PROBLEMAS ACTUALES DE LA IDENTIDAD NACIONAL GUATEMALTECA Waqi’ Q’anil Demetrio Cojtí Cuxil PRESENTACIÓN El presente trabajo constituye un ensayo por comprender y explicar los problemas de la identidad nacional guatemalteca. Estudia, desde la perspectiva de la igualdad de derechos entre los Pueblos guatemaltecos, la situación de la identidad étnica de los Pueblos Indígenas con relación a la identidad del Pueblo Criollo-Ladino, y a la llamada identidad nacional. Tomó como punto de partida el primer artículo escrito en 1994 por el mismo autor (Cojtí D., 1991). Es pues una versión revisada y actualizada. La actualización consiste en incluir otros aspectos relacionados con la identidad colectiva, nuevas definiciones de identidad como el de identidades múltiples y, nuevos contextos de desarrollo de la identidad indígena. El tema es de importancia, pues a menudo se atribuyen los fracasos o carencias del país a la falta de una identidad nacional, de un nosotros los guatemaltecos. Desde la perspectiva indígena, sostenemos que no conviene tener una identidad nacional. Pues tal como está la jerarquía racial y étnica en la actualidad, el monopolio ladino del Estado y, las arraigadas políticas ladino centristas de asimilación de los Pueblos Indígenas, es la identidad criolloladina la que se está imponiendo como identidad nacional. Conforme a las demandas y derechos de los Pueblos y Comunidades Lingüísticas indígenas, nos suscribimos a una definición incluyente y participativa de identidad y cuestionamos la existencia y la conveniencia de una sola identidad nacional. No descartamos la existencia de una identidad estatal de tipo administrativista y, que sea común a todos los Pueblos Guatemaltecos. A nuestro juicio, la identidad nacional debe ser definida por todos los habitantes, y por ende, por todos los Pueblos y comunidades culturales y lingüísticas del país. De lo contrario hay y habría colonialismo y racismo en la autoría de la definición y en su contenido. La identidad nacional es la conciencia compartida por los miembros de una sociedad respecto a su integración y pertenencia a una comunidad cultural específica. Es la que posee un marco de referencia espacial y temporal determinado, que se forja a sí misma en un ambiente social y unas circunstancias históricas también específicas ( Barahona M., 1993, p. 13). Antes de proceder a la lectura del ensayo, es necesario conocer algunas aclaraciones: El ensayo sobre la identidad nacional se hará en el marco de la unidad del Estado guatemalteco, es decir, buscando apuntalar la unidad del mismo pero buscando también que se respete la diversidad étnica y cultural del país. Este no es el caso en la actualidad ya que sigue en vigencia, de hecho, por ley y por institucionalización del racismo: la invisibilización, la asimilación y la exclusión de los Pueblos y comunidades lingüísticas indígenas del país. La denominación que se da a los Pueblos Indígenas de Guatemala, se hará de preferencia, conforme a la Ley de Idiomas Nacionales (Decreto 19-2003), la que reconoce los derechos de los Pueblos Maya, Garífuna y Xinka. Se evitará, en la medida de lo posible, utilizar los apelativos de grupos étnicos o comunidades indígenas ya que implican un tratamiento de grupos minoritarios. Se buscará denominarlos, principalmente, como Pueblos y Comunidades Lingüísticas, lo que implica, el reconocimiento de sus derechos colectivos específicos en los planos político, social, económico y jurídico. Los autores citados en el presente ensayo han sido objeto de cierto filtro. No citaremos las alusiones que hacen tanto a grupos étnicos inmigrantes, como a minorías étnicas y minorías lingüísticas. Los conceptos y categorías tradicionalmente utilizados en Guatemala para referirse a las políticas públicas aplicadas a los Pueblos Indígenas también han sido revisados. Así, el concepto de integración no será utilizado pues por su connotación actual, puede entendérsele como ladinización, mestización, asimilación, etcétera. El estudio contiene las siguientes partes: En los numerales 1 y 2, se definen conceptos básicos relacionados con los de identidad étnica y nacional. Todas las definiciones han sido elegidas de manera que no contradigan el objetivo del ensayo, el cual es demostrar que no puede haber una identidad nacional excluyente y racista. En el numeral 3, se aborda el vigente paradigma étnico racista, a la vez homogenizante y segregacionista como base de la identidad nacional actual, y las dificultades que hay para superarla. En el numeral 4, se aborda el nuevo paradigma étnico igualitarista y pluralista que apenas empieza a formularse, y sus incidencias iniciales en la definición de la identidad nacional. En los numerales 5 y 6 se abordan los problemas identidad étnica tanto del ladino como del indígena. El numeral 7 ve la relación de la identidad maya con otras identidades afines o adversas, y el numeral 8 ve la relación del país y de los pueblos indígenas ante la globalización. El numeral 9 aborda las conclusiones. 1. CONCEPTOS BÁSICOS Hay varias definiciones de cada uno de los conceptos y categorías que se detalla a continuación. Hemos elegido aquellos que se ajustan a las necesidades e intereses de los Pueblos y Comunidades Indígenas y los momentos políticos de Guatemala, es decir, las definiciones de tipo democrático, incluyentes, pluralistas e igualitaristas. 1.1 El grupo étnico, Pueblo o Nación Es una comunidad cuya mayoría de miembros es, en ciertos aspectos, relativamente similar entre sí, mientras que es diferente en estos sentidos, de la mayoría de los miembros de otros. Un grupo étnico es más grande que una comunidad de parentesco y que una localidad aldeana. Este esquema de similitud interna (hacia dentro del grupo étnico) y de disimilitud externa (hacia fuera), está constituido por las características étnicas (Akzin B, 1994: 34). Las características o identificadores étnicos pueden ser objetivos y subjetivos. Según el modelo de Isajiw (Soriano A.E., 2001: página 84), la identidad étnica tiene componentes externos e internos, que caracterizan la interacción de lo psicológico con lo sociológico. Los rasgos internos tienen tres dimensiones: La cognitiva que se refiere a la identidad de la persona: autoimagen o imagen de su grupo étnico, comunidad lingüística y pueblo; conocimiento de la herencia, pasado histórico y valores de su grupo étnico. La autoimagen es la representación mental de sí mismo. La afectiva: se refiere a los sentimientos de pertenencia de una persona con respecto a su grupo étnico, simpatía y preferencia asociativa con los miembros de su propio Pueblo y de otros Pueblos. Se refiere al carácter y satisfacción con los patrones culturales de su propia comunidad cultural. La moral: se refiere a los sentimientos de las obligaciones de la persona hacia el propio grupo, los que se traducen en compromiso, lealtad y solidaridad hacia él. Los rasgos o identificadores objetivos o externos son las conductas sociales y culturales observables: lenguaje, amigos, participación en actividades del grupo étnico, los medios de comunicación del y para la comunidad lingüística o Pueblo, tradiciones, etcetera. Son rasgos de naturaleza no política: el idioma común, una cultura común, una ascendencia común o misma historia, un territorio común, y a veces, una religión común. Ciertamente las diferencias de estratos sociales, las diferencias ocupacionales, la diversidad de niveles culturales pueden hacer menos homogéneo y cohesivo al grupo étnico. Pero no destruyen el mínimo de cohesión que permite considerarlo como grupo étnico, nacionalidad o comunidad lingüística. Cuando las demandas del grupo étnico políticamente consciente, exceden las dimensiones locales, para ser demandas de nivel regional o nacional, el grupo étnico sube de categoría y se torna una nacionalidad. Una nacionalidad es una comunidad cultural o Pueblo que ya dejó el estatus de grupo étnico, pero que todavía no ha alcanzado la categoría de Nación. La nacionalidad adquiere el estatus de nación cuando goza de autonomía o autogobierno en el marco de un pluralismo en la igualdad, y cuando adquiere el estatus de nación dominante en un Estado (Akszin, B., 1994: 33 - 34). Según este concepto, en Guatemala, sólo los criollo-ladinos son nación, pues son el Pueblo dominante y colonialista. En Guatemala, grupo étnico es sinónimo de comunidad cultural, comunidad lingüística y nacionalidad. Varios grupos étnicos o comunidades lingüísticas conforman un Pueblo, tal como el caso de las 22 comunidades lingüísticas del Pueblo Maya. 1.2 La identidad Los psicólogos definen la identidad como la característica de un organismo que persiste sin cambios. Definen la identidad personal como la existencia contínua de una persona determinada, a pesar de los cambios en sus funciones y estructuras. Todos tenemos varias identidades: género o sexo, profesión u oficio, color de piel o raza, etnia de pertenencia o nacionalidad, lugar de residencia, municipio o departamento de localización, religión, etcétera. En el presente ensayo nos interesamos en la identidad étnica de colectividades (el ser Maya, el ser Ladino). La identidad étnica es la articulación de una etnicidad con la conciencia social mayoritaria de su existencia. Carece en sí misma de objetivos políticos, aunque, en algunos casos, puede relacionarse con identidades regionales o nacionales ( Safrán, W, et al., 2002: 114). 1.3 Las identidades múltiples Los psicólogos abordaban la identidad étnica propia como algo rígido, permanente e incompatible con identidades alternativas. Hoy en día, sociólogos y antropólogos, a la luz de los resultados de los estudios sobre la identidad de los inmigrantes, sostienen que una persona puede tener identidades étnicas múltiples. Para ellos es simplista y reduccionista el suponer que cada persona solo tiene una identidad étnica fija, que permanece sin cambios a lo largo de sus experiencias culturales. Según ellos, las diferentes naturalezas del yo explican los cambios en la identidad de una persona: el yo duradero, el yo situado y el yo en peligro. En efecto, en su propio país, región o comunidad, y ante sí misma, una persona puede tener una sola identidad étnica. Pero en contextos sociales diferentes, hostiles o nuevos, una persona puede manejar múltiples identidades debido a sus necesidades de sobrevivencia y aceptación, tal como la situación del inmigrante. En estas situaciones, una persona pone en juego su capacidad de recuperación, es decir su capacidad para soportar privaciones, desafíos y situaciones difíciles. Asimismo, pone en juego su capacidad de redefinirse para funcionar en forma eficaz en los nuevos medios sociales, culturales, lingüísticos y económicos (Soriano A. S., 2001: páginas 17 – 21). En el caso de los indígenas de Guatemala, puede decirse que se desenvuelven en un contexto nuevo cuando emigran de sus regiones hacia regiones ladinas, y en un contexto hostil puesto que, en todo el país tienen que enfrentar el racismo y la discriminación contra su persona y su Pueblo. En una situación de sobrevivencia, es tolerable la tenencia de identidades múltiples. El indígena está obligado a manejar su identidad étnica de diferente manera (el yo situado, el yo en peligro). Pero en una situación de resistencia cultural y de lucha política por el reconocimiento de los derechos colectivos, no es aceptable la fórmula de las identidades múltiples, la que puede ser vista como oportunista. En estas situaciones es más útil la definición de una identidad fija y rígida. Así, la identidad está ligada a la noción de permanencia, de mantenimiento, de puntos de referencia fijos, constantes que escapan a los cambios que pueden afectar al sujeto o al objeto en el curso del tiempo (Green A., en Barahona M., 1993: 23 – 26). 