FINANCIACIÓN DE UN REMANENTE DE TESORERÍA NEGATIVO

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FINANCIACIÓN DE UN REMANENTE DE TESORERÍA NEGATIVO
Consulta:
Ante la obtención de un remanente de tesorería negativo como consecuencia de
la liquidación del presupuesto del ejercicio, ¿cuáles son las medidas que debe
adoptar un Ayuntamiento para su financiación?
Respuesta:
En primer lugar, recordemos lo que dice la normativa al respecto:
Concretamente, la Norma Foral 10/2003 de 2 de diciembre, Presupuestaria de las
Entidades Locales, en materia de presupuestos, señala en su artículo 49.4 lo
siguiente:
“En caso de liquidación del Presupuesto con Remanente de Tesorería
negativo, el Pleno de la Corporación deberá proceder, en la primera sesión
que se celebre, a la reducción de gastos del nuevo Presupuesto por cuantía
igual al déficit producido.
Si la reducción de gastos no resultare posible, se podrá acudir al concierto
de una operación de crédito por su importe, siempre que se den las
condiciones que se especifican en el artículo 34 de la presente Norma.
De no adoptarse ninguna de las medidas previstas en los apartados
anteriores, el Presupuesto del ejercicio siguiente habrá de aprobarse con un
superávit inicial de cuantía no inferior al referido déficit.”
En cualquier caso, entendemos que las referencias que realiza la norma citada al
remanente de tesorería resultante de la liquidación, están efectuadas en relación
al Remanente de tesorería para gastos generales. Esto es, aquel remanente de
tesorería que se obtiene una vez descontadas las desviaciones en financiación
positivas al cierre del ejercicio.
En consecuencia, la Norma Foral 10/2003 contempla, ante esta situación, un
procedimiento concreto que el Ayuntamiento debe abordar de forma obligatoria.
Sin embargo, existen situaciones que pueden revelar falta de adecuación de estas
medidas para la financiación del déficit obtenido.
Así por ejemplo:
- Se puede producir el hecho de que, sin tener necesidad de contemplar
ninguna de las tres opciones, el déficit desaparezca en el ejercicio siguiente
al que se produce.
- No es posible garantizar que la Entidad deficitaria se encuentre en
situación económica y financiera de cumplir con dichos requisitos.
Al mismo tiempo, la entrada en vigor de la Ley 18/2001, de 12 de diciembre,
General de Estabilidad Presupuestaria, pone también de manifiesto la
inadecuación de dichas medidas para la financiación del remanente de tesorería
negativo, cuando obliga a la Entidad deficitaria a la aprobación del plan
económico-financiero previsto en el artículo 22.1:
“Las Entidades Locales que no hayan alcanzado el objetivo de estabilidad
presupuestaria previsto en el artículo 19 de la presente Ley vendrán obligadas
a elaborar en el plazo de tres meses siguiente a la aprobación o liquidación
del Presupuesto en situación de desequilibrio un plan económico-financiero a
medio plazo para la corrección. Este plan será sometido a la aprobación del
Pleno de la Corporación.”
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El cumplimiento de las actuaciones encaminadas a la corrección del desequilibrio
contenidas en dicho plan, puede facilitar al Ayuntamiento la financiación del déficit
incurrido sin necesidad de cumplir con las opciones recogidas en la citada
normativa. La entrada en vigor de la Ley General de Estabilidad Presupuestaria
debería haber provocado la revisión de la efectividad del procedimiento dispuesto
para la resolución de estas situaciones deficitarias.
A continuación, procedemos a comentar algunos de los aspectos más
significativos de las opciones señaladas por las normativas citadas.
Reducción de gastos en el presupuesto
En primer lugar, se plantea la posibilidad de que, una vez determinado dicho
remanente de tesorería negativo, el Pleno proceda a reducir consignaciones en el
estado de gastos del Presupuesto en vigor hasta igualar dicho déficit.
Por ejemplo, si a resultas de la liquidación del presupuesto del ejercicio 2003, que
se realizará en los meses de febrero o marzo de 2004, se obtuviera un remanente
de tesorería negativo, la reducción a proponer debería afectar al presupuesto en
vigor en el propio ejercicio 2004.
Esta situación, sólo podría afectar a créditos que pudieran ser objeto de
disminución por estar comprendidos en programas cuya ejecución pudiera
posponerse total o parcialmente, hasta la obtención de una financiación adicional,
sin perjuicio del correcto funcionamiento de los servicios o actividades
municipales.
En cuanto a la naturaleza de los gastos que puedan ser reducidos,
preferiblemente será la de gastos por operaciones corrientes, aunque también
podrían reducirse aquellos gastos por operaciones de capital financiados con
ingresos corrientes y, desde luego, no finalistas.
