La etimología en las obras jurídicas X - La etimología en las obras jurídicas 1. - El desarrollo de la literatura jurídica La etimología fue también un procedimiento utilizado desde antiguo por los juristas romanos. En el siglo V a. C. se llevó a cabo la primera codificación escrita del derecho romano, la ley de las XII tablas. Con el paso del tiempo ésta y otras leyes generaron dos necesidades distintas, una hacerlas inteligibles a los ciudadanos romanos de siglos posteriores a aquellos en los que habían sido escritas y otra ponerlas en consonancia con los nuevos conceptos jurídicos que iban surgiendo. Las dos actividades mencionadas favorecieron el desarrollo de una literatura judicial escrita en parte por filólogos, en parte por juristas. Comenzaron así a escribirse comentarios a las distintas leyes y junto con ellos los responsa, las quaestiones, los digesta, las notae, las monografías sobre temas concretos, los manuales escolares o institutiones, las sententiae y las interpretationes. Para la descripción de los diferentes géneros jurídicos remitimos a D’ Ors, 1980: 141 ss.; Bretone, 1988: 1073-1090 y von Albrecht, 1992a: 494 ss. Pese al estado fragmentario en que se ha conservado la literatura judicial (sólo se ha transmitido entera la obra de Gayo Institutiones) el uso de la etimología es una constante que aparece en los distintos géneros nombrados y en diferentes autores desde el siglo II a. C. Ello se observa sobre todo en los autores de época imperial, de los que existe un mayor número de textos, aunque sean fragmentarios. 207 Concepto de etimología 2 - Finalidad de la etimología en los juristas Los juristas latinos, preocupados por la resolución de cuestiones conceptuales, recurrieron a la etimología como un medio para explicar el vocabulario jurídico y también como un procedimiento para elaborar nuevas interpretaciones del derecho (Ceci, 1892: 1, 15 s., y 56-62; Wölfflin,1893: 421; Bardon, 1952: 140; de Poerck, 1970: 192; Cavazza, 1981a: 39 nota 50). Con su ayuda precisaban el significado de diferentes términos jurídicos, distinguían dos palabras que podrían parecer sinónimos, aclaraban el valor de alguna institución, reelaboraban conceptos jurídicos e interpretaban el sentido concreto y preciso de una ley. Así por ejemplo, Gayo recurrió a ella en la definición del término pignus1, Julio Paulo estableció con su ayuda la diferencia entre los términos diuortium y repudium2 y Salvio Juliano interpretó el sentido de parte de la ley Aquilia gracias a la etimología del término occidere3. En todos estos casos no interesaba el origen en sí de la palabra, sino su interpretación. D´Ors (1980: 138 s.) apunta precisamente este interés por la interpretación como algo que distinguiría a los juristas de los rétores. Si bien ambos tenían en común su desinterés por el origen en sí de un término, al rétor le interesaban las pruebas de los hechos y en relación con éstas la interpretación de la palabra, mientras que al jurista le interesaba la interpretación porque le permitía definir el criterio jurídico aplicable a los diferentes casos independientemente de los hechos y de las pruebas de esos hechos. La importancia de la interpretación se va a ver reflejada en el siguiente hecho: aquellos conceptos cuya reinterpretación es innecesaria reciben siempre la misma etimología en los distintos autores. Por el contrario, de aquellos otros cuya interpretación ha sido o es objeto de discusión se registra más de una propuesta etimológica. Así por ejemplo, la etimología del término mancipium, que aparece en Varrón, se mantuvo a lo largo de los siglos y es la misma que se lee en Florentino y la misma que está presente en 208 La etimología en las obras jurídicas otros términos de esa familia como manceps, tal y como podemos leer en Paulo o mancipatio en Gayo4. Por el contrario, para el término furtum existen tres interpretaciones etimológicas recogidas todas ellas por Julio Paulo en su obra. La dos primeras pertenecen a dos juristas anteriores a él, Antistio Labeón y Celio Sabino, y la tercera es una etimología griega5. Lo mismo ocurre con el término miles del que Ulpiano recoge cuatro etimologías diferentes6. 