El Contexto de la Ofensa un concepto significativo para el

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EL “CONTEXTO DE LA OFENSA”
Un concepto significativo para el análisis del delito
CeReiD: Centro Regional de Estudios Interdisciplinarios Sobre el Delito
Sede: Junín de los Andes – Neuquén – Patagonia Argentina –
Correo electrónico: [email protected]
Beatriz Kalinsky
Introducción
En general, y con justa razón, se suele hablar de la necesidad de prevenir el
delito; teniendo en cuenta factores que pueden coincidir y generar condiciones
que permitan que una persona no pueda o no quiera motivarse en las leyes y,
por ende las infrinja.
La criminología y estudios sociológicos han dado innumerables razones por las
cuales se produce el delito: desde factores ambientales (sociales, económicos,
educativos, políticos, institucionales, ideológicos) hasta aquellos que se tocan
más directamente con la forma de ser del autor del delito. (Pitch 1995, Seron
1996, Zaffaroni 1982, entre otros)
Por otro lado, el tema de la prevención del delito ha tenido variados alcances
teóricos, considerándose por momentos que se trata por sobre todo de toma de
decisiones políticas antes que una cuestión teórica en sí misma. (Delgado
Rosales 1998, Lynch 2000, Pitch 1995, Ziffer 1996)
En este artículo me interesa hacer algunos comentarios desde un punto de
vista antropológico, introduciendo el concepto de “contexto de la ofensa”.
Si bien este concepto tiene como telón de fondo aquellos motivos
contemplados por las ciencias criminológica y antropológica, da cabida a otro
posible nivel de análisis. 1
Me voy a referir a aquellos delitos, que sin ser menores, se producen
esporádicamente, producto de una conjugación exclusiva y muchas veces
única de condiciones.
1
Me estoy refiriendo a un tipo de delitos, que nada tiene que ver con los delitos organizados,
como el narcotráfico, el tráfico de armas, lavado de dinero, delitos de “guante blanco” o incluso
aquellos que se producen en forma de “asociación ilícita”. Estos desafíos tanto criminológicos
como sociológicos no están comprendidos en los términos que quiero poner de relieve aquí.
2
Es interesante distinguir formas de quebrantamiento de la ley, no para hacer
clasificaciones rigurosas sino para empezar a entender que las condiciones
que conducen a ellos no son siempre las mismas, aún para los mismos tipos
penales dentro de los cuales podrían encuadrarse. Esto último tiene
importancia en tres momentos:
-
El de la prevención;
-
Antes de la sentencia, en cuanto a la posibilidad de considerar otras
condiciones que puedan cambiar, incluso, el tipo penal dentro del cual
se encuadra.
-
Al considerar, en la sentencia, atenuantes o agravantes.
Como base empírica, me apoyo en dos fuentes: un registro histórico
de delitos producidos en el antiguo Territorio Nacional del Neuquén (hoy
Provincia del Neuquén) que fueron relevados de los archivos de la Justicia
Letrada.2 Y, por otro lado, en casos penales actuales producidos en la misma
Provincia entre 1994 y 1998.
Considero dos momentos, uno histórico y otro actual para trabajar cuestiones
comparativas con el objeto de mostrar la importancia epistemológica del
concepto que aquí quiero introducir.
El concepto de “Contexto de la ofensa”
Quisiera introducir aquí el concepto de contexto de la ofensa para referirme a
la interrelación que existe entre conocimiento, habilidad para actuar de acuerdo
con ese conocimiento y los límites que las instituciones sociales imponen a
esas acciones concebidas a partir de los conocimientos que se tienen.
Este complejo entramado depende, a la vez, de la propia posición – el azar del
nacimiento (Berlinguer 1995) - en la estructura social. Cuanto mayor sea la
capacidad de adquirir conocimiento, cuanto mayor sea la cantidad de esas
fuentes, cuanto más flexibles sean los límites institucionales o más permeables
para que permitan innovaciones en las acciones individuales de las personas,
menor será seguramente la posibilidad de cometer un delito.
2
Agradezco en este sentido al Lic. Gabriel Rafart que me permitió transitar por los cientos de
expedientes que están archivados en el Ge.Hi.So. (Grupo de Estudio de Historia Social) del
Departamento de Historia de la Universidad Nacional del Comahue, Provincia del Neuquén,
Argentina.
3
Denomino "contexto de la ofensa" a la constelación más amplia en donde se
produce el hecho delictivo (Steffensmeier y Allan 1996.) No solo incumbe a las
características específicas referidas al estado psíquico del imputado y al recuento
de la sucesión de acontecimientos, sino al conjunto total de su cosmovisión. Esta
última no empieza ni termina en el hecho consumado, sino que es anterior a él y
continuará después de él. Es desde allí de donde se elaboran los sentidos
posibles que se puedan dar al delito cometido, en virtud de una díada de
"continuidad/ interrupción existencial" que, casi siempre, se usa de acuerdo a la
valencia personal y grupal que se adjudique finalmente al hecho delictivo
(Kalinsky y Valero 1997).3
El contexto de la ofensa significa tomar en consideración la historia y la
situación concreta del ofensor, y sin duda su relación con el ofendido, en un
intento de desciframiento del significado de la acción criminal. Dado que el
vínculo es una clave vital en el desencadenamiento de este tipo de hechos, un
mismo vínculo específico y especial del que muchas veces forman parte
víctima y victimario, es de importancia epistemológica tanto en la producción
del delito como en su eventual resolución.
Se propone tomar en cuenta el concepto de “contexto de la ofensa” en distintas
instancias: - como unidad de análisis, - como factor de decisión al momento
de fijar la eventual pena y - como marco de referencia tanto en los eventuales
caminos terapéutico y preventivo.
El contexto de la ofensa no sólo está constituido por pautas culturales multiplicidad de sentidos posibles para la infracción que se trata de identificarsino también por el conjunto de supuestos jurídico-penales que deben ser
puestos en evaluación para ver si pudieron o no ser conocidos y cumplidos; o en
qué medida lo fueron. Y si no lo fueron encontrar una interpretación en donde no
falten las argumentaciones de los involucrados (Bosworth y Carrabine 2001).
Un punto importante es conceder a estas argumentaciones un estatuto
cognoscitivo pertinente para la formación de la prueba, sin que se anteponga la
idea de que es un simple anecdotario de falsedades ideológicas u oportunismos
que se esgrimen a la hora de verse con la justicia estatal.
4
Se puede reconocer en el delito un valor positivo, por ejemplo, en virtud de
argumentos como la reivindicación, la revancha, el pago de “cuentas”, el honor, la
igualación (ilusoria) de las fuerzas, y hasta un estilo de vida (como en el caso de
la mafia, y en general el crimen organizado) (de Sousa Santos 1995.)
Pero también puede adjudicársele un valor negativo. "¿Es que yo soy un
criminal?", "¿Cómo puede ser que haya sido yo quien cometió semejante delito?",
"¿Es que soy un monstruo?", "No puedo reconocerme a mí mismo", "Esto me
parece una pesadilla" y frases por el estilo dichas en la privacidad, fuera del
alcance de los oídos judiciales, dan cuenta de la constitución del contexto de la
ofensa.
En general ocurre que, como no se conoce el contexto de la ofensa- fluctuante,
heterogéneo, diversificado pero cognoscible al fin- entonces aparece una
objetivación de la situación bajo juzgamiento desprendida de cualquier "antes" y,
por supuesto de cualquier posible "después".
Esta objetivación parcial que reconstruye la verdad jurídica, hilvanada 'ad-hoc'
pues muchas veces se aleja de la verdad existencial, desfigura la complejidad del
contexto de la ofensa hasta el punto de eventuales sentencias condenatorias.
(Jakobs 1996)
Algunas veces, en las audiencias orales, se percibe un aparente desapegamiento
de los imputados respecto de los hechos cometidos. Es como si hubieran
presenciado sus propios juicios penales como extranjeros de los acontecimientos
que se estaban re-ordenando y poniendo bajo juicio. Se pudo haber dicho que
estaban funcionando "mecanismos de defensa", "mecanismos de denegación de
la realidad", “escisión del yo”, formas de ausentarse frente a la posibilidad de una
sentencia condenatoria; también pudo haberse dicho que la conducta delictiva de
estos imputados era algo “inherente” a sus modos de vida.
Hay una tercera posibilidad que queda casi siempre ignorada: en no pocos casos
se sienten casi totalmente apegados a la parte del contexto de la ofensa que ni
siquiera es rozada por los tribunales de justicia. Incluso, algunas veces cuando se
intenta incorporarla, ya sea como pericia o en la declaración del mismo imputado,
el descreimiento que genera termina por ajenizar del todo a los imputados del
relato oficial.
