Título: Utilidad del sobreseimiento condicionado en la legislación penal cubana, como medio alternativo en la solución de conflictos. Autor: Lic. Ubelexis Rondón Cantero. INTRODUCCION. La sentencia definitiva constituye generalmente la vía de dar fin al proceso de forma condenatoria o absolutoria del reo, sin embargo puede “concluirse” un proceso sin llegar al juicio o vista pública, cuando se producen el sobreseimiento definitivo o el sobreseimiento provisional. Actualmente se habla de los medios alternativos de terminación del proceso: la justicia restaurativa y la suspensión del proceso a prueba. Estos medios alternativos de solución de controversias se introducen al nuevo sistema de justicia penal, con el fin de lograr la solución de conflictos, mediante mecanismos menos lesivos que con igual efectividad, den respuesta a hechos surgidos de una conducta tipificada como delictiva, y en cuya solución intervienen activamente las partes en conflicto, reduciendo así el poder punitivo del Estado, quedando éste como “ultima ratio”. La norma procesal cubana hace suyos principios y establece procedimientos que favorecen continuar avanzando en la inclusión de los medios modernos para la conclusión de los procesos. Ello favorece que se descargue el sistema judicial, se ofrezca una mayor participación a las víctimas, con una significativa celeridad en la solución del conflicto y se conceda mayor relevancia a la consideración de última ratio del proceso penal. Es por ello que pretendemos un acercamiento a soluciones mediante la restauración o el sobreseimiento condicionado. 1 1. Antecedentes históricos del sobreseimiento. La sentencia definitiva constituye generalmente la vía de dar fin al proceso de forma condenatoria o absolutoria del reo, sin embargo puede “concluirse” un proceso sin llegar al juicio o vista pública, cuando se producen el sobreseimiento definitivo o el sobreseimiento provisional. El sobreseimiento tiene sus antecedentes en la legislación hispánica, es una herencia del Derecho Español. En la Novísima Recopilación que reformaba ordenamiento similar de Felipe II de 1567, reimpresa en 1775, y considerando cédulas, decretos, órdenes, pragmáticas, resoluciones y providencias, al receptar en el Libro XII, Título 32 y siguientes, “De las causas criminales y el modo y el modo de proceder en ellas…”, no incluía en parte alguna la forma de cerrar el procedimiento. Es solo, como consecuencia de la organización política de España, liberada de la denominación Napoleónica, representada por Napoleón Bonaparte declarado rey de España e Indias, por decreto del 6 de junio de 1808 y que firmara la constitución de Bayona, el 7 de julio del mismo año, y con motivo de dictarse la constitución de Cádiz de 1812, cuando comienza a valorarse la necesidad de incluir en los distintos ordenamientos, formas prácticas ya en uso, que concretarán en sus lineamientos generales el instituto del sobreseimiento, seguido por todas las leyes posteriores. Así en la Legislación de las Cortes, con plena vigencia de la carta fundamental citada, se resuelve por las mismas, como autoridad máxima en la materia y ante consulta expresa, que se remita al gobierno por haberse ya aprobado el 12 de marzo de 1814, con dictamen que las causas sobre robo no deben reputarse livianas; que no estando expresamente derogada la práctica de sobreseer las causas livianas. Esto respondía a la pregunta de si el decreto del 12 de marzo de 1812 había dejado sin efecto la costumbre admitida en todos los tribunales de sobreseer 2 las causas livianas, y como surge completando la trascripción anterior, se dispone que continúe en vigencia lo resuelto en 1814, de manera que si bien no estaba legislativamente receptado, como era práctica común, podía dictarse el sobreseimiento en las distintas causas poniendo término a los procesos criminales conforme a la gravedad del delito. Queda en claro entonces que si bien era corriente antes de la constitución mencionada en último término que se resolviese la situación de “causas livianas”. En el apartado cuarto, Art. 51, se disponía que “en cualquier estado que aparezca inocente el procesado, no sólo se ejecutará lo prescrito en el Art., 11, sino que también se sobreseería, desde luego respecto de él, declarando que el procedimiento, no lo depare ningún perjuicio en su reputación. Sobreseerá asimismo el juez si, terminado el sumario, viese que no hay mérito para pasar más adelante, o que el procesado no resulta acreedor sino a alguna pena leve que no pase de represión, arresto o multa, en cuyo caso le aplicará a proveer el sobreseimiento. El auto en que mande a sobreseer, se consultaría siempre a la Audiencia del Territorio, sin perjuicio de la soltura del procesado. Señalemos, que conforme a estos reglamentos, el sobreseimiento se dicta en forma de auto; en segundo lugar, que como fundamento del mismo se valora con amplitud la falta de elementos de cargo en contra del procesado, lo que obliga, al juzgárselo inocente en cualquier momento, a que se sobreseerá a su favor; por último, que se dispone, al cerrar el procedimiento, que se deje constancia de que él no perjudica la reputación de la persona que ha sido sobreseída. En cambio resulta acertada la disposición, aunque el momento u oportunidad no sea uniformemente compartida en las leyes de enjuiciamiento actuales, en el sentido de que al dictarse la resolución debe ponerse en libertad al procesado, ya que ello define una verdadera preocupación legislativa para garantizar la libertad individual, respetada a través de todos los tiempos y codificaciones. 