PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN RS IT 143 f* 268 bis

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Poder Judicial de la Nación
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN
R.S. I T 143 f* 268 bis/ 271
En la ciudad de La Plata, a los 31 días del mes de mayo del año dos mil once,
reunidos en Acuerdo los Señores Jueces que integran la Sala I de la Cámara
Federal de Apelaciones de La Plata, toman en consideración el presente
expediente n° 1939/01 caratulado: “M., C. A. c/ Universidad Nacional de La
Plata s/ recurso administrativo directo” para resolver el recurso de
apelación interpuesto contra la Disposición del Consejo Superior de la
Universidad Nacional de La Plata de fecha 16 de octubre de 2.001 en el
expediente administrativo (…) de la Facultad de Ciencias Económicas de
dicha Universidad.
EL DOCTOR REBOREDO DIJO:
USO OFICIAL
I. Llegan las presentes actuaciones a esta Alzada en virtud del
recurso de apelación interpuesto por el Dr. C. A. M. en los términos del
artículo 32 de la Ley 24.521, contra la disposición del Consejo Superior de la
Universidad Nacional de La Plata que decidió, con sustento en el dictamen de
la Comisión de Interpretación y Reglamento, rechazar el recurso jerárquico
interpuesto por el aquí recurrente, contra la Resolución del Honorable Consejo
Académico de la Facultad de Ciencias Económicas de la misma Universidad,
por la cual se designara a A.G.Z. como Profesor Titular Ordinario de la
Cátedra Derecho I (Constitucional y Administrativo) para el que había
concursado.
Los agravios del recurrente se circunscriben a los siguientes
cuestiones: a) falta de título suficiente; b) falta de antigüedad en el título; c)
falta de especial preparación; d) manifiesta arbitrariedad del dictamen de la
Comisión Asesora del concurso.
II. En este contexto, es de interés recordar la doctrina de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación que establece que la designación y
separación de profesores universitarios, así como los procedimientos elegidos
para la selección del cuerpo docente no admiten, en principio, revisión
judicial, por tratarse de cuestiones propias de las autoridades que tienen a su
cargo el gobierno de la Universidad. Esta afirmación se sustenta en las
cláusulas constitucionales que encomiendan a los poderes políticos del Estado
proveer lo conducente al progreso de la educación, dictando planes de
instrucción general y universitaria y les acuerdan facultades para hacerlos
cumplir. Se exceptúan aquellos supuestos en que se haya utilizado tales
prerrogativas en un modo manifiestamente arbitrario, irrazonable o violatorio
de las garantías constitucionales (Fallos 177:169; 235:337; 239:13; 240:440;
246:269; 251:276; 267:450; 291:459; 302:1.503; 307:2.106; 312:1.986;
314:1234; 315:724; 317:40; 325:1676;D. 550. XXXVI., 16/11/04 - “Dr.
Caiella interpone rec. directo art. 32 ley 24.521 c/ resolución del H. Cons.
Sup. de la U.N.L.P.”; Y. 32. XXXVII., 29/6/04 - “Yusem, Luciana Estela c/
Universidad Nacional de Rosario”; P. 2708. XXXVIII., 29/6/04 - “Piaggi, Ana
Isabel c/ Universidad de Buenos Aires (UBA) Resolución 3582/2000", entre
otros).
En efecto, los jueces no pueden inmiscuirse en la administración
y gobierno de las universidades, en relación a sus actos de autoridad o
administrativos vinculados al ejercicio de la actividad docente, cuando no
surge una palmaria ilegalidad o arbitrariedad como vicios no subsanables por
la ilegalidad que puede trasuntar el ejercicio del poder, porque de lo contrario
se afectaría la autonomía universitaria y la división de poderes establecidos
ambos en la misma Constitución Nacional.
Sobre esta base, consecuentemente, corresponde examinar si, en
el caso de autos, surge la existencia de los presupuestos mencionados para
admitir la revisión judicial del acto administrativo impugnado.
III. Sentado ello, cabe efectuar un análisis del concurso en
cuestión como así también de la resolución que culmina con la designación
que se impugna en las presentes actuaciones a los fines de verificar la posible
existencia de una ilegalidad o arbitrariedad manifiesta como vicios no
subsanables de modo que se encuentre habilitada la posibilidad de la revisión
judicial del acto impugnado.
En este sentido, el impugnante de la designación ha cuestionado
en la instancia administrativa y judicial el incumplimiento de los requisitos
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que exige el artículo 23 del Estatuto de la Universidad Nacional de La Plata y
la resolución del 31 de julio de 1.987.
