e x p e d i e n t e e l e c t o r a l Más escaños con menos votos: Sobre-representación distrital en el Estado de México en perspectiva comparada Diego Reynoso* Igualdad Distrital La idea de la democracia representativa es simple y consiste en el principio “una persona, un voto” (Balinski y Young, 1982). Este principio, se apoya en la idea de que las preferencias políticas de cada ciudadano, por definición no deberían tener mayor peso que las de cualquier otro ciudadano. En términos operativos esto significa dos cosas: a) que los escaños que recibe un partido se ajusten proporcionalmente a los votos que ha recibido; y b) que un distrito electoral reciba una cantidad de escaños de acuerdo a su población. No cabe aquí discutir si los sistemas electorales mayoritarios, al no distribuir los escaños proporcionalmente, no se ajustan al principio1. En cambio se examinará el segundo aspecto: los problemas que genera la distritación. * Profesor Investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Académica de México. 1. De hecho, producen resultados tan desproporcionales que muchas veces el partido mayoritario obtiene una tasa menor de votos (v) por cada escaño (e), que el resto de los partidos. Si P1 es el partido mayor, entonces P1 (v/e) < Pn (v/e). 31 Si el sistema es mayoritario y está dividido en distritos electorales uninominales2, ello supondría que cada distrito debería contener un número igual (o similar) de electores o ciudadanos. Sin embargo, por diferentes razones según el caso, el ideal de igualdad distrital no se cumple en muchos estados mexicanos. La literatura especializada ha acuñado el término malapportionment para describir aquellas situaciones que “refers to the existence of significant disparities in the number of people represented by each deputy” (Katz, 1994:19) o en otras palabras a las “differences in population across districts” (Grofman, et al., 1997:458)3. La existencia de estas disparidades en el trazado de los distritos electorales puede ser producto de diferentes factores4. Sin embargo, el principal efecto directo o mecánico es el sesgo que produce en la representación partidaria; esto es que un partido A en un distrito con poca población obtenga un escaño al igual que otro partido B, pero cuyo escaño lo obtuvo en un distrito con mayor población. En otras palabras, el partido A pudo obtener un escaño con muchos menos votos que el partido B. De este modo, se producen sesgos partidarios que afectan a la representación política y que tienen un impacto directo en la formación de las mayorías legislativas y en consecuencia en la elaboración y adopción de determinadas políticas públicas. En este trabajo se presentará, en primer lugar, una pequeña introducción referida al principio “una persona, un voto” con referencias a la situación en que se encuentran los distintos electorales en México tanto a nivel federal como a nivel subnacional o estadual. En segundo lugar, se analiza el caso del estado de México (EDOMEX) en perspectiva comparada. Por ultimo, se presenta el impacto que ejerce la sobre-representación distrital en la representación partidaria. Distritos electorales en las legislaturas estaduales* Elster define a “la democracia como el simple gobierno de la mayoría, con base en el principio de ´una persona, un voto´” (Elster, 1988:33). Ello implica relativamente que cada voto debe contarse como uno, y sólo como uno (O´Don2. Un distrito electoral es la unidad territorial en donde se eligen los cargos en disputa en una elección. Por ejemplo, en los sistemas presidenciales todo el país es un distrito electoral. En los sistemas federales, las elecciones para el senado toman como base las provincias o estados, los cuales constituyen el distrito electoral. Ahora bien, un distrito uninominal es aquel en donde hay un solo cargo en disputa. El número de cargos en disputa define lo que se conoce como magnitud de distrito (M). Por lo tanto, cuando se refiere a un sistema uninominal se lo describe como un sistema de M = 1. Los distritos plurinominales, en cambio, son aquellos en donde hay más de un cargo en disputa, y a ellos los describiremos como sistemas de M > 2. 