Comercio y ampliación - Ventajas de la ampliación para los terceros

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MEMO/03/72
Bruselas, 27 de marzo de 2003
Comercio y ampliación - Ventajas de la ampliación
para los terceros países
El 1 de mayo de 2004 se incorporarán a la Unión Europea diez nuevos países:
Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y
la República Checa. Desde el momento mismo de su adhesión, los nuevos Estados
miembros aplicarán íntegramente la política comercial común de la UE, incluidos los
acuerdos comerciales preferenciales, el arancel exterior común, los compromisos
asumidos con la OMC y las medidas de defensa comercial. Además, adoptarán las
reglas del mercado interior y se beneficiarán de las cuatro libertades consagradas
en el Tratado.
¿Cuáles son las ventajas que esta nueva situación reportará a las
empresas de los terceros países? ¿Existen mecanismos que
garanticen que se tienen en cuenta sus intereses?
La ampliación supondrá grandes beneficios para los terceros países.
Un mercado aún mas amplio
Con una población de casi 455 millones de personas y un PIB de alrededor de 9,231
billones de euros, la UE ampliada representará casi el 19 % del comercio mundial.
De ella procederá el 46 % de las inversiones extranjeras directas en el mundo, al
tiempo que absorberá el 24 %.
La actual Unión Europea constituye ya el mayor mercado único del mundo. Se han
abolido las fronteras interiores entre los Estados miembros y la armonización de la
normativa asegura una circulación de mercancías y servicios más libre que en
algunos países. Con la ampliación, los países adherentes se beneficiarán de esta
estructura.
La ampliación del mercado único será beneficiosa para los terceros países, que
podrán acceder más fácilmente y en mejores condiciones a los mercados de los
países adherentes.
Un régimen único de reglas para las empresas
Con la ampliación, los países adherentes participarán también en la política
comercial comunitaria, poniéndose así fin al sistema actual, caracterizado por la
existencia de un régimen comercial único para la UE y de regímenes diferentes para
cada uno de los países candidatos. Las actividades desarrolladas en Europa por los
operadores de terceros países se verán notablemente simplificadas como
consecuencia de la aplicación de un régimen único de reglas comerciales, un
arancel único, y un conjunto único de procedimientos administrativos no sólo a los
quince Estados miembros actuales, sino a los veinticinco miembros de la Unión
ampliada.
Los beneficios de la ampliación no se limitarán sólo a la simplificación de los
procedimientos. La adopción por los países adherentes de las mismas normas de
apertura hacia los terceros países que aplica actualmente la UE reportará a estos
una amplia gama de ventajas económicas inmediatas y tangibles.
Una economía caracterizada por una gran apertura y un elevado nivel
de regulación
En materia de comercio de mercancías, los nuevos Estados miembros deberán
adoptar, en el momento mismo de su adhesión, el arancel aduanero común (AAC)
comunitario. Los aranceles medios ponderados que los países adherentes aplican a
los productos industriales son por lo general superiores a la media de la UE, que se
sitúa en un 3,6 %; lo mismo puede decirse de los aranceles agrícolas. Así pues, en
la mayoría de los casos, las empresas de los terceros países se beneficiarán de
aranceles más bajos en sus transacciones con los nuevos Estados miembros.
En el caso de los servicios, los prestadores de servicios de los terceros países se
beneficiarán de la ampliación del mercado único a los países adherentes, en los que
recibirán el mismo tratamiento que en el resto de la UE.
El tratamiento privilegiado reservado actualmente a los inversores en la UE será
aplicable en todo el territorio de la Unión ampliada. Las disposiciones sobre el
tratamiento nacional aplicable a los inversores internos con arreglo al Tratado de
Roma se ampliarán a los nuevos Estados miembros. Por ejemplo, el derecho de
establecimiento y la libre circulación de capitales consagrados en el Tratado serán
aplicables a todas las empresas de los nuevos Estados miembros.
Por lo que se refiere a las reglamentaciones técnicas y su impacto en la apertura de
la economía, el principio «una norma para todos», propio del mercado único, se
aplicará también a los países adherentes, con todas las ventajas que ello implica
para los proveedores de los terceros países. La facilitación del comercio resultará
particularmente útil para los exportadores de terceros países con los cuales la
Comunidad ha concluido acuerdos de reconocimiento mutuo (ARM), que podrán
exportan más fácilmente sus productos a los nuevos Estados miembros.
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En algunos sectores, especialmente los del textil y la siderurgia, la Unión Europea
sigue aplicando algunas restricciones cuantitativas a los terceros países. Aunque los
nuevos Estados miembros aplicarán estas restricciones desde el momento de su
adhesión, sus efectos sobre los terceros países serán limitados. En efecto, las
normas de la OMC prevén la eliminación progresiva de todos los contingentes para
los textiles y la confección de aquí al 31 de diciembre de 2004. Por lo que respecta a
la siderurgia, los dos acuerdos comunitarios que prevén contingentes expiran el 31
de diciembre de 2004, y dejarían de tener efecto en caso de que los países en
cuestión entraran a formar parte de la OMC antes de esa fecha.
