Patrimonio y Ciudad - colegio de Arquitectos

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Patrimonio y Ciudad
Bajo este título “Patrimonio y Ciudad”, y promovidas por el Colegio de
Arquitectos y la Asociación Albacea, se desarrollaron las Jornadas, que
tuvieron como propósito encontrar los lineamientos que orienten el abordaje
de la problemática integralmente y a resolver satisfactoriamente la aparente
contradicción entre preservación y renovación urbana, entre identidad y
desarrollo.
En cada encuentro participaron disertantes de primer nivel, profesionales de
amplia experiencia en la temática, que enriquecieron y jerarquizaron las
Jornadas. La participación de un numero importante de colegas, y público en
general, permitieron tener la visión amplia y diversa, y muchas veces con
ópticas diferentes pero teniendo como eje central a la Ciudad y su patrimonio
heredado.
Las Jornadas buscaron por otra parte, hacer partícipes a actores de diferentes
disciplinas, en el entendimiento que el patrimonio cultural, no es solo el
conjunto de los monumentos históricos, sino la totalidad dinámica y viva de la
creación.
El abordaje de la temática del patrimonio histórico arquitectónico de la ciudad,
es compleja e implica reconocer que son numerosos los actores que participan
e intervienen en la misma. La arquitectura, al ser el contenedor de las
relaciones humanas, está sometida a los constantes vaivenes que la misma
sociedad le impone. El problema central está en definir el que y el como; o
sea: como determinar lo que se debe preservar, quienes intervienen en el
proceso de selección y luego con que instrumentos se abordan los procesos
de intervención.
Para ello, es necesario, comprender a la arquitectura y por ende a la ciudad
como una bien cultural.
 Patrimonio y sociedad- arquitectura como bien cultural.
El concepto de patrimonio es amplio y complejo. Incluye un conjunto de
elementos muy variados que hereda una persona, un grupo social, una nación
o la humanidad en su conjunto. Los bienes culturales conformados por el
hombre van expresando en su proceso histórico los rasgos de identidad de las
comunidades.
El patrimonio cultural constituye una valiosa herencia histórica, por lo que las
generaciones presentes tenemos una irrenunciable responsabilidad, por cuanto
este patrimonio representa el testimonio vivo de lo mejor que multitudes de
hombres y mujeres de todas las épocas han realizado.
Al preservar el patrimonio cultural, las generaciones actuales estamos
sirviendo de puente y ligazón entre pasado, presente y futuro, y, al hacerlo,
nos reconocemos y nos sentimos partícipes de una tradición cultural
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construida a lo lago de milenios, de la cual a su vez extraemos nuestras señas
de identidad y nuestro sentido de pertenencia.
El elemento mas visible del patrimonio cultural, es el patrimonio tangible y
reconocemos a la arquitectura como el exponente máximo, que en su
interacción con la naturaleza, crea ámbitos urbanos, que con el transcurso del
tiempo tienen el vital papel de conformar la identidad de sus habitantes. La
arquitectura en su conjunto, brinda una fuente inagotable de mensajes que
evidencian las formas de pensamiento y actitudes culturales de las
sociedades. La arquitectura contiene memorias de otros tiempos.
Pero, es en definitiva la sociedad con su carga cultural, la que reconoce
valores en el objeto construido y lo carga de significado y por tanto lo
oficializa como patrimonio.
No todo lo construido, ni heredado es patrimonio, como tampoco el tiempo por
si solo no hace al objeto de valor patrimonial.
Un bien es considerado patrimonio cuando la sociedad la asigna un
significación especial, o sea, sus valores históricos, artísticos o simbólicos,
son reconocidos y trascienden más allá del objeto mismo.
Cuando la arquitectura, o un sitio o un lugar devienen en patrimonio,
encuentran el sustento para su conservación.
La conservación del patrimonio arquitectónico, solo puede lograrse si es
comprendido como bien cultural. Esta visión del patrimonio arquitectónico
como bien cultural, nos brinda los argumentos para valorar la necesidad de
conservación y preservación de la ciudad como testimonio de la vida de los
pueblos. Esto implica reconocer como patrimonio ya no solo a las obras
monumentales, sino que se incorporan al patrimonio la arquitectura vernácula:
rancho, la arquitectura doméstica: urbana y rural, la arquitectura de los
servicios y la producción, visto desde lo testimonial desde un enfoque
antropológico y filosófico.
 Tutela del patrimonio
Ahora bien, si esta visión, es reconocida en todos los ámbitos académicos
disciplinares y organismos internacionales como UNESCO, ¿por que se hace