Más de una vez ocurre que no ha habido oportunidad para profundizar en él
durante el procesamiento penal, o la oportunidad está vedada por los
5
procedimientos judicialmente “correctos”. Cualquier conexión producida que no
concuerda con la que se está armando durante el juzgamiento es, por definición,
ignorada para que no perturbe aquello que toma la forma de prueba acreditada
(verdad jurídica).
Por lo tanto, son los propios imputados, más allá de sus deseos o voluntad,
quienes estarían fracasando en dar cuenta de este enorme campo de
conocimiento que se va elaborando, quizá a expensas del debilitamiento de la
estrategia de la defensa.4
El concepto de "contexto de la ofensa" es de índole antropológica, por cuanto se
refiere a una incorporación del hecho delictivo dentro de una perspectiva
totalizadora de la vida de alguien, con jerarquía existencial, sea ese
acontecimiento disruptivo o no en el proyecto de esa vida. (Kalinsky, Arrúe y
colaboradores 1998).
"El contexto de la ofensa" es un concepto complejo que requiere en su
reconstrucción del apoyo no sólo de los expertos, cualesquiera que éstos sean,
sino y sobre todo, del mismo imputado y de su grupo de referencia, que en
algunos casos y en condiciones propicias podrá dar, incluso, su propio
convencimiento.
Los elementos que vayan formando parte de ese contexto que engloba y da
sentido a la ofensa bajo juzgamiento invitan, por otro lado, a una incorporación
activa del relato de la víctima, o de sus allegados de manera de tener un cuadro
lo más completo posible, aunque no necesariamente neutral. Entra allí la
ecuanimidad de los jueces que podrán ejercerla más libremente cuando tengan
ante sí la mayor cantidad de elementos cualificados para fundamentar también
con más libertad su convicción
Sin tomar en cuenta este contexto, se corre el riesgo de dejar posibles
significados de los hechos cometidos "desmembrados", para insertarlos de
cualquier modo en "otro" escenario, ajeno a las intenciones y apreciaciones de
quien ha cometido los actos que se juzgan.
4
“La vía de argumentar "para el hipotético caso de que el tribunal considere culpable" al imputado
es absolutamente insuficiente para muchos casos, pues frecuentemente la introducción de
circunstancias atenuantes dependerá del conocimiento del hecho que sólo puede tener el autor, e
introducirlas al debate sería tanto como confesar el hecho, o cuando menos, representaría un
riesgo importante para su posición procesal.” ( 1996:182)
6
El brutal corte entre intenciones y acción (Kalinsky y Valero 1997) que se suele
hacerse en el relato oficial de los hechos parece satisfacer a todos, menos claro
está, al imputado y a veces a su defensor. En estos casos, se deben fraguar
orígenes ajenos de las intenciones del imputado, aumentando la brecha ya
existente entre un relato y otro (jurídico y existencial) en detrimento tanto del
porvenir del imputado, de la formación de convicción de los jueces y,
principalmente, del deseo de todos de impartir justicia.
Cuando el “contexto de la ofensa” se ha ido con la historia ignorada: indicios y
ambientes
Durante la época territoriana de la actual Provincia del Neuquén (1879-1959) la
violencia tuvo una impronta propia, perteneciente a una época de gestación
histórica. La gesta de una noción de pertenencia, de nacionalidad, de
oportunidad para un futuro promisorio, hasta ser habitante de una “tierra
prometida”.
Los delitos cometidos, aquellos de los cuales tenemos memoria oral o
expedientes judiciales, nos brindan un sello que da un oculto sentido de
continuidad con el presente. (Kalinsky y Cañete 2000)
La percepción de la gente de aquél entonces de encontrarse mano a mano con
la violencia era cotidiana y estaba dentro del horizonte de las posibilidades de
cualquiera de ellos, de los que estaban y de los que llegaron.
Una lucha agónica por tener un lugar digno en el mundo se hizo a costa de lo
que fuera. Por eso nadie se sentía sorprendido de saberse víctima o victimario
de la violencia. Algo que podría ocurrirle a cualquier y que nada tenía que ver
con su carácter, o con sus costumbres o sus formas de actuar. Pasaba y nada
más. Un episodio casi ordinario en sus vidas. Nadie se hacía peor o mejor si
chocaba con la necesidad de usar la violencia como medio para conseguir sus
propósitos, o se volvía en la víctima.
En todo caso, se podían ser ambas cosas en diferentes circunstancias. Todos,
en algún punto, siguiente siendo inocentes a pesar de las sentencias
condenatorias que en algunos casos fueron extremadamente largas y tortuosa,
cumplidas en la Cárcel Pública de Neuquén.
7
Nadie consideraba a la violencia en que transcurría buena parte de la vida
cotidiana como un problema que necesitara un remedio. El uso de la fuerza
venía de todos lados e iba a todos lados.
El panorama actual es distinto pero parecido. Hoy hay mayor precaución,
mayor sentido de la vigencia de las leyes aunque no se impongan a todos por
igual, y la pertenencia se ha vuelto más sutil.
Algunos expedientes históricos: Juzgado Letrado del Territorio de Neuquén
Casos de “infanticidio”
Chos Malal. 1900 5
Prosperina Ginca.
Dio a luz una niñita muerta. Fue castigada por un trabajo que no hacía.
Desobediencia. Le pegó con un latiguito y le aplicó castigo cumpliendo con el
deber de madre. Chilenos. El día anterior se dio un gran golpe en el vientre.
Sabía cargar bultos pesados.
Catan Lil. 1901
Rita Sepúlveda. 25 años. Chilena.
La criatura estaba muerta. Empezó a echar sangre por la boca y nariz. Había ido
de Las Lajas a Catan-Lil a caballo. La mujer es soltera. Deseaba tener al hijo. No
le dio muerte porque no tiene ninguna causa para eso. Veinte días antes recibió
un golpe de caballo. Los peritos dudan que nació muerto: amoratado, con sangre.
La sacan de la cárcel y la depositan en poder del oficial de justicia del juzgado.
Sobreseimiento
Chos Malal, paraje "Los Tres Chorros". 1904
María del Carmen Vilo. No salió de su casa durante ese tiempo y dice que ha sido
visitada por los vecinos y que todos la han visto. Dice que no ha estado
embarazada. Dijo que no ha padecido ninguna enfermedad en el vientre. Nunca
ha andado abultada de vientre. Nunca ha estado embarazada.
Presente signos evidentes de haber salido de cuidado hace unos dos meses.
Soltera, tejedora, unos 17 o 18 años. Prisión preventiva, incomunicada.
Juez letrado del Territorio: Patricio Pardo.
Aborto de un feto no viable. No se probó aborto por medios artificiales.
Sobreseimiento definitivo.
Chos Malal, 1904
5
La forma de redacción fragmentada, sin una articulación fluida es tal cual aparece en los
expedientes rescatados.
8
Presunto infanticidio
Benedicta Zapata.
Se dice que la criatura nació muerta. No se dio cuenta del nacimiento. Dio a luz
una criatura en Catan Lil y que la voz pública imputa el delito de infanticidio a esa
criatura. Hija de Manuel de la Cruz Astete.
Multa de cien pesos por no haber denunciado el nacimiento.
Ella es querida de Astete.
Catán Lil, 1911
Modesta Jagan.
Juez: Dr. Bonet. Hija de Amalia Epulaf, concubina de Filipin.
Embarazo visible. Denunciante: Rómulo Cahuinpán, 23 años, argentino, soltero,
criador. Hace siete días Modesta habría salido de cuidado y habría desaparecido
la criatura pues solo sintió llorar un momento. Cree su deber poner en
conocimiento de la comisaría a los fines del caso. Se apercibieron del embarazo.
La madre la acompañó en el alumbramiento. Juan Filipin no ha hecho un misterio
del alumbramiento de su entenada. "Qué se va a hacer, hay que enterrarlo". Se
denunció un mes y medio después.
Declarante: recuerda que hace muchos días dio a luz a una niña muerta. La que
ha sido enterrada por su padrastro.
Exhumación del cadáver: la mencionada niña nació muerta. Se cierra la causa.
Sobreseimiento definitivo. A la hija se le da el nombre de Modesta. Hay dudas
sobre si nació muerta o no. No se desprende vehementemente de que haya
habido una comisión de un delito.
Ñorquin, 1911
Autuca Antonia Barra. soltera, 20 años, sin ocupación.
Estuvo enferma durante dos días por retención del flujo menstrual. Estando en su
período de menstruación se mojó los pies. Le dolía mucho la cabeza, tomó agua
de achicoria. Dio a luz hace un mes y tres días a una niñita que tiene en sus
brazos, que es por primera vez madre. Inspección ocular. No se obtuvo resultado
alguno. El exceso de celo de parte de un educacionista al sentir un rumor
callejero cuando una joven ha tenido un desliz, y trata de criar a su hijo en forma
reservada.
