187-a-2011 cámara de familia de la sección centro, san salvador, a

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187-A-2011
CÁMARA DE FAMILIA DE LA SECCIÓN CENTRO, SAN SALVADOR, A LAS
CATORCE HORAS Y VEINTICINCO MINUTOS DEL DIA VEINTITRES DE
NOVIEMBRE DE DOS MIL ONCE.
Conocemos del recurso de apelación interpuesto por la Licda. ISABEL HAYDEE
RIVERA LANDAVERDE, en su carácter de Defensora Pública de Familia, en representación
de la niña […], contra la sentencia pronunciada por la Jueza de Familia de Chalatenango, Licda.
SARA DEL CARMEN GARAY CACERES, en el proceso de PÉRDIDA DE LA
AUTORIDAD PARENTAL, clasificado con el NUI: CH-F-707-240.2-011, promovido por la
Defensora Pública de Familia, delegada por la Procuraduría General de la República, Licda.
ISABEL HAYDEE RIVERA LANDAVERDE; actuando en representación de la niña […],
contra el señor
[…],
mayor de edad, ganadero, del domicilio de nueva Concepción,
Departamento de Chalatenango, quien es representado por el Lic. ADÁN ULISES
SOLÓRZANO, en carácter de Apoderado Judicial Especial; asimismo ha intervenido la
Procuradora de Familia adscrita al juzgado a-quo, Licda. RHINA CRISTELA NUÑEZ
PEÑATE. Se ratifica la admisión de la apelación por reunir los requisitos de ley.
VISTOS LOS AUTOS Y CONSIDERANDO:
I. La sentencia impugnada fue pronunciada en la audiencia de sentencia de fs. 36/42; en
cuyo fallo se declaró sin lugar la pretensión de Pérdida de la Autoridad Parental que el señor […]
ejerce en relación a su hija […], por abandono injustificado.
Inconforme con lo resuelto, Licda. ISABEL HAYDEE RIVERA LANDAVERDE
interpuso la alzada que conocemos, mediante escrito de fs. 43/44; adjuntando constancia de
insolvencia de la cuota alimenticia establecida y argumentó en síntesis lo siguiente:
Que no está de acuerdo con la resolución proveída que no decretó la pérdida de autoridad
parental por cuanto considera que se han inobservado los Arts. 51, 52 y 53 L.Pr.F.
Arguye que la jueza no ha basado su decisión en los medios de prueba aportados, pues los
testigos propuestos en audiencia fueron enfáticos en sus declaraciones al manifestar que el padre
de […] no se relaciona afectivamente con la niña y no ha contribuido con la crianza y
manutención de ésta, que desde el nacimiento de la misma no asumió el rol paterno y es hasta el
año dos mil nueve cuando en sede administrativo reconoció a su hija y ofreció una cuota de
cincuenta dólares que ha incumplido y se opuso al régimen de visitas que se estableció por
manifestar temer por su vida. Que han sido los testigos como abuelos maternos de la referida niña
los que han asumido la responsabilidad de brindar ayuda a su nieta desde su nacimiento, pues
vivió con ellos durante un año, hasta que la madre de la niña, señora […], se casó con el señor
[…], por lo que la a quo al hacer la valoración de la prueba paso por desapercibida la testimonial
y documental, aplicando erróneamente la valoración de la Sana Crítica. Que dentro del proceso
no existió prueba en contrario a lo pretendido por su persona, que se adecua a lo establecido en el
numeral segundo del artículo 240 C.F. en relación al Art. 182 C.F., contando además con los
estudios del equipo multidisciplinario, que confirman los hechos fácticos por los cuales se
promovió este proceso. Que las justificaciones alegadas por el demandado son que la madre de la
niña se la escondía para que no la viera y que fue amenazado de muerte por parte del abuelo de la
referida niña, pero estas no son suficientes para justificar el abandono, ya que existen las
instancias pertinentes para promover los respectivos procesos.
Pide que esta Cámara revoque la sentencia emitida y declare ha lugar a la pérdida de
autoridad parental que el señor […] ejerce en relación a su hija […] y se fije una cuota
alimenticia de cien dólares mensuales a favor de la misma.
