VOLCANES Y TERREMOTOS El vulcanismo y los terremotos son fenómenos debidos a la energía interna de la Tierra. Volcanes Los volcanes son lugares por los que sale a la superficie magma procedente del interior de la Tierra. El magma es una mezcla pastosa de rocas fundidas, que está a temperaturas muy altas (700 a 1.200 °C). Los volcanes más conocidos son montañas cónicas, por las que sale el magma al exterior en sus períodos activos (erupciones). En estos volcanes típicos podemos distinguir tres partes: el cono volcánico, la chimenea y el cráter. • El cono volcánico es una gran acumulación de los materiales sólidos expulsados por el volcán durante sus erupciones. Estos materiales se acumulan alrededor del punto por el que salen. • La chimenea volcánica es el conducto por el que sale el magma a la superficie. • El cráter es la «boca» de la chimenea volcánica. Los materiales que expulsa un volcán durante la erupción pueden ser gaseosos, líquidos y sólidos . • Gaseosos: son gases inflamables (hidrógeno e hidrocarburos), que producen llamaradas al contacto con la atmósfera, y otros no inflamables (nitrógeno, monóxido y dióxido de carbono y vapor de agua). • Líquidos: reciben el nombre de lava. Es la roca fundida que se derrama por la superficie del cono volcánico ladera abajo. Las lenguas de lava que se deslizan por la superficie se llaman coladas. Cuando la lava se enfría, se convierte en roca volcánica . • Sólidos: se les engloba bajo el nombre de productos piroclásticos y son de tamaños diversos. Las partículas muy finas se llaman ceniza volcánica. Los fragmentos del tamaño de la grava se denominan lapilli. Los grandes fragmentos, de hasta varias toneladas, se llaman bombas volcánicas. Todos estos productos sólidos se producen por el enfriamiento brusco de la lava, que puede taponar el cráter, y son lanzados de forma explosiva. Los volcanes son especialmente abundantes en los bordes de las placas litosféricas, aunque también podemos encontrar algunos en el interior de las placas. Los peligros de un volcán Terremotos Un terremoto o seísmo es una sacudida de la litosfera, producida por las fuerzas debidas al movimiento de las placas. La energía liberada se transmite en todas direcciones. El punto donde se produce un terremoto se llama foco o hipocentro. Llamamos epicentro al punto de la superficie terrestre que se encuentra más próximo al hipocentro. En el epicentro es donde el terremoto se percibe con mayor intensidad. Para registrar los temblores de tierra durante un terremoto, se usan los sismógrafos, aparatos que dibujan unos gráficos llamados sismogramas. Estos gráficos no sólo sirven para analizar y predecir los terremotos: los geólogos los utilizan también para estudiar la estructura de la Tierra de forma indirecta. Para indicar lo intenso que ha sido o será un terremoto, se utiliza una, variable llamada magnitud. La magnitud mide la energía liberada en un terremoto. La escala de Richter permite relacionar la magnitud de un seísmo con los efectos que se perciben en la superficie terrestre. Los terremotos de pequeña magnitud se producen a miles cada año, son imperceptibles; sin embargo, los de gran magnitud son muy escasos (se produce uno cada 5 o 10 años). Los terremotos son abundantes en los límites entre placas litosféricas y escasos en el interior de las placas.