LA COMUNIDAD CONTRA EL CONFORMISMO

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LA COMUNIDAD CONTRA EL CONFORMISMO
P. Steven Scherrer, MM, ThD
Homilía del sábado, 17ª semana del año, 30 de julio de 2011
Lev. 25, 1. 8-17, Sal. 66, Mat. 14, 1-12
“Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento y de los que estaban
con él a la mesa, mandó que se la diesen, y ordenó decapitar a Juan en la
cárcel” (Mat. 14, 9-10).
El evangelio de hoy es sobre la muerte de san Juan el Bautista, matado por el
rey Herodes durante un banquete. ¡Qué contraste hay entre Juan y Herodes!
Juan rechazó el conformismo cobarde a los malos de su tiempo, para ser un
profeta que vivió y predicó la verdad de Dios sin miedo, y fue decapitado por su
testimonio. Herodes, al contrario, fue un conformista cobarde que asesinó a un
hombre inocente durante un banquete, porque temía desagradar a sus
convidados y a su hija. Su hija pidió la cabeza de Juan el Bautista en un plato,
después de que él le había prometido darle cualquier cosa que le pidiera. No
quiso, pues, desecharla ni romper su juramento frente a todos sus convidados, y
por eso mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Herodes fue un conformista cobarde, porque temió desagradar a sus convidados
a un banquete al hacer lo bueno. Temió sus juicios y pensamientos, y por eso
asesinó a un hombre que él supo era bueno e inocente sólo para agradar a su
hija y a sus convidados. Esto es el conformismo cobarde a lo que la
muchedumbre quiere, en vez de hacer lo que él mismo supo era correcto.
No debemos seguir su ejemplo ni conformarnos a las ideas y a los ideales falsos
de nuestra edad y cultura, como tantos hacen hoy por miedo de los juicios,
pensamientos, y acciones de los demás. “No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Rom. 12,
2). En vez de conformarnos a este siglo, debemos más bien transformarnos.
“No os conforméis … sino transformaos” (Rom. 12, 2). No el conformismo, sino
la transformación es requerido. El conformismo cobarde es seguir la
muchedumbre cuando está descarriada, es nadar con la corriente cuando la
corriente es incorrecta. En esta situación, cuando la corriente y la cultura son
equivocadas, debemos ir contra la corriente, no con ella, debemos ser
contracultural, no conformistas cobardes. Debemos dar al mundo el testimonio
de nuestro no conformismo valeroso. Debemos seguir a Juan, un no
conformista valeroso, no a Herodes, un conformista cobarde.
La comunidad en cosas buenas es buena, pero el conformismo en cosas malas
y descarriadas es malo. Tenemos que discernir y no simplemente seguir lo que
todo el mundo alrededor de nosotros está haciendo. El conformismo es para los
cobardes que no pueden ponerse de pie y hacer lo bueno si su grupo está
haciendo lo que es incorrecto. Los conformistas siguen a Herodes, que no pudo
hacer lo correcto por miedo de la muchedumbre. Él siguió la muchedumbre más
bien que lo que era correcto. La comunidad es hacer las cosas buenas que
nuestra comunidad hace. Pero cuando nuestra comunidad se descarría,
entonces tenemos que dejar de seguir la muchedumbre en estas cosas
incorrectas y tener la valentía de hacer lo que es bueno y correcto. Los que
hacen esto siguen a Juan, no a Herodes. Son personas de valentía, como Juan;
no de cobardía, como Herodes. Están listos a aceptar la persecución y aun el
martirio, como Juan, por rechazar el conformismo cobarde y escoger lo correcto.
Tienen la valentía de ser contraculturales, no los esclavos de su cultura y siglo.
Ellos son los profetas, los santos, y los mártires.
¿A quién seguirás tú, a Herodes o a Juan?
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