3 - Intercambio etimológico entre autores gramaticales y juristas Algunas de las etimologías que manejan los juristas se encuentran también en los textos de los gramáticos y de los anticuarios. Ello se debe a que los comentarios de las leyes fueron realizados también por gramáticos y a que muchos de los juristas de época republicana tuvieron intereses gramaticales y anticuarios. Así por ejemplo, frente al gramático Elio Estilón que escribió un comentario sobre las ley de las XII tablas, nos encontramos con el jurista L. Cincio con intereses anticuarios y lexicográficos (cf. Gel. 16. 4. 6; Paul. Fest. p. 265M) o al jurista Servio Sulpicio con intereses gramaticales (cf. Gel. 2. 10. 1). Este hecho generó que las etimologías propuestas por unos fueran recogidas por los otros y viceversa. Pueden servir de ejemplos las etimologías de los términos mancipium, mancipatio y delubrum. Las dos primeras las hemos mencionado anteriormente. La primera, además de aparecer en Varrón y repetirse en el jurista Florentino, la registramos también en el comentario que Donato hiciera a las comedias de Terencio en el siglo IV7. La segunda, además de en Gayo, la encontramos también en las Etymologiae de Isidoro8 . La etimología de delubrum se encuentra en el jurista del sigo I a. C. L. Cincio y es repetida en el siglo IV por Servio en su comentario a la Aeneis y en el VII por Isidoro en sus Etymologiae9. Los ejemplos podrían multiplicarse. 209 Concepto de etimología Si bien la interrelación entre gramáticos, anticuarios y juristas es algo objetivo y fácilmente constatable, más difícil resulta establecer el sentido de la misma. No siempre es fácil determinar quién tomó una etimología de quién, si el gramático del jurista o el jurista del gramático. Así por ejemplo, Q. Mucio Escévola ofrece en su obra la etimología de nefrendes. Reitzenstein considera que este autor la tomó de Elio Estilón, quien la ofreció en su comentario a los carmina Saliorum (Ceci, 1892: 68 nota 2). Sería un caso de préstamo de la gramática a la literatura jurídica. Ejemplo del sentido contrario podrían ser diversas etimologías de términos jurídicos ofrecidas por Varrón en el de lingua Latina. El Reatino podría haberlas tomado de juristas anteriores a él. Así ocurriría, por ejemplo, con la de quaestor. La derivación de este término a partir de quaerendo se encuentra ya en Junio Gracano, jurista del siglo II a. C. (Ceci, 1892: 60 nota 1). Otros ejemplos podrían ser urbs y flumen. Con relación al primero Ceci (1892: 90 nota 1) mantiene la opinión de que fue Alfeno Varo el creador de su etimología. En cuanto a flumen, Varrón indica que su etimología es la misma que la de fluuius cuya explicación coincide con la que ofreciera tiempo atrás M. P. Catón en su obra histórica Origines10. De otros términos, como por ejemplo toga, la corriente parece ser al reves, Varrón las acuñaría y los juristas, ya coetáneos, ya posteriores las tomarían11. Sin embargo, pese a la relación con los gramáticos, en ningún caso se registra en los escritores juristas una mención teórica acerca de la etimología, ni referencia alguna a cambios fonéticos. Los juristas tan sólo se sirvieron de ella como de una técnica auxiliar de carácter práctico. 