Sobreseimiento
Ñorquin. 1911
Melania Sepúlveda
Hace siete años está en poder de Narcisa Sánchez por encargo de su padre para
trabajar en la casa. Avanzado estado de embarazo. Se matará si la obligan a salir
de allí. Melania dijo que había merecido muerte. Conseguí dar a luz una criatura
de sexo masculino, que nació vivo pero que no lloraba, ni daba esperanzas que
viviese mucho tiempo. No mamaba ni lloraba. Dispuso llevarlo al campo dejando
al reparo de unos montes; lo dejó allí sin arroparlo. Al día siguiente lo fue a ver y
lo encontró muerto. Lo enterró sin decir nada a los dueños de casa porque ellos
9
se lo dirían a su madre de crianza que era muy mala, la maltrataba. Exhumación:
en perfecto estado de conservación.
No se puede determinar la causa del fallecimiento. No e sabe si nació o no con
vida.
10/1/12 se le da entrada al Establecimiento.
Fiscal: misión sublime la del juez porque representa a Dios en la tierra.
Pobre huérfana a la que le faltó cariño y amparo de la madre, mejor custodia para
su honor. No es falta punible ocultar la deshonra. Ignorancia absoluta de la madre
sobre conocimientos obstétricos y al encontrarse sola, sin ayuda, ninguna noción
le puede surgir la separación científica del feto y la placenta.
Parto laborioso. La mujer no fue culpable de la muerte de su hijo.
Si la muerte se produce involuntariamente, no puede declararse la existencia de
infanticidio. Muerte por enfriamiento rápido y progresivo.
Sobreseimiento.
Limay Centro, 1914
Juana Pinto.
Suelto aparecido en el periódico local "Confluencia" con fecha del 6/2/1914.
En Picún Leufú. Implicado el Comisario González Ruiz. Infanticidio cometido por
una menor que fue entregada por el juez de menores al mencionado comisario.
No se notó que estaba embarazada. Iba a caballo y a horcajadas con el comisario
y la familia que iban en coche.
El comisario alega que nadie notó el embarazo y que no tenían motivos para
matar a su propio hijo. Qué deshonra podrá ocultar Juana Pinto cuyos padres
hicieron abandono de ella y están ausentes desde ya mucho tiempo, tal vez sin
acordarse de su hija abandonada. El hecho es propio de una persona desposeída
de todo sentimiento moral y de humanidad pero impropio e indignos de los que
conservan esas cualidades que dignifican y enaltecen.
La declarante dice que jamás ha estado embarazada y que por lo tanto no ha
podido dar a luz. Se ofrece voluntariamente a que la examine el facultativo.
Declara Gastón Rambeaud. 36 años, comerciante, francés. Hace 14 años que
está en el país.
La vieron desnuda en ocasión de cambiarse la ropa interior y no se notó que
estuviera embarazada. Se considera infundada la denuncia. Se desestima. El
padre denuncia pero no se presenta a la citación.
Ruca Choroi, 1914
Se denuncia la pérdida de una vaquillona. En la casa de los Cifuentes parece
haber ocurrido un infanticidio en 1912. Difícil de comprobar por el tiempo
transcurrido. El comisario de Aluminé instruye el sumario de práctica.
Embarazada la menor Filomena Cifuentes. Ahora tiene 15 o 16 años. A su casa
no llegó ningún hombre desde afuera y tiene mucho cuidado en esto que su
madre la ha ofrecido a Filomena a un sujeto en razón de que había tenido una
descarrilada. Que por vergüenza ha estado ocultado el hecho pero que es cierto
que su hermana ha estado embarazada pero que ignora el autor y el fin de la
criatura. La vio desembarazada de un momento a otro y supone que abortó como
consecuencia de una caída que tuvo de un caballo, guardó varios días en cama.
Cree que no se llevó a la médica.
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Otro testigo dice que la vio gruesa y se supone que el autor fuera un sujeto que
se ausentó a Chile, cree que la criatura murió al tiempo de nacer porque siendo
su hermana menor de edad no podía alimentar.
El padre declara que fue sorprendida por el sujeto Santos Cerdá que le ató las
manos y hizo con ella lo que se le ocurrió. Querían encontrar al individuo para
entregarlo a la Autoridad Policial. El sujeto Cerdá se ausentó a Chile. En la
enfermedad la atendió la madre de la muchacha. No sabe dónde está sepultado.
La madre pudo haberlo sepultado. Para socorrer a la madre dejaron morir a la
criatura, que él no había querido presenciar el hecho porque no quería ver a su
hija en ese estado.
La señora de Cifuentes dice que su hija había tenido una desgracia y había
quedado gruesa. Y que el padre le había dado una fuerte azotadura y la habría
dejado por muerta. Le dijo que una vez que se desembarazara la iba a matar.
Que la entregaría al primer indio que fuera a pedírsela. EL declarante pidió a la
muchacha pero no tuvo respuesta. Dice que Cerdá tomó a la fuerza a Filomena.
Filomena dice que no tuvo relaciones pero que atada fue forzada por Cerdá. Sus
padres estaban en Chile y se encontraba sola. No dio aviso porque tenía
vergüenza. No sabe su edad y no sabe cuándo sucedió el hecho. Resultó
embarazada. Dijo que no era castigada y que no la habían amenazado con
matarla. Nadie la atendió en la enfermedad. Dice que no saben qué hicieron con
la criatura después del nacimiento. La dejaron sola y completamente abandonada
porque sus padres al verla enferma se mandaron a mudar. No sabe quién se hizo
cargo de la criatura porque no sabe tampoco cuántos días permaneció luchando
entre la vida y la muerte porque no se le dio ni un poco de agua. Nunca quiso
preguntar por la criatura por temor. Nada se escuchaba, nada se sabe. No sabe
cuándo volvieron sus padres y hermanas a casa.
La madre no comparece por estar enferma. El padre hace una declaración
ampliatoria y dice que puede ser que su hija haya tenido antes relacione carnales.
Durante el embarazado estaba nerviosa y muy afligida. Dice que no se le daba
maltrato y por nada se la molestaba. Cuando conoció la falta la azotó y la tuvo
encerrada. La criatura murió por haberla desamparado por atender a la madre.
Ordenó a su señora que enterraran a la criatura. Manda al frente a la esposa y a
su hijo Juan. Dijo que su deseo era que la criatura viviese por cuanto la
esperaban todos contentos.
Filomena es analfabeta y no supo decir nada. La última época de su embarazo la
pasó bastante enferma. Solo al ser descubierta se la azotó. Cuando llegó a la
pieza, Filomena estaba como muerta y sin conocimiento que le duro
aproximadamente un día y medio. El feto femenino todavía se encontraba en su
lecho. Le colocaron un poncho y la trasladaron a la cama. Socorrieron a la hija.
Cuando vieron a la criatura sólo sintieron una respiración forzada por la nariz y
que cuando la alzaron ya estaba sin vida. Le dieron entierro ella y su hija María al
día siguiente. Envolvieron el cadáver y lo pusieron en la misma cama que la
enferma. Sólo atinaron a prestarle auxilio a la madre. Esperaban con gusto a la
criatura porque no tenía ninguna culpa. El padre en malas relaciones con
Filomena. No denunciaron porque no le tienen confianza al agente José Santos
Baeza.
El Comisario de Rucachoroi dice que o ha mantenido relaciones continuadas con
el sujeto Santos Cerdá o que el padre sea el propio hermano Demetrio.
Se apercibe al comisario por fallas en la instrucción: hacer declarar a
ascendientes y descendientes, hacer preguntas sugestivas, investigar paternidad,
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haber sorprendido a testigos que iban a declarar por hurto con preguntas sobre
otro hecho que no correspondía averiguar porque no había sido objeto de
denuncia. Detiene por un delito que nadie ha denunciado.
Se sobresee porque se consideran nulas las actuaciones. Ordena la inmediata
suspensión de su empleo al comisario vía nota al Gobernador del Territorio,
Simón Galeano. El comisario dice que su empeño por el esclarecimiento de la
verdad se estrella ante el derecho penal. "El infanticidio es un crimen, un
homicidio alevoso, voluntario, cometido contra su propio hijo indefenso, inocentes
pero las leyes cada vez que más las leo, llegan hasta procurar conseguir la
impunidad. La ley me coloca como guardián de la humanidad entera, ese recién
nacido tiene personería desde el momento que se desprende el cordón umbilical.
No fue un feto. Una cosa es salvar la deshonra y otra cosa es deshacerse del
niño.”
