Las mujeres en las Américas sufren consecuencias

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21 de mayo de 2015
Las mujeres en las Américas sufren consecuencias perversas
del encarcelamiento masivo por delitos menores y no violentos
relacionados con drogas
Ensayo fotográfico y sitio web muestran costo social de políticas fallidas
Washington, D.C.— Hoy, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA),
el Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas (IDPC) y el Centro de Estudios de Derecho,
Justicia y Sociedad (Dejusticia) anuncian el lanzamiento de un nuevo sitio web de investigación y
un ensayo fotográfico para ilustrar los costos humanos y sociales de las actuales políticas de
drogas en las Américas. El sitio web, que resalta los esfuerzos de un grupo de trabajo de
expertos y expertas internacionales, ofrece investigaciones y análisis actualizados relacionados
con la aplicación del enfoque de género a las políticas de drogas y las opciones para
reformarlas, mientras que el ensayo fotográfico muestra los costos humanos que estas políticas
tienen sobre las mujeres en América Latina. El proyecto incluye expertos/as de todo el
hemisferio, incluyendo a Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, los Estados
Unidos, México, Puerto Rico, el Reino Unido y Uruguay.
Para visitar el sitio web del proyecto, haga clic aquí.
Para ver el ensayo fotográfico, haga clic aquí.
A lo largo de las Américas, las mujeres vienen siendo encarceladas en tasas alarmantes por
delitos menores y no violentos relacionados con drogas. En Argentina, Brasil y Costa Rica, más
del 60 por ciento de la población de mujeres encarceladas lo está por delitos relacionados con
drogas; en Ecuador, dicho número supera el 80 por ciento. La vasta mayoría de estas mujeres
no está en prisión por delitos de tráfico de drogas a gran escala, sino por realizar tareas de bajo
nivel
y
de
alto
riesgo
en
este
negocio.
Las políticas que llevan a este incremento repentino del encarcelamiento han desgarrado
familias y afectado las capacidades de las mujeres para encontrar empleo decente y legal
cuando salen de la cárcel, perpetuando así un círculo vicioso de desesperación y encierro.
“Los impactos devastadores del encarcelamiento sobre estas mujeres, sus familias y las
comunidades en las que viven plantean la necesidad inmediata de reformar las leyes de
drogas que han servido de sustento para imponer condenas excesivamente duras y
desproporcionadas contra ellas, así como la urgencia de implementar alternativas al
encarcelamiento para quienes han cometido delitos menores y no violentos, en particular
para quienes pertenecen a los sectores más vulnerables de la sociedad”, señaló Rodrigo
Uprimny, Director Ejecutivo de Dejusticia y ex-magistrado auxiliar de la Corte Constitucional de
Colombia.
El grupo de trabajo internacional, compuesto por funcionarios/as gubernamentales, abogados/as,
investigadores/as y defensores/as, ayudará a desarrollar una guía que recomiende estrategias
para la reforma de políticas públicas aplicables a mujeres encarceladas por delitos de drogas.
Estos lineamientos servirán para informar y promover políticas que protejan los derechos de
estas mujeres, y que ayuden a poner fin al encarcelamiento masivo de quienes cometen delitos
no
violentos
relacionados
con
drogas.
Para complementar esta guía, WOLA ha creado un ensayo fotográfico que muestra el costo
humano de las actuales políticas sobre drogas en las Américas. Las fotografías narran las
historias de cuatro mujeres, y cada una de ellas ofrece una perspectiva aguda y singular sobre el
perturbador ciclo de pobreza, participación marginal en el negocio de drogas, encarcelamiento y
reincidencia, al cual las mujeres se ven sometidas con demasiada frecuencia.
“Las actuales políticas sobre drogas han atiborrado las prisiones de la región de personas
que cometen delitos no violentos de poca monta, mientras permanecen libres los
cabecillas de las bandas de tráfico de drogas”, dijo Coletta Youngers, Asesora Principal de
WOLA. Nischa Pieris añadió, “Estos relatos reflejan un cuadro de vulnerabilidad,
desesperación y encarcelamiento en las Américas. Aunque estas historias en particular
tienen lugar en Costa Rica, situaciones similares son comunes en toda la
región”. Youngers
y
Pieris
son
co-coordinadoras
del
proyecto.