3 Continuando con el examen de los antecedentes del sobreseimiento, recordemos que al dictarse las reformas a la ley provisional del 8 de junio de 1850, y de conformidad a la ley del 19 de marzo de 1848 que expresamente lo autoriza, se establece en el punto 21 del Art. 41 que “en cualquier estado de la causa, en que recibida la declaración indagatoria, aparezca la inocencia del preso o detenido, se decretará de oficio y sin costas su libertad”. Dos años después, por Real decreto del 22 de Diciembre de 1872 se publica la Ley provisional de Enjuiciamiento Criminal a regir desde el 15 de enero de 1873, y en la misma que implanta el sistema mixto en la península, y es punto de partida cierto en relación con las causas o motivos que dan lugar al sobreseimiento, ya se dispone sobre el sobreseimiento libre Art. 555 y sobre el sobreseimiento provisional Art. 559. Posteriormente la ley de Enjuiciamiento Española del 14 de Septiembre de 1882, actualmente vigente en la península, con varias modificaciones y agregados posteriores, que encierran un ordenamiento jurídico integral reimplantando el sistema mixto, y ha sido objeto de importantes y profundos comentarios por juristas españoles, tales como los pertenecientes a Aguilera de Paz y Emilio Reus1, este último en su carácter de director de la revista general de legislación y jurisprudencia y en edición del siglo pasado. Después de regular en modo expreso que contra los autos de sobreseimiento, sólo procederá en su caso el recurso de casación. En cuanto a los motivos por los que procede el sobreseimiento, ya sean libre o provisional, en cuanto al primero, estatuye que corresponderá por tres causales taxativas, que aluden a la falta de indicios racionales de haberse perpetrado el hecho que dio motivo a la causa; a que el hecho no constituye delito, y a que los imputados aparezcan exentos de responsabilidad criminal, ya sea como autores, cómplices o encubridores. 1 Citados por Torres Bas, Raúl Eduardo, Procedimiento Penal Argentino, Editorial Cordova, SRL, Argentina, 1986, Tomo I pág.315.-317. Citado por Aida Carolina Ramirez Vanegas y colectivo de autores en Monografía El Sobreseimiento, 2004. 4 Al respecto se dispone que si el Ministerio Fiscal pide el sobreseimiento y no hay querellante particular, el tribunal puede acordar que se haga saber a los interesados en el ejercicio de la acción penal para que comparezca a defender su acción. Si no la hace en el término fijado, se sobresee. Si existiendo querellante particular, el fiscal opina que procede la apertura del juicio oral, el tribunal podrá no obstante sobreseer si lo estima procedente, pero sólo en el caso de que el hecho no constituya delito. Por las demás razones o motivos que hacen a la procedencia del sobreseimiento deberá abrir el juicio oral. Todo lo consignado, resume los antecedentes fundamentales de la Institución, que conforme a su origen y precisa evolución, adquiere en España, como acertadamente se ha dicho “destacado relieve”. La Institución del sobreseimiento figura receptado en los códigos vigentes de Francia, Italia y Alemania por solo señalar algunos. El código Francés lo incluye como solución al trámite del procedimiento cuando hay inexistencia de rastros del delito o de indicios suficientes de culpabilidad. 2. Denominación y contenido del sobreseimiento. El término sobreseer proviene del latín “super cedere” y significa literalmente “sentarse sobre” lo que en lenguaje forense se traduce como detener el curso de las actuaciones, dejarlas en el estado en que están, archivarlas; significa precisamente cesar la tramitación del proceso, de manera temporal o de modo definitivo. Existen varias posiciones doctrinarias en relación a la institución que analizamos. La primera por casi todas las leyes procesales vigentes y codificaciones antiguas españolas mantenidas aún en la actualidad, la llama simplemente “sobreseimiento”. La segunda valorando un contenido sustancial distinto, como lo hacen los últimos proyectos y códigos de procedimientos en el orden nacional, “sentencia de sobreseimiento”, amparada 5 fundamentalmente en la doctrina italiana de jerarquía, “absolución instructoria”, o “sentencia de no ha lugar a