1. Introducción 2. El enfoque centrado en la enseñanza vs el

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Auto-conocimiento igual a aprendizaje autónomo.
Taller
Rosa María Lozano Ortigosa
1. Introducción
Cada vez con mayor frecuencia escuchamos los términos autonomía e independencia en el contexto de la
enseñanza en general y de idiomas en particular. El objetivo final de la educación ha sido siempre el de
dotar a los alumnos con un bagaje de conocimientos y habilidades que les permitan resolver los problemas
a que pudieran enfrentarse en su vida profesional. Mucho se teorizó, escribió y disertó sobre cómo se
debía enseñar x ó y, tema o materia. Los maestros en general y de idiomas en particular, aprendimos y reaprendimos técnicas y métodos para perfeccionar nuestra enseñanza… pero, aun cuando en la enseñanza
de idiomas hace tiempo se introdujeron conceptos como filtro afectivo, experiencia significativa, estilos de
aprendizaje, etc., la responsabilidad mayor en el llamado proceso de enseñanza-aprendizaje estaba puesta
en los hombros del docente.
La globalización, el hecho de que, querámoslo o no, cada vez es más difícil acceder a los centros de estudio,
la necesidad de adquirir mayor conocimiento o conocimiento específico, la educación a distancia, entre
otros factores, han forzado, para bien, la transformación del objetivo último de la educación: ahora se
debe dotar a los estudiantes del conocimiento y habilidades que les permitan crecer intelectualmente de
forma autónoma. Pero, ¿qué significa esto?, ¿cuál será el rol del docente bajo esta óptica, qué se espera de
él?, ¿y cómo cambiará el rol del estudiante?
2. El enfoque centrado en la enseñanza vs el enfoque centrado
en el aprendizaje (de idiomas)
Durante mucho tiempo se consideró que si había buenas prácticas de enseñanza, es decir si se era buen
profesor, habría buen aprendizaje. Bajo esta premisa, la responsabilidad del aprendizaje recae por completo
en el profesor, por lo tanto se buscaron incansablemente, formas de mejorar el proceso de enseñanza: se
desarrollaron técnicas y materiales de apoyo de todos los tipos imaginados, se revisaron, modificaron y
adaptaron los métodos y enfoques de enseñanza de idiomas… pero aún no era suficiente. Cierto, una buena
práctica docente favorece un buen aprendizaje, pero hay más, mucho más de fondo.
Si ya se había estudiado y analizado el extremo de la enseñanza, era lógico entonces volver la vista hacia
Memorias ISBN: 970-32-4198-0
el extremo del aprendizaje. Con este simple, aunque tardío, cambio de dirección nos hemos visto obligados
a reconocer al otro actor de este proceso, a reflexionar sobre sus necesidades, pero sobre todo, en sus
particularidades.
Estos conceptos no son del todo nuevos en la enseñanza de lenguas: el rol del estudiante siempre se ha
considerado relevante en el proceso de adquisición de la lengua meta, pero quizá no habíamos reflexionado
sobre lo complejo que la individualidad puede ser: los estudiantes difieren en el uso de sus habilidades
y hábitos para aprender, tienen diferentes intereses o necesidades para aprender algo; es decir, son
impulsados por diferentes motivaciones, y a lo largo de su vida alcanzarán diferentes grados de autonomía
(Tumposky, 1982) Pero, ¿cómo reaccionan nuestros estudiantes frente al conocimiento que les presentamos?
¿Qué sucede en su mente? ¿Cómo procesan lo que sucede en su entorno? ¿Cómo afecta su desempeño a
su percepción personal (autoestima) y cómo afecta ésta a su desempeño? ¿Cómo podemos los docentes
facilitar los procesos mentales que favorecen el aprendizaje o modificar aquellos que lo bloquean? En una
pregunta: ¿qué debemos hacer para lograr un mejor aprendizaje?
Los docentes debemos admitir que sin importar lo que hagamos en el aula, el aprendizaje sólo sucede cuando
el alumno desea aprender y por lo tanto, lo único que podemos hacer es despertar o favorecer ese deseo
de aprender. Debemos apoyar, guiar, facilitar el proceso de aprendizaje; pero ante todo, debemos dar a
los alumnos la oportunidad de conocerse a sí mismos para que puedan detectar los aspectos positivos de su
esquema personal de aprendizaje y los usen adecuadamente, para que puedan identificar sus áreas débiles
y trabajen para fortalecerlas. En este punto, el profesor se convierte en un facilitador del autoconocimiento
y bajo su guía los estudiantes desarrollan todas sus capacidades y habilidades: aprenden sobre sí mismos y
aprenden a aprender. Bajo esta premisa, el estudiante participa activamente en el proceso de aprendizaje
y asume la responsabilidad de su desarrollo personal.
