LOS ECLIPSES (por José María Sánchez Martínez, Astrónomo del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha) ¿PORQUÉ SE DAN LOS ECLIPSES? Los eclipses son fenómenos relativamente poco frecuentes, pero de indudable interés para el observador del cielo. Un eclipse de Sol puede describirse como la ocultación gradual del disco Solar por la oscura silueta de la Luna cuando ésta, en su movimiento mensual a lo largo del zodiaco, da alcance al Sol cubriéndolo total o parcialmente. En el caso de un eclipse parcial el efecto en la Tierra es casi imperceptible a lo largo de las varias horas de duración, y sólo el uso de filtros especiales que nos permitan mirar al Sol sin riesgo para la vista puede mostrarnos lo que está sucediendo. Únicamente en el caso excepcional de tratarse de un eclipse total el panorama cambia drásticamente en los escasos minutos en que la Luna mantiene completamente tapado al Sol, pues la claridad del día deja paso a un breve crepúsculo en el que incluso aparecen las estrellas más brillantes y los planetas observables a simple vista. Por su parte, en un eclipse de Luna se observa un gradual oscurecimiento de la Luna Llena a lo largo de varias horas, iniciándose por un extremo y pudiendo afectar al disco completo (eclipse total) o sólo a una parte (eclipse parcial). Los eclipses de Luna, a diferencia de los de Sol, son fácilmente observables; a simple vista se puede seguir el proceso y apreciar las distintas tonalidades que va adquiriendo nuestro satélite a medida que penetra en la sombra que la propia Tierra proyecta en dirección opuesta al Sol. Esa sombra tiene, a la distancia de la Luna, un diámetro unas tres veces superior al Lunar. Debido a la refracción de la luz Solar en la atmósfera terrestre, la Luna rara vez llega a oscurecerse por completo, tornándose a menudo a un color rojo mortecino. Otra ventaja de los eclipses de Luna frente a los de Sol es que los primeros pueden observarse desde todo un hemisferio terrestre (aquél desde el que se divisa la Luna en el momento del eclipse), en tanto que los de Sol afectan a regiones más limitadas. De hecho un eclipse total de Sol sólo puede contemplarse desde una franja de varios miles de kilómetros de longitud, pero con una anchura a lo sumo de unos pocos cientos de kilómetros. Esto explica que para un determinado observador situado en un punto concreto de la superficie terrestre la visión de un eclipse total de Sol sea un acontecimiento verdaderamente extraordinario. Como ya hemos apuntado, los eclipses de Luna suceden cuando ésta se encuentra en fase de Luna Llena, mientras que los eclipses de Sol coinciden con la Luna nueva. Pero naturalmente no se producen eclipses en cada lunación, puesto que se requiere que los tres astros implicados, Sol, Tierra y Luna logren una alineación perfecta en el espacio, y esto sólo se da unas pocas veces al año. Si la órbita lunar no estuviese inclinada con respecto a la eclíptica, en cada Luna Llena nuestro satélite quedaría inmerso en la sombra terrestre, y se produciría un eclipse de Luna. Del mismo modo, la Luna se interpondría exactamente entre la Tierra y el Sol en cada Luna Nueva, provocando un eclipse de Sol. Hay que hacer notar además que en ese supuesto todos los eclipses de Sol ocurrirían en las regiones tropicales y ecuatoriales de la Tierra. Sin embargo, la pequeña inclinación de la órbita Lunar, de unos 5° con respecto a la eclíptica, es suficiente para que la mayor parte de las veces la Luna pase al norte o al sur del Sol, y al norte o al sur de la sombra terrestre. Sólo si la Luna Nueva y la Luna Llena tienen lugar cuando está situada en la misma eclíptica o a muy pocos distancia de ella sucederán, respectivamente, un eclipse total de Sol o de Luna. Debido al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol, cada seis meses aproximadamente se dan las condiciones para que se produzcan eclipses, al ocurrir las fases de Luna Nueva y Luna Llena muy cerca del plano de la eclíptica. Normalmente los eclipses acontecen por parejas: un eclipse parcial o total de Sol y otro parcial o total de Luna separados por dos semanas. También, aunque con menor frecuencia, los eclipses pueden venir aislados; en ese caso siempre serán de Sol, tal y como sucedió el año 2002, en el que no se produjo ningún eclipse total o parcial de Luna. Hay que destacar el hecho fortuito de la semejanza de los tamaños aparentes que presentan el Sol y la Luna para un observador terrestre (alrededor de medio grado). Si la Luna se encontrase más alejada de la Tierra presentaría un diámetro aparente menor, no pudiéndose producir entonces eclipses totales de Sol. En realidad la órbita lunar alrededor de la Tierra es elíptica, por lo que cuando se desplaza por su parte más próxima a nosotros la vemos ligeramente mayor que cuando lo hace por el extremo más alejado. Así, cabe distinguir entre dos modalidades de eclipses de Sol: eclipses totales, que suceden cuando vemos el disco lunar suficientemente grande como para que pueda cubrir por completo al Sol, y eclipses anulares, cuando el menor tamaño aparente de la Luna no es suficiente como para ocultar enteramente al astro rey: la Luna queda en el interior del disco Solar, permitiendo ver un brillante anillo a su alrededor. En un eclipse anular de Sol nunca llega a oscurecerse tanto el cielo como en uno total. Incluso durante el momento de máxima ocultación, el estrecho anillo de Sol que permanece visible no lo permite. De hecho, al observar un eclipse anular no se puede prescindir en ningún momento del filtro, como si de un simple eclipse parcial se