4 - El uso de la etimología por parte de los juristas Lerch (cf. Ceci, 1892: 12) considera que el empleo de la etimología por parte de los juristas romanos es una consecuencia del influjo de la filosofía estoica en la jurisprudencia romana. Sin embargo, aún admitiendo 210 La etimología en las obras jurídicas el influjo estoico en los procedimientos etimológicos empleados por los juristas, Ceci (19892: 13 s.) considera que éste por sí solo no explica el fervor mostrado por aquellos hacia esta práctica. Este estudioso apunta como posibles motivos de su uso por parte de los juristas la importancia que la palabra tenía en el derecho romano, la necesidad de interpretar el derecho antiguo y el culto al formalismo de los romanos. Para realizar el examen del empleo de la etimología en los autores juristas hemos seguido la antología de textos jurídicos confeccionada por Ceci en su obra La lingua del diritto romano. Le etimologie dei giureconsulti romani (EGR) . Debemos indicar que nos limitaremos a los textos que Ceci ofrece en el cuerpo de su antología, excluyendo aquellas explicaciones etimológicas que aparecen bien en la introducción bien en las notas. 4. 1 - Autores juristas de finales de la República: siglos II y I a. C. Los juristas romanos de época republicana nos son conocidos a través de escasísimos fragmentos conservados generalmente en las obras de eruditos de épocas posteriores. Así encontramos noticias de ellos en Varrón, Gelio, Festo, Censorino, Arnobio, Servio y Macrobio. También se encuentran citas en otros autores juristas como Pomponio, siglo II d. C., o Paulo y Ulpiano, ambos del siglo III d. C. Por contra, no suelen aparecer en la recopilación de textos jurídicos que Justiniano hiciera en el siglo VI juristas de los siglos I y II a. C. Se los consideró demasiado antiguos. En el siglo II a.C. se sirvieron de la ella M. Junio Gracano, el pontífice Q. Mucio Escévola y Elio Peto. M. Junio Gracano escribió un tratado titulado de potestatibus. En su libro séptimo, dedicado a los cuestores, incluyó la etimología del término quaestor que tal vez sirviera de modelo a Varrón12. De este autor nos han 211 Concepto de etimología llegado también otras etimologías de carácter anticuario que conocemos gracias al Reatino13. Q. Mucio Escévola fue autor de una obra compuesta por dieciocho libros en la que sistematizó el derecho civil dividiendo el material por temas jurídicos. Esa era la opinión de los propios latinos14. Fue maestro de otros juristas como C. Aquilio Galo, L. Lucilio Balbo, S. Papirio y Juvencio. Las diferentes etimologías que se leen en los fragmentos que de él reúne Ceci se explican casi todos ellos como compuestos15. En la etimología de pontufices, según el testimonio de Varrón, Escévola recurriría a un nomen fictum, recurso escasísimamente empleado por los juristas16. La etimología de postliminium sería utilizada por Cicerón para ejemplificar la notatio en Top. 8. 36. Elio Peto escribió un comentario a la ley de las XII Tablas titulado Tripertita17. En él explicaba aquellos pasajes de la mencionada ley de interpretación difícil, aclaraba términos inusuales ya en aquella época e informaba de la jurisprudencia creada a partir de la aplicación de los enunciados de esas leyes. Su obra es calificada por algunos estudiosos como “típica del quehacer de los gramáticos” (cf. Ramos Guerreira, 1997: 762). No nos ha llegado ninguna etimología suya, puesto que aquella del término assiduus ofrecida por Cicerón en Top. 2. 10 y atribuida a Elio corresponde a Elio Estilón y no a Elio Peto. El que no se haya conservado ninguna etimología de este autor es explicado por Ceci (1892: 19) como una consecuencia del eclipse que sufrió su figura por mor de dos autores posteriores, Elio Estilón, autor también de un comentario de la ley de las XII tablas, y Varrón. Entre los juristas de oficio del siglo I a. C. figuran L. Cincio, Servio Sulpicio Rufo, Ofilio, Elio Galo, Alfeno Varo, Trebacio y Veranio. Sus intereses no fueron en todos los casos exclusivamente jurídicos. L. Cincio tenía inclinaciones anticuarias y lexicográficas que le llevaron a escribir dos 212 La etimología en las obras jurídicas tratados titulados de re militari (cf. Gel. 16. 4. 6) y de uerbis priscis (cf. Paul. Fest. p. 265M). De otros dos de los juristas nombrados, Servio Sulpicio y Alfeno Varo, Gelio destacó del primero su erudición (2. 10. 1 y 7. 12. 1) y del segundo sus intereses anticuarios (7. 5. 