Deporte en Torrelavega Gimnasia rítmica Paz Herrera y Marisa Pajares. Fotos: Magdalena Ruiz y Rafael Balbás. E l diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define el deporte como “Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.” Esa es la idea. Cuando en este terreno entran los grandes intereses económicos, como los que mueve el deporte llamado “profesional”, el concepto se desvirtúa y se convierte en algo diferente, con objetivos distintos de la mera actividad física o el juego. Para los niños, el llamado “deporte base”, ese que se atiene estrictamente a la definición, no solo es bueno, sino necesario. Además de contribuir a la salud y canalizar la energía infantil, el deporte enseña a respetar normas, trabajar en equipo y a esforzarse por uno mismo y por los demás, y todo ello en un marco de diversión y compañerismo. Les reprochamos a los políticos, y con razón, las cosas que nos parece que hacen mal. Pero algunas veces tenemos también que reconocer que algo han hecho bien, y en Torrelavega, concretamente, una de las cosas que los dirigentes municipales hicieron bien en su momento fue la creación de las EDM, las Escuelas Deportivas Municipales. Los que tenemos unos años sabemos que, no hace tanto, la práctica del deporte era una actividad bastante elitista. ¿Quiénes jugaban al tenis? Los que podían permitirse pagar una cuota de un club que les diera acceso a las instalaciones necesarias, o quienes tenían la suerte de estar vinculados a una empresa con instalaciones propias para sus empleados. De igual modo sucedía con la natación. La mayoría de la población se tenía que limitar a nadar, el que supiera, en el río o en la playa, en la época de verano. Ni hablar ya de otras disciplinas para las que se necesita un entrenamiento específico. Prácticamente lo único accesible a todo el mundo, y limitado a los varones, era el fútbol, para lo que solo se necesitaba un balón y un descampado. 1 Pero, como hemos dicho, las EDM han permitido a todos los niños que lo deseen canalizar su interés por el deporte en alguna de las más de veinte ofertas existentes, que acogen aproximadamente a 1500 niños. Las preferencias se orientan sobre todo a natación, judo, tenis, gimnasia rítmica y baloncesto, en cada una de cuyas escuelas hay más de 200 inscritos. La EDM Torrelavega de Gimnasia Rítmica tiene una entrenadora de lujo, María Pardo. Ella fue, en 1995, en Viena, campeona del mundo con el equipo nacional de España. El oro fue la recompensa a un trabajo tan sobrehumano que María, aún siendo prácticamente una niña, con sus 16 años, tuvo la madurez de sopesar y decidir que no merecía la pena, que aquello ya no era lo que el deporte debía ser. Sano, para empezar. Obligadas a entrenamientos de nueve u once horas diarias, y con una alimentación escasa para mantener una delgadez exagerada, María, que ya entonces medía 1,70 m, se quedaba sin cenar si sobrepasaba los 44 kilos. La joven dejó el equipo a pocas semanas de los Juegos Olímpicos de Atlanta, en un gesto que entonces no fue bien acogido en algunos sectores, pero que a la larga tuvo una gran repercusión en las condiciones de vida de las gimnastas, que mejoraron notablemente. Incluso la imagen de las jóvenes deportistas ha cambiado radicalmente. En la actualidad, la campeona del mundo de Gimnasia Rítmica, la rusa Eugenia Kanaeva, es una mujer de 22 años con el cuerpo de una chica de su edad. Muy esbelta, sí, pero una mujer, no una joven con la infancia prolongada por la escasa alimentación y el trabajo extenuante, hasta el extremo de no desarrollarse. Muchas cosas han cambiado desde los 90. Y desde luego, la filosofía de María Pardo y las demás entrenadoras de la escuela, Beatriz, Mariajo y Rocío, es que la actividad deportiva tiene que ser, en primer lugar, sana para las niñas, y después, lúdica. Esfuerzo, sí, todo el necesario, pero sufrimiento, nunca. Si las niñas tienen condiciones y quieren entrar en competición, se las prepara y se las apoya totalmente. Se mantiene la 2 disciplina, se encauza la energía, se las enseña a trabajar para lograr mejores resultados. Pero reprender a las niñas en público, cuando un ejercicio ha salido mal en una competición, algo que se ve frecuentemente en otros lugares, no es el estilo de la EDM Torrelavega. Bastante disgusto tiene una niña cuando le salen mal las cosas, tras haber entrenado tan duramente, para que