Norma_Villanueva

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Norma Villanueva
Protagonismo
Unidad 1 Tema 2 “Participación protagónica de la infancia”
¿Cuáles serían los indicadores de una experiencia significativa de participación
infantil?
20 de junio de 2009
La participación puede tener distintos impactos en quién la ejecuta y quién la vivencia,
esto depende en gran medida de las intencionalidades que se encuentran detrás de
quienes guían estos procesos. En el caso de la participación infantil, esta
responsabilidad corresponde a los adultos que se encuentran colaborando como
promotores de la participación de niños y niñas, quienes tienen una gran
responsabilidad al transmitir cuales son los fundamentos de la participación y cual es
el real impacto que estas practicas pueden conllevar a la vida individual y social de
niños y niñas. En tales casos que el dote de participación sólo responde a visualizarla
como una meta o un aprendizaje que sólo sirve para practicarla a menor escala o
simplemente como algo que se pondrá en practica en la etapa de la adultez, esta no
corresponderá a una participación protagónica que conlleve necesariamente a un
cambio cultural en la visión de infancia y a una transformación en los modos en que
niños y niñas se relacionan con las estructuras sociales.
Un tipo de participación que sea vivenciada por quienes la ejecutan como real, libre y
representativa, debe sin duda ser conciente de las condiciones sociales e individuales
que deben forjarse para que esta sea efectiva y genere reales transformaciones en los
modos de ser y de actuar de los distintos actores sociales involucrados. En este
sentido, no sólo deberá gestarse un cambio en los modos de participar de niños y
niñas, sino también sobre las visiones de infancia que tiene la sociedad y sus
instituciones. Tal como están dispuestas las condiciones sociales actuales en el
mundo globalizado, dominado por la competitividad individual y el libre mercado, es
fundamental que niños, niñas, jóvenes y adultos, comiencen a ser protagonistas y
gestores de la lucha (como un medio y no un fin) para generar las condiciones
adecuadas en pro de reivindicar la infancia en un mundo claramente dominado por el
adulto-centrismo. Como colaboradores en la formación de procesos de protagonismo y
participación infantil, se debe romper con los estigmas que visualizan a niñas y niños
como seres inferiores, sin capacidad de opinión y participación, facilitando la entrega
de lo que les corresponde por derecho, el ser sujetos individuales y colectivos, quienes
forman parte de un todo, pero a la vez son diversos/as, lo que debe visualizarse como
una riqueza potencial y así como visibilizando que a la vez ellos y ellas tienen derecho
a manifestar sus inquietudes, visiones de mundo y modos para transformarlo.
Los errores comunes de considerar a la infancia como una etapa previa a, como un
momento de la vida que es sólo para prepararse a ser adultos, es lo que comúnmente
conlleva al error de generar espacios que no son realmente representativos de los
niños y niñas, en los cuales se les considera objetos de tutela y aprendizaje, negando
las relaciones de horizontalidad y contrarrestando la riqueza que se puede generar
entre las relaciones intergeneracionales, donde la experiencia otorgada por los años
de existencia en la vida, no significa estar más capacitados/as para tomar decisiones y
definir las estructuras sociales. Una participación infantil que sea realmente efectiva,
voluntaria y conciente, es aquella que es a la vez significativa para quienes la ejercen,
que refleja realmente las inquietudes, ideas, proposiciones de los niños y niñas.
Esto no significa pretender que niños y niñas se relacionen con el mundo como
adultos, esperando que sus discursos o formas de verter opiniones sean diferentes a
las que les corresponden propiamente a su grupo etareo, caracterizado por la
espontaneidad en sus formas de manifestarse.
Una participación que es significativa, es aquella que es reflexiva y conciente, es decir
que entiende el porqué se esta participando y que se quiere lograr mediante esto,
teniendo una intencionalidad y una finalidad en su actuar (es decir, no participar por
participar). Sin duda esto corresponde a un aprendizaje, en el cual niños y niñas deben
aprender a escuchar al otro/a, a enriquecerse de las diferencias, a llegar a consensos
y a tomar decisiones en conjunto. En estos procesos de aprendizaje se aprende
horizontalmente, no hay una persona que tenga la verdad absoluta, puesto que la
participación no tiene ningún manual de cómo aprenderla o ejercerla, esta es tan
espontánea y diferente como lo son las experiencias de vida y anhelos de quienes la
ejecutan y ponen en práctica. Es importante no olvidar que este aprendizaje nunca
acaba, en ninguna etapa de la vida ni en ningún lugar y que por lo demás no sólo
corresponde a un aprendizaje infantil, sino que esta debe ser nutrida a lo largo de toda
la vida.
Por lo demás, la autentica participación protagónica genera sentido de pertenencia en
quién la ejecuta, puesto que lo hace sentir importante y valioso dentro de su medio
social, tomado en cuenta como ciudadano/a que tiene algo importante que decir y ante
lo cual debe ser escuchado. Este sentido de pertenencia es fundamental para que la
participación ejercida tenga impactos sociales en los contextos que estas se
desarrollan, sobre todo cuando se trata de lugares empobrecidos. De este modo
cuando niños y niñas se sienten parte de su comunidad, comienzan a la vez a sentirse
responsables de esta, como parte activa que si puede influir en su estructura,
experimentando deseos de cambio, y visualizando los recursos y oportunidades que
les brinda su propio entorno. Esto se ve reflejado en que haya una real incidencia en la
toma de decisiones de su contexto, de los espacios de los cuales forma parte sean
estos barrios, escuelas, familia entre otros.
Otro indicador importante de que la participación que se lleva a cabo es representativa
y significativa, es que esta corresponda a una forma de ejercer otros derechos, es
decir que no sólo responda a ejercer el derecho a la participación , sino que a la vez
se convierta en una forma constitutiva de derechos. Cuando se participa activamente,
se esta ejerciendo el derecho a opinar y a ser escuchado, a tomar decisiones que les
competan a su vida, a ser tomado en cuenta entre otros. Tal como se indicó
previamente, la participación es una forma de ejercer ciudadanía, ante lo cual
corresponde a una forma de tener poder sobre la vida personal y social, lo que
necesariamente conlleva al desarrollo habilidades y capacidades que permitan a quien
la ejecuta un desarrollo permanente.
Otro aspecto fundamental de la participación protagónica, es el compromiso que
conlleva ejercerlo, puesto que esto requiere de una voluntad que conlleva diversas
responsabilidades, ante lo cual la participación necesariamente es un proceso de
aprendizaje complejo. El compromiso que nos lleva a formar parte de, a participar para
generar cambios es un movilizador social, que puede cambiar la intersubjetividad de la
sociedad, no esperando que estos cambios que se proclaman en la visión de infancia
surjan por si solos o desde otros sectores de la sociedad. Esta inactividad es
justamente lo que se está criticando, ante lo cual hay una gran responsabilidad en este
cambio de paradigma.
Por último se debe señalar, que el tipo de participación al cual se está aludiendo, es
aquella que genera cambios significativos en los ámbitos individuales y sociales de
niños y niñas, movilizándolos para lograr metas y objetivos colectivos e individuales,
mediante el cual a la vez se esta poniendo en práctica otro derecho, pues se esta
ejerciendo ciudadanía activa.
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