Aclaraciones importantes sobre el proyecto de ley de obtenciones vegetales Agosto, 2013 La preocupación por garantizar los derechos y patrimonio de los pueblos originarios y su acceso a las variedades ancestrales es absolutamente legítima y nada en este proyecto de ley afecta esos derechos Es fundamental aclarar que nada en el contenido de este proyecto puede afectar los legítimos intereses y derechos de los pueblos originarios sobre las llamadas “variedades ancestrales”. La normativa actual –contenida en la Ley Nº 19.342- exige una serie de requisitos insoslayables para obtener el registro de una nueva variedad vegetal y el proyecto de ley no modifica este punto. Las variedades ancestrales por definición no cumplen con uno o varios de estos requisitos legales por lo que bajo ninguna circunstancia podrían ser registradas por un tercero. En primer lugar, por ejemplo, no cumplen con el requisito básico de novedad. Por definición, al ser “ancestrales” no son nuevas y, por lo tanto, nadie podría registrarlas para obtener cualquier tipo de protección. Adicionalmente, su naturaleza ancestral les otorga características de heterogeneidad genética que hacen absolutamente imposible su registro como variedad nueva, por lo que están resguardadas de una apropiación indebida. Más importante aún, se encuentra garantizado el libre uso para siempre por parte de pequeños agricultores y pueblos originarios. Al plantear esta preocupación habitualmente se presume que es posible registrar y proteger especies tales como el canelo o la quínoa. Es importante aclarar que, al ser precisamente “especies”, no es posible obtener ningún tipo de protección sobre ellas, ni en Chile ni en ninguna parte del mundo.. Solo son registrables “nuevas variedades” de una especie, jamás la especie misma. Y aquellas variedades que ya están presentes en la naturaleza tampoco pueden registrarse. Solo pueden registrarse las variedades nuevas que, generalmente, son producto de un proceso de investigación. El artículo 1º del proyecto de ley establece que: “Esta ley garantiza que la protección conferida en virtud de ella se concederá salvaguardando y respetando, tanto el patrimonio biológico y genético, como los conocimientos tradicionales nacionales. El otorgamiento de los derechos que constituyan elementos protegibles, que hayan sido desarrollados a partir del material obtenido de dicho patrimonio o de dichos conocimientos, estará supeditado a que ese material haya sido adquirido de conformidad con el ordenamiento jurídico vigente.” La redacción anterior resulta clara en relación a este punto y explícitamente determina el respeto tanto del patrimonio genético como de los conocimientos tradicionales. Si se estimara conveniente incorporar una nueva redacción que enfatice mejor este resguardo ella debiera agregarse para dar garantías a todos los interesados. En relación a este mismo punto, al finalizar la tramitación que condujo a la ratificación de UPOV 91, un grupo de senadores presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional por estimar que contravenía diversas garantías constitucionales. Específicamente, los recurrentes plantearon que se infringían el inciso final del artículo 1º y el artículo 19º Nºs 2º, 8º, 22º y 24º de la Constitución. En lo sustantivo, el requerimiento planteaba que se afectaban el derecho de propiedad de los pueblos originarios sobre sus cultivos tradicionales, el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación y la igualdad ante la ley. Todos estos planteamientos fueron desestimados por el TC y afirmó de forma categórica que nada en UPOV 91 vulnera el marco constitucional chileno. 1 En relación al resguardo de los derechos de los pueblos originarios, el fallo del TC dice que “el Convenio UPOV 91 no puede ser interpretado en ningún sentido que pudiera afectar tales conocimientos y prácticas tradicionales, los que dan origen a derechos que forman parte de la identidad cultural de las etnias originarias que el Estado de Chile debe respetar y promover por mandato constitucional y por compromisos internacionales derivados, entre otros instrumentos y tratados, del Convenio 169 de la OIT.” Los pequeños agricultores no verán afectado su acceso a las semillas De acuerdo al marco regulatorio internacional (UPOV 91) los países tienen la facultad (no la obligación) de establecer excepciones a los derechos de los obtentores vegetales en relación a los agricultores. Es el llamado privilegio del agricultor que les garantiza la reutilización permanente de las semillas obtenidas en la cosecha para volver a sembrar pero solo en sus propios predios (no está permitida la comercialización de esas semillas). UPOV establece también que esto debe establecerse dentro de límites razonables y resguardando los legítimos derechos del obtentor. UPOV da ejemplos de elementos que podrían ser útiles para fijar límites razonables y salvaguardar los intereses legítimos del obtentor. Ellos son el tamaño de la explotación del agricultor, la superficie del cultivo en cuestión o el valor del cultivo cosechado. Para la realidad chilena lo más adecuado sería determinar un límite de hectáreas por agricultor. En relación a esta materia se propone tomar como parámetro la definición que utiliza INDAP para calificar a aquellos agricultores que pueden acceder a sus beneficios y créditos. De acuerdo a ella, un pequeño agricultor es aquel que tiene hasta 12 hectáreas de riego básico. Una hectárea de riego básico es un factor de cálculo que considera diversos elementos como la calidad del suelo, el tipo de riego, etc. y cuya aplicación se traduce en hectáreas efectivas. En Chile, en las circunstancias más extremas de la región de Aysén pueden equivaler a 1.500 hectáreas efectivas y en Magallanes a 3.800. El promedio nacional es poco menos de 40 hectáreas. Nada en la normativa vigente ni en el proyecto de ley en discusión se relaciona con la introducción de cultivos transgénicos Es importante desmentir el posible vínculo entre la normativa que protege las nuevas variedades vegetales y los productos transgénicos. Como es sabido, en nuestro país no está permitido el cultivo de productos transgénicos. Solo está autorizada la reproducción de semillas transgénicas y exclusivamente con fines de exportación y no para la comercialización en nuestro país. El proyecto de ley no hace ninguna referencia a los cultivos transgénicos por lo que nada en él puede entenderse relacionado con ese tema. Nada en este proyecto de ley genera condiciones distintas a las actuales que permitan introducir productos transgénicos en Chile. Ningún agricultor estará obligado a utilizar variedades específicas que estén protegidas Nada en el proyecto de ley implica la obligación de utilizar variedades vegetales específicas. Hoy los agricultores pueden utilizar variedades ancestrales y variedades públicas (aquellas cuyo período de protección ya ha expirado). Y también pueden sembrar 2 variedades que cuentan con protección pero respetando los derechos del obtentor. El proyecto de ley no cambia esta situación en ningún aspecto. 3