1). Asimismo Veranio mostró una gran preocupación por las palabras antiguas (cf. Fest. p. 158M). L. Cincio es autor de tratados referidos a temas concretos del derecho ya pontificio, ya civil, de fastis, de comitiis, de consulum potestate, de officio iuriconsulti. Ceci reúne un total de diecinueve fragmentos etimológicos de este autor, pero en nuestra opinión sólo cinco de ellos contienen etimologías. Cincio recurre como método explicativo a la derivación en lascinco ocasiones. En cuatro de ellas sigue el esquema “B ab A” y una el esquema “B quod”18. Servio Sulpicio Rufo, cónsul en el año 51, escribió un ars retórica que fue muy alabada por Cicerón en el Brutus 19. Gracias a Gelio sabemos que escribió también obras dedicadas a aspectos concretos del derecho. Se conoce el título de dos de ellas de dotibus y de sacris detestandis (cf. Gel. 4. 4. y 7. 12. 1 s.). Ceci reúne un total de nueve fragmentos de los que sólo tres contienen etimologías. En dos de ellas recurrió de forma preferente a la composición, postliminium y testamentum20. La primera de ella sería utilizada por Cicerón (Top. 8. 36 ) para su ejemplificación de la notatio. Siglos más tarde Gelio (7. 12. 1) criticaría su etimología de testamentum señalando que el jurista no supo ver que se trataba de un derivado mediante un sufijo. La tercera etimología que encontramos en este autor se explica por derivación21 . Rufo fundó una escuela de juristas a la que pertenecieron, entre otros, P. Alfeno Varo y Ofilio. De este último nos han llegado tres etimologías reunidas en un mismo fragmento. Todas ellas son derivaciones. En dos sigue el esquema “B ab A” y una el esquema “B quod”22. Por su parte Alfeno Varo en el único ejemplo de etimología que 213 Concepto de etimología tenemos de él apela a una explicación por derivación siguiendo el esquema causal, “B quod”23. Elio Galo escribió un tratado titulado de significatione uerborum quae ad ius ciuile pertinent (cf. Gel. 15. 5. 3; Macr. Satur. 6. 8. 16). En los fragmentos que Ceci reúne de él sólo encontramos un ejemplo de etimología. Se trata de una explicación etimológica por composición24. Ceci (1892: 23) considera que este autor definía de forma breve y concisa los diferentes términos incluidos en el tratado y que no utilizó la etimología como base de sus definiciones. Pese a esta posible escasez de etimologías, la obra de Elio sirvió de fuente a Verrio Flaco quien sí emplearía con frecuencia este recurso. Trebacio y Veranio se dedicaron ambos al derecho pontificio. El primero escribió un tratado titulado de religionibus y el segundo una obra cuyo título es de uerbis pontificalibus. En sus etimologías Trebacio recurre a la derivación y a la composición25. Veranio emplea la derivación26. En este repaso de los juristas del siglo I a. C. no podemos dejar de nombrar a Varrón. El no ser un jurista profesional no fue un obstáculo para que escribiera obras de contenido jurídico. En su vasta producción figuraba también una obra jurídica de la que sólo se conoce el título, libri XV de iure ciuili. Pese a la pérdida de este tratado queda constancia de sus conocimientos de derecho en el de lingua Latina, obra en la que encontramos referencias a diversas leyes, menciones de juristas, noticias de comentarios de carácter jurídico, así como nociones de derecho. Varrón hace referencias a la ley XII tablas (L. 5. 22, 140; 6. 5; 7. 15 y 51), a la ley de fincas urbanas (L. 5. 27) y a la ley Pletoria (L. 6. 5). Igualmente menciona los comentarios de M. Junio Gracano (L. 6. 95), las Actiones de Cosconio (L. 6. 89) y el commentarium anquisitionis de M. Sergio (L. 6. 90 y 92). Asimismo nombra a los juristas 214 La etimología en las obras jurídicas Mucio Escevola (L. 5. 3), M. Junio Bruto (L. 5. 3, 42, 48 y 55; 6. 95), Servio Sulpicio (L. 5. 40) y a M. Q. Escévola (L. 5. 