Educación, calificación y formalización de la mano de obra en el sector cafetero Federación Nacional de Cafeteros. Consultor: Alfredo Sarmiento Gómez Deciembre, 2013 Tabla de contenido SÍNTESIS DE LOS PRINCIPALES MENSAJES. 3 EDUCACIÓN, CALIFICACIÓN Y FORMALIZACIÓN DE LA MANO DE OBRA EN EL SECTOR CAFETERO 5 I. INTRODUCCIÓN II. CARACTERIZACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO III. DINÁMICAS DEL MERCADO LABORAL RURAL. IV. BENEFICIOS DE SEGURIDAD SOCIAL V. ESTRATEGIA PARA LA FORMALIZACIÓN DE LA MANO DE OBRA VI. CONCLUSIONES VII. RECOMENDACIONES DE POLÍTICA VIII. ANEXOS ANEXO A-I ANEXO A- II IX. REFERENCIAS 5 5 13 16 19 24 25 28 28 30 33 2 Síntesis de los principales mensajes. En los siguientes párrafos se sintetizan los avances que se han hecho en la fundamentación empírica de las hipótesis sobre el mercado de trabajo de la producción del café, resaltando algunos aspectos que aún se están trabajando pero se consideran estratégicos en su análisis. Empíricamente se ha encontrado que efectivamente la estratificación se da por zonas y no por cultivos. El café es el cultivo con mayor participación en el empleo rural (20%) pero está insertado en el comportamiento global del sector. Si bien se puede observar que la disponibilidad de mano de obra especialmente en la población dispersa de las zona menos tradicionales, este movimiento se da por mayores facilidades de movilidad de los trabajadores. Esta movilidad ha logrado un intercambio importante con las pequeñas cabeceras urbanas, que se vuelven las principales proveedoras de mano de obra no calificada. Pero también han puesto un piso al salario de contratación. Aunque se requiere profundizar en las evidencias se puede afirmar inicialmente que en las zonas de “nuevos “ cafeteros se aplica la tradicional hipótesis de Albert Berry, de expulsión del campo por las condiciones de acceso a servicios sociales; en tanto que en las tradicionales se aplica la afirmación de Currie de migración especialmente de los jóvenes por atracción de las mejores posibilidades en las ciudades grandes y en el exterior. Estas zonas son expulsoras de población hacia los países latinoamericanos y España. El incentivo mayor es la estructura de salarios que causa los efectos observados en las estructuras poblacionales. Los trabajadores cafeteros están en condiciones socioeconómicas iguales o menores que los trabajadores rurales promedio. El atractivo tradicional de las zonas cafeteras por acceso a algunos servicios sociales que ofrecía la institucionalidad cafetera, han sido igualados por la oferta estatal especialmente en el aseguramiento y servicio de salud. Las Condiciones de vida de las zonas “tradicionalmente cafeteras” se dan por la infraestructura acumulada en caminos y servicios públicos domiciliarios con apoyo de la institucionalidad cafetera. La formalización de trabajo en este mercado no se logra ni sola ni principalmente, obligando a la existencia de contratos escritos formales. Buena parte del mercado (16 % de los trabajadores caficultores) trabaja en más de una actividad y se dan movimientos constantes entre sectores. La solución para iniciar la formalización es una combinación de: flexibilización de las formas de contratación, portabilidad de la afiliación a Sisben y al seguro de salud. 3 En cuanto al logro de acceso a prestaciones sociales se debe dar una combinación de incentivos al ahorro, flexibilidad en las formas de generar fondos prestacionales y claros subsidios. Una hipótesis cuya fundamentación empírica aún se trabaja, es que en las condiciones mundiales de comercio internacional, donde persisten intervenciones de los gobiernos que distorsionan precios de productos e insumos, Colombia debe buscar intervenciones institucionales flexibles que logren aumentar paulatinamente la competitividad, aprovechando el desarrollo de las capacidades nacionales pero sin sacrificar la población ante subsidios y competencias desleales. En cuanto a la atención de los adultos mayores, también se debe dar una organización flexible. Es necesario aprender de las lecciones de las formas de cuidado para personas que iniciaron hace mucho tiempo su vida activa, cuando la institucionalidad aún no preveía los fondos de pensiones y la oferta pública de hogares geriátricos. Para los adultos que aún son activos los esquemas de ahorro, incentivos, subsidios directos o aumento de la oferta institucional. 4 Educación, calificación y formalización de la mano de obra en el sector cafetero1 I. Introducción El objeto de este documento es analizar la situación laboral de los trabajadores del sector cafetero y realizar algunas recomendaciones de política para la formalización de la fuerza de trabajo. La primera parte del estudio realiza un análisis de la situación laboral de los trabajadores del sector cafetero en relación con el resto de los trabajadores de la agricultura, usando la información de las Encuestas de Hogares (2005, 2008-2012) del DANE. La segunda parte, utiliza datos de la Encuesta Longitudinal de Protección Social-ELPS (2012) y las encuestas de hogares para analizar las dinámicas y trayectorias laborales de los caficultores. La tercera parte analiza los aspectos de cumplimiento de la legislación laboral (política del salario mínimo) así como el acceso a los servicios básicos de salud y pensiones. La última parte de este análisis incluye algunas recomendaciones de política para el diseño de una estrategia que permita incrementar la cobertura a pensiones de los trabajadores rurales y caficultores, así como de mejorar el paso de los trabajadores del sistema subsidiado a contributivo en salud. II. Caracterización de la fuerza de trabajo En el contexto de la producción agrícola nacional, el cultivo de café continúa siendo la actividad que más empleo genera, participando con cerca del 27% del empleo agrícola (Ver Anexo A-I). Los datos del Sistema de Información Cafetero –SICA- indican que en 2011 existían alrededor de 563.000 productores de café en el país, cuyas familias están compuestas por 2,3 millones de personas (20% de la población rural colombiana). Por lo general, la caficultura es altamente intensiva en mano de obra, produciendo cerca de 700 mil empleos directos2 para el desarrollo de laborales manuales que incluyen la siembra, cosecha, recolección, beneficio y secado del café. Para el análisis de la situación del mercado laboral cafetero se utilizaron datos de las Encuesta de Hogares del 2005 y 2008-12 que permiten identificar la actividad cafetera3. Según los datos de la GEIH, en el 2012, el sector cafetero contribuyó con el 17% del empleo en la agricultura. La Tabla 1 presenta un perfil socio-demográfico de los caficultores en comparación con el de los trabajadores vinculados a otras actividades agrícolas y otros sectores de la economía. En general, la mayor parte de los trabajadores dedicados a la producción de café son 1 Este informe fue preparado por Alfredo Sarmiento, Olga Lucía Acosta y Laura Pabón. Esta cifra fue calculada a partir del área cosechada en el 2011 y el número de jornales necesarios por hectárea para la producción de café. Ver Anexo A-I para los cálculos de empleo por cultivo. Otras estimaciones del número de empleos generados por el sector cafetero fueron realizadas por Bernal (2010), quien estima que la producción cafetera generó en el 2009 726 mil empleos directos y 1,4 millones de empleos indirectos; las cifras del MADV (2009) estiman que en el 2008 se produjeron 890 mil empleos directos y 1.8 millones de empleos indirectos. Dane (2011) estima que en el 2005 la actividad cafetera empleó 851 mil personas. 3 Según datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH), en el 2012, el número de trabajadores del sector cafetero ascendía a 627 mil personas, cifra que es inferior a los estimativos que se tienen del número de caficultores (entre 700 mil y 890 mil). Una posible explicación para esta diferencia es que la GEIH sólo tiene información de los trabajadores que reportan la caficultura como primera actividad y no permite identificar a los trabajadores que desarrollan la caficultura como segundo actividad productiva. 