3 ¿Cómo conseguir el autoconocimiento?
Los procesos cognitivos que afectan al proceso de aprendizaje son muchos y muy complejos. Los docentes
de lenguas estamos familiarizados con los conceptos estilos de aprendizaje e inteligencias múltiples porque
estos han influenciado el desarrollo de técnicas y materiales para la enseñanza de idiomas. Sin embargo,
estos son sólo la punta del iceberg: hay muchos otros factores involucrados y su interrelación es profunda
y multidimensional.
Además del canal de recepción o estilo de aprendizaje, debemos considerar el patrón personal de
procesamiento de la información, la orientación del aprendizaje y cómo impacta todo esto en el área
afectiva del estudiante.
3.1 Canal de Recepción y primer nivel de procesamiento.
Estilo de aprendizaje: Visual, auditivo, kinestésico, grupal o individual.
Inteligencias múltiples: Lingüística, lógico-matemática, musical, corporal-kinestésica, espacial, interpersonal
e intrapersonal. Las inteligencias naturalista y existencialista han sido incorporadas recientemente.
3.2 Esquemas de procesamiento de la información.
Según el hemisferio cerebral que predomine, el proceso puede ser analítico (hemisferio izquierdo) o holístico
(hemisferio derecho)
Según el patrón de procesamiento, se puede ser teórico, reflexivo, práctico o activo.
3.3 Orientación del aprendizaje.
Aún cuando el estudiante puede no estar consciente de cómo aprende, orienta sus esfuerzos y administra
sus recursos hacia el conocimiento que él desea o debe adquirir. Así, tenemos que el aprendizaje puede ser
superficial, estratégico o profundo.
3.4 Efecto de la autoestima en el proceso de aprendizaje.
Finalmente, si el alumno se siente impotente para aprender o para tener un desempeño satisfactorio, su
autoestima se verá afectada seriamente y provocará un efecto dominó: “¿Para qué esforzarme si de todos
modos no puedo aprender?”
4. ¿Qué significa aprendizaje autónomo y cómo afecta al rol del docente?
La autonomía puede ser definida como “la habilidad para hacerse cargo de sí mismo”; aplicada a la enseñanza
diríamos que es “la habilidad para hacerse cargo de su propio proceso de aprendizaje”. De lo anterior,
podríamos decir que aprendizaje autónomo (Benson & Voller, 1997: 2) se refiere a:
• situaciones en las cuales el estudiante estudia por su cuenta,
• una serie de habilidades que pueden ser aprendidas y aplicadas en el aprendizaje personalizado,
• asumir (por parte del estudiante) la responsabilidad de su aprendizaje,
• el derecho del estudiante a decidir sobre su aprendizaje y
• una capacidad innata suprimida por la sociedad o una institución educativa.
Sin embargo, esto no significa que la labor del docente sea menos importante o accesoria; por el contrario,
adquiere mayor importancia ya que, recordemos, el objetivo actual de la educación va más allá de la
mera transmisión de conocimientos: se propone producir estudiantes capaces de crecer intelectualmente
de forma autónoma. Me permito repetir lo que considero la parte más importante y trascendental del
objetivo: crecer intelectualmente de forma autónoma.
5. Conclusiones.
Es prioritario conocer los conceptos y herramientas que podemos incorporar a nuestra práctica docente
(experiencias de aprendizaje basadas en los principios del constructivismo, el enfoque centrado en el
estudiante, las teorías de las inteligencias múltiples y estilos de aprendizaje y de procesamiento de la
información) para propiciar que nuestros alumnos reflexionen sobre sus procesos cognitivos personales,
identifiquen sus fortalezas y debilidades, y aprovechen las primeras y fortalezcan las segundas.
Desde la visión del docente, debemos evaluar la pertinencia de aplicar cierta metodología para resolver
diversas experiencias de aprendizaje y proponer aproximaciones alternativas de trabajo que permitan a
nuestros alumnos crecer intelectualmente de forma autónoma.
Bibliografía
Benson, P. & Voller, P. (1997) Autonomy and Independence in Language Learning. London: Longman.
Daniels, H. (2003) Vygotsky y la pedagogía. Paidós-Temas de educación.
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Williams, M. y Burden, L. (1999) Psicología para profesores de idiomas. �����������
Cambridge:
Cambridge University Press.
Para hacer referencia a este texto.
LOZANO, ROSA MARÍA “Autoconocimiento igual a aprendizaje autónomo” en Memorias
del 6° Encuentro Nacional e Internacional de Centros de Autoacceso de Lenguas.
La autonomía del aprendiente: escenarios posibles. Agosto 2006. En línea. Página
consultada el 9 de agosto de 2006. México: CELE, UNAM. Disponible en:<http://cad.
cele.unam.mx/memorias6> ISBN 970-32-4198-0.
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