Introducción a la Psicología del Aprendizaje

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TEMA 1: INTRODUCCION. HABITUACION Y SENSIBILIZACION
1.0.- Introducción
Aunque a menudo tendemos a olvidarlo, los seres humanos pertenecemos, por supuesto,
al reino animal; concretamente al grupo de los primates. Es bien sabido que nuestra
anatomía y fisiología presentan aspectos diferenciales respecto a otras especies, pero
también son notables las semejanzas. Así, por ejemplo, nuestra estructura músculoesquelética difiere poco (aunque en aspectos cruciales) de las de otros primates y
nuestros órganos sensoriales o nuestros mecanismos termorreguladores no varían
respecto a los de otras especies más de lo que éstas se diferencian entre sí.
Recientemente ha causado cierta desazón el hallazgo de que nuestra dotación genética
se diferencia sólo marginalmente de la de animales tan aparentemente lejanos de
nosotros como los artrópodos o los anfibios. Tal desazón se debe por lo general a una
idea demasiado superficial sobre el funcionamiento de los genes. Al fin y al cabo, se sabe
hace mucho tiempo que coincidimos al 100% con las demás especies en los aminoácidos
que constituyen nuestras proteínas, las cuales son precisamente las moléculas cuya
estructura está codificada en los genes.
Como animales que somos, nuestra especie se ha desarrollado con arreglo a los
mecanismos de la evolución por selección natural.
Ésta no determina sólo rasgos somáticos, sino también aspectos cruciales relativos al
comportamiento individual y social. Dada una especie en su medio ambiente, algunas
tendencias de conducta son más adaptativas que otras. Así, por ejemplo, puede ocurrir
que los individuos más curiosos y “exploradores” de una especie concreta en un hábitat
dado tengan mejores posibilidades de sobrevivir y reproducirse que los demás, o bien
todo lo contrario: que la prudencia y el conservadurismo sean más ventajosos en ese
ambiente. De este modo, las pautas de conducta "ganadoras" tenderán a establecerse en
la población, exactamente igual que las garras fuertes o los cuellos largos. Así pues, la
evolución configura no sólo el cuerpo, sino también el comportamiento de los miembros
de una especie, es decir, su psicología.
En la evolución biológica no hay mesas de diseño ni planos. Una especie no puede
rediseñarse drásticamente para acomodar un cambio. No puede permitirse el lujo de
permanecer inerme mientras es reformada: las inexorables presiones ambientales la
extinguirían inmediatamente. Una especie no puede decir “alto, un momento, no vale,
que me están rediseñando”. No puede ir a dique seco para repararse; las reparaciones
han de hacerse mientras se navega, es decir, mientras se sobrevive con éxito. Las
especies supervivientes en la actualidad son el resultado de cambios graduales todos y
cada uno de los cuales han tenido que tener éxito, porque de otro modo la especie no
habría persistido. La inmensa mayoría de las especies que han poblado el planeta ya se
han extinguido; las que quedan son las vencedoras de un proceso extremadamente
exigente. Nosotros, los perros, las gallinas, los chimpancés, escarabajos, bacalaos,
erizos, delfines, etc. constituimos el final (por ahora) de linajes triunfadores: larguísimas
cadenas de padres e hijos que han ganado, por así decirlo, todas las partidas que han
jugado desde el origen de la vida.
Algunos sistemas de creencias primitivos fundamentalistas defienden la idea del
creacionismo o “diseño inteligente”, que afirma básicamente que las especies no
evolucionaron, sino que fueron creadas tal cual las encontramos por un Diseñador
Supremamente Inteligente, conforme se narra en los diversos "textos sagrados" o
tradiciones orales. Sin embargo, pocos aspectos del mundo biológico parece el
resultado de un genuino diseño inteligente. Incluso órganos tan supuestamente
perfectos como el ojo humano no resisten un análisis de ingeniería. La disposición de los
fotorreceptores retinianos, por ejemplo, colocados al revés y obligando a la existencia de
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Tema 1
un punto ciego, es totalmente absurda, y si se supone ideada por alguien, tiene que
tratarse de alguien notablemente incompetente y chapucero.
