Algunos apuntes para el estudio de la ley 483 del Fuero Nuevo

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Ma ANGELES EGUSQUIZA BALMASEDA
Profesora titular de Derecho civil - Universidad de La Laguna.
ALGUNOS APUNTES PARA EL ESTUDIO
DE LA LEY 483 DEL FUERO NlTEVO DE
NAVARRA.
SUMARIO
I. ASPECTOS INTRODUCTORIOS.
n.
AMBITO DE ACTUACION DE LA NORMA FORAL: LAS VENTAS CON
PACTO DE RESERVA DE DOMINIO.
m. EN ESPECIAL, LAS VENTAS DE BIENES MUEBLES CON PRECIO APLAZADO.
IV. EFICACIA REGISTRAL y PACTO DE RESERVA DE DOMINIO.
V. PROTECCION DEL PACTO EN LA LEY 483.
1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS.
La ley 483 del Fuero Nuevo de Navarra es una de esas normas recogidas en la Com­
pilación Navarra que posee un especial atractivo. La razón de este interés reside en su singu­
laridad dentro del ordenamiento Jutidico Español. ya que se trata de la única norma que
define conceptualmente el pacto de reserva de dominio.
Como se recordará, este pacto fue considerado lícito y admisible por una temprana
Jurisprudencia del Supremo (S. 16 de febrero de l894, 6 de marzo de 1906, I de diciembre
de 1909, 13 de diciembre 1911, 6 de febrero de 1929, 20 de marzo de 1930, 10 de junio de
1958.,.) para compraventas de bienes muebles con precio aplazado; su consagración como
supuesto de garantía típica se produjo en la ley de 17 de julio de 1965 de Venta de Bienes
Muebles a Plmos. En las compraventas de bienes inmuebles su utilización también se gene­
ralizó, bajo la cobertura de la libertad de pactos (art. 1.255 C. C.)'. Su acceso al Registro por
1. Cfr. OERTMANN. "La reserva de dominio en la compraventa (Paclllm reservali dominii)", R.D.P., 1930, p.
258; POMPEYO CLARET. "EI contrato de compraventa con reserva de dominio según la iegislación y la jurispruden­
cia española", R.G.L.J.. 1930, pp. 616 a 620. PÉREZ GONZÁLEZ Y ALGUER, Notas al Derecho de Obligaciones de
ENNECCERUS-LEHMANN,1. n. v. n del Tralado de Derecho civil de ENNECCERUS. K¡pl' Y WOLFF. Barcelona,
1935. p. 105.; BLANCO, "Venta con reserva de dominio", R.D.P., 1947, pp. 434-436: BERCOVITZ R., La cláusula de
reserva de domillio. E.l'llu/ios sobre .1'[/ IICltumlezo jurídica ell las compravelltas a plazos de bielles muebles..
Madrid. 1971, pp. 122- J 23: Comenfarios el la ley de Venta (/ Plazos de Bienes Muebles, Madrid, 1977: "Las ventas
a plazos de bienes muebles", A.D.C .. 1966. pp. 117·185: "Comentarios a la SI. 11 de junio de 1983". CCJe, 3,
198.\, pp.873 Y ss: "Comentario a la SI. 26 de marzo de 1984", CCJC, 5, pp. 1541 Y ss.; "Comentario a la SI. 19 de
mayo de 1989", CCJe. 20, pp. 571 Y ss.; "La ley sobre venta de bienes muebles a plazos y su registro de reservas
de dominio y prohibiciones de disponer (Notas a la SI. 17 de junio de 1970)", pp. 240 Y ss.; AMaROS GUARDIOLA,
"El. pacto de reserva de dominio en los bienes inmuebles", R.C.D.I.R .. 1972, pp. 9-41; CASAS VALLES, "La reserva
de dominio en la venta de inmuebles", R.J.C.. 1986, n. 3. pp. 605-648: De Los Mozos. "Acceso diferido a la pro­
piedad de la vivienda". R.e.D.I.R., 1969, pp. 963-983.
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ALGUNOS APUNTES...
Mª ANGELES EGUSQUIZA BALMASEDA
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la vía del art. 23 de la Ley Hipotecaria, aún cuando existían tesis contrarias', dotaron de
plena solidez a esta figura, también en la venta inmobiliaria con precio aplazado'.
11. AMBITO DE ACTUACION DE LA NORMA FORAL: LAS VENTAS CON
PACTO DE RESERVA DE DOMINIO.