1.4 La cultura nacional Una cultura es un conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a un Pueblo. Engloba, además de las artes y letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, la ciencia y la técnica, las tradiciones y las creencias (Villoro L., en Olive L., 1999: 41). Una cultura tiene dos dimensiones: la externa y la interna. La dimensión externa se refiere a los elementos percibibles directamente por un observador. Comprende los productos materiales (edificios, utensilios, obras de arte, vestidos, etc.) y los sistemas de relaciones y de comunicación (relaciones sociales, costumbres, ritos, juegos, etc.). La dimensión interna se refiere a los significados, las creencias, las intenciones, las actitudes de los creadores de la cultura. La dimensión interna de la cultura es la condición de posibilidad de la dimensión externa. Es decir que la dimensión observable sólo es comprensible a través del conjunto de estados disposicionales internos (Villoro L., en Olive L., 1999: 42). Las culturas proveen a sus miembros de modos de vida que tienen sentido y que abarcan el rango completo de las actividades humanas, incluida la vida social, educativa, religiosa, recreativa y económica, tanto en la esfera pública como en la privada (Kymlicka W., 1996: 76). Una Cultura Nacional puede ser vista como realidad o como proyecto. Es realidad en los casos de los raros países monoétnicos, monolingües y monoculturales, tal como Islandia, Polonia, etcétera. Hay una sóla cultura nacional pues hay un solo Pueblo o comunidad étnica. Es proyecto en los casos de la mayoría de países que son multiétnicos, multilingües y multiculturales pero que no quieren serlo. En ellos está en proceso la eliminación de las culturas nacionales no oficiales y la imposición consecuente de la cultura del Pueblo dominante y colonialista. Este es el caso de la cultura nacional guatemalteca: Es la cultura criollo-ladina la que se está imponiendo a los Pueblos Indígenas, y son las culturas indígenas las que están siendo eliminadas por el mismo Estado. Algunos autores como Soriano A, (2001: 48 –50) ponen como condición necesaria de una identidad nacional, la existencia de una cultura nacional y de una identidad cultural nacional. Una vez lograda estas condiciones, se puede forjar una identidad nacional. No importa lo diferente que sean los miembros de una nación (género, raza o clase) pues la cultura nacional procura unificarlos en una identidad cultural para representarlos como pertenecientes a la gran familia nacional. Las culturas nacionales pueden ser una forma moderna del ser colectivo. La identidad cultural individual se construye en la interacción entre el yo y la sociedad. El sujeto todavía tiene un núcleo o esencia interior que es el yo real pero este se forma y modifica en el diálogo continuo con los mundos culturales exteriores y las identidades que esos mundos ofrecen (Soriano A. E., 2001: 50). 1.5 La nación Existen dos definiciones básicas de nación: la nación política- administrativa, y la nación étnico-cultural. En la idea de nación política- administrativa, el Estado es creador de la nación. Por ello, se define como un regular y cohesionado grupo que posee independencia, que proporciona una demarcación para el gobierno efectivamente gobernante sobre tal grupo. Y que además, recibe de ese grupo el reconocimiento que legitima al gobierno dentro y fuera (Friedrich C., en Blas Guerrero A., 1984: 28). Este tipo de nación política dio lugar a los Estados-Nación caracterizados por la coincidencia entre la organización para el ejercicio de la autoridad, y el desarrollo de una solidaridad entre su población, con relación a otros grupos. La idea de nación étnico-cultural tiene como soporte la existencia de un grupo étnico o pueblo diferenciado de otro pueblo. Este pueblo o grupo étnico se singulariza por unos rasgos peculiares (lengua, historia, etc.) que producen una identificación entre los miembros del mismo al tiempo que una singularización en comparación a otros pueblos. Esta situación de similitud interna y disimilitud externa está constituido por las características étnicas ( Akzin B., en Blas Guerrero A, 1984: 36 ). El idioma es el valor máximo como soporte cultural de la nación. Es el alma de la nación. El protagonista principal de la nación es la étnia o comunidad lingüística. Los derechos de la nación derivan del organismo vivo y eterno que es la nacionalidad de base cultural. El grupo étnico puede trascender a la condición de pueblo y el pueblo puede trascender a la condición de nación, en función de su voluntad de dotarse de una organización política propia. En el caso de Guatemala, los pueblos y comunidades lingüísticas indígenas están en proceso de trascender su condición de pueblos al buscar dotarse de una organización política propia, en el marco del Estado guatemalteco. De ahí sus demandas de autonomía o autogobierno en áreas particulares, y de poder compartido con el Pueblo criollo-ladino, en áreas comunes. 1.6 El Estado Es una entidad política, administrativa y jurídica independiente, constituida por una o más comunidades culturales y pueblos, que ocupan uno o varios territorios, y que se concretan en un ordenamiento superior. Existen dimferentes tipos de Estado según la ideología o filosofía de la que procede. Así, existen Estados absolutistas, de derecho, democráticos, federales, liberales, monárquicos, republicanos, socialistas, totalitarios, unitarios (Serrano Gómez M., 1977: 75). Hay tres elementos constitutivos del Estado: el pueblo, el territorio y la legalidad. De ahí que se defina al Estado como un ordenamiento jurídico que ejerce el poder soberano en un territorio determinado, al que están subordinados necesariamente los sujetos que pertenecen a él (Mortati, en Bobbio N., 1989: 127). Otra definición más genérica dada por Akzin B., (1994, pp. 8) es que el Estado es una formación política de suficiente estabilidad y recursos. Tiene poder suficiente para hacer respetar sus mandatos durante un período razonable de tiempo y espacio a los habitantes bajo su jurisdicción y a los Estados extranjeros igualmente. El Estado de Guatemala se autodefine como republicano y democrático. Es de hecho semiliberal, unitario y centralizado. Desde el punto de vista étnico, es monoétnico, monocultural y monolingüe pues responde al ya fracasado proyecto nacional criollo y ladino. Debe transformarse en un Estado multinacional para reconocer el derecho a la igualdad de los pueblos indígenas, y para ser un Estado no sólo de y para los criollo-ladinos sino también de y para los pueblos indígenas (Maya, Xinka y Garífuna). Estado y Nación no siempre se encuentran como fuerzas armónicas y complementarias, muy a menudo constituyen fuerzas en competencia (Akzin B., 1994: 14). 1.7 Los derechos de los pueblos indígenas Guatemala se está tornando en un Estado multinacional por la existencia e inicial reconocimiento positivo de los pueblos y comunidades lingüísticas indígenas. Y puede ser un Estado poliétnico si reconoce la existencia y da facilidades a los grupos de inmigrantes de origen europeo, asiático y árabe. Una de las condiciones para entender este ensayo es la distinción entre pueblos indígenas de Guatemala y grupos étnicos inmigrantes. Los pueblos indígenas u originarios tienen derechos diferentes a los grupos étnicos inmigrantes, sobre todo los derechos a permanecer diferentes étnicamente y sus derechos al autogobierno y de representación (Kymlicka W., 1996: 30 -33). He aquí los rasgos básicos de los pueblos y comunidades lingüísticas indígenas: Son pueblos o culturas anteriores al Estado actual y disfrutaban de autogobierno, el que les fue quitado por razones de invasión y conquista. Estaban territorialmente concentrados y actualmente ocupan tierras natales. Tiene el deseo de seguir siendo sociedad distinta respecto de la cultura mayoritaria o dominante de la que forman parte. Exigen por tanto, diversas formas de autonomía o autogobierno para asegurar su supervivencia como comunidades lingüísticas y culturales distintas. El Estado criollo y ladino guatemalteco buscó asimilarlos, pero en la práctica los mantuvo y mantiene segregados. Actualmente, el Estado guatemalteco empieza a ser más tolerante y pluralista, por lo que empieza a reconocerles algunos derechos colectivos. 1.8 Los derechos de los inmigrantes Los grupos étnicos inmigrantes, tales como taiwaneses, españoles, árabes, chilenos, etc. no tienen los mismos derechos que los pueblos indígenas guatemaltecos. A menudo, en aras del reconocimiento de la diversidad cultural, se equiparan u homologan los grupos inmigrantes con los pueblos indígenas, lo cual es un error. He aquí las características de un grupo étnico inmigrante: Son posteriores al actual Estado, y son grupos formados por inmigrantes a título individual o familiar. No están territorialmente concentrados ni ocupan tierras natales. No tiene el objetivo de tornarse en una nación separada y autogobernada paralela a la sociedad de la que forman parte, sino buscan modificar sus instituciones y leyes para que sea permeable a las diferencias culturales. Solo buscan un mayor reconocimiento a su identidad étnica. Los grupos de inmigrantes por un lado, afirman su derecho a expresar su particularidad étnica, por otro, desean hacerlo dentro de las instituciones públicas de Pueblo receptor. El Estado guatemalteco también ha aplicado con ellos algunas políticas de asimilación coercitiva, y pueden sufrir del racismo criollo-ladino. Sin embargo, cuando son de piel blanca, no padecen de racismo sino gozan de privilegios e inmunidades. Actualmente el Estado ladino ha empezado a permitirles algunas expresiones de identidad cultural: desfiles, parques, monumentos, etcétera. 2. DEFINICIÓN DE IDENTIDADES AFINES 2.1 La identidad étnica Como ya se indicó, un grupo étnico se caracteriza por sus marcadores externos (idioma, organización, artes, etc.) y subjetivos e internos (lealtad, sentimiento, identificación, etcétera). La identidad étnica es el conocimiento de dichos marcadores étnicos, la valoración que se tiene de los mismos, la que a su vez da la imagen positiva o negativa de sí. La parte más importante de la etnicidad no son tanto los marcadores o indicadores étnicos o su valoración, sino la auto - adscripción o la conciencia de pertenecer a tal o cual grupo étnico y el conferimiento de dicha pertenencia de parte de otros (Casaus Arzu, M., 1992: 188 – 190).La identidad étnica es pues la conciencia y acuerdo que se tiene del propio ser étnico, de lo que se piensa que debe ser y de la conducta consecuente que deriva del mismo. Una conciencia positiva de sí puede dar orgullo y autoestima, y por ende, puede favorecer la autenticidad y el desarrollo de la propia cultura. Una conciencia negativa de sí puede dar ocultamiento y hasta rendición del propio ser étnico. Esta última situación puede favorecer la identificación e imitación de culturas e identidades étnicas ajenas. 2.2 La identidad cultural El núcleo de una identidad es la cultura interiorizada por los miembros del Pueblo o nacionalidad. Esta cultura interiorizada es el conjunto de principios (creencias, normas, valores), representaciones colectivas, modelos y códigos de referencia (estereotipos culturales) que ha adquirido, cree y practica cada miembro de la comunidad cultural. Y que a su vez están organizados en y por una orientación general o por un proyecto de identidad (voluntad de ser lo que se es étnicamente, voluntad de existir como Pueblo singular, intención de mantener y desarrollar la cultura propia, etc.) (Muchielli A. 1986: 14-24 , 6364). La identidad cultural también es la valoración que se hace de los identificadores o marcadores étnicos que tiene un Pueblo. Los idiomas vivos son uno de los indicadores objetivos de la existencia de una comunidad étnica y uno de los fundamentos de su identidad cultural correspondiente. En Guatemala hay 25 comunidades lingüísticas, puesto que hay 25 idiomas. De estas comunidades, 22 son de la familia maya, una identidad indígena no maya (la Xinka), una identidad afrocaribeña (en la que sobresale la Garífuna) y desde luego la o las identidades de lo que ahora se denomina comunidad criollo-ladino. Esta es la realidad objetiva de las identidades culturales guatemaltecas. El Pueblo Maya por su lado, está conformado por 30 comunidades lingüísticas puesto que hay 30 idiomas vivos pertenecientes a la familia lingüística maya. Cada una de las comunidades lingüísticas y cada subfamilia de idiomas de la familia maya, tiene una percepción de sí mismas y diferentes razones para calificarse de cierta manera. 2.3 La identidad racial Este es un tema cuya discusión genera incomodidad por temor a caer en el racismo. Para abordarla sin equívocos, se debe ante todo asentar algunas premisas: Hoy en día está comprobado que no hay razas puras y que el mestizaje ha sido y es regla para toda la especie humana, casi desde sus inicios (Vidyarthi, P.L., 1984: 55-56). Está también establecido que los miembros de la especie humana no son clasificables con facilidad en un número determinado de razas y que las fronteras entre una raza y otra son poco definidas o confusas. Además es necesario hacer una distinción entre mestizaje racial y mestizaje cultural, ya que el primero no implica el segundo necesariamente. Cuando utilizamos el término de raza, en este ensayo, no nos referimos a grupos biológicamente homogéneos. Mas bien nos referimos a a los rasgos físicos predominantes en cada uno de los Pueblos y comunidades lingüísticas guatemaltecos, o a lo que se considera como rasgos típicos distintivos de cada uno de ellos. Los Pueblos guatemaltecos, como todos los grupos humanos del mundo, no son racialmente homogéneos: hay Ladinos y Criollos con rasgos biológicos de indígenas mayas, y hay mayas con rasgos biológicos de criollos y ladinos. 