Los relatos se basan en entrevistas realizadas con mujeres que están o han estado
encarceladas en el centro de reclusión El Buen Pastor en Costa Rica. Más de 90 por ciento de
las mujeres encarceladas allí tienen tres hijos o más. Sostener a estos hijos mientras se
encuentran encarceladas puede resultar difícil, si no imposible. Estos relatos fueron escogidos
por ser representativos de los perfiles vistos a menudo en mujeres encarceladas a lo largo del
continente.
Madre Encarcelada: Lidieth, de 45 años de edad y con cuatro hijos, cuenta que fue
arrestada por vender desde su vivienda pequeñas cantidades de crack y cocaína para
mantener a su familia. Dos de sus hijos adultos fueron involucrados en el negocio familiar y
enviados también a prisión. Incluso desde la prisión, Lidieth continúa cuidando a sus dos
hijos menores, y ella cree que la más pequeña está siendo sometida a abusos en la casa
donde vive. Lidieth actualmente cumple una sentencia de cinco años y cuatro meses, por
declararse culpable de forma anticipada.
Abandonada por el Sistema: Sara, de 50 años, huyó de su familia a la edad de 13 años
para escapar del abuso sexual que sufría por parte de su tío. Sin educación ni oportunidades,
desarrolló una dependencia en las drogas y trabajó como trabajadora sexual, y
eventualmente fue arrestada por vender pequeñas cantidades de crack para mantener su
consumo. Presa del pánico, Sara trató de sobornar con el equivalente de US$3.75 al oficial
de policía a cargo de su arresto. Actualmente viene cumpliendo una sentencia combinada de
siete años, obtenida a cambio de declararse culpable de ambos delitos.
Portadora en un Círculo Vicioso: Johanna, de 31 años, creció en un hogar donde sus
padres vendían drogas, y estuvo expuesta a esta actividad desde temprana edad. Cuando su
madre fue encarcelada y las cosas se pusieron difíciles para sus hermanos, ella aceptó llevar
a Europa una maleta con drogas, pero en lugar de ello fue obligada a tragar 84 paquetes de
cocaína envueltos en látex, lo cual casi le cuesta la vida. Fue encarcelada en Venezuela,
pero al ser liberada cayó de nuevo en el negocio. Actualmente cumple una sentencia de seis
años y seis meses por vender marihuana.
Vida Después de la Prisión: “J”, de 28 años, es madre soltera de seis hijos. Para mantener
a su familia, ella aceptó ingresar drogas a una prisión pero a último minuto se arrepintió y
entregó las drogas a los guardias de la prisión. Fue arrestada y sentenciada a más de cinco
años. J se benefició de un cambio administrativo a la legislación sobre drogas en el país, y
fue liberada tras cumplir sólo cuatro meses en la cárcel, pero el registro de sus antecedentes
hace casi imposible que encuentre empleo. Ella no cuenta con apoyo familiar, y no tiene
hogar ni trabajo. Este delito figurará en sus antecedentes durante los próximos 10 años.
El Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas (IDPC), Dejusticia y WOLA vienen
trabajando en colaboración con la Comisión Interamericana de Mujeres de la OEA, laAsociación
Costarricense para el Estudio e Intervención en Drogas (ACEID) y la Corporación Humanas de
Colombia.
“Este proyecto se propone brindar herramientas útiles a los gestores de políticas que
buscan promover políticas más humanas y efectivas para las mujeres encarceladas por
delitos de poca monta relacionados co drogas”, dijo Marie Nougier, Investigadora Principal y
Directora de Comunicaciones del IDPC. “Trabajamos para asegurar que el encarcelamiento
sea realmente el último recurso para mujeres vulnerables involucradas en delitos menores
relacionados con drogas, y que más bien se recurra a intervenciones que busquen reducir
los factores socio-económicos y personales que las llevan a involucrarse en el tráfico de
drogas”.
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Contacto:
Jessamine Bartley-Matthews
Oficial de Comunicaciones, WOLA
+1 (202) 797-2171
[email protected]
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