Prosperina, Rita, María del Carmen, Benedicta, Modesta, Autuca, Melania,
Juana, Filomena, todas ellas y muchas de las que no tenemos noticias fueron
objeto de maltratos, violaciones, ignorancia, desapego familiar, aislamiento
geopolítico. Y a pesar de los sobreseimientos, podemos pensar que no fueron
felices. Un “contexto de la ofensa” que, aunque indiciario, no deja de ser
parecido al actual.
El infanticidio es un fenómeno social ampliamente difundido (Kalinsky y Robatto
2000), tanto como control de la natalidad, o cuando el nacimiento augura malos
presagios, entre otras muchas causas (Sánchez Botero 1998). Pero en estos
casos siempre fue considerado delito.
Hoy lo es más aún porque ya no existe la atenuante de la “salvaguarda de la
honra de la madre soltera” sino que priman los derechos a la vida del recién
nacido, según los discursos de la época actual”.6
Dado lo escaso que pudimos rescatar de los expedientes no se pueden evaluar
las instrucciones. En todo caso se hacía lo que se podía y se escribía quizá
solo parte de lo que se hacía.
Pero lo que interesa acá es ese nivel de análisis quizá de menor envergadura,
en el sentido que no siempre es visible y por ende, ahora, cuando se logra
reconstruir no siempre es considerado como de nivel epistemológico suficiente
para que pueda constituirse en “prueba” judicial.
Estoy hablando de una parte, quizá la inicial, del contexto de la ofensa, que
por pasar inadvertido, aún para las propias victimarias en casos de
infanticidios, pierde toda visibilidad.
Sin embargo, aún con estos retazos de expediente 7, podemos inferir indicios
acerca de que las cosas no eran propicias para un embarazo de estas jóvenes
fuera de las “condiciones normales” para aquella época.
6
La ley 24.410 publicada en el Boletín Oficial del 2 de enero de 1995 elimina este tipo penal,
de tal forma que pasa a ser homicidio calificado por el vínculo, recibiendo la única pena
absoluta (no graduable) de nuestro Código Penal: prisión perpetua; excepto que se puedan
acreditar condiciones extraordinarias que atenúen el castigo previsto, pasándose entonces al
tipo de homicidio simple que tiene una pena que va de los ocho a los veinticinco años.
12
El desamparo, la falta de comunicación y lazos familiares confiables, el
aislamiento, el tipo de vínculos -pasajeros, violentos, con hombres sin arraigo,
inestables, inescrupulosos, sin sentido o con distintos sentidos de la familia o
de la paternidad- los escasos o nulos conocimientos sobre sus propios
cuerpos, su falta de libertad sobre él, el sometimiento, la vida derrumbada en
situaciones de acoso constante (desde el climático hasta el referido a las
relaciones personales) no podían transformarse por milagro en una “vida
buena”.
Ellas - Prosperina, Rita, María del Carmen, Benedicta, Modesta, Autuca,
Melania, Juana, Filomena- no fueron delincuentes ni tan siquiera podría
acercárseles el rótulo de “homicidas”. Alrededor de ellas sólo hubo atenuantes,
ninguna condición que pudiera ser considerada de otra manera.8
Allí estaban todas las alarmas presentes. No fueron vistas, no eran cosas
importantes en qué ocupar la vida, porque había otras más importantes que
tenían que ver con la sobrevivencia y el instalarse en un lugar en el mundo,
aunque algunos debieran sucumbir, ellas y sus hijos.
En este tipo de fenómeno las cosas casi no han cambiado.
El “infanticidio” sigue teniendo un patrón muy similar, al menos en la zona a la
que me estoy refiriendo. Sin embargo, ahora la invisibilidad de los indicios y de
los climas previos que se van formando ya no tiene disculpa.
Si bien el aislamiento personal de estas jóvenes, la negación del embarazo, del
incesto o de la violación de la que pueden haber sido víctimas sigue
perteneciendo a la esfera de lo que no se habla, los indicios pueden verse si
quieren ser vistos.
El problema actual no reside en las personas o en sus escasos conocimientos
sino en las instituciones que tardan en hacerse cargo de estos señalamientos,
a veces muy prematuros, de que algo puede estar sucediendo y que el
resultado puede ser un delito. La complicidad social, el no querer ver un
problema cuando éste aún no ha detonado es cosa de todos los días. Y los
avances teóricos de los que pocos hacen caso: expertos, peritos, funcionarios.
Pero creo que como parte principal del “contexto de ofensa” estos climas e
indicios, si son realmente tenidos en cuenta pueden ayudar a prevenir y a
mejorar las condiciones sociales de quienes serán, indudablemente, imputadas
de “homicidio calificado por el vínculo”.
Veamos un caso ocurrido en 1996, también cerca de la zona de Chos Malal:
Los hechos
Juana es una joven de 19 años. Tuvo una infancia como cualquier niña pobre
pero con padres dedicados a la crianza de sus seis hijos. Su lugar de nacimiento
y crianza es aislado, postergado al menos durante la niñez de Juana, semiurbano con fuertes características rurales. Ellas ya poco se notan por el proceso
de urbanización que, de dimensiones muy parciales, ha tornado borrosa la
7
En todos los casos, los expedientes están casi ilegibles, escritos a manos, en tinta
borroneada y con las señales propias del despiadado paso del tiempo de documentos a loa
que no se la ha dado importancia.
8
Las absoluciones no siempre tienen que ver con la convicción de inocencia de parte de los
juzgadores.
13
antigua dedicación de los bisabuelos y abuelos a la crianza de animales y a la
chacra.
Juana completó su escuela primaria siendo varias veces repitente; no fue una
buena alumna. Terminó el ciclo primario a los quince años, decidida a dedicarse a
los quehaceres domésticos. Dice que nunca fue buena para pensar. Las cosas
que estudiaba en la escuela se las olvidaba enseguida; cuando tenían que leer un
cuento y después relatar el argumento a la maestra y a sus compañeros de clase,
ella se copiaba porque no le quedaba nada.
Sus padres, la describen como una chica buena, regalona, trabajadora, con buen
humor, que no tenía vergüenza o temor y habladora. El único defecto que le
encuentran es que fuma mucho.
Su padre trabaja y su madre es trabajadora doméstica, cumpliendo horarios muy
discontinuos. La madre dependía de Juana para que las cosas en su casa
siguieran su rumbo. Así es que Juana se dedica a la atención de todos hermanos
y, también, a la crianza de los más chicos. Ella dice que le gusta hacer las cosas
de la casa, que le insume mucho tiempo y eso le deja poco para distraerse (salir,
mirar televisión.
Acercándose a la adolescencia, Juana no supo de qué se trata la menstruación ni
sobre la maduración sexual ni los ciclos reproductivos. Nadie le habló
directamente del tema. Supo algo viendo qué hacían, en tales momentos, sus
ocasionales patronas durante el tiempo que trabajó en el servicio doméstico.
Nunca supo, por ejemplo, la duración de los períodos menstruales ni la
periodicidad, hasta que ganó experiencia propia. Tampoco en su casa de hablaba
de muchas otras cosas, como por ejemplo de los amores con los hombres.
Hace cuatro años más o menos, se mudan a una casa de un plan provincial y
tienen como vecinos linderos a la familia de Juan. Ella se enamora de él y Juan
no escatima remilgos para mantener la relación con ambas, su esposa y Juana;
pretende mantener las dos relaciones, quizá porque le gustan ambas.
Juan no es bien mirado por los padres de Juana, y algo le dicen acerca de la
inconveniencia de salir con un hombre casado. Ella no les hace caso porque se
siente realmente enamorada. Parece haber sido una relación con muchas
promesas incumplidas, de las que Juana está despertando como en un sueño
bello pero fracasado. Juan no anda con vueltas, es un hombre pegador y trata de
conseguir lo que quiere como sea.
Juana es una chica con gran inexperiencia que se siente atraída por la hombría
que él exhibe. Y va conformándose con cada vez menos: al final, se daba por
satisfecha sólo con verlo salir a su trabajo. Los encuentros con Juan se hacen
cada vez más furtivos, "sólo para hacer esas cosas que hacen las parejas" y
Juana se siente cada vez más triste. Y, aún en esos encuentros, por poco que
duren, no cesan las peleas y los golpes.
Juana opta por salir cada vez menos de su casa. "Pasaba encerradita", al decir
de sus padres.
También Juan contribuye a esta restricción del espacio: no la deja tener amigos
ni amigas, no la deja salir, no la deja ir al médico para controlarse este último
embarazo No la deja hacer nada que él no decida que ella puede hacer. Y ella
obedece. Piensa que las cosas que le ordena Juan no son del todo justas pero no
protesta, sólo piensa por adentro.