El Lic. ADÁN ULISES SOLÓRZANO en su escrito de fs. 48/49 sobre la alzada
interpuesta manifestó: Que su contraparte solo ha fijado disposiciones procesales y no el derecho
de comunicación y trato que tiene la niña, el cual tiene su fundamento en los Art. 32, 34, 35 Cn.,
los cuales cita textualmente, en concordancia con los Arts. 3 y 9 C.D.N., 79 L.E.P.I.N.A., y el
217 C.F., los cuales son citados también. Asimismo no ha tenido en cuenta la contraparte los
Arts. 1 y 2 de la C.D.N. en los que se estipula el Principio rector del Interés Superior del Menor.
Que su representado siempre ha intentado mantener relaciones efectivas con su hija, pero
es la madre de ésta la que no se lo permite para no tener problemas con su esposo, por otra parte
también ha sido amenazado de muerte por el abuelo de la niña, que la Jueza a quo ha hecho un
buen análisis jurídico del conflicto familiar, pues primero los derechos de los niños, niñas y
adolescentes y después las disposiciones procesales, dándole cumplimiento a lo que manda el
Art. 185 Cn.
En cuanto a los testigos es lógico deducir que existe la posibilidad que en algunas
ocasiones sus declaraciones sean parciales y puedan tener un interés familiar, rompiéndose el
“Fiel de la justicia o Balanza de la Justicia”. Que el escrito de apelación de la Licda. RIVERA
LANDAVERDE carece de requisitos de forma, por lo que solicita que se haga esa observación
en la sentencia.
Pide que se confirme la sentencia por estar apegada a derecho y se agreguen dos recibos
de ingreso en concepto de cuota alimenticia.
La Procuradora de Familia adscrita al juzgado a-quo, Licda. RHINA CRISTELA
NUÑEZ PEÑATE no hizo uso de su derecho.
II. Así las cosas, el objeto de la apelación se circunscribe a determinar, a partir del
material fáctico y probatorio que milita en autos, si se ha establecido la causal de abandono
injustificado del padre, contemplada en el Art. 240 causal 2ª. C.F., y en consecuencia decidir si
procede confirmar o por el contrario revocar la sentencia que decreta la pérdida de la autoridad
parental que ejerce el demandado, señor […] respecto de su hija […].
La autoridad parental, de conformidad al Art. 206 C.F., es el conjunto de derechos y
deberes que la ley otorga e impone al padre y a la madre, sobre sus hijos menores de edad o
declarados incapaces, para que los protejan, eduquen, asistan y preparen para la vida y además
para que los representen y administren sus bienes. Es por ello que en reiteradas oportunidades se
ha sostenido que la autoridad parental, es un derecho-deber de los padres, cuyo énfasis radica en
la protección del niño(a).
El Art. 240 ord. 2° C.F. a la letra reza: “El padre, la madre, o ambos perderán la
autoridad parental sobre todos sus hijos, por cualquiera de las causas siguientes (…) 2° Cuando
abandonaren a uno de ellos sin causa justificada.”
Doctrinariamente se ha sostenido que la pérdida de la autoridad parental “es una sanción
legal, contra el padre o madre, frente a conductas que ponen en grave peligro la formación
integral del hijo e incluso la vida misma.” (Zannoni, Eduardo. Derecho Civil. Derecho de
Familia. Tomo II. Ed. Astrea, 2002.).
Por ello, esta Cámara en reiterados pronunciamientos ha expresado que para la
procedencia de la pérdida es preciso que se compruebe de forma fehaciente en el proceso la
causal que se invoca, por el mismo carácter sancionador de la norma.
No hay una definición legal de abandono para los efectos de la pérdida de la autoridad
parental, por lo que por analogía (Arts. 8 y 9 C.F.) se puede aplicar el Art. 182 ord. 1° C.F.,
relativo al abandono con fines de adopción, el cual señala que “Se considera abandonado, todo
menor que se encuentre en una situación de carencia, que afecte su protección y formación
integral en los aspectos material, psíquico o moral, por acción u omisión”
En la doctrina se sostiene que abandono “es el desprendimiento de los deberes del padre o
la madre, o sea, la abdicación total de los deberes de crianza, alimentación y educación que
impone la ley, y no simplemente el cumplimiento más o menos irregular de los deberes
resultantes de la patria potestad.” (Belluscio, César Augusto. Manual de Derecho de Familia. Ed.