2.4 La identidad nacional Existen dos definiciones de identidad nacional que son casi antagónicas: La presentista que entiende la identidad nacional como permanente reinvención oportunista, y en reacción a otros Pueblos y comunidades. Aquí se puede hablar de usos y costumbres inventadas. Y la esencialista que la considera basada en un conjunto de costumbres y valores que se mantienen durante años, aunque sufra cambios. Ambas posturas extremas deben evitarse pues el pasado y la cultura no se inventan ya que en buena medida, se heredan, pero han de ser recreados cada día, a través de una negociación entre voluntades individuales. Por ello, mitos, costumbres, historia informal cumplen un papel importante en la defensa y construcción de la identidad, lo que implica un recuerdo y un olvido selectivos (Rosa Rivero A., et al., 2000: 20 – 37). En sentido estricto, identidad nacional es la articulación de una idea de nación, con la creencia socialmente mayoritaria de que esa idea es real. Hay identidad de tipo nacional cuando en un Pueblo existe el convencimiento de que constituye un ser colectivo específico, que se diferencia de los demás de su género por un conjunto de rasgos y que, en virtud de ello, es sujeto colectivo de derechos políticos. En suma, la identidad nacional es una autodefinición de la comunidad que establece su personalidad colectiva y legitima su soberanía real o potencial (Safran W., 2002: 113). Según esta definición, Guatemala no tiene identidad nacional o la que tiene no es la adecuada. La identidad nacional actual está definida y conformada por la clase política y la clase dirigente criollo-ladina, la que no incluye a los mayas y demás pueblos indígenas. Los valores de dicha identidad nacional son los mismos de la era colonial: homogeneidad racial en la raza blanca, homogeneidad cultural en la cultura criollo ladina, uniformidad jurídica a través del derecho romano asumido como derecho criollo-ladino. Asimismo, está la homogeneidad económica a través del individualismo y la propiedad privada. Luego, el tipo de identidad nacional que defienden no es la que refleja la realidad étnica del país, sino el imaginario país monoétnico, monolingüe y monocultural que siempre quisieron tener. Se trata de una identidad imaginaria, aparente y a futuro. Por ello, cuando algún alterado patriota o funcionario público criollo o ladino grita ¡que viva Guatemala!, está diciendo que viva nosotros los guatemaltecos. Pero en ese nosotros no están incluyendo a los Mayas, Garífunas y Xinkas, sino solamente a los criollos en primer lugar, y a los Ladinos en segundo lugar. 2.5 La identidad estatal El Estado es el instrumento del que se dota una sociedad para garantizar su sobrevivencia, desarrollo y el ordenamiento interno de la población que está bajo su jurisdicción. La identidad de Estado está dada por el ser ciudadano de un Estado determinado. Mayas y Ladinos son guatemaltecos pues ambos están bajo la jurisdicción del Estado guatemalteco. No es una identidad cultural, sino una identidad político-administrativa cuyo contenido es la maquinaria administrativa y coactiva del Estado con alguna referencia a la legalidad. En un Estado multiétnico no puede establecerse una analogía entre una identidad cultural y la identidad estatal, pues su realización conlleva la ejecución de un acto de dominación étnica o colonialismo. La analogía solamente se puede dar cuando hay coincidencia entre fronteras del Estado y fronteras étnico-lingüísticas, es decir cuando se trata de un estado monoétnico (Akzin Benjamín, 1968: 88-91). Desde luego, el tipo y grado de participación y de representación que tengan las comunidades lingüísticas en los organismos del Estado, y por ende, el tipo de reconocimiento que el Estado haga de las identidades étnicas indígenas, va a determinar la identificación y membresía de estos últimos hacia el mismo. Hasta ahora, los mayas de Guatemala están excluidos (y hasta perseguidos) de la conformación del Estado, lo que los hace sentirse más víctimas que miembros del mismo. No tienen sentimiento de pertenencia a la guatemalidad ni sentimiento de identidad guatemalteca. Por eso es que se dice que los Mayas son guatemaltecos de papel (cédula de vecindad, pasaporte) y no de corazón (identificación, sentimiento de pertenencia). Por la crisis de identidad étnica y nacional que siempre han tenido Indígenas, Ladinos y Criollos, algunos no gustan identificarse según el grupo étnico de pertenencia sino como guatemaltecos. Estos no están proveyendo su identidad étnica o cultural, sino su identidad política administrativa. Escamotean su identidad étnica, generalmente por razones de crisis, vergüenza o auto-desestima, y se salvaguardan tras la identidad estatal de guatemalteco. Otros en cambio, creen erróneamente haber superado su pertenencia étnica, suscribiéndose a la identidad estatal, cuando de hecho, la cultura del Estado es la cultura criollo-ladina. 3. EL PARADIGMA ÉTNICO RACISTA: BASE DE LA ACTUAL IDENTIDAD NACIONAL Un paradigma es un referente teórico de una sociedad dada. No se trata de una moda, de una tendencia o de una corriente de pensamiento. Es más profundo y permanente. Es la manera de percibir, interpretar y calificar los hechos, las relaciones, las personas, y los cambios de parte de los miembros de una sociedad dada. 3.1 El paradigma durante la colonia española Desde 1524, y durante el período de la colonia española, se aplicó una clasificación de las personas y Pueblos con base en criterios raciales. Era una jerarquía entre grupos étnicos existentes, con base en la pigmentación de la piel, es decir, con base en la pertenencia racial. Implicaba también una jerarquía o estratificación de culturas (idioma, religión), de legitimidades para ejercer el gobierno, y hasta de formas de ganarse la vida (encomendero, empleado doméstico, esclavo o peón). He aquí los escalones del sistema pigmentocrático: Español: piel blanca, cultura hispana, cristiano Mestizo Castizo Torna Atrás Lobo Zambaigo Cambujo Coyote Chamizo Coyote Mestizo Ahí te Estás Indio: piel cobriza, cultura maya, pagano, negro,... El indígena, aunque fuese de raza pura, era considerado todavía como una raza y cultura inferiores. Además de ello, era pagano. El español en cambio, era considerado de raza pura, de sangre azul, y por ende, de una raza superior, y de cultura (española) superior. Pero además era cristiano. En dicha época, los blancos -españoles o criollos- disfrutaban el poder económico y social, y del poder cultural y racial pero no del poder político, pues solamente los españoles podían gobernar. El patriotismo de los criollos no tardó en desarrollarse, y consistió en el derecho a gobernar su propia patria (Taracena A., 2002: 42 – 44). Puede decirse que la identidad nacional de Guatemala, como país, durante la colonia española no existió, pues fue gobernada desde la metrópoli por la corona española. Las autoridades públicas de la época (españoles), no podían pensar en elaborar o definir una identidad nacional, pues eran intermediarios de la corona española. 3.2 El paradigma durante la vida independiente de Guatemala Desde 1821 hasta nuestros días, en plena vida estatal independiente, estas castas de base racial, se mantuvieron separadas entre sí, y perduraron en su multiplicidad, hasta donde fue posible. Luego, cuando ya no fue posible mantenerlos y mantenerse diferenciados, se fusionaron en las castas clásicas que perduran hasta ahora: Blancos (Criollos) Mestizos (ladinos o chapines) Indígenas (mayas, xincas) y Negros (afrocaribeños). En otras palabras, el sistema de castas de base racial y cultural cayó en desuso, pero dejó condicionado, el orden racial, cultural, étnico, económico y político que debía reinar y reina en el país. Este hecho se debe a que, hasta ahora, ninguna revolución o contrarrevolución, independencia o anexión, golpe o contragolpe de Estado, ha destruido la vigencia de este paradigma étnico racista. Por lo anterior, el distintivo racial de la nación guatemalteca siempre ha sido y es la piel blanca y secundariamente la piel cobriza del mestizo. Y el distintivo cultural de la nación fue la cultura criolla y ladina. La consecuencia de este paradigma para los indígenas era y es la descalificación y la invisibilización. Su mejoría solamente podía y puede darse mediante el cruce racial con europeos como condición para mejorar su raza, y el abandono de su cultura maya, como condición para progresar y ser considerados como guatemaltecos. Esto es el destino que el Estado les ha reservado. Entre las pruebas de la vigencia o actualidad galopante de este paradigma étnico racista están los resultados de los siguientes estudios: Un estudio realizado por Marta Elena Casáus Arzú, hacia 1978 (1995: 274 – 277), en una muestra seleccionada de miembros de las 22 familias criollas más poderosas del país, evidenció que todos tenían un pensamiento y conducta de tipo racista respecto a los Pueblos Indígenas. Halló que la mayoría no se autodefinen como Ladinos o Mestizos sino como blancos y criollos, con base en el color de su piel y de una supuesta pureza de sangre. Algunos de ellos demostraban esta pureza con sus certificados coloniales de pureza de sangre, y con la tenencia de sangre tipo o. Este tipo de sangre según ellos, les demostraba ascendencia directa vasca y no contaminación con sangre indígena (Casáus Arzú, M.E., 1992: 188 – 196). Halló también que consideran al indígena como ser inferior, por sus rasgos físicos. Otro estudio realizado por Jorge Solares y Gilberto Morales, en el 2000 (España Olmedo, 2003: 1 – 47), a una muestra de Ladinos de clase media y baja, de Ladinos comunes y corrientes de centros urbanos y rurales, evidenció los mismos resultados que el estudio anterior. Hallaron que casi todos los Ladinos entrevistados se auto-definieron como una raza. Muy poco se auto-nombraron como raza blanca, raza guatemalteca raza azul o española. Los ladinos, al considerarse raza, no lo hacen en sentido de pureza de raza, sino en el de ser una mezcla, con su respectivo sentido de inferioridad. Tienen una tendencia a menospreciarse por ser mestizos. Se valorizan al considerar que el Ladino proviene de la raíz española, y de la raíz maya antigua y gloriosa. Esta noble raíz biológica y cultural les da alguna estima y valía. Le niegan al indígena actual relación con el Maya antiguo, pero ellos sí se hacen uno sólo o se fusionan con aquella ilustre antigüedad maya, dadora de prestigio. Otro hallazgo fue que consideran que la raza pura siempre es mejor pues equivale a calidad, mientras que el ser mezclado resta clase. Gran parte de los Ladinos entrevistados consideran que en Guatemala hay razas superiores e inferiores. A los indígenas los consideran como una raza inferior junto con los negros. El ser de raza blanca tiene un prestigio incuestionable, de ahí, alguna carrera por la blanquización. También reconocen que hay culturas superiores e inferiores. Las culturas superiores son la ladina, la española, la inglesa, la europea. Las culturas inferiores son la indígena y la Garífuna. Durante toda la vida independiente (desde 1821 hasta nuestros días), la identidad nacional, siempre fue definida primeramente y predominantemente por Criollos y luego por los Ladinos. Y lo han definido conforme los parámetros de su paradigma étnico racista el que apuntala sus conveniencias hegemónicas, y su proyecto de nación modelado a su imagen y semejanza: Criollos y Ladinos son la única manera de ser buenos y verdaderos guatemaltecos. Han oficializado su modo de vida y su ser étnico como cultura nacional, y por ende, como base de la identidad nacional. Han excluido, descalificado y sometido a exterminio el ser étnico de los Pueblos y comunidades lingüísticas indígenas. Esta situación ha hecho y hace que el modelo ideal de la guatemalidad era y es siempre el criollo y secundariamente, el Ladino, pero nunca el indígena. El papel secundario del Ladino se debe a que no ha tenido realmente el poder, y a que ha mantenido y cultivado las valoraciones y jerarquías raciales y étnicas de los criollos. No ha tenido ni ha desarrollado un proyecto propio de nación mestiza o ladina. Este tipo de identidad no es nacional pues no es una autodefinición de todos los guatemaltecos, como personas y Pueblos. Es una identidad parcial o sectorial por su cobertura, y por la forma en que ha sido definida y aplicada, es racista, excluyente, colonial y autoritaria. Vemos pues que el Estado, bajo el control de la clase dirigente de criollos y ladinos, han tratado de construir la cultura nacional, imponiendo la cultura no indígena a los pueblos indígenas, y ha tratado de construir la identidad nacional sobre la misma base. Por ello, puede decirse que no existe una identidad nacional guatemalteca: por que no existe una sola cultura nacional sobre el cual basarse. Por que no se ha hecho uso de todos los rastros o representaciones del pasado para justificar y constituir las visiones de futuro de lo nacional. Por que hay grandes sectores indígenas que la cuestionan por conciencia étnica desarrollada, o falta de información y adhesión. Las dos instituciones más utilizadas por el Estado para eliminar a los Pueblos y culturas indígenas han sido el Ejército y el Sistema Educativo. Desde 1871, el Ejército Nacional, asumió también la tarea de civilizar a los indígenas mediante el sistema de redadas de adolescentes y juventud indígenas y el uso de la fuerza contra sus culturas en las cacerías. Y el sistema educativo, ha sido el principal instrumento para cortar de raíz las culturas indígenas, utilizando los distintos métodos de educación asimilista: castellanización directa