el estado palestino: el voto en la onu y sus posibles implicaciones

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EL ESTADO PALESTINO: EL VOTO EN LA ONU Y SUS POSIBLES IMPLICACIONES
Miguel de Corral
Analista independiente de política internacional especializado en Oriente Medio.
El reciente voto en las Naciones Unidas (ONU) que concedió a Palestina el estatus de estado
observador no-miembro es claramente un hito histórico para el pueblo Palestino, pero también ha
servido para recordarnos las profundas divisiones que todavía existen entre los líderes de Israel y
Palestina. La decisión tomada por la Asamblea General de la ONU fue rotunda, ya que 138 de los 193
estados miembros votaron a favor de reconocer a Palestina como estado. El embajador Israelí, Ron
Prosor, y numerosos observadores, han comentado que el voto en la ONU es puramente simbólico, pero
en realidad conlleva implicaciones diplomáticas y legales significativas. Es importante destacar que este
trascendental voto cambia la dinámica del conflicto Palestino-Israelí. Sin embargo, el voto, las acciones
de Israel en Cisjordania, y la reciente guerra entre Hamas y Israel nos sirve para reafirmar de que las dos
partes están aun muy lejos de negociar un acuerdo definitivo de paz, y que la oportunidad para una
solución basada en dos estados se esta poniendo en peligro.
El 29 de noviembre, el 71 por ciento de los estados miembros de la ONU decidieron que
Palestina cumple con los requisitos necesarios para ser un estado. Esto reafirma la declaración del
Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Unión Europea (UE) y la ONU en 2011, de que la
Autoridad Nacional Palestina (ANP) cumple las funciones básicas y ha creado las instituciones necesarias
de un estado. Este reconocimiento también fortalece la idea de que las fronteras de Palestina que estén
basadas en las líneas previas a 1967 (o la “línea verde” del armisticio árabe-israelí de 1949). Las
autoridades Palestinas temen que estas fronteras estén en peligro debido a los asentamientos y el muro
israelí en Cisjordania, ambos ilegales bajo el derecho internacional. La afirmación del estatus como
estado concede una base legal aun mas firme a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en
sus manifestaciones contra la ilegalidad de estas políticas.
El reconocimiento de Palestina como un estado le permitirá ingresar en numerosas
organizaciones internacionales, incluso en organizaciones relacionadas con la ONU, y posiblemente a la
Corte Penal Internacional. La posibilidad de formar parte de este tribunal es importante, ya que le daría
a Palestina la oportunidad de presentar casos contra representantes Israelíes, y específicamente contra
militares de alto rango que posiblemente cometieron crímenes de guerra. La posibilidad de que esto
ocurra es incierta, pero negociadores Palestinos podrían utilizar esto como arma diplomática para
presionar a Israel con el fin de que restrinja sus operaciones militares.
Por otra parte, el voto también resalta el aislamiento internacional de Israel y Estados Unidos
(EEUU) en este tema. Solamente seis países – Canadá, la Republica Checa, Palaos, Nauru, Panamá y
Micronesia – votaron junto a ellos para rechazar la resolución.
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La votación de los estados miembros de la UE tiene un significado especial. El 22 de noviembre,
el Parlamento Europeo expresó su apoyo a Palestina para ingresar en la ONU como estado observador
no-miembro, y pidió a los estados miembros de la UE que votaran a favor. Sin embargo, los resultados
fueron dispares: 14 países votaron a favor, entre ellos Francia, Italia y España, 12 se abstuvieron, entre
ellos el Reino Unido, Alemania y los Países Bajos, y solo la Republica Checa voto en contra. Europa ha
demostrado estar divida en como afrontar este asunto, y aunque haya expresado claramente su
solidaridad con la causa Palestina, el fracaso de actuar como un bloque hace más difícil la posibilidad de
ejercer mayor influencia en la resolución del conflicto. Ha sido una oportunidad perdida para la UE de
tomar las riendas de un proceso de paz moribundo y actuar como un mediador dedicado plenamente a
la solución de los dos estados.
