Concordancia La concordancia de los elementos fundamentales de la frase (sujeto y predicado) en los accidentes nominales y verbales (género, número y caso) es la regla gramatical básica de toda lengua flexiva, y más en el latín, que posee una identificación morfológica tan precisa. La concordancia plena en género, número y caso se produce entre el sustantivo y su adjetivo, sea atributivo o predicativo, y entre el sustantivo y su verbo, en número y persona; sin embargo, puede darse concordancia según el sentido (ad sensum) de las palabras concordadas, sin guardarse estrictamente el género o el número del sustantivo en su determinante o en su predicado: capita (n.pl.) coniurationis caesi (m.pl.) sunt los cabecillas del complot fueron ejecutados; Locros omnis multitudo (sg.) abeunt (pl.) Liv. 24.3.15 toda la multitud se marcha a Locros. Cuando un adjetivo califica a la vez a varios sustantivos suele concordar en género y número con el sustantivo colocado más cerca y no, como es preceptivo en español cuando va pospuesto, en masculino plural. Esta concordancia con el sustantivo más cercano se produce cuando los sustantivos son conceptos afines (senatus populusque Romanus el senado y el pueblo romanos), cuando el adjetivo es demostrativo o engloba una idea de totalidad (cuncta Asia atque Graecia Asia y Grecia enteras), cuando el adjetivo se intercala entre los sustantivos por afectación estilística (Mario consule et Catulo siendo cónsules Mario y Cátulo). Cuando los sustantivos son de persona, puede darse la concordancia, tanto de adjetivos como de verbos, en masculino plural, aunque suele concordar la mayoría de las veces con el sustantivo más cercano. Cuando los sustantivos no son de persona, el adjetivo predicativo suele concordar en neutro plural (iis genus, aetas, eloquentia prope aequalia fuere Sall.Cat.54.1 tuvieron éstos linaje, edad y elocuencia casi iguales). En la aposición, aunque es de rigor que se produzca la concordancia en caso, no se da en género ni número si así lo requiere el elemento de la aposición: Formosum pastor Corydon ardebat Alexin, delicias domini, Verg.buc.2.1 Ardía de amor el pastor Coridón por el hermoso Alexis, la delicia de su amo. Orden de palabras En la frase latina se verifica un orden sintáctico de sus unidades o sintagmas y de los componentes de esos sintagmas [ISEL, pp. 191-233, NGL §§ 209-229, GLC §§ 27-30]. Este orden normal (ordo rectus) de las palabras en la oración se concreta en tres reglas: 1) El verbo se sitúa al final de la frase. El sujeto suele estar al principio de la oración y el predicado, verbal o nominal, la cierra. El verbo predicativo casi siempre está al final de la oración, sea principal o subordinada; los complementos suelen estar colocados según su importancia respecto a la acción verbal: sujeto, complemento circunstancial, indirecto, directo, verbo. En el caso del verbo copulativo sum, el predicado es nominal, y es éste el que suele ir también al final, sea sustantivo, adjetivo o participio que forma los tiempos verbales compuestos. 2) Determinante va delante de determinado. El latín es una lengua centrípeta, que sitúa la palabra regente o núcleo en posición posterior. Así, el adjetivo y el complemento del nombre (genitivo) preceden al sustantivo al que se refieren; el adverbio precede a su verbo; también algunas oraciones subordinadas, como tales elementos regidos, suelen preceder al término de las que depende. Aparente excepción a esta regla es la posición posterior del complemento predicativo (CP) respecto a su determinado, que en latín puede desempeñar cualquier función sintáctica. 1 3) Los nexos sintácticos preceden a los términos que enlazan. Las preposiciones van delante del sustantivo que rigen. Las conjunciones coordinadas preceden a los elementos que agrupan, salvo las enclíticas que y, y ve o. En la SUBORDINACIÓN, las conjunciones preceden a los verbos de las oraciones que enlazan, y los pronombres relativos preceden también a sus verbos, que irán al final de dicha proposición subordinada. Si en la secuencia entre nexo subordinante, sea conjunción o relativo, y su verbo, esté en indicativo o subjuntivo, hay otro nexo subordinante, la primera forma verbal en indicativo o subjuntivo que se encuentra después corresponderá a ese último nexo. La concordancia o relación directa de determinante y determinado se producirá siempre dentro de los límites de la propia oración, como en cualquier lengua; pero en latín, debido a las referencias precisas que permiten el sistema morfológico de los casos y la rigurosa concordancia gramatical, la posición del determinante puede distanciarse de su determinado, pero estos elementos del mismo sintagma nunca se colocan por completo fuera de la oración a la que pertenece; a lo sumo, por motivos estilísticos o expresivos, puede haber delante de su nexo subordinante o detrás de su verbo algún elemento, sea determinante o determinado, de uno de los sintagmas. Por el contrario, cualquier determinante seguirá inmediatamente a su determinado cada vez que se altere este orden normal. Lo mismo sucede con las partículas de enlace: si la preposición va detrás de su sustantivo o la conjunción después de su verbo, éstas los seguirán sin que medie ninguna otra palabra; las excepciones a esta afirmación son puramente estilísticas [cf. ISEL, p. 208]. Sin embargo, son muchas las excepciones a la regla segunda, determinante precede a determinado, como la mayoría de las secuencias fijas que denotan expresiones técnicas o conceptuales: res publica, ius civile, dii inmortales, praetor urbanus, pater familias, tribunus plebis, orbis terrarum, tarditas aurium, aes alienum, etc. También constituiría una excepción a esta regla la posición posterior del genitivo partitivo. Por regla general, la posición posterior del determinante siempre entraña alguna intención expresiva. Hay también palabras que tienen una posición más o menos fija: las enclíticas (quidam, quisque, -ne, -que, -ve) se apoyan en la que precede, el verbo defectivo inquam decir, va siempre entre las primeras palabras textuales del discurso directo, las partículas de coordinación autem, enim, vero, nunca aparecen a principio de párrafo, como sí lo hacen nam y sus compuestos. La posición final del verbo, que actúa como llave que cierra y a la vez conecta todos los elementos de su oración, propicia estructuras sintácticas envolventes (ablativo absoluto, construcción gerundial, participio concertado), que se caracterizan por enmarcarse entre el sujeto y el núcleo del predicado, es decir el verbo en forma personal o nominal; de este modo los complementos que acompañen quedan colocados delante de cada forma verbal que los rige. El sujeto de la oración principal resulta ser, implícitamente, el agente de las otras formas verbales y el poseedor de los complementos de toda la frase, siempre que no se exprese otra cosa o no vaya contra la lógica de los hechos. La negación suele situarse en la oración principal, aunque se refiera a algún elemento de la subordinada. Antes que el empleo de sustantivos abstractos, se prefiere desarrollar el concepto por medio de completivas de infinitivo, construcciones de participio, sustantivos coordinados (endíadis) o complementos predicativos (CP). [email protected] 2