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Por último, las reducciones que decidan aplicarse, deben ser abordadas en el
marco
del
plan
económico-financiero
aprobado
para
la
corrección
del
desequilibrio.
Concertación de operación de crédito
Esta segunda opción, surge de la imposibilidad de aplicar la primera y representa
una excepción a los criterios de financiación por esta vía.
Así, el artículo 51 de la Norma Foral 9/2005 de Haciendas Locales establece:
“En los términos previstos en esta Norma Foral y en el marco de las
disposiciones que se determinen por las instituciones competentes, las
Entidades Locales, sus Organismos Autónomos, las entidades públicas
empresariales y las sociedades mercantiles dependientes podrán concertar
operaciones de crédito en todas sus modalidades, tanto a corto como a largo
plazo.”
Asimismo, el artículo 52.3 de la misma norma hace referencia concreta a la
financiación de los remanentes negativos a través de operaciones de crédito
estableciendo:
“Para los casos excepcionales previstos en el último párrafo del apartado 2
del artículo 34 y del apartado 4 del artículo 49 de la Norma Foral 10/2003, de
2 de diciembre, Presupuestaria de las Entidades Locales del Territorio
Histórico de Bizkaia, el crédito sólo podrá instrumentalizarse mediante
préstamos o créditos concertados con entidades financieras”
Las condiciones que establece el citado artículo 34 la Norma Foral 10/2003, que
se menciona en esta opción para la financiación excepcional de gastos o déficits a
través de la concertación de una operación de crédito son muy exigentes:
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- El importe total anual de esta operación no puede superar el 5 por 100 de
los recursos por operaciones corrientes del Presupuesto de la Entidad.
- La carga financiera total de la Entidad, incluida la derivada de las
operaciones proyectadas, no debe superar el 25 por 100 de dichos recursos.
- Estas operaciones deben quedar canceladas antes de que se proceda a la
renovación de la Corporación que las concierte.
En la práctica, estas condiciones dificultan la financiación del remanente de
tesorería negativo de este modo. El importe de la operación de crédito está muy
limitado y, aunque depende del nivel de endeudamiento de cada Ayuntamiento, la
necesidad de cancelar la operación en un máximo de cuatro años, aumenta de
forma significativa la carga financiera de la Entidad.
Sin embargo, así como la primera de las opciones es de obligada consideración
(habrá que acreditar que no puede reducirse el presupuesto en vigor, para
contemplar alguna de las otras dos), la concertación de la operación de crédito
para la financiación del déficit es potestativa. Aun cumpliendo las condiciones
para su contratación, el Ayuntamiento puede decidirse por la aprobación del
presupuesto del siguiente ejercicio con superávit.
Aprobación del siguiente presupuesto con superávit
Por último, tenemos esta otra posibilidad. En el ejemplo citado con anterioridad, la
financiación del remanente de tesorería negativo obtenido como resultado de la
liquidación del presupuesto del ejercicio 2003, se financiaría con el superávit en la
aprobación del presupuesto del 2005.
Este superávit lógicamente debería producirse a nivel de ingresos y gastos
corrientes, descontados los ingresos finalistas.
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Suponiendo que el presupuesto del 2005 entrara en vigor el 1 de enero de dicho
año, la adopción de esta última opción podría implicar el mantenimiento del déficit
sin financiar durante prácticamente un ejercicio. Sin embargo, durante el año 2004
se pueden dar las siguientes situaciones:
- Que derivada de la ejecución presupuestaria del propio ejercicio 2004, se
produzca un resultado positivo suficiente para financiar el déficit inicial,
derivado de la liquidación de ingresos corrientes por encima de las
previsiones (que no son utilizados para la financiación de mayores gastos), o
la obtención definitiva de economías en gastos no afectados.
Resulta paradójico que el déficit pueda estar financiado y, sin embargo, la
norma obligue a aprobar el presupuesto con superávit. Esta situación se
podría evitar si se excusara de la adopción de esta medida a las Entidades
deficitarias que previeran la obtención del próximo remanente de tesorería
con signo positivo.
En cualquier caso, esta previsión debería abordarse en el marco del plan
económico-financiero aprobado para la corrección del desequilibrio.
- Que el déficit obtenido se deba a condiciones estructurales, por lo que
durante el ejercicio 2004 se verá lógicamente aumentado. Sin embargo, esta
opción permite esperar un año para proceder a su financiación,
incrementándose la dificultad para la adopción de medidas para su cobertura
y prosiguiendo con la necesidad de financiar déficits en ejercicios futuros.
De todos modos, el plan económico-financiero debería haber contemplado
estas circunstancias y, tras la proposición de actuaciones para su corrección
(algunas de aplicación inmediata, otras de aplicación posterior), podría
considerar un plazo de tiempo superior al año para la completa eliminación
de los déficits calculados.
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