"Bueno, lo primero que hice el 26 de marzo siendo las cinco de la mañana, me
dieron ganas de ir al baño y se me vino un dolor y ganas de hacer caca e hice
fuerza y tuve a mi bebito. Y ahí como si me hubiese perdido sentada todo el
14
tiempo en el inodoro. Yo durante ese momento que me perdí no sentí nada de mi
bebé, después al rato me paré de ahí y con mucho miedo y llorando agarré una
toalla y lo envolví a mi bebé pero temblaba toda. Lo dejé ahí mientras iba a la
pieza a buscar algodón, vine de la pieza y me lo llevé al arroyito. Lo dejé a un
ladito y con una pala que llevaba hice como un pocito y lo puse ahí. Cargué la
pala para que se aplastara la tierra. Pero nada más que eso, después me vine a
casa y venía mi papá llegando del hospital, y me preguntó qué andaba haciendo
y me dijo que había avisado que yo andaba enferma porque había sangre en el
piso y yo le dije que no, y al ratito vino mi tía y yo estaba en el baño... y me fui a
acostar... y mi papá quedó levantado y sospechaba que algo pasaba... Yo en ese
momento no sabía que lo iba a tener si no me hubiese ido al hospital. Yo no tenía
pensado de hacer esto, en ese momento ni yo misma sabía que lo estaba
haciendo ni lo que iba a pasar. Yo a mi hijo lo quería como lo quiero a mi hijito
porque a mí me gustan mucho los chicos. Yo no lo ahorqué porque en el
momento en que lo llevé al arroyito estaba muerto de cuando lo saqué de adentro
del inodoro."
Juana fue condenada a 8 años de pena privativa de la libertad porque se
consideró que se habían probado “condiciones extraordinarias de atenuación”
pasando entonces de homicidio calificado por el vínculo a homicidio simple.9
El “contexto de la ofensa” : Juana y sus fronteras
Qué se juega en la vida cotidiana de Juana y qué es para ella "ser mujer" y "ser
madre".
En las respuestas a estas preguntas se entrelazan desde aspectos estrictamente
privados (aquello que pertenece a la esfera del nuestro misterio íntimo) hasta las
formas políticas en que esa familia se desempeña como tal en el ambiente de su
lugar de origen.
Juana parece tener poco de qué quejarse: los padres la quieren, es la regalona
del padre, ha tenido quizá hasta cierto punto un trato preferencial respecto de sus
otros hermanos y ellos ahora que está presa la extrañan mucho.
El conjunto de significados que tiene esta familia se vuelve exiguo a la hora de
incorporar intentos no previstos en el plan familiar. Cada miembro de la familia
está ligado al otro en forma indeleble, no sólo porque permite su funcionamiento
si no también por una enorme carga afectiva que los enlaza hasta el final.
En su relación con el hombre que ama, Juana se ha apercibido de que existe un
modo violento de comunicarse con la gente. Antes, quizá habría conocido la
violencia material de la escasez y la simbólica del silencio, o de temas que nunca
se hablaron en su casa, pero no los golpes o los gritos. Con Juan inaugura en
esta nueva modalidad que no le gusta para nada pero de la que no se queja.
Por su parte, Juan confirma su presencia en la vida de Juana, teniendo un hijo.
Dice Juana: "Él quiso tener un hijo conmigo, y yo también quise porque me
gustan los chicos". Ese fue el designio bajo el cual nació su hijo superviviente.
Ahora este niño se ha convertido en el argumento "ejemplar" para polemizar
sobre las relaciones futuras entre Juan y sus dos mujeres. Cualquier cosa que
haga Juana que no le guste, amenaza con quitárselo. Las dos lo quieren con él,
sin claridad sobre si desean o pueden calcular los costos que ya han pagado
9
En el Código Penal argentino, el homicidio simple tiene una pena que va de 8 a 25 años de
prisión.
15
ambas y lo que les costará insistir en sus respectivas relaciones con el mismo
hombre.
Los significados con que contaba para dirimir una tragedia como la que se
avecinaba no le sirvieron. En ese punto, su cosmovisión quedó atrapada en sus
propias redes, sin poder otorgarle un sentido nuevo, externo, buscado a propósito
fuera de su forma de ver las cosas. Al contrario, esos significados que
usualmente le venían bien, la fueron estrechando en una trampa de la que
también ella es víctima. Ella tomaba sus decisiones y armaba su vida de acuerdo
a un determinado repertorio de significados que no funcionaron al momento de
reparar el dilema en que se vio metida. No tuvo oportunidad, ni fuerza, ni emoción
ni motivación para salir de ese círculo vicioso para ver qué podía encontrar fuera
de él. Nadie la ayudó, nadie la invitó a incursionar por otras fuentes de
conocimiento que pudieran ir en su auxilio. Nadie se dio por enterado de este
nuevo embarazo y mucho menos de las condiciones en que se produjo.
complicidad de Juan decide mantener "en secreto" ese embarazo. Tampoco
sabemos en qué medida un secreto de tal índole puede ser mantenido en una
casa muy pequeña y habitada por mucha gente, todos los hijos durmiendo en una
misma habitación. Pero tampoco eso es lo que importa. Dándose o no cuenta
que Juana estaba embarazada, la cuestión es que nadie habló del asunto. De
acuerdo con el relato del médico del hospital, "se corrían rumores" y nada más.
Pero no fueron lo suficientemente fuertes o creíbles para que alguien se acercara
a ella.
No está fuera de lugar, recalcar que el embarazo y parto no significa igual para
todas las mujeres de la tierra. Al contrario, es distinto para cada una de ellas.
Juana, como su madre, su abuela y su bisabuela, lo consideran "como un hecho
de la vida", absolutamente desmedicalizado y desinstitucionalizado. Parir es un
hecho que no necesita de cuidados especiales porque forma parte de los ciclos
vitales de las mujeres y las familias. Pero para Juana no es lo mismo que para su
abuela. Porque ahora existe el hospital, existe el agente sanitario, el médico, la
enfermera que insisten en que es bueno que el parto sea hecho con
determinadas características con las que Juana y su madre seguramente estarán
de acuerdo. Juana no puede eludir el espacio público que pone límites
institucionales y discursivos a las decisiones que pueda tomar en lo que respecta
a una esfera estrictamente íntima (conyugal, parental). Y creo que son estos
límites formales los que terminaron por ahuyentar cualquier innovación que
Juana podría haber hecho para salir del dilema que describimos (adopción,
abandono de la criatura). No pudo iniciar ninguna búsqueda de alternativas,
obturada por su encierro doméstico, por esos "rumores que se corrían de que
estaba embarazada", por la actitud devastadora de Juan, y porque le estuvo
vedado cualquier acceso al sistema hospitalario. El médico cuenta, atónito, que
cuatro días antes de que se iniciara su trabajo de parto, estuvo en el hospital
controlando a hijo. El se le acercó y le pidió que ella se controlara pensando que
era un embarazo de corta data. Pero estaba a término, y no pudo ser registrado
ni siquiera por el agente sanitario de la zona. El secreto estaba bien constituido,
pero no solamente por ella ó por ella y Juan, sino que también hubo una
complicidad social que no pudo ser desbaratada.
La familia de Juana tiene serias dificultades para elaborar una hipótesis creíble
que le dé comprensión a lo sucedido: piensan que pudo haber soñado; o que sea
víctima de un "daño" por envidia (porque es linda, trabajadora y ágil); o que haya
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actuado por miedo o finalmente, que "no está bien de la cabeza". "Por qué no nos
avisó, a qué tenía miedo, la hubiéramos llevado al hospital. Qué la vamos a echar
si es una hija, si lo hubiera dicho ahorraba dolor. Creen que "Juan le metió alguna
pica para que no nos avisen. Mejor hubiera tenido su hijito. No iba a andar
sufriendo."
"Ni cuenta me doy porque lo hice eso".
Juana no creía en ese momento y sigue creyendo ahora que ha cometido un
delito. "Sólo Dios sabrá de mí", dice.
Aún conociendo los límites entre la vida y la muerte, la libertad y el delito, la
violación y el placer (de estar con un hombre o de dar a luz, por ejemplo) puede
des-conocer la pertinencia que rigen en su propia vida. Una cosa es el sentido
general de los valores y otra es la aplicación concreta y fehaciente en uno mismo,
su vida, su familia o el ámbito sometido a nuestra propia acción. Dicho de otra
forma, la norma social puede ser reconocida en un sentido abstracto, pero no
cumplida cuando de las propias cuestiones se trata.
Uno mismo puede decretar condiciones de excepción (por ejemplo, la concepción
de este hijo bajo condiciones que se acercan mucho a la violación. Entonces no
cabe ya orientarse por las normas que todos deberíamos cumplir, cuando se
considera que la vida de uno merece tal excepcionalidad.
