IV. LAZARO CONDO: MEMORIA Y SIMBOLO En este capitulo vamos a ofrecer los testimonios la manera como, casi veinte anos despues, Lazaro Condo dado por indigenas que revelan es recor­ tanto de Toctezinin como de otras comunidades de Chimborazo. Luego de los testimonios, pasaremos a su analisis tomando en cuenta las ideas mas relevantes. Los testimonios y sus interpretaciones Un indigena de la Comuna Toctezinin, dieciocho anos despues de la muerte de Lazaro Condo, recuerda: "El lleg6 para acompanar en la lucha, porque habia sabido trabajar bastante; tenia bastante experiencia. En Riobamba sabia encontrar y preguntaba: 'C6mo va Toctezinin?; estan dando tramite?'. Conversabamos. Yo, como era secretario ese ano, entonces informaba. Andaba igual. El vino e1 primer dla y de ahi se qued6 hasta el segundo dla; ahi fue cuando pas6 eso. Estaba dispuesto a la lucha; les queria a las organizaciones. Andaba por distintas partes acompanan­ do a las comunidades. Porque el estaba resuelto, por eso else gued6. El resto de los companeros se fueron el dla antes, pero else qued6 para ver el fin hasta el segundo dla. Asi es que pasa eso ... El companero Lazaro Condo entreg6 la vida, y eso fue una ayuda mas para coger la tierra; porque por esa muerte habia mas fuerza. Escuchemos de otros indigenas, de diferentes comunidades de Chimborazo, su recuerdo sobre el dirigente muerto: "Fue luchador en su Comuna Ajospamba y en otras comunas del sector. Las tierras por las que luchaban era de la Iglesia y haciendas. Luego, con la misma lucha, continu6 en otras comunidades. Demuestra el apoyo y solidaridad con otros. En uno de esos enfrentamientos fue matado.El objetivo no fue 5610 para su comuna y su familia sino para todos, para los demas. Ese espiritu se entreg6 para dar vida a los demas.Es­ ta presente en todos los pasos que se han dado. Aunque todos no 10 conocieron, perc su espiritu esta presente para dar fuerza y energia en las luchas que continuan.No fue estudia­ do, pero por su entendimiento alcanz6 aver 10 que Dios plde. Para nosotros, al recordar ese hecho, viene la fuerza, 49 la esperanza. La vida es para los demas y no 5610 para nosotros. Hay que compartir esa vida, eso nos alienta y anima. Esa sangre, aunque se riega, es como agua que esta por debajo de la tierra dando la vida. Esa voz que grita y reclama ante los dominadores. Desde ahi viene esa energia, de tener esa palabra, de no tener miedo.Fue muerto en Chun­ chi, no recuerdo bien la fecha ni la comunidad, pero 51 me he ido par ahi; conoci el lugar donde 10 mataron. Fue en una hacienda pero no recuerdo el nombre. Conoci 10 de su muerte en el Centro de Formaci6n Indigena [Riobambal, en estudios de realidad nacional. Es importante dar a conocer a los muertos; se va difundiendo a traves de nuestra palabra directa. Hay que escribir. Los hechos concretos se van olvidando y los escritos se van recordando. Hay que llegar a que todos conozcan porque han sido de nosotros mismos; que se sepa por que han muerto. Es importante, entonces, ir difundiendo. Ahi 51 cogemos fuerza. 8i la vida de esta compafiero muerto no se integra tambien en nuestra vida es como si hubiera muerto asi no mas. Hay rechazos de los poderosos que dicen falsos testimonios: que han muerto par agresivos. Interpretando mal. Poniendo un obstaculo para que la misma gente no integre a ese muerto a su historia y a su vida." A su vez, otro indigena dice: "Yo no sabia mucho del compafiero Lazaro Condo. Lo poco que me he enter ado es a traves de algunas personas que han informado sobre el compafiero. El compafiero fue de la comunidad de Ajospamba de la parro­ quia Juan de Velasco, Pangor. Fue un companero dirigente perc no se en que ano fue [su muerte] y que edad tenia el. Sabia que el compafiero fue a solidarizarse c~ la lucha por la tierra de la comunidad Toctezinin que queda en el Cant6n Chunchi y el hecho se realiz6 en la comunidad de Toctezinin cuando se estaba realizando la trilla de habas 0 la cosecha de habas 0 alga por ahi. Y ahi los duenos, los terratenien­ tes de la hacienda vinieron con la fuerza publica y 10 persiguieron como fuego y alIi al compafiero Lazaro Condo Ie lleg6 una bala donde fue asesinado. Eso mas a menos se. Me parece necesario recordarlo y tenerlo como figura de las luchas indigenas. Aqui en Chimborazo no es s610 Lazaro sino que hay otros companeros. Por ejemplo, dentro del movimiento indigena en tiempo de la conquista; est os personajes han dirigido, encabezado las luchas, los levantamientos, el proceso organizativo del movimiento indigena; han trazado una historia, una memoria. Es necesario conocer estas figu­ 50 ras." otros ind1genas expresan as1 su testimonio: "En la familia no se hab1a de Lazaro Condo pero 51 que saben qUien ha sido, as1 por encima, no de fondo. Sabemos que el companero fue asesinado en la lucha por la tierra, pero no se conoce mas detalles, 5610 par encima." "Mi familia no ha llegado a saber de Lazaro Condo s610 par mi sino por otros companeros. Yo he llegado tambien a ente­ rarme par algunos boletines y folletos que hablan de el." "En la actualidad recuerdan de el en algunas luchas, en algunos levantamientos, en algunas manifestaciones. Pero mayor cosa no se que mas hubo can ~l." "Siempre tienen participaci6n en la lucha estos compafieros caldos. Hay personajes principales, pero si algunos se recuerdan mas no es dejar de lado a otros, no es olvidarse porque yo creo que 51 se guard a memoria de ellos. Algunos que se recuerdan son principales pero detras de ellos hay otros que han dado la vida. Por ejemplo, la muerte del companero Francisco Guaman fue algo muy triste. Yo recuerdo que fue en e1 Cant6n Chunchi, como fue asesinado y ma1trata­ do por e1 patr6n, Francisco Guaman de la comunidad Saguln. Uno de los terrratenientes fue Francisco Santillan, que 10 maltrat6 con un hierro, con una varilla y 10 asesin6. Pero hay otros companeros que han fal1ecido no por estar dirigiendo la lucha sino porque los cogen los terratenien­ tes, a cua1quiera, al que asoma, y quizas por eso no 10 tienen como una persona principal." "Seria necesario difundir a trav~s de las escuelas indige­ nas; que los profesores tomen en serio el dar a conocer a los protagonistas, su propia historia sobre aquellas perso­ nas que dieron testimonio. Por esa