proceder”. La denominación predominante o más aceptada, de acuerdo al origen y contenido de la Institución, es la de sobreseimiento, resuelto por auto, ya se respalda en el pensamiento de indiscutidos especialistas en la materia, y hasta se recepta en códigos vigentes y en proyectos una corriente que basada en que el sobreseimiento “es una decisión sobre el fondo del asunto” y aludiendo en consecuencia a la forma en que debe dictarse, le llama “sentencia de sobreseimiento”. Para Alcalá Zamora y Levene2, es la resolución judicial en forma de auto que produce la suspensión indefinida del procedimiento penal, o pone fin al proceso, impidiendo en ambos casos, mientras subsista la apertura del plenario o que en él se pronuncie sentencia. Para Gómez Orbaneja y Herce Quemada3, el sobreseimiento es la declaración de voluntad que pone fin al proceso, por falta de los presupuestos necesarios para decretar la apertura del juicio oral, impidiendo pasar la fase sumarial a la del juicio oral. Fenech, lo define como el acto procesal consistente en la declaración de voluntad del órgano jurisdiccional, representado por el tribunal competente, en virtud del cual se da por terminado el proceso. Clariá Olmedo ha dicho que “sustancialmente sólo puede ser sentencia el sobreseimiento con valor de cosa juzgada sustancial, fundada en las causales referidas al fondo de la cuestión penal, inexistencia de delito o de responsabilidad penal”. 3. Tipos de sobreseimientos. Su naturaleza El sobreseimiento es la resolución emanada del órgano competente mediante la cual se pone fin al proceso, provisional o definitivamente, sin actuar el “ius puniendi” estatal según criterio de Gimeno Sendra. Constituye la alternativa a la apertura del juicio oral, pues como se ha destacado es un acto que pone fin 2 Citado por Aida Carolina Ramírez Vanegas y colectivo de autores. 3 Citado por Aida Carolina Ramirez Vanegas y colectivo de autores. 6 al proceso, guardando gran semejanza, en cuanto a los efectos que produce con la sentencia absolutoria. Supone siempre la suspensión del proceso. Los sobreseimientos provisionales. históricamente reconocidos son definitivos o El tipo de sobreseimiento predominante, por su inclusión en la mayoría de las leyes de enjuiciamiento, es el llamado definitivo, o sea aquel a quien aluden los efectos concluyentes en relación a la acción penal y a la acción civil, pero las codificaciones con influencia inquisitiva receptan además el sobreseimiento provisional, severamente criticado y hasta tachado de inconstitucional, que en palabras legales define el caso de que el juicio quede abierto hasta la aparición de nuevos datos o comprobantes, salvo el caso de la prescripción. El sobreseimiento definitivo o libre es declarando por el juez o tribunal correspondiente que no cabe bajo ningún concepto considerar como autores del delito perpetrado a las personas que en tal concepto aparecen en el sumario; que el hecho perseguido no constituye delito o que no resulta demostrada o evidente la existencia del hecho mismo. El fundamento del sobreseimiento definitivo descansa en la falta de acusación. Para abrir el juicio oral y someter a enjuiciamiento a una persona, hace falta que alguien ajeno al tribunal, el Ministerio fiscal o el querellante, ejercite la acción penal. Si el Ministerio fiscal o el querellante desisten de acusar, falta el objeto del proceso que es, precisamente, decidir sobre el contenido de la acusación. Ante ello es obligado a concluir el proceso y esto se consigue mediante el sobreseimiento. No obstante en las legislaciones actuales, el sobreseimiento no es la única forma de finalizar anticipadamente un proceso penal, existen otras resoluciones que también conllevan la finalización anticipada del mismo como, la aplicación de un criterio de oportunidad, la conciliación y la suspensión condicional del procedimiento, lo que constituye eje central del análisis que nos ocupa en esta ponencia. 7 Los dos caracteres que cabe extraer del concepto de sobreseimiento son: un acto procesal y una decisión de fondo. El acto procesal que se concreta es una decisión judicial; esta decisión, en cuanto que pone fin al proceso, al impedir el ejercicio de la acción penal, debe ser objeto de una fundamentación minuciosa, es decir, en ella deben quedar expresados los motivos que permiten considerar que se dan los presupuestos que impiden la apertura del juicio oral. La decisión de fondo que permite equipararlo a la sentencia absolutoria en cuanto es capaz de producir los efectos de la cosa juzgada, impidiendo una nueva persecución por el mismo hecho (“nen bis idem”). El valor de este pronunciamiento es, por tanto el cierre del proceso de manera definitiva e irrevocable, que permite invocar la excepción de cosa juzgada en los casos de sobreseimiento definitivo. Es común en la doctrina considerar el sobreseimiento como un acto conclusivo que se