alguien venga a afeárselo a pie de tapiz. Las niñas de Torrelavega, al contrario que otras, buscan el abrazo y el consuelo de sus entrenadoras, casi con más afán cuanto peor les haya ido. Lo cual no quita que, en el siguiente entrenamiento, tengan que trabajar los errores con mayor exigencia de esfuerzo. En Cantabria, los resultados de la EDM Torrelavega de Gimnasia Rítmica son excelentes. Nuestras gimnastas suelen obtener los mejores lugares en las competiciones provinciales, y también alcanzan puestos bastante dignos en los campeonatos nacionales a los que asisten, teniendo en cuenta que en ese nivel se están midiendo con las mejores gimnastas de España, aquellas a las que veremos en la selección. En la escuela de Torrelavega hemos visto niñas que se han formado desde los cuatro años que ahora ya son entrenadoras, y otras que a sus actuales quince años, como las gemelas Candela y Celia Haro y Paula García, han conseguido los primeros puestos en campeonatos provinciales y fuera de nuestra comunidad, en las diferentes categorías por las que han ido pasando, al igual que las senior Eva Ruiz, Sara Rodríguez y Laura Blaya. Otras niñas más pequeñas ya les están tomando el relevo y logran excelentes resultados, como las cadetes Patricia López y Lidia Rincón, y las infantiles Lara Sarasúa, Sara Rubio, Laura Fernández, Erika Balsa, Irati Peña, Alba Barreda, Sandra Balbás, Lucía Estévez y la benjamín Marta López. Pero no se trata solo del triunfo individual. Los equipos de la EDM Torrelavega destacan por su trabajo de conjuntos, que requiere una coordinación y perfección ya no de una sola gimnasta, sino como parte de un todo que ha de funcionar acompasado. Los entrenamientos son duros y a veces la competición es amarga en cuanto a resultados, pero ganar y perder son lecciones que las niñas tienen que aprender. No se trata de centrarse en ganar, sino en el proceso: prepararse, esforzarse, trabajar. Es una escuela de vida. Aprenderán pronto que el esfuerzo tiene recompensa la mayor parte de las veces, pero no siempre, y que no hay que desesperarse por ello, sino seguir en la brecha. Que hay que saber perder con dignidad y ganar sin arrogancia, y que esa norma es aplicable al deporte y a todos los aspectos de la vida. 3 Desde el corazón de Marisa. Empiezo diciendo que la Gimnasia Rítmica me toca de lleno, pues soy abuela de dos gimnastas. Cuando comenzaron en este deporte he de decir que no me hizo mucha gracia, debido a todos los comentarios que se oían sobre él. Con el tiempo he visto lo grato que es para ellas, lo grandes que las hace y lo que están aprendiendo: deportividad, sacrificio y sobre todo compañerismo. La felicidad con la que van a entrenar cada día es la mayor medalla que pueden ganar, por eso los que somos aficionados a este deporte no nos cansamos de decirles: ¡¡¡ÁNIMO CHICAS!!! La gimnasia rítmica surgió en la década de los 30, del siglo XX, como un deporte muy ligado a la danza y al ballet, si bien mientras que en estas disciplinas normalmente los ejecutantes interpretan un papel, la gimnasia rítmica únicamente pretendía mostrar la juventud, salud y alegría de las gimnastas. La primera competición de Gimnasia Rítmica se celebró en 1948 en Tallin, capital de Estonia, entonces parte de la Unión Soviética. Tuvo una evolución rápida y hacia 1961 se había extendido por toda la URSS hasta Bulgaria, Checoslovaquia, Alemania, Rumania y Yugoslavia. Dos años después, en 1963, se celebró en Hungría el primer Campeonato del Mundo, que ganó la Unión Soviética. En 1974 se formó un equipo nacional español y en el Campeonato Mundial de Madrid, en 1975, María Jesús Alegre consiguió la primera medalla, un bronce en el concurso completo, con lo que empieza el palmarés histórico de la Gimnasia Rítmica española. En 1983 se instituyó la Copa del Mundo de Gimnasia Rítmica y en 1984 fue por primera vez deporte olímpico, en Los Ángeles. La Gimnasia Rítmica se realiza con las manos libres o con aparatos: cinta, aro, mazas, pelota y cuerda. Se compite en categoría individual o en conjuntos, formados por cinco gimnastas. Los conjuntos actúan, según fije la normativa, con cinco aparatos iguales, o tres gimnastas con un aparato y dos con otro. La medalla de oro obtenida para España en el Mundial de Viena en 1995 por el conjunto del que formaba parte María Pardo, se consiguió en la modalidad de tres pelotas y dos cintas. 4