Aunque el voto haya podido tener importantes consecuencias diplomáticas y legales, la realidad
en Cisjordania y Jerusalén Este no ha cambiado. De hecho, horas después de la votación, Israel autorizó
la construcción de 3.000 viviendas adicionales para asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este, y
aceleró la construcción de otras 1.600 ya aprobadas. A día de hoy, según los informes de la Oficina para
la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA en ingles), existen 150 asentamientos
autorizados por el gobierno israelí, 100 asentamientos no-autorizados, y alrededor de 500.000 colonos
en Cisjordania y Jerusalén Este. Esta política de seguir construyendo asentamientos es una de las
mayores amenazas para la paz entre Israelíes y Palestinos.
El anuncio del gobierno Israelí es claramente una respuesta a lo que consideran una estrategia
ilegitima llevada a cabo por la OLP para conseguir el estatus de estado. Además, el comunicado también
declaraba que Israel no entregaría al ANP los más de €76 millones en ingresos por impuestos
recaudados en Palestina, y que usaría los fondos para pagar la deuda que debe la ANP a la principal
compañía Israelí que proporciona electricidad en Cisjordania. Numerosos países de la UE, incluyendo
España, convocaron al embajador Israelí, en sus respectivas capitales, para mostrar su desaprobación
con la decisión del gobierno del Primer Ministro Benjamin Netanyahu. En el siguiente comunicado, el
Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación declaro:
“España considera que la autorización anunciada, si llegara a materializarse, podría producir la
irreversible separación de Jerusalén Este del resto de los territorios palestinos poniendo en
peligro la necesaria continuidad territorial del futuro Estado palestino y la viabilidad de la
solución de los dos estados. Por ello, ha instado al gobierno de Israel a que reconsidere su
decisión.”
Según el Cuarto Convenio de Ginebra de 1949, que es universalmente aceptado, los
asentamientos son claramente ilegales bajo el derecho internacional ya que está prohibido que el país
ocupante transfiera su población al territorio ocupado. La comunidad internacional, incluyendo EEUU,
ha criticado esta decisión ya que “hará más difícil reanudar negociaciones directas” y que Israel debería
reconsiderar su decisión. Sin embargo, a pesar de que la gran mayoría de países reprocharon este
comunicado, Netanyahu ha afirmado que Israel no se dejará influir por la presión internacional y
continuará persiguiendo sus “intereses vitales”.
Mahmoud Abbas, el Presidente de la ANP, presentó el voto en la ONU como “la última
oportunidad de salvar la solución de los dos estados”. Por el contrario, Netanyahu ha declarado que un
estado Palestino solo se puede conseguir mediante negociones directas con Israel, y no por “acciones
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unilaterales”. Sin embargo, hay tres problemas fundamentales que hacen improbable que las
negociaciones se den a corto plazo.
Primero, tal como se ha indicado previamente, la política del gobierno Israelí de construir más
asentamientos continúa reduciendo la posibilidad de una solución con dos estados, ya que la población
de colonos continúa creciendo más del 5% cada año. Además, la construcción del muro israelí en
Cisjordania, que se extiende dentro del territorio Palestino con el fin de proteger a comunidades
Israelíes, reduce cualquier posibilidad de que empiecen negociaciones.
Segundo, la actual división de los Palestinos entre Fatah en Cisjordania y Hamas en la Franja de
Gaza, hace difícil una negociación con un frente Palestino común. A pesar de que ha habido esfuerzos de
reconciliación, de momento no ha habido ningún acuerdo concreto. La reciente guerra entre Israel y
Hamas evidencia que una paz entre todos los principales actores políticos – Israel, Fatah y Hamas – sigue
estando muy lejos. También es importante recordar que Hamas está considerada como una
organización terrorista, lo cual hace que cualquier tipo de reconocimiento o acercamiento sea
extremadamente complicado políticamente.