Por el contrario, hay sobrada evidencia de que las modificaciones, lejos de ser resultado
de un plan o diseño, se acumulan como parches unas sobre otras. Los organismos
supervivientes, tanto en nuestra biología como en nuestra psicología, no nos parecemos
a la obra óptima de un ingeniero todopoderoso, sino a una superposición de correcciones,
una sucesión de apaños (podría decirse) que, sin embargo, en virtud de la acción de la
selección natural durante larguísimos periodos de tiempo, resultan funcionar muy
satisfactoriamente en los ambientes donde se han gestado.
Tanto en la biología como en la psicología de las especies actuales encontramos
las más diversas huellas de cómo fueron sus ancestros, y tales huellas son a veces
leves restos, pero otras veces continúan estando operativas. Por ejemplo, el cóccix,
hueso en que termina la columna vertebral, es en nuestra especie un vestigio atrofiado
de la cola que nuestros antepasados remotos tuvieron y utilizaron para los más diversos
propósitos, desde la comunicación al agarre de objetos. Por otra parte, el bien conocido
poder evocativo de los olores –la potencia con que un olor nos puede transportar
emocionalmente a otro momento y lugar--, debido a la fuerte conexión entre los centros
olfativos del cerebro y el sistema límbico (que tiene un importante papel en las
emociones) procede de un tiempo en que el sentido del olfato era para nuestros
ancestros mucho más vital de lo que es hoy para nosotros. Pero esa conexión sigue
estando ahí y funciona; forma parte de nuestra vida psicológica aunque sea al mismo
tiempo, en cierto modo, una reliquia.
Por otra parte, la actual psicología evolutiva (evolutionary psychology, no confundir
con la psicología del desarrollo o developmental psychology; no tiene nada que ver) ha
puesto recientemente de relieve que nuestra especie evolucionó en un mundo
extremadamente distinto del que hoy habitamos. Así, en realidad estamos
adaptados biológicamente a la vida en pequeños grupos de cazadores-recolectores en
entornos del estilo del bosque de sabana africano, en los que es difícil comer y fácil ser
comido, etc. etc. No estamos biológicamente adaptados a las grandes ciudades, la
abundancia de alimentos, las telecomunicaciones, el sedentarismo, las grandes
organizaciones, etc. etc. Es imposible entender casi nada de la psicología humana sin
tener en cuenta este hecho: nuestros cráneos modernos albergan cerebros y mentes que
se forjaron en la Edad de Piedra.
Contra lo que a veces parecen sugerir las concepciones más idealistas, lo cierto es que,
al igual que el cuerpo, también la psicología de un ser humano contiene una importante
parte “animal”. Nuestro más reciente pasado evolutivo ha dado lugar a capacidades
simbólicas, de lenguaje y razonamiento, a las artes, etc. etc., pero ello no ha
eliminado de nosotros los elementos psicológicos que compartimos con otros
animales. En un sujeto psicológico conviven, por así decirlo, un humano y un animal.
Esta convivencia es a menudo difícil y provoca tensiones que todo ser humano
experimenta. Por poner algún ejemplo:
•
La “mente humana” de alguien le dice que comerse ese pastel es malo para su salud y su
buen aspecto. La “mente animal” no es sensible a estas cuestiones, y le empuja a
comérselo.
•
Aunque sabes, como ser racional, que estás perfectamente sujeto y es imposible que te
caigas, tu parte animal se rebela ante la visión del vacío, y tienes miedo.
•
Un ser humano ve a una persona desconocida que le atrae y siente un impulso de tocarla,
abrazarla, abalanzarse sobre ella, etc. Su parte humana le dice que esa acción daría lugar,
como mínimo, a una fuerte sanción social.
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•
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Una persona tiene un miedo atroz a las libélulas. Por mucho que se le explique que son
totalmente inofensivas, el miedo sigue ahí. Es su parte animal la que está asustada, y en
cuanto tal, es insensible a los razonamientos.
Es decir, nuestra vida psicológica, tanto la conducta como nuestros estados mentales,
están controlados por distintos tipos de influencias. Algunas son exclusivamente
humanas, como por ejemplo nuestras capacidades de razonar o imaginar situaciones
posibles. Otras las tenemos en común con otras especies animales, como la capacidad
para aprender por condicionamiento.
