Impuestos verdes para aprender a reciclar

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opinión
el observador
Jueves 3 de setiembre de 2015
Impuestos verdes
para aprender
a reciclar
L
a creciente preocupación
sobre temas de desarrollo
económico y cambio climático que muestran los
organismos internacionales, los gobiernos, y las organizaciones de la sociedad civil es cada vez
más notoria para todos y requiere de
acciones también en nuestro país.
Por ello creemos necesario discutir seriamente la posibilidad de implementar reformas fiscales verdes,
con políticas que procuren reducir
la contaminación y degradación del
ambiente, a través de los llamados
impuestos verdes, que gravan “males” y no “bienes”, y cuya base imponible es un impacto negativo en el
medioambiente. Se trata de impuestos a las externalidades ambientales
negativas, y en general se gravan las
emisiones de carbono, las energías
no renovables, las explotaciones de
recursos naturales no renovables, la
producción de sustancias químicas
(agroquímicos, pesticidas y fertilizantes) y la generación de residuos,
entre otros.
En marzo de 2014 escribíamos
en Consultor Tributario un artículo –“Campaña electoral y reforma
fiscal verde”–1 en el que reclamábamos propuestas para discutir una
reforma fiscal verde, en épocas de
campaña electoral. En estos días
se publicó un estudio de la Cepal
realizado por la uruguaya Bibiana
Lanzilotta denominado “Impuestos
verdes - Viabilidad y posibles impactos en el Uruguay”, que sostiene
que “la dimensión ambiental no ha
logrado ser incorporada cabalmen-
The sótano
eduardo
espina
[email protected]
Por
gustavo
viñales*
Especial para
El Observador
te en la toma de decisiones tanto a
nivel público como privado (es decir,
por consumidores, empresarios,
gobierno). Un aspecto clave es el
relativo rezago de Uruguay en la
implementación de instrumentos
tributarios verdes respecto, incluso,
de otros países de América Latina”.
En nuestro artículo de marzo de
2014 finalizábamos diciendo que
estos temas deben integrarse en la
agenda pública con debates fundados técnicamente y estrategias
de mediano y largo plazo. Para ello
creemos oportuno realizar aportes
en procura de comenzar por gravar
la generación de residuos derivados
del consumo masivo. En particular
se podría analizar la posibilidad de
aplicar tributos que graven la primera venta o importación de envases
plásticos PET no retornables, bolsas
de nailon, platos, vasos y cubiertos
no retornables, neumáticos, pilas,
baterías, y aparatos electrónicos.
De esta larga lista de productos
nos referiremos a la posibilidad
–complementando la ley 17.849 que
ordena el uso de envases no retornables– de gravar la primera venta
e importación de envases plásticos
PET no retornables y las bolsas de
nailon. Creemos que son productos
relevantes por su impacto ambiental generalizado y los impuestos
verdes contribuirán a desarrollar
políticas de consumo responsable y
hábitos de reciclaje en la población;
no poniendo el foco principal en la
recaudación, sino en los estímulos
para un mayor volumen de reciclaje.
Para los envases plásticos no
Un misterio total
S
emanas atrás apareció
flotando cerca de una playa
de la isla de La Reunión, en el
océano Indico, el ala de un avión,
que, por su tamaño, solo podía
ser de un modelo Boeing 777.
Basándose en la lógica inmediata,
esto es, que ningún avión de ese
tipo estaba dado por perdido o
accidentado, salvó el de Malaysia
Airlines, el primer ministro de
Malasia, Najib Razak declaró el
pasado 5 de agosto que los restos
encontrados solo podían ser de
la nave de la aerolínea de su país
que desapareció por completo
el 8 de marzo de 2014. Todos los
escenarios favorables fueron elaborados por el periodismo, el cual
consideró, también basándose en
el más primario sentido común,
que el ala encontrada sería una
pieza clave a la hora de armar el
rompecabezas que permitiría
descifrar el misterio. Pues bien, el
ala fue analizada por los técnicos, pero ninguno de ellos hasta
ahora ha podido decir a ciencia
cierta que pertenece al avión de
Malaysia Airlines. Ni siquiera con
retornables, en algunos países, se
han utilizado novedosos instrumentos denominados de depósitoretorno, que tienen mecanismos de
devolución parcial del impuesto vía
sistemas acreditados de reciclaje.
