Facultad Regional Avellaneda El Auto Solar para el Siglo XXI Hace más de un lustro, un trío de estudiantes secundarios se acercó a la Universidad Tecnológica Nacional para desarrollar una idea que los entusiasmaba: diseñar un automóvil para el Siglo XXI, que funcionara en base a biocombustible. Dicha propuesta fue recogida por el Programa de Detección de Talentos Juveniles que funciona en la Dirección de Gestión Universitaria de la Facultad Regional Avellaneda de la Universidad Tecnológica Nacional. Surgió así el Proyecto Auto Solar para el Siglo XXI, que tras años de investigación y esfuerzo ha cobrado cuerpo y se ha convertido en una realidad comprobada y comprobable, que está siendo objeto de patentamiento en más de dieciséis países. A continuación, presentamos una reseña de las características salientes del proyecto. El Problema de los Petrocombustibles La idea de recurrir a fuentes energéticas alternativas para sustituir a los combustibles derivados del petróleo (petrocombustibles) que se emplean en los motores de combustión interna no es nueva. Ya en 1880 Henry Ford construye un primer cuatriciclo que quema alcohol, y es en la Feria de París de 1900 cuando Rudolf Diesel presenta uno de sus motores funcio- nando en base a aceite de maní. Durante la primera mitad del siglo XX —en especial, durante ambas guerras mundiales y sus respectivos períodos de posguerra— también surgen en Europa y los Estados Unidos numerosos proyectos de combustibles que emplean mezclas de etanol y derivados del petróleo. En la Argentina de mediados del siglo pasado, uno de los renglones del Plan Quinquenal del presidente Perón contempla —a través de la Dirección General de Combustibles Vegetales— “corregir los errores del pasado [...] mediante una racional y técnica utilización de los recursos energéticos vegetales”. Propone entonces el uso de un “carburante nacional”, mezcla de nafta y alcohol proveniente de la destilación de residuos vegetales tanto de la madera como de los excedentes agrícolas no comercializables, tales como la melaza de caña de azúcar y desechos de cosecha. Más adelante, durante los años 70, la crisis del petróleo incentiva el desarrollo de un combustible denominado “gasohol”. A mediados de la misma década, Brasil encara un proyecto gubernamental que implica fabricar etanol a partir de la caña de azúcar (proalcol), y moviliza a más de cuatro millones de vehículos impulsados con tal tipo de combustible. Por la misma época surge en nuestro país el proyecto alconafta, luego abandonado. En la actualidad, países tales como los Estados Unidos, Alemania, Francia, Brasil y la Argentina continúan desarrollando proyectos relacionados con los biocombustibles. TU&E Nº 24 9 Facultad Regional Avellaneda ¿Cuál es la razón del interés por utilizar estas opciones alternativas? En primer lugar, si se siguen usando combustibles derivados de recursos no renovables (en este caso, del petróleo) éstos se agotarán en un plazo relativamente breve. Pero hay otro problema más dramático: antes de que se acaben tales fuentes de energía, el aire —un recurso aún más crítico— se agotará por contaminación. Esto va acompañado de otras consecuencias nocivas: la lluvia ácida, el efecto invernadero, el envenenamiento del agua, la gran cantidad de energía necesaria para la construcción de un automóvil —mucha más de la que consumirá en toda su vida útil— y la imposibilidad de los países subdesarrollados para acceder a nuevas tecnologías que resulten más limpias. El Proyecto Auto Solar Siglo XXI En vista de lo enunciado, hace aproximadamente seis años un grupo de estudiantes de la Escuela Técnica Número 2 de Don Bosco, Provincia de Buenos Aires, se propuso intentar el desarrollo de un automóvil que solucionara parte de los problemas mencionados, a través del uso de un combustible de origen vegetal que permitiera completar un ciclo ecológico cerrado. Tal inquietud fue recogida por el Programa de Detección de Talentos Juveniles, una iniciativa impulsada por la Dirección de Gestión Universitaria de la Facultad Regional Avellaneda, Universidad Tecnológica Nacional. Fue pre- 10 TU&E Nº 24 cisamente en dependencias de la DGU en donde el ingeniero José María Virgili (director), el profesor Carlos H. Cebeiro (coordinador), el licenciado Ladislao Bodnar (asesor científico) y