2 5 hombres (84%) y 56% son jefes de hogar. No obstante, en época de cosecha, es frecuente que los otros miembros del hogar –inclusive niños- participen en la recolección del café. La edad promedio de los caficultores es 40, en tanto que el promedio de edad en el resto de actividades la edad promedio es ligeramente inferior (Ver Tabla 1). El nivel de escolaridad del caficultor así como de los trabajadores del sector agrícola es extremadamente bajo, la mayoría sólo ha terminado la primaria (63% de los caficultores tiene primaria completa). El número de años aprobados de educación es inferior entre los trabajadores cafeteros en comparación con los trabajadores de otros sectores de la economía (4.46 años de educación en la caficultura). Tabla 1: Perfil socioeconómico de los caficultores, 2012 Caficultura Otros cultivos (a) agrícolas Otras actividades (b) agrícolas Industria Servicios Hombres (%) 84.3 83.7 81.2 68.1 48.8 Edad promedio 40.2 40.6 39.0 37.8 38.3 Años promedio de educación 4.46 4.81 4.87 8.67 9.89 Ninguna/Preescolar 11.2 14.2 15.0 3.7 2.8 Primaria 63.2 56.1 54.3 27.0 21.5 Secundaria 14.3 15.3 15.6 20.3 16.0 Superior 11.2 14.4 15.1 49.0 59.7 Jefe 56.3 59.0 57.2 49.5 44.8 Cónyugue 9.5 10.8 13.5 16.9 22.4 Hijos, hijastros 26.7 22.4 20.2 23.5 22.5 Otros miembro del hogar 7.6 7.9 9.1 10.2 10.3 Nivel educativo (%) Parentesco con el jefe de hogar(%) Fuente: Gran Encuesta Integrada de Hogares, 2012 Notas: a) Otros cultivos incluye producción de flores, banano, cereales y oleaginosas, hortalizas y legumbres, frutas, nueces, plantas bebestibles y especias, caucho, tabaco, palma, tubérculos, leguminosas secas, algodón, plantas forrajeras, fique y cultivo de pasto; b) Otras actividades agrícolas comprende ganadería, producción pecuaria, caza, silvicultura, extracción de madera y pesca. En general, el sector cafetero está en manos de pequeños productores familiares que poseen menos de 5 ha de tierra para la producción del grano (77% en el 20134). Cerca de un 41% de los caficultores son trabajadores cuenta propia que son dueños de fincas o las tienen en arriendo o aparcería para destinarlas a la producción del grano. El 33% de los trabajadores del sector cafetero son jornaleros o peones, 12% son trabajadores familiares sin remuneración y 10.3% son patrones/empleadores que contratan mano de obra (peones, mayordomos y jornaleros) para la producción del café (Figura 1). En los últimos años se ha presentado una recomposición de la fuerza de trabajo por posición ocupacional, con un aumento en el porcentaje de los trabajadores cuenta propia y una disminución de los empleadores particulares. El aumento en el número de productores pequeños cuenta propia podría ser el 4 Echavarría, Montoya (2013). 6 resultado de un proceso de fragmentación de la tierra dedicada al cultivo de café que se ha venido presentando desde la década de los setenta (García, 2003). Figura 1: Distribución de los caficultores por posición ocupacional, 2005 y 2012 25,0 Cuenta propia 42,1 36,9 Jornalero/peón 31,4 Trab familiar sin remuneración 11,8 13,5 10,2 10,1 Patrón o empleador 16,0 Empleado particular 2,9 0 10 20 2005 30 40 50 2012 Fuente: Gran Encuesta Integrada de Hogares, 2005 y 2012 En el 2012, el ingreso laboral5 promedio mensual de un trabajador cafetero era de $COP 316 mil (56% de 1 SMLV a precios del 2012), el más bajo en comparación con el de ingresos de otros sectores agrícolas y el resto de la economía. Asimismo, si se consideran los ingresos del segundo trabajo de los caficultores, el ingreso mensual laboral ascendería a $COP 336 mil6. Entre el 2005 y el 2008, el ingreso laboral aumentó un 11% anual, pero cayó 21% en un solo año, el 2009, año que coincide con una caída en la producción y exportación de sacos de café. No obstante, la crisis económica global del 2009 y la desaceleración en el ritmo de crecimiento de la economía colombiana también terminaron por afectar el ingreso laboral en el resto de la economía colombiana. El ingreso laboral se contrajo 7% en la industria, 2.5% en el resto de la agricultura y 3% en servicios. Por posición ocupacional se observa que en promedio, el ingreso laboral es más alto para los trabajadores particulares, siguiendo en importancia los de patrones o empleadores, y seguido por el de los jornaleros o peones. Por el contrario, los trabajadores cuenta propia son los que devengan los menores ingresos salariales (Tabla 2). Este resultado indica que la realidad de los pequeños productores es bastante precaria y solo alcanzan a obtener ganancias mínimas para cubrir sus necesidades básicas. Asimismo, dentro del grupo de asalariados, los jornaleros sólo alcanzan a recibir el equivalente al 70% de un salario mínimo. Esta realidad contrasta con la 5 Se denomina ingreso laboral el pago que reciben los trabajadores asalariados y ganancia que reciben los trabajadores no asalariados (Cuenta propia, patrón o empleador). Para los asalariados, el cálculo de los promedios del ingreso está restringido para los trabajadores que reportan un salario diferente de 0. 6 Cerca del 16.6% de los caficultores tienen un segundo empleo. Ver Anexo 2, tabla A-2 7 situación de los caficultores en la década ochenta, quienes mantenían una remuneración superior al salario mínimo – un salario 6% mayor que el salario mínimo durante la década de los ochenta (Clavijo, et. al, 1995). Tabla 2: Ingreso laboral mensual real (En miles, a precios constantes del 2012) 2005 2007 2008 2009 2010 2011 2012 287 319 382 302 313 317 316 319 401 399 389 390 400 394 359 391 416 406 435 443 431 Industria 651 854 828 770 827 861 819 Servicios 721 933 872 846 877 868 867 Empleado particular 348 494 494 547 572 579 585 Cuenta propia 155 182 242 203 199 218 202 Patrón o empleador 453 431 526 484 433 410 464 Jornalero o Peón 306 325 336 357 385 386 393 Sector Caficultura Otros cultivos agrícolas (a) Otras actividades agrícolas (b) Posición ocupacional (Solo caficultores) Notas: Ingreso laboral deflactado con el IPC mensual del promedio de ciudades (excluye 13 principales ciudades). (a) Otros cultivos incluye producción de flores, banano, cereales y oleaginosas, hortalizas y legumbres, frutas, nueces, plantas bebestibles y especias, caucho, tabaco, palma, tubérculos, leguminosas secas, algodón, plantas forrajeras, fique y cultivo de pasto; (b) Otras actividades agrícolas comprende ganadería, producción pecuaria, caza, silvicultura, extracción de madera y pesca. Los resultados de un análisis multivariado indican que caficultores perciben el ingreso laboral más bajo del mercado laboral. En la Tabla 3 se puede observar que después de controlar factores socioeconómicos, el ingreso laboral de los caficultores es un 11.9% más bajo que el ingreso laboral de los trabajadores del sector servicios, 8.8% menor que el de los trabajadores que trabajan en la industria manufacturera; 21% menor que el de los trabajadores del resto de actividades agrícolas como ganadería, pesca y silvicultura, y un 9.8% menor que el de las personas que trabajan en otros cultivos agrícolas. Tabla 3: Regresión de ingresos laborales Log (ingreso laboral mensual) Coef. Std. Err. Edad 0.046*** 0.001 Cuadrado de la edad -0.000*** 0.000 Años aprobados de educación 0.089*** 0.000 Hombre 0.322*** 0.003 Otros cultivos agrícolas 0.098*** 0.010 Otras actividades agrícolas 0.209*** 0.009 Industria 0.088*** 0.010 Servicios 0.119*** 0.010 Sector de actividad (a) Posición ocupacional 8 Cuenta propia -0.548*** 0.003 Patrón o empleador 0.148*** 0.007 Jornalero/peón 0.099*** 0.007 ln(horas trabajadas al mes) 0.697*** 0.003 Cabeceras Municipales -0.124*** 0.004 Rural disperso -0.418*** 0.006 -0.102*** 0.003 Razón de mills 7 Number of observations Adjusted R2 675,780 0.462 Fuente: Encuesta Continua de Hogares 2005, Gran Encuesta Integrada de Hogares 2008-2012. Note: *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1 Muestra para los años 2005 y 2008-2012. Incluye efectos fijos anuales y departamentales. Errores estándar calculados por cluster de hogares. (a) Para sector de actividad, la categoría base es caficultura Por departamentos se observan marcadas diferencias en las remuneraciones del ingreso agrícola. Por ejemplo, la diferencia del ingreso laboral en la zona rural dispersa es más del doble entre los departamentos cafeteros de Nariño y Cundinamarca en favor de este último (Figura 2). Los ingresos laborales más bajos (menos de COP$200 mil) de la zona rural se observan en los departamentos de Nariño, Cauca, Boyacá, Huila, Caldas, Tolima, Norte de Santander, Magdalena, Cesar y Guajira. Por el contrario, las remuneraciones más altas de la zona rural dispersa se observan en los departamentos de Cundinamarca, Santander, Valle, Antioquia, Quindío y Risaralda. 7 El inverso de la razón de Mills corrige el potencial sesgo de selección de la muestra de ocupados. Esta variable resultó ser negativa y significativa lo que sugiere que los individuos seleccionados en esta muestra perciben un ingreso 10% menor del que ganarían los individuos de una muestra aleatoria. 9 Figura 2: Ingreso laboral promedio por departamento, rural 2012 (Precios del 2012) 500.000 450.000 400.000 350.000 300.000 250.000 200.000 150.000 100.000 50.000 ***Narino Choco Cordoba ***Cauca ***Boyaca Sucre ***Huila ***Caldas ***Tolima ***Norte de Santander Bolivar ***Magdalena ***Cesar ***Guajira ***Risaralda Atlantico ***Quindio ***Antioquia ***Valle Caqueta ***Santander ***Cundinamarca Meta 0 Fuente: Gran Encuesta Integrada de Hogares, 2012 Nota: *** departamentos cafeteros. En el 2012 el jornal agrícola fue de COP$ 22 mil, con un aumento del 6% anual entre el 2005 y 2012. Por regiones, se observa que el jornal más alto se paga en la región del Norte (COP$ 26.6 mil) comprendida por los departamentos de Cesar, Guajira y Magdalena, mientras que en la región Sur (Cauca, Nariño), se paga el jornal más bajo de la zona rural dispersa (COP$ 13.8 mil), seguida por la región del Tolima Grande que incluye a los departamentos de Huila y Tolima (Ver Figura 3). 10 Figura 3: Valor promedio de un jornal por regiones cafeteras, 8 2012. 