En particular, cuestiona el recurrente que el profesor designado
en el concurso carecía de título suficiente para el cargo concursado, ya que al
momento de la inscripción en el concurso no poseía el título de Doctor en
Ciencias Jurídicas y Sociales, el que se encontraba en trámite, contando
solamente con la certificación de las asignaturas correspondientes aprobadas.
Asimismo, cuestiona la falta de antigüedad de dicho Título, debido a que no
contaba con los 5 años que menciona la legislación. Por su parte, tampoco
había acreditado la “especial preparación” que prevé el Estatuto para los casos
en los cuales el aspirante no tuviere título universitario suficiente.
En primer lugar, corresponde recordar el trámite que prescribe la
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Ordenanza 179 que establece el Reglamento de concursos para la provisión de
cargos de profesores ordinarios para los supuestos de impugnaciones a los
postulantes inscriptos. En este sentido, el citado reglamento establece, en su
parte pertinente, lo siguiente:
“Art. 9º.- Dentro de los tres (3) días de cerrada la inscripción el
Decano o Director de Escuela Superior deberá exhibir en la cartelera mural
de la Unidad Académica de que se trate, las nóminas de aspirantes y la de
miembros titulares y suplentes de las Comisiones Asesoras por el término de
cinco (5) días. Dichas nóminas serán asimismo enviadas a los Centros de
Graduados y Estudiantes reconocidos.
Dentro del mismo plazo de cinco (5) días los aspirantes tendrán
derecho a tomar vista de los antecedentes acompañados por los otros
postulantes inscriptos, con excepción de la documentación obrante en sobre
cerrado, el que será abierto en la oportunidad prescripta por el artículo 22º
Art.10º.-Podrá impugnarse a los postulantes inscriptos y recusar
a los miembros de las Comisiones Asesoras, en el plazo de tres (3) días a
contar del siguiente al último de la exhibición en cartelera mural de cada
Unidad Académica. Las impugnaciones y recusaciones podrán ser formuladas
por Profesores, otros inscriptos, Centros de Graduados y Estudiantes
reconocidos y además las Asociaciones Científicas y Profesionales con
personería jurídica.”.
De los artículos transcriptos surge que la reglamentación de los
concursos establece un período de impugnaciones en el cual, las personas
habilitadas para ello, pueden invocar los vicios o razones suficientes para
cuestionar no solo a los postulantes inscriptos sino también a los miembros de
la Comisión Asesora.
IV. Del análisis de las constancias de autos se advierte que el
recurrente no ha hecho ejercicio, en tiempo oportuno, del derecho que le
reconoce la reglamentación de objetar las postulaciones realizadas. De tal
forma, la Comisión Asesora evaluó la aptitud de los requisitos presentados y
admitió la presentación del aspirante en cuestión, por lo que el concurso
tramitó regularmente hasta culminar con su designación.
En este orden, cabe señalar que, si bien es responsabilidad de los
aspirantes de un concurso respetar las reglamentaciones vigentes para
participar de la selección, es la Comisión Asesora de la Facultad la que debe
evaluar y controlar el cumplimiento de los recaudos mínimos establecidos por
el Estatuto vigente y resolver -si hubiera- las impugnaciones que se planteen
en el período fijado en la reglamentación.
Por ello, si sorteó el examen de admisibilidad y el concurso
tramitó hasta llegar a su designación, se privilegia el elevado criterio del
jurado en la interpretación del Estatuto y de los principios rectores que rigen el
funcionamiento de la Universidad, como así también la función pedagógica
por sobre la administrativa, teniendo en cuenta que se encuentra en juego la
composición del plantel docente de la universidad pública y su prestigio
como entidad académica. De lo contrario, se haría recaer en el postulante
designado, luego de la tramitación de todo el proceso de selección, las
consecuencias de un control deficiente u objetable siendo que dicha potestad
es resorte exclusivo del ámbito académico y docente, la que debe ser fielmente
controlada por las instituciones en quienes se ha delegado tal función.
El concurso de selección docente tiene la finalidad de elegir entre
los aspirantes que se presenten a la convocatoria para cubrir un cargo
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determinado en el ámbito universitario, a quien reúna, a criterio de la
Comisión Asesora, las condiciones de aptitud e idoneidad para aquél, siendo
el ejercicio de dicha facultad materia propia de las autoridades que tienen a
su cargo el gobierno de la universidad.
El concurso es la oposición que se realiza para determinar la
mayor capacidad técnica, científica, cultural o artística entre dos o más
personas. Es un concepto específico que rige en el ámbito jurídico (Ver en
Marienhoff, Miguel S., Tratado de Derecho Administrativo. 3° ed. t. III A.
Buenos Aires:Ed. Abeledo Perrot, p. 299 y sigtes.).