Tercero, Israel tiene previsto celebrar elecciones en enero de 2013. Netanyahu, intentando
conseguir una mayoría absoluta, ha creado una coalición “Likud Beitenu”, con el líder ultra-conservador,
y actual ministro de exteriores, Avigdor Lieberman. Lieberman, que vive en un asentamiento en
Cisjordania, es un dedicado defensor de la política de asentamientos. Mas allá de algunas de sus
políticas radicales, el ministro incluso ha llamado a Abbas un “terrorista diplomático”. Si esta coalición
gana las próximas elecciones, el gobierne será aún mas conservador y reacio a negociar un acuerdo
moderado.
Desgraciadamente, esta es la realidad de la situación – una situación que parece dirigirse hacia
más confrontación y un punto muerto definitivo en el proceso de paz. Pero lo más importante es que se
esta perdiendo una oportunidad histórica por ambas partes. Israel esta actuando con unas políticas que
solo consideran, casi exclusivamente, las implicaciones a corto plazo. Al continuar la construcción de
asentamientos y el aislamiento de la población Palestina en Jerusalén Este del resto de Cisjordania,
Israel esta creando unas condiciones que no permiten negociar a Abbas. Si Abbas no puede
aprovecharse del voto favorable en la ONU para empezar, en los próximos meses, negociaciones de paz
con Israel, puede que veamos el declive de Abbas y Fatah como la principal fuerza política en
Cisjordania. Hamas ha gobernado en Gaza desde 2007, y tiene un apoyo significativo en Cisjordania. La
reciente guerra entre Hamas e Israel dejó a Abbas en segundo plano, e identificó a Hamas como la
fuerza dominante en la política Palestina. Si esta tendencia continúa, Israel se arriesga a tener continuos
problemas de seguridad en Gaza, y a la posible aparición de figuras políticas más radicales en
Cisjordania. A la larga, esto no le interesa a Israel, especialmente en un Oriente Medio en evolución
donde la incertidumbre política es actualmente la norma.
Netanyahu debe darse cuenta de que Abbas es el mejor interlocutor que puede tener para
avanzar en el proceso de paz. Es una persona moderada y capaz de acepar compromisos, que ha
renunciado totalmente a la violencia, ha fortalecido la seguridad en Palestina, y ha demostrado
flexibilidad con algunos temas como el derecho de retorno para los refugiados Palestinos. Abbas ha
demostrado estar absolutamente comprometido con la solución de los dos estados. La intransigencia
de Israel respecto a las políticas en Cisjordania y el estatus de Jerusalén, llevó a la OLP a recurrir a la
ONU con el fin de ejercer presión diplomática sobre Israel para que se comprometa a respetar las
fronteras previas a 1967. Israel está en su derecho de exigir a los Palestinos que continúen sus esfuerzos
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para la reconciliación y que Hamas cese las operaciones militares, como prerrequisitos para
negociaciones de paz. Pero al mismo tiempo, los líderes israelíes tienen que entender que con el
completo rechazo a la estrategia de Abbas, se están arriesgando a perder una oportunidad única para la
paz.
El voto de la ONU fue verdaderamente histórico. Muestra que existe un gran apoyo
internacional al estado de Palestina, y que EEUU e Israel están aislados en este tema. Indudablemente,
el voto proporciona a Palestina nuevas oportunidades y medios para ejercer presión diplomática y legal
sobre Israel con el fin de que cambie las condiciones necesarias para que se den negociaciones directas.
Dichas negociaciones son obviamente imprescindibles para establecer un acuerdo de paz definitivo,
pero la situación actual impide que se reanude un dialogo constructivo. Si las hostilidades entre Hamas
e Israel, y las políticas actuales en Cisjordania y Jerusalén Este continúan, la inestabilidad seguirá
presente y la solución de los dos estados se pondrá en peligro.
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