3. Las definiciones utilizadas refieren a sistemas M = 1, pero el problema también se presenta en los sistemas M > 2. Al respecto Taagepera y Shugart (1989) definen al fenómeno como una “patología” de los sistemas electorales cuya implicación es que “some voter´s votes are more valuable than others, and thus the rule of ‘one person, one vote´ is violated” (1989:14). Gallagher (1991) lo define como “some areas of a country are allocated more seats in relation to population than are others” (1991:45); y en esa misma línea interpretativa Monroe (1994:138) señala que “malapportionment occurs when geographical units have shares of legislative seats that are not equal to their shares of populations”; del mismo modo “the discrepancy between the shares of legislative seats and the shares of populations held by geographical units” (Samuels y Snyder, 2000:3). 4. Entre ellos pueden figurar: a) la decidida manipulación de las reglas de elección por parte de un actor mayoritario; b) la dispersión o concentración demográfica que impide trazar distritos iguales numéricamente sin alterar la distancia territorial; c) una imposibilidad matemática de trazar distritos idénticos; y d) del nivel de asistencia o abstención electoral (Reynoso, 2003). * Con el término estadual me refiero a la legislaturas subnacionales o para el nivel subnacional, y el término estatal para el ámbito del estado nacional o federal. 32 nell, 1999). Este aspecto normativo de la igualdad del voto se traduciría en términos prácticos en el trazado de distritos: “voter equality demands that we divide the electorate into m segments of equal size (n/m) and assign a candidate to each segment” (Monroe, 1995:931). En los sistemas electorales con distritos uninominales (M=1) el requisito de igualdad de los votos supone que cada distrito electoral contenga el mismo número de electores; mientras que en los sistemas plurinominales (M>2) ello implica que en los distritos electorales se elija un número de candidatos o representantes en relación directa al número de electores del distrito, de manera tal que se mantenga la relación n/m. Para simplificar se puede sostener fácilmente que el cumplimiento de este principio se daría en la medida que la relación entre el número de electores (n) y el número de candidatos o magnitud de distrito (M) sea constante. Los sistemas electorales uninominales presentan un interesante punto de partida para analizar qué sucede cuando tal relación no se satisface. Técnicamente, cuando un distrito posee un número de electores superior al de otro distrito electoral, se dice que está sub-representado; y a la inversa cuando un distrito posee un número de electores inferior se dice que está sobrerepresentado. Poniéndolo en otros términos, en un distrito sobre-representado se consigue con menos votos la elección del representante, mientras que en los distritos sub-representados son necesarios un número mayor de votos. A continuación se presenta un análisis que permite observar cuál es la situación de los estados en este aspecto, así como el caso particular del EDOMEX. Sistemas electorales en las legislaturas estaduales Los sistemas electorales para elegir representantes a las legislaturas estaduales se ajustan al modelo federal del sistema electoral. En todos los casos se trata de sistemas electorales mixtos (SEM). La forma peculiar de SEM que adoptan consta de una porción de representantes elegidos por mayoría relativa en distritos uninominales (M=1) y otra porción elegida por representación proporcional en un único distrito plurinominal. 