o indirecta, educación bilingüe sustractiva, educación monocultural, etcétera. Este proyecto civilizatorio del Estado en aras de imponer la cultura criollo-ladina a los Pueblos Indígenas, y por ende, en aras de forjar una identidad nacional, no siempre fue realizado sistemáticamente y con eficiencia. Predominó casi siempre el interés por la mano de obra indígena barata, analfabeta e ignorante para los terratenientes criollos, lo que frenó o hizo quedarse en discurso este proyecto. Varios autores han dado pruebas de que la clase alta del país (criollos y Ladinos pudientes) sólo ha visto a los indígenas como simples instrumentos para la acumulación de su riqueza (Ball P., et al., 1999: 100). Con el golpe de Estado de 1982, donde participó Efraín Ríos Montt, y en plena guerra interna, se planteó por primera vez, la necesidad de reconocer a Guatemala como País y Estado multiétnico. De ahí que se conformara el Concejo de Estado, con el concurso de representantes étnicos, es decir, de indígenas nombrados o elegidos. Ríos Montt públicamente declaró que el problema de Guatemala era complejo, pues somos un país diferente, mejor dicho, somos 20 naciones distintas, y que es muy difícil integrar 20 naciones. Por ello habló de construir una nueva nación, de construir una nueva patria, de que hay que conjugar la tierra con la etnia, de que muchas veces el Estado es ajeno a la Nación (Cojtí, D., 1991: 14 –15). Sin embargo, ni él ni sus consejeros desembocaron en alguna solución o fórmula estatal de tipo incluyente y étnicamente pluralista, o bien no fue la prioridad de su gobierno. Este enfrentamiento armado interno que conllevó genocidio contra los Pueblos Indígenas, provocó la agilización de la toma de conciencia de una identidad indígena pan étnica o pan maya, pues puso en juego su sobrevivencia, unió a las comunidades lingüísticas y definió quienes eran los amigos y enemigos de los Pueblos Indígenas. Obligó también a establecer objetivos y prioridades de las organizaciones indígenas en cuanto a defensa de propiedades, tierras, modos de vida y culturas. Obligó a luchar por mantener la identidad indígena y por construir la unidad. Las guerras y los enfrentamientos al otro tienen ese efecto en las identidades étnicas y nacionales (Bejar R., et al., 1999: 114 – 115). En efecto, el enfrentamiento armado interno, fue también percibido por gran parte de los Indígenas, como un enfrentamiento con los Ladinos, pues el Estado criollo-ladino se ensañó contra el Pueblo Maya de manera mayoritaria y transversalmente. Apoyan esta percepción los siguientes datos: en las regiones indígenas realizó violaciones masivas e indiscriminadas, mientras que en las áreas ladinas realizó sólo violaciones individuales y selectivas (Ball P., et al. 1999: 99 – 105). De las víctimas plenamente identificadas, el 83% eran del Pueblo Maya, y el 17% eran del Pueblo Ladino. De las 22 comunidades lingüísticas mayas, 14 fueron afectadas por la violencia del Estado. 4: EL INCIPIENTE PARADIGMA ETNICO IGUALITARISTA: BASE DE LA NUEVA IDENTIDAD MULTINACIONAL La Constitución Política de 1985 marca o es parteaguas entre paradigmas: el inicio del fin del paradigma étnico racista quintocentenario, y el inicio del comienzo del paradigma étnico igualitarista. Por la falta de cumplimiento de la Constitución, este rol de parteaguas no ha podido realizarse. En efecto, en 1985, se inició la apertura democrática, y paralelamente entró en vigencia la nueva Constitución Política. Quién por primera vez, en la historia de las Constituciones guatemaltecas, reconoció positivamente a los pueblos indígenas, a través de los artículos 58 y 66. El artículo 58 indica que las personas y las comunidades tienen derecho a su identidad cultural de acuerdo con sus valores, su lengua y sus costumbres. El artículo 66 reconoce que Guatemala está conformada por diferentes grupos étnicos, entre los que se encuentran los pueblos indígenas de ascendencia maya. Establece la obligación del Estado de reconocer, respetar y promover sus formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de organización social, el uso del traje indígena en hombres y mujeres, y sus idiomas. Luego vino en 1996, la ratificación por el Congreso del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Estados Independientes. Sus aportes básicos son: la obligada consulta y participación de los Pueblos Indígenas ante medidas que les afecten, el respeto a sus formas de organización social, el derecho a crear y dirigir sus propias instituciones. Asimismo, figuran el derecho a definir sus prioridades en materia de desarrollo, la no discriminación en el trabajo, el derecho a tierra y territorio, y el derecho consuetudinario, etcétera. Enseguida, y el mismo año, vino la vigencia del Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas. Consagró el carácter de la nación como multiétnico, multilingüe y pluricultural. Definió los cuatro Pueblos guatemaltecos con base a sus raíces civilizatorias, reconoció el racismo legal y de hecho contra los Pueblos Indígenas y la necesidad de luchar contra él. Abordó la necesidad de institucionalizar la participación y representación indígena en todos los niveles de gobierno y del Estado, y los derechos jurídicos (derecho consuetudinario), culturales, económicos, sociales, religiosos y políticos de los mismos. La ley de Idiomas Nacionales emitida por el Congreso en el 2003, por su lado, se constituyó en la normativa más avanzada (en contenido pero no en jerarquía de la ley) en materia de reconocimiento de la multietnicidad del país, y de obligatoriedad del Estado de adecuarse a la misma. En el tercer considerando ratificó que la nación guatemalteca tiene un carácter multiétnico, multilingüe y multicultural. En el artículo 2 establece que los Idiomas Mayas, Garífuna y Xinka son elementos esenciales de la identidad nacional. Y que su reconocimiento, respeto, promoción, desarrollo y utilización en las esferas públicas y privadas se orientan a la unidad nacional en la diversidad, y propenden a fortalecer la interculturalidad entre los connacionales. En el artículo 3, establece que en el funcionamiento y en la estructura del Estado, es condición substantiva y fundamental el reconocimiento, respeto, promoción, desarrollo y utilización de los idiomas nacionales. En el artículo 5, define el espacio territorial o circunscripción geográfica donde se habla cada idioma. Y en el artículo 8 establece que los idiomas y culturas nacionales podrán utilizarse en las comunidades lingüísticas que correspondan, en todas sus formas, en todas las actividades, y sin restricciones en los ámbitos público y privado. No obstante toda esta legislación vigente, el paradigma étnico racista continua vigente en todos los niveles de gobierno, y en todos los sectores sociales no indígenas. Un paradigma quintocentenario no puede ser cambiado de la noche a la mañana. Es un cambio integral y de largo plazo, y por ende, es tarea de Estado y debe ser una política de Estado, sistemáticamente ejecutada por todos los partidos políticos que hacen gobierno. Se observa una voluntad de cambio de parte de los legisladores, la que se verifica en la definición oficial que dan de la identidad nacional, pero ello no se verifica tanto en el organismo ejecutivo. Al menos en discurso, puede decirse que la nueva definición de identidad nacional, busca ser incluyente y pluralista, sobre todo por dar carta de ciudadanía a los Pueblos y culturas indígenas en ella. Esto es un progreso. Sin embargo, estos avances legales tienen su limitación. Permanece en el concepto de pluralismo en la desigualdad. Faltan todavía una serie de instrumentos legales que estipulen la igualdad en autogobierno, y en derechos de representación de todos los pueblos guatemaltecos. Y si consideramos el imaginario colectivo, es decir, la representación mental que tienen de sí los guatemaltecos, vemos que lo criollo y sus rasgos siguen siendo idealizados como los indicadores del buen guatemalteco. Lo ladino y sus rasgos son idealizados como símbolos de los buenos segundos guatemaltecos. Y lo negro y lo indígena, con sus rasgos como signos del mal guatemalteco. Criollos y ladinos, actuando como casta, reproducen pues el propio concepto positivo de sí mismos y continúan descalificando a los indígenas como malos guatemaltecos. Sólo los Pueblos Indígenas Maya, Garífuna y Xinka no tienen interés en reproducir el concepto negativo de sí mismos, que les han inculcado la clase dirigente gobernante. No obstante estas inercias y carencias, hay un progreso con el inicio del paradigma étnico pluralista e igualador: los indígenas, a juicio de los legisladores, ya no deben ser conceptualizados por los no indígenas (criollos y ladinos) como malos guatemaltecos ni objetos de asimilación, expulsión, opresión y cruce racial. Ahora todos los Pueblos y culturas nacionales, en teoría, son buenos y tienen derecho de ciudadanía. 5. PROBLEMAS DE IDENTIDAD DEL LADINO 5.1 Los problemas de identidad étnica El ser racialmente mestizo trae también consigo problemas de identidad y por ende, de conducta con relación a sí mismo y a otros grupos culturales y raciales, pues no siempre se está libre de valoraciones negativas y positivas (Brachfeld Oliver, 1970: 461-474). Los psicólogos han constatado que cuando una persona que es birracial o racialmente mestiza, no valora de igual manera ambas raíces sino que descalifica una parte de su ser y sacraliza o consagra la otra. Creemos que esto es lo que sucede con gran parte del Ladino o mestizo guatemalteco, quien sacraliza sus raíces hispanas y denigra sus raíces indígenas. Asimismo, en América Latina, ha habido autores que han interpretado al mestizo como racialmente mejor o superior pues habría tomado lo bueno de los valientes Españoles y de los laboriosos Indígenas. Otros en cambio, lo consideran como racialmente inferior pues habría tomado lo malo de los decadentes españoles y de los degenerados indios (Fuenzalida Fernando, 1971: 885). Como efecto, hay complejos de inferioridad y de superioridad ligados a la condición de mestizo racial. En general, quien padece de complejos de inferioridad por esta causa, lo compensa desarrollando con mayor intensidad la discriminación negativa del indígena. Aquellos que no se consideran mestizos también pueden valorar la ausencia visible de raíces raciales diferentes como positiva. Así, en Guatemala hay miembros de la élite criolla que se enorgullecen de no tener sangre india circulando en sus venas y que practican el racismo contra el indio (Casaus Arzú M., 1993). Los Mayas guatemaltecos por su lado valoran positivamente el no ser mestizos, a su juicio, pues se defienden de agresiones verbales que reciben de éstos, indicándoles que podrán ser muy indios pero, por lo menos, no son mestizos. En cuanto al mestizaje cultural, éste estado o deseo es también problemático. pues suceden varias valoraciones y diferentes crisis de identidad: o bien se rechazan las raíces españolas o indígenas simultáneamente, y por ende, se hace un vacío de origen cultural tal como acontece con la mayoría de argentinos. O bien se acepta una sola de las raíces culturales, tal como la raíz española y se rechaza la indígena. Y cuando se aceptan ambas raíces culturales, pueden darse otras situaciones: o bien se acepta en su totalidad a la cultura dominante (la española) y se acepta parcial y selectivamente a la cultura dominada (la indígena) tal como acontece en el caso de Honduras (Lara pinto G., 1993) O bien se busca abarcar y proveerse simultánea y equitativamente de las raíces hispanas e indígenas. 