A finales del año pasado y como consecuencia de la necesidad de explicitar los requerimientos de la Consejería de Cultura andaluza para el desarrollo de las actividades arqueológicas reglamentadas a través del reglamento de Actividades Arqueológicas: Decreto 168/2003, de 17 de junio, por el que se aprueba el Reglamento de Actividades Arqueológicas (BOJA número 134 de 15 de julio de 2003), se distribuyó un BORRADOR DE ORDEN DE LA CONSEJERÍA DE CULTURA POR LA QUE ESTABLECEN LOS CONTENIDOS Y ESTRUCTURA DE LOS DOCUMENTOS RELATIVOS A LAS ACTIVIDADES ARQUEOLÓGICAS. En el mismo, aparte de una serie de incongruencias técnicas para desarrollar las actividades arqueológicas, se realizan una serie de explicitaciones en relación al material osteológico que reproducimos a continuación: Artículo 11. Determinaciones sobre los bienes muebles recuperados durante las intervenciones arqueológicas. Por lo que respecta a los bienes muebles recuperados durante las intervenciones arqueológicas, se permite y, según que ocasiones, incluso se recomienda, la realización de expurgos, al objeto de no almacenar en los museos y colecciones andaluzas piezas, fragmentos de piezas y muestras que carezcan de valores expositivos, científicos o patrimoniales. Como criterio general, el arqueólogo director deberá conducirse con el siguiente patrón de actuación: 1er paso: Recogida sistemática de todas las piezas 2º paso: Lavado y clasificación de todas las piezas 3er paso: realización de estudios estadísticos, extracción de muestras para análisis cuantitativos y porcentuales de pastas cerámicas, pesado de piezas por familias o grupos funcionales, así como cualquier otro estudio similar. 4º paso: selección de aquellas piezas o conjuntos de piezas que aporten alguno de los siguientes valores: -. Los que mejor definan cronológica y/o culturalmente la unidad estratigráfica en la que han sido recuperadas. -. Los que mejor definan la funcionalidad y uso de los contextos y espacios en los que han sido recuperadas. -. Conjuntos o piezas de material orgánico que aporten datos novedosos sobre alimentación, cinegética, animales domésticos, etc. de la colectividad a la que se asocian los vestigios. Los vestigios orgánicos que, o bien o aporten tales datos novedosos, o bien sean recuperados de contextos que impidan su adscripción a un determinado contexto social o cultural, serán objeto de todos los estudios estadísticos necesarios, pero no se incluirán en el material que se depositará en el museo o centro donde se haya ordenado el depósito. -. Para los conjuntos o piezas óseas de origen humano, se seguirán criterios semejantes a los expuestos arriba. Esto es, los vestigios correspondientes a osarios y fosas comunes que, muy difícilmente puedan ser individualizados y situados en contexto, deberán ser estudiados con todas las técnicas y análisis posibles, al objeto de extraer cuantos más datos mejor, mediante estudios de índole estadística y/o tipométrica, incluso mediante estudios paleopatológicos al objeto de determinar causas de mortandad catastrófica o circunstancias análogas. No obstante, salvo para vestigios de época prehistórica, y a menos que, tratándose de épocas más recientes, aporten algún tipo de singularidad significativa, los mencionados vestigios deberán ser desechados. Los vestigios arqueológicos de carácter antropológico, una vez estudiados y analizados, podrán ser depositados, previa autorización expresa del órgano competente de la Consejería de Cultura, y siempre bajo la supervisión de la misma, en lugares de culto o cementerios en las circunstancias siguientes: 1 -. Cuando se trate de enterramientos vinculados a una comunidad y, por lo tanto, a un inmueble de carácter religioso (monasterios y conventos de clausura; hermandades vinculadas a una capellanía, familiares de fundadores vinculados a un monasterio, iglesia, capellanía o hermandad, etc.) -. Cuando se trate de enterramientos pertenecientes, de forma clara y sin ningún género de dudas, a una comunidad religiosa existente en la actualidad y que los representantes, legalmente capacitados de la misma así lo soliciten de forma expresa (comunidades cristianas, musulmanas o hebreas que expresen su deseo de que los restos de sus correligionarios rescatados mediante intervenciones arqueológicas, sean depositados en los cementerios de dichas comunidades). -. Cuando se trate de restos óseos correspondientes a personas que puedan ser identificadas de forma precisa e inequívoca, se pondrán a disposición de los familiares que así lo deseen, pudiendo disponer de sus restos, de acuerdo