33 Tabla 1. Sistemas electorales estaduales actuales Estado Año # Distritos Uninominales M=1 Magnitud del distrito único plurinominal M>1 Tamaño de la Legislatura México Distrito Federal Guerrero Veracruz Nuevo Leon Oaxaca Chiapas Jalisco Michoacan Sinaloa Puebla Guanajuato Campeche Chihuahua Sonora Coahuila Tamaulipas Tlaxcala Tabasco Morelos Nayarit Zacatecas Hidalgo Aguascalientes San Luis Potosí Baja California Colima Durango Yucatán Querétaro Quintana Roo Baja California Sur Federal 1999 2000 1999 2001 2000 2001 2000 2000 2001 2001 1998 2000 2000 2001 2000 1999 2001 2001 2000 2000 2002 2001 1999 2001 2000 2001 2000 2001 2001 2000 2002 1999 2000 45 40 28 24 26 25 24 20 24 24 26 22 21 22 21 20 19 19 18 18 18 18 18 18 15 16 16 15 15 15 15 15 300 30 26 18 21 16 17 16 20 16 16 13 14 14 11 12 12 13 13 13 12 12 12 11 9 12 9 9 10 10 9 7 6 (# 5D) M = 40 75 66 46 45 42 42 40 40 40 40 39 36 35 33 33 32 32 32 31 30 30 30 29 27 27 25 25 25 25 24 22 21 500 Fuente: Elaboración propia con base en datos provistos de los consejos e institutos electorales estatales. 34 El número total de legisladores, o tamaño de la legislatura (TL), surge de la suma de ambas instancias. En la Tabla 1 figuran estos datos para cada uno de los 32 estados. Como se puede observar la variabilidad es notable. El estado que cuenta con la legislatura más pequeña es Baja California Sur (TL=21) en contraste con el Estado de México, el cual figura con la legislatura de mayor tamaño (TL=75). En esta dirección cabe señalara que el tamaño de la asamblea está fuertemente asociado al tamaño de las poblaciones electorales de cada estado (r=.825; p<.000; N=103). Al parecer, cuanto mayor es la población de un estado mayor tiende a ser su legislatura. Distritos electorales y números de electores Para calcular la relación n/m sugerida por Monroe (1994), basta con establecer el número de electores existentes en cada distrito electoral y el número de candidatos que se eligen en cada distrito, lo cual coincide con la magnitud de distrito. En el caso de México, todos los sistemas electorales tanto federal como subnacional se dividen en distritos electorales que poseen M=1. Por lo tanto, la relación n/m debería ser igual al número de electores totales dividido la suma total de los representantes que se eligen en esos distritos, que será igual al número de distritos electorales por tratarse todos de M=1, los cuales figuran en la columna (# D) de la Tabla 2. Tabla 2. Distritos electorales, electores y diferencias Estado Año #D Electores Hidalgo Sinaloa Aguascalientes Sonora Tabasco Colima Campeche Edo. Mex. Durango Quintana Roo Querétaro Oaxaca Baja California Sur Tamaulipas Veracruz Nayarit Puebla Guerrero Chiapas Zacatecas Nuevo León Morelos 1999 2001 2001 2000 2000 2000 2000 2003 2001 2002 2000 2001 1999 2001 2001 2002 1998 1999 2000 2001 2000 2000 18 24 18 21 18 16 21 45 15 15 15 25 15 19 24 18 26 28 24 18 26 18 638,692 813,107 273,695 845,581 670,622 214,851 248,492 3,486,480 436,759 237,903 530,420 606,996 157,620 954,933 2,256,271 350,880 2,784,996 868,235 1,123,114 448,182 1,522,635 621,713 (n/m) MAX 70,675 99,435 30,384 83,053 94,237 20,646 21,948 170,450 49,639 31,100 60,580 42,963 17,300 93,827 142,602 35,189 163,475 54,116 74,146 34,570 83,301 51,892 (n/m) MIN 3,671 6,405 3,160 8,873 11,013 2,819 3,415 29,575 9,251 6,127 12,837 9,377 4,210 22,862 45,133 11,182 51,943 17,249 24,410 11,711 29,309 24,614 n/m 35,483 33,879 15,205 40,266 37,257 13,428 11,833 77,477 29,117 15,860 35,361 24,280 10,508 50,260 94,011 19,493 107,115 31,008 46,796 24,899 58,563 34,540 Relación MAX÷MIN 19.25 15.52 9.62 9.36 8.56 7.32 6.43 5.76 5.37 5.08 4.72 4.58 4.11 4.10 3.16 3.15 3.15 3.14 3.04 2.95 2.84 2.11 35 Estado Michoacán Baja California Jalisco Yucatán Guanajuato Coahuila Distrito Federal Chihuahua San Luis Potosí Tlaxcala Federal Año #D Electores 2001 2001 2000 2001 2000 1999 2000 2001 2000 2001 2000 24 16 20 15 22 20 40 22 15 19 300 1,330,366 544,815 2,244,316 674,371 1,814,544 680,203 4,342,670 867,647 811,037 355,771 91,183,952 (n/m) MAX 74,182 42,468 133,443 54,900 99,438 38,769 131,377 44,224 66,517 20,620 360,666 (n/m) MIN 41,421 27,269 85,443 36,260 66,921 26,777 91,855 31,246 53,338 16,952 187,747 n/m 55,432 34,051 112,216 44,958 82,479 34,010 108,567 39,439 54,069 18,725 303,947 Relación MAX÷MIN 1.79 1.56 1.56 1.51 1.49 1.45 1.43 1.42 1.25 1.22 1.92 Fuente: Elaboración propia con base en datos provistos de los consejos e institutos electorales estatales. De este modo, establecemos la constante teórica que figura en la columna (c) de la misma tabla. Esta constante nos indica cuál debería ser el tamaño de cada distrito electoral si no existiera sobre-representación. Como se puede apreciar en todos los casos existen distritos electorales por encima y por debajo de la constante. Esto indica que en ningún caso los distritos electorales están trazados de manera tal que se cumpla la relación n/m; lo cual supone un fuerte desvío del principio de la igualdad del voto. Sin embargo, no todos los estados poseen los mismos niveles de sobre-representación. En la ultima columna se miden las diferencias entre los estados a partir de relacionar el número de electores en el distrito más sub-representado contra el distrito más sobre-representado. Los datos anteriores revelan que en Hidalgo, el caso extremo, el distrito electoral # 13 posee 19 veces el tamaño del distrito electoral # 5. Ello supondría que si se respetara la relación n/m el distrito #13 debería en realidad elegir: o bien 19 representantes (si fuera plurinominal) o bien estar dividido en 19 distritos electorales. Pero lo cierto es que no todos los estados son el caso extremo de Hidalgo o Sinaloa. Por ejemplo, el estado de Tlaxcala posee un trazado de distritos muy equitativo. El distrito más grande (XII – Hueyotiplan) es sólo 1.22 veces mayor que el distrito VII Papalotla (el más pequeño). En este caso, el distrito mayor sólo admitiría una corrección pequeña, pero no constituye un problema de dimensiones tan extremas como la distritación existente en Hidalgo o en Sinaloa. El caso del Estado de México, no obstante, constituye un punto intermedio entre ambos extremos. Los estados que se listan en la Tabla 2 pueden ser agrupados según los niveles de variabiliad de los tamaños de los distritos. Los casos más extremos son Hidalgo y Sinaloa, en los que el distrito con más población es 19 y 15 veces mayor que el distrito más chico, respectivamente. El segundo grupo lo integran los estados cuyas distorsiones (la relación entre el distrito MAX y el distrito MIN) van de 5 a 10 (Aguascalientes, Durango, Tabasco, EDOMEX, Colima, Campeche, Quintana Roo). El tercer grupo, el de mayor tamaño, está integrado por los estados que poseen una relación MAX/MIN que oscila entre más 2 y menos de 5. 36 Por ultimo, los estados que poseen una buena distritación (Michoacán, Baja California, Jalisco, Yucatán, Guanajuato, Coahuila, Distrito Federal, Chihuahua, San Luis Potosí, Tlaxcala) cuyos distritos mayores no llegan a duplicar a los distritos más pequeños. Sobre-representación distrital subnacional comparada Para compararlos en una forma más sistemática podemos tomar a todos los distritos electorales y calcular su desviación relativa. Así se puede calcular el nivel de sobre-representación a partir de considerar el porcentaje que representa cada M dentro del total de representantes elegido en los distritos M=1. En otras palabras, agregamos en un solo índice las diferencias porcentuales de todos los distritos electorales respecto de su tamaño teórico-ideal, esto es respecto del tamaño que debería tener si los escaños no fueran asignados con sobre y sub-representación. El indicador de sobre-representación distrital (SRD) para cada legislatura subnacional es similar al cálculo del índice de desproporcionalidad de Loosemore y Hanby (1971), con una pequeña variante: en lugar de establecer la diferencia entre votos y escaños de los partidos, se calcula la