5.2 Los problemas de identidad nacional Desde 1985 la Constitución Política reconoció positivamente los derechos de los Pueblos Indígenas. Sin embargo, casi 20 años después, casi nada ha cambiado en la condición indígena. El hábito de no cumplir con las leyes indígenas por parte de las autoridades criollas y ladinas, los prejuicios y estereotipos negativos, las normativas sociales en materia étnica y racial, ya establecidas en la conciencia de los millones de guatemaltecos, hacen que se siga aplicando el viejo paradigma. Inclusive se bloquee la aplicación de las nuevas leyes que implican un cambio en dicho paradigma. El Ladino controla el Estado y gobierna sin un proyecto de nación mestiza, y por ende, continúa haciéndolo según los valores y jerarquías de los criollos blancos. Pero además, el gobernante ladino también arrastra creencias, conceptos y prácticas provenientes del período colonial y correspondientes al proyecto colonial de nación implicado en el paradigma étnico racista. Esta situación da como consecuencia una serie de problemas de la identidad nacional (Cojtí, D., 1991: 3 – 22), tales como las siguientes: 1. La supervivencia de denominaciones erradas de los Pueblos guatemaltecos a. Denominar a Guatemala como nación En la anterior Constitución Política de 1965, en el artículo 1, se definía a Guatemala como una nación libre y soberana, pero al confrontarlo con la realidad, resultaba siendo falso, pues este país es multinacional o al menos multiétnico. Con la Constitución Política de 1985, ya no se define a Guatemala como una nación sino como Estado y como República, pero se continúa utilizando el término de manera periférica. Así, el Artículo 140, establece que Guatemala es un Estado libre, independiente y soberano—. El artículo 224 indica que el territorio de la República se divide en departamentos y municipios. El artículo 64 dice se declara de interés nacional la conservación, protección y mejoramiento del patrimonio natural de la Nación. En el artículo 119 se consigna son obligaciones del Estado el promover el desarrollo económico de la Nación. Algunas dependencias llevan el concepto de nación en su apelativo, tal como la Procuraduría General de la Nación. Estamos en un momento en el que no se sabe si los guatemaltecos constituyen ya una nación o si ésta todavía está en construcción, o si es mejor no construirla pues siempre implicará la subordinación de unos Pueblos y la hegemonía de otros. Lo importante es reconocer que la identidad nacional se basa en la identidad étnica del o de los pueblos con o sin Estado, mientras que la identidad estatal se basa en la existencia del aparato administrativo estatal y en la población bajo su jurisdicción. b. Denominar a los pueblos como razas En libros de texto escolares, desde siempre, se denominó a los ladinos e indígenas como grupos raciales: raza ladina calificada de indómita o indomable, y raza indígena conquistable o avasallable. En otras clasificaciones, dichos libros todavía desarrollan que la humanidad se divide en 4 razas: la amarilla, la blanca, la negra y la cobriza. Nunca dijeron en que raza se ubicaba el ladino o mestizo. El uso de estos apelativos coloniales y trasnochados está cambiando debido a las actualizaciones que exige la Reforma Educativa, prevista con los Acuerdos de Paz. Sin embargo, los adultos de ahora, que es de donde sale la clase dirigente actual, no están actualizados y por ende, continúan creyendo, conceptualizando y actuando a la manera colonial y asimilista. El concepto y apelativo de razas está desapareciendo con más rapidez por el de Pueblos y grupos étnicos. 2. La generalización de la crisis de identidad ladina como crisis de todos los pueblos guatemaltecos Muy a menudo se habla de la crisis de identidad nacional, o que por falta de identidad nacional, Guatemala no sale adelante y no tiene futuro. Esta crisis es básicamente la crisis de identidad del ladino o mestizo impuesta a todos los pueblos guatemaltecos: crisis por ser mestiza o birracial y bicultural, crisis por no representar a las otras identidades étnicas, y crisis por querer imponerse a la de los otros pueblos. He aquí algunos elementos de prueba: a. El problema de la autodenominación como grupo étnico No todos los términos que se usan en la actualidad son aceptados: Ladino, Mestizo y no Indígena. Ladino no es aceptado debido a que los diccionarios de español le dan un significado negativo: astuto, sagaz, taimado, tramposo, persona de doble moral, etcétera. Pero tampoco se ha hecho la lucha de hacer respetar el significado antropológico que se le da en Guatemala. Mestizo no es aceptado debido a que es un concepto perteneciente al campo de la biología y que se refiere al producto de un cruce de razas. Efectivamente, en la escala pigmentocrática colonial, se denominó mestizo al hijo de un varón español con una mujer indígena. No indígena no es aceptado debido a que es un concepto que define al Ladino por lo que no es y no por lo que es. Es una definición de sí, por negación del indígena, y no por inmanencia. Un término que empieza a elaborarse y expandirse en su uso es el término chapín. Talvez este término pueda ser aceptado por todos los Ladinos quienes no siempre concuerdan con los términos ladino y mestizo. b. El desconocimiento en la naturaleza del grupo ladino No todos los ladinos pueden identificar la naturaleza de su grupo cultural de pertenencia. Si bien el nombre puede ser ladino o mestizo, pero la naturaleza les es desconocida: raza, Pueblo, tribu, horda, comunidad, etnia. Los Acuerdos de Paz, dieron un salto hacia delante en este punto, al dar por hecho que el grupo no indígena (criollos y ladinos) era uno de los pueblos guatemaltecos. Este desconocimiento de la naturaleza de los grupos culturales, también existe entre los indígenas y criollos. Varios indígenas se autodenominarán erradamente como raza pues esa fue la denominación colonial recibida. Varios criollos se autodenominarán como blancos, es decir, con un apelativo del campo biológico (color de la piel). En total, este tipo de desconocimiento es producto de la aplicación y vigencia del paradigma étnico racista, que hizo que se privilegiara la clasificación y jerarquía racial, así como la identidad nacional definida por criollos y ladinos. c. La falta de consenso sobre el significado del concepto ladino Para algunos criollos, el ladino es un término que designa a un grupo social de clase inferior, y ellos entonces no se sienten incluidos o designados por el mismo. Para otros, el término ladino no designa nada, pues hay tantas diferencias entre los ladinos, que dicho término termina por designar a nadie. Estas carencias o debilidades indican desconocimiento de sí mismo como grupo étnico, fragilidad en la constitución del mismo, o bien falta de estudios sobre el conglomerado de no-indígenas. 3. La falsa autoimagen étnica o falsa representación mental de sí mismo del ladino a. Auto-percepción y auto-interpretación como modelo ideal-tipo de la guatemalidad El Ladino, al menos ante los indígenas, ha considerado que su misión histórica es el ser gobernante de Guatemala. Por derecho natural o por designios sobrenaturales, le corresponde detentar el Estado y gobernar a los Pueblos Indígenas. Como no tiene un proyecto de nación mestiza, al igual que lo tuvieron los criollos (su proyecto de nación blanca y española), siguen gobernando con los valores y jerarquías de los criollos. Es decir, continúan con las políticas de asimilación étnica en teoría, y de segregación y opresión colonial en la práctica. Es una mala manera de percibirse e interpretarse, al menos en una democracia que se quiere pluralista y multicultural. Si es la etnia gobernante (real o de fachada), entonces existen otros Pueblos que no están gobernando. Y si su cultura es la cultura del Estado, entonces el Estado es colonial y no puede ser el Estado de todos los Pueblos bajo su jurisdicción. Y si es el modelo ideal de guatemalidad, entonces hay en el país Pueblos y comunidades étnicas que no son buenos guatemaltecos. Esa percepción y presentación de sí como modelo ideal de la nacionalidad guatemalteca es lisa y llanamente el reflejo del colonialismo interno. b. Auto-percepción y auto-interpretación como heredero de españoles y mayas La vigencia del paradigma colonial y asimilista hace que, si bien biológica y étnicamente el ladino es heredero de mayas y españoles, esa heredidad no se logró en condiciones de voluntariedad sino de violencia (violación, rapto y estupro de la mujer indígena). El varón español generalmente violó a la mujer indígena. Los primeros tributos exigidos a los indígenas fueron hechos también en términos de número de mujeres por entregar a los invasores españoles. Luego, esa herencia doble y diferente, no ha podido ser valorada de la misma manera por los ladinos: la herencia o raíz indígena es maldita o maldecida, y la herencia o raíz hispana es bendita o bendecida. Esto debido al esquema jerárquico de razas, grupos étnicos y culturas en que cayeron los ladinos o mestizos. Esta desigualdad de reconocimiento de raíces está pendiente de solución. Esto explica el amor – odio que tienen los Ladinos a los Indígenas. Por otro lado, los herederos de los españoles no son los Ladinos sino los criollos. Los criollos son herederos completos o totales de los españoles pues tuvieron padre y madre española. Los ladinos solamente son herederos parciales pues tuvieron madre indígena, la que da la cultura, y luego, gran cantidad de ellos no fueron reconocidos por sus padres españoles. Lo que heredaron los ladinos de los españoles solamente fueron aspectos culturales básicos como el idioma y la religión, pero no el resto de componentes de la identidad española: autodefinición, cultura, historia, etcétera. En el plano político, lo que heredaron los Ladinos de los criollos fue el aparato administrativo estatal que permite el control de la sociedad guatemalteca. Esta herencia no es total, pues han gobernado bajo el control y parámetros de los criollos, y casi sólo cuando ellos lo han permitido. Cuando se plantea la cuestión de la herencia española e indígena del Ladino, es necesario especificar de que tipo de herencia se habla, pues no todo lo heredado ha sido conseguido voluntariamente, valorado igualmente y apropiado debidamente. Otro elemento que evidencia más esta falsa imagen o falsa representación de sí que tiene el Ladino es el hecho de definirse como herederos de los Mayas gloriosos del período clásico y posclásico y no de los Indígenas actuales. Un estudio realizado por Jorge Solares y Gilberto Morales, en el 2000, con una muestra de Ladinos de clase media y baja, urbanos y rurales, evidenció esta falsa auto representación (España Olmedo, 2003: 1 – 47). Entre los hallazgos de este estudio, están: Que casi todos los ladinos entrevistados se auto consideraron o se auto definieron como una raza. Los Ladinos, al considerarse raza, no lo hacen en sentido de pureza de raza, sino en el sentido de ser una mezcla, con su respectivo sentido de inferioridad. Tienen una tendencia a menospreciarse por ser mestizos. Sin embargo, se rescatan valorizándose al aseverar que el ladino proviene de la raíz española y la raíz maya antigua y gloriosa. No toman como raíz a los Indígenas que enfrentaron al invasor español Pedro de Alvarado (en 1524) ni a los de ahora (2005), sino a los Mayas eternos, del período clásico temprano y tardío. Es decir que se consideran herederos de los mayas de hace 2000 años: época en que se dio el auge de Tikal, Copan, Chichén Itza, y época del nacimiento de Jesucristo. En esa época no existían Ladinos. Sus historiadores y constructores de identidad nacional, le niegan a los Mayas actuales alguna relación con los Mayas antiguos y gloriosos, pero ellos sí se hacen uno sólo o se fusionan con aquella ilustre antigüedad maya, dadora de prestigio. 4. Efectos negativos de la autopercepción ladina como heredera simultánea de españoles e indígenas a. Pendulación entre españoles e indígenas Según sus conveniencias y circunstancias, se hacen pasar tanto por Indígenas como por Españoles. Por ejemplo, hubo casos en que los españoles pidieron al gobierno de Guatemala una indemnización por violaciones a derechos humanos cometidos contra españoles o pagos por deudas arrastradas. Tal como ocurrió en el caso del incendio de la Embajada de España, en tiempos de Romeo Lucas, o el caso de Celgusa. No falta alguien que salga diciendo que somos nosotros los que tenemos que reclamar una indemnización a los españoles porque nos vinieron a conquistar y a avasallar. En este caso se están haciendo pasar por indígenas. Quienes deben decir eso son los Indígenas y no los Ladinos. Así también, cuando les conviene, se hacen pasar por españoles. Este es el caso de los festejos del descubrimiento de América. Este aniversario del Descubrimiento de América, si es que merece festejarse, es patrimonio histórico de los españoles, pues en dicha época, en 1492, no existía ningún ladino todavía. b. Usurpación de héroes nacionales y tergiversación del significado de hechos históricos La invasión de los Pueblos Indígenas por los españoles acaeció desde 1524 pero fue una invasión difícil, sufrida y que terminó finalmente en una conquista física pero no necesariamente en una conquista espiritual e ideológica. No fue pues una conquista completa de los Indígenas, pues siempre hubo resistencia indígena ante las diferentes invasiones. Sin embargo, hay historiadores ladinos que insisten en tipificar la conquista indígena como una conquista completa. Esto es tergiversar el significado de los hechos históricos. La invasión española fue negativa para los Pueblos Indígenas, desde varios puntos de vista. Pero hay autores ladinos que dan sentido positivo a dicha invasión, alegando que los indígenas estaban tan degenerados y acabados que la llegada del invasor español constituyó su salvación. Esto también es tergiversar el significado de los hechos históricos. Es conocida la resistencia heroica que opuso Tecún Uman ante los invasores españoles en 1524. Esa resistencia militar, festejada ahora el 20 de febrero de cada año como Día de la Nacionalidad, es mérito de los Indígenas y no de los Ladinos. Son los Indígenas en general, y los K’ichee’s en particular, quienes deberían conmemorar ese día de la resistencia patriótica de Tecún Uman. Además no lo celebrarían como fiesta sino como día de duelo nacional, porque es a partir de ese momento que el Pueblo K’iche’ perdió su independencia política. c. Ejercicio de un nacionalismo anti – maya El 12 de octubre de cada año, se celebra el Día de