30.000 25.000 20.000 15.000 10.000 5.000 Norte Antioquia Valle Oriental Santanderes Central Tolima grande Sur 0 Nota: La región Sur está comprendida por los departamentos de Cauca y Nariño; la región Tolima grande incluye a los departamentos de Huila y Tolima; la región Central incluye los departamentos de Caldas, Risaralda, y Quindío; Oriental comprende a Boyacá y Cundinamarca; la región de los Santanderes incluye a Santander y Norte de Santander, y Norte incluye a Cesar, Guajira y Magdalena. En relación a la oferta de mano de obra rural, se han observaron distintas dinámicas poblacionales en los departamentos cafeteros que estarían afectando la disponibilidad de mano de obra en algunas zonas tradicionalmente cafeteras. Leibovich y Botello (2008) realizaron un análisis de las dinámicas poblaciones en los departamentos cafeteros. De este estudio se derivan las siguientes conclusiones. En primer lugar, la población rural tan sólo creció un 0.04% por año entre 1993-2005, mientras que por el contrario la emigración hacia centros poblados y el exterior se incrementó en este periodo (tasa de migración neta -11.84 por cada mil habitantes)(Figura 4a-b). A nivel regional, los departamentos de la región cafetera del Sur y Guajira fueron los únicos que registraron un crecimiento positivo de la población rural (Guajira, Huila, Cauca y Nariño) en tanto que en los demás departamentos cafeteros, la población rural decreció (Figura 4a). En los departamentos tradicionalmente cafeteros como Caldas, Tolima, Risaralda y los Santanderes se registraron importantes reducciones de la población rural. En segundo lugar, la estructura de edades de la población cambió significativamente en los departamentos cafeteros. La población comprendida entre los 25 y 35 años disminuyó significativamente en la zona rural del eje cafetero (Caldas, Quindío y Risaralda), y de manera moderada en Tolima y Valle del Cauca, particularmente por el éxodo de la población en edad productiva hacia las cabeceras y el extranjero (Leibovich et al, 2008; Crece, 2010; Mejía, 2006). Tercero, mientras que en los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío, Santander y Tolima se observó una disminución significativa de la población menor de 15 años, Cundinamarca experimentó un aumento de la población entre los 35-59 años de edad, fenómeno que es 8 El jornal diario corresponde al ingreso mensual divido por 20 días de trabajo al mes 11 explicado por el aumento del flujo de migrantes hacia los municipios cercanos a Bogotá. Por último, Antioquia y Caldas son los departamentos donde se observa un mayor envejecimiento de la población con una mayor participación de la población mayor y una marcada disminución de la cohorte de jóvenes entre los 20 y 34 años. Figura 4: Tasas de crecimiento poblacional para los departamentos cafeteros, 1993-2005. Resto (a) Tasa media anual de crecimiento (b) Tasa de migración neta 6,0 50 5,0 40 4,0 30 3,0 20 2,0 10 1,0 0 0,0 -10 -1,0 -20 Caldas Boyacá Quindío Cesar Tolima Santander Norte de Santander Risaralda Magdalena Antioquia Cudinamarca Valle del Cauca Nariño Total Nacional Huila Cauca -30 La Guajira Caldas Boyacá Quindío Cesar Tolima Santander Norte de Santander Risaralda Magdalena Antioquia Cudinamarca Valle del Cauca Nariño Total Nacional Huila Cauca La Guajira -2,0 Fuente: Leivobich y Botello (2008) En los últimos años (2005-2013) también se observaron cambios significativos en la oferta de trabajo rural. Mientras que los departamentos tradicionalmente cafeteros presentaron una contracción de la población rural (Figura 5), el departamento de la Guajira experimentó el mayor crecimiento de la población rural durante este periodo (30%). Dadas las tendencias demográficas de las áreas rurales, se cree que en algunos municipios del país ya existen problemas serios de escasez de mano de obra. Un estudio realizado por Crece (2010) con base en las proyecciones de población del DANE, encontró que en 143 de los 571 municipios cafeteros (25% de los municipios) la oferta de mano de obra es insuficiente para las labores cafeteras.9 9 Los 143 municipios con escasez relativa de mano de obra estarían distribuidos a nivel departamental de la siguiente manera: Antioquia (21), Caldas (18), Cauca (1), Cesar-La Guajira (4), Cundinamarca (8) Huila (21), Magdalena (2), Nariño (2), Norte de Santander (5), Quindío (11), Risaralda (7), Santander (11), Tolima (20) y Valle del Cauca (12). 12 Figura 5: Tasa de crecimiento poblacional entre 2005-2013 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0% -5% ***Boyacá ***Magdalena ***Caldas ***Tolima ***Santander ***Quindio Casanare Bolívar Atlántico ***Cesar ***N. de Santander ***Risaralda Guaviare Putumayo Sucre ***Valle Caquetá Total Nacional ***Antioquia ***Cauca Bogotá, D.C. Vaupés Arauca ***Nariño ***Cundinamarca San Andrés Chocó Meta Córdoba ***Huila Amazonas Vichada Guainía ***La Guajira -10% Fuente: Dane, Proyecciones de Población Nota: *** departamentos cafeteros. En relación con las condiciones de vida de los caficultores, en los últimos años se ha observado una disminución en el nivel de pobreza y un mejoramiento en las condiciones de vida. Según datos de la GEIH-2012, alrededor del 46.3% de los caficultores son pobres, no obstante, el nivel de pobreza ha venido disminuyendo en los últimos años. Esta tendencia es consistente con el mejoramiento en las condiciones de vida que se observan en los municipios cafeteros. García y Soto (2012) encontraron un impacto significativo de la caficultura sobre las condiciones de vida, efecto que es explicado por la evolución favorable de los servicios públicos domiciliarios, condiciones de la vivienda, aumentos en las tasas de asistencia escolar y mejores coberturas de seguridad social. III. Dinámicas del mercado laboral rural. La segmentación de los mercados de trabajo agrícolas se presenta por regiones y no por cultivos o por actividades agrícolas. En la tabla 4 se puede observar la movilidad laboral entre actividades productivas entre el 2009 y el 2012. Según datos de la Encuesta Longitudinal de Protección Social-ELPS 2012, alrededor del 28% de los trabajadores que se encontraban trabajando en el sector de la agricultura cafetera en su anterior trabajo –realizado entre el 2009-12 -, permanecen trabajando en el sector cafetero. Sin embargo, también se observan importantes dinámicas y desplazamientos desde la caficultura hacia otras actividades agrícolas y hacia otros sectores, particularmente servicios. Un 29% de los trabajadores que antes se 13 encontraban trabajando en el sector agrícola cafetero, se dedicaron a trabajar en otros cultivos y en otras actividades agrícolas (i.e, otros cultivos, ganadería, pesca) en el 2012. 13% de los caficultores se movilizó para el sector de servicios. No obstante, también se encontró que un 20% de los trabajadores caficultores abandonó la fuerza de trabajo. Tabla 4: Matrices de transición laboral entre la anterior actividad (2009-2012) hasta la presente actividad (2012) Actividad en el 2012 Otros cultivos agrícolas (b) Otras actividades agrícolas (c) Industria Servicios Desempleo Inactivo Total 28.1 7.4 21.6 6.0 13.5 3.1 20.3 100 Otros cultivos agrícolas (b) 0.6 25.9 11.5 2.8 23.2 9.7 26.3 100 Otras actividades agrícolas (c) 1.1 6.2 42.8 6.6 19.6 7.3 16.4 100 0.6 2.5 2.4 29.8 25.4 13.2 26.2 100 0.2 0.9 1.8 4.1 51.1 15.0 26.9 100 0.7 2.8 5.7 7.4 43.7 13.8 25.9 100 Caficultura Actividad previa (a) Caficultura Industria Servicios Total Fuente: ELPS, 2012 (Datos preliminares, no difundir). a) La actividad previa hace referencia a la última actividad que la persona realizó antes de su trabajo actual. La ELPS reporta todas las actividades que la persona realizó desde el 2009 hasta el 2012. b) Otros cultivos incluye: producción de flores, banano, cereales y oleaginosas, hortalizas y legumbres, frutas, nueces, plantas bebestibles y especias, caucho, tabaco, palma, tubérculos, leguminosas secas, algodón, plantas forrajeras, fique y cultivo de pastos. c) Otras actividades agrícolas: Producción pecuaria, caza, silvicultura, extracción de madera y pesca. Aunque existe una gran movilidad entre actividades agrícolas, existe menor movilidad regional. Según datos de la ELPS-2012, el 80% de las personas realizó su trabajo anterior en el mismo municipio donde reside actualmente. Esto quiere decir que la movilidad en el mercado de trabajo es entre lo rural y la cabecera. No obstante, se observa una gran dinámica de trabajadores entre las pequeñas cabeceras y las zonas rurales. La actividad económica de las pequeñas ciudades depende en gran medida de la economía de la zona rural, en parte porque una proporción significativa de la fuerza de trabajo rural reside en la cabecera municipal pero trabaja en el campo (Perez, 2009). En la Figura 6, se puede observar la dinámica de la ocupación de las grandes ciudades, pequeñas cabeceras municipales y el área rural. La gráfica pone de manifiesto que el mercado laboral rural tiene comportamientos más cercanos con las pequeñas cabeceras que con las grandes ciudades. Así por ejemplo, en la gráfica se observa que en los periodos en que aumenta la desocupación rural (2006 y 2010), existe un aumento rezagado en el nivel de desocupación de pequeñas cabeceras, que termina por afectar moderadamente la ocupación