Miguel Villoro Toranzo: el jesuita tras la lente del jurista. Un apunte

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From the SelectedWorks of Carlos Alberto Flores Hernández
Fall November 24, 2011
Miguel Villoro Toranzo: el jesuita tras la lente del
jurista. Un apunte sobre "Teoría General del
Derecho. Lo que es. Su método"
Carlos Alberto Flores Hernández
Available at: http://works.bepress.com/carlos_floreshernandez/1/
Miguel Villoro Toranzo: el jesuita tras la lente del jurista.
Un apunte sobre Teoría General del Derecho. Lo que es. Su
método
CARLOS ALBERTO FLORES HERNÁNDEZ
I).- Plan de exposición.
Mi pretensión es simple: presentar una breve exposición crítica del libro
Teoría General del Derecho. Lo que es. Su método publicado originalmente en
1989 por el Dr. Miguel Villoro Toranzo en la casa editorial Porrúa. No obstante, he
considerado detenerme un poco en la figura de este destacado jurista mexicano
cuya impronta es inmarcesible.
II).- Nota biográfica sobre el R.P. Miguel Villoro Toranzo, S.J.
Para quienes hemos sido formados en las escuelas públicas mexicanas, no
deja de llamar la atención la influencia que ha ejercido, en todos los niveles, la
Compañía de Jesús. Histórica orden religiosa, ligada a la fundación misma de este
país, cuyos mejores hombres han demostrado estar –tal vez más de lo que
suponemos–, ligados a las raíces de nuestra mexicanidad. La figura de Miguel Villoro
Toranzo y su influencia en el terreno de la Filosofía del Derecho, es una grata
sorpresa que habla elocuentemente de que en nuestra joven democracia pueden
coexistir varios niveles de pensamiento. Lo cual permite, qué duda cabe, el
enriquecimiento del panorama general para quienes estudiamos en las aulas de la
Máxima Casa de Estudios: democrática, plural, abierta al cambio y dedicada a la
resolución de los principales problemas de la sociedad mexicana a la cual debe servir.
Desde la fundación de la Compañía de Jesús1 en 1534 por San Ignacio de
Loyola, la vocación que la ha inspirado es el desarrollo de sus misiones alrededor del
mundo, así como la enseñanza y el cultivo de la ciencia en las más diversas
disciplinas. Es innegable que destacados jesuitas han sido también hombres de
ciencia quienes han hecho descubrimientos que influyeron en la evolución del género
humano.
Siguiendo a sus biógrafos, cabe decir que Miguel Villoro Toranzo nació en
Barcelona en 1921 y obtuvo la nacionalidad mexicana por naturalización. Obtuvo el
título de abogado en la Escuela Libre de Derecho y, con posterioridad, ingresó a la
Compañía de Jesús de la cual fue sacerdote. Más tarde obtuvo la maestría en filosofía
en el Centro Cultural Universitario –antecedente de la actual Universidad
Iberoamericana (UIA)–
y el doctorado en Derecho en la Universidad Nacional
Autónoma de México2. El R.P. Ernesto Meneses, S.J., lo califica como un hombre
generoso, cordial, sencillo y servicial, apegado a las causas de los más pobres y como
una de las columnas más importantes en la constitución del programa inicial de la
licenciatura en Derecho de la Universidad Iberoamericana (UIA). Villoro Toranzo
ejerció la docencia por muchos años en la Facultad de Derecho de la UNAM, la
Escuela Libre de Derecho y la propia UIA. Falleció el 28 de septiembre de 1990.
1
Para una mayor comprensión resulta apropiado consultar la síntesis histórica que ofrece Wikipedia
sobre
la
Compañía
de
Jesús,
visible
en
el
siguiente
vínculo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Compa%C3%B1%C3%ADa_de_Jes%C3%BAs También no menos
recomendable sobre este tema es la obra de Jean LaCouture Los jesuitas. Una multibiografía. En la
casa editorial Paidós Ibérica existe edición en español de este libro escrito –en un par de tomos– por
el periodista de Le Monde.