lucha vivimos nosotros, por esa resistencia. Ensenar desde ninos a conocer y valorar nuestra propia historia. Es necesario escribir 10 que se conoce; informarnos, investigar para tener mas conocimiento porque creo que eso nos anima y nos inspira la lucha para nuestro proyecto hacia el futuro; si no, perdemos 10 que nosotros somos." En los en cuanto a testimonios anteriores observamos 10 que pudiera llamarse 1a ciertas diferencias "densidad" de la memoria la cual esta relacionada con la participaci6n 0 no en los eventos 51 de septiembre de 1974. Advertimos que muchos partlcipantes, detalles con respecto lugares, dialogos, etc., en son recordados de manera explicita en memorizaci6n es mas dicho, bien porque algunos gen~rica. de sos a que de trav~s algunos testimonios Esto se explica, como participaron en manera fragmentaria hemos los los suce­ fol1etos, cursos, reuniones. Igualmente, creemos los testimonios cuyos hechos dados agentes comparaci6n con otros cuya los informantes hechos y otros 5610 conocieron de a los por personas relatados son mas precisos son que han cumplido roles de dirigencia en la propia comunidad de Toctezinln y en otras organizaciones de mayor cobertura. Los testimonios, algunos se ci6n en por otra parte, no refieren con mayor ~nfasis son ej~rcito; Mientras a 10 que fue su participa­ los eventos otros privilegian la dos, la policla y el homog~neos. acci6n de los hacenda­ un tercer grupo, a su vez, senala 10 que ha significado la figura de Lazaro Condo para el movimien­ to indigena durante actuales. Hay escrittira los dias del conflicto y para referencias importantes en la dirigente muerto e conservaci6n Este y • 0 los momentos como la relevancia transmisi6n de otros aspectos la de la memoria del seran retomados mas adelante. Ahora bien, 5i vamos a analizar Lazaro Condo lleg6 a convertirse en un simbolo no 5610 habitantes de la comuna de Toctezinin mayoria de los indigenas la manera como la sino tambien figura de para los para la gran ecuatorianos, debemos tomar en conside­ raci6n las dos perspectivas que se enfrentaron. Una fue la de los hacendados nerse s610 a las y todos aquellos grupos pretensiones de quienes en dicha comuna sino en otros pais. A esta que cerraron filas para opo­ luchaban por la tierra no lugares de la Provincia y el perspectiva la denominaremos declarativa. A su vez, a las manifestaciones 0 pronunciamientos de los indlgenas y sus 52 seguidores las llamaremos testimoniales. 8i nos atenemos a la propuesta de Beverley (1989: 9), el punto de vista del testimonio es "desde abajo" y se produce obedeciendo concretos; perc aunque estos dos, el a fines politicos no esten explicitamente genero testimonial implica siempre un pronuncia­ reto al statu quo en una sociedad dada. Estima Beverley que el narrador del testimonio, a causa situaci6n vivencial, "en muchos casos es analfabeto los circuitos institucionales de raria". Es mas, para este producir en excluido de 0 producci6n periodistica autor, la voz del el lector la sensaci6n de de su 0 lite­ testigo trata de que, mediante el testimo­ nio, puede llegar a sensibilizar a otras personas e, inclusive, a "formar parte de un movimiento mundial de oprimidos de todo tipo" (op.cit.9) . Las declaraciones, tanto prensa escrita - de la duena salvo algunas excepciones-, hicieron referencia a la muerte indigenas quien~s, la figura que, inclusive, se zada por del dirigente. 8eran los mismos no desaparezca De esta manera, la para de su memoria, sino 0, tecnologla discursiva utili­ construir la contrapone a aquella de la hacerla desaparecer momenta convierta en un simbolo movilizador en poste­ los Indigenas muerto se en ningun de la por los medios que veremos luego, lograran que de Lazaro Condo riores eventos. del terreno como imagen del indlgena sociedad mayor empenada en al menos, de distorsionarla. Las pol1ticas de representaci6n La imagen decir, del indio en la trama de les. Lo indio debe en la cual Bourdien el hay que ubicarla "prejuicio producto y proceso de space-off, es impllcitos politicos, econ6micos y socia­ ser comprendido como una (1980), esta en un desfavorable", incluido. Esa construcci6n social del eua1 construcci6n es su representaci6n. En este nos a habla la vez sentido -aegun 53 De Lauretis (1987) riana de - es precise rescatar la concepci6n althusse­ ideologia como aquella que representa no el sistema de relaciones reales sino el de las relaciones imaginarias a de las cuales viven y partir los individuos establecen relaciones en las cuales que gobiernan sus existencias. La ideologla, entonces, tiene como funci6n constituir individuos concretos como sujetos. Sin embargo, preferimos la propuesta de Bourdieu (1992), quien en lugar de hablar de sujetos (tal como 10 hacen Althusser y Fou­ cault, por ejemplo), habla de agentes, dotando a estos de practi­ cas de resistencia dentro de campos constituidos por la confron­ taci6n y con sus respectivos habitus (Cfr. Bourdieu 1992). Las practicas 0 politlcas de representac16n, basandose en cierto tipo de discursos, dan como resultado la construcci6n indio. Esa construcci6n del indio, no s610 como el absolutamen­ te diferente, sino como en del el transcurso de pr.imeros un proceso hist6rico momentos del pasado el contacto entre mutuo desconcierto, apropiaci6n divisi6n el inferior 0 menor de edad, por parte del del mundo construcci6n del Europa y comenzaron la europeo, (Bourdieu que se 1980; as! como se ha dado remonta a los America, cuando expropiaci6n y cierta Cfr. Pagden la visi6n y 1982}7. Esta indio fue y es posible gracias a la implementa­ ci6n de esas tecnologlas que producen y reproducen una determina­ da imagen no 5610 del indio sino del blanco, de 10 primitivo y de 10 moderno. Esas tecnologias son discursos (no necesariamente verbales) que inspiran, contienen y promueven Pienso que representaciones pudieron esas mismas representaciones. dar origen a aquello que Landsman (1985) denomina "marcos interpr.etativos", es decir, aquellos marcos refereneiales dentro de los euales se van a entender 0 interpretar aceiones y pensamientos del proplo grupo y del Landsman grupo contrario. "Los marcos (op.cit.828) - consisten en que subyacen a la acci6n social". interpretativos -afirma conjuntos de significados 54 Las practicas politicas