diferencia entre el porcentaje de electores de un distrito y el porcentaje de escaños que se eligen en el mismo. El cálculo del índice de Loosemore y Hanby (1971) es el siguiente: El índice de SRD consiste en sumar las diferencias absolutas existentes entre el porcentaje de población y el porcentaje de escaños de cada distrito. A esta sumatoria se la divide por dos para evitar la doble contabilización de las disparidades. El cálculo es simple cuando se trata de sistemas electorales de un solo nivel (single-tier systems). Sin embargo, el problema se presenta en aquellos sistemas de dos niveles (two-tier systems) como los denominados sistemas electorales mixtos, en donde una porción de los escaños se eligen bajo distritos M=1 y otra porción se elige en un distrito plurinominal (M>2) superpuesto a estos. En esta situación los escaños distribuidos en el distrito plurinominal compensan las disparidades producidas en el trazado de los distritos uninominales al no producir sobre-representación de ningún tipo, debido a que el total de los escaños coincide con el total de la población. Por tal razón tienden a compensar la sobre-representación existente en el primer nivel distrital. Para el primer nivel distrital, esto es para los distritos M = 1, el nivel de SRD para cada estado se calcula aplicando la fórmula anterior cuyos resultados figuran en la columna número 6 de la Tabla 3: SRD (M=1). 37 Tabla 3. Sobre-representación distrital en las 32 legislaturas estaduales. Estado Sonora Sinaloa Tabasco Aguascalientes Hidalgo Baja California Sur Campeche Durango Quintana Roo Colima Querétaro Tamaulipas México Nayarit Oaxaca Puebla Chiapas Veracruz Nuevo León Guerrero Morelos San Luis Potosí Baja California Michoacán Guanajuato Yucatán Coahuila Chihuahua Jalisco Distrito Federal Tlaxcala Federal Año 2000 2001 2000 2001 1999 1999 2000 2001 2002 2000 2000 2001 2003 2002 2001 1998 2000 2001 2000 1999 2000 2000 2001 2001 2000 2001 1999 2001 2000 2000 2001 2000 Leg N° LVI LVII LVII LVIII LVII IX LVII LXII X LIII LIII LVIII LIV XXVII LVIII LIV LXI LVIX LXIX LVI XLVIII LVI XVII LXIX LVIII LVI LV LX LVI II Asamb LVII LVIII TL 33 40 31 27 29 21 35 25 22 25 24 32 75 30 42 39 40 45 42 46 30 27 25 40 36 25 32 33 40 66 32 500 S RD (M=1) 25.27 26.51 25.31 20.57 21.90 17.37 20.18 20.06 17.25 16.89 15.81 16.47 16.08 14.90 14.39 12.15 12.87 13.41 10.32 9.06 7.70 6.21 5.28 5.43 5.20 4.52 3.91 3.63 4.63 3.41 2.75 2.46 % (M=1) .64 .60 .58 .67 .62 .71 .60 .60 .68 .64 .63 .59 .60 .60 .60 .67 .60 .53 .62 .61 .60 .56 .64 .60 .61 .60 .63 .67 .50 .61 .59 S RD TL 16.08 15.90 14.69 13.71 13.59 12.40 12.10 12.03 11.76 10.81 9.88 9.77 9.65 8.94 8.56 8.10 7.72 7.15 6.38 5.51 4.62 3.45 3.37 3.25 3.17 2.71 2.44 2.42 2.31 2.06 1.63 1.56 Fuente: Elaboración propia con base en datos provistos de los consejos e institutos electorales estatales. Sin embargo, este no es el valor final de SRD para las legislaturas estatales debido a que en todas ellas existe un distrito plurinominal compensatorio. Para establecer entonces el nivel de SRDTL (total de la legislatura) solo tenemos que multiplicar el valor anterior por la proporción de escaños que se eligen en los distritos M=1. La sobre-representacíon distrital en el Estado de México El Estado de México (EDOMEX) presenta una configuración intermedia entre los estados más sobre-representados y los estados que prácticamente no tienen sobre-representación. En el Gráfico 1 se puede observar un conjunto de estados testigos con el fin de ubicar comparativamente al EDOMEX. Las líneas supe- 38 riores marcan las secuencias de sobre-representación distrital en Sonora y Sinaloa, ambas se encuentran por encima del 25%. Las líneas inferiores indican los niveles de sobre-representación del DF y Tlaxcala, en la actualidad ambos por debajo del 3%. La sobre-representación distrital en los estados del norte contrasta, de este modo con las entidades federativas de Tlaxcala o el DF que