2
Véase Ernesto Meneses, S.J. Miguel Villoro Toranzo (1920 – 1990).Un servidor de la verdad en
“Jurídica. Anuario del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana. México: UIA,
1990 – 1991. Número 20. Puede consultarse en línea en el vínculo:
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/jurid/cont/20/pr/pr2.pdf
La figura de este ilustre jurista debe ser contextualizada dentro del elenco de
filósofos del Derecho que ha heredado a México un caudal abundante de
conocimiento. Para Francisco González Díaz Lombardo3, las escuelas de
pensamiento jurídico han tenido el más diverso talante en nuestro país. González
Díaz ubica dentro de la Facultad de Derecho de la UNAM a las corrientes aristotélico
– tomista (iusnaturalista), axiológica, neokantiana y kelseniana. A Miguel Villoro
Toranzo le corresponde la primera de las citadas al lado de los doctores Gabriel
García Rojas, Luis Recaséns Siches, Rafael Preciado Hernández, Daniel Kuri Breña,
José Luis Curiel Benfield y Agustín Basave Fernández del Valle. Es pues un
iusnaturalista de sepa.
Es así como, ubicado nuestro autor en este contexto, es pertinente dialogar
con su pensamiento en su obra Teoría General del Derecho. Lo que es. Su método.
III).- Un atisbo a su Teoría General del Derecho.
La obra en cuestión es ejemplo de claridad conceptual. Su diseño breve no
demerita su profundo contenido filosófico y científico. Al contrario, es un esfuerzo
concentrado y didáctico.
En capítulos iniciales, nuestro autor, deja sentado que la Teoría General del
Derecho (TGD) es una elaboración de la inteligencia humana a partir de la realidad
observada. Si bien es artificial su creación, no es arbitrario su contenido pues debe
respetar (explicar) la realidad que la nutre. Para el autor, todas las explicaciones sobre
3
Cfr., Francisco González Díaz Lombardo. Compendio de historia del Derecho y del Estado.
México: Limusa, 2004. Una versión breve de este libro puede consultarse en línea a través del
siguiente vínculo:
http://books.google.com.mx/books?id=EZnMwtZnQQAC&pg=PA314&lpg=PA314&dq=yolanda+
higareda+loyden&source=bl&ots=9aWUamfLGk&sig=LR4c6KoI6pVM7JlxiYmGRBiaXM&hl=es&ei=NkvMTryBLvLCsQL3trH9Dg&sa=X&oi=book_result&ct=result&re
snum=4&ved=0CC0Q6AEwAw#v=onepage&q=yolanda%20higareda%20loyden&f=false
la experiencia jurídica adolecen de un defecto: son parciales y no bastan por sí
mismas para comprender el fenómeno del Derecho.
La experiencia jurídica es la cantera a partir de la que se nutre la TGD. Por
ello presenta similitudes y diferencias con la Filosofía del Derecho y con la Ciencia
del Derecho. En otras palabras, la Ciencia del Derecho es un lenguaje normativo
mientras que la TGD es un metalenguaje reformulador y reordenador; en tanto que la
Filosofía del Derecho se cuestiona sobre las causas últimas de la Ciencia del Derecho
y pretende responder a la pregunta, ontológicamente, cómo debería ser el Derecho,
mientras que la TGD pretende desentrañar el orden racional de los diversos derechos
positivos.
Nuestro autor afirma que la experiencia jurídica se puede entender desde una
multiplicidad de puntos de vista, tantos como opciones o niveles de pensamiento ha
creado el hombre mismo. Cada una de estas experiencias brinda una estructuración
alterna del armatoste o aparato jurídico. Cada una de tales experiencias jurídicas ha
tenido, a lo largo del tiempo, diversos énfasis, dependiendo de las variables
epistemológicas y supuestos que han ido encarnando. Para Villoro estos niveles de
pensamiento han incidido en el encuadre del derecho desde el punto de vista
voluntarista, empírico y racionalista.
Desde la óptica voluntarista el autor cree ver al positivismo y lo critica
duramente al afirmar que éste pospone su experiencia jurídica hasta escuchar a la
autoridad; lo cual representa una glorificación de lo estatal, o una manera de culto
que se rinde a la ley. El delegar en otro la responsabilidad de tomar una decisión, es
la raíz profunda del voluntarismo.
En atención al encuadre empirista del derecho, nuestro autor manifiesta que
dicha actitud corresponde a los sociólogos –en cuanto a su apego por los hechos
históricos, sociales, económicos o psicológicos–, o en su caso a los epistemólogos –si
acaso lo que buscan es la explicación del significado de tales hechos–. No obstante,
tal punto de vista no es suficiente para la comprensión del derecho pero sí es
enriquecedor en cuanto a las motivaciones de muchas decisiones judiciales.
Por cuanto hace al análisis racionalista, Villoro afirma que el derecho natural
ha debido cargar con la animadversión de muchos estudiosos. Sus principales
postulados son concebir al derecho como un orden racional el cual va más allá de los
derechos positivos. Sin embargo, esto origina el apartamiento del investigador del
mundo real “encerrado en su torre de marfil”.
