BREV^ EXPLICACIÓN DE LAS TABLAS Y SU MANEJO ^uien por primera vez se interese en el conocimiento de la producción de una especie forestal cualquiera, bien pronto echará de ver que el crecimiento anual de la masa de árboles no es constante, sino que experimenta un incremento de un año a otro, hasta llegar a una edad en que culmina, para después ir disminuyendo su valor. de año en año. Cada especie se ajusta á esta ley general por medio de una ley particular que es perfeetamente específtca y, a la vez, totalmente diferente de una especie a otra: Con esta i^dea surge un concepto simplista de las 'fablas de producción, consistenté en preparar para cada especie dos columnas paralelas: una, que comprenda todas las edades, escalonadas de ^ en .3 ó de 5 en 5 años, y otra, que al par de cada ed'ad sitúe- el volumen por hectárea de la masa. Yero rápidamente se cae en la cuenta de que esta Tabla no puede construirse, porque en cada edad la producción de una especie puede alcanzar los valores más dispares, como cot^secuencia de la estación en que viva. Se precisa una solución que recoja en forma sintética las pro^ ducciones más diversas. Esto conduce a elaborar unas Tablas para varias calidades, y al efecto, se preparan varios grupos representativos de las producciones medias de otros tantos tipos de calidades; desde la óptima hasta la más mala, entre Ias cuales pueda encuadrarse ^ualquier rodal. De esta forma puede construirse una Tab.la que, al par de las edades, colocadas verticalmente en la primera columna, inserte varias columnas con las producciones de sus respectivas calidades. 1 GRAC1OECHEVERRÍA Pero tampoco esta Tabla es completa. Supuesta una masa de determinada edad y calidad, su producción, lo mismo en volumen como en forma y dimensiones de los troncos, dependerá, evidentemente, del número de árboles que forme la masa en pie. Hace falta, por consiguiente, conocer en cada caso el número de árboles por hectárea para la mejor producción del monte er. calida^i y cantidad. E1 conocimiento de estos datos sólo puede deducirse cuando se determine la espesura normal en cada edad y calidad, o lo que es equiva1ente, la relación de espaciamiento. La determinación de este factor es, quizás, la que requiere mayor número de observaciones de las parcelas de ensayo, la más compleja y a la vez la más relativa, porque la estimación de cuándo una masa tiene una determinada espesura, es una apreciación subjetiva. Todo ello nos dice, cómo resumen, que para construir unas Tablas completas se hace necesario indicar las producciones en volumen y a las distintas edades de la masa en pie y extraída, sus secciones normales, con otros datos referentes a la forma, diámetros, alturas y cceficientes mórficos medios. C:on sujeción a este criterio se ha preparado el presente Ensayo de Tablas. *** Los datos que aparecen en las diversas columnas de sus cinco calidades, se refieren a 1a producción normal de las masas del P. tnsignis, es decir, a las que deben obtenerse de estos montes si se sabe mantener a los suelos en la plenitud de su capacidad productiva, sometiéndolos a un tratamiento racional, que en gran parte se deduce ^del Ensayo de Tablas tan sólo con seguir la indicación del número de árboles por hectárea en pie y el que debe extraerse en el curso de la vida. Por desgracia, en numerosos casos Ios montes de P. Insignis vegetan en espesuras muy inferiores a las normales, causando una repereusión directa en la producción. En la mayoría ^de estos montes se emplean unas prácticas anár- ENSA]"O DE TABLAS DE PRODliCC1Ú\ DEL "PINUS IYSIG\IS" l3 quicas de limpias y claras que destruyen el normal desarrol[o d^ la vida colectiva de los árboles, no sólo porque ta cantidad extraída es excesiva y deja una masa en pie muy clara, como acaba de indicarse, sino también porque la cali^dad de los árboles extraídos en sucesivas ctaras es la más selecta. Se repite en este caso lo mismu que en las revoluciones sociales. Las hordas rojas eliminan los individuos mejores de la sociedad. Inviértese con esto el concepto de ias claras - e! de cortas de mejora -, y al eliminar en el, curso de la vida los troncos de mejores ^dimensiones y forma, se Ilega a un objetivo diametralmente opuesto; a fuerza de practicar cortas que empeoran la masa, quedan para el áprovechamiento final, el más importante de todos, los árboles deformes y raquíticos, a la vez que su turno forestal o edad de máxiina producción de madera, en el mínimo tiempo, viene hondamente perturbado. * * * I_os datos del presente "Ensayo de Tablas de Producción" sti^ refieren a un tratamiento de claras moderadas. En un trabajo de investigacián sobre la espesura, claras y turno en el Pinus Insignis, que Dios mediante, publicará el Instituto Forestal muy en breve, se llega a conclusiones concretas acerca de aprovechamientos totalmente diferentes ^en volumen, dimensiones y forma, a consecuencia de los distintos grados de intensidad ^de las claras empleadas. Ha adquirido tal importancia la influencia de las claras en la producción, que el tipo de tablas, tal y como se ha descrito, se ha ampliado para cada especie en los Institutos extranjeros a tres tipos fundamentales: para tratamiento de claras moderadas, de claras de intensidad