r simb61icas r discursivas e ideo16gicas de los indigenas r se dieron r entonces r desde ese "marco interpre­ tativo" y lograron r en la figura de Lazaro Condo y ci6n sobre la tierra, identificar en su concep­ dos de los ejes fundamentales encontrar el consenso y enfren­ para, mediante su simbolizaci6n, tar a los hacendados, en el caso de Toctezinln, representados par la duena del predio "Almid6n Pucara". Tratemos de ver, a la luz de la categorla de la economia moral propuesta per Thompson (1978) y desarrollada por Larson (1991) para los Andes, 10 que estaba en juego en el conflicto. "La economla moral -afirma Larson (op.cit.442)- es el estudio de las nociones campesinas de justicia e injusticia que legitimaron 0 quitaron legitimidad a las relaciones de poder entre las elites y los campesinos. En efecto, 1a perspectiva de la economia moral ha reintroducido la cultu­ ra, la politica y la ideologia en su definici6n amplia en el estudio de las sociedades agrarias tradicionales, despues de un largo estancamiento en interpretaciones materialistas dominantes. Como aproximaci6n metodo16gica -continua diciendo Larson (Ib.446)- ... la 'economia moral' tiene mucho que la recomien­ da, ... recaptura las perspectivas de los actores andinos en momentos de crisis politica y tranquilidad ... da integridad a la visi6n del mundo, las actitudes y los sentimientos de las personas consideradas una vez como 'masas inarticuladas' ... rompe con los viejos estereotipos sobre los campesinos, cuyas lealtades primordiales supuestamente limitaban sus horizontes ideo16gicos y econ6micos a las dimensiones loca­ les de la comunidad. Tambien derroca la antigua suposici6n de que los rebeldes andinos eran turbas 'pre-politicas' que reaccionaban visceralmente a la privaci6n material 0 a la demagogia de agitadores externos. La coyuntura que se vive en la epoca a partir taci6n de la segunda Ley de los hacendados reforzar sus del Estos, en Reforma Agraria y que por la perdida de esas tierras trance de perder un hace temer a sus tierras, obliga a posturas para eVitar, predio, que de la implemen­ como en el caso pasen a sitio en manos de estos a de la duena los indigenas. el cual habian estado 55 laborando, consideran tal acci6n como injusta y establecen los pasos pertinentes para adquirir aquello que consideran justo: posesi6n del lote NQ 7. La reacci6n de los campesinos no obedece entonces unica y exclusivamente a razones cas, juego otros estan en factores: la materiales la duefla; el derecho social a 0 justicia que salvaguardada ya que ha sido impugnada por la actitud de la la subsistencia econ6mi­ debe ser arbitraria basado en el "dilema existencial" planteado par Scott (1976), es decir, reque­ rir de un minima de condiciones reproducci6n fisica del materiales para garantizar la grupo; la concepci6n que sobre la tierra se tiene, como el lugar donde se pueden establecer y re- estable­ cer las relaciones con los demas -vivos 0 muertos- y la instancia que permite la interacci6n simb61ica de todos los miembros de la comunidad (Ram6n 1983); por Oltimo, la tierra como el espacio que posibilita la recreaci6n de la identidad grupal frente a los hacendados y e1 resto de la sociedad mayors. Identidad y memoria Los habitantes por aquellas inscri de Toctezinin, entonces, "necesidades primarias" bieron su lucha por la a no actuaron movidos instintivas sino que tierra en un contexto de bOsqueda de la justicia que implicaba el acceso a un espacio concebido por ellos como suyo (1986), su ya que, ateniendonos a 10 memoria guarda relaci6n can estuvieron antes bajo cuando perdieron su dominio en senalado por Necker aquellos territorios que los tiempos esos territorios por 1a acci6n pre-coloniales violenta de los europeos. Ahara bien, Wolf (1979), a su vez, nos hace caer en cuenta que los campesinos organizados en comunidades tienen responsabilidades frente al conforman, dentro del mismo aut6nomas, si Estado y los paiS, fortalezas bien terratenientes, de tradici6n, actuando asimismo como zonas de descontento que liberan su fuerza hacia el exterior en el momenta de la explosi6n, buscando que eae 56 espacio vital sea asegurado a su forma de vida tradicional. De acuerdo con Wolf, juego en las conservar 0 luchas indigenas por ampliar un de sus formas la tierra es la espacio que les permita de vida tradicionales. tradici6n debemos con su funci6n crea entonces, una de las cosas que las condiciones busqueda por el mantenimlento Al vital componente anadir, sin embargo, el de selectiva (es decir, estan en la memoria que es, que activa u indispensables para de la omite),la que la negociaci6n de la identldad al ponerse en relaci6n con la tradici6n. Ademas de las razones propiamente econ6micas, podemos pensar en la posibilidad de que la vinculaci6n con la tierra obedezca en el caso de los indigenas a una necesidad no consciente de recupe­ y mantener rar hecho de que su relaci6n la tierra con los origenes, activada que perteneci6 a sus par e1 antepasados esta ahora en manos de los hacendados. "E1 antepasado -dice Zuidema citado por 131)- era conocido como que se Sanchez-Parga (1989: un particular lugar sagrado, encontraba dentro del territorio del como afirma SAnchez-Parga (op.cit.), "el una huaca, grupo"; de ahi que, sentido que tiene la propiedad colectiva de la tierra esta asociada con la vinculaci6n a un antepasado comun." (Cfr. Nash 1975). Por otra parte, la memoria de los antepasados, garantes reproducci6n cultural 1a identidad tierra est A del grupo, aparece (Harris 1982). la idea de En las buscai una de la estrechamente ligada a 1uchas por e1 acceso identidad grupal -can a la las obvias heterogeneidades y disensiones- en relaci6n con el antepa­ sado 1ugar que habita en esa tierra. La privi1egiado para tierra se convierte as! en un la activaci6n de 1a memoria y para 1a construcci6n de identidad. Como plantea Carneiro (1987: 118), "todos los grupos ~tnicos 57 tienen mecanismos de entonces, un factor adopci6n y de importante para vlables y cumplan su exclusi6n de que tales mecanismos sean func16n es la posesi6n de una el grupo pueda considerar a quienes se debe incluir otras palabras, la tierra pasa ciaci6n de sociedad envolvente. Asi ci6n hallarla de la sociedad 0 excluir. En la nego­ del grupo en relaci6n sentido ~tnica 10 que de un grupo funci6n de la autoidentificaci6n y por parte tierra donde a ser un referente para la identidad por parte sugiere Carneiro: lila identidad por tanto, individuos", con la igualmente indigena es, de la identifica­ envolvente". De esta manera, la autoidentificaci6n guardaria relaci6n con la posesi6n 0 pertenen­ cia a un territorio determinado. Esto permitiria, seg6n S~nchez­ Parga (1992: 24): "La configuraci6n de una comunidad de pertenencia y de referencia mas pr6xima al individuo: una comunidad hie et nune que sea comunidad de trabajo, de vida, de lucha, al interior de la cual el individuo pueda construir su identi­ dad. Esto remite a la necesidad de tambi~n reconstruir el tejido social, de crear redes asociativas, organismos de socializaci6n de las experiencias individuales, que permitan al mismo individuo trascender sus limites individualistas para apropiarse practica y simb6licamente del mundo real." En aquellas relaciones que entre indigenas y blanco-mestizos, han afirmado las lee, los hist6ricamente se han venido dando el de los encontramos que si bien se diferencias por parte de ambos blanco-mestizos no ha llegado indigenas, 10 cual se convierte en la sectores socia­ a reconocer el de negaci6n del "otro" (Sanchez-Parga 1992: 35). En relaci6n a esto, la omisi6n de la muerte de Lazaro Condo enlas declaraciones por parte de la hacendada y de algunos medics de comunicaci6n evitar que la parte de puede ser situada dentroo imagen del grupo hacendario se yea posibles aliados. Pero en el de la muerte del de una t~ctica para impugnada por momenta en que la noticia dirigente fue conocida, la tactica fue diferen­ 58 teo Dicha acci6n fue situada dentro de actlvar el (Orlove 1991) legltima pais. "marco interpretativo" de los justiflcarla, sino, s610 para un contexto que permiti6 Los y indlgenas, sin comunicaci6n grupos no-indlgenas no igualmente, para beneficiosa para presentarla como los embargo, excluidos Intereses del de los medios de oficia1es e "independientes", encontraron en varias instltuciones el apoyo que les permiti6 ofrecer, aunque con menor cobertura, su versi6n de los hechos. Pensamos que, en el momento de sus luchas, los mismos indige­ nas no pudieron advertir la trascendencia que la muerte tendria para ellos en de gU visi6n el futuro. Se puede decir estaba ligado a los l~tereses de Condo que el criterio mas inmediatos: la consecuc16n de la tierra. SI bien la muerte del indlgena s1gnl£1­ c6 para ellos una gran conmoci6n y de un gran amigo y dirigente, habia alcanzado paulatinamente la talla fue que el sentimiento de la perdida su figura, hasta alcanzaria recibiendo significados ese momento, no an os despues segun cuando los momentos vividos par los indigenas en la historia del pais. Como afirma Benjamin -citado por Portelli (1989: 5)-, "Un acontecimiento vivido puede considerarse como terminado o como mucho encerrado en la esfera de la experiencia vivi­ da, mientras que el acontecimiento recordado, no tiene ninguna limitaci6n puesto que es, en sl mismo, la llave de todo cuanto acaeci6 antes y despues del mismo." Portelli (rb.S) ve que el acontecimiento acaecido es impor­ tante no 5610 porque es tragico, "sino tambien, y sobre tOdo, porque constituye el terreno sobre el que la memoria colectiva conserva una singular convergencia de relatos equivocados, invenciones, leyendas que van desde las reconstrucciones imaginarias de la dinami­ ca del acontecimiento, hast a la traslaci6n del mismo de un contexto hist6rico a otro." (subrayados en el original). 59 De todas maneras, Portelli (Ib.6), citando considera que tales invenciones no estAn riedad, sino que el interes a Enzensberger, regidas par la arbitra­ despertado por elIas tienen fundamento los intereses de aquellos que las narran 0 can. De esta manera, es decir, al escuchar de como las expli­ nuevo una narra­ ci6n, se logra que se reconozcan y se precisen los propios inte­ reses relato se y los del adversario. El materiales imaginarios y con plo) que dan tiemp 0 9 va enriqueciendo con estados de Animo (rabia, por ejem­ la sensaci6n de que los hechos ocurrieron hace poco . Podemos resumir colectiva diciendo que del grupo 10 que subyace -con sus excepciones- y en en la memoria la memoria del testigo no es tanto la dinAmica de c6mo sucedieron 105 aconteci­ mientos, sino la manera como estos son trasladados en el tiempo y ubicados en nuevos contextos. Por esto, los indigenas no ven los hechos hist6ricos como una secuencia discreta sino como una lucha permanente. El papel simb61ico del dirigente muerto, circunstancias muerte de demuestra el adecuadas a Condo no sea una causa vista como adecuada, de algo impone ahl accidental; unas que la como 10 testimonio de algunos indigenas al comienzo de este capituloJ..o. Segun Rappaport (1990b: 110), no 5610 los aspectos dlscursivos o narrativos son utilizados para sino, igualmente en aquel10s los prop6sitos del presente, "aspectos no narrativos de cotidiana, donde el conocimiento la vida del pasado es utilizado, supri­ mido y negociado" para dichos prop6sitos. "Si la historia documental -afirma Rivera (5/£: 9)- presenta una sucesi6n lineal de eventos, la historia mltica -y las valoraciones eticas que irnplica­ nos remite a tiempos lar­ gos, a ritmos lentos, a conceptualizaciones relativamente inmuta­ bles, donde 10 que importa no es tanto "10 que pas6", sino par que pasO y quien tenia razOn en los sucesos, es decir, la valoraciOn de 10 acontecido en terminos de la justicia de 60 una causa." La celebraciOn del anual de la muerte de llder sonriente parece, en Lazaro Condo, la imagen afiches, libros maneras de mantener abierta la revistas, son, y n05 cuesti6n y de garantizar su recuerdo, porque las situaciones que originaron el conflicto y dieron lugar a su muerte, se siguen produciendo, aunque en un contexto relativamente diferente. El mantener la imagen del muerto, con una serie dos anadidos, es decir, de significa­ de resignificaciones segun el contexto hist6rico cambiante, es una respuesta -individual y colectivauna agresi6n permanente construir y, por 10 tanto, la identidad frente al grupo 0 como una a tactica de grupos no-indigenas de la sociedad envolvente. Igualmente, como senala Izko (1992: 51), "Los conflictos siguen constituyento de manera precisa referentes de la identidad etnica. Con la conciencia de la oposici6n, se renueva y afianza tambien, por contraste, la cohesi6n interna del grupo y la propia identidad diferen­ cial ... la violencia permite plantear el problema del "0­ tro", el agresor/agredido que constituye al mismo tiempo una parte del "yo"." Encontramos asimismo (Portelli, ib.28), que la memoria grupal manipula no s6lo los materiales del evento sino su disposici6n en la manera como se narra, 10 cual obedece, creemos, a una funci6n slmb6lica. La rnuerte de Condo representa la experiencia ral de la lucha por las y tuvieron que coyuntu­ tierras en Chirnborazo en un momento dado pasar algunos anos para que constituyendose en slmbolo precisarnente esa figura fuera a partir de su memoriza­ ciOn durante los relatos del evento, de la tradici6n del grupo y de nuevas confrontaciones con los hacendados y representantes del poder estatal local. 