Desde el punto de vista de la legitimidad de las normas, podría decirse que en
ciertas circunstancias esas normas son impertinentes y, por ende, se quiebran
con un fuerte sentido de legitimidad de que lo que está haciendo puede ser
hecho.
Casos de homicidio
1929, Junín de los Andes, Chiquilihuin
Silverio Huilipan
Víctima: Pascual Pailacura.
Telegrama
Falleció en su domicilio distante 12 leguas de esta Comisaría. Como en aquel
paraje fue materialmente imposible practicar peritaje en razón que la población se
compone de aborígenes en su mayoría analfabetos, ineptos para tal fin. Se
solicitó urgente al facultativo de San Martín de los Andes. El estado de salud de
Pailacura no permitía el traslado a caballo a esta localidad. Se solicita se traslade
el cadáver.
Sede Policial
Declaración del hijo: mandado por el padre diciendo que a la hora ocho había
sido herido de bala en una pierna por un vecino llamado Silverio Huilipan en
circunstancias que andaba en el campo, que este sujeto había herido de bala con
el mismo revólver al caballo que éste montaba. El estado del papá era grave, oyó
decir que la bala había entrada a la altura de la ingle, es la causa por la que fue
mandado el declarante a dar cuenta. El padre al verse malherido mandó un
chasque al establecimiento El Tromen en donde dio cuenta de lo sucedido. Se
trasladó el agente al domicilio del heridor y lo tomó detenido en el acto.
Se constituyen en el domicilio del aborigen Pascual Pailacura. Se pudo constatar
que se encuentra postrado en cama por encontrarse herido de bala en la nalga
izquierda.
17
En Chiuquilihuín, Departamento de Huiliches.
Pailacura es chileno, 53 años, 40 años más o menos de residencia en el país,
casado, criador, sabe firmar únicamente y domiciliado en este paraje.
Salió a dar un vistazo a sus animales y encontró restos de un vacuno. Que a
juzgar por el estiércol, un pedazo de cuero, el espinazo, patas y cabeza que
encontró dicho animal le pareció que este debió haber sido carneado en esa
misma noche. Reconoció que el animal era de su propiedad aunque este no
había sido aún marcado ni señalado y además que la vaca madre buscaba con
balidos al vacuno.
Sospechó del vecino Silverio Huilipan. Este y sus entenados desde la mañana
andaban desde muy temprano observándole el domicilio, cosa ésta que nunca
habían hecho los mencionados sujetos.
Decidió cuidar personalmente los restos de dicho animal para que no
desaparecieran del lugar donde se hallaban a fin de que la policía constatara
aquello. Que como la Comisaría Departamental quedaba muy lejos resolvió dar
aviso al Encargado del Destacamento Malleo pero como se enterara que dicho
encargado no se encontraba en el mencionado Destacamento creyó el
declarante oportuno esperar el regreso de éste y en esa espera transcurrieron el
día 19, 20 y 21 del actual pero sin dejar por un momento de vigilar el lugar.
El 22 por la mañana fue el dicente bien temprano al mencionado lugar y se quedó
allí acompañado de un sobrino suyo llamado Ceferino Pailacura y cuando serían
las ocho vio que por la falda de una sierra y muy próximo al sitio donde andaba
con su sobrino, andaba apié Silverio Huilipan. Que al verlo el dicente subió al
caballo y se dirigió donde este andaba con el propósito de preguntarle qué era lo
que andaba haciendo o buscando en aquel sitio, circunstancia en que el tal
Huilipan desenfundando un revólver le hizo al deponente varios disparos y
dándose vuelta se dio a la fuga. Que como le herrara todos los disparos el
declarante empezó a seguirlo a caballo dándole alcance a los pocos metros,
causa por la que se desmontó del animal y fue en aquél preciso momento en que
Silverio Huilipan le volviera a hacer otros tantos disparos al dicente a una
distancia de un metro y medio a lo sumo, alcanzando uno de estos a herirlo en la
ingle y otro dio en la pierna derecha de su caballo.
Al sentirse malherido se quedó afirmado en el cuello de su caballo, llegando a los
pocos minutos su sobrino ya mencionado quien al sentir los primeros disparos
corrió apié hasta juntarse con el dicente. El herido se dio a la fuga.
24/9: Comparece ante la instrucción el policía. Interrogó a Huilipan respecto de
que si era verdad que había disparado varios tiros de su revólver a Pascual
Pailacura a lo cual le respondió que sí, le había disparado a Pailacura dos
balazos esa mañana por causa que este había salido al encuentro en medio del
campo con miras hostiles en circunstancias que andaba apié buscando unas
ovejas y que después de hecho esto se había disparado hacia su casa.
Declaración indagatoria a Silverio Huilipan, de apellido materno Epuin, ser
chileno, de 22 años y 6 de residencia en el país, soltero, analfabeto, criador. Dice
el declarante que fue el autor del mismo. Salió en busca de unas ovejas, salió a
pie atravesando unas sierras, empezó a descenderlas y que cuando menos lo
pensó le salió al encuentro Pascual Pailacura quien le quiso pegar unos palos al
dicente con un rebenque, diciéndole a la vez que ese día lo iba a dejar medio
muerto. El declarante le pidió perdón y que no le pegara pero como el tal
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Pailacura no le hiciera caso a sus ruegos, el dicente volvió nuevamente a disparar
y al subir por una pequeña barda de piedra nuevamente fue alcanzado por su
atacante. Que entonces en esas circunstancias al ver a Pailacura decidido con el
cuchillo en la mano y a caballo, el declarante sacó su revólver y le hizo a este dos
disparos simultáneos, viendo que el primer disparo pegó en la pierna del caballo
que él montaba y el segundo disparo en el cuerpo del tal Pailacura.
Regresó lo más ligero que pudo a su domicilio en donde contó lo que había
ocurrido a su concubina y después de cambiarse de ropa se dirigió a la casa de
Segundo Aburto al que también le contó lo que acababa de hacerle a Pailacura y
que le hiciese bien de prestarle un caballo porque iba a venir a dar cuenta a esta
policía, pedido al que Aburto accedió enseguida.
Están disgustados desde hace ya como dos años y porque este lo atajó en mayo
en el medio del campo y le quiso pegar con un rebenque.
Fue procesado por lesiones recíprocas con Seferino Pailacura donde fue
conducido a la cárcel del Territorio en donde fue puesto en libertad al tercer día
pero que ignora la resolución dictada. El hecho ocurrió hace dos años.
Las personas que pueden declarar acerca de la moralidad y medios de vida del
declarante
Dicen que conoce a Silverio Huilipan, hombre de trabajo, soltero, que nunca lo ha
visto embriagarse ni jugar e ignora si tiene bienes propios. Le merece buen
concepto. Ignora las causas que puedan haberlo inducido a delinquir pero que es
de muy buen carácter.
Siempre que lo necesitaba lo ocupaba como peón en sus viajes de campo y a
Chile porque es un hombre de entera confianza, que siempre ha sido trabajador,
no habiendo nunca visto embriagarse y que como lo conoce desde hace tantos
años le consta que ha evitado las malas compañías. De carácter humilde y muy
obediente, nunca ha notado ni oído decir que tenga malas costumbres por lo que
le merece el mejor concepto que puede tenerle a un hombre trabajador de su
clase. Hombre trabajador y honrado.
La muerte fue a causa de las heridas infligidas siendo interesados órganos
internos como intestino y vejiga.
Se lo remite a la Cárcel Pública del Territorio el 6/10/1929
En cuanto al aborigen Pailacura nos consta que se trataba de un sujeto de
pésimos antecedentes procesado en varias ocasiones por los delitos de hurto,
homicidio y heridas y que no gozaba bajo ningún concepto ni de la confianza de
los vecinos de su domicilio.
El defensor pide el sobreseimiento. Agresión ilegítima. Necesidad racional del
medio empleado para impedirla o repelerla y por falta de provocación suficientes
por parte del que se defiende.
Silverio Huilipan no presenta alteración de sus facultades mentales siendo
responsable de sus actos.
Firma: Dr. Castro Rendón. Administración Sanitaria y Asistencia Pública.
Departamento Nacional de Higiene. Neuquén. 28/10/1929
El defensor el 26/11/1929 alega legítima defensa, provocado por hurto de
ganado. Lo que autoriza a su defendido a proceder en la forma que lo hizo para
defender su vida.
Sentencia.
Confiesa haber herido con arma de fuego a Pascual Pailacura, calificando su
confesión al decir que obró en legítima defensa. Responsabilidad del procesado:
la declaración de los testigos en manera alguna pueden, a mi juicio, desvirtuar la
19
confesión calificada del procesado, pues lejos de hacerla sospechosa la
confirman en parte sin que con ello crea pueda dar importancia capital a tales
declaraciones emanadas de los testigos. Que encontrándose a más de mil
metros de distancia, deponen sobre detalles insignificantes que pareciera
imposible hubieran podido constatar.