A la luz de estas explicaciones, Villoro expresa que dejan ver parcialmente la
a la experiencia jurídica, a pesar que ésta debería contemplarse en modo integral (“…
en la medida que relaciona lo justo con la realidad…”).Debe apuntarse que las
visiones de la experiencia jurídica son substancialmente diferentes entre jueces,
abogados y hombres ordinarios. Cosa distinta ocurre con el teórico del Derecho cuya
experiencia debe englobar –en palabras del autor– todos los aspectos que pueden
presentar los fenómenos jurídicos así como las soluciones a los mismos.
Para la elaboración de esta TGD integral, Villoro explica lo que él mismo
denomina como tres niveles de abstracción de los conceptos jurídicos fundamentales.
Estos niveles de abstracción pueden sintetizarse del siguiente modo. Un primer nivel
de abstracción es ampliamente conocido pues equivale a la desagregación del
Derecho en un abanico amplio de disciplinas (derecho civil, derecho mercantil,
derecho del trabajo, derecho procesal, etc). Este nivel de abstracción presenta una
tendencia a la especialización, la cual a veces dificulta el diálogo entre quienes
cultivan diferentes campos del entramado jurídico. Existe un segundo nivel de
abstracción, identificado por el autor, como aquel en el cual existen esfuerzos (poco
consistentes) para la elaboración de una TGD para el derecho público y otra TGD
para el derecho privado. Por último, un tercer nivel de abstracción se refiere al hecho
de construir una TGD que utilice los conceptos de los derechos internos –no
importando su origen público o privado–. Este tercer nivel de abstracción es el que
mejores frutos arroja a la actividad científica y a la enseñanza del derecho en general.
Todas aquellas teorías generales o particulares, nacidas en un primer nivel de
abstracción, deberían hermanarse o fundirse como grandes conclusiones lógicas.
Los últimos capítulos de su libro son dedicados por Villoro Toranzo al tema
de la moral en el derecho y, en específico, a la justicia. Para nuestro autor un
problema crucial en la explicación jurídica tiene que ver con su dimensión moral.
Más allá de trazar una consistente integración de conceptos jurídicos fundamentales,
lo que debe ocupar intensamente al jurista (y a la TGD) es encarar el problema de la
justicia.
IV).- Conclusiones.
A pesar de la riqueza del libro de Miguel Villoro Toranzo, respecto del cual
se ha intentado un esbozo, resultaría difícil contraponer un juicio contrario a su
pensamiento. Pero la construcción de la ciencia precisa del combate de las ideas
antagónicas a efecto que sus frutos, mediante la investigación ponderada por la
realidad y dedicada a la solución de problemas del más variado tipo, obliguen a
meditar acerca de los alcances (en la actualidad) del libro Teoría General del
Derecho. Lo que es. Su método.
Al autor le correspondió vivir una época crucial y crítica. Luego de la segunda
guerra mundial, muchas disciplinas científicas se toparon con el hecho de verse
obligadas a acompañar al ser humano deambulando por el enfrentamiento entre dos
grandes potencias: EEUU – URSS. Luego de que Villoro Toranzo fallece (1990)
–legando un enorme caudal científico–, ocurre la caída del Muro de Berlín, la
desaparición de la Unión Soviética y el nacimiento de la Unión Europea a través de
un tratado constitucional. Estos hechos inauguran una etapa de mayor conmoción y
crisis. Tal vez sólo los atentados a las torres gemelas de Nueva York en 2001 nos
haya podido acercar a la realidad de que vivimos en un mundo unipolar.
Esto ha generado una revolución científica que ha dejado –a las disciplinas
jurídicas– un tanto ayunas de las anteriores coordenadas de referencia de las que
tomó asidero el pensamiento de Villoro Toranzo. Para la confirmación de sus tesis
habría que acudir al entramado socioeconómico que México, en su realidad actual,
vive.
El pensamiento de Villoro, a fuer de ser sinceros, puede ser un óptimo y
nutricio antecedente para la construcción de la siguiente TGD que explique los
derroteros del derecho para los próximos 30 o 40 años. Porque en el mundo unipolar
que vivimos –aldea globalizada sumergida en las redes y tecnologías de la
información–, la explicación jurídica ha de superar los antiguos moldes ofrecidos por
la pugna entre el iusnaturalismo y iuspositivismo. Es probable que la siguiente
escuela de pensamiento jurídica deba incidir sobre el iushumanismo tal como lo
concibe Villoro en su obra, pero ideado para diferentes realidades como las que
vivimos.
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