83). A este último le rebate, incluso, la etimología que propone para pontifex27. A tenor del uso que Varrón hace de la etimología en sus restantes obras, tal y como hemos visto, esta obra jurista no tendría por qué ser una excepción. Podría pensarse también que, de la misma forma que algunas etimologías de carácter anticuario se repiten en las antiquitates y en el de lingua Latina, tal vez algunas de las etimologías jurídicas que aparecen en la última obra nombrada lo harían también en esta obra jurídica que no nos ha llegado. Así podría suceder, por ejemplo, con las referentes a las magistraturas expuestas en L 5. 80 ss. Pese a la ausencia de testimonios de esta obra, algunos pasajes del de lingua Latina pueden ayudar a forjarnos una idea de cómo se habría servido Varrón de la etimología en ella. Con ayuda de la etimología Varrón indica cuál es la diferencia existente entre stillicidia y flumina para que así quede claro el texto de la ley de fincas urbanas28. En otras ocasiones tras explicar el origen de un término que tiene que ver con el derecho enumera otras palabras que pertenecen a esa misma familia y que están relacionadas con el mismo concepto jurídico (recuerdese el interés de este autor por las familias de palabras). Eso es lo que hace, por ejemplo, con spondere y otra serie de términos relacionados con él (cf. L. 6. 69 ss.). En cuanto a los métodos, es de suponer que se sirviera de los mismos que en sus restantes obras y que por lo tanto, en algunas etimologías podría ofrecer noticias de carácter fonético. De ser así, se distinguiría de los escritores juristas quienes no las incluyeron en sus obras. La obra jurídica de Varrón no sólo fue, según Sanio, una propedéutica para futuros jurisconsultos, sino que ejerció, además, una gran influencia en juristas de épocas posteriores, especialmente en Pomponio (cf. Ceci, 1892: 20 s.). 215 Concepto de etimología 4. 2 - Autores juristas de los primeros siglos del imperio. Siglos I al III Al igual que ocurriera con los juristas de época republicana, también los de época imperial se conocen de forma fragmentaria. Aún así, su conocimiento es mayor. De ellos nos han llegado fragmentos seleccionados y reunidos en una antología latina, los Digesta (año 533) de Justiniano. Éste emperador quiso conservar de los libros antiguos sólo aquello que pudiera ser útil a la formación de los juristas de su propio siglo. En su recopilación aparecen sobre todo textos de la época de los Severos, especialmente de Ulpiano, Paulo y, en menor medida, Papiano. Las referencias a juristas de épocas anteriores son menos numerosas. En época de Augusto, los juristas Antistio Labeón y Ateyo Capitón fundaron cada uno una escuela en torno a las cuales giraría la jurisprudencia del alto Imperio. Antistio Labeón fue discípulo de Trebacio Testa. Labeón fue un innovador. Mostró el mismo interés que sus predecesores por la terminología jurídica, pero su ingenio y su fuerza creativa fue mayor. Así lo pensaron los juristas de épocas posteriores29. Acuñó, incluso, una nueva forma de comentar las leyes y las obras de autores anteriores. Sus escritos señalan el punto de partida de la jurisprudencia clásica (cf. Ceci, 1892: 1 s., 24-31 y 58; von Albrecht, 1992a: 426). Escribió un tratado sobre el derecho pontificio, de iure pontificali, otro sobre los edictos, ad praetoris edictum, un comentario a las leyes decemvirales y los posteriores, obra inacabada publicada tras su muerte que comentaría su discípulo Próculo. En sus diferentes obras recurrió, según indica Gelio (13. 10. 1) a la etimología ad enodandos plerosque iuris laqueos. Y debió de recurrir a ella en numerosas ocasiones a tenor de los dicho por ese mismo autor a propósito 216 La etimología en las obras jurídicas de los libri ad praetoris edictum30. Labeón reinterpretó gracias a la etimología numerosos términos, como por ejemplo furtum (EGR fr. 4) o possessio (EGR fr. 9). Sus obras sirvieron de fuente a numerosos juristas. Asimismo su forma de etimologizar fue seguida por muchos. En las etimologías que de él nos han llegado se observa que este autor recurrió mayoritariamente a la derivación31 y que no se limitó al latín como lengua inductora en sus explicaciones sino que también recurrió al griego32. Frente a Antistio Labeón, Ateyo Capitón aparece como un jurista tradicionalista33. Gelio (10. 