Es muy importante tener en cuenta que esas distintas fuentes causales “conviven” en
nosotros, y con frecuencia operan a la vez, y que incluso a menudo (como en los casos
citados) compiten ferozmente entre sí. La tensión entre nuestros mecanismos
específicamente humanos y los animales es una constante en la psicología humana.
PSICOLOGIA
Estados mentales
y emocionales
Conducta
Creencias, pensamientos,
metas, razonamiento
Imaginación
Decisiones … etc.
SOLO
HUMANOS
Etología
(pautas
conducta innatas)
HUMANOS
OTROS
ANIMALES
de
Y
Condicionamiento (pautas
de conducta aprendidas)
Fisiología
En esta asignatura nos centramos en algunos de esos aspectos de nuestra psicología
que, siendo absolutamente humanos (de otro modo seríamos espíritus puros), son
compartidos con otras especies.
Algunos de tales mecanismos psicológicos son innatos y de muy difícil modificación (por
ejemplo, los reflejos, controlados esencialmente por la fisiología). Sin embargo, también
hay aspectos que pueden modificarse por aprendizaje.
Así, podemos adquirir (aprender) miedos, impulsos, comportamientos y
tendencias de conducta al margen de nuestra parte específicamente humana.
Los mecanismos principales por los que esto ocurre son los del condicionamiento.
Es importante subrayar que el funcionamiento de estos mecanismos es esencialmente
independiente de razonamientos, reflexiones etc. Son típicamente inconscientes. Por
ello, si queremos tratar, por ejemplo, una fobia adquirida mediante ellos, sería un error
emplear argumentos racionales. Hay que atacarla “en su terreno”, aplicando técnicas que
afecten directamente a los mecanismos de condicionamiento por los que se ha adquirido.
Esta es la base de las técnicas más potentes disponibles actualmente en psicología clínica
(así como en otros ámbitos profesionales), las llamadas técnicas de modificación de
conducta.
El efecto del aprendizaje por condicionamiento, tanto en los seres humanos como en los
restantes animales, consiste en fuertes tendencias de conducta de carácter
esencialmente inconsciente, ajeno a cualquier reflexión o razonamiento.
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En otras materias de la carrera se estudian mecanismos psicológicos típicamente
humanos (razonamiento, solución de problemas, lenguaje, aprendizaje simbólico…) El
psicólogo debe siempre decidir, dado un problema, cuál es el enfoque apropiado, y es
muy importante acertar. Sería poco acertado tratar un problema de comprensión en
matemáticas mediante técnicas de condicionamiento, al igual que tratar una enuresis con
estrategias cognitivas. Ambos enfoques tienen su utilidad para según qué
cuestiones.
1.1.- El problema del control del comportamiento
Todo organismo tiene que comportarse, es decir, reaccionar sistémicamente a los
objetos y sucesos que aparecen en su entorno. Su supervivencia depende de que tal
comportamiento sea apropiado en cada momento respecto a la situación del entorno
(retirarse, acercarse, comer, aparearse, atacar, etc). Así pues, para cualquier especie
animal se plantea un problema general de cómo controlar la conducta individual de forma
que resulte adaptativa, es decir, que favorezca la supervivencia y reproducción del
individuo y, especialmente, la transmisión de sus genes, que es en definitiva el objetivo
natural de cualquier ser viviente.
Una forma de resolver este problema consiste en que cada individuo nazca
preprogramado con alguna serie de instrucciones genéticas que le llevan a
comportarse de maneras determinadas ante situaciones preestablecidas, mediante
tendencias innatas, instintos y pautas fijas de acción (PFAs).
Este “método” (predominante en muchos organismos) tiene las ventajas de la
seguridad y el rodaje evolutivo: las soluciones son acumulativas de unas
generaciones a otras y se han depurado a lo largo de muchísimas de ellas. El
inconveniente es la rigidez, es decir, sólo sirve para situaciones ambientales
“previsibles”: suficientemente parecidas a aquellas en las que se han seleccionado. Ante
situaciones imprevistas, la conducta preprogramada falla, y el individuo puede morir y/o
no transmitir sus genes a la siguiente generación.