los señores Juan Ignacio Brardineli, Sergio Laurela y Fernando Yianinello (estudiantes investigadores) comenzaron a dar forma a un concepto que actualmente está siendo objeto de patentes en 16 países, luego de haber sido llevado exitosamente a la práctica. El origen “escolar” del proyecto puede llevar a engaños en cuanto a su envergadura y alcances. Es bueno mencionar, entonces, que el Auto Solar Siglo XXI no es meramente una simple experiencia didáctica de carácter científico, sino que involucra un serio y riguroso estudio acerca de los aspectos tecnológicos, económicos, productivos, geográficos y am- bientales de la cuestión. Los distintos documentos preparados por el grupo de investigación, y los resultados obtenidos, así lo certifican. La propuesta inicial apuntaba a obtener un automóvil que funcionara a base de un biocombustible obtenido a partir de diferentes vegetales. Dado que las plantas se reproducen a partir de dióxido de carbono, agua y energía solar, el uso de combustibles de origen vegetal permitiría establecer un ciclo cerrado, alimentado básicamente por la energía solar. Específicamente, el grupo optó por investigar la viabilidad del etanol de 96%, que se obtiene a partir de vegetales tales como la remolacha azucarera, la caña de azúcar y diversos cereales. En cuanto a los aspectos económicos, resultó evidente que el cultivo de los vegetales necesarios no para generar la gran cantidad de energía necesaria para mover al vehículo, el motor de un automóvil libera al medio ambiente dióxido de carbono y agua, que son nuevamente reabsorbidos por las plantas. Se completa así un circuito energético cerrado (ver Figura 1) que tiene como fuente primaria al Sol, un recurso virtualmente “inagotable” cuando se lo mide en términos de la existencia humana. Figura 1. Ciclo cerrado de producción de combustible, basado en la energía solar para la producción del biocombustible daría aplicación a recursos agrícolas hoy ociosos, generando un circuito económico completo con múltiples beneficios; entre ellos, la creación de fuentes de trabajo en las numerosas actividades relacionadas con la nueva explotación. Esto es particularmente significativo en un país con posibilidades y tradición agrícola como la Argentina. Es de remarcar, además, que por su variedad climática nuestro país tiene la posibilidad de cultivar y cosechar diversos vegetales durante todo el año, evitándose así la necesidad de tener que acumular etanol en una determinada estación para utilizarlo en otra. Para solucionar aspectos relacionados con la emisión de gases contaminantes, el proyecto contempló el uso de un termocatalizador precalentado mediante resistencia eléctrica, a efectos de que entrara en funcionamiento al mismo tiempo en que se enciende el motor, ya que éste produce la contaminación más severa durante los diez primeros minutos de funcionamiento. Energía limpia e infinita La idea de recurrir a un recurso renovable tal como los vegetales para sustituir a los petrocombustibles se basa en un concepto muy simple. Las plantas absorben dióxido de carbono (CO 2) de la atmósfera y agua de los suelos, y a través del proceso de fotosíntesis —que requiere de la luz solar— los transforman en azúcares y almidones, que son compuestos altamente energéticos. Fermentando los azúcares por medio de levaduras se obtiene alcohol etílico, que puede ser usado como combustible. Por su parte, al consumir dicho combustible y oxíge- Idealmente, en el sistema anterior no se gana ni pierde masa (carbono, hidrógeno y oxígeno). Una ventaja inmediata es que tal proceso de “suma cero” no aumenta el nivel de dióxido de carbono existente, evitando así contribuir al llamado “efecto invernadero” (provocado por el incremento de las concentraciones de dicho gas en las capas superiores de la atmósfera terrestre), que origina cambios climáticos y el aumento de la temperatura global del planeta. Asimismo, si se utiliza aceite vegetal para lubricar al motor desaparece la necesidad de utilizar petróleo como materia prima para tal fin, y se elimina la emisión de elementos contaminantes a la atmósfera (ver “La Contaminación que Produce un Automóvil”). Primeros Pasos El grupo Auto Solar Siglo XXI inició sus investigaciones realizando pruebas de banco sobre motores de baja potencia, para comparar las