica
de incumplidor" (23).
Más recientemente, el tema ha sido nueva­
mente cuestionado, y Jorge Luis Gamarra (24)
postula la improcedencia de la pena en virtud
de que el plazo de gracia convierte al deudor en
cumplidor. Tal postura es compartida por De
Cores (25), quien niega la aplicación de la
misma, por ser ésta un accesorio de la resolu­
ción. Sin embargo, admite la condena en daños
y perjuicios moratorios porque el incumplimien­
to existió, punto en el que se aparta de Jorge
Luis Gamarra.
Por su parte la Dra. Venturini consideró
que cesa la exigibilidad con la concesión del
plazo pero no se eliminan los daños y perjui­
cios, ni la pena (26).
Por último, el Dr. Gamarra (27) comparte la
solución de Jorge Luis Gamarra, en el sentido
de que no se debe la cláusula penal, si ésta fue
pactada para el incumplimiento definitivo y
sólo sería aplicable la pena cuando ésta se
pactó para el retardo. Cuando el deudor cum­
ple con la prestación tardíamente, hubo in­
cumplimiento temporal pero no defintivo, y
por tanto, el mismo no es sancionable, sólo
19) Szafir, Dora, El contrato de construcción, pag. 43.
(20) Gamarra, Jorge, El incumplimiento, cit., pág. 351.
(21) Frigerio y Carnelli, R.A.E., Tomo 55, pág. 148.
(22) Derecho jurisprudencial: El plazo de gracia, pág. 93.
(23) L.J.U., Tomo 79, Caso 9057.
(24) A.D.C.U., Tomo XVII, págs. 328 y ss.
(25) Perspectiva, pág. 310.
(26) R.J.E., Año II, N° 4, pág. 144.
(27) El incumplimiento, pág. 355.
DOCTRINA
corresponde la pena cuando fue establecida
para supuestos de atraso.
Por mi parte, deseo aclarar, en función de
los supuestos enumerados al comienzo de este
literal, ¿qué debe entenderse por pena estable­
cida para el caso de retardo?
Fíjense que, en sentencia del Tribunal de lo
Contencioso Administrativo de 3er. Turno (28),
se recoge la idea de que la cláusula penal es
admisible cuando se concede un plazo de gra­
cia, pero sólo si ésta fue pactada acumulable al
cumplimiento de la obligación principal, citan­
do en su apoyo el art. 1367 del Código Civil. La
solución del Tribunal coincide plenamente con
la expuesta por la suscrita (29). Por supuesto
que comparto la conclusión de Gamarra en
punto a que la pena se debe en caso de que
sancione el incumplimiento temporal, pero debo
agregar que se debe entender pactada la mis­
ma para este tipo de incumplimiento; toda vez
que se pacte acumulable al cumplimiento de la
prestación (art. 1367 del Código Civil).
Por tanto debe concluirse que se debe la
pena, en supuestos de plazo de gracia:
a) Cuando se pactó como sanción diaria por
el atraso.
b) Cuando se establecen expresamente mul­
tas por el cumplimiento tardío, se pacte o no el
cúmulo.
c) Cuando se pacta la pena acumulable al
cumplimiento de la prestación adeudada.
Parece razonable que, salvo pacto expreso,
la pena es inconciliable por razones estructu­
rales, con el cumplimiento de la obligación
principal. Con esta solución se trata en igual
forma al acreedor que pide judicialmente el
cumplimiento acumulable a la pena, que a
quien pide la resolución y el magistrado le hace
(28) L.J.U., Tomo 93, Caso 10.649.
(29) El contrato de construcción, pág. 44.
flO) Sentencia N° 114 del 18/6/93. Tribunal de 5° Turno.
273
recibir la prestación tardíamente. No existe
razón que justifique que quien recibe tardía­
mente la prestación, porque opta por la ejecu­
ción forzada acumulable a la pena, se vea favo­
recido con la sanción, mientras que quien hace
uso de la otra opción (obviamente porque ya no
le satisface la prestación) resolución y pena, y
contra su voluntad debe aceptar el cumpli­
miento tardío, se vea privado de la multa que
le hubiere correspondido si hubiera reclamado
la prestación acumulable a la misma.
Son situaciones análogas y deben tratarse
en forma igualitaria. La potestad del Juez es
conservar el contrato —al igual que en supues­
tos de ejecución forzada— pero no de aliviar la
situación del deudor, que frente al incumpli­
miento temporal se hacía merecedor de la pena
pactada si su acreedor le hubiera reclamado el
incumplimiento, en lugar de la resolución.
Jurisprudencialmente se denegó la conde­
na al pago de la multa en un supuesto de plazo
de gracia, aduciéndose que en tal caso no exis­
tía cúmulo ni pena pactada por el retardo. El
Tribunal (30) no se pronuncia expresamente
acerca de si, en caso de haber habido pacto so­
bre el cúmul admitiría la condena al pago de la
multa.
Se indica que: "No parece que la postura in­
termedia expuesta por la Dra. Szafir (El con­
trato de contracción, págs. 43 y 44) que los
apelantes traen en apoyo de su tesis, favorezca
el progreso del pago de la multa en el caso, por
cuanto parece claro que la autora supedita el
acogimiento de la pretensión punitoria, en el
supuesto de que el Juez concediera un plazo de
gracia, al pacto de la admisibilidad del cúmulo
cumplimiento-pena, o que ésta se hubiera con­
venido para el caso de retardo, hipótesis que no
se verifican en la especie1'
Efectivamente, si no hubo tal acuerdo, la
postura no sería aplicable al caso resuelto por
el Tribunal.
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