con la legislación civil vigente. En cualquiera de los supuestos mencionados anteriormente, excepto en el último, la Consejería de Cultura podrá imponer condiciones de conservación y se reserva el derecho de inspección a efectos de garantizar su correcto mantenimiento. Como criterio general, tampoco se deben depositar materiales de construcción en los museos o centros donde se haya ordenado el depósito. En el supuesto de que, tras la excavación arqueológica, se produzca la remoción y destrucción de los vestigios, los materiales de construcción recuperados serán, igualmente, destruidos. No obstante, si el inspector de la intervención lo ordenara expresamente, se depositarán los materiales de construcción en un lugar o almacén designado por la Consejería de Cultura, por si resultarán de interés para su uso en proyectos de conservación, actuaciones de difusión, etc. En el supuesto de que, tras la excavación arqueológica, se ordene la conservación de los vestigios arqueológicos de carácter inmueble, los materiales de construcción recuperados, se mantendrán, debidamente conservados e identificados en el mismo lugar o, bajo la custodia de la empresa promotora o titular del inmueble. 5º paso: Depósito de materiales. Las piezas definitivamente seleccionadas han de entregarse en el museo o centro donde se ordene el depósito del mismo, lavadas y sin restos de humedad; provistas de signaturas o siglas (al menos, todas las piezas que se hayan utilizado para la redacción de las memorias tanto preliminar como científica, apareciendo en las mismas, ya sea en cita literal o gráfica). Las siglas o signatura deberán realizarse con tinta indeleble y sobre superficie previamente impermeabilizada con resina o cola apropiadas. Se evitará con esta acción deteriorar o alterar las superficies exteriores de los objetos, así como las decoraciones plásticas o pictóricas que pudieran conservar, para lo que se elegirán las superficies interiores o no decoradas o, incluso, los planos de fragmentación de las piezas, si fuera necesario. Los criterios para seleccionar dichos bienes muebles quedarán a la discreción del director de los trabajos con el visto bueno del arqueólogo inspector designado por la Consejería de Cultura; no obstante, como criterios de partida, se considerarán el que las piezas sirvan para aportar datos sobre la cronología de una unidad estratigráfica; o para definir el período cultural de su contexto arqueológico; que aporten datos sobre la funcionalidad de su contexto espacial; sobre conocimientos de índole histórica, económica o antropológica (modos de vida, usos, alimentación, antropología física, economía, etc.). El empaquetado ha de ser realizado a base de contenedores rígidos, como los plásticos o el PVC, que permitan ser apilados, y nunca sobre cajas de cartón que se puedan deformar o romper con el paso del tiempo. Los contenedores deberán ir identificados con referencias en el exterior, de forma que permitan relacionarlos con la actividad y con un número, de acuerdo a los inventarios y actas de depósito realizados. Dentro del los contenedores, los elementos muebles depositados, se guardarán en bolsas de plástico de polietileno de alta densidad transparente, con una resistencia tal que garantice su durabilidad o, en el caso de resultar más adecuado para la conservación de las piezas, en redecillas plásticas, según lo requiera el tipo de material. El material delicado ha de ser depositado en embalajes adecuados y protegido contra golpes y contra agentes atmosféricos. Las muestras de todo tipo han de ser presentadas en embalajes adecuados para impedir su degeneración y que deriven en inservibles, especialmente, las de origen orgánico o con componentes orgánicos. Las piezas a depositar se acompañarán del oportuno inventario, 2 Ante esta situación, se elaboró un texto con una serie de alegaciones que reproducimos a continuación: En lo que respecta al desarrollo del contenido, en el 4º paso, sobre conjuntos o piezas óseas de origen humano no puede ser aceptado por ser contrario a valores científicos y de investigación. Todo material osteológico de procedencia arqueológica es portador de una serie de información y de valores patrimoniales y culturales, que son únicos. Estas cualidades los derivan a una serie de disposiciones legales que velan por su protección como material integrante del Patrimonio Histórico y Arqueológico. Desde el punto de vista patrimonial los restos óseos constituyen una fuente de información histórica, accesible desde una metodología científica. Dicha fuente de información no es