PSIQUIATRÍA Dependencia/Abuso Ayudas para la deshabituación

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PSIQUIATRÍA
Dependencia/Abuso
Ayudas para la deshabituación.
La dependencia a opioides constituye un grave problema para la salud pública. La
metadona y el levacetilmetadol son fármacos indicados en deshabituación de opiáceos,
mientras que la buprenorfina se presenta como una alternativa eficaz cada vez más en
uso. Según los resultados de un reciente estudio que comparó la eficacia de estos tres
fármacos como tratamiento de deshabituación, la metadona, el levacetilmetadol y la
buprenorfina constituyen estrategias igualmente eficaces y seguras para el tratamiento
y mantenimiento de pacientes con dependencia a opioides.
La dependencia a opioides es una condición crónica que implica recaídas y va asociada a
una elevada morbilidad y mortalidad lo que implica un importante problema para la salud
pública. En la adicción a heroína y otros opioides, el objetivo exclusivo de abstinencia
total ha evolucionado hacia programas de objetivos intermedios basados en la reducción
de daños físicos, psicológicos y sociales.
El tratamiento de la dependencia de opioides tiene dos fases farmacológicas esenciales:
desintoxicación que es la supresión del consumo de opioides sin que el paciente
experimente un cuadro agudo de abstinencia, la deshabituación que permite que el
individuo pueda enfrentarse con garantías a los estímulos y situaciones que le impelieron
al consumo de opioides. Al llegar a este punto cobra una importancia fundamental la
rehabilitación del individuo o su reinserción social. La desintoxicación puede efectuares
mediante una amplia variedad de técnicas que utilizan opioides como la metadona o no
opioides como la clonidina siguiendo con la remisión a tratamiento farmacológico de
continuación para así llegar al objetivo último de la deshabituación.
La terapia de deshabituación persigue la disminución en el uso de opioides ilícitos
mediante la utilización de un opioide de acción prolongada junto con asesoramiento. La
metadona y el levacetilmetadol son dos agonistas totales de los receptores µ actualmente
autorizados para deshabituación de opioides. Por otra parte, aunque todavía no está
aprobada su indicación en deshabituación, la buprenorfina constituye una alternativa cada
vez mas en alza. La buprenorfina y el levacetilmetadol presentan la ventaja clínica de su
administración tres veces por semana.
Existen estudios con los tres fármacos mencionados por separado en los cuales se ha
demostrado la eficacia de cada uno de ellos en términos de retención de pacientes en
tratamiento y reducción del uso de opioides ilícitos. Asimismo, varios ensayos controlados
han comparado la eficacia de levacetilmetadol o buprenorfina con metadona. Un reciente
estudio ha comparado la eficacia de levacetilmetadol (75-115 mg), buprenorfina (16-32
mg), altas dosis de metadona (60-100 mg) y bajas dosis de metadona (20 mg) en 220
pacientes para el tratamiento de dependencia a opioides durante un periodo de 17
semanas. Levacetilmetadol y buprenorfina fueron administradas tres veces por semana y
la metadona una vez al día.
De los 55 pacientes en cada grupo, un 51% completó el estudio. El número medio de días
que un paciente permaneció en el estudio fue superior en aquellos que recibieron
levacetilmetadol, buprenorfina y altas dosis de metadona en comparación con los que
recibieron dosis bajas. Asimismo, la participación continua en el estudio fue
significativamente mas frecuente entre pacientes que recibieron altas dosis de metadona
que entre aquellos que recibieron levacetilmetadol. Por otra parte, el porcentaje de
pacientes con muestras de orina negativa en opioides durante 12 o más días consecutivos
fue de un 36% en el grupo con levacetilmetadol, de un 26% en el grupo de buprenorfina,
de un 28% en el grupo de altas dosis de metadona y de un 8% en el grupo de bajas dosis
de metadona. Además, al final del estudio los pacientes registraron la gravedad de su
adicción, en una escala del 0 al 100, como de 35 con levacetilmetadol, 34 con
buprenorfina, 38 con altas dosis de metadona y 53 con bajas dosis de metadona.
La mayor eficacia del tratamiento con levacetilmetadol durante la terapia de
mantenimiento en comparación con bajas dosis de metadona puede deberse a que el
primer fármaco alcanza niveles sanguíneos más estables. No obstante el levacetilmetadol
mostró menos eficacia que altas dosis de metadona en términos de retención del
paciente, particularmente durante el periodo de inducción, lo que puede explicarse, en
parte, por el periodo de tiempo más prolongado que requiere el levacetilmetadol para
alcanzar la dosis de mantenimiento así como por el mayor refuerzo proporcionado por el
tratamiento con un agonista total como la metadona.
Los puntos fuertes de este estudio incluyen el uso de dosis basadas en criterios clínicos,
asegurándose así que las comparaciones entre estos fármacos estuviesen basadas en
dosis individualmente optimizadas para tres de los grupos de tratamiento. El uso de un
grupo control a dosis fijas permitió la demostración de diferencias de resultados y el
análisis de una población heterogénea de adictos a la heroína. No obstante, aunque el
presente estudio sugiere que la buprenorfina, el levacetilmetadol y la metadona a dosis
altas son estrategias eficaces y seguras como tratamiento de deshabituación de opioides,
queda aún por investigar si alguna de ellas puede ser más apropiadas es subgrupos
específicos de personas.
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Johnson R, Chutuape M, Strain E, et al. A comparision of levomethadyl acetate, buprenorphine, and
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