Por ello, a menudo este método filogenético de control del comportamiento va
acompañado de estrategias reproductoras masivas: las especies cuyo
comportamiento está preprogramado en su mayor parte muy a menudo tienen gran
número de descendientes, muchos de los cuales no prosperan.
Cuando, debido a las características del medio habitual de una especie, las situaciones
anómalas o imprevistas son relativamente frecuentes (es decir, cuando el entorno
natural de una especie es muy variable), el método filogenético resulta por tanto
inapropiado. En tales casos, la selección natural favorece la aparición de mecanismos de
control del comportamiento más flexibles, que permitan a cada individuo configurar su
conducta dependiendo de los eventos particulares con los que se tropiece. Tales
sistemas de control son, justamente, las capacidades de aprendizaje, y entre ellas, el
condicionamiento.
En resumen, cuando el ambiente es inestable, cambiante, poco predecible, y la
estrategia reproductiva de la especie se basa en la concentración de la energía parental
en un pequeño número de descendientes, es cuando los mecanismos flexibles de control
del comportamiento (como las capacidades de aprendizaje en general, y los
mecanismos de condicionamiento en particular) resultan ventajosos respecto a la
conducta preprogramada, instintiva.
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Condicionamiento
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1.2.- Terminología: conceptos básicos
1.2.1.- Organismo
Se utiliza este término para hacer referencia a cualquier ser vivo que se encuentre en
una situación de aprendizaje, con independencia de su especie. Cuando no
presuponemos que sea necesariamente un ser vivo (por ejemplo, en los sistemas de
inteligencia artificial dotados de capaces de aprendizaje) se usa el término agente
1.2.2.- Conducta
Actividad macroscópica del organismo que resulta
procedimientos objetivos. Sinónimo: comportamiento.
observable
y
medible
por
1.2.3.- Aprendizaje
1.2.3.1. Concepto ordinario o común:
Es la concepción espontánea típica de las personas sin conocimientos psicológicos.
Muy poco elaborada, informal. Varía según el tema. Gran número de creencias
erróneas.
1.2.3.2. Concepto conductual:
Modificación más o menos permanente y potencialmente adaptativa de los patrones
de conducta en función de los sucesos ambientales. Se produce cuando en el
organismo se establecen, eliminan o modifican asociaciones entre tales sucesos y la
conducta; por ello, se suele hablar de “aprendizaje asociativo” para englobar estos
fenómenos.
1.2.3.3. Concepto cognitivo:
Modificación de las representaciones y los procesos mentales que guían el
pensamiento y el comportamiento de un sujeto, de forma que las primeras reflejen
(más) fielmente una situación externa determinada, y los segundos permitan
actuar (más) eficazmente en dicha situación.
1.2.4.- Estímulo
Dos nociones:
•
Estímulo proximal: Cualquier variación de la energía física del medio que supera
los umbrales sensoriales del organismo.
•
Estímulo distal: Objeto, suceso o situación ambiental al cual responde un
organismo
En el contexto del condicionamiento usamos prácticamente siempre la noción distal.
Incidentalmente, merece la pena indicar que la relación entre ambas conceptualizaciones
de estímulo constituye uno de los problemas teóricos más profundos y difíciles de la
Psicología.
1.2.5.- Respuesta
Una fracción discernible, mediante algún criterio definido, del comportamiento de un
organismo.
Las variables más importantes en la caracterización de una respuesta son:
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•
Morfología/topografía: Los aspectos motrices de la respuesta: la morfología se
refiere a los movimientos concretos mediante los que la respuesta se realiza. La
topografía designa el desarrollo de la conducta en el espacio, es decir, en relación con
los lugares en que se produce.
•
Tasa de respuesta (TR): frecuencia de la respuesta (número de veces que aparece
por unidad de tiempo)
•
Intensidad: la magnitud cuantitativa (“fuerza”) de la respuesta
•
Coste: La “dificultad” que supone efectuar la respuesta: la cantidad de energía
necesaria para realizarla. Se llama economía de respuesta a la tendencia de los
organismos a reducir el coste de respuesta.
