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FUNDAMENTOS JURÍDICOS
PRIMERO.- La parte demandante FEDERACIÓ D'ASSOCIACIÓ DE FARMACIES
DE
CATALUNYA
ejercita
una
acción
por
la
que
pretende
que
se
declaren nulas las cláusulas que se indican en la demanda insertas
en los contratos de referencia que le vinculan con la sociedad
SANTANDER CENTRAL HISPANO RENTING S.A..
En apoyo de esta pretensión alega, resumidamente, que muchas de las
farmacias asociadas a la asociación demandante han suscrito con la
demandada un contrato de renting que tiene por objeto el alquiler
de una o más pantallas de televisión que, conectadas a un sistema
informático,
publicitan
diversos
servicios
que
la
oficina
de
farmacia ofrece a sus clientes; que en estos contratos actuaba
también la sociedad VISIOPRIX
S.L. como empresa de mantenimiento
contratada por la demandada y dependiente de ella; que la empresa
VISIOPRIX S.L. posteriormente denominada PÒRMEDIA NOVAX DEVELEPMENT
S.L.
ha
desaparecido
contrato
de
y
renting
mantenimiento;
que
se
al
la
ha
producido
dejarse
cuota
de
pagada
un
incumplimiento
prestar
por
cada
el
del
servicio
farmacia
de
por
el
contrato de renting incluía el servicio de mantenimiento sin que se
pagara ninguna cuota extra a la referida empresa ni a ninguna otra
por
el
servicio
de
mantenimiento;
que
las
cláusulas
octava
y
segunda son nulas por los motivos que se recogen en la demanda que
se dan aquí por reproducidos.
SEGUNDO.- Con carácter general, es preciso poner de relieve, en
primer lugar que, en este momento en la práctica existen una serie
de disposiciones normativas, ya de ámbito estatal ya comunitario,
que abordan el
usuarios,
fenómeno capital de defensa de los consumidores y
introduciendo
en
el
ámbito
de
la
consagrada en el artículo 1.255 del Código
libertad
de
pactos
Civil una serie de
reglas de carácter imperativo, de necesaria observancia por las
partes, y cuya contravención acarrea la nulidad de los pactos que a
las
mismas
protección
se
del
opongan,
y
equilibrio
consagrándose así
que
tienen
contractual
por
que
finalidad
impone
la
última
buena
la
fe,
garantías de equidad contractual que limitan el
alcance del artículo 1.255 del Código
Civil en aras de proteger a
la parte débil del contrato.
Dentro de tales contratos concertados con consumidores y usuarios,
inicialmente se dictó en el curso del año 1984 Toda esta normativa,
que se completa con normas protectoras de consumidores y usuarios
en diferentes y especializados órdenes del tráfico mercantil y
empresarial, se cierra con el Real Decreto Legislativo 1/2007, de
16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley
General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras
leyes complementarias.
Dentro de esta regulación se aborda una protección global de los
consumidores en relación a los contratos concertados por los mismos en que
se contienen estipulaciones de carácter general redactadas e impuestas por
la otra parte contratante, fijando claros límites y requisitos para la
validez de las mismas. Estas estipulaciones generales, comúnmente
denominadas condiciones generales de la contratación, aparecen definidas en
el artículo 1 de paña, que bajo el concepto de “cláusula no negociada
individualmente“ comprende a aquellas redactadas previamente y en las que
el consumidor no ha podido influir en su contenido, con independencia de
que su destino sea o no incorporarse a una pluralidad de contratos, por lo
que una cláusula puede considerarse “abusiva“ según las disposiciones
normativas citadas a pesar que no revista carácter de condición general en
los términos antepuestos, planteamiento que igualmente concurre en la
legislación interna nacional por cuanto, si bien ab initio el artículo 8.2
de ar en concepto de cláusulas abusivas al artículo 10 bis de suarios (hoy
arts. 80 y siguientes del Texto Refundido) que recoge lo prevenido en los
artículos 3 y 4.1 de la Directiva.