No existiendo prueba de convicción suficiente para deducir acusación, en
presencia de la confesión calificada del proceso que considero indivisible, en
ausencia de circunstancias graves en su contra, y falta de antecedentes que lo
perjudiquen en aplicación del art. 13 de. CP Criminal que manda en la duda
estarse a lo más favorable al reo, sobreseer definitivamente a favor del
procesado.
El 21/12/1929 es puesto en libertad.
1933, Aluminé
RUIZ, Pedro s/homicidio.
Víctima: Juan Tomás Riquelme Cerda.
Paraje Rahue. Domicilio del Comerciante Juan Nadur bebiendo copas de vino,
Pedro Ruiz y Juan Riquelme éste último fue herido de una puñalada en el vientre
por Ruiz. Libaciones y mediante un cambio de palabras Riquelme disgustado le
tiró un golpe de puño alcanzándolo en la cara, motivando que Ruiz extrajera su
cuchillo de la cintura y le infirió una puñalada a Riquelme sin que los presentes
pudieran evitarlo por la rapidez con que se produjo. Con motivo de la abertura de
la casa de negocio de Juan Nadur se habían reunido a comer un asado.
Riquelme, chileno, 22 años, soltero, con instrucción, peón de campo.
3/7 deja de existir Riquelme. No se sabe si los padres están radicados en Chile y
si aún viven o no. Tampoco se ha podido comprobar si poseía parientes en estos
lugares pero la opinión general es que no tenía.
Ruiz: Certificado de nacionalidad extendido por el cónsul. Nacido en 1908 en
Santa Bárbara, Provincia de Bío Bío. Lugar de residencia anterior: Quila
Chanquil. Vino al país hace un año donde tiene parientes.
Ruiz se paró del fogón y dirigiéndose lentamente y con bastante dificultad pues
se encontraba muy ebrio hasta el lugar donde estaba Juan Riquelme pasándose
sobre los hombres de éste y cuyas circunstancias Riquelme le dirigió estas
palabras "por qué no se acostaba en otro lado" a lo que respondió Ruiz "yo soy
dueño, vos hace rato que me tenés ganas y salí para acá" y parándose Ruiz le
asestó un golpe de puño. Ruiz repelía la agresión con un cuchillo sabiéndolo
cuando Ruiz dijo más o menos "me pudiste, che" agregando enseguida que lo
agarraran porque se la caían las tripas.
Se encontraban muy ebrios.
A Ruiz le gustaba emborracharse con frecuencia no pudiendo decir lo mismo con
respecto a Riquelme, dado que lo conoce poco.
Detenido e incomunicado.
Ruiz, Pedro. Sin sobrenombre ni apodo, chileno, 24 años, 23 de residencia en el
país, casado, jornalero, firma solamente. No recuerda los nombres de las
personas debido a que estaba muy ebrio.
En compañía de los otros en el fogón, en completa armonía, transcurriendo un
largo tiempo, bebiendo cuando en cuando unos tragos de vino que sacaban de
una damajuana. Recostándose un poco sobre una de las personas del grupo que
20
no los podía reconoce debido quizá a la poca luz oyó le dirigiera la misma
persona sobre la cual se recostaba estas palabras más o menos "No me pase a
llevar amigo" en cuyas circunstancias reaccionó la voz que quien le hablaba era
Riquelme, recordando que a tales palabras le respondió lo siguiente: "entonces
molesto”, respondiéndole a su vez Riquelme que sí molestaba, y parándose
inmediatamente le tiró una bofetada pegándole en un ojo y viendo que le tiraba
otra trompada el declarante sacó un cuchillo que llevaba entre sus ropas y le tiró
una puñalada. Se entregó sin oponer resistencia. Que conoce a Riquelme desde
hace más o menos un año y que en las varias veces en que se han juntado en
algún comercio para tomar copas nunca tuvieron diferencias ni cambios de
palabras, considerándolo más bien amigo que otra cosa y que por dicho motivo
nunca pensó que le fuera a ocurrir un caso como el presente.
Que en el negocio requisaban los cuchillos, los encargados del boliche durante el
asado. Recuerda que después lo sacó del recado para churrasquear un asado,
no recordando quién de los presentes fuera el que lo trajera, por lo que lo vio
plantado en el suelo y a punto de comerlo. Que recuerda asimismo que las
demás personas que se servían no tenían cuchillo, haciéndolo a tirones con los
dientes. Nunca había sido procesado.
A los dos les da por provocar cuando se encuentran en estado de embriaguez,
les da por la camorra y la pendencia.
Ruiz, Pedro de apellido materno Melo, 24 años, casado, jornalero, sin instrucción,
domiciliado en Aluminé.
Prisión preventiva. Delito de homicidio, art. 79 del CP- Traba embargo por 5 mil
pesos moneda nacional de curso legal por responsabilidades civiles y penales
Informe de Castro Rendón del 26 de agosto de 1933
Examen psíquico: desde el punto de vista de su discernimiento se observa que
sus razonamientos son simples y casi instintivos. Se comprueba un estado de
degeneración afectiva por el hecho de que habiendo abandonado su hogar a los
doce años y contado en la actualidad 24 no ha tenido deseos de ver a sus
padres, no obstante los llamados que estos le han hecho y vivir en una zona tan
cerca a ellos. Si bien no es alcoholista crónico, lo es accidental. [El informe] lo
considera responsable de sus actos. No presentando signos de enajenación
mental.
Calificación: Homicidio simple, art. 79 C.P.
Pedido de pena del fiscal: buenos antecedentes del prevenido, estado de
embriaguez en que se hallaba, la agresión de la víctima y la peligrosidad puesta
de manifiesto por la víctima en circunstancias de hallarse alcoholizado. 12 años
de prisión con accesorias legales y costas.
Defensa: No puede afirmarse que el fallecimiento de Riquelme pueda haberse
producido solo y únicamente por la herida recibida desde el momento en que
dicho informe no expresa esa conclusión. Falta de absoluta asistencia médica
que tuvo el herido durante muchas horas, fue atendido con tanta falta de
cuidados propios a la herida y falta de limpieza no emergente de la lesión recibida
sino de causas posteriores ajenas a las heridas recibidas. ?
Puede decirse que la
muerte fue una consecuencia natural, directa e inevitable de la herida? Bien es
sabido que la región cordillerana está abandonada de toda protección social y
que allí por inexistencia de atención médica suficiente no sólo perecen los heridos
sino también los enfermos de afecciones mortales hallan la muerte por la
carencia absoluta de una eficaz y rápida atención. ?
Es que cuando la fatalidad,
como en el hecho que nos ocupa, quiere que de un incidente trivial resulte
21
alguien lesionada a más que la víctima desaparece por ser el lugar miserable y
abandonado, otro pague la consecuencia sufriendo la pena máxima por el suceso
debido a la falta de civilización y medios ha alcanzado el daño mayor? Vida dura
y sin ningún género de facilidades, con todas las desventajas de la carencia
absoluta de auxilio social y médico, deben sufrir la doble pena impuesta por esa
vida áspera, viviéndola primero y luego pagar a la sociedad doblemente porque
esa falta de civilización influye en el resultado de un hecho haciéndolo más
grave?
El cuchillo es un instrumento de trabajo necesario, más aún imprescindible, para
ganarse la vida. Ha usado el único medio posible y legal. Pide absolución.
Se lo condena 8 años con accesorias y costas legales.
Cumple con la pena el 1 de julio de 1943
Libertad condicional
Cárcel de Neuquén, octubre 26 de 1938
"Respetuosamente me dirijo a S.S. con el objeto de solicitar mi libertad en forma
condicional. En el día 1 de noviembre cumplo las tres terceras partes de mi
condena".
Director de la cárcel: 2/11/38 informa a ese Tribunal que el penado con sentencia
firme por delito de homicidio, Pedro Ruiz durante el tiempo que lleva recluido en
este establecimiento ha cumplido con regularidad los reglamentos carcelarios y
no ha devengado peculio.
No es reincidente. El fiscal estima puede concedérsele la libertad condicional
solicitada previo compromiso de cumplir con las regulaciones y condiciones
estipuladas en la disposición legal citada y entregar mensualmente la cantidad
que V.S. fije en el auto de soltura, hasta completar la que ha sido condenada a
pagar en concepto de indemnización.
3/11/1938: Excarcelado en forma condicional.
Dos ejemplos quitados del olvido histórico que pudieron ser actuales, salvo por
la forma en que se procede a instruir los sumarios y en los contenidos de los
códigos vigentes en la época.10
Décadas después, con todos los cambios que debieron producirse y con
aquellos que aún están por hacerse, se producen hechos de este tipo que
parecen haber sido inspirados en sus remotas historias desconocidas para los
participantes actuales. ¿Qué hay de nuevo? ¿Qué hay de viejo?