Astrea. Tomo 2, 2004).
Asimismo, se entiende por abandono la consecuencia del incumplimiento de los derechosdeberes que surgen de las relaciones familiares, en este caso paterno-filiales. Para que exista
abandono es menester un comportamiento de desamparo, indiferencia o despreocupación del
progenitor obligado a prestar esa protección, frente a la realidad de los hijos; conducta que
además debe ser estrictamente maliciosa o voluntaria, sin supeditación a circunstancias que hayan
podido influir aunque sea indirectamente en la consumación del hecho.
La finalidad de la autoridad parental no permite que se deje de satisfacer uno solo de los
deberes paternos y hace que si tal ocurre se caiga en incumplimiento total de la institución
(Autoridad Parental); sin embargo, el tema del abandono ofrece más elementos sociológicos que
jurídicos en la mayoría de los casos, por lo cual también -a su vez- es utilizado como un indicador
social, debiendo tomarse siempre en cuenta la conducta o las conductas desarrolladas por los
representantes legales o los responsables del niño(a) sujeto del caso, conductas que además de ser
estrictamente maliciosas o voluntarias, hayan podido influir en la consumación del abandono; en
otras palabras se necesita que dichas conductas sean de indiferencia o despreocupación de los
hijos.
En ese sentido, abandono es el desprendimiento de los deberes del padre o la madre, es
decir, la abdicación total de los deberes de crianza, alimentación y educación (o mejor dicho una
protección integral que impone la ley, y no simplemente el cumplimiento más o menos irregular
de los deberes resultantes de la autoridad parental.
III. En el presente proceso constan los siguientes puntos que debemos analizar para
decidir el caso planteado:
A) Según lo referido en la demanda, la niña […] (actualmente de tres años de edad)
quedó bajo el cuidado de su madre, señora […], quien ha corrido con todos sus gastos, ya que el
padre la abandonó, siendo que desde abril del año dos mil nueve el padre no se relaciona con su
hija por no estar de acuerdo con el Régimen de comunicación y trato. (fs. 5/6). La niña en
referencia nació el doce de marzo de dos mil ocho en Nueva Concepción, Chalatenango. Según
partida de nacimiento de fs. 3
B) El demandado contestó la demanda, (fs. 16/17) aduciendo que fue la madre de la niña
la que le dijo que ya no le brindara ayuda para no tener problemas con su esposo (señor […]).
Quienes tienen la suficiente capacidad económica para proveer de todo a su hija.
C) El demandado refirió que no visita a la niña porque la madre de ésta no se lo permite,
pues es voluntad de la madre que no tengan ningún tipo de contacto. Existiendo una mayor
preocupación por que se interprete que no es Ganadero si no Corralero, que ha adquirido nuevas
responsabilidades con una hija que ha procreado con la Señorita […]. De nombre […], y así se le
disminuya la cuota fijada en sede administrativa a treinta dólares.
D) En el estudio psicológico y social (fs. 31/35) se estableció que el señor […], no fue a
ver a la niña porque le teme al padre de la señora […], por amenaza que se le hiciera por parte de
dicho señor, de quien refiere siempre anda armado, manifestó además que está de acuerdo en que
se le decrete la Pérdida de la Autoridad Parental, para evitar problemas, especialmente con el
abuelo de la niña, pues éste siempre anda armado, y manifestó estar de acuerdo en darle veinte
dólares mensuales a su hija. Asimismo a la Trabajadora Social le expresó que reconoce que no
tomó iniciativa de tener acercamiento para ver a su hija, para evitar problemas con la familia de
ella, aunado al hecho que la señora […] tenía una relación estable con su pareja, de lo cual ha
tenido indicadores que su hija recibe buenas atenciones de parte de éstos. Y manifiesta estar de
acuerdo con las pretensiones de la madre de la niña, llegando a acuerdos con ésta de que le
proveerá de veinte dólares mensuales y se respetarán su vida personal actual.