dicta en el curso de la llamada fase intermedia. Esta apreciación se corresponde con la consideración de la instrucción como una etapa procesal preparatoria, cuya función no es tanto preparar el juicio oral, haciendo posible el correcto ejercicio de la acción penal, como servir de filtro, evitando la realización de juicios inútiles e innecesarios. Desde esta perspectiva funcional es clara la consideración del sobreseimiento como un acto conclusivo equivalente en sus efectos a la cosa juzgada. Las partes están facultadas para proponer al juez que se pronuncie por el sobreseimiento como alternativa del juicio oral. En tal caso el imputado quedara totalmente desvinculado del proceso, o en su caso quedara a la posibilidad de su reapertura durante un plazo determinado, transcurrido el cual, si esta no se produce, tendrá lugar la clausura definitiva del proceso, esto por la razón de que el sobreseimiento puede ser definitivo. La naturaleza del sobreseimiento se debe distinguir de la instrucción como una etapa procesal preparatoria, que desempeña una función de filtro procesal, ya 8 sea en forma positiva o negativa, donde se decidirá la suerte de la acción penal que ha sido ejercida de antemano, positivamente, en tanto que la instrucción adquiere esa función. La función positiva de la instrucción vista en el sentido de fundar la acusación y la defensa conforme al resultado de la misma en su carácter preparatorio del juicio o la vista pública y negativa, en cuanto a que la instrucción evita la realización de juicios o vistas públicas estériles o inútiles, pues el filtro instructivo ha sido diseñado de tal forma que su preparación para el evento central descanse sobre la base de una buena investigación penal, con recolección de pruebas y que la susceptibilidad de que la tesis acusatoria sea comprobada en el juicio. 4. Medios alternativos modernos en la conclusión de los procesos. Actualmente se habla de los medios alternativos de terminación del proceso: 1) Justicia Restaurativa. 2) Suspensión del proceso a prueba. Estos medios alternativos de solución de controversias se introducen al nuevo sistema de justicia penal con el fin de lograr la solución de conflictos, mediante mecanismos menos lesivos, que con igual efectividad den respuesta a hechos surgidos de una conducta tipificada como delictiva, y en cuya solución intervienen activamente las partes en conflicto, reduciendo así el poder punitivo del Estado, quedando éste como “ultima ratio”. Su finalidad medular consiste en: Resolver los conflictos; Descongestionar el sistema, Reducir gastos de operación y Optimizar la calidad en el servicio en los ámbitos de administración y procuración de justicia. La Justicia restaurativa son mecanismos de justicia consistentes en un procedimiento no jurisdiccional al cual pueden recurrir las partes en búsqueda de una solución acordada para poner fin a la controversia, mediante la 9 utilización de técnicas o instrumentos específicos aplicados por especialistas. Se rige por los principios de voluntariedad de las partes, confidencialidad, flexibilidad, neutralidad, imparcialidad, equidad, legalidad y honestidad. Para proceder en estos casos se prevé se trate de delitos culposos, que el delito admita perdón de la víctima, en delitos patrimoniales sin violencia y en los casos que admitan sustitución de sanciones o suspensión condicional de la pena. Resulta imprescindible además que las partes lleguen a un acuerdo, el cual deberá contener las obligaciones que se contraen, en las que necesariamente debe estar comprendida la reparación del daño. El incumplimiento de las obligaciones impuestas, en el plazo acordado, faculta a víctimas u ofendidos a presentar la denuncia o querella, continuar con la investigación o el proceso, dependiendo de la etapa en que fue aprobado. Otros efectos de este procedimiento es que se suspende el proceso y la prescripción de la acción penal, ello sin perjuicio de que se practiquen actuaciones urgentes o inaplazables, que no impliquen acto de molestia relevante al imputado; el cumplimiento de lo acordado extingue la acción penal que será decretado por quien haya aprobado el convenio, y el cual conlleva al sobreseimiento de la causa, con efectos de sentencia absolutoria. El convenio aprobado, a través de los mecanismos alternativos de solución de controversias, tiene efectos vinculantes, por lo que su cumplimiento por parte del imputado, en los términos pactados, excluye el ejercicio de la acción para la reparación del daño derivado del delito. A criterio de entendidos en el tema en los últimos años se aprecia un fenómeno esquizofrénico que acepta la expansión constante del Derecho Penal y al mismo tiempo pretende una mayor celeridad y eficacia, sin que se resientan los principios y garantías fundamentales del sistema jurídico-penal. Se ofrecen soluciones de consenso dentro de las que está la reparación