la Raza, pues Cristóbal Colón descubrió América en dicha fecha, en 1492. Pero dicha fecha significa, para todos los Pueblos Indígenas de América, el inicio del apocalipsis. Dicho apocalipsis dura y perdura, hasta nuestros días. Pero en Guatemala, se espera que los Indígenas festejen este día y estén felices por haber sido descubiertos, invadidos y sometidos. Se celebra también el 15 de septiembre de 1821 como día de la Independencia Nacional y que es mérito de los criollos. Pero, a los indígenas se les obliga a festejar dicha fecha con alegría, como si se tratara de la independencia de sus propios Pueblos o naciones. Para los indígenas de dicha época no significó nada, pues fue un cambio de dueño o de amo. Inclusive significó un empeoramiento de sus condiciones de vida, pues los próceres de la independencia derogaron Las Leyes de Indias que la corona española había emitido para proteger a los indígenas de los abusos de españoles, criollos y de algunos Ladinos. Este nacionalismo ladino anti-maya busca humillar el orgullo del indio, busca herir sus sentimientos y su dignidad nacionales; sobre todo busca mantenerlo sometido y asegurar mano de obra barata. d. Ambivalencia emocional respecto al indígena El Ladino admira al Indígena del pasado por sus realizaciones históricas y gloriosas, pero trata con desdén e indolencia al Indígena del presente. Que vivan los indígenas que hicieron las pirámides de Tikal y las estelas de Kiriwa!. Pero los 6 millones de indígenas de la actual Guatemala? Esos, no. No se sabe de donde vienen, y que no vivan. Se admira el arte indígena actual (artesanías, cultura, música, etc.) pero no se respeta, admira y reconoce al Indígena como dueño y creador de dicho arte. Se considera al indígena como testimonio y depositario de la autenticidad nacional, pero se le obliga a permanecer avasallado o a conformarse con la asimilación forzada e inducida. Esta ambivalencia se manifiesta también en la persona del Ladino, en las dos situaciones contrarias que puede vivir: en estado mental normal, no reconoce la valía del indio. Pero lo valora tal como lo indica el paradigma racista y asimilista (son tontos, haraganes, pobrecitos, tutelables, hijos de tantas, execrable, etc.). Sin embargo en estado mental anormal (en estado de ebriedad), se desata en elogios al indio por su originalidad y valía (son los auténticos guatemaltecos, no como nosotros los ladinos, que somos una mezcla de todo, al punto que ya no sabemos lo que somos). Esta ambivalencia emocional del Ladino respecto al Indígena, también se practica respecto al español. Denota la falta de independencia psicológica del ser Ladino. e. Aplicación indebida del principio de no discriminación racial y étnica El Ladino tiende a realizar una interpretación y aplicación oportunista o a conveniencia de la asimilación del indígena que participa del principio de no discriminación. Este principio estaba registrado en la Constitución Política de 1965. Decía: Se prohíbe cualquier discriminación por motivo de raza, color, sexo, religión, nacimiento, posición económica y social u opiniones políticas. Esta prohibición desapareció de la Constitución del 1985, pero sigue vigente, pues Guatemala ratificó el Convenio sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. La interpretación y aplicación oportunista consiste en que varían las mismas, según, si se trata de Indígenas o Ladinos. Para con los Indígenas, se reduce la nación a la raza, es decir, se reduce el hecho histórico político a un hecho somático y fisiológico. Luego, se alega fácilmente que la Constitución prohíbe la discriminación y por ende, no se puede reconocer derechos políticos y culturales específicos a las razas mayas. Para con los Ladinos: se atribuye el concepto de raza el significado de nación, y por ende, significa una comunidad histórica, política y cultural, y una conciencia de la existencia de los derechos de dicha comunidad. Suponemos que con ese significado es que algunos Ladinos se autodenominan raza histórica, raza cósmica y raza síntesis. Como consecuencia, cuando los partidos políticos son eminentemente Ladinos, no son racistas. Pero si los Indígenas forman su partido político sobre bases étnicas, sí son racistas, y por ende están prohibidos. Asimismo, y como consecuencia, para no discriminar al Indígena, hay que tratarlo como Ladino, es decir no reconocerle las diferencias culturales que implica su otredad. En cambio con los Ladinos, sí se les debe tratar conforme a su cultura ladina. En resumen, los problemas de la actual identidad nacional se deben a los problemas identitarios que tiene el grupo Ladino gobernante, el que ya dijimos, gobierna conforme a los valores y parámetros de los criollos. Por no tener un proyecto de nación mestiza, continuó definiendo y aplicando la identidad nacional como lo hicieron los criollos o blancos. Por ello, la identidad nacional actual implica una jerarquía racial y étnica interna, y a la vez, una exclusión o marginación de los Pueblos Indígenas. La identidad nacional es primeramente la identidad étnica del criollo, y secundariamente la identidad étnica del Ladino. Hay una simbiosis entre ambas identidades: se mantiene la primacía de la identidad criolla a condición que se tolere la identidad ladina. No es una autodefinición, en igualdad de condiciones, de las dos vertientes del pueblo dominante (criollos y ladinos), ni de todos los Pueblos guatemaltecos. 6. LOS PROBLEMAS DE IDENTIDAD DEL INDÍGENA 6.1 Identidad indígena en situaciones de cambio negativo En su propia región o comunidad, y ante sí misma, una persona puede tener y presentar su única identidad étnica. Pero en situaciones de inmigrante y en medios sociales diferentes y hasta hostiles el interesado tiene que poner en juego su capacidad de recuperación. Es decir, poner en juego su capacidad para soportar privaciones, desafíos y situaciones difíciles; así como su capacidad de redefinirse étnicamente para funcionar en forma eficaz en los nuevos medios sociales, culturales, lingüísticos y económicos (Soriano A. S., 2001: 17 – 21). En el caso de los indígenas de Guatemala, puede decirse que se desenvuelven en un contexto hostil y racista, pues en todo el país tienen que enfrentar el racismo y la discriminación contra su persona y su Pueblo. Este racismo puede variar de intensidad por épocas, por regiones y por estratos ladinos, pero siempre ha estado presente. Esta situación hace que, en su lucha por la sobrevivencia física, sea obligado a manejar su identidad étnica de diferente manera (el yo duradero, el yo situado, el yo en peligro). Hay estudios como el de Carlos Cabarrús (1998: 141 – 145) realizado a finales de los 60s, que indican cambios en la identidad de los indígenas cuando se encuentran en el medio urbano ladino y hostil. Este autor indica que, en dicha época, en la ciudad capital, había una falta de unidades operativas. Es decir, una falta de organizaciones indígenas que pudiesen encarnar o dar cuerpo a la plataforma connatural, fundante de la identidad indígena (la raza, el idioma, la historia, y la adscripción voluntaria al Pueblo Indígena). Una unidad operativa es una organización o institución que permite establecer el contraste entre un nosotros y un los demás. Entre los Ladinos urbanos, existen estereotipos negativos sobre el indígena que justifican su explotación e interiorización. El Ladino de la calle lo representa como una persona de segunda categoría, así lo piensa y así lo trata, o bien que lo mistifique, lo tutela y lo paternaliza. Este tratamiento negativo genera una identidad negativa en el Indígena y lo obliga a reprimir aspectos o elementos de su identidad por ser indeseables o irreconciliables con los criterios del Ladino. La identidad indígena se torna pues en un estigma y en un atributo desacreditador. Ahora bien, como el éxito profesional, la aceptación social laboral del indígena depende de su distanciamiento y hasta de su oposición al Pueblo Indígena, el efecto de este medio social contrario y hostil es la negación. Es camuflaje y la renuncia a su propia identidad indígena: 1. Indígena con identidad negativa Al no resistir el asedio y la burla contra su ser indígena, su manera de ser indígena y sus identificadores étnicos externos (traje maya, trenzas, apellidos, manejo del castellano con acento indígena o construcción maya de oraciones en castellano, o bien sus rasgos físicos de indígena (tipo de pelo, nariz y ojos, color de la piel, etc.), la víctima vive su identidad étnica como algo negativo. Ve que su salvación depende del grado de ladinización que demuestre, e inclusive, del grado de racismo contra el Indígena que demuestre. 2. Indígenas con identidad enmascarada Por ser de segunda categoría, el indígena se siente amenazado por ser explotado, y este es el móvil del ladino para tratarlo precisamente como tal. Si el indígena no fuera reconocible o identificable, entonces sería menos inferiorizado y explotado. Entonces la solución es esconderse étnicamente, enmascararse mediante el uso de anteojos u otros procedimientos, no caminar o acompañar a sus hermanas, amigas o madres indígenas, pues evidencia lo indígena. A solas, este tipo de indígenas encubren su identidad, pues es considerada como negativa e indicadora de explotabilidad y de vulnerabilidad. 3. Indígenas con identidad rendida o renunciada Tras un período prolongado de identidad negativa y enmascarada, el indígena termina por renunciar a su propia identidad. Tenderá a manipular su propia identidad: no Indígena por fuera y ante el Ladino, e Indígena por dentro y ante sus familiares. En los 60s, un Indígena de éxito o exitoso, era un indígena con la identidad renunciada, pues solo así pudo haber alcanzado la aceptación ladina y el reconocimiento de su éxito. La guerra interna que vivió el altiplano indígena entre 1978 y 1985, por haber tenido una dedicatoria contra los Indígenas, también tuvo un efecto inmediato: el hacer que la identidad indígena tuviera que ser escondida. pero sobre todo, en los casos de emigraciones forzadas a los centros urbanos mayoritariamente ladinos, principalmente la ciudad capital. Otro efecto fue elevar la conciencia étnica para defenderse, a su manera y con sus endebles posibilidades, del Estado, de los Ladinos y del Ejército, los que fueron percibidos como sus enemigos por buscar eliminar física y culturalmente a los Indígenas. Ahora bien, las situaciones de identidad negativa indígena que describe Carlos Cabarrús están excepcional y simbólicamente cambiando. Ahora en el 2004, hay mujeres indígenas como la Premio Nobel de la Paz, la ex Ministra de Cultura y Deportes, que han alcanzado el éxito profesional y político, sin tener que renunciar a su identidad étnica. Ni siquiera han tenido que manipular su identidad, presentándose como no Indígenas ante el Ladino y como Indígenas ante sus familiares. Sin embargo, en los medios urbanos y ladinos, la regla de conducta, contra la mujer indígena que ejerce su identidad, es la desvalorización, la desaprobación, el menosprecio y la humillación (Chirix G. E., 2003: 127 – 167). Las portadoras del traje maya son las más acosadas y sancionadas por el racismo criollo-ladino. 6.2 Identidad indígena en situaciones de cambio positivo 1. Del Grupo Étnico a la Nacionalidad o Pueblo, y del Pueblo a la Nación Cuando las demandas del grupo étnico políticamente consciente, se plantean públicamente y exceden las dimensiones locales, el grupo étnico sube de categoría y se torna una nacionalidad. Una nacionalidad es un grupo étnico que pelea por sus derechos colectivos, y que todavía no ha alcanzado la categoría de nación. La nacionalidad adquiere el estatus de nación cuando, de una u otra forma, conquista sus derechos colectivos: el de autogobierno y el de representación, en el marco de un paradigma pluralista (Akszin, B., 1994: 33 - 34.). Otras formas de ejercer esos derechos son tornándose la nación dominante en el Estado, o bien dotándose de su propio Estado, es decir, alcanzando la independencia nacional. En Guatemala, la identidad étnica de los Pueblos y comunidades indígenas, está en fase de transición, pues éstos están adquiriendo conciencia étnica, están presentando sus demandas colectivas, y están cambiando consecuentemente la manera de autonombrarse. Los Pueblos y comunidades indígenas, están pasando del nivel de grupos étnicos al de nacionalidades, pues están planteando públicamente las demandas por el respeto a sus derechos colectivos. Estas demandas están siendo procesadas por la administración criolla y ladina, y hasta ahora, solamente han resuelto asuntos periféricos de cierta importancia (asuntos legales sobre la cultura). Pero no han entrado a conocer las demandas de autogobierno y de representación, ni las demandas de tierra y de territorio (demarcación de límites de cada comunidad lingüística). Asimismo, están liberándose del apelativo de origen colonial para entrar al apelativo étnico propiamente dicho. Así, todavía hay indígenas que se autodenominan naturales, indios, raza indígena que son los apelativos coloniales y racistas que han recibido. Otros por falta de conciencia étnica, se autodenominan todavía de manera administrativista, es decir según el nombre de su municipio o departamento (chimalteco, chichicasteco, tecpaneco). Pero la mayoría va adoptando la terminología propia de la descolonización y del pluralismo, ya sea utilizando el apelativo del nivel específico de comunidades lingüísticas (Kaqchikel, Mam, Popti’), ya sea, el apelativo del nivel genérico de Pueblo Indígena (Maya). El cambio de auto-denominación es un indicador del avance del proceso de descolonización indígena. Estos avances indican que se está pasando de un nivel de conciencia étnica en sí, a un nivel de conciencia étnica para sí. En la conciencia en sí, el Indígena sabe que está dominado, discriminado y excluido, pero no sabe por qué, por quiénes, cómo y desde cuando. En el nivel de conciencia para sí, el Indígena tiene todas esas respuestas y por ende, milita por sus derechos individuales y colectivos. La identidad étnica que los Indígenas están perfeccionando busca establecer la línea divisoria entre lo que es propio y lo ajeno, y como evidencia social, la propia identidad étnica o nacional frente a la identidad étnica o nacional dominante (Cabrera J., 1992: 182- 189). 