de las grandes ciudades. Aunque en los últimos años el crecimiento de la ocupación laboral se ha mantenido estable (crecimiento promedio del 4% entre el 2009-2011), en las pequeñas cabeceras municipales y en el área rural se observa una mayor fluctuación de la ocupación. Otra 14 explicación de esta interrelación que existe entre la zona rural y las cabeceras municipales es que ante situaciones de desempleo rural, los trabajadores del campo se ven obligados a migrar a las cabeceras en busca de mejores oportunidades labora les, con lo cual se agravaría aún más la situación de desempleo. El anterior análisis nos permite suponer la existencia de un mercado de trabajo rural y urbano y de una fuerza de trabajo dinámica que combina la caficultura con otras actividades agrícolas y en otros sectores. Por lo general, los trabajadores asalariados agrícolas trabajan en varias fincas y en varias zonas de la región, como es el caso de los andariegos, que se desplazan de acuerdo con el ciclo productivo de los cultivos (Tobasura, 1992). Más aún, Botello (2010) encontró evidencia de la integración de los mercados rurales y urbanos. Según este estudio, las cabeceras municipales han tendido a convertirse en abastecedoras de mano de obra para las zonas rurales en los departamentos cafeteros, de manera que los trabajadores rurales que han migrando a las cabeceras tienden a combinar el trabajo en las fincas con labores de baja calificación en las ciudades como construcción y comercio. En síntesis, dada la disminución de la oferta de mano de obra rural que han experimentado los departamentos cafeteros en los últimos años, el mercado laboral de las cabeceras se ha convertido en el principal proveedor de mano de obra no calificada para las labores agrícolas. 15 Figura 6: Comportamiento de la ocupación en trece áreas, pequeñas cabeceras y sector rural, 2004I –2011 II 15 10 5 2011II-2010II 2011I-2010I 2010IV-2009IV 2010III-2009III 2010II-2009II 2010I-2009I 2009IV-2008IV 2009III-2008III 2009I-2008I 2009II-2008II 2007II-2006II 2007I-2006I 2006IV-2005IV 2006III-2005III 2006I-2005I 2006II-2005II 2005IV-2004IV 2005III-2004III 2005II-2004II -5 2005I-2004I 0 -10 -15 13 areas metropólitanas Pequeñas cabeceras Rural Fuente: 2004-2007 (Perez, 2010); 2008-2001: GEIH IV. Beneficios de seguridad social En esta parte del documento se analizan los aspectos del cumplimiento de la legislación laboral así como el acceso a los servicios básicos de salud y pensiones. En el sector cafetero y en la zona rural en general, la proporción de personas que ganan menos del salario mínimo legal (SMLV) es muy alta. Solamente un 11.6% de los trabajadores del sector cafetero perciben un ingreso laboral superior a 1 SMLV, en tanto que en la zona rural esta cifra asciende a 23.4%. Por posición ocupacional, se observa que el 4.1% de los productores cuenta propia y el 27% de los patrones/empleadores perciben ganancias superiores a un salario mínimo mensual legal. Dentro de los trabajadores asalariados, tan sólo el 13.2% de los jornaleros recibe un salario superior al mínimo legal vigente, cifra que contrasta con la de los trabajadores particulares -más de la mitad reciben un salario superior al mínimo-. Lo anterior sugiere que los jornaleros, quienes representan cerca del 35% de la mano de obra del sector cafetero, son los más desprotegidos por la legislación del salario mínimo. Tabla 5: Porcentaje de trabajadores que ganan más de un salario mínimo legal vigente, 2011 Sector de la economía Caficultura % 11.7 Cuenta propia 4.1 Patrón o empleador 27.7 Jornalero/peón 13.2 16 Empleado particular 50.2 Otros cultivos agrícolas 22.7 Otras actividades agrícolas 28.8 Industria 58.5 Servicios 54.5 Fuente: GEIH, 2012. Nota: No asalariados incluye los cuenta-propia y patrones-empleadores. El porcentaje representa ganancias superiores a 1 SMLV La mayoría de los trabajadores asalariados agrícolas no cuentan con un contrato escrito de prestación de servicios. Aunque el 37% de los trabajadores del sector agrícola tienen algún tipo de contrato, tan sólo menos del 1% de los trabajadores cafeteros tiene contrato de trabajo escrito, en tanto que el 36% restante tiene un contrato verbal. En otras palabras, del total de caficultores que reportó tener un contrato en el 2011, el 98% trabajó bajo un acuerdo verbal, mientras que sólo un 2% trabajó mediante un contrato formal. De ahí que la mayoría de los jornaleros o empleados particulares no cuenten con las prestaciones que garantiza la ley. Aunque la ley establece que el propietario de una finca productiva que contrate a un trabajador y le pague bajo el concepto de jornales tiene la obligación de afilar a seguridad social a sus trabajadores, en muchos casos, la precariedad de los ingresos rurales no le permite a los empleadores cumplir con estas obligaciones legales. Tabla 6: Porcentaje de trabajadores asalariados que tiene contrato, 2011 % Tiene contrato % Tiene contrato escrito % Tienen contrato verbal Caficultura 37.1 0.8 36.3 Otros cultivos agrícolas 35.8 10.8 25.1 Otras actividades agrícolas 39.4 7.1 32.4 Industria 58.9 34.3 24.6 Servicios 53.8 33.6 20.2 Total 51.9 29.0 22.9 Fuente: GEIH, 2011 En relación a la afiliación a salud, el 92.5% de los trabajadores del sector cafetero está afiliado a salud (Tabla 7). La gran mayoría de éstos trabajadores están en el régimen subsidiado de salud (92%). El aumento sustancial en la cobertura de seguridad social son en parte el resultado de varios convenios suscritos entre el Ministerio de Protección Social y la Federación Nacional de Cafeteros para financiar y promover la financiación de caficultores al régimen subsidiado de salud (FNC, 2006). Tabla 7: Afiliación a salud Sector 2008 2009 2010 2011 2012 Caficultura 84.5% 87.6% 88.6% 91.2% 92.5% Otros cultivos agrícolas 84.5% 87.0% 89.5% 89.6% 90.3% 17 Otroa productos agrícolas 80.6% 83.1% 84.6% 85.2% 86.0% Industria 86.6% 87.3% 88.1% 88.9% 89.0% servicios 87.4% 88.6% 89.3% 89.9% 90.0% Contributivo 6.2% 8.5% 7.8% 8.1% 7.6% Subsidiado 93.8% 91.5% 92.2% 91.9% 92.4% Tipo de afiliación (Solo caficultores) Fuente:GEIH 2008-12 La cobertura en pensiones en el sector cafetero es extremadamente baja. Tan sólo el 2% de los caficultores está afiliado a un fondo de pensiones (Tabla 8), exhibiendo la más baja tasa de cobertura en pensiones por sectores económicos. En la zona rural, 70% cotiza a un fondo privado y 22% al ISS. Dado los bajos niveles de ingresos que perciben los trabajadores del sector cafetero (menos de 1 SMLV), ésta población debería ser objeto del Programa de Subsidio al Aporte en Pensión (PSAP) que es financiado con recursos de la cuenta de Solidaridad del Fondo de Solidaridad Pensional. No obstante, tan sólo un 3.6% de los trabajadores de la zona rural está realizando aportes a este fondo. La permanencia en el programa es difícil, particularmente para los beneficiarios en condición de “vulnerabilidad” que pierden su capacidad de pago y no pueden cubrir los aportes del monto correspondiente. Además, estas personas difícilmente cuentan con los recursos necesarios para pagar el porcentaje de aporte que les corresponde. De acuerdo con lo establecido en los lineamientos del programa, el no pago por 6 meses continuos de los aportes correspondientes es causal de pérdida del subsidio, situación que es cada vez más frecuente entre los afiliados. Tabla 8: Afiliación a pensión por tipo de actividad agrícola Sector 2008 2009 2010 2011 2012 Caficultura 1.7% 2.1% 2.7% 2.4% 2.0% Otros cultivos agrícolas 12.7% 11.8% 12.8% 11.6% 11.5% Otroa productos agrícolas 8.6% 7.3% 8.9% 9.4% 9.5% Industria 36.8% 35.2% 35.2% 36.2% 36.5% servicios 35.8% 35.5% 35.2% 35.1% 36.3% Fuente: GEIH 2008-12 La baja capacidad económica es la principal causa de los bajos niveles de afiliación en la zona rural. La mitad de las personas que no cotizan en pensiones argumenta que el ingreso no les alcanza para cubrir la cotización en pensión y un 7.6% no cotiza porque no tiene trabajo. Asimismo, un 20% señalan que no aportan porque no desea cotizar a pensiones. Es posible que aquellas personas que no desean cotizar no lo hagan por causa de las altas exigencias en términos de cotización y frecuencia del aporte. De esta forma, cualquier estrategia que promueva la formalización del trabajo rural debe estar encaminada a aumentar la productividad y los ingresos rurales así como a flexibilizar los aportes al sistema de pensiones. 