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Edición Nº7 / diciembre de 2012
¿De qué manera
les enseño
sexualidad a
mis alumnos?
DR. RICARDO CAPPONI
Psiquiatra
Director Centro de Educación Sexual Integral
www.cesi.cl
Desde mi experiencia como director del Centro de
Educación Sexual
Integral, a continuación describo
nueve variables que,
a mi juicio, se deben
considerar al enseñar sexualidad a
niños y jóvenes.
PROGRAMAS
EDUCATIVOS
ACTUALIDAD
FORMACIÓN
DOCENTE
NOTAS DE
EDUCACIÓN
POLÍTICA
EDUCATIVA
AGENDA
EXPERIENCIA
EDUCATIVA
GESTIÓN
EDUCATIVA
REFLEXIÓN
ACADÉMICA
1º
Los docentes en sexualidad
debemos tener clara conciencia
de nuestro aporte a la futura calidad
de vida de niños y jóvenes.
Para motivarnos a enseñarles
sexualidad a nuestros alumnos, debemos estar conscientes del valor que
tiene para ellos este aprendizaje, lo
mucho que contribuimos a su salud
mental, considerando que un adulto
que maneja bien su impulso sexual
tiene mejor calidad de vida y menos
perturbaciones psicológicas. Al mismo
tiempo, los protegemos de los riesgos
de las enfermedades de transmisión
sexual, de los embarazos no deseados
y de las malas experiencias de abuso
por terceros.
La calidad del manejo del impulso
agresivo, del impulso adictivo y del impulso sexual, es crucial para una buena
elaboración de la adolescencia. En este
sentido, la enseñanza del manejo del
impulso sexual contribuye a que los
jóvenes entiendan en qué consiste el
manejo del impulso agresivo y adictivo.
Por último, al enseñarles sexualidad los
preparamos para que en la adultez, con
su pareja definitiva, sean buenos amantes, fieles, comprometidos y creativos,
características correlacionadas con
estabilidad afectiva y mayor grado de
felicidad.
2º
Se debe aprender sobre sexualidad con un programa que
motive a conocer el tema, haciéndolo
atractivo e interesante incluso para
la vida personal de los educandos.
La enseñanza sobre sexualidad
puede resultar aburrida si se la reduce
a lo salubrista, como la prevención de
enfermedades de transmisión sexual y
el embarazo. Resulta apasionante, en
cambio, si desarrollamos el tema con
toda la profundidad que tiene en tanto
radical existencial humano; si conocemos
cómo incide en la calidad de los vínculos
afectivos que construimos, en nuestra
salud mental y en nuestra inteligencia
emocional.
Tratado de esta manera, el profesor
se interesará en aprender este tema no
solo para enseñar a sus alumnos, sino
por lo enriquecedor que resulta en su
vida personal, su relación de pareja, y
en la educación de la sexualidad de sus
hijos. Para entusiasmarlo, se requiere
que además de lo anterior, el curso de
formación sea desarrollado en forma
coherente, profunda y, al mismo tiempo,
sin complejidades innecesarias.
3º
Es necesario trabajar en el aula
con material abundante y de
fácil acceso, que no exija al profesor
preparar clases sobre el tema, sino
solo conducir el aprendizaje.
Los profesores deben hoy actuar en
muchos frentes; por lo tanto, pedirles que
en un tema que se sale de su especialización, como es la sexualidad, consigan
información, preparen su exposición y
expongan en el aula, es excesivo. Para
sentirse motivados requieren contar
con un material en que la clase viene
dictada y se proyecta; los insumos para
los talleres vienen envasados, son variados y entretenidos; y la metodología
es sencilla y, al mismo tiempo, eficiente.
En estas condiciones, el rol del profesor
se limita a una conducción de la dinámica grupal que se produce en torno al
tema. A medida que va exponiendo el
material a los alumnos, conduciendo
sus discusiones y reflexiones, él mismo
va haciendo un camino de aprendizaje
que, con el tiempo y sin apremio, lo
transforma en un experto en el tema.