distintas alternativas del uso de combustibles vegetales y minerales. Utilizó para ello el Laboratorio de Máquinas Térmicas del TU&E Nº 24 11 Facultad Regional Avellaneda Instituto Superior del Profesorado Técnico (U.T.N.), e instalaciones e instrumental puestos a disposición por la Dirección General del Transporte Automotor de la Ciudad de Buenos Aires. También aportaron asesoramiento y otras materias primas, en distintas oportunidades, firmas tales como la Empresa de Transporte San Vicente, Alcoholera Márquez S.A., Castrol S.A., la Asociación Americana de Soya (A.S.A.), Repicki S.A., Cram Electro S.A. y la Secretaría de Transporte de la Nación. Resultó fundamental, asimismo, el apoyo prestado por las autoridades, docentes y la Asociación Cooperadora de la Facultad Regional Avellaneda de la U.T.N., y por un sinnúmero de particulares que apoyaron la iniciativa. Algunas de las tareas pusieron a prueba la tenacidad y entusiasmo de los investigadores, ya que ciertos ensayos de funcionamiento continuo debieron realizarse a lo largo de días y sus respectivas noches, incluyendo los fines de semana. En base a las evaluaciones realizadas, los datos experimentales recogidos y las referencias sobre experiencias mundiales referidas a los biocombustibles, el grupo investigador llegó a la conclusión de que su uso resultaría beneficioso económica, ecológica y tecnológicamente: · El empleo de la bionafta (15% de etanol y 85% de nafta) reduce en forma significativa la emisión de gases contaminantes tales como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre e hidrocarbu- 12 TU&E Nº 24 ros sin quemar (algunos, probables agentes cancerígenos). · Se eliminan las emisiones de plomo, ya que el empleo de aditivos tales como el tetraetilo y el tetrametilo de plomo es desplazado por el etanol, que posee muy buenas propiedades antidetonantes. · Hay un reciclado permanente de parte del dióxido de carbono generado en el proceso de combustión, que es reabsorbido por las plantas mediante el proceso de fotosíntesis. · El empleo de biogasoil (15% de aceite vegetal y 85% de gasoil) en motores Diesel reduce las emisiones de los gases nocivos antes mencionados, como así también las de otro contaminante característico: el material particulado, es decir, las partículas de carbón elemental que quedan en sus- pensión como producto de una combustión incompleta. También aquí hay un reciclado permanente de parte del dióxido de carbono generado en el proceso de combustión. · Tecnológicamente, el empleo de estos biocombustibles no requiere cambios en la mecánica y el diseño de los motores actuales. Por lo tanto, son aplicables a todos los vehículos existentes en el mercado. · En las mismas condiciones de consumo, los motores a base de biocombustible desarrollan una potencia similar a los que funcionan con petrocombustibles. · La fabricación de los biocombustibles puede implementarse aprovechando la industria ya existente. Un plan de largo alcance permitiría bajar los costos de producción tanto del LA CONTAMINACIÓN QUE PRODUCE UN AUTOMÓVIL · 10 litros de nafta pueden contaminar 7.500 litros de agua potable. · Más de la mitad de las 450.000 toneladas de plomo que se emiten al aire por año proviene de los automóviles, y produce el riesgo de daños hepáticos, renales y cerebrales en los seres humanos. · Los automóviles emiten el 20% del total de dióxido de carbono (CO2), que es el principal ingrediente del “efecto invernadero”. · Los autos emiten 10 kilos de CO2 por cada 3,8 litros de nafta consumida: un auto que gaste 11 litros en 100 km liberará una tonelada de dicho gas cada 3.500 km. · Si apenas 100.000 automovilistas comenzaran a afinar regularmente sus autos, se emitirían a la atmósfera unos 180.000 millones menos de kilogramos de CO2 por año. · La combustión de las naftas es causante de lluvia ácida, puesto que emite un 24% de los óxidos de nitrógeno lanzados a la atmósfera. En los EE.UU. solamente, esto representa más de 7 millones de toneladas por año. · Los automóviles son responsables del 27% de los hidrocarburos que provocan la contaminación atmosférica, que a su vez mata a los árboles y daña a los pulmones. · Al quemar 5 litros de lubricante se emiten a la atmósfera 20 gramos de plomo, cantidad suficiente para contaminar 100.000 metros cúbicos de aire, que