semejante a ninguna otra, siendo por sí misma insustituible; conteniendo entre otros, aspectos relativos a los modos de vida, salud y enfermedades de generaciones pasadas, que se concretan en conocimientos específicos de diverso tipo (demográficos, biológicos, morfológicos, paleopatológicos, etc). Desde el punto de vista legal, en cuanto material de contenido histórico y de bien mueble de carácter patrimonial, los vestigios antropológicos están sujetos por las disposiciones vigentes a su protección, acrecentamiento y preservación. Ambos aspectos, valor histórico y protección patrimonial, son contradictorios a la destrucción de cualquier material antropológico. Este como material de origen biológico está sujeto a una expresión física variable (variabilidad biológica), y por lo tanto no estandarizada, no existiendo ninguna muestra de población, esquelética, igual a otra. Esta singularidad provoca que cada colección ósea sea susceptible de aportar dentro del contexto histórico una fuente de información única, no siendo desechable en ningún supuesto. En alusión al Borrador que se propone desde la administración pública para la regulación de las Actividades Arqueológica debe apuntarse que todo material osteológico aporta valores significativos y singulares a cualquier estudio histórico y arqueológico; y que, por tanto, no existen razones para discriminar el interés de los restos antropológicos de un periodo histórico concreto (prehistoria) frente a otros (épocas romana, medieval, etc.). Es decir, no se puede considerar más singular un hombre prehistórico enterrado en un dolmen que una inhumación de época romana o moderna. En cuanto al destino de los restos óseos, entendiendo que existe una problemática en relación a la gestión de fondos museísticos y su almacenamiento, y que pueden existir soluciones alternativas, siempre que de acuerdo con la legislación actual y las Administraciones competentes, permitan la preservación del material arqueológico (en este caso osteológico) y quede garantizada su accesibilidad. En todo caso serán conservados en habitáculo no sellado, con el objeto de permitir el acceso futuro a los profesionales para la realización de estudios y analíticas de carácter antropológico, previamente autorizadas por la administración de Cultura, de acuerdo con la constante actualización del conocimiento histórico y científico. Los aspectos mencionados, que solo son garantizados por la accesibilidad del material antropológico tras su depósito, son contrarios a las propuestas, por ejemplo, de reinhumación y/o a la entrega a comunidades religiosas para su entierro. En este sentido la localización de los restos óseos dentro de bienes inmuebles de carácter religioso (conventos, monasterios, etc.) o públicos, puede ser compatible con la creación de depósitos osteológicos alternativos a los propios fondos museísticos, siempre que se formalice su presencia en estos lugares (monasterios, conventos, universidades, etc.) como colección osteológica, debidamente almacenada en los soportes físicos que se determinen más adecuados para su preservación, con un clara relación de inventario de su contenido, y que quede sujeta a su posible consulta o accesibilidad por parte de personas o investigadores interesados de acuerdo con los requerimientos o condiciones que establezcan las administraciones competentes. De igual manera se debe indicar que los materiales osteológicos constituyen un material de formación y referencia científica, que en el ámbito anglosajón y centro europeo se ha formalizado en colecciones osteológicas de referencia en universidades (Departamentos de Arqueología, Facultades de Medicina, Biología, etc.) y otras instituciones que aúnan funciones de consulta científica, investigación, formación y musealización. Se entiende, por lo tanto, que la reinhumación de los restos óseos atenta a dichas posibilidades formativas y de investigación. Hemos pensado que junto con el apoyo de la Sociedad Española de Paleopatología, podemos intentar frenar este documento que atenta contra las colecciones antropológicas y palepatológicas andaluzas, por lo que pedimos vuestra firma de apoyo. Gracias. 3 Firmas de apoyo a las alegaciones al borrador de orden de la Consejería de Cultura por la que establecen los contenidos y estructura de los documentos relativos a las actividades arqueológicas andaluzas, en relación al tratamiento del material osteológico humano: Nombre: Puesto de Trabajo/Cargo Nif 4 Nombre: Puesto de Trabajo/Cargo Nif 5 Nombre: Puesto de Trabajo/Cargo Nif En Madrid a de septiembre de 2009. 6