considerada como una obligación o condición que una vez cumplida por el imputado sirve para decretar el sobreseimiento y extinguir la punibilidad. Como requisito para que la reparación tenga la naturaleza de condición, obligación o instrucción que permita la discrecionalidad del fiscal o el 10 sobreseimiento condicionado de la causa, es básico que la gravedad de la culpabilidad y el interés general no se opongan. Las posiciones se erigen sobre los criterios de merecimiento y necesidad de la pena. La generalidad de los casos prefiere la regulación de tales prerrogativas en manos de los órganos jurisdiccionales, quienes asumen el control de los sobreseimientos. Ello asegura también, en cierta medida una adecuada protección de las garantías de los procesados y la determinación de la responsabilidad del encauzado, no permitiéndose que esta sea asumida por el sujeto ante los temores de enfrentar un proceso en su contra. Excepcionalmente se permite al Fiscal prescindir de la conformidad del juez o incluso del imputado en aquellos casos donde el delito cometido es menor y de igual manera lo es la pena prevista, unido a que sean escasas las consecuencias. Estos supuestos no obstante han sido duramente criticados en la doctrina. Plantea Pablo Galain Palermo4 que un concepto normativo-penal de reparación se relaciona con la búsqueda de la paz jurídica por medio de la asunción voluntaria de la responsabilidad y del consenso. Al considerar la reparación a partir de la norma penal, ésta debe de ser entendida como una meta racional y verificable del Derecho Penal, debiendo ponderarse que su inclusión como medio de intervención penal en el conflicto no resienta los fines de la pena y que se admita la posibilidad de que las partes involucradas puedan tener mayor participación al momento de la solución del conflicto. Agrega el profesor europeo que de esta forma la reparación a través del consenso permite no sólo la consecución de la paz jurídica sino también de la paz social. Esta circunstancia puede luego ser interpretada por la doctrina como un derecho de la víctima a la obtención de una solución integral del conflicto o como un derecho del supuesto autor a realizar un comportamiento positivo posterior que le reporte algún beneficio material o procesal. 4 Doctor Europeo en Derecho por la Universidad de Salamanca, España. Colaborador científico del Instituto Max-Planck para el Derecho Penal Extranjero e Internacional de Freiburg i.B., Alemania. 11 5. El sobreseimiento en la legislación cubana. La ley de trámites penales cubana5 prescribe el sobreseimiento de manera total, cuando se refiere a todos los acusados o a todos los hechos punibles investigados en un mismo proceso, o parcial, cuando se refiere solo a algún acusado o a varios de ellos o a uno o varios de los hechos imputados, pero el proceso continúa respecto a otro u otros hechos o acusados, procediéndose al archivo de la documentación del proceso sólo cuando se dispone el sobreseimiento total. El sobreseimiento es provisional y por tanto tiene carácter temporal, cuando por alguna razón no puede continuarse el proceso, pero tampoco es posible llevarlo a una solución definitiva. El artículo 266 de la LPP plantea de manera taxativa: “Procede el sobreseimiento provisional cuando: “1) No resulte suficientemente justificada la perpetración del delito que haya dado motivo a la formación del expediente; “2) resulte haberse cometido un delito y no haya motivos suficientes para acusar a determinada o determinadas personas como autores o cómplices.” Se trata de que no se pudo establecer con exactitud si el hecho que dio origen al expediente ocurrió o no, o de haber ocurrido, si es o no constitutivo de delito, sin que tampoco se haya podido comprobar que no existió el hecho o que no es un delito y en el segundo caso, que no se obtuvieron elementos suficientes para demostrar que determinada persona participó en un hecho que sí es constitutivo de delito. El sobreseimiento provisional tiene carácter temporal y permite que se reabra el proceso en cualquier momento si surgen nuevos elementos o si por otras razones hay mérito suficiente para ello o se identifican los presuntos autores, reservándose al fiscal exclusivamente el ejercicio de la acción penal en los casos que fueron sobreseídos provisionalmente, por ser el Fiscal el único facultado para disponerlo. 5 Ley No.5 Ley de Procedimiento Penal, vigente. 