es la cantidad que respira un ser humano cada tres años. · Un sólo litro de aceite utilizado por un automóvil puede contaminar más de 950.000 litros de agua potable. · Medio litro de aceite puede originar una mancha tóxica de cerca de media hectárea. alcohol como del aceite hasta hacerlos competitivos con los petrocombustibles, puesto que el agotamiento de estos últimos hará aumentar paulatinamente su valor internacional. Las posteriores ventajas socioeconómicas y ambientales son significativas. · El volumen total de hidrocarburos consumidos por año en la Argentina es del orden de los 10.900 millones de litros de gas-oil y 8.000 millones de litros de nafta. El 15% de esta cantidad significaría 2.835 millones de litros de sustituto vegetal al año. Tomando en cuenta el más alto de los precios locales, este cambio equivaldría a una transferencia de 1.645 millones de u$s anuales del sector petrolero a la agroindustria (870 millones para las naftas y 775 millones para el gas oil). · Si se creara una fuente de trabajo en el sector por cada 10.000 u$s anuales que moviliza la industria, esto implicaría más de 160.000 nuevos puestos laborales. · Si la Argentina se maneja a nivel local con un precio internacional de los combustibles al salir de la refinería, éstos se pueden aditivar con derivados naturales sin llegar a alterar el precio en la boca de expendio. Aún en este caso, el Estado incrementaría su recaudación impositiva en un 4%, lo que representa unos 150 millones de pesos más para el fisco. TU&E Nº 24 13 Facultad Regional Avellaneda De la Teoría a la Práctica Una vez completados los estudios de factibilidad y las pruebas de laboratorio, el grupo Auto Solar Siglo XXI encaró la tarea de realizar experiencias sobre un automóvil de dos tiempos. Por razones de presupuesto se adquirieron inicialmente dos vehículos DKW usados a un costo total de $520, de los cuales se pudo reconstituir una unidad completa para realizar los ensayos. Se utilizó un conversor termocatalítico de máxima reducción/oxidación operando a 400 grados centígrados para transformar los gases de escape, altamente nocivos, en vapor de agua y dióxido de carbono. Usando como combustible —entre otras— una mezcla de aceite de ricino y alcohol, este primer prototipo permitió evaluar el comportamiento global en condiciones reales de operación, y realizar demostraciones de funcionamiento en distintas exposiciones nacionales e internacionales. El paso siguiente hubiese sido continuar experimentando con un motor tecnológicamente más avanzado y de altísimo rendimiento fabricado en Australia, pero su adquisición no resultó factible en función de los fondos disponibles para el proyecto. La Opción Diesel Buscando una alternativa que resultase viable, el grupo Auto Solar Siglo XXI decidió enfocar la investigación hacia la aplicación de combustibles vegetales en motores tipo Diesel. Adquirió entonces 14 TU&E Nº 24 Algunos integrantes del Proyecto Auto Solar Siglo XXI. De izquierda a derecha: Ing. José M. Virgili, Sr. Ignacio Brardinelli, Prof. Carlos Cebeiro y Prof. Víctor Andreoli. —a través del mecanismo de “Plan Canje” y con la colaboración de la Asociación Cooperadora de la Facultad Regional Avellaneda— una unidad Ford Courier con motor de 1,8 litros y 60 CV. La elección de la marca obedeció a que ya existían contactos previos con el fabricante, que estaba interesado en este tipo de desarrollo. No fue posible sumarlo como auspiciante del proyecto, sin embargo, porque la firma sólo patrocina actividades de investigación en los Estados Unidos y Europa. Auto Solar Siglo XXI: Una Realidad Una vez realizadas las comprobaciones necesarias, el nuevo vehículo comenzó a funcionar alimentado con aceite vegetal. Los resultados fueron óptimos: el prototipo produce un 11% menos de monóxido de carbono, 35% menos de compuestos volátiles, y entre 40 a En la actualidad, el Auto Solar Siglo XXI se encuentra operando en base a aceite de soja, pero las opciones son mucho más amplias: se han ensayado exitosamente 16 variedades distintas de aceites vegetales, incluyendo la que se comercializa para uso doméstico. 