poseen un trazado de distritos electorales muy simétrico. Gráfico 1: Comparación de SRD en EDOMEX en la década de los 90s. El trazado de los distritos no está dado para siempre, de hecho las reformas electorales han tendido en parte a construir distritos electorales territorialmente próximos y poblacionalmente simétricos5. Por ejemplo, en Tlaxcala la LV legislatura modificó la distritación de los 19 distritos electorales disminuyendo el nivel de sobre-representación desde un 6.94% a un 2.75%. En forma similar el DF posee un mínimo desajuste entre sus 40 distritos electorales que da por resultado un nivel de sobre-representación distrital del 3% aproximadamente, como se puede ver en el Gráfico 1. En este sentido, el EDOMEX se encuentra en una posición intermedia entre ambos tipos de distritación oscilando alrededor del 20%. En la última elección, no obstante, se produjo un descenso en los niveles de sobre-representación distrital existente en los distritos uninominales: pasando de 21% en 1999 a 16% en el 2003. 5. De este modo se evitan los dos problemas más usuales: gerrymandering y malapportionment (o sobre-representación distrital). Los problemas de traducción no son pocos; ver la página de la IPSA, Les Intraduisibles: www.methods-concepts.org. Para una ampliación del tema ver Cox y Katz (2002) y Reynoso (2003). 39 Abstención electoral y distritación El descenso en los niveles de sobre-representación, no se produjo por reajustes distritales tales como los ocurridos en Tlaxcala. En el caso del EDOMEX el impacto de la abstención electoral ha ponderado el peso de los votos. En las elecciones de 1999 la diferencia entre los dos distritos extremos era de 8.44 veces. Es decir que el distrito más pequeño (XI Santo Tomás) entraba unas 8 veces y media, aproximadamente, en el distrito más grande (XXXVIII Coacalco). En la actualidad, sin embargo, producto de las recientes elecciones del 2003 la diferencia entre ambos distritos fue de 5.76 veces (Ver Gráfico 2). La abstención electoral produce un efecto residual si no es homogénea. Allí donde la asistencia es pareja en todos los distritos, ello no produce ninguna diferencia significativa más allá de la producida por el trazado de los distritos electorales. Sin embargo, cuando la abstención electoral es heterogénea, es decir en unos distritos más alta que en otros, ello produce un reajuste de la sobrerepresentación que modifica la relación entre los distritos electorales. Así parece ocurrir en los cambios observados: en 1999 la asistencia electoral fue del 65.84% mientras que en 2003 fue de 42.79%. En esta ultima elección incluso la asistencia electoral fue tan despareja que, como efecto no previsto, produjo una reducción de las diferencias distritales extremas. Gráfico 2: Comparación de la relación entre el distrito más sub-representado (MAX) y más sobre-representado (MIN) en EDOMEX en los 90s. 40 En Hidalgo la relación entre los distritos es digna de atención, en 1996 la relación era de 6,44 veces mientras que en 2000 fue de 19 veces. Contrariamente a los efectos de reducción de la disparidad producidos en EDOMEX, en Hidalgo las reformas no contribuyeron a cerrar la brecha; por el contrario, la ampliaron. Sesgos partidarios El trazado de los distritos electorales tiene consecuencias muy importantes en la representación partidaria. En primer lugar, permite que algunos obtengan escaños con menos votos que otros que con un mayor número de votos. Un ejemplo significativo ayudará a ilustrar esta aseveración. En las elecciones del 2003 para elegir a los miembros de la LV legislatura estatal, el PRI6 obtuvo el escaño en disputa en el distrito XI (Santo Tomás), el distrito más sobre-representado, con un total de 10,448 votos; mientras el PAN obtuvo el escaño en disputa en el distrito XXIX (Naucalpan) con un total de 44,173 votos. Otro caso más significativo ocurrió en las elecciones para elegir la legislatura LIV, en esa