12 El sobreseimiento libre pone fin de manera definitiva al proceso que impide toda actuación posterior sobre los mismos hechos, atribuyéndosele por la Ley los mismos efectos que una sentencia absolutoria. Solamente es posible impedir tales efectos mediante la promoción de un procedimiento de revisión antes de que transcurran dos años de haberse dictado la resolución correspondiente. Por lo ya expuesto la decisión del sobreseimiento libre, total o parcial, está legalmente atribuida al tribunal, es decir, el fiscal debe plantear la solicitud al órgano jurisdiccional y la decisión a instancias del órgano acusador solo se adopta previo examen del órgano juzgador, que puede rechazar tal petición. Inconforme la sala de justicia con lo solicitado por el Fiscal, estimándolo injustificado, mediante auto fundado devuelve el expediente para que el fiscal reconsidere su petición. En este trámite, el representante del Ministerio Público puede decidir formular conclusiones provisionales acusatorias, o insistirlo, pero de continuar inconforme el órgano jurisdiccional, ofrecerá directamente el procedimiento al perjudicado para que en un plazo no superior a diez días hábiles ejercite la acción penal, si lo entiende procedente, mediante la acusación. El acusador particular ejercitará la acción en los mismos términos y condiciones que se establecen para el fiscal y éste por su parte evacuará sus conclusiones como parte procesal, con la particularidad de que podrá adherirse en el juicio a las conclusiones definitivas del acusador o de la defensa. De transcurrir el término señalado al perjudicado para que ejercite la acción penal sin comparecer para ello los interesados, el tribunal deberá sobreseer la Causa en los términos interesados por el fiscal, cumpliéndose el principio de actor necesario para el juicio. En cuanto a la solicitud de extinción de la responsabilidad penal, si el Tribunal está de acuerdo con ella, dispone el archivo de las actuaciones. El artículo 273 reserva el ejercicio de la acción penal respecto a los delitos perseguibles de oficio al fiscal y, por excepción al acusador particular en el caso previsto en el artículo 268 de la propia Ley. En el artículo 274 se aclara 13 que la acción penal por delitos privados se ejercita “exclusivamente mediante querella del perjudicado”. Momentos para proceder al archivo de las actuaciones se reconocen por los legisladores patrios en el Libro Segundo de la norma rutinaria “De la Fase Preparatoria del Juicio Oral”, en el primer capítulo de similar título el artículo 106 al establecer los presupuestos para el inicio del expediente de fase preparatoria al ofrecer la alternativa de no hacerlo y proceder al archivo. Se concede la facultad inicial al instructor en los términos siguientes: “No obstante lo dispuesto en los párrafos anteriores, el Instructor no iniciará expediente de fase preparatoria y dispondrá el archivo de las actuaciones cuando de lo actuado resulte evidente la concurrencia de algunas de las causales previstas en el apartado 2) artículo 265 y en los apartados 3), 4) 5) y 6) del artículo 290. La resolución de archivo definitivo y las actuaciones se remitirán de inmediato al Fiscal, quien podrá ratificarla o revocarla dentro de las setenta y dos horas contadas a partir de su recibo.” “Si la resolución del Instructor es revocada por el Fiscal, se iniciará de inmediato el correspondiente expediente de fase preparatoria; si es ratificada, se procederá por el Instructor a notificarla al acusado, al denunciante, a la víctima o a su representante, comunicándole, al mismo tiempo, su derecho a recurrirla en queja.” Evidentemente en este caso la norma amplía las posibilidades en primer lugar de la solución procesal mediante el sobreseimiento en función de la necesidad de lograr objetividad de las investigaciones; en segundo término al colocarla en la posibilidad de otro sujeto, en este caso el instructor, con independencia de establecer un lógico control de ello por parte del fiscal. De igual manera el artículo 121 ratifica la facultad del instructor para proceder al archivo de las denuncias, exigiendo sea ello ratificado por el fiscal y se indica la notificación a denunciante. Obviamente se ofrece la posibilidad no solo de conocimiento si no la de mostrar su inconformidad con la decisión independientemente de no dejarse taxativamente expreso. Por su parte el artículo 362 de la norma de la Ley Procesal Penal indica: “No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, los Jefes de la Unidades de la 14 Policía Nacional Revolucionaria podrán disponer el archivo actuaciones cuando resulte evidente que los hechos no son constitutivos de delito.” En este propio sentido la Instrucción 7/99 del Fiscal General de la República6, al reforzar la actuación de los representantes del Ministerio Público en el control de los archivos por las autoridades referidas, enfatiza el postulado del artículo 8 apartado 2 en la norma sustantiva penal. En relación con el control a la aplicación del citado precepto del Código Penal que plantea: “2. No se considera delito la acción u omisión que, aun reuniendo los elementos que lo constituyen, carece de peligrosidad social por la escasa entidad de sus consecuencias y las condiciones personales de su autor.” Obliga la norma interna señalada, a comprobar que durante las investigaciones realizadas se haya