2. Rescate de la identidad indígena rendida, oculta o negativa A nivel individual, los casos de identidad negativa, enmascarada y rendida, es decir, los casos de indígenas étnicamente tránsfugas pueden ser revertidos si encuentran variables internas y externas favorables. Hirshberg indica que hacia finales de los 60s, la tasa de ladinización de los Indígenas era casi estática pues ascendía a un 2% por cada generación de indígenas. Esta tasa era positiva desde dos ángulos de vista: porque operaba como una válvula de seguridad que apoyaba a los individuos a salir del Pueblo Indígena, y porque impedía el surgimiento de presiones de ruptura. No hace que cambie el pueblo indígena y contribuye a su propia estabilidad. Pero Cabarrús sostiene que Hirschberg no contempló los hechos de identidad como manipulación y como latentes. Para Cabarrús no hay ladinización, puesto que el indígena tránsfuga solamente está pasando con una identidad renunciada, y dicha identidad puede ser rescatada. La renuncia a la propia identidad puede ser reconsiderada y dejada sin efecto debido a una revalorización de la misma, cuando se da una unidad operativa. Es decir, una unidad que da la posibilidad de rescatar la identidad, ya sea por desconstrucción de la identidad negativa, ya sea por revalorización de la propia identidad. La identidad rescatada se da cuando el interesado se asume étnicamente como positivo, y redescubre los valores positivos de su propia pertenencia étnica. En dicho rescate, las dimensiones racial, idiomática y lo cultural tienen importancia en la definición de las fronteras con lo ladino, y en el enfrentamiento y superación del racismo criollo-ladino. El indígena étnicamente recién rescatado o recién auto rescatado puede pasar un período de alto fanatismo respecto a su propia y nueva identidad indígena, y consecuentemente de alta intolerancia hacia lo ladino y occidental. Este es el caso de todos los convertidos, tal como acaece en el campo religioso, con las sectas evangelistas. Hoy en día, puede decirse que, para los Indígenas, todo el país se ha constituido en una unidad operativa que empieza a dar alguna facilidad para rescatar la identidad maya. Por ello, se puede hablar de casos de indígenas con identidad étnica sobreviviente, reafirmada, y por ende, identidad ejercida, gozada y ostentada. Tales como los nacionalistas mayas y los que han tenido protagonismo maya a nivel nacional en los campos profesional, político, académico, empresarial y social. 7. LA IDENTIDAD INDÍGENA ANTE OTRAS IDENTIDADES éTNICAS El contexto en que los Pueblos Indígenas de Guatemala se desenvuelven y plantean sus derechos tiene dos características básicas: existencia de otros pueblos y comunidades indígenas dentro y fuera del país, dentro y fuera del continente. Y existencia de Pueblos o grupos étnicos no indígenas pero dominantes y coloniales. Asimismo, emergencia de identidades globales incluyentes como las conformadas por bloques de países y por la globalización. 7.1 La identidad maya ante otras identidades indígenas Entre Pueblos y comunidades indígenas guatemaltecos se está construyendo la identidad étnica complementaria pues todos son de la misma familia civilizatoria, han sufrido las mismas condiciones de subordinación, y tienen al mismo adversario colonial u opresor. Como consecuencia, el tipo de identidades étnicas que los Pueblos Indígenas han desarrollado es la identidad complementaria. En efecto, entre los Pueblos Indígenas existen tres o cuatro niveles de identidad, todos complementarios y hasta solidarios entre sí: 1. Identidad étnica particular o individual Está el nivel de la identidad étnica particular a cada comunidad lingüística. El nivel particular está definido por elementos singulares internos a cada comunidad lingüística o grupo étnico: sus marcadores étnicos objetivos (idioma, vestimenta, arquitectura, artes, etc.) y subjetivos (su identidad, su autoestima, su lealtad, su conciencia étnica, etc.). Se puede decir que los Kaqchikeles tienen una identidad particular en tanto que Kaqchikeles, y lo mismo puede decirse de los K’iche’s. 2. Identidad Maya (nacional e internacional) Está el nivel de la identidad maya conformada por todas las comunidades étnicas y lingüísticas de raíz maya, sumando un total de 22 en Guatemala. Es una identidad maya internacional si se incluyen a los 7 comunidades que habitan en regiones bajo la jurisdicción de Estados vecinos: México, Belice, Honduras, etc., o colonias de Mayas de Guatemala viviendo en países como EEUU, Canadá, y México. En el Acuerdo Indígena se da la categoría de Pueblo a este nivel de identidad genérica local. Esta identidad está sustentada además por los marcadores étnicos comunes que tienen entre sí, las diferentes comunidades lingüísticas miembros (calendario, religiosidad, cosmogonía, sistema numérico, etc.). 3. Identidad indígena guatemalteca Está el nivel de la identidad indígena guatemalteca. Esta identidad está conformada, además del Pueblo Maya, por los Pueblos Garífuna y Xinka. Los fundamentos para la identidad genérica de los Pueblos Indígenas están dados por la historia colonial común que han vivido desde 1492 con la invasión europea. Dados también por los elementos culturales que tienen por formar parte de la familia civilizatoria maya, y por el hecho de ser identidades nacionales distintas de las otras identidades (mestiza u otra) (Cabarrús Carlos, 1979: 147157) (5). 4. Identidad indígena internacional (continental y mundial) Está también el nivel de la identidad indígena internacional. Este nivel está conformado por todos los Pueblos Indígenas del continente (unos 400 Pueblos o nacionalidades indígenas), y del mundo. En los sistemas de la ONU y de la OEA es donde más se puede apreciar el accionar de este nivel de identidad étnica genérica. Este nivel de identidad genérica es también válido para el Pueblo Ladino del continente, que actualmente controla los Estados latinoamericanos. Éste casi siempre se define como bloque cultural ladino o iberoamericano ante otros bloques como la europea, la escandinava, la árabe, etc. y maniobran para defender y promover su identidad cultural verificada principalmente a través del castellano. En resumen, es necesario reconocer diferentes tipos de identidad indígena y reconocer la relación de complementariedad y hasta de solidaridad que se da entre ellas favorecido además por la comunidad de objetivos. Son identidades amigas, incluyentes y coexistentes, que dan lugar a percepciones y conductas colectivas comunes. Entre sí, no son identidades excluyentes, negadoras del otro. Nadie define a otro Pueblo Indígena como adversario. 7.2 La identidad maya ante la identidad criolla y ladina 1. La identidad ladina excluyente y agresiva En los hechos, la identidad nacional, que es la identidad ladina y criolla, omite y niega la identidad de los Pueblos Indígenas. Ya vimos que era una identidad con jerarquías internas (La identidad criolla tiene primacía sobre la identidad mestiza) y con exclusión de las identidades indígenas. Además, con una analogía entre identidad estatal e identidad ladina (la cultura del Estado es la cultura ladina), que provoca el rechazo y la condena de parte de las identidades indígenas. Porque hace que el Estado imponga la cultura ladina como la cultura nacional a los Pueblos Indígenas. En los hechos, es la identidad étnica del Ladino y del Criollo la que se quiere imponer a los Pueblos Maya, Garífuna y Xinka. Esta identidad dominante jamás podrá ser la identidad del maya, porque cuando esto suceda, entonces la persona maya pasa a ser Ladino por autodefinición. La identidad ladina excluyente establece que no hay compatibilidad entre dicha identidad y la indígena, ni entre la identidad del Estado con la indígena. Considera a la identidad indígena como sin razón de ser, negativa, atrasada, vergonzante, y mortal. Ningún Ladino se autoidentifica como Indígena, excepto si lo hace por táctica o estrategia. 2. La identidad indígena situacional, defensiva y proactiva Por su lado, la identidad de los Pueblos y comunidades indígenas, y considerando su situación de Pueblos subordinados y perseguidos por el Estado, tienen dos tipos de identidades ante la identidad estatal y la ladina. La situacional es un tipo de identidad que está estrategizada, es decir, que es ejercida en una postura estratégica. Se concibe a la identidad de manera relacional, es decir dependiente de la situación, del interlocutor, y de las circunstancias: A los Ladinos hay que hacerles concesiones so pena de ser penalizado, desaprobado, más discriminado que normalmente, etcétera. O bien, a los Ladinos hay que enseñarles a respetar al indígena, por ende hay que enfrentarlos. La identidad indígena que se defiende del ladino, pues étnica y racialmente, éste constituye el opresor y el discriminador. La identidad indígena, considera a la identidad ladina como la que la excluye, la niega, la minimiza, la ridiculiza, la humilla, etcétera. Pero a la vez, la reconoce como la dominante, por la que hay que tratarla con consideraciones. Ningún indígena se autoidentifica como ladino, excepto si lo hace para sobrevivir, para ser aceptado. Por otro lado, la identidad indígena es proactiva en la medida en que está al acecho de posibilidades de expresión, y las aprovecha cuando se presentan. En resumen, la identidad ladina demuestra mayor intolerancia, y por ende, rechazo y agresión contra la identidad indígena, pues tiene el poder y la fuerza a su favor: el poder económico de su burguesía y oligarquía, y el poder del Estado. En cambio la identidad indígena, demuestra mayor flexibilidad y tolerancia hacia la identidad ladina y estatal. Es una identidad dominada que puede ser reprimida por el Estado o con la anuencia del mismo, en sus identificadores étnicos. 7.3 La identidad maya ante la actual identidad estatal 1. La identidad criollo-ladina estatal excluyente La identidad estatal no es étnica sino política y administrativista. El Estado no es un grupo étnico sino un aparato que sirve de instrumento para garantizar el bienestar de toda la población guatemalteca sin discriminación alguna, es decir, de los Pueblos y comunidades lingüísticas guatemaltecas. Sin embargo, este instrumento está controlado por criollos (control ideológico, simbólico y económico) y por mestizos (control legal e institucional) que le hacen decir y hacer lo que étnicamente les conviene. De ahí que la cultura del Estado es la ladina y que sus políticas étnicas favorezcan a criollos y ladinos y desfavorezca a Mayas, Xinkas y Garífunas. Consecuentemente, la identidad estatal es excluyente de los Mayas, Xincas y Garífunas. Las inclusiones que ha empezado a hacer son simbólicas, titubeantes, parciales, optativas, casuales, y por ende nada institucionalizadas. De cualquier ángulo que se le vea, (legal, institucional, programático, recursos humanos, direccional, etc.), siempre se encuentra que es un Estado ladino, es decir monolingüe, monoétnico y monocultural. El Estado afirma el ser étnico ladino, pero no afirma el ser étnico indígena. Desde 1985, el Estado ha querido dejar de ser autoritario para tornarse democrático y partidariamente pluralista. Dicho sistema democrático también ha sido pensado para ser monoétnico, monocultural y monolingüe. 2. La identidad indígena defensiva y proactiva Del lado de la identidad indígena, con relación al Estado, su identidad es defensiva y proactiva. El indígena, del Estado, no ha recibido sino imposiciones, violencia, genocidio, ladinización forzada, omisiones, descalificaciones, etcétera. El Estado es temido y no respetado. Es evitado y no buscado. La relación con él es forzada y no voluntaria. La identidad indígena, con respecto al Estado, es doblemente defensiva: por su ser y actuación administrativa y por su cultura anti-indígena. De ahí que el indígena afirma su propio ser étnico maya, pero evita identificarse política administrativamente con la identidad Estatal. 