Tema 1 La ilustración francesa Literatura Universal 2015/16 TEXTOS REPRESENTATIVOS (novela) Cándido dijo al turco: –Vos debéis poseer un terreno vasto y magnífico. –Sólo poseo unas ocho hectáreas –contestó el turco–; yo y mis hijos las cultivamos y de esta manera el trabajo aleja de nosotros los tres grandes males existentes en el mundo: el aburrimiento, el vicio y la necesidad. Cándido, de regreso a su finca, pensó con intensidad en aquellas palabras del turco y les dijo a Pangloss y a Martín: –Me parece que este buen hombre se ha labrado un destino bastante mejor que el de los seis reyes con los que tuvimos el honor de cenar. –Los honores –dijo Pangloss– están llenos de peligros, según todos los filósofos. –Lo que sé –dijo Cándido– es que debemos cultivar nuestra huerta. –Tenéis razón –dijo Pangloss–; porque el hombre fue puesto en el jardín del Edén para que lo cultivara; y eso prueba que el hombre no ha nacido para vivir ocioso. –Trabajemos y no pensemos –dijo Martín–; así la vida será soportable. –Todo tiene relación en el mejor de los mundos posibles: porque si no os hubiesen expulsado del castillo por amor a la señorita Cunegunda, si no hubieseis sido entregado a la Inquisición, si no hubieseis atravesado América andando, si no hubieseis dado una gran estocada al barón y si no hubieseis perdido todos vuestros carneros de aquella buena tierra Grabado de una edición de la época. de Eldorado, no estaríais comiendo ahora mermelada de cidra y pistachos. –Muy bien dicho –contestó Cándido–, pero lo importante es cultivar nuestra huerta. VOLTAIRE, Cándido Portada de la primera edición de Robinson Crusoe. 1719. Allí, en la isla, me liberé de toda la maldad de la tierra. No tenía la codicia de la carne, ni me sentía esclavo de los deseos, ni de la vanidad. Nada podía codiciar, porque poseía todo lo que me podía satisfacer. Era el señor de toda la finca y, si era de mi gusto, podía denominarme a mí mismo rey o emperador de todo el país que disfrutaba para mí solo. No tenía rivales ni competidores, ninguno que me disputara la soberanía o el mando. Podía haber cosechado cereales en fabulosas cantidades, pero no habría sabido qué hacer con ellos; por esta razón, sólo cultivaba lo necesario para mi consumo. Tenía tantas tortugas como podía desear, pero una de tanto en cuánto me era suficiente. Poseía la madera suficiente para construir una flota completa de barcos. Cosechaba suficientes uvas para hacer vino o convertirlos en racimos de pasas; tantas que me serían suficientes para llenar aquella flota de barcos una vez estuvieran construidos. DANIEL DEFOE, Robinson Crusoe.