ocasión el candidato más votado del PAN obtuvo su escaño con 121,247 votos en el distrito XLIII (Coacalco), mientras que el PRI obtuvo el escaño más “barato” con 14,535 votos en el distrito XI (Santo Tomás). La segunda consecuencia que acarrea la sobre-representación distrital reside en que puede arrojar resultados paradójicos tales como obtener escaños con menos votos que un partido que no obtiene escaños. De nuevo, el ejemplo anterior del distrito XI sirve de ejemplo cuando lo comparamos con los 48,923 votos que obtuvo el candidato del PRD en el distrito XXXVIII y que no sirvieron para obtener el escaño. La paradoja reside en que con casi 5 veces la cantidad de votos que el candidato del PRI del distrito XI, el candidato del PRD del distrito XXXVIII no obtiene el escaños (!). Al interior de los partidos también se producen diferencias en la entrada y la exclusión de los candidatos. Por ejemplo, el candidato del PRD del distrito XXIV obtuvo el escaño con unos 23,377 votos mientras que su correligionario del distrito XXXVIII siendo el segundo más votado del PRD con unos 48,923 votos no obtuvo el escaño. El sesgo representativo total que afecta a los partidos puede observarse cuando comparamos el promedio del costo de los escaños. Si consideramos para cada partido el total de votos obtenidos por cada escaño ganado podemos determinar la dirección del sesgo. En la elección del 2000 el promedio de votos por los 18 escaño obtenidos por el PRI fue de 29,756, mientras que para el PRD sus 6 escaños costaron en promedio 40,197 (!). Para el PAN las cosas fueron peores, puesto que sus 21 escaños costaron en promedio 65,302 votos. Ello supone un sesgo indiscutiblemente favorable para el PRI. 6. Cabe considerar que en el 2003 el PRI estuvo representado en la Alianza Para Todos, junto al Partido Verde Ecologista de México. Puede entonces que algunos escaños que le imputamos al PRI genéricamente hayan sido adjudicados al PVEM. 41 Tabla 4: Promedio de votos por escaño obtenido (2000-2006) PRI PAN PRD LIV (2000-2003) 29,756 (18) 65,302 (21) 40,197 (6) LV (2003-2006) 28,126 (24) 41,765 (11) 30,413 (10) Fuente: Elaboración propia con base en datos del IEEM. Nota: No se consideran los votos obtenidos en segundo o tercer lugar en el distrito, debido a que no se convirtieron en escaños. Entre paréntesis figuran los escaños de uninominales obtenidos por los partidos. Para las elecciones del 2003, que permiten la conformación de la LV legislatura del EDOMEX las cosas fueron menos sesgadas, pero con la misma dirección. El PRI obtuvo sus 24 escaños con 28,126 votos en promedio, mientras que otra vez el PAN fue el partido perjudicado con un promedio de 41,765 votos para sus 11 escaños. Para el PRD la situación fue más favorables que en la anterior elección: conquistó un número mayor de escaños a un menor costo (30,413 votos promedio). El efecto de ponderación de votos, que produce la sobre-representación, tiene un correlato inmediato en los sesgos partidarios (partisan bias): algunos partidos obtienen muchos escaños con pocos votos. En consecuencia los partidos que poseen apoyos electorales en los distritos sobre-representados se benefician; mientras que los partidos de distritos sub-representados se perjudican. Tabla 5: Sobre-representación y sesgo partidario en EDOMEX, legislaturas LIV y LV. PARTIDO Otros PRI Total DUMMY SUB SOBRE 30 18 75% 36% 10 32 25% 64% 40 50 100% 100% Total 48 53.3% 42 46.7% 90 100% X2=13.58; p<.000; Cramer´s V=.388; p<.000 La Tabla 5 presenta un análisis de contingencia respecto de la relación entre distritos sobre-representados y escaños obtenidos por el PRI, y distritos sub-representados y escaños obtenidos por los otros partidos, en las elecciones de 2000 y 2003. El total de casos son los 45 distritos electorales de cada elección, de tal forma que suman 90. Como se puede apreciar la relación es favorable al PRI. El 64% de los escaños de los distritos