•
Latencia: tiempo que tarda en iniciarse, a partir de un instante de referencia (por
ejemplo, el estímulo que la desencadena)
•
Funcionalidad o propiedades funcionales: los efectos que la respuesta produce en el
ambiente.
1.2.6. Respuesta de orientación
Consiste en dirigir (orientar) rápidamente los receptores sensoriales hacia un
estímulo relativamente intenso que aparece súbitamente.
Si oyes un ruido muy fuerte, antes de pensar nada miras en su dirección. Lo mismo
sucede si alguien te toca por la espalda o se dispara un flash fotográfico en la periferia de
tu campo visual.
Algunos autores sostienen que se trata de un reflejo. Ciertamente comparte algunas
características típicas de los reflejos, pero no todas. Por ejemplo, se trata de una
reacción inespecífica, sin una finalidad más concreta que la mera anticipación o
"preparación para lo que venga".
Es una respuesta que tiende a habituarse. Cuando aparece alterada puede tener
significación diagnóstica para ciertos cuadros.
1.2.7. Sobreaprendizaje
El sobreaprendizaje es el mantenimiento o persistencia de las condiciones de
aprendizaje una vez que éste ya se ha alcanzado.
El sobreaprendizaje tiene un enorme efecto de aumento de la persistencia
temporal de los aprendizajes. Las respuestas, conductas o conocimientos
sobreaprendidos duran muchísimo más y son más difíciles de eliminar. Esto es
beneficioso cuando lo que se ha aprendido es bueno para el organismo (por ejemplo,
conocimientos adquiridos en un curso), pero constituye una gran dificultad para el
psicólogo cuando lo que se ha sobreaprendido es nocivo (por ejemplo, una fobia o una
conducta agresiva).
1.2.8. Generalización
Una vez que un organismo ha aprendido algo respecto a un determinado estímulo o
situación, este efecto se producirá también para estímulos o situaciones que sean lo
suficientemente parecidos. De otro modo, el aprendizaje sería inútil, ya que en la vida
real es extremadamente raro que las cosas se repitan con total exactitud.
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Condicionamiento
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Generalización: extrapolación de lo aprendido respecto a un estímulo o situación a
otros estímulos o situaciones que sean suficientemente semejantes a los originales. Se
puede entender como el grado de “tolerancia” del aprendizaje a variaciones más o menos
ligeras en el estímulo.
Es una característica universal en todas las formas de aprendizaje conocidas.
1.2.9. Discriminación
Se trata del proceso contrario: en las circunstancias oportunas, un organismo puede
aprender a no responder a un estímulo dado, pero sí hacerlo a otros muy parecidos a él.
1.2.10. Historial de aprendizaje
El conjunto de las situaciones de aprendizaje (habituación, condicionamiento, etc.) que
un organismo ha atravesado a lo largo de su vida.
1.2.11. Repertorio conductual
El conjunto de respuestas que un organismo es capaz de efectuar junto con sus
respectivas probabilidades.
1.3. Algunos malentendidos comunes sobre el condicionamiento
Muchas personas con escasos o deficientes conocimientos de psicología sostienen
algunas ideas totalmente equivocadas sobre la naturaleza y el funcionamiento del
aprendizaje por condicionamiento. La literatura, el cine, etc. han contribuido a la difusión
de estas ideas más a menudo, por desgracia, que de las versiones más correctas (un
poco como las películas de Hitchcock, con toda su grandeza cinematográfica, han
ayudado a la proliferación de algunos de los más absurdos mitos del psicoanálisis). Es
muy importante, por ello, que los nuevos profesionales de la psicología conozcan este
tipo de creencias y las razones por las que son incorrectas.
1.3.4. El condicionamiento no es "cosa de animales".
Muchos piensan que el condicionamiento es un mecanismo de aprendizaje esencial en
animales y que sin embargo tiene una importancia escasa o marginal en seres humanos.
Se trata de una versión contemporánea del idealismo espiritualista: nosotros somos
seres de cultura, literatura, arte, símbolo; aprendemos mediante el pensamiento, la
enseñanza, la transmisión oral...