61 La tradici6n, en este sentido, nos remite a la tienen sobre juega un papel importante. Esta conceptualizaci6n que los indigenas algunos de sus muertos. Segun de la "potencialidad vital de los muertos" andinos esto, podemos hablar 0 de la posibilidad de que "pueden volver a vivir" (Boysse-Cassagne y Harris 1987: 38). De ahl que el poder de desencadenarlo grupo: parte en durante los muertos sobre los ciertos momentos los conflictos Taussig (1989), afirma que de crisis en de tierra, haci~ndose los muertos permiten la vivos sea posible eco de 1a vida del por ejemplo. una idea Por su de Benjamin, relaci6n con el pasado y 10 lluminan. Peropensamos que al iluminar ese pasado este se aetiva para dar raz6n de ciertos acontecimientos en el presente. De tal manera que, contrariamente a 10 que afirma Vansina (1985), no hay tal cos a como un pasado unico en el cual el cambio no aparece. Seria, entonces, parafraseando la idea de Taussig (1982) sobre las "imAgenes dial~cticas", un movimiento en el cual el pasado puede ser reelaborado, redefinido para dar cabida a las tradieio­ nes inventadas (Hobsbawm 1984). En otras palabras, si as posible inventar la tradiei6n -10 cual eS legitimo dentro del construcci6n invenci6n y negociaci6n no es de la proceso de identidad-, pensamos una falsificaci6n de la historia que tal -tal como 10 pudo haber entendido el mismo Hobsbawm-, sino que precisamente se afinca en un pasado que es susceptible de ser transformado para mostrar su eficacia en los requerimientos del presente. La memoria del pasado es una ereaci6n imagen particular elementos de uno tes de del pasado. Es decir, 0 acuerdo al varios eventos y se testigo y a obtener como respuesta al 10 que 0 representaci6n se seleccionan aquellos dotan de ~nfasis este quiere 0 de los hechos no diferen­ pretende testimonio narrado: admiraci6n, lAsti­ rna, indignaci6n, solidaridad ... Segun Taussig (1989), lidad de una importa, es deeir, la la tempora­ historia como sucesi6n. Lo que realmente interesa es la memoria, la imaginaci6n y el sueno. En tal sentido, es importante ver cOmo el pasado 62 actua en el presente y c6mo configura la historia, entendida esta como el, oposici6n de significados en el tiempo vencedores y vencidos recrean el y en el eual, segun cosmos. Lo importante, entonces, son las huellas del pasado en el presente. Para Bartlett (1937), la memoria dista mucho de ser un proceso pasivo; al contrario, es un proceso esquemas culturales. La memoria no es, constructivo regido par entonces, el resultado de un proceso meeanico que ha ido guardando la informaci6n de manera flel. Bartlett plantea, a partir del analisis de los informes emanados de la expedici6n al Estrecho de Torres, que los cuentos, par ejemplo, son reelaborados en el momento mismo de la narraei6n mediante una nueva racionalizaci6n. Lo esto, es que 5i la memoria es una quien esta narrando, es porque, tipo de que puede verse, segun acci6n selectiva por parte de igualmente, esta intervlniendo un amnesia que pudiera llamarse estructural (distinta de la cotidlana 0 impuesta). Es decir, dentro del conjunto de ocurridos y que dieron origen a un evento en hechos particular, ciertos elementos, y no otros, son recobrados -y recordados- para sltuar­ los en una estructura discursiva diferente que pretende obtener o producir una representaci6n de los hechos igualmente distinta. Tanto los testimonios de los indigenas como las declaraciones de la duena y de la mayoria de los medios de comunicaci6n, hacen a1usi6n a ciertos hechos pero omiten otros. o sea, por parte de cada uno de los grupos enfrentados se esta construyendo el pasado; aqui podemos ver elabora a partir de la activaci6n de una que ese pasado se memoria que se inscribe tanto dentro de un cierto marco interpretativo como de la politi­ ca de representaci6n que cada uno otro. De manera ocurri6 y hechos par consciente se quien habla se e1 mismo de los grupos dirige hacia relatados. imagen de 10 que contexto dentro de los construye una ubica en este Es como el un juego de espejos (Guerrero 1990; Todorov 1987), el narrador de los event os se ve a 63 sl mismo en acuerdo a esos hechos, pero a la vez, fabrica los acontecimientos que relata. A que elabora de sl mismo construye su imagen de partir de la imagen la imagen del otro. Esto legitime si, como afirma Crain (op.cit.220), "no hay orales falsas", sino que "cada narraci6n es narraciones tiene su 'propia narra­ tiva de verdad'". Lo que esta en negociaci6n de juego aqui, pensamos, la identidad. Cada grupo, es una cuesti6n de utilizando tecnologias discursivas que considera apropiadas, construye su identidad y se representa la del otro; pero creemos que si bien se establece la diferencia del otro y otro, se llega, como la propia con respecto al afirma Sanchez-Parga (1992), al no reconocimiento de ese otro, es decir, se niega su derecho a ejercer la diferencia. Este fen6meno se da de manera recurrente sobre todo por parte de vast os sectores de blanco-mestizos hacia los indigenas. Y es que aqul esta implicada, pienso, la que, desde el poder, se ha hecho institucionalizaci6n de ciertos referentes para distinci6n. Lo distinto, establecido como anormal la por el poder ­ que promueve sus politicas de representaci6n con repecto al otro­ , se apoya en cierto tipo de normas sociales -obviamente promovi­ das por tales