sobre-representados han sido obtenidos por este partido, mientras que en los distritos sub-representados los escaños 42 son en su abrumadora mayoría (75%) obtenidos por los partidos de oposición. Esto explica la diferencia en los costos promedios de los escaños. Los distritos sobre-representados otorgan un plus de representación a los partidos que concentren sus votos dentro de sus límites. El resultado es que allí se obtienen comparativamente más escaños con menos votos. En contraposición, los partidos que poseen sus electorados en los distritos sub-representados obtienen comparativamente menos con más votos. De esto se puede deducir que el éxito o el fracaso en convertir votos en escaños en forma eficiente está determinado por la distribución de los votos y, fundamentalmente, el nivel de sobre o sub-representación del distrito. Con matices propios de cada situación específica, la pauta es un sesgo negativo para los partidos que concentran sus electorados allí donde con más votos se consiguen menos escaños, y un sesgo positivo para aquellos que tienen sus bases electorales en los distritos en donde se consiguen representantes con menos votos, es decir donde en términos de votos la representación es más “barata”. ¿Quién se ha beneficiado de estos niveles de sobrerepresentación? Empíricamente podríamos convenir que la actual división distrital favorece claramente al Partido Revolucionario Institucional. Conclusiones El trazado de los distritos electorales para elegir representantes de MR es variable a lo largo de los diferentes estados. Desde estados con un trazado simétrico (como Tlaxcala o el DF), hasta estados con trazados distritales con fuertes disparidades (Hidalgo, Sonora y Sinaloa). En medio de esta variabilidad se encuentra el EDOMEX. En algunos estados con grandes disparidades los distritos de mayor tamaño poblacional suelen contener varias veces el tamaño de los distritos pequeños. Así en Hidalgo, por ejemplo, esa relación es de casi 19 veces entre el distrito XIII y V. Ello supone que por ejemplo con los votos del distrito más grande se debería obtener, ceteris paribus, 19 veces la representación que se obtiene en el distrito más pequeño. En EDOMEX las cosas no llegan a ese extremo, pero tienen un impacto significativo. La relación entre los distritos extremos es en la actualidad de 6.44 veces. Lo suficiente como para imprimirle un sesgo a la representación. La sobre-representación de algunos distritos electorales implica que algunos partidos pueden obtener un escaño con pocos votos, mientras que en los distritos sub-representados con muchos votos se obtienen pocos escaños. Este sesgo es evidente y se puede cotejar en la mayoría de los distritos electorales para las elecciones legislativas del 2000 y del 2003. Así las cosas, la sobre-representación imprime un impacto en la representación partidaria que no puede negarse. Ahora bien, la idea aceptada y compartida en general que el otrora partido 43 hegemónico saca provecho de esta situación no es sino una generalización empírica coyuntural. Un cambio en las preferencias de los electores podría modificar el sesgo existente a favor de otros partidos. Tal y como se observa en los últimos años, los cambios en el electorado podrían favorecer a otros partidos que posean electorados en los distritos sobre-representados. Así se puede observar que si bien el PRI conserva el beneficio del sesgo producido por la sobre-representación distrital, otros partidos han reducido satisfactoriamente sus costos, como es el caso del PRD y también del PAN. En otras palabras, si bien hay un efecto sobre el sesgo partidario este sesgo no es determinista, aunque esta claro que en términos generales: todavía hay ventajas considerables que le permiten al PRI obtener muchos escaños con menos votos que los de sus adversarios. 44 Bibliografía • BALINSKI, Michel and H. P. 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