80% menos de humo. El consumo de combustible está entre 1% a 3% por encima del correspondiente al gas-oil, pero tal diferencia se revierte dramáticamente a la hora de comparar costos: el precio del aceite es del orden de 26 centavos por litro, que comparan contra 60 centavos para el gas-oil. Por otra parte, se mantienen las ventajas en cuanto a reciclabilidad y no contaminación antes enunciadas. El vehículo ha sido sometido a exigentes pruebas de campo tanto en ciudad como en ruta, y bajo todos los climas. Inicialmente transitó 4.000 kilómetros por la Ciudad de Buenos Aires copiando los recorridos seguidos por los taxímetros, un régimen que se consideró como el más representativo y demandante en cuanto a desempeño urbano. El paso siguiente —que prácticamente ha sido cumplimentado— consistió en acumular 50.000 kilómetros para luego desarmar el motor y proceder al análisis exhaustivo de sus partes. Se llevó a cabo un primer “roadtest” efectuando un viaje de ida y vuelta hasta Tierra del Fuego, para comprobar el rendimiento del motor y el biocombustible bajo clima frío. El prototipo no presentó inconveniente alguno, a pesar de tener que soportar temperaturas de hasta 8 grados centígrados bajo cero, y vientos en contra de hasta 80 kilómetros por hora. Cabe destacar que la única alteración mecánica efectuada al motor concierne a la localización del catalizador: en lugar de estar ubicado en el caño de escape, se encuentra dentro de la cámara de combustión. En todos los demás aspectos, incluso avance de encendido, la planta motriz se encuentra operando en condiciones originales, y puede funcionar con aceite; con alcohol (admitiendo deterioro de la bomba); con alcohol mezclado con aceite; con aceite mezclado con gas-oil; con gas-oil mezclado con alcohol y aceite; o simplemente con gas-oil. En una segunda etapa, el equipo de investigación condujo el Auto Solar Siglo XXI de ida y vuelta hasta La Quiaca, en la Provincia de Jujuy. Con 6 grados centígrados bajo cero y una presión atmosférica de 612 milibares, el vehículo registró simplemente algunos problemas de arranque (como lo habría hecho cualquier otro automotor bajo esas mismas condiciones). Durante ambas etapas, el Auto Solar Siglo XXI visitó las distintas Facultades Regionales y Unidades Académicas de la Universidad Tecnológica Nacional que se encontraban a su paso, ofreciendo disertaciones y demostraciones a cargo de los integrantes del proyecto. Asimismo, cada 5.000 kilómetros se comprobaron los gases de combustión, y se extrajeron muestras de aceite del cárter para su análisis. Finalmente, durante la visita a la Facultad Regional Mendoza se efectuó un monitoreo del motor, pudiéndose verificar su excelente rendimiento. Lo que vendrá El grupo Auto Solar Siglo XXI encara en la actualidad las siguientes actividades: · colabora con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (La Plata) en el desarrollo de un soporte cerámico para el catalizador: los nuevos motores diesel son de inyección directa, lo cual requiere que dicho elemento esté integrado al motor (en la versión en uso hay una precámara de inyección del combustible, que se aprovecha para ubicar el catalizador). · el concepto está siendo patentado en 16 países, contándose para ello con el apoyo económico de la empresa Cram Electro S. A.(fabricante de grupos electrógenos Diesel), cuyo titular el Ing. Rubén Moscovich es un graduado de la U.T.N. · al completarse el acumulado de 50.000 kilómetros, y una vez reunidos los fondos necesarios, se procederá a desarmar y analizar completamente el motor. Los pasos posteriores dependerán del apoyo económico que continúe logrando el proyecto, ya que involucran incursionar en áreas que requieren de recursos tecnológicos más importantes y una mayor inversión. El uso de aceites vegetales como combustibles para motores Diesel constituye una posibilidad concreta tanto desde el punto tecnológico como económico, y representa un importante avance en cuanto al cuidado del medio ambiente y la salud pública. Esta tecnología, que por otra parte es exportable, puede desarrollarse ventajosamente en el país. Hacen falta, pues, inversores que acepten el desafío y apoyen esta idea, de cuya factibilidad el Auto Solar Siglo XXI es una elocuente prueba. Para mayor información, dirigirse a: U.T.N. Facultad Regional Avellaneda Proyecto Auto Solar Siglo XXI Av. Mitre 750 (1870) Avellaneda, Provincia de Buenos Aires República Argentina Teléfono: 4217-3977 e-mail: [email protected] TU&E Nº 24 15