politicas-, generando practicas discriminatorias que se manifiestan en una sistematica intolerancia hacia el otro (Arditti (1988) y, por 10 tanto, a su no reconocimiento; 10 que, en reconocer otras palabras, significa no su derecho a diferente y a considerar un proyecto hist6rico propio, es alternativo que, seg6n Necker vigoroso impulso para liberarse les como socio-econ6micas, (1986: 231), "les les ser decir, dara un de las opresiones tanto cultura­ ofreci~ndoles al mismo tiempo un modele de organizaci6n autogestionario." Pensamos, sabre la igualmente, que en la manera de recuperar la memoria imagen de Condo esta presente tiempo. Rappaport (1990b: 113) senala: la concepci6n and ina del 64 En quechua, cuando se usan las marcas diacriticas apropia­ das, los terminos de "el pasado" y "frente al observador" son identicas: fiawpa. En otras palabras, en la visi6n andina del pasado, la historia esta "frente al observador", y se mueve "en retroceso" hacia el observador. Esta visi6n e s pa-: cio temporal contrasta con la nuestra, en la que el pasado esta localizado "detras" del observador y en la que el proceso hlst6rico se mueve "hacia adelante" permaneciendo siempre tras nuestro". As 1 las cosas, Lazaro Condo es alguien recordado delante del presente, narrador, de quien 10 porque esta recuerda. Es un modelo de ser hombre que actua como referente para la comunidad. Las "luchas simb61icas" Ahora bien, el simbollzac16n del interacci6n definiria campo dentro del cual dirlgente muerto y politica con respecto por la oposici6n Bourdieu 1992) y llevaria se dan los de la procesos de tierra es el al poder. de la Esa interacci6n se dominante/subordinado (Llobera 1991; al grupo de 105 indigenas a proponer e impulsar aquellos slmbolos que se contraponen a los que provienen del grupo 0 grupos dominantes. La confrontaci6n entre algunos empenados en desfigurar y Condo y unos indigenas memoria del muerto, hacendados diluir el significado de la preocupados por preservar origln6 un proceso de lucha simb61ica que llega hasta nuestros dias En este proceso de lucha funci6n de la memoria de grupo se ve (y sus aliados), enfrentado a 0 1 1 muerte de y difundir la 0 confrontaci6n • de confrontaci6n simb6lica, la la comunidad se activa cada vez actualizar los que el event os ocurridos en septiembre de 1974. Decimos la funci6n de la memoria porque esta, pensamos, se ve implicada en la utilizaci6n de una tactica que hace posible la redefinici6n de los acontecimientos y la partici­ 65 paci6n en ellos del dirigente muerto. Tactica que se inscribe, a su de vez, en situarla una busqueda de tal manera acontecimientos del un slmbolo por actualizar que no s610 la figura encuentre presente, sino que pueda movilizador de importancia en ser entendida como dichos acontecimientos. Es imagen de Condo es utilizada como parte del capital los indlgenas en la pugna frente a los Condo y decir, la simb6lico de hacendados y sus actuales o potenciales aliados. Se podrla decir, en este sentido, que se da una interacci6n simb6lica tanto a nivel de los grupos enfrentados como cada uno de los de dichos grupos. 8i tomamos indigenas can aquellas respecto a declaraciones de los dentro de en cuenta los testimonios la tierra y haeendados, Condo y a Lazaro advertimos, por la forma como son tratados, que esta en juego una lueha simb61ica en la cual interviene, asimismo, la representaci6n que cada grupo ha elaborado de 51 mismo y del grupo contrario. Mientras que para el grupo de 105 hacendados producci6n del la eual debe tierra es obtenerse ante el maximo de aumentando su productividad, para 105 indlgenas pachamama, la madre mediante una tierra que debe ser todo un rendimiento la tierra cuidada y compleja ritualizaci6n (Montoya 1990). es todo; hay, dentro del "marco media de es la respetada Pero eso no interpretativo" de cada uno de los grupos, representaciones del otro que igualmente se enfrentan produeiendo y reproduciendo mientras los hacendad05 objetivado) un una ven en el lucha s1mb6lica indlgena (a51, permanente; singularmente holgazan que no aprovecha al maximo las posibili­ dades del suelo, 105 indlgenas ven al hacendado como dor irrespetuoso de la madre tierra. Igualmente, cada en los momentos de mayor conflicto neo, (sin disensiones) obtener no 5610 despojarlo de ve en el el control de el~2. un depreda­ grupo, que se ve a sl mismo como homoge­ otro al "enemigo" ese bien comun, que intenta sino, inclusive, 66 lEs posib1e pensar que desde un primer momento la duena del predio, los hacendados y las autoridades estatales eran conscien­ tes de 10 que podria ocurrir si en sus dec1araciones se aceptaba la muerte del dirigente? En otras palabras, LAzaro Condo como un declaraciones oficiales debe recurso tactico para evitar que muerto de en las £uera enarbolada como un los indigenas pensar tambien ~omitir la muerte de ser entendido la figura del dirigente simbolo que legitimara la lucha por la tierra? Y si que el grupo de los un contra-simbolo en la figura de esto es asi, lno cabria hacendados quisiera elaborar la duena del predio al presen­ tarla (y presentarse ella misma) como la victima de la acci6n de "los agitadores de los carnpesinos"? (Cfr. Orlove, 1991; Gellner, 1989) . Responder afirmativamente a estas preguntas implica, entonces, aceptar que en la lucha simb61ica, dentro de la cual cada grupa constituye sus propios simbolos a partir de la resignificaci6n de ciertos elementos camunes (la tierra) distintos 0 (indigena muerto/propietaria agredida), se esta posibilitando una construc­ ci6n de identidad idea comOn de que las dinados son siempre veriamos que, para ambos grupos. "minorias" los que se igualmente, 0 Es decir, contraria a la los grupos nativos subor­ resisten a perder los hacendados su identidad, estan constituyendose como un grupo, al menos coyunturalmente, que comparte una identidad. Recordemos, en este sentido, la misma idea de Turner men­ cionada anteriormente cuando nos referiamos al conflicto como drama social contradicciones (vease capitulo III); pese a muchas veces insuperables, geneizan con el fin de enfrentar un enemigo las un disensiones y los grupos se homo­ comOn; homogeneiza­ ci6n que vuelve a entrar en crisis una vez terminada la situaci6n que Ie dio origen. Sin embargo, si darse bien en los