tan difícil a nivel local, lograr consenso para la identificación y protección de
los bienes de valor patrimonial? Es posible que sean múltiples las razones y
se remonten a los comienzos de nuestra propia historia, donde el significado
de progreso ha estado muy ligado al de renovación urbana.
Recordemos que la preservación exige acciones de rehabilitación, como
término opuesto al de renovación.
Esta visión del patrimonio, que reconoce a los testimonios de la cultura
tradicional y popular como bienes a preservar, amplió sustancialmente la base
de protección. Avance cultural que no fue acompañado por los instrumentos
legislativos y administrativos indispensables. Recordemos que la ley Nacional
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de Protección de Museos Monumentos y Lugares Históricos, sancionada en el
año 1940, solamente ejerce la superintendencia de los monumentos que están
perfectamente registrados, y reconocidos, y que tienen delimitación precisa, y
agregaría que son de gestión pública. Cuando se trata de sitios o lugares
históricos, localizados territorialmente en jurisdicciones municipales o
provinciales, poco o nada puede hacer.
De allí la importancia de integrar los criterios de conservación del patrimonio
a la planificación urbana local. Son las autoridades locales, las que tienen
competencia para imponer restricciones y límites al dominio sobre las
propiedades urbanas, pueden normar y regular el carácter de los entornos a
los monumentos. Mediante la zonificación, una herramienta que sigue
constituyendo la base de la planificación urbana. Para cada una de las áreas de
protección histórica, se pueden establecer indicadores urbanísticos
particulares, conjuntamente, con la batería de instrumentos de planificación
que tiendan a preservar la zona como un todo, enfatice su carácter y su rol
dentro de la ciudad. A esta protección por zonificación, se le suma la
protección particular, dada en la catalogación de ciertos edificios que poseen
meritos patrimoniales en particular. Para evitar subjetividades en la evaluación
de los edificios, es necesario establecer los criterios de valoración, que
permitirá asignar los niveles de protección: estructural, cautelar, integral.
Como estas medidas de protección, en nuestro país no son infalibles, es
necesario acompañarlas con mecanismos compensatorios. Los estímulos son
necesarios, como aliento para la protección. Recordemos aquí una frase del
preámbulo de la ley del patrimonio histórico español que dice: “La defensa del
patrimonio histórico de un pueblo no debe realizarse exclusivamente a través
de normas que prohíban determinadas acciones o limiten ciertos usos, sino a
partir de disposiciones que estimulen su conservación y en consecuencia
permitan su disfrute y faciliten su acrecentamiento”.
Las ciudades que se enorgullecen de tener cultura urbana, hacen muchos
sacrificios para recordar y mantener vivo su pasado.
En síntesis podemos decir, que en materia de instrumentos normativos, es
importante que los mismos se integren dentro de una Plan General o
Planificación estratégico o Código Urbano, de los municipios, por cuanto son
estos, los que tienen jurisdicción para dictar normas, aplicar sanciones e
incentivos.
A nivel provincial, la falencia es muy significativa, al no contar con una ley
marco de protección del patrimonio cultural, que referenciada en la
constitución nacional, apoye y le dé un mayor sustento a las normativas
municipales.
En tal sentido, es oportuno reclamar a nuestros gobernantes, que en vista de
la próxima reforma de la Carta Máxima de la Provincia, se incorpore la
defensa del patrimonio histórico y cultural como un derecho ciudadano, por
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cuanto, “la salvaguarda representa la memoria histórica de los pueblos, y la
memoria es garantía del mantenimiento de la identidad”1.
Una visión que rescato, por analizar la temática desde una óptica diferente, es
lo que plantea el Lic Hector Poggiese, cuando dice: el derecho, en última
instancia, debería ser el reconocimiento de normas de convivencia y de
estructuración social que se han ido encarnando en la sociedad…De esta
forma, es la sociedad la que demanda o participa en la elaboración de la
norma”
Esta visión implica que el patrimonio se construya partir del reconocimiento
colectivo, que parta desde interior de la comunidad; que mediante un proceso
participativo asigne al bien, valores que trascienden los aspectos técnicos o
políticos, y donde jueguen un papel trascendente los hechos testimoniales,
simbólicos, evocativos, intangibles... Algo de esto, entiendo que puede haber
pasado, con los cafés de Buenos Aires, con el mercado, de Montevideo, El
patio de la madera en Rosario, El “Juanele”, en Paraná.