E) En la audiencia de sentencia de fs. 36/42, los testigos […] y […], quienes son abuelos
maternos de la niña y del domicilio de Nueva Concepción; en resumen refirieron, que dos veces
le ayudó económicamente a la niña, que visitan a la niña y que el padre no la visita, que su hija
[…] está casada, residiendo a su lado la niña en las afueras de Citalá, en Cantón San Ramón,
Cerro Oscuro, y que no saben por qué el demandado no visita a la niña.
De todo lo anterior se advierte que los testigos presentados lo son de hechos negativos (les
consta que el padre no visite a la niña); no solo de referencia como se ha dicho, ya que visitar a la
niña cada quince días en los dos años posteriores a que salió de su casa en nueva Concepción, y
en dichas visitas nunca se lo encontraron o supieron que se haya aparecido para visitar y
compartir con la niña alguna actividad o fecha especial.
Asimismo, a fs. 38 consta que la niña no reconoce como su papá al demandado, de donde
puede inferirse que tal circunstancia sucediera sólo si el padre la visitara y tratara como su hija,
pese a la distancia y a su nula ayuda económica, sin embargo la niña reconoce esa figura en el
actual esposo de su madre, señora […].
En base a lo anteriormente expuesto se hacen las siguientes valoraciones:
1. Se ha podido establecer sin ninguna contradicción dentro del proceso lo que las partes
expresaron a los miembros del equipo multidisciplinario del juzgado a-quo, estar de acuerdo en
que se decrete la perdida para que el padre no tenga injerencia en los asuntos legales de la niña y
derechos sobre la misma, a cambio de aportar una cuota alimenticia de veinte dólares mensuales.
2. Que el padre no buscó las formas o mecanismos legales para hacer valer sus derechos y
los de su hija, pudiendo haber iniciado un proceso de Cuidado Personal o Régimen de
comunicación y trato.
3. También se menciona el temor por parte del padre del demandado hacia el abuelo
materno por amenazas con arma de fuego, al respecto consideramos que el demandado pudo
hacer la respectiva denuncia en la Fiscalía General de la República por el delito pertinente,
aunque deducimos que ese temor fue superable en el sentido que la niña salió del hogar del
abuelo materno y tanto el demandado como el abuelo de la niña residen en el mismo municipio,
por lo que el peligro de que algo sucediera siempre estuvo latente en todo momento. Por otra
parte el demandado pudo apersonarse a solicitar medidas de protección al juzgado de Paz de
Nueva Concepción o al de Familia de Chalatenango para sentirse más protegido ante una
eventual agresión por parte de la familia que él manifestó temer.
4. Asimismo que sin importar que la niña esté bajo el cuidado de su madre y reciba
buenos tratos y apoyo económico del esposo de su madre, esta situación no implica que la
responsabilidad del progenitor desaparezca, puesto que es él el principal obligado en colaborar
con los gastos de su hija, independientemente que la madre o cualquier otra persona le diga que
no lo haga, pues su responsabilidad es con y para con su hija, no con la progenitora.
En síntesis, consideramos que existe suficiente prueba en autos que nos lleva a la
conclusión que efectivamente se estableció la causal de abandono injustificado por parte del
demandado respecto de su hija. Por la experiencia que tenemos en los presentes casos
consideramos que la niña […], al continuar bajo el cuidado personal del padre, lejos de verse
beneficiada, le producirá una afectación moral, emocional, económica, ambiental y afectiva. En
efecto, se advierten del análisis del proceso complejas y acomodadas conductas dañinas del señor
[…], que inducen a la conclusión que existió tal abandono injustificado para con su hija,
configurándose de esa suerte la causal contemplada en el Art. 240 N° 2 C.F, invocada en la
demanda de mérito para promover la Pérdida de la Autoridad Parental pretendida. Puesto que el
abandono de un(a) hijo(a) puede darse por acción u omisión del abandonante; y puede ser moral,
espiritual o material, con justificación o sin ella. Principalmente el no haber activado al órgano
jurisdiccional para intentar modificar o hacer cumplir el régimen de visitas impuesto en sede
administrativa a favor del y de su hija […]; lo anterior trajo como consecuencia que fuera otra
persona quien ejerciera el rol de padre de la niña, persona a quien obviamente la niña identifica
como su padre. La niña a la fecha se encuentra adaptada y arraigada al hogar de la familia
materna, y obviamente no ha mantenido una relación afectiva con su progenitor desde siempre, y
éste tampoco ha hecho nada para relacionarse adecuadamente con la niña, pues reiteramos que
ésta no ha tenido apoyo moral, ni material de su padre en ningún momento, pues solo depositar
irregularmente cuatro cuotas en tres años constituye una conducta de un padre irresponsable.