comprobado fehacientemente cómo se produjo el hecho y sus resultados concretos, que éste no haya producido alarma o repudio en la ciudadanía y que sus consecuencias sean de escasa entidad. Deberá también asegurarse el fiscal, de que el autor carezca de antecedentes penales o policiacos, o que aun teniéndolos éstos no hayan revelado peligrosidad social y se trate de una persona cumplidora de sus deberes para con la familia y la sociedad. Se ofrecen postulados precisos como base para las valoraciones procedentes, que permitan determinar tanto la necesidad de la pena, como el merecimiento de la misma. Valoración aparte merece el apartado 3 de la norma de calificación de las conductas entendidas como delito, modificado por el Decreto Ley 310 de fecha 29 de mayo de 20137: “3. En aquellos delitos en los que el límite máximo de la sanción aplicable no exceda de tres años de privación de libertad o multa de hasta mil cuotas o ambas, la autoridad actuante está facultada para, en lugar de remitir el 6 Instrucción No. 7de fecha 11 de junio de 1999 del Fiscal General de la República. Normas Generales para el Trabajo de Control de los Procesos Penales. 7 Introduce modificaciones al Código Penal cubano en cuanto al marco sancionador para la aplicación del artículo 8.3, relativo a las multas administrativas admitiendo su utilización para delitos con sanciones hasta de tres años de privación de libertad, anteriormente hasta un año de privación de libertad. 15 conocimiento del hecho al Tribunal, imponer al infractor una multa administrativa, siempre que en la comisión del hecho se evidencie escasa peligrosidad social, tanto por las condiciones personales del autor como las características y consecuencias del delito. Para la aplicación de esta prerrogativa a los delitos sancionables de uno a tres años de privación de libertad, se requiere la aprobación del Fiscal.” Frente al primer precepto analizado se establece la obligación de verificar los posibles daños materiales perjuicios patrimoniales a los efectos de garantizar el resarcimiento o la restitución o al menos el acuerdo entre el acusado y el perjudicado para el resarcimiento posterior. De resultar afectada una persona jurídica ha de verificarse la aplicación de lo relativo a la responsabilidad material, cuestiones trascendentales en función del tema que más adelante pretendemos abordar. En el caso de la aplicación de la multa administrativa procede además fijar los términos en los que se exige la responsabilidad civil, y en caso de su incumplimiento se erige como causal para que se decida dar cuenta al Tribunal competente. El análisis sistemático de la norma encamina su interpretación en aras de la posibilidad de buscar alternativas partiendo de decisiones que garanticen la satisfacción de la víctima. La norma cubana a partir de la sociedad que determina y protege merece un perfeccionamiento, por estimarlo posible y de alguna manera existente, de la figura del sobreseimiento condicionado, con la suspensión el proceso a partir de prever y garantizar la figura de la reparación a la cual se propone un acercamiento. 6. Fundamentación de la propuesta. La importancia de la institución del sobreseimiento condicionado o la reparación radica en que permite una rápida posibilidad de acceder a la reparación del daño ocasionado. Se solucionan problemas de la pequeña criminalidad, aquella en la que acciones reparadoras del daño social causado, junto a la escasa culpabilidad del autor, permiten evitar el proceso o suspenderlo provisionalmente. Estos casos son los que generalmente el juez resuelve con una pena de multa. 16 Otorgar la facultad al fiscal de no interponer la acción pública en ejercicio del principio de oportunidad o al juez de suspender provisionalmente el proceso a la espera del cumplimiento de las obligaciones, condiciones o instrucciones no significa otra cosa que reconocer la posibilidad de que a través de estas acciones reparadoras se pueda prescindir de la pena. Desde un punto de vista fáctico, tras el acto de reparación, el autor es eximido de una acusación formal, de un debido proceso y de un antecedente penal. La discrecionalidad fiscal o el archivo de la causa penal, en ambos casos, como si el delito no se hubiera cometido. Esta figura con independencia de las críticas de la doctrina beneficia la celeridad de la administración de justicia y de las arcas estatales, pues, por medio de la reparación efectivamente cumplida se habrá compensado el injusto. El cumplimiento de esa condición, obligación o instrucción habrá cumplido con los fines de la pena en casos de escasa culpabilidad y que no requieran de un castigo por motivos de prevención general, pues de otra forma no se entiende cómo podría verse un presunto autor liberado de una pena o medida de seguridad tras la realización de un «mandato» fiscal o judicial consentido por el indagado y de manera consensuada