Para poder hablar de cláusula abusiva se requiere indefectiblemente que una
de las partes contratantes sea un consumidor, definido en toda persona
física que, en los contratos regulados por la presente Directiva, actúe con
un propósito ajeno a su actividad profesional“, concepto éste que se amplía
en el artículo 1.2 de es de Contratación a aquellas “personas físicas o
jurídicas que adquieren, utilizan o disfrutan como destinatarios finales,
bienes muebles o inmuebles, productos, servicios, actividades o funciones,
cualquiera que sea la naturaleza pública o privada, individual o colectiva
de quienes los producen, facilitan, suministran o expiden“, excluyendose
expresamente de esta consideración a quienes sin constituirse en
destinatarios finales, “adquieran, almacenen, utilicen o consuman bienes o
servicios, con el fin de integrarlos en procesos de producción,
transformación, comercialización o prestación a terceros“ ( artículo 1.3 ).
Por otro lado el concepto de cláusula abusiva se puede centrar en aquella
estipulación que no habiéndose negociado individualmente, causa, en contra
de las exigencias de la buena fe y en detrimento del consumidor, un
desequilibrio importante entre los derechos y obligaciones de las partes
derivados del contrato (artículo 3.1 de 93/13 y artículo 82 del Texto
Refundido de la Ley General de Defensa de Consumidores y Usuarios ), a lo
que se precisa añadir que el carácter abusivo de una cláusula se apreciará
teniendo en cuenta la naturaleza de los bienes o servicios objeto del
contrato y considerando todas las circunstancias concurrentes en el momento
de su celebración, así como todas las demás cláusulas del contrato o de otro
del que éste dependa (artículo 10 bis 1 citado y artículo 4.1 de idar la
regla interpretativa “contra proferentem“ que impide que una cláusula
oscura se interprete a favor del predisponente. En todo caso se
considerarán cláusulas abusivas las contempladas en el catálogo sito en el
Texto Refundido, arts 80 y siguientes de la Ley General de Defensa de
Consumidores y Usuarios.
TERCERO.- En este caso, con específica referencia al contrato de
arrendamiento de bien mueble que vincula a las partes se debe
partir del hecho de que la relación entre las partes constituye un
arrendamiento de pantallas de televisión conectadas a un sistema
informático
acordado
por
un
periodo
de
tiempo
que
merece
ser
calificado como renting o arrendamiento empresarial. A diferencia
de la figura del leasing o arrendamiento financiero en la que el
empresario pretende esencialmente la obtención de una fuente de
financiación
en
la
adquisición
de
bienes
de
equipo
para
su
ejercicio empresarial, en el renting o arrendamiento empresarial
estamos ante un arrendamiento en el que el empresario no quiere
comprar, sino que quiere la mera cesión de uso de tales bienes
previamente especificados al arrendador. Otra diferencia esencial
viene determinada por el precio, pues mientras en el leasing las
rentas
son
formalmente
parte
del
precio,
de
tal
modo
que
el
ejercicio de la opción de compra recae sobre el valor residual del
bien a la fecha de su terminación, en el contrato de renting las
cuotas retribuyen el uso y mantenimiento de los bienes de equipo,
de tal modo que de contener el contrato de renting opción de
compra, su determinación atiende a precios de mercado al momento de
su finalización y no al residual derivado de pagos previos. Por
último
debe
señalarse
que
frente
al
mecanismo
de
financiación
externa que supone el contrato de leasing, el renting supone para
el
empresario
la
obtención
de
equipos
mediante
precio
cierto,
obteniendo un servicio integral de mantenimiento, lo que permite
fijar
costes
de
producción
de
modo
previo
y
exacto,
la
no
inmovilización de recursos financieros liberando fondos para otros
fines y la no inclusión de tales bienes en el activo del balance,
al ser propiedad de la arrendadora.
Así las cosas, la parte actora pretende que se declaren nulas las
cláusulas octava y segunda del anexo de los contratos tipo firmados
entre
la
demandada
y
las
farmacias
asociadas
a
la
entidad
demandante.