moment os de confrontaci6n puede un proceso de construcci6n de identidad en cada uno de los grupos involucrados en el conflicto, estimo que el de los indige­ 67 nas tiene un espectro de duraci6n mucho comparten una tradici6n que mayor ya se expresa en su pensamiento y en la manera como, por medio de ese pensamiento, llegan a simb61icamente su que estos historia y, dentro de estructurar ella, las acciones politicas. Debemos, tambien, tomar en cuenta el concepto categorla de 0 10 residual introducido par Williams (1980: 144), categoria me parece, tiene que ver mucho con la manera como que, se emprenden 0 desarrollan ciertas practicas paliticas como la de las luchas por la tierra y, asimismo, la construcci6n de identidad por los indigenas a diferencia de como se da la parte de coyuntural construc­ ci6n de identidad par parte de los hacendados. Para Williams se ha el elemento de 10 residual producido en dentro del proceso el pasado "todavla cultural" y como un es algo que si bien se halla en actividad "efectivo elemento del presente"13. La tradici6n, en este sentido, seria entonces, segOn Williams "una versi6n del pasado que intenta conectarse con el ratificarlo residual, elemento proceso (Ib.138). En cuanto Williams (Id.146) "se relaciona cultural en que la ubicaci6n considera que con fases se a generaron social gran parte y formaciones presente y de 10 de dicho anteriores del ciertos significados y valores reales. "La eficacia de estas "prActicas culturales residuales"­ afirma Crain (1989: 59)- parece residir en su marginalidad, ya que elIas constituyen 'areas de la experiencia, de la aspiraci6n y logros humanos que son negados por la cultura dominante, desvalorizadas y reprimidas' (Williams) ... En lugar de ser asimilados, ciertos aspectos de la cultura residual pueden tener una relaci6n de oposici6n frente al orden dominante." Segun esto, podemos afirmar entonces que 10 residual actua 68 como una forma de resistencia elementos importantes a la incorporaci6n de la tradici6n y de simb61icos, por parte de la cultura de ciertos la memoria, asi como dominante~4. r,a constituci6n de LAzaro Condo como slmbolo Podemos afirmar, retomando que nuestras preocupaciones iniciales, la figura de LAzaro Condo no actu6 como simbolo en los dias inmediatamente siguientes a su muerte aunque uno de los nios as1 10 refiera. La que se ha dado, y es 10 que intentando mostrar, es que su simbolizaci6n y su hemos estado ubicaci6n como s1mbolo de fuerza e impulso para la movilizaci6n, es rior. Esto debido, nos parece, a que versias entre hacendados condicionado por un e indigenas, testimo­ algo poste­ el contexto de las contro­ en ese conjunto de significados entonces, estaba existentes en la epoca. Lazaro Condo, entonces, con el correr de los anos, fue exalta­ do; es decir, al engrandecida constituirse en virtud de los contextos hist6ricos diferentes-, del momento hist6rico en que se cip6 y su misma muerte, hecho hist6rico en slmbolo su imagen -siempre significados anadidos esta trasciende 10 seglin los coyuntural dieron las luchas en que parti­ para, mediante la memoria -"que es relevante" (Portelli op.cit.29)- poder el llegar a constituirse en alguien que est A vivo y que sigue particlpando en las luchas del presentee "El testimonio de la historia oral -afirma el Popular Memory Group, eitado por Crain (1989: 219)... estA profundamente influeneiado par los discursos y las experieneias presentes. Este es el punta de vista desde e1 eual estan construidas las narraciones orales ... Estas historias estan necesaria­ mente influenciadas par los event05 del presente y par la re-estructuraci6n de 10 que es posible pensar y decir." Recordemos en anteriormente: 1a este momenta alga probable influencia que habiamos considerado que pudo haber tenido e1 69 discurso de la el entonces naciente Teologia de la Liberaci6n sobre martirio de los pobres bajo la los poderosos. fuerza del poder ejercido por Este discurso habla comenzado a de los agentes de pastoral de la Di6cesis de llegar a trav~s Riobamba, comprome­ tida en la concientizaci6n de los indlgenas de la zona. trav~s Tuvieron que pasar algunos afios para que, a significados nuevos promovidos teologla de en los por una mayor la liberaci6n y de la aftos 80, por ejemplo, se 0 influencia de irrupci6n del discurso pudiera establecer interpretativo diverso que favoreciera ci6n de ciertos un proceso de un la ~tnico marco simboliza­ de cambio de simbolizaci6n del dirigente muerto. No es que en los anos siguientes a su muerte la figura de comenzado a ser simbolizada del evento birse en un 0 que, ya la figura de Condo Condo no hubiera inclusive, en esos mismos dlas no hubiera comenzado a inscri­ proceso de simbolizaci6n, sino que, en un contexto posterior, mas favorable, esa simbolizaci6n alcanz6 mayor comple­ jidad y cobertura. Los procesos posteriores a la lucha por la tierra nin a nivel local, provincial (creaci6n de Chimborazo) y Nacionalidades del Movimiento Indigena nacional (conformaci6n de Indigenas del generados por esos y otros en Toctezi­ la Confederaci6n Ecuador), asi como los de discursos procesos, afiadieron nuevos significa­ dos a los simbolos ya existentes. Si comparamos Vallejo en su los testimonios de los libro y los presentados por cuenta que ha habido un hiato en tales habido ocasi6n de indlgenas reseftados por nosotros, nos dames testimonios; es decir, ha reflexionar dichos eventos a la luz de esos nuevos significados que han podido establecer referentes 0 marcos interpretativos distintos. Los testimonios recogidos por nosotros 18 an os despu~s de los acontecimientos ya como el de la regionalizaci6n del discurso Bolivia y Per6. Movimientos como cuentan con elementos ~tnico el katarista promovido desde y su proyecto 70 ut6pico de una "tierra sin males", la imagen de Tupac Amaru y la bandera del Tahuantinsuyo incorporados como simbolos de la conti­ nuidad de 10 andino en nuestro medio han sido, nos parece, facto­ res importantes en cuanto a la tierra y el dirigente La asesinado~~. muerte/exaltaci6n manera, inscribirse la resignificaci6n de s1mbolos como de Lazaro podido, de esta en un proceso de larga duraci6n gracias a la tradici6n y a la memoria as1 como a incorporandose Condo ha a marcos los significados que han ido interpretativos