20. 2) y Macrobio (Satur. 7. 13. 11) elogiaron grandemente sus conocimientos. En la única etimología en él registrada recurrió a la derivación siguiendo el esquema “B ab eo quod”34. Las escuelas fundadas por Antistio Labeón y Ateyo Capitón se conocen con el nombre de sus discípulos. La de Labeón se conoce como escuela proculiana, por Próculo, y la de Capitón recibe el nombre de sabiniana por su discípulo Masurio Sabino. Sabino fue autor de un ius ciuile que seguía con pocas variantes la obra de M. Escévola y que se convirtió muy pronto en la obra a la que debían de referirse los autores de épocas posteriores para comentar el ordenamiento del derecho civil. Recurrió en sus etimologías a la derivación35. A Masurio Sabino le sucedió al frente de la escuela Cayo Casio Longino, al cual sucedió Javoleno Prisco que fue, a su vez el maestro de Salvio Juliano. El mayor número de fragmentos con etimologías de los juristas del imperio corresponde a dos autores del siglo II, Sexto Pomponio y Gayo, y junto con ellos uno del siglo III, Ulpiano. Junto a ellos hay que mencionar también los nombres de Javoleno Prisco y Salvio Juliano en el siglo II y Julio Paulo, Florentino y Modestino en el III. 217 Concepto de etimología Gayo es autor de la única obra jurídica que nos ha llegado completa, las Institutiones, y de un comentario a la ley de las XII tablas. Las Institutiones es una obra de carácter elemental y escolar. Eso explicaría su conservación integra. Gozaría de gran fama a partir del siglo IV. Ceci reúne un total de sesenta y cuatro fragmentos en los que registramos veinticuatro etimologías36. En ellas recurre preferentemente a la derivación, siendo muy escasos los ejemplos de composición37. Al igual que Labeón empleó también el griego en sus explicaciones38. Sexto Pomponio escribió diversos comentarios, ad Sabinum, ad edictum praetoris, varias monografías, de fideicommiso, stipulatio senatus consulta, unos digesta ad Aristonem, y el Enchiridion, la obra que le dio más fama. De los diecisiete fragmentos reunidos por Ceci, catorce contienen etimologías llegando éstas a dieciséis ya que algunas son dobles39. En ellas recurre exclusivamente a la derivación. Sigue en doce de ellas un esquema causal, “B quod”, “B ab eo quod”, “B ex eo quod” y en cuatro el esquema “B ab A”. Pese al gran número de veces que se cita a Javoleno Prisco en los Digesta, los fragmentos con etimologías son escasos. En el único que ofrece Ceci Javoleno recurre a la derivación40. En los fragmentos correspondientes a su discípulo Salvio Juliano encontramos señalada de forma explícita la relación entre etimología e interpretación de un término41. Julio Paulo fue miembro del consilium princeps en tiempos de Septimio Severo. Escribió diversas obras, un libro de sentencias, Sententiae, un tratado sobre los grados de parentesco, de gradibus et adfinibus et nominibus eorum, y diversos comentarios, ad legem Iuliam de adulteriis, ad legem Aelia Sentia, ad edictum praetoris. En ellos recurrió a la etimología. Empleó en once casos la derivación y en tres la composición42. 218 La etimología en las obras jurídicas Ulpiano fue autor de numerosas obras, comentarios libri ad edictum, libri ad Masurium Sabinum, un manual escolar Institutiones, monografías sobre determinadas magistraturas, de officio proconsulis, de oficio quaestoris, o sobre temas concretos, de sponsalibus, y las Regulae. En sus etimologías recurrió mayoritariamente a la derivación43. En él se encuentra el único ejemplo de antífrasis entre los juristas. Es Ceci (1892: 53) quien lo considera tal44. Es también uno de los pocos autores, junto con Labeón y Gayo, que recurre al griego en sus explicaciones etimológicas45. En ocasiones define un término sin ofrecer ninguna etimología de él y luego