La protección de los derechos de propiedad intelectual (DPI) de los terceros países
se verá reforzada como consecuencia de la adopción por los nuevos países
adherentes, en el momento mismo de la adhesión, de las Directivas comunitarias en
este ámbito. Los acuerdos europeos imponen ya a estos países la obligación de
suscribir los convenios internacionales pertinentes en este campo y a garantizar un
nivel de protección de los DPI similar al que se aplica en la UE.
Hoy por hoy, ninguno de los países candidatos ha suscrito el Acuerdo sobre
contratación pública (ACP) de la OMC. En el momento de la adhesión, todos ellos
deberán aplicar las Directivas comunitarias en materia de contratación pública,
cuyas disposiciones son más estrictas que las del ACP.
Por lo que respecta a las repercusiones directas en términos de acceso al mercado,
la aplicación de las normas comunitarias en materia de contratación pública,
especialmente la Directiva 93/38/CEE, que prevé la apertura de la contratación
pública en los sectores del agua, la energía, el transporte y las telecomunicaciones,
supondrá importantes beneficios para los terceros países.
Esto es igualmente válido para las subvenciones: las subvenciones de los nuevos
Estados miembros deberán someterse a la normativa comunitaria pertinente, que a
su vez es conforme con las disciplinas de la OCDE y de la OMC. También en este
caso, la ampliación beneficiará a los terceros países, ya que impone a los países
candidatos normas más estrictas que las que aplican actualmente. Una vez entren a
formar parte de la UE, los nuevos Estados miembros dejarán de ser considerados
economías en fase de transición y perderán el derecho a acogerse a excepciones a
las disciplinas de la OMC en la materia previsto en el artículo 29 del Acuerdo sobre
subvenciones.
La UE cumplirá rigurosamente todas las obligaciones que le incumben
en virtud de las normas de la OMC.
La incorporación a la UE de los nuevos Estados miembros contribuirá al desarrollo
del comercio mundial. En caso de que otros miembros de la OMC consideren que la
retirada o la modificación de sus derechos consolidados de primer negociador les
afectan negativamente, podrán reclamar una compensación de conformidad con las
normas de esa organización. La UE seguirá cumpliendo las obligaciones que le
incumben en virtud de las normas de la OMC, como ha venido haciendo en el
pasado.
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Por lo que respecta al comercio de mercancías, el GATT permite a los miembros de
la OMC reclamar compensaciones en caso de que la ampliación suponga un
incremento del derecho consolidado aplicable en una línea arancelaria determinada.
Si la reclamación está bien fundada, las normas de la OMC prevén la apertura de
negociaciones bilaterales para acordar una compensación adecuada tras la
ampliación.
En el AGCS se prevé un mecanismo de compensación similar para el comercio de
servicios.
¿En qué casos puede reclamarse una compensación?
Los terceros países podrán reclamar una compensación siempre que el arancel
consolidado de un nuevo Estado miembro aumente a raíz de la ampliación. En
cambio, la rescisión de los acuerdos preferenciales entre los nuevos Estados
miembros y los terceros países no podrá dar lugar a compensaciones, ya que los
aranceles aplicados en el marco del régimen comercial preferencial contractual no
son aranceles consolidados NMF.
¿Quiénes pueden reclamar una compensación?
Según las normas de la OMC, podrán reclamar una compensación los proveedores
principales y los «proveedores que tengan un interés sustancial». En el caso de la
ampliación de la UE, un proveedor sólo será considerado proveedor principal si su
cuota de comercio NMF en relación con un determinado producto es superior a la de
la UE (también en este caso, está excluido el comercio preferencial contractual). Si
bien no existe una definición oficial de «proveedor con un interés sustancial», por
regla general se entiende por tal aquel que posee una cuota de mercado del 10 %.
¿Cómo se calcula la compensación?
La compensación se calcula sobre la base de la diferencia en términos de índices
arancelarios y de flujos comerciales. En este contexto, se deberán tener igualmente
en cuenta las ventajas derivadas de la reducción de los aranceles tras la ampliación.
Todavía es prematuro debatir esta cuestión, ya que aún no ha concluido la
recopilación de datos pertinentes.
¿Se trata del mismo procedimiento aplicable a los servicios?
El sector de los servicios es objeto de un tratamiento similar. El AGCS contempla la
integración regional y fija condiciones similares a las previstas en el acuerdo GATT.
Los terceros países podrán reclamar compensaciones si demuestran que, a raíz de
la ampliación, deben hacer frente a más barreras que antes.
¿Qué ocurre con las medidas de defensa comercial?
Respetando plenamente las obligaciones impuestas a la UE por la OMC, los países
adherentes deberán aplicar, desde el momento mismo de la adhesión, la política
comercial común comunitaria y, por consiguiente, las medidas de defensa comercial
de la UE en relación con los terceros países.
Las normas del GATT en materia de compensación no prevén la aplicación de
medidas antidumping, ya que estas medidas pueden imponerse a pesar de las
disposiciones referentes a los derechos consolidados.
Al igual que ocurrió en la última ampliación, la UE aceptará las reclamaciones de los
exportadores, siempre que estos puedan acreditar que las circunstancias relativas a
un determinado caso han cambiado sustancialmente a raíz de la ampliación.
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