18 Tabla 9: Razones por las que no cotiza en pensiones Urbana Rural Total 1. Estudia exclusivamente 1.4 0.9 1.2 2. No tiene trabajo 10.1 7.6 9.4 3. Por problemas financieros de la empresa 0.9 0.4 0.8 4. Condición de trabajo impuesta por el empleador 1.9 1.0 1.7 5. Porque en su trabajo se lo permite o en su trabajo no lo obligan a cotizar a pensiones 5.6 2.3 4.6 6. El ingreso no le alcanza para cotizar 50.6 54.4 51.7 7. No deseo cotizar 19.8 19.5 19.7 9. Otras razones 9.7 14.0 11.0 100.0 100.0 100.0 Total Fuente: ELPS 2012 V. Estrategia para la formalización de la mano de obra La estrategia de formalización de la fuerza de trabajo en términos de salud y seguridad básica de los trabajadores cafeteros debe enfrentarse para todo el sector rural y no solamente desde la caficultura. Una condición esencial para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores del sector cafetero es aumentar la productividad y la rentabilidad del sector cafetero en el mediano y largo plazo, de tal manera que las ganancias y la capacidad de pago de los caficultores se incrementen con el paso del tiempo. Según datos de la ECV-2010, el 52% de los trabajadores del sector cafetero pertenecen a los niveles 1 y 2 de Sisbén10. Dadas las condiciones socioeconómicas de este grupo de trabajadores, se espera que la mayoría de ellos sean objeto de los programas de asistencia social. En pensiones, los trabajadores agrícolas calificarían para el programa de Fondo de Solidaridad Pensional –FSP-. Sin embargo, este programa ha tenido varias dificultades que limitan el acceso y la permanencia de los trabajadores rurales. Aunque el programa fue concebido para la población pobre y vulnerable, los requisitos para la afiliación y permanencia en el programa (el número de semanas cotizadas, frecuencia mensual de los aportes) son exigentes, por lo que en la práctica la demanda al programa se encuentra sujeta a las condiciones económicas de las personas. 10 Para la definición de los niveles 1 y 2 de Sisben se tomaron los puntajes del programa de protección al adulto mayor (PPSAM). No obstante, García y Sandoval (2013), encontraron que el 67% de los productores registrados en SICA están clasificados en los niveles 1 y 2 de Sisbén. 19 Una estrategia para incrementar la cobertura a pensiones de los trabajadores rurales e informales que trabajan como independientes y/o trabajan de manera informal durante la mayor parte de la vida laboral debe tener los siguientes elementos: (1) Flexibilización de los montos y frecuencia de aporte de tal forma que los cafeteros puedan cotizar cuando tengan capacidad de pago (épocas de cosechas) y no sean penalizados cuando su capacidad de pago no les permite hacer contribuciones. Actualmente las personas que no realizan su aporte al programa subsidiado de pensiones del FSP son suspendidos del programa. (2) Otorgar incentivos económicos para que las personas realicen la contribución. (3) Incentivos específicos por grupos de edad y/o capacidad de pago. (4) Permitir que los trabajadores puedan pasar libremente entre los esquemas contributivos y subsidiados. Se espera que los caficultores que aumentan su capacidad de pago puedan trasladarse al régimen contributivo sin perder su afiliación y ahorro voluntario en el esquema subsidiado. (6) Posibilidad de retirar parte de los ahorros en caso de algún choque o imprevisto. Debido a los problemas del Fondo de Solidaridad Pensional, se crearon los Beneficios Económicos Periódicos (BEPS). Los BEPS son un mecanismo de ahorro individual, dirigido para aquellas personas que ganan menos de 1 SMLV y pertenecen a los niveles de Sisben 1, 2 y 3. Con la implementación del esquema de BEPS se pretende que estas personas puedan realizar un ahorro voluntario proporcional a sus capacidades económicas y condiciones laborales y cuando llegue la edad de retiro, el Estado les dará un subsidio del 20% sobre el monto ahorrado, con cargo a los recursos del presupuesto nacional. La suma del ahorro individual más el subsidio del gobierno serían el salario base de cotización, el cual no podrá superar el 85% del SMMLV. Con el fin de incentivar la permanencia y fidelidad al programa se entregaran algunos microseguros (vida, invalidez o auxilio funerario) a quienes hayan hecho al menos 6 aportes al año. Aunque el valor del subsidio es el mismo para todos los beneficiarios, el Conpes 156 del 2012 deja abierta la posibilidad de crear incentivos puntuales para grupos de población específicos de acuerdo con sus necesidades y vulnerabilidades. Los BEPS serán administrados por Colpensiones. La Federación Nacional de cafeteros (FNC) suscribió en el 2012 un convenio con el Ministerio de Trabajo para llevar a cabo un proyecto piloto con los caficultores.11 Los BEPS beneficiarían a unos 250 mil caficultores que tienen menos de 1,5 hectáreas de tierra. La idea de los BEPS es tener un programa voluntario de pensiones que permita que cada persona contribuya cuando pueda y cuanto pueda a una cuenta de ahorro individual. De esta forma, en tiempos de cosecha los trabajadores agrícolas pueden realizar una mayor contribución. Una de las ventajas de este nuevo sistema es que permite la compatibilidad entre los esquemas contributivo y subsidiado. Al cumplir la edad de retiro, si el cotizante está afiliado a los dos esquemas y cumple los requisitos para acceder a una pensión mínima con el régimen contributivo, entonces los recursos de los BEPS, más rendimientos, serán trasladados al esquema contributivo con el fin de incrementar la pensión mensual. Se espera que la federación participe activamente en las evaluaciones del programa, para evaluar la efectividad de los incentivos y realizar los ajustes respectivos. No obstante, uno de los principales problemas de este nuevo esquema de pensiones es que el valor del beneficio mensual es relativamente bajo y para algunos grupos poblacionales 11 Los caficultores tienen una Cédula Cafetera Inteligente a través de las cuales pueden incorporarse al Mecanismo Flexible de Protección para la Vejez. 20 este monto no cumple con el objetivo de eliminar la pobreza. A nivel latinoamericano, Colombia es uno de los países con el más bajo nivel de beneficio en pensiones (Bosh et al, 2013). Mientras que en la mayoría de los países de la región, los beneficios de pensión están entre el 10% y 20% del pib percapita, en Colombia las pensiones contributivas representan el 5% del PIB percapita. La Tabla A-3 del anexo 2 presenta una proyección del beneficio periódico mensual por edad de los trabajadores rurales. Para todas las edades se presenta el valor de la contribución y el valor del subsidio. Bajo el supuesto de que el ahorro promedio es del 8%, se calculó el aporte total para cada grupo de edad12 y se totalizaron los beneficios que corresponden al ahorro más el 20% sobre el monto total ahorrado y los rendimientos financieros. Los beneficios mensuales se calcularon para un trabajador promedio que se retira a los 65 años y goza de una esperanza de vida de 72 años. Los resultados de este ejercicio demuestran que para la mayoría de los grupos de beneficiarios, el monto del beneficio es inferior al salario mínimo. Por lo tanto, es necesario rediseñar los incentivos del programa de tal manera que se ajuste al comportamiento de ahorro de los distintos grupos de edad. Por un lado, es necesario incentivar la cotización de los jóvenes quienes tienen poca capacidad de ahorro y una menor preferencia por sacrificar el consumo presente en beneficio del consumo futuro (tercera edad). En la tabla A-3 del anexo se puede observar que bajo las actuales condiciones del esquema cohorte de jóvenes entre 15 y 21 años recibiría un beneficio mensual superior al salario mínimo, siempre y cuando el aporte a pensiones se mantenga a lo largo de la vida laboral. Algunos países como Chile han puesto en marcha un programa de subsidio al empleo juvenil que ofrece un beneficio equivalente al 30% del salario (20% al empleado y 10% al empleador) para los trabajadores de entre 18 y 24 años que pertenezcan al 40% de la población más vulnerable y que realicen las cotizaciones a los regímenes de pensiones, de salud, al seguro de accidentes de trabajo y al seguro de cesantía (Bosch, et al., 2013). Para el grupo de población entre los 45 y 56 años que están más próximos a la edad de retiro y que no han tenido el tiempo suficiente para acumular lo que se necesita para financiar una pensión, es necesario incrementar el valor del subsidio. La experiencia de Tailandia ejemplifica este tipo de intervenciones en donde el subsidio para las personas entre 50 y 60 años corresponde al 100% del aporte individual (Ver Recuadro 1). Recientemente China incrementó el valor del subsidio para las personas entre 45 y 55 años. Otro problema que afecta la capacidad de ahorro de largo plazo, es que la mayoría de las personas desconocen los beneficios de recibir una pensión en la vejez. La gran mayoría de los trabajadores rurales tienen un conocimiento muy bajo del sistema de pensiones. Mayor información en planes de pensiones generaría un mayor ahorro para pensiones. Así por ejemplo, Chile puso en marcha una serie de intervenciones para incrementar el conocimiento en pensiones de los trabajadores y motivarlos a realizar los aportes. Un ejemplo de este tipo de intervenciones es el envío de información personalizada a los afiliados con la proyección de la pensión que recibiría según la historia de sus aportes. Este tipo de intervenciones incrementaría en 1.4 puntos porcentuales la probabilidad de hacer contribuciones voluntarias al sistema de pensiones entre los trabajadores de entre 40 y 50 años (Bosch, et al., 2013). 