hace derivar de éste, mediante el adverbio inde, algún otro término46. Florentino, escribió unas Institutiones. Las dos etimologías que aparecen en sus fragmentos habían sido ya recogidas en obras de autores anteriores, mancipium por Gayo y serui por Pomponio47 . Modestino fue discípulo de Ulpiano. Escribió un manual para la enseñanza del derecho en que el compiló obras de autores anteriores, en especial de Gayo, que lleva por título libri duodecim pandectarum. Además de esta obra escribió también el de praescriptionibus y los libri regularum. La única etimología que se encuentra en los fragmentos reunidos por Ceci pertenece a Gayo. Modestino hace derivar el termino spurii del griego, tomando en consideración una sola de las dos propuestas presentes en la obra de Gayo48. 4. 3 - El Corpus iuris ciuilis de Justiniano A partir del siglo III las obras jurídicas sufrieron un proceso de epitomización. Las obras escritas hasta ese momento fueron compiladas por autores cuyos nombres se omiten y cuya tarea consistía en simplificar el derecho. La más importante de todas fue la realizada en tiempos del emperador Justiniano, siglo V, conocida como Corpus iuris ciuilis. 219 Concepto de etimología Dicha obra consta de tres partes, Institutiones, Digesta y Codex. Las Institutiones están compuesta por cuatro libros basados en la obra de Gayo, completada con extractos de obra parecidas, pertenecientes, más o menos a la misma época, y con nuevos materiales suministrados por los compiladores que redactaron esta obra. Los Digesta, un total de cincuenta libros, son una antología por temas de fragmentos de juristas clásicos. En cada cita se indica el autor y el título de su obra. El Codex es una antología de las leyes imperiales. Las Institutiones y sobre los Digesta son la fuente principal de conocimiento de los autores de épocas anteriores, en especial del imperio. Las etimologías que aparecen en esta obra corresponden en su mayoría a los autores recogidos en ella. No obstante, entre los fragmentos reunidos por Ceci también aparecen explicaciones etimológicas no atribuidas a ninguno de esos autores juristas pero que sí se encuentran en las obras de Varrón, Livio, Festo, Macrobio o Servio49. 5 - Rasgos del empleo de la etimología en los juristas En las diferentes etimologías propuestas por los juristas nombrados se observa como rasgo común la ausencia de indicaciones y referencias fonéticas. A los juristas no les interesaba la etimología en sí de una palabra sino su valor interpretativo. Ceci (1892: 50 s.) explica su ausencia arguyendo que las razones que impulsan a los jurisconsultos en su etimologías son de índole psicológica: deducen la idea que expresa el término ‘B’ a partir de la idea expresada en el término ‘A’ y no el término ‘B’ del término ‘A’. Para que sea posible establecer una relación entre ‘A’ y ‘B’ debe de haber alguna afinidad significativa o formal entre la palabra derivada y la palabra primitiva, que es como Ceci llama al término inductor. Este estudioso llega, incluso, a decir que la afinidad fonética no siempre se da. Es un punto en el que disentimos pues consideramos que la relación fonética es esencial en la relación etimológica. 220 La etimología en las obras jurídicas El empleo de las quaternae causae es inexistente en los fragmentos que Ceci reúne en el cuerpo de su recopilación. Sin embargo habría una mención fonética en las notas. Se trata de un texto de Julio Paulo que no figura entre los fragmentos seleccionados para ilustrar a este jurista50. Frente al casi inexistente uso de las quaternae causae, el empleo de los nomina ficta es algo más productivo. Tan sólo hemos registrado cinco ejemplos, en M. Escévola, Labeón, Gayo, Julio Paulo y Ulpiano51. Los métodos a los que se acude para explicar la relación etimológica establecida entre dos términos son la derivación, la composición y la antífrasis. De ellos el más empleado es la derivación y el menos la antífrasis. De este último