Con la prueba testimonial que aparece en autos, valorada en su conjunto con el resto del
material fáctico, incluidos los informes psico-social practicados por los especialistas del tribunal
a-quo, pues el demandado ha admitido los hechos que fundamentan la pretensión de la parte
demandante, tratando solo de justificar su conducta, de ello se puede concluir que se estableció
en el juicio la causal invocada para probar la pretensión planteada. También debe tomarse en
cuenta la inmediación que no tuvo la juzgadora con las partes y testigos y que la llevó a tomar
la decisión de no decretar la Pérdida de la Autoridad Parental después de valorar las pruebas
conforme a los principios de la sana crítica, valoración que según se ha sostenido en precedentes
de este tribunal, sólo es desestimada cuando de su análisis se concluye que se hizo una valoración
absurda que vulnera los principios de las máximas de experiencia, de la lógica elemental (sentido
común) y rudimentarios conocimientos de la psicología. Situación que sucede en le presente caso,
pues al valorarse la prueba in integrum se puede inferir que el abandono ha sido injustificado y
que el hecho que los testigos no residan con la niña no quiere decir que no sepan de la situación
en que vive, máxime si es visitada regularmente por los mismos.
Por otra parte sobre los hechos alegados por el padre de la niña, señor […], para justificar
el abandono invocado en la demanda no ofreció medios de prueba en la contestación de la
demanda y por tanto no presentó ninguna prueba para desvirtuar dicho abandono.
En el sub lite, se encuentran en conflicto “el interés superior de la niña y el de su padre”.
En ese sentido el (la) juzgador(a), según las circunstancias de cada caso en concreto, al fallar
debe ponderar y privilegiar la decisión que favorezca al niño(a), ya que los derechos y las
obligaciones de los padres, encuentran un límite cuando el interés del niño aparece afectado,
como en el sub judice. Art. 4 C.D.N, relacionado con los Arts. 12 y14 L.E.P.I.N.A.
Por las razones antes expuestas es procedente revocar la sentencia venida en apelación
declarando la Pérdida de la Autoridad Parental del señor […] respecto de su hija […] y fijarle una
cuota a favor de la niña, ya que persisten los deberes de asistencia económica pese a decretarse
dicha pérdida.
Por los argumentos expuestos y de conformidad a los Arts. 1, 32, 36, Cn; 3, 4, y 8
Convención sobre los Derechos del Niño, 4, 182 ord. 1°, 209, 216, 217, 246 y 247 C.F., 3, 7, 148,
153, 156, 160, 161, 218 L. Pr. F; 12 y 14 L.E.P.I.N.A., esta Cámara a nombre de la República de
El Salvador, FALLA: A) Revocase la sentencia impugnada que no decretó la Pérdida de la
Autoridad Parental que ejerce el señor señor […] respecto de su hija […], por no estar apegada a
derecho; en consecuencia decrétese la Pérdida de la Autoridad Parental que ejerce el señor señor
[…] respecto de su hija […]; B) Se confiere la representación legal exclusiva de la niña a su
madre y C) Se establece una cuota alimenticia a favor de la niña […] por parte de su padre señor
[…]; por la cantidad de CINCUENTA DOLARES MENSUALES; canalizados en la forma que
se estableció en sede administrativa. Líbrense por la a quo los oficios
pertinentes.
Oportunamente devuélvanse los autos originales a su tribunal de origen con certificación de esta
sentencia. Notifíquese.
PRONUNCIADA POR LOS MAGISTRADOS:
DR. JOSÉ ARCADIO SANCHEZ VALENCIA y
LICDA. PATRICIA ELIZABETH MOLINA NUILA
SECRETARIO
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