12 Martínez (2011) encuentra que el ahorro promedio para los BEPS está entre el 5% y el 8% 21 Recuadro 1: Experiencias internacionales en sistemas de pensiones rurales. China: En el 2009, China introdujo un nuevo esquema de pensiones voluntarias para los trabajadores rurales (National Rural Pension Scheme -NRPS). Este nuevo esquema permite que los trabajadores rurales hagan contribuciones voluntarias a una cuenta de ahorro individual. Las personas deben hacer una contribución anual entre 100 y 500 yuan (equivalente a US$1.28 y US$6.24 por mes). Para complementar este aporte, el gobierno central ofrece un subsidio total del 100% del valor de la pensión básica para las regiones de la zona central y oeste y del 50% para los beneficiarios de las regiones del Este. Adicionalmente, los gobiernos locales ofrecen un subsidio parcial de 30 yuan/año (USD$4.81) independientemente de la contribución individual. La estructura de financiación permite que las comunidades con recursos adicionales otorguen mayores beneficios mientras que la financiación del nivel central del gobierno garantiza un mínimo nivel de beneficios. Todas las personas mayores de 16 años son elegibles para participar en este esquema. La edad de pensión es de 60 años. Para acceder a una pensión la persona tiene que contribuir durante 15 años. El beneficio o pensión básica corresponde al monto que ahorrado divido entre 139 más 55 yuan mensuales de pensión básica. El resultado de este nuevo esquema de pensiones ha sido el incremento sustancial de la cobertura en pensiones. No obstante, las contribuciones mínimas son muy bajas y los beneficios de pensión son modestos. Tailandia: En el 2011 y principios de 2012, Tailandia introdujo un nuevo sistema voluntario de pensiones para los trabajadores informales. La contribución mínima anual es de B50 y la máxima es de B13.200. Las contribuciones se depositan en cuentas individuales para cada uno de los beneficiarios. Con el fin de complementar el aporte a pensión, el gobierno nacional ofrece un subsidio mensual a las contribuciones que varía para distintos grupos de edad. 50% para las personas entre 15–30 años (máximo B 600); 80% para las personas entre 30–50 (máximo B 960); y 100% para las personas entre 50–60 años (máximo B 1,200). Aunque el programa no ha sido evaluado rigorosamente, la cobertura del programa se ha mantenido baja. La mayoría de los trabajadores que se encuentran cotizando bajo este nuevo esquema de pensión son independientes y profesionales. Brasil: En 1971, el gobierno creó el Programa de Asistencia al Trabajador Rural – FUNRURAL, que concede a los trabajadores rurales beneficios de pensiones por edad, viudez e invalidez, así como auxilios de funeral, prestaciones de maternidad y accidentes de trabajo. El financiamiento de FUNRURAL proviene de las contribuciones que realizan los trabajadores rurales, así como de las contribuciones que realizan los empleadores urbanos (3% del ingreso salarial de los trabajadores urbanos). Los trabajadores del “régimen de economía familiar” en el sector rural contribuyen el 2.1% sobre el valor primario de la producción agrícola comercializada; los trabajadores asalariados rurales realizan una contribución del 8-10% del ingreso salarial; y los productores rurales deben realizan una contribución del 2.1 % sobre las ventas y del 11% sobre el ingreso individual mensual. La edad límite para el retiro de vejez es de 60 años para hombres y 55 años para mujeres (5 años menos que la edad de jubilación en el sector urbano). Para recibir la pensión, el asegurado del “régimen de economía familiar” debe completar 15 años de trabajo rural, mientras que los trabajadores asalariados rurales así como los productores agrícolas deben completar 15 de años de contribuciones. Actualmente, el monto de la pensión corresponde a un salario mínimo. Este programa fue bastante exitoso en incrementar la cobertura en afiliación a pensión, así como en reducir la pobreza de la zona rural. Aunque en el sector de salud, la afiliación es cercana al 90%, aún existen algunas barreras para que las personas que aumentan su capacidad de pago se trasladen al régimen 22 contributivo de salud. Una de las principales barreras para la transición entre el régimen subsidiado y contributivo es la pérdida del derecho cuando los afiliados se vinculan laboralmente a una empresa o mejoran su capacidad de pago. Uno de los temores de una persona afiliada al régimen subsidiado en salud, es que si consigue trabajo puede perder ese beneficio para él y su núcleo familiar. Sin embargo, el acuerdo 415 del 2009 establece que los afiliados del Régimen Subsidiado (RS) que se afilien al Régimen Contributivo mantendrán suspendida su afiliación al RS por un (1) año. Asimismo, la ley 1438 del 2011 establece que los jornaleros o trabajadores temporales que se vinculan laboralmente por uno o varios meses y cuya asignación mensual no alcance un SMLV, podrán seguir en el régimen Subsidiado y no serán afiliados al Contributivo. No obstante, el empleador deberá seguir haciendo la contribución a salud del trabajador que normalmente pagaría al régimen contributivo, pero lo hará a favor del Régimen Subsidiado. A pesar de que esta normatividad garantiza el cupo en el RS por un año y permite que algunos trabajadores se mantengan en el régimen subsidiado temporalmente mientras estén vinculados laboralmente, aún existen ciertos temores a perder el derecho al régimen subsidiado. Este es una de las razones para que las personas permanezcan en el sector informal y por lo tanto, no realicen contribuciones a salud. Según datos de la encuesta longitudinal de Fedesarrollo, en el 2010, un 36% de los trabajadores reporta que se rehúsa a aceptar un trabajo formal para no perder los beneficios del régimen subsidiado de salud. La negativa de los trabajadores a aceptar trabajos formales para no perder el derecho al régimen subsidiado es explicada en gran parte por la inestabilidad laboral de los trabajadores. La mayoría de estas personas permanecen la mayor parte del tiempo en el desempleo y la informalidad y sólo trabajan en el sector formal por periodos cortos de tiempo. Dada la alta inestabilidad laboral de los trabajadores rurales, una recomendación de política es que la elegibilidad del régimen subsidiado debe estar atada al estado de pobreza estructural y no al estado ocupacional (Gutierrez et al, 2012). 23 VI. Conclusiones La caficultura continúa siendo la actividad rural que más empleo genera participando con cerca del 27% del empleo agrícola y beneficiando a cerca del 20% de las familias campesinas que dependen de esta actividad económica. Por lo general, la mayoría de los caficultores colombianos son hombres, jefes de hogar con bajos niveles de escolaridad (63% tiene primaria). y pequeños productores cuenta propia (40%) o jornaleros (35%) contratados para las labores permanentes del cultivo y/o la época de cosecha. En los últimos años se han observados algunas dinámicas que podrían estar afectando la disponibilidad de mano de obra para la caficultura. Primero, entre el 1993 y 2005, la población en la zona rural dispersa en los departamentos cafeteros ha disminuido. Segundo, dada la disminución de la oferta de mano de obra rural que han experimentado los departamentos cafeteros en los últimos años, el mercado laboral de las cabeceras se ha convertido en el principal proveedor de mano de obra no calificada para las labores agrícolas. Es decir, existe una integración del mercado laboral de las pequeñas cabeceras con el de la zona rural dispersa. Por lo general, los trabajadores agrícolas tienden a combinar el trabajo en las fincas (en diferentes cultivos) con labores de baja calificación en las ciudades como construcción y comercio. No obstante, la situación del caficultor colombiano es bastante precaria, siendo la actividad productiva con los más bajos ingresos laborales de la economía. En promedio, el caficultor colombiano percibe un ingreso de $COP326 mil, que tan solo representa el 56% de 1 SMLV. Más aún, menos del 1% de los trabajadores asalariados tiene un contrato laboral. Aunque en salud las cobertura del aseguramiento son bastantes altas cercanas al 90% y reflejan el esfuerzo de la federación de los últimos años por aumentar la cobertura en el régimen subsidiado, en pensiones la situación en bastante desalentadora. Solamente el 2% de los caficultores está afiliado a pensiones. Aunque la principal razón para no cotizar en la zona rural es la baja capacidad económica, un 20% de los trabajadores rurales no lo hace porque no desea cotizar. La estrategia de formalización de la mano de obra cafetera debe ser pensada para todo lo rural y no por sector agrícola. Recientemente, el gobierno nacional puso en marcha un programa no contributivo de ahorro para la vejez. Los Beneficios Económicos Periódicos (BEPS) son un mecanismo flexible de ahorro individual, dirigido para aquellas personas que ganan menos de 1 SMLV y pertenecen a los niveles de Sisben 1, 2 y 3. Este esquema ofrece un subsidio del 20% sobre el monto ahorrado. Para incentivar el ahorro y la permanencia, también se entregaran micro-seguros (vida, invalidez o auxilio funerario) a quienes hayan hecho por lo menos 6 aportes al año. La FNC firmó en el 2012 un convenio con el Ministerio de Trabajo para implementar este programa de ahorro voluntario. Los BEPS beneficiarían a unos 250 mil caficultores que tienen menos de 1,5 hectáreas de tierra. Este esquema se ajustaría más a los ciclos de la actividad agrícola, permitiendo que los trabajadores realicen aportes cuando puedan y cuanto puedan. Por esto se espera que los caficultores realicen una mayor contribución en tiempos de cosecha. 