La lectura de las citadas cláusulas lleva a la conclusión de que la cláusula
segunda es contraria a la naturaleza del contrato de arrendamiento e impone
un desequilibrio de derechos y obligaciones siendo contraria a la buena fe
contractual. En efecto mediante dicha cláusula “EL arrendatario asume la
obligación de conservar en buen estado los bienes arrendados y a tal efecto
se obliga a suscribir y mantener en vigor y a su exclusivo cargo durante
todo el periodo de arrendamiento un contrato de reparación y mantenimiento
con el Fabricante o cualquier empresa de servicios de mantenimiento de
reconocida capacidad técnica que realizará el mantenimiento, entretenimiento
y reparaciones necesarias para mantener el bien arrendado en estado normal
de uso......la falta de uso del bien arrendado por motivo de reparaciones o
cualquier otra causa no eximirá en ningún caso al arrendatario de atender
el pago de la renta mensual a su vencimiento”. De este extracto de la
citada cláusula se puede resumir todo su espíritu, finalidad y
consecuencias, que no son otras que obligar a las farmacias contratantes a
contratar un mantenimiento, hacerse cargo de todas las reparaciones, ser
responsable de todos los deterioros y no quedar eximido por esta causa de
la obligación del pago de la renta. Pues bien, determinado el contrato como
renting o arrendamiento de bienes muebles según se desprende de sus
condiciones generales y particulares, dicha cláusula es contraria a la
naturaleza del contrato de renting, que tiene como elemento esencial del
mismo, la obligación de mantenimiento de los bienes dados en arriendo por
parte del arrendador. En el presente caso la obligación de mantenimiento
queda claramente asumida por el arrendador mediante la inclusión en el
contrato, como elemento personal del mismo, a la compañía FISIOPRIX firmante
de las condiciones generales y particulares y que figura bajo la mención de
SERVICIO TÉCNICO. Por ello, partiendo de la base de que, como elemento
esencial de todo arriendo y en aplicación de los principios generales de
dicha figura y de la posesión, el arrendatario tiene la obligación genérica
de, como dice el art. 1.555, usar de la cosa arrendada como “un diligente
padre de familia, destinándola al uso pactado y, en defecto de pacto, al
que se infiera de la naturaleza de la cosa arrendada según la costumbre de
la tierra”, la obligación que asumen las farmacias contratantes en virtud
de la citada cláusula segunda va más allá de esta obligación genérica,
obligando a contratar un servicio de mantenimiento, a responder de todo
deterioro y a efectuar toda reparación. Todas estas obligaciones exceden de
las que deben asumir en el marco normal de un contrato de esta naturaleza,
desequilibrando los derechos y obligaciones de ambas partes. En
consecuencia procede decretar la nulidad de dicha cláusula, exceptuando la
mención genérica de que el arrendatario asume la obligación de conservar en
buen estado los bienes arrendados, pues esta expresión es la única que
guarda relación con las obligaciones generales que asume todo arrendatario.
Por lo que se refiere a la cláusula octava, la misma se refiere a las
consecuencias que tiene el incumplimiento consistente en la falta de abono
de cualquiera de las rentas convenidas. No se expresan en la demanda las
razones por las que se entiende nula dicha cláusula y su relación con la
anterior. Declarada nula la cláusula segunda y por tanto la obligación de
abono de la renta aun en casos de falta de uso por deterioros y fuera de
estos casos, no se aprecia relación alguna entre las cláusulas segunda y
octava ni tampoco motivo alguno para declarar la nulidad de la cláusula
octava.
CUARTO: Costas. De acuerdo con lo dispuesto en el art. 394 de y
habiendo sido estimada parcialmente la demanda, cada parte abonará
las costas causadas asu instancia y las comunes serán abonadas por
mitad.
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente
aplicación,
FALLO
Que estimo parcialmente la demanda de juicio verbal promovida por el
Procurador de los Tribunales D. Joan Menen Aventin y de FEDERACIÓ
D'ASSOCIACIÓ DE FARMACIES DE CATALUNYA y declaro nula la cláusula segunda
del anexo del contrato de arrendamiento de bienes muebles aportado junto
con la demanda, utilizado como contrato tipo por la parte demandada con las
farmacias asociadas a la entidad demandante, exceptuando la mención que se
hace en la cláusula de que “el arrendatario asume la obligación de conservar
en buen estado los bienes arrendados”.
Notifíquese a las partes la presente resolución en legal forma haciéndoles
saber que contra esta resolución cabe recurso de apelación ante este
Juzgado para ante
Así por esta mi sentencia, juzgando definitivamente en Primera Instancia
y de la que se expedirá testimonio para su unión a los autos, lo pronuncio
mando y firmo
PUBLICACION.
Leída y publicada ha sido la anterior sentencia por
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