Es indudable que nuestra especie dispone de medios evolutivamente muy recientes que
nos permiten formas de aprendizaje muy poderosas y ausentes en otras especies, pero
como hemos visto seguimos aprendiendo las fobias o los hábitos eficaces básicamente
igual que otros mamíferos: por condicionamiento.
Por otra parte, la ciencia actual sabe muy poco sobre el funcionamiento concreto de esos
otros mecanismos de aprendizaje exclusivamente humanos, de forma que las técnicas
más eficaces con que cuenta el psicólogo profesional (análisis funcional, modificación de
conducta, etc. etc.) están basadas precisamente en el condicionamiento.
1.3.2. Condicionamiento no es lo mismo que conductismo
El conductismo es un punto de vista filosófico sobre la psicología que atribuye al
condicionamiento un papel absolutamente central, un papel desmesurado a juicio de
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Condicionamiento
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muchos. Según el conductismo, todo o casi todo en psicología es condicionamiento. El
conductismo fue la filosofía dominante en psicología hasta los años 60 del siglo XX, y hoy
en día es más bien minoritario. Sin embargo, el condicionamiento sigue constituyendo la
base de las técnicas más empleadas en psicología (las llamadas técnicas conductuales,
que no es lo mismo que "conductistas"). Hoy en día, la mayoría de los psicólogos que
usan técnicas de condicionamiento no son conductistas; simplemente, consideran que el
condicionamiento es un mecanismo muy importante, pero un mecanismo entre otros.
Es decir,
cualquier psicólogo sensato y bien informado tendrá las técnicas de
condicionamiento como un elemento más (aunque importante) de su "caja de
herramientas" profesional. Frente a éstos, los conductistas afirman que es prácticamente
la única herramienta. Existe también una minoría más o menos "espiritualista" que
sostienen que "no creen" en el condicionamiento, sino (por ejemplo) en el aprendizaje
cognitivo. No creer en el condicionamiento es como no creer en la gravedad: te vas a
caer igual. Mientras los puntos de vista del conductismo constituyen una filosofía
discutible, aunque seria, éstos otros son simple fruto de la ignorancia.
1.3.3. El condicionamiento es esencialmente inconsciente y a corto plazo
Mucha gente, al empezar a estudiar psicología, cree entender que cuando nos
condicionamos lo que ocurre es que "nos damos cuenta" de que si hacemos X
obtendremos Y, y entonces empezamos a hacer más X para conseguir más Y. Esto no es
correcto: la inmensa mayoría de los procesos de condicionamiento ocurren sin que el
individuo "se dé cuenta": suceden de forma totalmente inconsciente.
Los seres humanos somos capaces de cambiar nuestra conducta a muy largo plazo para
amoldarla a incentivos. Por ejemplo, uno puede estudiar hoy para aprobar dentro de
meses, para sacar un título dentro de años, para alcanzar un puesto de trabajo excelente
dentro de más años... Este tipo de proceso depende de que usemos facultades
típicamente humanas: imaginación, planificación, etc. El condicionamiento opera a corto
plazo y de forma ajena a nuestras ideas, creencias o metas. Un perro o un mono son
incapaces de trabajar por un sueldo mensual (incentivo), pero aprenden estupendamente
a ajustar su conducta a las consecuencias inmediatas (condicionamiento). Nosotros
somos capaces de hacer las dos cosas, pero es muy importante distinguirlas, porque no
funcionan igual.
1.3.4. El condicionamiento no es una maligna manipulación
No más que la cirugía o la farmacología. Ciertamente, las técnicas de condicionamiento
son muy potentes, y se pueden usar para hacer daño, para controlar
malintencionadamente a los demás, etc.; del mismo modo que la cirugía se puede usar
para mutilar o la farmacología para intoxicar.
Al igual que éstas, y como cualquier técnica profesional seria, el condicionamiento se
aplica para conseguir objetivos deseables para la persona y de acuerdo con ella (dejar de
fumar, ser capaz de hablar a desconocidos sin miedo, hacer más deporte, superar
ansiedades, mejorar relaciones...), y siempre dentro de los límites marcados por el
código deontológico.