media y de claras fuertes. De estas tres clases, hemos estimado que e,ra el primero el que más urgía en ^el Pinus Insignis, por ser ^ste tratamiento el que produce en mayor proporción madera joven y blanda con troncos delgados, altos y de elevados coeficientes mórficos, con dimensiones IGNACIO ECHEVERRÍA y formas más en armonía con sus consumos preferentes, tales como el puntal de mina y el rollízo para pasta. Queda para otra ocasión la publicación dle unas tablas con tratamientos apropiados para la obtención de madera de gruesas dimensíones. *** Comprenden los datos de la presente publicación las producciones y desarrollo desde los siete a los veinticinco años de edad. Este período es suficiente para las calidades superiores, y aun las medias. No así para las dos ínferiores, por no haber alcanzado a los veinticinco años el máximum en los crecimientos. Son escasas las repoblaciones de importancia superiores a esta edad, por convenir a sus propietarios el cortarlas antes. Las experiencias emprendidas en parcelas de veinticinco a treinta y cinco años no han podi^d^o ser numerosas por la razón apuntada, y además, están todas ellas, a causa de los efectos de sus claras equivoca.das, "perturbadas en su natural manera de ser", como calificaría gráficamente el maestro de los dasónomos españoles. Pudimos caer en la cuenta de que sus experiencias nos conducían a resui^tado5 falsos, por lo que hubo que prescin^dir de éstas. * * * 7'odos los datos que se exponen se refieren a troncos totales con corteza, es decir, medidos hasta el ápice y no hasta los ^ cm. de di^metro del tronco. Quien haga uso de los mi^smos, debe tenet en cuenta esta aclaración al manejar alturas, cceficientes mórficos y volúmenes. Se publicarán en su día, en la ampliación de todos estos datos, el "derbholz" o parte maderable del tronco, esto es, desde 7 centírnetros con corteza. s * * ENSAYO DE TABLAS DE PRODUCCIÓN DEL "PINUS INSIGNIS" 15 Queda por subrayar la observación más importante. Quien maneje una Tabla de producción de árboles, deseche, ante todo, el rigor matemático con que se busca el dato en una Tábla de pesos atómicos o de logaritmos, porque esa exactitud no tiene cabida en la biología. El proceso del desarrollo de la vida vegetal no se ajusta a leyes mecanicistas, como sucede, por ejemplo, en el mundo de los astros. Quiere esto decir, que los ^datos de unas Tablas forestales se proponen indicar solamente un rumbo en la marcha de la vida de las masas arboladas y nunca una cifra inconmovible. Quien sepa leer las cifras con este sentido de interpretación, ]levará en las Tablas la brújula que le guíe por caminos acertados. Quien no sepa hacerlo así, vale más que no las use. * * * Siguiendo una práctica de las modernas Tablas de producción, agregamos dos gráficos : uno, de producciones normales de la masa principal, y otro, de sección normal de la rnisma. Sirve para que el forestal las use en el monte cuando necesite una orientación rápida a título de avance. En el primer gráfico se agregan unas líneas de trazos, cuyos desarrollos representan las edades en que las masas de Pinus Insignis adquieren una altura media, según la calidad de la estación en que vegetan. Conocida la edad y altura media de un rodal, podemos hacernos cargo rápidamente de su calidad. Por ejemplo, supongamos un rodal de dieciséis años y ^2 m. de al'tura. Sigamos la línea negra indicada por la cifra i2 m., hasta que se cruce con la ordenada de dieciséis años. El punto de cruzamiento nos indica gráficamente que se trata ^d^e una parcela de cuarta calidad. Si dicho rodal tuviese la espesura de la Tabla, su producción sería de ^62 m.$. ]6 IGNACIOECHEVERRIA Si hallamos la sección normal por hectárea de dicho rodal, su relación con la sección normal indicada en el gráfico segundo para dicha edad y calidad, nos proporciona et coeficiente ^d^e correccíón por el que debemos multípiicar Ia producción señaiada en las Tablas para deducir el voIurnen efectivo por hectárea del rodal. *** En los trabajos ^de rectificación, perfeccionamiento y ampliación de las presentes Tablas, jugará un papel principal una crítica sana. Como los hechos de observación sólo con nuevas observaciones pueden modificarse, quien sienta naturales reservas por la sugestión de estas cifras, cálcese las botas altas, tome el compás y la cinta métrica y láncese a registrar experiencias. Prestará el mejor de los servicios al ofrecer cifras de contraste y elementos de superación. A continuación de las Tablas podrá ver quien tenga interés el resumen del proceso de las experiencias ^de campo, las normas empleadas en la instalación de sitios de ensayo e inventariación, los métodos de cálculo de gabinete y, por fin, las directrices de la labor sintética de construcciones de Tablas. Esta labor quedará recompensada si el forestal norteño encuentra en el presente Ensayo el instrumental que le auxilie en el desarrollo de sus trabajos técnicos. Si, además, sirven para estimular la afición por las cuestiones dasonómicas, y la juventud, tal vez demasiado atraída en estos momentos por el aliciente de las ganancias materiales, despierta aficianes por la observación de los fenómenos de la Naturaleza, habrá reba, sa•do,.cumplidamente sus objetivos.