4º
Se debe contar con el apoyo
permanente del centro de
educación sexual elegido.
Para que el profesor pueda trabajar
con sus alumnos de manera cómoda, es
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importante que el centro de educación
sexual elegido esté a su disposición
para responder cualquier pregunta que
pueda haber quedado sin respuesta
cabal durante la clase. De esta forma
no se inhibirá frente a los alumnos,
sabiendo que siempre podrá responder
sus consultas, aunque sea en la sesión
siguiente.
El apoyo del centro educativo también le permite al profesor trabajar sin
sentirse censurado, presionado ni juzgado
por los padres. Ello porque cuando los
padres tienen una actitud crítica frente
a lo que se les está enseñando a sus
hijos, el profesor los puede remitir al
centro de educación sexual, donde les
fundamentarán la elección de contenidos
educativos que los inquietan.
5º
Los contenidos que se trabajarán con los alumnos deben
responder a sus reales inquietudes.
Los alumnos suelen quejarse respecto de que los profesores no tocan
los temas que a ellos les interesan,
que la educación sexual se reduce a
clases de biología y, en el mejor de
los casos, a los temas de prevención,
anticonceptivos y preservativos.
Para que el profesor trabaje a gusto
en la sala de clases
necesita sentir que
los alumnos están
interesados, para lo
cual debe tocar temas
relacionados con la vida
afectiva y sexualidad de
ellos. Debe conversarse
acerca de la fuerza avasalladora del sexo, cómo manejarla, cómo
ponerla al servicio del crecimiento y el
desarrollo de un buen deseo erótico.
También acerca del comienzo de la vida
sexual, por qué es preferible postergar
el inicio de las relaciones sexuales,
cuáles son las condiciones para tener
una primera experiencia sexual, cómo
se integra la sexualidad al afecto, en
qué consiste la elección de pareja;
qué es el pololeo, el “andar con”, las
relaciones románticas, las aventuras,
las ilusiones, los enamoramientos y el
compromiso definitivo. Debe ahondarse
en el lugar que tienen en la sexualidad
las distintas formas de caricias hasta
llegar a la relación sexual propiamente
tal, en qué consiste hacer el amor en
un sentido profundo, cuáles son las
diferencias en la forma de aproximarse
al tema entre hombres y mujeres, por
qué aspiramos a tener una relación
de pareja a largo plazo o para toda la
vida, qué beneficios acarrea eso; qué
es la homosexualidad, el lesbianismo
y la bisexualidad, el autoerotismo y la
masturbación, y qué lugar ocupan en
el desarrollo de la sexualidad humana.
Cuando exponemos a los alumnos
temas como los señalados, sienten que
hay verdadero interés en enseñarles, y no
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solo el deseo disimulado de ordenarlos
para que no provoquen problemas. Se
sienten motivados y agradecidos hacia
el profesor, el cual a la vez se motiva a
seguir profundizando en esta enseñanza.
Y con ello el establecimiento educacional
hace ver que está tratando el tema con
consistencia, seriedad y calidad.
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EDUCATIVOS
ACTUALIDAD
FORMACIÓN
DOCENTE
NOTAS DE
EDUCACIÓN
POLÍTICA
EDUCATIVA
AGENDA
EXPERIENCIA
EDUCATIVA
GESTIÓN
EDUCATIVA
REFLEXIÓN
ACADÉMICA
6º
El material para trabajar en
la sala de clases debe incluir
una metodología de enseñanza que
lleve a un verdadero aprendizaje
del alumno.
Los descubrimientos de la psicología
educativa son enfáticos: hay aprendizaje
cuando hay experiencia, especialmente
en temas que tienen que ver con nuestra
vida personal.
El material educativo debe llevar
al alumno a internalizar lo que está
aprendiendo. Para ello, la información
debe ser amena, con explicaciones
coherentes de base científica que le
hagan sentido y lo inciten a saber más.
Al mismo tiempo, el alumno debe poder
identificar lo conversado en el aula con
situaciones concretas de la vida real, lo
que le permite vivir emocionalmente el
tema tratado, para enseguida pensarlo.