Casi todo “viejo” en cuanto a condiciones que se inclinan por hacer vidas
depreciadas que, tanto antes como ahora, pasan desapercibidas en medio de
un marco general de violencia.
Lo “nuevo” es un marco institucional que redobla los esfuerzos por la
prevención del delito pero que a la vez lo provoca en una disyuntiva difícil de
superar11.
Tal como están las cosas, es probable que la “verdad existencial” incorporada
al “contexto de la ofensa” y presentada como prueba judicial no pueda ser
evaluada en su justo término, es decir con un valor cognoscitivo digno de ser
tenido en cuenta. Menos aún, es probable que alguien preste atención a las
10
El Código Penal Argentino, actualmente en vigencia con las reformas del caso, es del año
1921.
11
Nos estamos refiriendo a la multicausalidad del fenómeno delictivo. Muchos de estos
factores tienen orígenes institucionales y macroeconómicos.
22
alarmas, los pequeños indicios que se van amontonando, creando ambientes
propicios para desenfundar las pasiones y la ira de la peor manera.
¿Cómo es posible preguntarse acerca de la prevención de este tipo de delitos,
si no se puede siquiera tomar en cuenta funciones públicas jurisdiccionales
que tienen a su cargo relevar situaciones cargadas de violencia, que se ven, se
oyen, se sienten y, en algunos casos hasta se gritan?
Los motivos, casi siempre los mismos: violencia, sometimiento, alcohol,
incertidumbre por el futuro, pasados que mejor ni recordar pero de los que no
se pueden desprender, comunicaciones fallidas, vidas atascadas que sólo
ofrecen más de lo mismo.
Veamos el relato autobiográfico de un “cliente” actual del sistema de justicia
penal:
Ya estábamos casi en el mes de diciembre de 1994. Mi hermana a veces iba a
visitarme. El año pasado habíamos pasado con mis hermanos la Navidad; ellos
viven en el campo. Este año yo no sabía cómo la íbamos a pasar. Yo no quería
pasar la Navidad solo porque para esa fecha es donde todos se reúnen a
brindar el 24 a la noche. Hice unos arreglos con mi hermana. Ella iba a ponerse
al tanto para ver cómo podíamos hacer para esa fecha. Le dije a mi hermana
que cuando cobre el sueldo iba a comprar dos colchones por si ellos que
venían del campo no tenían donde dormir, pero ella me iba a avisar con
anticipación. Así quedamos pero ella desapareció. No me fue a ver para
hacerme saber. El tiempo seguía transcurriendo y yo sin sabe nada. Como no
sabía nada, seguí dándole al vino. Como vi que iba a pasar solo no me cuidé el
dinero que había cobrado donde trabajaba. Eso de estar solo no me hacía
sentirme bien, porque me angustiaba y me daba ganas de beber vino. Pero
cuando compraba una cajita de vino de litro bebía un trago y lo encontraba feo
pero deseaba de beber algo así. Un día, me recosté en el suelo mientras
miraba hacia abajo, mirando la gente que circulaba por la calle. Sentía
cansancio, estaba débil. De lo que cocinaba no comía. Solo el perro lo
saboreaba. Un día, fui a pasear un poco para distraerme. Mi hermana había
venido a verme pero no me dejó ningún papel escrito. Ahora estaba seguro que
yo lo iba a pasar solo para la Navidad. Ese día lo vi llegar. Me dije que ojalá
que no me reconozca. Me preguntó si iba para la casa. Cuando él andaba bien,
se portaba bien, pero uno no se podía descuidar por los cuchillos que uno
puede tener en la casa. Era muy jodido. Era muy cuchillero, enseguida sacaba
el cuchillo para pelear. Llevaba el vino. Empezamos a beber. Creo que
cenamos (no recuerdo bien) pero sí bebimos. Así yo me puse bastante ebrio.
No sé cuándo me acosté a dormir. No recuerdo nada. Como siempre que estoy
bebido, siempre amanezco mal, sin ánimo, solo de dormir pero esto de dormir
con preocupación de algo o por los animales o en fin, esto de andar mal por
haber bebido mucho nunca he podido dormir bien. Siempre con pesadillas. Y
cuando me daban eran bastante horribles de no poderme despertar. Para mí
era como si estuviera despierto pero que no podía reaccionarme o intentar
sacudir mi cabeza tratando de hacerme despertar para poder reaccionar. Pero
era inútil, no podía despertarme. A veces eran víboras o sapos que se me
metían entre las cobijas. Más esto de estar solo, no tenía quién me pudiera
despertar en medio de esas pesadillas horribles.
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No andaba bien. Hacía como quince o veinte días que andaba bebiendo,
ponerme triste o me amargaba por algo, recurría al vino de noche, era cuando
bebía. No comía, solo vino. Era tanta la angustia que para mí era mejor pasar
la noche inconsciente, bebiendo. Así me parecía que estaba mejor para pasar
la noche bebiendo, parecía que era una solución. Pero estaba matándome
poco a poco. Pero ¿por qué? Cuáles eran las razones de tanta soledad,
amargura, tristezas.
Más me ponía triste al escuchar las propagandas de la Nochebuena que
pasaban en la televisión Eso me hacía poner más triste por estar viviendo solo,
no tener a quién hablarle, en quién confiar, decirle, expresarle mis sentimientos
o dificultades, preocupaciones que tuviere pero al no tener estas eran lo que
más me hacía ponerme triste, más soledad, más me llevó a la bebida.
Intentaba salir pero yo recurría al bar a compartir con alguno unos tragos de
vino, a conversar un poco con alguien que parecía que me comprendía un
poco, pero al final tampoco era una buena solución. Porque solo me servía de
malgastar mi poco dinero y el que estaba compartiendo conmigo él solo estaba
por interés de que le siga pagando el alcohol y yo cuando no tenía más dinero
se alejaba de mí y seguía solo, sin tener a quien confiar. El único que no se
alejaba de mí era el alcohol. Cada día lo deseaba más y parecía que era lo
único que me calmaba las penas. Si yo hubiera sabido qué iba a pasar en
Navidad me hubiera ido al campo, pero no pasar solo las fiestas.12
Más palabras estarían sobrando. El peor error, según sus propias palabras, fue
cometido. Está sentenciado a una condena de 10 años de prisión. Parece estar
entendiendo que hay otras vías posibles de comprensión y acción sobre la
propia vida. Pero como dijo una vez: “primero tuve que matar...”. Nadie se dio
cuenta de esta secuencia inequívoca, ni antes ni después.
Algunas conclusiones
El uso del concepto de “contexto de la ofensa” permitiría, en una reconstrucción
histórica en continuidad con el presente, del ámbito más amplio de una ofensa
provocada por una persona, al menos dos avances significativos:
-
12
Estrechar la brecha actualmente identificada, aunque no salvada, entre
“verdad jurídica” y “verdad existencial”, incorporando la voz de la
persona imputada y de toda otra voz que pueda argumentar sobre su
propio punto de vista. Si así fuera, el juicio penal tendría otro valor para
el imputado, otorgándosele contenidos semántico y simbólico que le
permitiera entender de qué se está hablando, por un lado, y por qué
debe dar cuenta de su quebrantamiento de la ley, por el otro. En este
sentido, se ha comprobado que si hay una sentencia de absolución
cuando el imputado se considera justamente culpable se genera una
confrontación de visiones, desde “los otros” y desde “él mismo” que
deniega una realidad que reconoce como tal. (Capurro y Nin 1995)
Asimismo, si es condenado ante un hecho que no considera delito,
El texto completo puede encontrarse en este sitio Web, sección “Desde Adentro” Una
Reflexión de Vida.
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-
deberá entender cuáles son las reglas de juego por las que está siendo
juzgado, y por qué tiene que respetarlas, si ese fuera el caso.
Si bien la reconstrucción del “contexto de la ofensa” se hace después de
haberse cometido un delito, puede ayudar a la prevención secundaria,
es decir, permitiendo indagar acerca de las causas que llevaron a
cometerlo o a elegir “voluntariamente” un perfil que desde la mayoría se
considera delictual. Dadas así las cosas, habrá una mayor capacidad de
opción, y decisión en cuanto al camino a seguir después de haber
agotado una pena privativa de la libertad. En algunos casos, ocurrirá que
se continuará con el estilo que llevó a la cárcel, y en otros quizá se
consideren otras opciones después de la experiencia carcelaria. Pero
ésta última, por sí misma, no brinda los recursos necesarios para
evaluar razones, motivos, posibilidades, deseos y miedos que pudieran
estar pesando a la hora de “respirar nuevamente la libertad”.
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