nuevas generados tanto dentro como fuera del pais. 8i en alg6n momento, como veiamos mas arriba, la figura de la duefta del Lote NQ 7 pretendi6 enarbolarse como un simbolo de los atropellos de los indigenas instigados por los "agitadores de los campesinos", hoy, muchos dada anos marginalmente cuando despu~s, se recuerda tal figura s610 es recor­ a aquel que si lleg6 a convertirse en un simbolo importante: Lazaro Condo. Un simbolo agregado misma comuna de que la al de este dirigente Toctezinin. LO tal puede ser el vez, seria mas simbolizaci6n que se produjo en Lazaro por los hechos ocurridos de la exacto decir Condo fue posible alIi? En otras palabras: Toctezinin, a ralz de los sucesos, Lcomenz6 a ser considerada como el ejemplo a seguir en cuanto a por los indigenas los reclamos de tierra se refiere? como la posibilidad Fue vista de emprender acciones busca de obtener 10 que por justicia les correspondia? pensar, tal vez, que como un lugar gracias a de resistencia y la simbolizaci6n de de b6squeda de las circunstancias favorables para LSe puede Toctezinin justicia, Lazaro Condo, al ser asociado a ese espacio constituido encontr6 en simb6licamente, su simbolizaci6n? Bsto puede ser posible ya que muchos otros indigenas que murieron en situaciones han llegado distintas -aunque bajo la represi6n a recordarse entrado a formar parte de por mucho tiempo, la memoria lejana estatal- es decir, no y, mucho menos, no han a 71 constituirse en simbolos, ya que carecian, pensamos, de la misma trayectoria de Lazaro Condo. ~que Ahora bien, durante los dias simbolos fueron utilizados por los indigenas que antecedieron a los hechos en los cuales fue muerto Lazaro Condo? Esto nos parece importante establecer porque hemos venido afirmado que otros factores la confrontaci6n estuvo distintos a los de la Es decir, si para ese entonces sola motivada por necesidad econ6mica. todavia Lazaro Condo no hacia 5U aparici6n y, asimismo, no se daba aun el marco interpretativo que favoreci6 luego la simbolizaci6n fueron aquellos activadores simbolos que para la del dirigente, entonces pudieron movilizaci6n? haberse constituido Recordemos que viene a intervenir en el momento de cuale5 Condo en s610 la toma simb61ica del predio mediante la minga. Uno de esos simbolos es la misma tierra de hablado anteriormente pudo haberse la cual ya hemos (ver capitulo II). otro simbolo, pensamos, constituido a partir de la tenia de si misma cuando, en imagen que la comunidad ocasiones anteriores, habia empren­ dido ciertas acciones exitosas en contra de hacendados y autori­ dades locales. Es decir, la misma comunidad se constituye como un simbolo. La unidad eventos, sino puede haber vivida y durante algunos expresada otros no momentos de significado un referente -tal y enfrentaba. definiendose en relaci6n profundizaci6n te6rica y empirica, historia, fue autorrepresen­ al grupo Aunque estas consideraciones su esos vez discontinuo, perc referente al fin para la manera como el grupo tandose s610 durante con precisan de el cual se una mayor creemos que se puede afirmar, aunque s6lo sea provisionalmente, que asi como un grupo construye culturamente su entorno, es decir, el "paisaje" (Poole 1988b), igualmente se puede dar una construcci6n cultural del grupo sobre si mismo, construcci6n que, en determinados momentos puede llegar a convertirse en un simbolo. 72 Estiimamos que la dentro de simbolizaci6n ocurre procesos hist6rico-culturales de manera perc permanente ciertos s1mbolos encuentran su lugar y se activan en momentos especificos para dar respuesta a realidades 0 situaciones que 10 requieren. Es decir, hay elementos que actuan como s1mbolos en momentos en cuales 105 las condiciones (econ6micas, sociales 0 politicas) asi 10 san. Los sirnbolos forman parte del llamado preci­ "capital simbOlico" (Bourdieu 1980) y son utilizados en aquellos enfrentamientos se suceden dentro de ciertos campos partir de la hay que constituidos precisamente a confrontaci6n (Bourdieu 1990). De esta manera, bien slmbolos que se activan ciertos momentos y otros slmbolos que son redefinidos segun las circunstanclas 10 requie­ ran, hay otros que del evento, se constituyen como tales en el momento mismo durante entonces, que aquellos que Ie la confrontaci6n, posiblemente no siempre- como un s610 en hay algo asl dep6sito de simbolos ser~n m~s por ejemplo. -por 10 Pensamos, menos del cual el grupo extrae beneficiosos para, en esa lucha simb6­ Iiea, enfrentar los simbolos del contrincante. El capital lieo entonces, estarla conformado por van siendo resignificados de acuerdo al las circunstancias simb6­ una serie de simbolos que marco interpretativo y a sobre las cuales operan, pero, asimismo, por simbolos que se constituyen coyunturalmente y que pueden obrar, bien ad hoc, 0 bien no pueden entrar a formar parte 0 del capital simb61ico y ser utilizados posteriormente en otros eventos. "Los slmbolos -afirma Landsman (op.cit.837)- ... tienen eficacia de movilizaci6n en la medida en que manifiestan el marco interpretativo sostenido por actores politicos. El poder de un s1mbolo cualquiera se deriva entonces de su referencia a todo un conjunto de significados, cada uno relacionado con el otro como componentes del marco interpre­ tativo de los actores. Esto permite flexibilidad en respon­ der a las diversas instancias de 10 que serla esencialmente la misma controversia b~sica, en diferentes lugares y tiem­ pos ... el concepto de marco interpretativo ofrece as1 una iluminaci6n de c6mo son usados los simbolos para poner en relaci6n el significado con la acci6n polltica." 73 Landsman propone estudiar 0 analizar el proceso simb61ico en el tiempo, de ahi que estimaramos util explorar aquellos simbolos que llegaron a constituirse como tales en procesos hist6rico­ eu1turales anteriores a1 evento de 1974. Estos slmbolos, segun Landsman, son escogidos y manlpu1ados de manera eonsciente por parte de los participantes (Ib.826), buscando as! e1 apoyo de otros seetores haeia su 1uehai en palabras, se inseribirian dentro simb61ieas"; artieu1adas en comunitaria, que desembocaron en fueron la toma septiembre de 1974. de las denominadas "estrategias torno a 1a los otras tierra y a referentes de del lote NQ 7 en la las 1a identidad aceiones manana del que 26 de