Por ello, el procedimiento debe ser idóneo para garantizar los
derechos de los aspirantes y, a su vez, ser el medio eficaz para que la
Administración pueda elegir al que reúna la mayor capacidad para desempeñar
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la función de profesor que se concursa.
Las condiciones de los aspirantes se evalúan a lo largo de todo el
trámite del concurso de selección sobre la base de méritos, antecedentes y
prueba de oposición que obran en las actuaciones administrativas. En este
caso, el profesor designado fue evaluado por el jurado del concurso quien
dictaminó, luego de haber superado el examen de admisión y aún sobre la base
de la insuficiencia formal en los títulos denunciada por el impugnante, su
idoneidad para cubrir el cargo para el que se postulaba. En consecuencia, el
resultado final del concurso lo llevó a integrar el primer lugar en el orden de
mérito propuesto por el jurado. Por ello, y sin perjuicio del planteo realizado
posteriormente por otro de los participantes del concurso, no se advierte una
irregularidad que justifique la intervención judicial pretendida.
En rigor, una vez superada la admisión, la Universidad efectúa
una evaluación de la idoneidad y aptitud de los docentes en base a los
antecedentes obrantes en el expediente respectivo. Es el jurado de un concurso
docente quien tiene competencia exclusiva en la ponderación de las
condiciones académicas en el proceso de selección, ya que tiene la
especialización e ilustración adecuada para valorar y comparar los elementos
de juicio conducentes para establecer el orden de mérito que corresponde. Por
ello, resultando cumplidos los recaudos que establece la reglamentación, no
puede tildarse el obrar de la Universidad como arbitrario o irrazonable, dentro
del marco de conocimiento que compete al Tribunal en estas cuestiones.
Las conclusiones a las que arriba la Comisión Asesora se
sustentan en la ponderación que realiza, en ejercicio de sus facultades, de las
constancias que surgen del expediente administrativo en el que tramitó el
concurso docente y sobre el cual no hubo impugnaciones por parte de quienes
estaban habilitados a hacerlo. Ello conduce a señalar que el dictado de tal
pronunciamiento lo ha sido sobre las base de los hechos y antecedentes que le
sirve de causa.
Asimismo, cabe aclarar que el objeto del concurso no es
seleccionar a los candidatos con mejores antecedentes, o mayores títulos u
honores, sino determinar cuáles de ellos contribuyen a valorar la capacidad del
aspirante para la docencia y la investigación. En tal entendimiento, la
Comisión Asesora ha efectuado la ponderación de los antecedentes de los
concursantes al realizar el orden de mérito emitido en el dictamen respectivo
en el marco de las potestades que le son inherentes, cuestión que resulta ajena
al control judicial.
Que, cumplido con el propósito del Tribunal de oír a las partes
implicadas en el trámite, participación y resultado del concurso, teniendo
presente además las circunstancias sobrevivientes al mismo y tiempo
transcurrido en el ejercicio de la cátedra cuya titularidad es discutida, obra en
plenitud la presunción de legitimidad y ejecutoriedad de las actuaciones
administrativas realizadas con motivo de dicho concurso (art. 12 Ley 19.549
de Procedimientos Administrativos).
V. Que, conforme a alo expuesto, por no advertirse manifiesta
arbitrariedad en el trámite llevado a cabo en el marco de este concurso y en la
Resolución que se impugna, es aplicable al caso la doctrina jurisprudencial
elaborada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el sentido de que
las decisiones de las Universidades Nacionales en el orden interno,
disciplinario y docente no son susceptibles, como principio, de revisión por
los jueces (Conf. Fallos CSJN, Fallos; 235:237; 238:183; 239:13; 240:440;
251:276; 267:450). Por ende, en este caso, la evaluación realizada por la
Poder Judicial de la Nación
Comisión Asesora es materia discrecional de las autoridades de la
Universidad, no revisable por los jueces en la medida que no aparece con la
nitidez necesaria la arbitrariedad que justifique la actuación de este Tribunal
de Justicia con fines a examinar la legalidad del procedimiento del concurso
cuestionado.
Estimo que las conclusiones antedichas sellan la suerte del
recurso, el que debe rechazarse. Las costas deben imponerse en el orden
causado, en atención a las particulares características de la cuestión debatida
que justifican la distribución de la responsabilidad entre las partes litigantes
(art. 68, segundo párrafo del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).
EL DOCTOR COMPAIRED DIJO:
Que adhiere al voto que antecede
USO OFICIAL
Por ello, en mérito al Acuerdo que antecede, el Tribunal
RESUELVE:
1) Rechazar el recurso directo interpuesto.
2) Imponer las costas por su orden (art. 68, segundo párrafo del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).
Regístrese, notifíquese y, oportunamente, archívese.Fdo. Jueces
Sala I Dres. Julio Víctor Reboredo – C. Román Compaired.
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