tratara. CONSEJOS PARA OBSERVAR UN ECLIPSE DE SOL SIN RIESGOS La observación de un eclipse de Sol entraña serios riesgos para la vista, que obligan a tomar precauciones. Nunca se debe observar el Sol, haya o no eclipse, si no es a través de filtros especiales, (como por ejemplo un vidrio de Soldador del 14) pues incluso cuando la Luna ha ocultado casi por completo el disco Solar, su luminosidad sigue siendo suficiente para producir graves lesiones oculares. Sólo si se tratara de un eclipse total no sería necesaria protección durante los pocos minutos de la totalidad. En los establecimientos especializados en astronomía o en los planetarios y asociaciones de aficionados normalmente se puede adquirir algún filtro especialmente diseñado para la observación del Sol. Una alternativa segura, si no se dispone del filtro adecuado, consiste en proyectar la imagen del Sol sobre una pantalla o cartulina blanca. Para ello se necesita una caja de cartón de al menos medio metro de longitud, abierta por un extremo. En el extremo opuesto (que dirigiremos al Sol) se practicará un pequeño agujero de 1 mm de diámetro. Sobre la pantalla blanca, situada fuera de la caja, cerca de su extremo abierto, se podrá ver la imagen del Sol, pequeña pero suficiente para apreciar el eclipse. Se obtendrá una imagen tanto mayor cuanto más larga sea la caja. Los eclipses totales y anulares de Sol se observan como eclipses parciales desde lugares a uno y otro lado de la franja donde se produce la totalidad. Desde esas zonas, que llegan a abarcar continentes enteros, se puede apreciar cómo el disco de la Luna sólo cubre parcialmente el del Sol. ECLIPSE PARCIAL DE SOL EN CASTILA-LA MANCHA A continuación indicaremos el horario del eclipse parcial de Sol en la capital de cada una de las provincias de Castilla-La Mancha, según el OAN (Observatorio Astronómico Nacional). EL ECLIPSE EN EL MUSEO DE LAS CIENCIAS DE CASTILLA-LA MANCHA. El Museo abrirá sus puertas a la 9:00 horas, sólo unos minutos antes del inicio del eclipse, y proyectará en la sala “El motor de la Vida” en la pantalla del videowall la imagen capturada desde el observatorio. También, y en colaboración con Astrocuenca, habrá un telescopio en la pequeña terraza pegada al Planetario, en la que se podrá ver el eclipse por el mismo. Se disponen de gafas con filtros especiales para ver el eclipse, que se irán prestando a los visitantes para poder ir siguiendo el eclipse, mientras van esperando su turno para mirar por el telescopio. ECLIPSES DEL PASADO Y FUTUROS ECLIPSES EN ESPAÑA. En este apartado sólo vamos a recordar algunas fechas importantes en las que nuestro país disfrutó de un eclipse, solamente nombraremos los totales, los anulares o los anulares-totales, dejando de lado los parciales, no por ser poco importantes, sino más bien por la espectacularidad de los primeros en comparación con estos últimos. Haremos un resumen de los eclipses del siglo pasado y miraremos al futuro, recordando los que serán más importantes en fechas más o menos próximas. El 30 de agosto de 1905 tuvo lugar el último gran eclipse sobre la península (no así sobre territorio español), fue un Eclipse Total con una duración central de más de tres minutos y medio. El siguiente tuvo lugar el 17 de abril de 1912, fue un Anular-Total, pero no tuvo ninguna relevancia debido a que su duración en el máximo no supero el segundo de duración (pasó con más pena que gloria). El último gran eclipse que más se acerca en el tiempo a nosotros ocurrió el 2 de octubre de 1959, fue un Eclipse Total y los disfrutaron desde las que fueron, con mayor razón ese día, las Islas Afortunadas. Tuvo una duración, en la zona central del mismo, de unos tres minutos. Aquí mencionaremos, tan sólo por hacer un poco de memoria, el que ha sido el eclipse más publicitado en Europa en los últimos tiempos, y quizás el más visto en directo. Ocurrió el 11 de agosto de 1999, fue total en gran parte de Europa y en la zona central del mismo, duro casi dos minutos y medio. Desde la Península lo disfrutamos como parcial, pero aun así despertó una gran expectación, por ejemplo, a nuestro centro acudieron más de 3.500 personas a disfrutar de lo que fue un precioso Eclipse Parcial. El eclipse más importante que hemos disfrutado, en lo que va de siglo, en la Península fue el anular del 3 de octubre de 2005 y en la zona central del mismo, que atravesó gran parte de nuestra región, el eclipse duró más de cuatro minutos. El futuro, aunque lejano, es muy halagüeño con nosotros y en la segunda mitad de la tercera década del presente siglo, es decir entre 2025 y 2030, disfrutaremos de una serie de eclipses de gran importancia. El primero en el tiempo será el 12 de agosto de 2026, será un Eclipse Total y en la zona central del mismo la duración será de más de dos minutos. Le seguirá el del 2 de agosto de 2027, también será un Eclipse Total y esta vez su duración en la zona central del mismo será de más de seis minutos, espectacular sin duda y esperemos poder disfrutarlo. Y muy pocos meses después, el 26 de enero de 2028 tendrá lugar otro eclipse, esta vez será Eclipse Anular, como el que vamos a tener ahora, su duración en la zona central del mismo será de más de diez minutos, un colofón inigualable para una serie de tres eclipses que caerán de lleno en nuestro país. Esto ha sido sólo un avance de lo que hubo y de lo que vendrá, aunque entre medias siempre ocurrirán grandes noticias que envuelven directa o indirectamente al mágico mundo de la Astronomía (una Ciencia sin ficción y cargada de las más bellas realidades en un universo en continua expansión).