con la víctima. En la norma cubana la formulación sería, en primer lugar, extender lo ya comprendido en los apartados segundo y tercero del artículo 8 de la norma sustantiva, lo que pudiera utilizarse de manera más flexible en procesos donde el bien jurídico a proteger recae sobre los derechos individuales de los sujetos, una vez obtenida la conformidad de la víctima tanto con ello como con las obligaciones que en su beneficio pudiera interesar, siempre y cuando no conlleven exigencias desalentadoras para el autor. Otro supuesto con valía sería comprender, dentro de las circunstancias a valorar, aquellos hechos cometidos de manera imprudente en los que se estimara innecesaria e inmerecida la pena. Tal es el caso de los actos delictivos cometidos en ocasión de conducir vehículos por las vías públicas en los que el resultado atenta contra la propia estabilidad emocional del autor por sus consecuencias. En cuanto a la forma de proceder sería dable, a partir de la sistemática de la norma cubana, mantener la decisión de acuerdo a los actuales ritos, permitiendo su aplicación controlada o autorizada por el fiscal en las denuncias de delitos menores y proceder a realizar la solicitud a los órganos 17 jurisdiccionales cuando la decisión derivó la apertura de una fase preparatoria, así como en los casos que se estima innecesaria e inmerecida la pena, a los que ya se hizo referencia. Sin lugar a dudas la norma procesal cubana hace suyos principios y establece procedimientos que favorecen continuar avanzando en la inclusión de los medios modernos para la conclusión de los procesos. Ello favorece además que se descargue el sistema judicial, se ofrezca una mayor participación a las víctimas, con una significativa celeridad en la solución del conflicto y se conceda mayor relevancia a la consideración de última ratio del proceso penal. 18 CONCLUSIONES • El sobreseimiento tiene sus antecedentes en la legislación hispánica, es una herencia del Derecho Español. El término se traduce como detener el curso de las actuaciones, dejarlas en el estado en que están, archivarlas; significa precisamente cesar la tramitación del proceso, de manera temporal o de modo definitivo. • En las legislaciones actuales, el sobreseimiento no es la única forma de finalizar anticipadamente un proceso penal, existen otras resoluciones que también conllevan la finalización anticipada del mismo como la aplicación de un criterio de oportunidad, la conciliación y la suspensión condicional del procedimiento. • La Justicia restaurativa son mecanismos de justicia consistentes en un procedimiento no jurisdiccional al cual pueden recurrir las partes en búsqueda de una solución acordada para poner fin a la controversia, mediante la utilización de técnicas o instrumentos específicos aplicados por especialistas. • La Ley de Procedimiento Penal cubana prescribe el sobreseimiento de manera total, cuando se refiere a todos los acusados o a todos los hechos punibles investigados en un mismo proceso, o parcial, cuando se refiere solo a algún acusado o a varios de ellos o a uno o varios de los hechos imputados. • La norma procesal cubana hace suyos principios y establece procedimientos que favorecen continuar avanzando en la inclusión de los medios modernos para la conclusión de los procesos, entendiéndose en ellos la justicia restaurativa o el sobreseimiento condicionado. 19 RECOMENDACIONES • Incluir en la norma procesal cubana la figura de la reparación en procesos donde el bien jurídico a proteger recae sobre los derechos individuales de los sujetos, una vez obtenida la conformidad de la víctima. • Establecer en el Derecho Penal cubano regulaciones para la aplicación del sobreseimiento condicionado en aquellos hechos cometidos de manera imprudente o en los que se estime innecesaria e inmerecida la pena, a partir del grado de participación, la determinación de culpabilidad y las consecuencias del acto. 20 Bibliografía. Derecho de las víctimas de los delitos (Propuesta) http://europa.eu/legislation_summaries/justice_freedom_security/judicial_coo peration_in_criminal_matters/jl0054_es.htm Galain Palermo. Suspensión del proceso y tercera vía: avances y retrocesos del sistema penal. Tomado de:http://www.scribd.com/doc/46972990/MommsenTheodorDerecho-Penal-Romano-Homicidio, 8 de enero del 2012. Instrucción No. 7de fecha 11 de junio de 1999 del Fiscal General de la República. Normas Generales para el Trabajo de Control de los Procesos Penales. Fiscalía General de la República, Julio de 1999.—p 9- 16. Ley No. 5, Ley de Procedimiento Penal cubana, 1977. Ley No. 62, Código Penal cubano, vigente, 1987. Ramírez Vanegas, Aida Carolina; Montejo Salazar Michelle Desirée; Cedillos Alvarenga, Madelyn Anneth. Monografía El sobreseimiento. Universidad Francisco Gavidia. Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales. Escuela de Ciencias Jurídicas. Agosto 2004. 21