La incorrecta determinación de origen de mercancías expone a

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11/dic/2006
La incorrecta determinación de origen de mercancías expone a sanciones,
incluso penales
Carlos Aguirre Cárdenas* Especial para El Economista
Para una mejor fiscalización y recaudación aduanera se requiere la aplicación de reglas
La proliferación de tratados y acuerdos comerciales frecuentemente se asocia con una idea
imprecisa de libre comercio de bienes sin restricciones.
A esta concepción también contribuye el hecho de que los acuerdos referidos generalmente
establecen procesos de verificación de difícil aplicación, con una serie de formalidades que
comúnmente involucran autoridades o partes en el extranjero.
Es frecuente encontrar exportadores mexicanos (involucrados en aspectos de producción y
mercado) que desconocen el alcance de la incorrecta determinación de origen de las
mercancías, pensando que los tratados establecen per se el libre comercio de bienes y, en
caso de una declaración incorrecta, sea voluntaria o involuntaria, la única consecuencia
legal será el cobro de aranceles que han dejado de pagarse.
Para explicar las consecuencias de una incorrecta determinación de origen, debemos
recordar que el derecho a la aplicación de aranceles preferenciales, nace del cumplimiento
de los requisitos de origen previstos para cada uno de los tratados.
Un bien puede acceder al mercado de importación en un determinado país que ha suscrito
un acuerdo comercial con México, como Canadá, sólo si dicho bien cumple con las reglas
de origen previstas en el acuerdo respectivo (para nuestro ejemplo, el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte).
En el proceso de determinación de origen, con la finalidad de contar con un proceso
robusto, el exportador debe allegarse y confiarse de información de sus proveedores, lo que
implica no sólo la necesidad de que el exportador conozca y aplique correctamente las
reglas previstas en los tratados, sino que también sus proveedores desarrollen dicha
habilidad.
La información debe conservarse por el tiempo que marque cada uno de los tratados,
generalmente cinco años, y ponerse a disposición de la autoridad ante cualquier
procedimiento de verificación de origen, generalmente, efectuado por la autoridad del país
de importación.
La dificultad de su aplicación e interpretación, el hecho de que se tenga que confiar en
información de terceros quienes, a su vez, deben estar avezados en el tema de origen,
facilita incurrir en errores y declaraciones incorrectas de origen.
Incurrir en una declaración falsa de origen, puede originar no solamente el cobro de
aranceles que se han dejado de cubrir, sino que también dicha conducta (en especial la
importación utilizando un certificado de origen falso) es constitutiva de delito de
contrabando, conforme al artículo 102, fracción I del Código Fiscal de la Federación (CFF),
así como de infracción relacionada con la importación y exportación, de conformidad con
los artículos 176, fracción I y 178, fracción I de la Ley Aduanera.
Además, en materia de comprobación de origen, la declaración falsa intencional o por
negligencia grave efectuada ante la Secretaría de Economía, constituye infracción, de
conformidad con el artículo 93 de la Ley de Comercio Exterior.
A las consecuencias que hemos indicado, debemos agregar la que deriva de lo prescrito por
el artículo 105, fracción X, del CFF, en vigor desde el 1 de enero de 1998.
Nos referimos a una conducta de las llamadas "asimilables" al contrabando, que lleva a
nivel de delito, el hecho de certificar incorrectamente el origen de una mercancía exportada.
Independientemente del elemento de dolo que debe existir para acreditar la actualización
del tipo penal, llama la atención la amplia descripción de la conducta, así como el alcance
del precepto:
En primer lugar, se observa que la emisión de certificados de origen falsos no solamente
implica el posible cobro de contribuciones en el país de destino, sino que puede ser
constitutivo de delito en México.
Estamos en presencia de un elemento adicional que refuerza la necesidad de que las
empresas cuenten con los elementos suficientes y con un proceso robusto para determinar
el origen de las mercancías que exportan.
Riesgo fácil
Hemos descrito que es fácil caer en el supuesto de determinación incorrecta del origen de
las mercancías, sea por desconocimiento de la normatividad, de un franco desdén por
aplicarla (bajo la idea de que difícilmente podemos ser sancionados), o por una
interpretación incorrecta del tema de origen (como ocurre cuando se está en presencia de
concepciones erróneas: "un material importado que pagó impuestos es originario", o "el
hecho de que tenga mi planta en México automáticamente hace originario el producto que
exporto").