3. Las condiciones para la existencia de identidades complementarias Las dos condiciones para que los indígenas puedan tener una identidad complementaria con la identidad estatal son: Que la cultura del Estado guatemalteco sea multiétnica y multicultural. El Estado debe ser de todos los Pueblos y comunidades lingüísticas guatemaltecas. Y que política y administrativamente trate a todos los guatemaltecos en igualdad de condiciones. Con un Estado multicultural y administrativamente neutral, los indígenas pueden desarrollar una identidad complementaria. De lo contrario, la exclusión y la reacción defensiva continuarán. En resumen, si el Estado se torna en un instrumento multiétnico y multinacional, los indígenas no tendrían dificultades para identificarse con el mismo, siendo una entidad de mayor extensión. El indígena puede ser a la vez de identidad maya y de identidad guatemalteca. 4. La posibilidad de varias identidades nacionales No debe haber una sola identidad nacional. En primer lugar, por las condiciones coloniales actuales, el tener una sola identidad nacional, implicaría la imposición de la identidad criollo-ladina sobre las identidades indígenas. Luego, el ascenso de un grupo étnico y de una nacionalidad a la categoría de nación, no es concedido sino ganado por cuenta propia. Es decir, que ni la academia ni la legislatura pueden nombrar o no a uno u otro pueblo guatemalteco como nación. Es la lucha de cada uno de dichos Pueblos, y la influencia que alcancen a tener a nivel nacional, que les otorga el estatus de nación. Consecuentemente, es previsible que uno o varios Pueblos Indígenas alcancen el rango de naciones, y por ende, tengan su respectiva identidad nacional. Éstas a su vez, entrarán en competencia y en negociación con la o las identidades nacionales ya existentes. De ahí la necesidad de visualizar a Guatemala como un Estado multinacional, con una identidad multinacional. 5. Unidad estatal y heterogeneidad étnica En el paradigma racista y étnicamente homogeneizador, se apostó a la unidad del Estado a través de la homogeneización cultural y étnica. Esta homogeneización étnica en el criollo y mestizo se obtenía ya sea eliminando, ya sea asimilando, integrando a los grupos étnicos de ascendencia maya. Ahora bien, no sólo en Guatemala sino en todo lugar donde se han implementado dichas políticas, esta demostrado que las políticas asimilistas son un fracaso. Inclusive en aquellos Estados donde se pensó que ya habían triunfado las políticas asimilistas, volvieron a irrumpir las reivindicaciones étnicas, rompiendo así las ilusiones de los colonialistas. Para asimilar relativamente a un Pueblo o grupo étnico original, científicos sociales han calculado que, por lo menos, se necesitan unos 700 años. Viendo la tendencia que Guatemala sigue en el ordenamiento étnico, el paradigma racista y homogeneizante ya debía haber muerto para dar lugar al paradigma igualador y pluralista. Pero el racismo practicado desde el mismo Estado, la falta de voluntad política y la ignorancia en el tema, de la mayor parte de funcionarios públicos, han hecho que la legislación pro indígena no se cumpla. El paradigma igualador y pluralista, exige que se conciba la unidad del Estado a través de la heterogeneidad étnica. Por falta de información (en los mejores casos), o por racismo y colonialismo (en los peores casos), la clase dirigente ladina se rasga las vestiduras (sotanas, uniformes, tacuches, togas, etc.) ante esta forma de ordenamiento étnico. Sin embargo, en el mundo moderno y democratizado, esta es la forma usual y rutinaria de resolver los problemas que presenta la multietnicidad en un Estado dado. El combate a la heterogeneidad étnica no da unidad estatal sino divisionismo y separatismo. En cambio el reconocimiento a la diversidad étnica, sí da unidad estatal y democracia, pues la participación y la representación de todos los grupos étnicos miembros, hacen al Estado más cohesionado, más representativo y más legítimo. 6. Factores que unen a los pueblos y comunidades lingüísticas guatemaltecas En el debate sobre la nación guatemalteca, a menudo se escuchan planteamientos sobre las razones por las cuales la sociedad guatemalteca y su Estado, no funcionan y están en permanente redefinición, reorganización y refundación. Entre las causas públicamente enunciadas, de esta falla de funcionamiento están: la falta de un proyecto común de nación, la falta de una identidad nacional, la falta de objetivos nacionales comunes, la falta de valores comunes, la insistencia en lo que nos diferencia y no en lo que nos une, etcétera. Casi nadie habla de fallas de diseño y de estructura estatal y de sistema democrático a excepción de los Pueblos Indígenas. Las políticas de modernización y de descentralización del Estado se plantean sin alusión alguna a la situación de los Pueblos y comunidades indígenas. De hecho, para los gobernantes guatemaltecos gran parte de las carencias o fallas antes mencionadas no son importantes para mantener la unidad en la diversidad, ni para el progreso de las naciones guatemaltecas. Así, se ha verificado que no es porque una comunidad étnica subordinada tenga valores comunes con otra comunidad étnica dominante que va abandonar sus demandas de autonomía o de autogobierno. También se ha verificado que dos o varios Pueblos pueden tener poco en común. Pero pueden coexistir y armonizar según los pactos o acuerdos que tengan para hacerlo, a nivel de temas particulares (grados de autogobierno de cada pueblo), y a nivel de temas comunes (sistemas de poder político compartido de todos los Pueblos). Un primer factor de unidad son los pactos políticos o acuerdos entre los Pueblos y comunidades lingüísticas guatemaltecas sobre: el permanecer o no unidos y bajo qué principios y circunstancias. Un segundo factor es la manera en que debe ser y funcionar el instrumento normador y administrativo común a todos los Pueblos y comunidades lingüísticas, y que es el Estado. Otro factor es el acuerdo sobre las funciones o facultades particulares que deben ejercer por autogobierno cada uno de los Pueblos y comunidades lingüísticas guatemaltecas. Y las funciones o facultades que debe ejercer el Estado, en cuya conducción participan todos los Pueblos y comunidades lingüísticas, mediante una representación proporcional a su densidad demográfica. 8. La identidad indígena ante la globalización Una característica de la era de la globalización es que las luchas y enfrentamientos entre los Pueblos y países son indiferenciados. La economía de mercado se basa en la competencia, y para el efecto, existen alianzas entre empresas y naciones, pero sólo para combatir a otras empresas o naciones. A un nivel más alto, se crean bloques de naciones para competir con otros bloques. La guerra de hoy es comercial; lo político y lo militar han pasado a un segundo plano y sólo son sus instrumentos. El efecto de esta tendencia es que el capitalismo, como única ideología económica funcional, es el que impone las reglas del mercado en todo el mundo. Los países, los Pueblos y las personas, no tienen otra opción sino estar en el mercado mundial. La alternativa es perder toda esperanza de desarrollo: o es participación o es marginación. No hay opciones intermedias. Otro de los efectos de la globalización es la fragmentación geopolítica. Ante un solo mundo unificado por los valores, prácticas y normas de la competencia internacional y del libre mercado, los Pueblos toman conciencia de quienes son, de su identidad y de su cultura. Y en la lucha por sus derechos, dan lugar a colapsos políticos mediante la partición, la secesión y la generación de nuevos Estados. Abundan los ejemplos recientes de Estados nacionales que se desmoronaron y dieron lugar a otros Estados nacionales o están en peligro de fragmentarse y dividirse. Son Estados que contenían Pueblos o comunidades culturales a quienes no les reconocían sus derechos culturales. Los Pueblos y culturas subordinadas, estimulados contrariamente por la globalización, tras tomar conciencia de su identidad diferenciada, tienen reacciones de defensa, de revancha, de ajustes de cuentas. Generalmente son reacciones históricas, ante adversarios o enemigos, en la mayoría de los casos extranjeros, con el que no tienen ninguna o poca identificación. Ante la globalización económica y la uniformización de valores que conlleva, los Pueblos responden pues con reivindicaciones de su identidad sobre bases culturales (Alduncin E., en Bejar R., 1999: 111 – 118). Los Estados multiétnicos o multinacionales como Guatemala tienen que realizar una doble operación ante la globalización: mantenerse unificados y fuertes para no ser vulnerables ante otros Estados. Y a la vez, reconocer los derechos de autogobierno de los Pueblos Indígenas para evitar que inflijan fracturas y hagan colapsar su ya débil legitimidad como Estado y como sociedad organizada. CONCLUSIONES La identidad de los Pueblos Indígenas está definida por su cultura y su historia, los cuales se han heredado y no se pueden inventar. Su historia y cultura pueden ser recreados cada día a través de la negociación y recurriendo a los mitos, la historia informal, la cultura, etcétera. Sin embargo, por falta de autogobierno y autodeterminación, los Pueblos y comunidades lingüísticas ven su identidad cultural y étnica descalificada, perseguida y hasta eliminada por el colonialismo y el racismo del Estado y del Pueblo no indígenas. La identidad nacional es efecto de las políticas culturales y de los paradigmas étnicos que se manejan en la sociedad. En el caso de Guatemala, la identidad nacional se encuentra en un impasse pues se ha iniciado el fin del paradigma étnico racista y se ha iniciado el inicio de la vigencia del paradigma étnico igualitarista y pluralista. Todos los Pueblos guatemaltecos tienen problemas de identidad, según como les va, en uno y otro campo, en tal o cual paradigma. Desde los inicios de la vida independiente, la dirigencia criolla y ladina, ha buscado desarrollar una identidad nacional guatemalteca según sus conveniencias de clase, de raza y de Pueblo. Dicho proyecto de identidad nacional, no ha cristalizado pues ha sido implantada con frenos y hasta sin interés ya que el Indígena les ha sido más útil como instrumento de explotación que como ciudadano educado y conciente. El tipo de identidad que impulsan no puede ser nacional pues no era ni es una autodefinición de todos los guatemaltecos, como personas y Pueblos. Por la forma en que ha sido definida y aplicada, es racista, excluyente, colonial y autoritaria. Por ello, no existe una identidad nacional guatemalteca. No existe una sola cultura nacional sobre el cual basarse. No se ha hecho uso de todos los rastros o representaciones del pasado para justificar y constituir las visiones de futuro de lo nacional. Se han manipulado y tergiversado la historia de los pueblos guatemaltecos, para conformarlos al proyecto criolloladino de identidad nacional. Ya hay grandes sectores indígenas que la cuestionan por conciencia étnica desarrollada, y porque la forma en que ha sido construida ha sido racista, excluyente y autoritaria. Otros Indígenas la ignoran por falta de información o aún no se han adherido a ella. La identidad nacional de tipo igualitarista y pluralista, apenas ha iniciado a implementarse a través de la normativa emitida por el Congreso de la República. Además, que es saludable abandonar, de una vez por todas, la idea de una sola identidad nacional. La caracterización de Guatemala como un país multiétncio y multinacional, tal como lo indican los Acuerdos de Paz y la legislación favorable a los Pueblos Indígenas, indica que no puede y no debe haber una sola identidad nacional. Eso debido a que existen cuatro Pueblos (Criollo- ladino, Maya, Xinka y Garífuna) y la identidad de uno de ellos no debe imponerse sobre la de otros. Debe haber claridad en relación a que Guatemala es un Estado de varias naciones, es decir, un Estado multinacional. Con este enfoque, no puede haber una sola identidad nacional pero sí una sola identidad estatal. La relación de los Pueblos y indígenas con otras identidades y realidades es diferenciada, según que sean de similares condiciones y afines, o bien opresoras y arrolladora. Se ve así las relaciones complementarias con otros pueblos indígenas pero no con el pueblo criollo – ladino, por las circunstancias negativas en que se da la relación. Es difícil constatar en algún campo, algún tipo de convivencia, coexistencia, cohabitación o de interculturalidad, interétnicidad entre criollo – ladinos y mayas. Lo que hay es un forcejeo permanente, una lucha sin armas de fuego donde el Pueblo fuerte devora a los Pueblos débiles. Por otro lado, la identidad étnica de los Pueblos y comunidades indígenas, se ve ante y en un nuevo escenario que es la globalización. De ella y en ella puede retirar fuerzas y recursos para su fortalecimiento. BIBLIOGRAFÍA Askin, Benjamín. 1994, Estado y Nación. 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