Aunque hacen algo más compleja
su implementación, ha sido un
mecanismo de validación del sistema, con argumentos consistentes
en procura de un mejor manejo de
residuos y una promoción de las
políticas de reciclaje por parte de
las empresas, que estimulan a los
consumidores a reciclar vía canales
accesibles para ello. En países de
América Latina tenemos casos de
ejemplo, desde un proyecto en que
debió darse marcha atrás al impuesto pues no se preveía devolución
parcial por reciclaje, con lo que
se debilitó frente a la población el
argumento ambiental y quedó expuesto solo el aspecto de una mayor
recaudación; hasta el caso en que
se ha implementado con total éxito,
disminuyendo gradual y parcialmente el ingreso por dicho tributo
en la medida en que los sistemas de
reciclaje se hacen más eficientes y
conocidos por los consumidores, y
se devuelve así un mayor porcentaje
del impuesto recaudado.
Se comienza con una recaudación mayor por depósitos, que va
decayendo en el tiempo a medida
que se efectivizan los retornos vía
un efectivo reciclaje.
En el caso de bolsas de nailon,
y otros envases plásticos, es más
común ver tributos o sobreprecios
que directamente desestimulen su
las sofisticadas técnicas y análisis
de laboratorio han podido llegar
a ese veredicto. La duda aporta
poco al caso, aunque al mismo
tiempo nadie se anima a afirmar
con certeza que el ala encontrada
no pertenezca al avión desaparecido. Por lo tanto, si ningún
otro Boeing 777 ha sido dado por
desaparecido o accidentado, ¿de
dónde salió el ala encontrada? El
asunto, de por sí un gran misterio, continúa siendo un acertijo
infinito que lleva a elaborar las
más impensables hipótesis, como,
por ejemplo, que el ala encontrada
fue puesta ahí por alguien para
que fuera encontrada y generar
confusión. ¿Cómo, de un día para
uso provocando cambios de hábitos
por sistemas más amigables con el
medioambiente. Hay argumentos
técnicos suficientes para su implementación, aun cuando su recaudación es de menor cuantía estimada o
resulte más complejo todo el proceso de reciclaje, que en los envases no
retornables.
Los países más desarrollados
han comenzado con estos sistemas desde hace ya varios años, en
general ubicados en tributos a nivel
de gobiernos subnacionales pues
el manejo de residuos es un desafío
permanente, y ya comienzan a instrumentarse sistemas de impuestos
que se calculan según el volumen de
residuos.
Por todo ello, y sin pretender
entrar aquí en valoraciones más
complejas, creemos positivo para
Uruguay iniciar un proceso de
implementación de tributos ambientales que cambien paradigmas,
gravando males y generando también reciclaje de ingresos fiscales, es
decir, imponiendo tributos verdes y
disminuyendo tributos al trabajo, en
una perspectiva de más largo plazo
de la política tributaria. l
El Observador, pág. 19, 28 de marzo
de 2014.
1
*CPA Ferrere. Contador público,
máster Internacional en Administración Tributaria y Hacienda
Pública, profesor agregado Facultad de CCEEyA, Universidad de la
República.
@Vinalesgustavo
otro, el ala apareció sin que nadie
antes la hubiera visto flotando en
las aguas del océano? El descubrimiento ha alimentado las teorías
de conspiración, que continúan
agregando conjeturas a lo ocurrido. La pregunta original –¿dónde
está el avión desaparecido?– tiene
ahora una acompañante de lujo:
¿de dónde salió el ala encontrada?,
la cual fue encontrada sin la placa
de identificación conteniendo el
número serial correspondiente al
avión. ¿Alguien arrancó la placa
intencionalmente? Resulta incorrecto decir que el caso está a fojas
cero, pues en verdad ahora está
más confuso incluso que antes.
Cada vez más difícil de resolver. l
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