Lo anterior es independiente del análisis que se haga de la propia normatividad, en donde
observamos elementos que deben forzosamente cumplirse para actualizar el tipo penal.
Entre ellos, el hecho de que el acuerdo comercial prevea la aplicación de sanciones y exista
reciprocidad.
La aplicación de sanciones (incluso penales) es algo que los tratados generalmente prevén.
El tema de reciprocidad es lo que nos lleva a revisar la legislación penal de cada socio
comercial de nuestro país, para determinar si el país al que se han exportado los bienes
también considera como delito la conducta descrita en el CFF.
De la redacción del precepto nos percatamos que de forma apropiada se hace referencia a la
certificación falsa de origen, lo que ocurre con independencia del documento que sirva de
prueba de origen.
Es al momento de establecer una exclusión (la manifestación espontánea del exportador o
productor), cuando se incurre en la imprecisión de limitar su aplicación únicamente al caso
de certificados de origen.
Imprecisión que, sin embargo, se justifica, toda vez que el precepto en comento surge en
1998, cuando los tratados consideraban al "certificado de origen" como única prueba del
origen de las mercancías sobre las cuales se reclamaba la aplicación de aranceles
preferenciales.
Mejor probar
Conforme al sentido literal de la disposición en comento, sería necesario establecer en la
misma el término genérico de "prueba de origen", para que la exclusión también sea
aplicable a los certificados de libre circulación EUR.1 y declaraciones en factura previstos
en los tratados suscritos por nuestro país con países europeos (suscritos a partir de 2000).
Además, del texto del precepto en análisis se advierte que la autoridad fiscal mexicana
estará facultada para formular la querella, únicamente cuando la autoridad competente del
país afectado, ha proporcionado los elementos suficientes para acreditar que el certificado
de origen expedido es falso.
Llama la atención el hecho de que la legislación mexicana, a través de tipos como el que
hemos comentado, tenga un evidente carácter extraterritorial, toda vez que la conducta
sancionada consiste en la importación bajo trato arancelario preferencial, de mercancía a un
país que haya suscrito un acuerdo comercial con el nuestro.
No existe un perjuicio económico para el fisco federal y la conducta no se actualiza en
México (toda vez que la misma ocurrirá al momento en que el importador en el extranjero
reclama la aplicación del arancel preferencial en otro país), además de estar sujeta a la
existencia de reciprocidad, elemento extraño a la conducta del particular.
De todo lo anterior concluimos que, en una etapa de nuestro comercio exterior en donde la
regla general es la aplicación de aranceles preferenciales (en su mayor parte en cero o en
vísperas de llegar a ese nivel), aranceles de programas de promoción sectorial
("PROSEC"), en donde, incluso, recientemente las tasas generales previstas en la Tarifa de
los Impuestos Generales de Importación y Exportación han sido disminuidas (en virtud del
decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación del 29 de septiembre de 2006),
temas como la certificación de origen y cumplimiento de las reglas respectivas (como
ocurre con la disposición que comentamos), serán, sin dudas, parte de la base sobre la cual
se cimentará la fiscalización y recaudación aduanera en un futuro.
Castigo vigente al contrabando
Artículo 105. Será sancionado con las mismas penas del contrabando, quien:
Siendo el exportador o productor de mercancías certifique falsamente su origen, con el
objeto de que se importen bajo trato arancelario preferencial a territorio de un país con el
que México tenga suscrito un tratado o acuerdo internacional, siempre que el tratado o
acuerdo respectivo, prevea la aplicación de sanciones y exista reciprocidad.
No se considerará que se comete el delito establecido por esta fracción, cuando el
exportador o productor notifique por escrito a la autoridad aduanera y a las personas a las
que les hubiere entregado la certificación, de que se presentó un certificado de origen falso,
de conformidad con lo dispuesto en los tratados y acuerdos de los que México sea parte.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público formulará la querella correspondiente, siempre
que la autoridad competente del país al que se hayan importado las mercancías, proporcione
los elementos necesarios para demostrar que se ha cometido el delito previsto en esta
fracción.
*El autor es presidente de la Comisión de Comercio Exterior del Colegio de Contadores
Públicos de México (CCPM).
Los artículos y respuestas expresan la opinión de los profesionistas de las diferentes
comisiones.
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