2 Puntos de vista El gran despertar Martin Silink es Presidente de la FID. Es Catedrático de Endocrinología Pediátrica en la Universidad de Sydney y en el Hospital Infantil de Sydney (Australia). En 1989, se presentó ante la Asamblea Mundial de la Salud la prueba de que la diabetes estaba creciendo en proporciones epidémicas y que la prevalencia estimada en el mundo para 1985 era de 35 millones. Esto fue el origen de muchas Resoluciones de la Asamblea Mundial de la Salud que trataban sobre la necesidad a nivel mundial de prevenir la diabetes y otras enfermedades no contagiosas. A pesar de las buenas palabras, pocos fueron los hechos y la OMS, los gobiernos, las agencias de donantes bilaterales y las organizaciones filantrópicas apenas asignaron recursos a este problema. Por lo que respecta a la ONU, el inicio del milenio actual vino marcado por un ambicioso conjunto de objetivos para el desarrollo: los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que definen una serie de metas a alcanzar para 2015. Para nuestro desencanto, los ODM relacionados con la salud olvidaron incluir las enfermedades no contagiosas. Al mundo le ha llevado bastante tiempo darse cuenta de que el 80% de la carga de diabetes y demás enfermedades no contagiosas recae sobre el mundo en desarrollo y no en el desarrollado. Un informe hito de la OMS de 2008 sobre los determinantes sociales de la salud destacó el vínculo entre desventaja social y mala salud. Este vínculo es aplicable tanto en el mundo en desarrollo como en el ya desarrollado. Esto se vio ratificado por el reciente informe de Diabetes UK, que presentó pruebas de que las personas más pobres son quienes se enfrentan a los mayores riesgos por la diabetes. En el RU, las personas pobres tienen una probabilidad 2,5 veces mayor de desarrollar diabetes tipo 2 que la media del país y los miembros más pobres de la sociedad también tienen una probabilidad del doble de desarrollar complicaciones discapacitadoras y potencialmente fatales que las familias menos necesitadas. Los datos procedentes de otros países desarrollados muestran tendencias similares. Un informe del RU indica que la necesidad va vinculada a una alta prevalencia de factores de riesgo (obesidad, inactividad física, dieta insana, tabaquismo, mal control Octubre 2009 | Volumen 54 | Número especial de la tensión arterial) de diabetes y otras enfermedades crónicas. Este número de Diabetes Voice refleja el reconocimiento de la FID de los elementos comunes (factores de riesgo y problemas sanitarios) de la diabetes y otras enfermedades no contagiosas, como muchos tipos de cáncer, la enfermedad cardíaca y las afecciones respiratorias. La necesidad de acción contra las enfermedades no contagiosas es de la máxima urgencia, si tenemos en cuenta el impacto que tiene la edad avanzada sobre todos los aspectos de la prevención y el control de enfermedades crónicas. Un informe reciente de la oficina del censo de los EE UU, destaca el cambio de la población mundial que ya está provocando cambios sociales y económicos en todo el mundo. Por primera vez, la proporción de población mundial de 65 años o más está a punto de superar a la de niños por debajo de cinco años. Un hallazgo clave de este informe es que este envejecimiento de la población en general, que hasta hace poco se consideraba un fenómeno del mundo desarrollado, afecta cada vez más a los países más pobres. Hasta mediados del 2008, más del 80% del aumento de personas mayores al año se daba en los países en vías de desarrollo. Para 2040, más de 1.000 millones de personas de 65 años o más (el 76% de la población mundial) vivirá en países pobres. La Federación Internacional de Diabetes ha unido sus fuerzas a las de la Federación Mundial del Corazón (FMC) y la Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC) para aportar una voz más fuerte y unida que pida a la OMS y la ONU que emprenda acciones inmediatas contra las enfermedades no contagiosas. Por primera vez, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) ha incluido las enfermedades no contagiosas (y, concretamente, la diabetes) en su reciente Declaración Ministerial de Alto Nivel. Con mayor insistencia, los defensores de alto nivel piden que se convoque una sesión especial de la ONU sobre enfermedades no contagiosas y su inclusión en los ODM. Sin duda alguna, el mundo se está despertando y dándose cuenta.