Gestión y administración para la defensa del patrimonio:
Ha sido coincidencia de todos los disertantes, que la legislación por si sola no
garantiza la protección del patrimonio por cuanto para que se dé una
verdadera defensa es necesario conocer y valorar. Y esto está íntimamente
ligado con la educación y por ende con las políticas públicas.
Y es en tal sentido que podemos hacer mención de una batería de
experiencias exitosas que fueron presentadas, la mas importante por su
acción y antigüedad es el trabajo que desarrollada en Gran Bretaña por
English Heritage: entidad oficial que supervisa el patrimonio construido en
nombre del gobierno, y que funciona desde fin de la Segunda Guerra Mundial,
y que tiene a su cargo la definición del destino de alrededor de 500.000
edificios, los que se encuentran catalogados conforme a 3 grados de
preservación; a cada grado le corresponde un nivel de protección, y define las
posible acciones de intervención, incluida la demolición total o parcial del bien
catalogado. Este catálogo protege desde tesoros sin precio –como la Torre de
Londres– hasta infinidad de casas y locales particulares. Las multas por
incumplimientos son temibles y hasta se puede obligar al que demuela sin
permiso a reconstruir el bien destruido, con los materiales originales, de
época. La misma existencia de la lista cambió la percepción de los británicos
sobre su patrimonio. La misma catalogación se define para las áreas de
Preservación: que se aplica a edificios que individualmente no tienen mucho
valor pero que en conjunto sí lo tienen, y pasan a formar áreas. Estas áreas
incluyen generalmente edificios que están en la lista y también algunos que los
rodean y no están catalogados pero que forman un conjunto valioso. Un
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Dr. Roberto Andrés Gallardo, juez que intervino en el caso de amparo presentado por la defensoría del pueblo
de la Ciudad de Buenos Aires, ante la demolición de la denominada casa Millán
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constructor o profesional, que trabaje en un Área de Preservación tendrá
como mínimo la obligación de respetar las características de la calle en que
está, manteniendo la altura promedio del entorno y la textura. English
Heritage, desarrolla trabajos específicos con las comunidades de las áreas de
preservación en el entendimiento que una recuperación exitosa es aquella que
hace que una comunidad sea sostenible al lograr lugares donde la gente quiera
vivir, trabajar y visitar.
Es importante desatacar también el Plan Director de Curitiba, de 1966, que
una vez que se elaboró su plan de Desarrollo Urbano, se establecieron sus
áreas de protección histórica, y se fijaron estrategias de incentivos para los
propietarios de esas áreas: la primera vinculada a la exención impositiva, y
una segunda relacionada con la ley de suelo, o transferencia de indicadores
urbanos.
Una exitosa política de estado es la que viene desarrollando la ciudad de
Buenos Aires, a través de la subsecretaria de Patrimonio Cultural. Tomando la
conservación y restauración como ejes de una política cultural y social,
desarrolla ocho programas: Restauración y puesta en valor de edificios, Aquí
patrimonio, una tarea con los vecinos, restauración de bares notables,
restauración de murales, restauración de órganos de iglesias, restauración de
vitrales, restauración de esculturas, subsidios fondo de cultural Buenos Aires.
No puedo de dejar de mencionar, dos casos paradigmáticos y contrapuestos
tanto en su Concepción de patrimonio, como en la forma de gestionar su
preservación y desarrollo, como lo son Puerto Madero y San Telmo.
Estamos convencidos que se requieren políticas de estado activas, que
garanticen acciones que tengan continuidad en el tiempo y perseverancia en
su discurso.
 Intervención en el patrimonio construido: El pasado vive en el presente.
En este tema, tomamos los principios y fundamentos, elaborados por el Dr.
arquitecto Horacio Gnemmi, que desde una visión casi antropológica, propone
reflexiones aproximativas a una teoría de la conservación, integrando el
patrimonio a la dimensión mayor que lo contiene, el patrimonio construido.
Es en ese sentido que señala, que hay dos modos dentro de los cuales
contener y enmarcar a las intervenciones: uno, es hacerlo desde los códigos y
principios del hacer de la arquitectura, el otro, implica actuar desde la
disciplina la Conservación y sus principios.
La gran diferencia entre uno y otro está dada por el hecho de que los
resultados en el primer caso estarán solo sometidos a la voluntad del hacedor
y a su gusto, mientras que en el segundo se trata de respuestas dadas desde
el estudio y conocimiento de la cosa, enmarcadas estas no en leyes, pero si en
criterios sustentados en posiciones generales y específicas, asumidas desde la
realidad construida, desde la cual estarán definidos los por qué y los rasgos de
la intervención, siempre que la sujeción a la disciplina no sea sólo un gesto o
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simplemente declamada. En ambos modos de acción sólo se interviene sobre
la materia, con impacto variable en la totalidad indivisible que la cosa es.
Cuando se reconoce la presencia de algo que señalamos especialmente como
patrimonio, debería entrar en juego la disciplina, que es considerada como
paraguas que contiene a todos los gestos en pro del mantenimiento que es la
conservación. A la luz de la conservación se deberían proponer todas las
intervenciones sobre lo construido. Un construido, que antes de ser
patrimonio fue y seguirá siendo ciudad y arquitectura.
Este concepto es muy importante, por cuanto, cuando se reflexiona sobre
patrimonio pareciera que se está haciendo referencia a objetos muertos, que
perdieron su razón de ser. Nada mas lejos, Toda arquitectura, por su carácter
tangible, y su espacialidad, nos permite aproximarnos a nuestra propia
identidad, utilizando nuestra propia intelectualidad, Es sin duda un proceso
complejo y requiere un abordaje desde miradas diferentes, que nos permitirá
llegar a la real valoración y recién entonces, en el marco de políticas
concretas, adoptar decisiones sobre como dar tratamiento para intervenir
sobre su consistencia física.
La preservación y la intervención en el patrimonio construido, es un modo de
hacer arquitectura, es decir que es campo propio del actuar del arquitecto,
para ello se requiere de arquitectos formados y sensibilizados en la
conservación, con conocimientos y herramientas acordes que posibilite una
intervención que dignifique y no denigre al bien patrimonial. La correcta
interpretación de ese proceso histórico implica necesariamente plantear la
intervención desde la conservación, y no desde el hacer de una nueva
arquitectura. O sea, se requiere de un sistema de principios que contenga al
diseño como herramienta posibilitante, y a la conservación como eje de esos
principios.
Creemos que en la perdida del patrimonio construido, se conjugan la falta de
conciencia sobre la importancia de la temática, los fuertes intereses
sectoriales particularmente, la presión inmobiliaria sobre áreas de alto valor
ambiental y patrimonial, ausencia de conocimiento e información que llevan a
una indiferencia colectiva, y las malas intervenciones.
Estas causas, nos dan como resultado, un serio perjuicio estético y
paisajístico, desequilibrio urbanístico, perdida del recurso turístico,
desaparición de valiosos testimonio y documentos. Lesión a la identidad.
Si volvemos al concepto de patrimonio como concepto cultural, es la misma
comunidad que con sus acuerdos y diferencias, y en su proceso de desarrollo
intelectual, la que solo podrá garantizar su sostenimiento para cumplir con
aquello que: “conservar el patrimonio equivale a mostrar el respeto que
debemos hacia el legado de las generaciones que nos han precedido, al tiempo
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que entregamos el testigo de nuestra tradición cultural a las siguientes,
sirviendo así de puente entre pasado, presente y futuro.”
Por último, se enumeran las recomendaciones formuladas por el equipo que
participó de la jornada final de debate:

Al Consejo de Educación: En orden a la difusión de valores y significados de
los monumentos, y con miras a una amplia toma de conciencia por la
comunidad, se recomienda que se incorpore en los programas de formación
docente, una materia a los efectos de promover en los educandos el concepto
de patrimonio cultural.

A las Universidades Participantes: Dado que la conservación del patrimonio
construido, es una especialización dentro de la formación profesional de
arquitecto, sería deseable que los programas académicos incorporen la
temática tanto en las materias técnicas como las de diseño y urbanismo. Esto
no solo busca la incorporación de herramientas para la toma de decisiones,
sino adquirir un alto grado de sensibilidad que el tema demanda.

Al Colegio de Arquitectos: Que promueva jornadas de debate en cada una de
las regionales, donde la temática del patrimonio construido se incorpore en la
agenda. Que instrumente cursos de formación profesional particularizada. Que
difunda obras de preservación o puesta en valor que han sido ejemplares. Que
se instituya el premio a los profesionales participantes en las mismas.

A los Municipios: Que las normativas sean incorporadas al Plan de desarrollo
urbano, y que se instrumenten las compensaciones impositivas para los
propietarios de bienes patrimoniales incluidos las propiedades colindantes o
vecinas, de modo de asegurar la preservación del entorno. Que se formalicen
programas de defensa y preservación del patrimonio, articulados con la
provincia y la nación. Dado que cada monumento histórico requiere una
inserción adecuada en su doble relación con el entorno físico inmediato y con
el contexto cultural de origen, se recomienda que las declaratorias incorporen
al entorno y este tenga tratamiento mediante una normativa específica.
Actualizar registros e inventarios.

A las autoridades provinciales: Ante la aproxima reforma de la Constitución
Provincial, que se incorpore la defensa y protección del patrimonio cultural
como deber supremo del Estado. Que se avance el la aprobación de la Ley de
Patrimonio Cultural que tiene media sanción en la Cámara de Diputados.
Arq. Lilia Santiago
Presidenta de Albacea
Paraná, noviembre de 2006
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