24 VII. Recomendaciones de Política Lo primero es repensar la definición de lo rural para el fortalecimiento de las políticas públicas orientadas al campo. La clasificación vigente de áreas rurales no se ha adaptado a las transformaciones que el campo ha venido experimentando en los últimos años. Por tanto, una nueva estrategia para el fortalecimiento de lo rural debe comenzar por la redefinición y el alcance de lo “rural” en Colombia. En esta materia, se han logrado importantes avances en otros países de Latinoamérica que han encontrado alternativas para tener una mejor aproximación a lo rural, mediante la combinación de varios criterios (e.g., densidad poblacional, tamaño de los asentamientos, distancia a las grandes ciudades) (Driven, et. al, 2011). Un segundo problema en términos de información, es la falta de mejores instrumentos de captura de información para lo rural. La dimensión donde más se evidencia este problema es en ingresos, debido a que las encuestas no recogen información de gastos no monetarios, como el trueque y autoconsumo, que son propios de las economías campesinas, por lo tanto, no se cuenta con una buena medida del poder adquisitivo de los hogares rurales. Mejoramiento del ingreso laboral rural a través de aumentos de la productividad cafetera y agropecuaria. Cualquier estrategia de protección social que pretenda abordar los problemas de formalización de la fuerza de trabajo rural debe estar orientada a mejorar los ingresos laborales de los trabajadores del campo. En el caso de la caficultura, los ingresos laborales de los trabajadores y de las unidades productivas son de los más precarios de la economía. Por tanto, la estrategia de formalización de la fuerza de trabajo rural debe estar acompañada de programas de investigación, extensión o asistencia técnica para los trabajadores e unidades productivas campesinas. Se recomienda a la FNC trabajar conjuntamente con el Ministerio de Agricultura, Corpoica y el SENA, en una estrategia para el fortalecimiento de la investigación y de los servicios de extensión y capacitación. Esta estrategia debe tener como eje central la investigación. Institucionalmente se sugiere estar enmarcada dentro del programa AgroSena13, la nueva apuesta del gobierno en capacitación rural, de tal manera que se generen sinergias entre los servicios de la Federación y las otras entidades. Se espera que la estrategia para el fortalecimiento de los servicios de capacitación se adapte a las nuevas características de la oferta de mano de obra y a las necesidades del sector. En los últimos años, la oferta laboral del sector ha sufrido importantes transformaciones14 y otras áreas se han consolidado como las nuevas zonas cafeteras del país. Revisar y modificar la normatividad relacionadas al trabajo y la seguridad social de los trabajadores rurales, de tal manera que se adapte a la estructura y dinámicas del empleo agrícola rural. La normatividad vigente para el aseguramiento en salud, pensiones y riesgos profesionales tiene como principal referente al trabajador urbano, desconociendo las formas contractuales del trabajo agrícola (e.g., jornal, destajo, sueldo fijo), la estructura del 13 El programa que empezará en el 2014, busca brindar capacitación en agricultura moderna para los pequeños agricultores. El SENA tendrá a su disposición cerca de 6 centros y 2000 instructores para capacitar y asesorar a pequeños y medianos productores. La meta es atender a 25 mil trabajadores rurales anualmente. 14 Escasez de trabajadores, envejecimiento de la mano de obra agrícola, mayor participación de los pequeños productores, mayor movilidad de trabajadores entre la zona rural y pequeñas cabeceras 25 empleo y la estacionalidad de los ingresos agrícolas. En el caso de la caficultura, la mayoría de los productores son pequeños cuenta propia y jornaleros. Además, este mercado se caracteriza por una fuerza de trabajo dinámica que combina la caficultura con otras actividades agrícolas y en otros sectores. Por tanto, la recomendación es la adopción de normas que legislen sobre el trabajo rural y sean plenamente aplicables al sector agrícola. Aunque se han logrado avances importantes en esta materia, como la cotización por semana15, es necesario avanzar mucho más de tal manera que la legislación laboral contemple las dinámicas del mercado de trabajo rural y de las distintas formas de contratación, permitiendo una mayor flexibilización de los aportes, y creando los mecanismos para el fácil paso entre los esquemas contributivos y no contributivos. Fortalecimiento de la estrategia de protección social para lo rural. Por su condición de pobreza, la mayoría de los caficultores deben ser objetos de los programas de protección social del régimen subsidiado de salud y pensiones. En esta medida, es necesario que la estrategia de protección social para el campo se oriente a fortalecer las ayudas y subsanar los principales déficits y privaciones de los hogares rurales. Lo primero es que la estrategia de protección social debe estar en función de los cambios en la estructura demográfica de la zona rural. Por ejemplo, en los próximos años se prevé un aumento en la población mayor de 65 años y por tanto, un aumento en la demanda de cuidado para los adultos mayores. Esta situación requiere de la ampliación y reorganización de la oferta de cuidado tanto de adultos mayores como de niños y de personas con discapacidades. Lo segundo es que la estrategia de protección social para lo rural debe reconocer las heterogeneidades que existen en la provisión de servicios y bienes públicos sociales en lo rural. Una recomendación es considerar el grado de ruralidad de los municipios en el diseño de intervenciones, de manera que para las zonas más apartadas se puedan tener soluciones innovadoras que garanticen el acceso a servicios de salud, educación y formación con calidad. Una última recomendación es promover un mayor acceso de los hogares agrícolas a seguros u otros productos financieros contra riesgos que les permita cubrir los costos por perdidas en la producción.16 En pensiones, el esquema no contributivo de ahorro flexible se ajustaría más a las dinámicas laborales del sector cafetero. La nueva estrategia del gobierno Nacional para enfrentar el riesgo por vejez es un programa de pensiones voluntarias con ahorro flexible (Beneficios Económicos Periódicos-BEPS), que busca adaptarse a las dinámicas productivas de la agricultura. La gran desventaja de este nuevo esquema en pensiones es que el valor del beneficio que recibirían las personas es relativamente bajo en comparación con el salario mínimo y la línea de pobreza. Por tanto, se sugiere rediseñar los incentivos al aporte diferenciando por grupos de población y capacidad de ahorro, de tal manera que se ofrezca un subsidio de carácter temporal para los mayores de 55 años que no alcanzaron a ahorrar lo suficiente y tendrían menos tiempo para hacerlo. También, se sugiere adoptar diferentes estrategias para incentivar el ahorro de los más jóvenes y adoptar programas de educación financiera que promuevan la permanencia de los beneficiarios dentro de este esquema. Se recomienda que la FNC participe activamente en las evaluación piloto del programa con el fin de identificar un esquema de incentivos más propicio para el sector. 15 Decreto 2616 de 2013 16 Aunque esta última recomendación es el tema de trabajo de otro estudio dentro de la Misión Rural., es importante considerarla dentro de una estrategia de protección social para lo rural. 26 Fortalecimiento de la institucionalidad rural para el control y fiscalización del cumplimiento de las normas laborales. Esto requiere mejorar los procesos de inspección y vigilancia del Ministerio de trabajo en cuento al cumplimiento de la norma del salario mínimo, la celebración de contratos escritos y afiliación al sistema de seguridad social y de riesgos profesionales. Es importante aclarar, que la estrategia debe centrarse en los productores medianos y grandes. Mayor difusión de los nuevos beneficios en material de aseguramiento en salud. En materia de salud, se ha logrado alcanzar coberturas casi universales en la zona rural debido al aumento en la afiliación al régimen subsidiado en salud. A pesar de que ahora es posible que los trabajadores del Régimen Subsidiado mantengan el cupo por 1 año mientras estén vinculados laboralmente, aún existen ciertos temores a perder el derecho al régimen subsidiado. Esta es una de las razones por las que las personas no aceptan trabajos formales y no realicen contribuciones al esquema contributivo de salud y pensiones. Por tanto, se requiere mayor difusión de la normatividad vigente de tal forma que se rompa con estos temores y de algún modo se incentive la formalización de aquellos que cuentan con capacidad de pago pero temen perder beneficios. Es necesario tener más información acerca de los beneficios de pertenecer al régimen contributivo. Por ejemplo, algunas personas desconocen que el esquema contributivo en salud brinda una compensación económica en caso de incapacidad y licencia de maternidad. 