Este pensar debe ser compartido con
los pares.
Cuando a un adolescente se le
informa bien, y en seguida se le ofrece
una experiencia vivencial sobre la cual
piensa y comparte con compañeros
que tienen los mismos problemas, se
genera un conocimiento que lleva a un
crecimiento personal sumamente valioso.
Para lograr lo anterior, el material
debe ser metodológicamente distinto
según la edad: no es lo mismo la enseñanza de la sexualidad en la infancia, en la
niñez, en la pubertad, en la adolescencia
temprana, en la adolescencia media o en
la adolescencia tardía. En cada etapa, la
metodología debe cumplir con lo señalado: ser amena, interesante, consistente,
bien articulada y complementada con
experiencias personales posteriormente
reflexionadas con los pares.
7º
El proceso de enseñanza debe
incorporar a los padres, con
material interesante y entretenido
que llegue a sus casas.
Muchos de los cursos de educación
sexual fracasan porque no incorporan en
la tarea educativa a las familias, pese a
que estas cumplen un papel esencial en
este proceso. Ello no se resuelve citando
a los padres al colegio a algunas charlas
sobre educación sexual, porque es muy
poco lo que se les puede entregar. Tampoco proporcionándoles textos, porque
no los leen, y porque resulta muy caro
para el colegio.
Aprovechar Internet para llevar el
material a la casa de los padres —un
material similar al usado en el colegio
con los alumnos—, les permite participar
en el proceso, estar en sintonía con lo
que se les enseña a sus hijos, y poder
desempeñar el rol de acompañadores
que tienen en esta experiencia educativa.
8º
La enseñanza sobre sexualidad
requiere delimitar claramente
el rol de los padres y el del colegio
en ese proceso.
Los padres no tienen, por lo general,
ni la información suficiente, ni la capacidad para transmitirles a sus hijos los
contenidos necesarios en los temas de
sexualidad. Tampoco es recomendable
que durante la adolescencia los padres
informen a sus hijos con detalle en esta
materia, por lo incomodo que puede ser
para ambos, y por el pudor que impone
la realidad psicológica del incesto. Sin
embargo, cumplen un rol muy importante: acompañan a sus hijos en los casos
concretos que están viviendo con sus
pares y en sus relaciones de pareja.
Para ello necesitan la información que
señalaba en el punto anterior.
A partir de los 3-4 años hasta los
8-9, los niños reciben la información de
parte de sus padres. Los contenidos son
sencillos y no existe la incomodidad que
se instala a partir de la adolescencia. El
colegio facilita el material a los padres
y realiza actividades complementarias
para informar y formar a los niños. Desde
los 8 a 9 años en adelante, el colegio
informa a los padres acerca de todos
los temas interesantes, complejos y
profundos que deben saber los alumnos a partir de esa edad, y los padres
acompañan en el proceso.
9º
El contenido educativo debe
basarse en información científica actualizada, y con fundamentos valóricos propios de la cultura
occidental.
Un curso de educación sexual debe
tener carácter universal. No puede
estar basado en preceptos religiosos,
ideologías o posiciones filosóficas
determinadas, sino en los aportes de
las ciencias al tema, especialmente la
psicología, la educación, la antropología
y la sociología. Enseñamos a nuestros
alumnos desde pequeños en el método
científico en todas las materias de
estudio, incluso aquellas que tienen
que ver con las ciencias humanas. No
podemos cambiar de metodología frente
a este tema.
No obstante lo anterior, sí creemos
que un curso de educación sexual impartido en la cultura occidental debe
incorporar los valores propios de esta,
que son básicamente los siguientes: el
predominio del amor por sobre el odio y la
destrucción; la importancia del respeto,
la justicia y la dignidad de la persona;
y la búsqueda de la verdad. Sobre esta
formación, el alumno, a través de la
familia y del mismo colegio, incorpora
al tema las creencias religiosas, y a
partir de esta integración construye una
moral propia, en base a la cual decide
su forma de actuar. ^
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