sólo hemos registrado un ejemplo en Ulpiano (uid. supra 219). En oposición a Ceci, no pensamos que la etimología kata; suvnqesin, pues así es como llama a la composición, sea utilizada de forma frecuente tal y como afirma este estudioso (1892: 53). Tan sólo hemos registrado nueve casos, tres en M. Escévola, dos en S. Rufo, una en Trebacio y tres en Gayo52 . La derivación queda expresada mediante los esquemas “B ab A”, “B ab A quod/quia” y “B (ab eo/ex eo) quod/quia”. De los diferentes esquemas nombrados los juristas de época republicana parecen preferir el primero. Es, al menos, el que mayor número de veces se registra en los fragmentos que Ceci reúne de estos autores. Hemos registrado un total de seis ejemplos con el esquema derivativo y tres con el causal, además de tres etimologías explicadas como compuestos. En el Imperio se observa un cambio respecto a los juristas de fines de la República. Muestran una mayor preferencia por aquel esquema que incluye la causa. No podemos ofrecer ninguna razón que lo justifique. Por ello nos limitamos a consignarlo. La causa se expresa, además, con mayor variedad de medios. En época republicana el único esquema causal empleado fue “B quod”, por el contrario en el Imperio el número de esquemas 221 Concepto de etimología se multiplica, “B quod”, “B quia”, “B ab eo quod”, “B ab eo quia”, “B ex eo quod”. El número de etimologías que presentan esquema causal casi duplica el de aquellas otras con esquema derivativo. En las explicaciones etimológicas por composición se acude al esquema “B ab A et A”, “B quod” y a “B quasi”. Este último esquema es el más utilizado. En él el adverbio quasi introduce los dos elementos constitutivos del término a explicar53. Otro rasgo característico de las etimologías de los juristas es la ausencia, al menos en los autores republicanos, de etimologías con término inductor de origen griego. Sí se encuentran en autores de época imperial como, por ejemplo, Antistio Labeón, Gayo, Julio Paulo y Ulpiano54. Los juristas, a diferencia de los gramáticos y de los rétores, no emplearon ningún término específico para mencionar la etimología. El empleo de los esquemas antes nombrados y el uso del verbo dicere es el único indicio con el que contamos para saber que estamos ante una explicación etimológica. Los términos objeto de interpretación etimológica son en su mayoría nombres comunes. Los ejemplos de verbos son muy escasos. Tan sólo contamos con la etimología del verbo occidere55. 6 - Conclusiones en torno al uso de la etimología en las obras jurídicas Del examen del uso de la etimología en las obras jurídicas podemos concluir lo siguiente: 1º - los juristas la emplean con fines prácticos todos ellos relacionados con la interpretación de la ley; 2º - entre los juristas y los gramáticos (lexicógrafos y comentaristas), 222 La etimología en las obras jurídicas anticuarios y eruditos hubo un intercambio de etimologías; 3º - encontramos ejemplos de etimologías desde el siglo II a. C hasta finales de la época imperial. En los últimos siglos del Imperio algunas etimologías se repiten de unos autores a otros, lo cual no es sino una consecuencia del proceso de epitomización que sufrieron las obras jurídicas a partir del siglo III; 4º - el método mayoritariamente empleado fue la derivación. En menor número de casos la composición y rara vez la antífrasis, no registrándose ejemplos de la onomatopeya y la similitud; 5º - en el uso de la derivación como método etimológico se observa una evolución entre los autores republicanos y los de época imperial, consistente en el cambio del esquema etimológico predominante; 6º - el uso de las quaternae causae es inexistente; 7º - el empleo de los nomina ficta es escaso; 8º - el latín es la lengua inductora en la mayoría de las etimologías. El griego es utilizado como lengua inductora tan sólo en época imperial; 9º - las palabras objeto de indagación etimológica son mayoritariamente nombres sustantivos. 223