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1.4 Mecanismos preasociativos de aprendizaje
Son las formas más simples de aprendizaje que existen. Se llaman preasociativos
porque, a diferencia de los mecanismos de condicionamiento, aquí no se establece una
asociación entre dos cosas; sencillamente, el organismo modifica el grado en que
responde a un estímulo a medida que éste se repite.
1.4.1.- Habituación
Definición: Decremento o desaparición de una respuesta que se produce por la
mera repetición del estímulo que la desencadena, sin que se pueda atribuir a
ningún fenómeno asociativo (condicionamiento, etc.).
Es genuinamente aprendizaje, de acuerdo con el concepto conductual, ya que se trata de
un cambio conductual estable y potencialmente adaptativo inducido por la experiencia.
Es sin embargo la forma más elemental.
Propiedades:
1) La reducción de la respuesta es función exponencial negativa, (aproximadamente)
del nº de repeticiones del estímulo:
Magnitud de la R.
E
E
E
E
...
Tiempo
2) En muchos casos (“habituación a corto plazo”) presenta recuperación espontánea:
si el organismo, una vez habituado a un estímulo, pasa un cierto tiempo sin recibirlo, las
siguiente vez que se le administre volverá a aparecer la respuesta.
Magnitud de la R.
...
E
No-E
E
el intervalo necesario para la recuperación de una respuesta habituada varía
entre minutos y semanas, dependiendo de la especie y la respuesta: e.g.:
mantis religiosa, respuesta preparatoria de ataque ante un estímulo de "falsa
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presa": 15-30 min.; aplysia californica: respuesta de retracción del sifón: 21
días.
3) La recuperación espontánea ocurre tanto más probablemente si: a) Los estímulos se
presentan a intervalos breves (en este caso, la habituación ocurre rápidamente, pero es
poco persistente) b) el número total de exposiciones del organismo al estímulo es
relativamente reducido.
4) La habituación es tanto más difícil cuanto más intenso es el estímulo. Los
estímulos muy intensos o bien no son habituables en absoluto, o bien lo son en escasa
medida.
5) Para un especie dada, hay estímulos que se habitúan más fácilmente que otros.
En general, las respuestas controladas por el SNA (más antiguas y "vitales") tienden a
ser menos habituables que las esqueléticas (más recientes y menos "vitales")
6) Frecuentemente, la presentación de estímulos algo diferentes (o incluso muy distintos,
pero llamativos) de aquellos que se ha empleado en el proceso de habituación, produce
una recuperación de la respuesta (es decir, una pérdida de la habituación adquirida) que
se denomina deshabituación.
Distinguir:
Habituación en sentido técnico (conforme se usa aquí), frente al sentido ordinario de
“tomar una costumbre”.
Habituación frente a otros procesos que producen disminución de respuestas:



Saciación (ej.: comida o sexo: descenso motivacional)
Adaptación sensorial (ej. imágenes fijas en la retina)
Fatiga muscular (agotamiento de la energía)
En estos casos se trata de procesos fisiológicos. No es la repetición por sí misma la que
produce la caída de la respuesta. En los casos genuinos de habituación, el descenso de la
R no se produce por ningún agotamiento fisiológico identificable.
1.4.2.- Sensibilización
Definición: Aumento de la respuesta a un estímulo por la mera la presentación
repetida de éste, sin mediar proceso asociativo.
Propiedades:
1) Forma de la curva de sensibilización:
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Una vez alcanzado un máximo de magnitud de la R, la continuación temporal puede
variar mucho según los casos.
2) El factor más importante, considerado aisladamente, es la intensidad del estímulo.
La sensibilización se produce más con estímulos de intensidad moderada o alta.
3) Hay casos en que los mismos estímulos pueden provocar o bien sensibilización o bien
habituación, dependiendo de la intensidad. Ej.: en gatos con estímulos auditivos.
4) En bastantes casos, la sensibilización sólo ocurre a corto plazo, y posteriormente la
respuesta vuelve a sus niveles originales o se produce habituación. Es decir, ambos
procesos pueden aparecer concatenados.
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