27 VIII. ANEXOS Anexo A-I La estimación del número de ocupados por cultivo se realizó con base en la metodología del Dane (2011) que se realiza mediante la conversión del número de jornales por cultivo en número de ocupados. Tabla A-3:Cálculo del número de ocupados por cultivo Jornales Jornales por hectárea Puestos de (a) trabajo Número de (b) ocupados 992,165 182 34,003,335 196,551 244,771 Arroz 451,390 32 14,444,480 83,494 103,978 Maíz Amarillo 309,059 37 11,435,183 66,099 82,315 Maiz Blanco 201,053 37 7,438,961 43,000 53,549 Sorgo 17,560 13 228,280 1,320 1,643 Cebada 3,191 25 79,775 461 574 Trigo 9,912 38 376,656 2,177 2,711 OLEAGINOSAS 86,589 210 4,734,622 27,368 34,082 Semilla de Algodón 43,931 74 3,250,894 18,791 23,401 Soya 37,370 32 1,195,840 6,912 8,608 Ajonjolí 2,106 40 84,240 487 606 Maní 3,182 64 203,648 1,177 1,466 OTROS CULTIVOS 394,340 543 37,199,668 215,027 267,780 Algodón Fibra 43,931 76 3,338,756 19,299 24,034 Papa 128,310 104 13,344,240 77,134 96,058 Fríjol 115,544 38 4,390,672 25,380 31,606 Área cosechada CEREALES Cultivos Tabaco Rubio 5,710 175 999,250 5,776 7,193 Hortalizas 100,845 150 15,126,750 87,438 108,889 BANANO Y PLATANO 419,201 406 47,924,317 277,019 344,980 Banano Export. 47,800 149 7,122,200 41,169 51,269 Plátano Export. 16,849 149 2,510,501 14,512 18,072 Plátano 354,552 108 38,291,616 221,339 275,640 CAÑA 382,607 243 47,436,903 274,202 341,472 Caña Azúcar 185,545 39 7,236,255 41,828 52,090 Caña Panela 197,062 204 40,200,648 232,374 289,382 TUBERCULOS Y RAICES 217,685 329 22,404,276 129,504 161,276 7,214 114 822,396 4,754 5,920 Arracacha 28 Ñame 35,652 115 4,099,980 23,699 29,513 Yuca 174,819 100 17,481,900 101,051 125,842 OLEAGINOSAS 282,657 198 30,243,726 174,819 217,708 Palma de aceite 266,922 108 28,827,576 166,633 207,514 Coco 15,735 90 1,416,150 8,186 10,194 OTROS CULTIVOS 398,603 430 39,970,322 231,042 287,724 Cacao 133,462 88 11,744,656 67,888 84,543 Fique 18,939 74 1,401,486 8,101 10,089 Tabaco Negro 4,507 160 721,120 4,168 5,191 Frutales 241,695 108 26,103,060 150,885 187,901 Café 712,387 380 96,836,466 559,748 697,071 Tradicional 58,076 150 8,711,458 50,355 62,709 Tecnificado envejecido 143,165 80 11,453,239 66,204 82,445 Tecnificado 511,145 150 76,671,770 443,189 551,917 3,886,234 2,921 360,753,635 2,085,281 2,596,863 TOTAL AGRÍCOLA Fuente: (Área cosechada) Sociedad de Agricultores de Colombia; ( Jornales) DANE (2011) Nota: (a) El número de puestos de trabajo se calculó al multiplicar el número de jornales de los distintos cultivos por 173. Según estudios del Ministerio de Agricultura, un puesto de trabajo anual en el sector agrícola equivale a 173 jornales. (b) Para obtener el número total de ocupados, se dividió el número de puestos de trabajo por el coeficiente de tiempo completo ( 0,803). 29 Anexo A- II Tabla A-1: Ingreso laboral mensual (primera y segunda actividad) (En miles, a precios constantes del 2012) 2005 2007 2008 2009 2010 2011 2012 305 333 392 319 331 342 336 334 415 413 404 409 420 418 371 403 431 417 447 457 445 Industria 660 867 838 784 841 874 833 Servicios 742 960 893 870 902 892 892 Sector Caficultura Otros cultivos agrícolas (a) Otras actividades agrícolas (b) Fuente: Encuesta Continua de Hogares 2005, Gran Encuesta Integrada de Hogares 2007-2012. a) Otros cultivos incluye producción de flores, banano, cereales y oleaginosas, hortalizas y legumbres, frutas, nueces, plantas bebestibles y especias, caucho, tabaco, palma, tubérculos, leguminosas secas, algodón, plantas forrajeras, fique y cultivo de pasto; b) Otras actividades agrícolas comprende producción pecuaria, caza, silvicultura, extracción de madera y pesca. Tabla A-2 Porcentaje de ocupados que reporta un empleo secundario y horas trabajadas a la semana por sector de actividad Empleo secundario Caficultura Otros cultivos agrícolas (a) Otras actividades agrícolas (b) 2005 2007 2008 2009 2010 2011 2012 11.2% 8.5% 9.5% 14.1% 13.0% 15.4% 16.6% 10.5% 9.3% 9.0% 10.4% 11.1% 12.9% 15.8% 8.7% 6.8% 6.9% 8.7% 9.9% 10.7% 12.5% Industria 3.8% 4.0% 3.7% 5.1% 5.2% 5.6% 6.0% Servicios 5.2% 5.3% 5.2% 6.1% 7.0% 7.4% 7.8% 43.8 46.2 45.8 43.8 44.3 43.7 43.7 44.8 44.8 45.5 45.2 43.7 43.0 43.1 Horas de trabajo por semana Caficultura Otros cultivos agrícolas (a) Otras actividades agrícolas (b) 45.2 46.5 46.5 44.9 44.6 44.3 43.1 Industria 47.1 48.8 48.1 47.4 47.5 47.2 47.0 Servicios 47.3 48.8 48.3 47.6 47.5 47.1 46.8 Fuente: Encuesta Continua de Hogares 2005, Gran Encuesta Integrada de Hogares 2008-2011. a) Otros cultivos incluye producción de flores, banano, cereales y oleaginosas, hortalizas y legumbres, frutas, nueces, plantas bebestibles y especias, caucho, tabaco, palma, tubérculos, leguminosas secas, algodón, plantas forrajeras, fique y cultivo de pasto; b) Otras actividades agrícolas comprende ganadería, producción pecuaria, caza, silvicultura, extracción de madera y pesca. 30 Tabla A3: Proyección de los BEP mensuales para los trabajadores de la zona rural Edad 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 Salario (a) mensual $160,034 $216,822 $250,700 $261,886 $280,201 $318,943 $397,690 $366,535 $369,763 $369,685 $413,408 $421,920 $425,297 $441,366 $406,692 $399,644 $450,816 $424,254 $449,061 $407,679 $436,555 $423,741 $356,180 $395,289 $379,528 $408,992 $405,500 $381,135 $450,250 $387,178 $470,631 $374,255 $406,710 $426,692 $412,855 $406,922 $380,392 $448,979 $416,030 $411,052 $427,586 $368,074 $409,886 $310,542 $432,645 $338,262 $298,302 $442,092 Ahorro (b) individual $12,803 $17,346 $20,056 $20,951 $22,416 $25,515 $31,815 $29,323 $29,581 $29,575 $33,073 $33,754 $34,024 $35,309 $32,535 $31,972 $36,065 $33,940 $35,925 $32,614 $34,924 $33,899 $28,494 $31,623 $30,362 $32,719 $32,440 $30,491 $36,020 $30,974 $37,651 $29,940 $32,537 $34,135 $33,028 $32,554 $30,431 $35,918 $33,282 $32,884 $34,207 $29,446 $32,791 $24,843 $34,612 $27,061 $23,864 $35,367 Aporte del (c) Gobierno $2,561 $3,469 $4,011 $4,190 $4,483 $5,103 $6,363 $5,865 $5,916 $5,915 $6,615 $6,751 $6,805 $7,062 $6,507 $6,394 $7,213 $6,788 $7,185 $6,523 $6,985 $6,780 $5,699 $6,325 $6,072 $6,544 $6,488 $6,098 $7,204 $6,195 $7,530 $5,988 $6,507 $6,827 $6,606 $6,511 $6,086 $7,184 $6,656 $6,577 $6,841 $5,889 $6,558 $4,969 $6,922 $5,412 $4,773 $7,073 Ahorro total al final de la vida (d) productiva $54,219,203 $53,278,193 $52,044,589 $50,664,466 $49,269,497 $47,825,352 $46,234,813 $44,315,854 $42,604,554 $40,934,141 $39,318,216 $37,569,750 $35,843,125 $34,159,095 $32,468,085 $30,960,429 $29,526,922 $27,962,280 $26,537,555 $25,078,405 $23,796,655 $22,468,610 $21,221,331 $20,206,899 $19,117,574 $18,105,585 $17,050,382 $16,038,100 $15,117,482 $14,065,170 $13,189,602 $12,159,808 $11,367,441 $10,534,272 $9,688,502 $8,896,686 $8,141,545 $7,458,519 $6,678,470 $5,979,094 $5,310,486 $4,637,528 $4,077,010 $3,473,052 $3,030,308 $2,433,473 $1,981,965 $1,596,701 Beneficio mensual (e) $645,467 $634,264 $619,578 $603,148 $586,542 $569,349 $550,414 $527,570 $507,197 $487,311 $468,074 $447,259 $426,704 $406,656 $386,525 $368,577 $351,511 $332,884 $315,923 $298,552 $283,294 $267,483 $252,635 $240,558 $227,590 $215,543 $202,981 $190,930 $179,970 $167,443 $157,019 $144,760 $135,327 $125,408 $115,339 $105,913 $96,923 $88,792 $79,506 $71,180 $63,220 $55,209 $48,536 $41,346 $36,075 $28,970 $23,595 $19,008 BEP en número de salarios (f) mínimos BEP en número de Líneas de pobreza 1.21 1.19 1.16 1.13 1.10 1.06 1.03 0.99 0.95 0.91 0.87 0.84 0.80 0.76 0.72 0.69 0.66 0.62 0.59 0.56 0.53 0.50 0.47 0.45 0.43 0.40 0.38 0.36 0.34 0.31 0.29 0.27 0.25 0.23 0.22 0.20 0.18 0.17 0.15 0.13 0.12 0.10 0.09 0.08 0.07 0.05 0.04 0.04 3.32 3.26 3.18 3.10 3.01 2.92 2.83 2.71 2.61 2.50 2.40 2.30 2.19 2.09 1.99 1.89 1.81 1.71 1.62 1.53 1.46 1.37 1.30 1.24 1.17 1.11 1.04 0.98 0.92 0.86 0.81 0.74 0.70 0.64 0.59 0.54 0.50 0.46 0.41 0.37 0.32 0.28 0.25 0.21 0.19 0.15 0.12 0.10 (g) 31 63 64 65 $251,576 $346,181 $295,951 $20,126 $27,694 $23,676 $4,025 $5,539 $4,735 $1,044,238 $740,044 $335,027 $12,431 $8,810 $3,988 0.02 0.02 0.01 0.06 0.05 0.02 Notas: (a) Ingreso del 2011. Ingreso laboral incluye salario (dinero y especie) diferente de 0 y ganancias de los cuenta propia. Datos de la GEIH 2011 (b) Corresponde al 8% del ingreso laboral mensual. Este porcentaje fue estimado por Econometría (2009) y Martinez Isaacs (2011) (c) 20% sobre el monto del ahorro individual. (d) Monto total ahorrado a los 65 años (incluye rendimientos). Para realizar este cálculo se asumió una tasa de interés real del 3.25% anual. (e) El monto mensual de los beneficios fue calculado para una persona promedio que espera vivir 72 años. (f) El valor del salario Mínimo del 2011 es de COP$535.600 (g) El valor de la Línea nacional de pobreza para el 2011 fue de COP$194,696 Grupos de edad: 15-21 años: 614.515 (14,2% de los ocupados rurales); 22-29 años son 753.717 (17,5%); 30-36 años son 631.326 (14,6%); 3744 años son 721.094 (16.7%); 45-56 años son 847.152 (19,6%); 57-65 años son 374.833(8.7%) 32 IX. 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