La primera cuestión a resolver, respecto de la ley 483 del Fuero Nuevo, es su ámbito
de eficacia. Indudablemente, el Derecho Civil Foral Navarro tiene un marco de aplicación,
por razón del territorio, limitado a su Comunidad Autónoma, aún cuando integre el Ordena­
miento Jurídico General EspañoI 4 .. Esta circunstancia conlleva la sujeción a las leyes fora­
les de las compraventas que con tal pacto se celebren en Navarra'.
Ahora bien, ¿toda compraventa que se concluya en Navarra estará sujeta a lo dis­
puesto en el Derecho ci vil Foral si se establece una "reserva de dominio"?6. El interrogante
se suscita a tenor de la competencia exclusiva que el Estado tiene en materia de legislación
mercantil (art. 149.1.6. C.E.), auspiciado por la manifiesta complejidad en fijar límites con­
cretos entre los contenidos de la legislación civil frente a la mercantil y en la correspondien­
te dilucidación ele la adscripción a uno u otro tipo normativo de los contratos.
En la conecta delimitación de la noción señalada debe tenerse presente que:
a) La reserva estatal sobre la "legislación mercantil" es la plasmación de una volun­
tad de regulación única en esa materia, a fin de garantizar la «unidad de mercado», sin que
ello entrañe una plena uniformidad, en tanto parece incuestionable la capacidad normadora
de los «usos del comercio» (art. 2°. C. de c.). Así, el término "legislación mercantil se
entiende circunscrito, en su sentido más estricto, al ámbito de producción legislativo'.
b) Los perfiles delimitadores, en materia obligacional, de las disciplina civil y mer­
cantil son bastante difusos. A esta dificultad se une la concreción del contenido de lo públi­
co y privado en esas disciplinas, precisamente, porque la atlibución competencial exclusiva
del Estado depende de si la materia objeto de regulación incide sobre aspectos privados".
2. Cfr. DIEZ PICAW, FlIndamer1los de Derecho civil pmrimomal, v. ll., Madrid, 1986, p. 667; MONTES, "An. 11.13
c.c.", Comentarios al Código civil y CompilacionesIorales dirigidas por Alb~ladeio, Madrid, 1989, pp. 1030 Yss.
3. BLANCO, op. cit., pp. 434-436; CLARET, op. cit., pp. 616-620; PÉREZ GONZÁLEZ Y ALGUER, op. cil., p. 105;
AMaROS GUARDIOLA, op. cit., pp. 14-17 Y 35; ROCA SASTRE. Y ROCA SASTRE MI NClJNlll, Derecho Hipotecario. l.
ll., Barcelona, 1979, pp. 750-751: CHICO ORTI7.. Eswdios .\Obre Derecho HIpotecario. l. L Madrid, 1981. p. 454.
4. CABANILLAS GALLAS. en su "Defensa en Canes del proyecto de la Ley de venta de bienes mueble~ a pl~zos.
presentado por el Ministerio de Justicia", RCD.I.. 1965, pp. 1139-1152.
5. La referenci¡¡ de e,ta I"igura únicamente ven el negocio jurídico de compraventa corresponde al hecho de
haberse pensado en este medio como en un recurso que permita al vendedor garantizar la consecución de su intcrés
de cobro del precio.
6. Sobre este punto plantea DE PARLO, P., "Tres competencia,; de Derecho privado en el artículo 44 del Ame­
joramiento: Asoci~ciones, Fundaciones y centros de contratación de merc,lderías y valores", R.J.N.. n..\ 1987. p.
50: "que. si bien. en una interpretación radicalmente foralista -que no cree pos,ble- podría llegar a ser discutible la
aplicabilidad a Navarra del Código de Comercio de SAINZ DE ANDtNO, de 1829. es claro que el Código de 1885
sustituyó a los preceptos y las costumbres que en materia mercantil pudiesen existir en el Derecho navarro, por
virtud de lo dispuesto en el artículo 2° de la Ley Paccion¡¡da de 16 de agosto de 1841. a cuyo tenor ,<la administr~­
ción de justicia seguirá en Navarra con ~rreglo a su legisl~ción especial, en los mismos términos que en la aCtuali­
dad, hasta que. leniéndose en consideración las diversas Leyes prival1V3S de todas las provincias del Reino, se for­
men los códigos generales que deben regir en la monarquía',.
7. BERCOVITZ. R.. ''La defensa contractual del consumidor y el reparto de competencias entre el Estado y las comu­
nidades Autónomas en la Doctrina del Tribunal Constitucional", Act. Civ., 1987. nO 3, p. 145 Yss,; CALONGE, ·'EI princi­
pio de unidad de mercado en la Constitución Esp,lnola de 1978" en Lrbm Homenaje al Profesor Villar Palasí. Madlid.
1989, pp. 177 Y ss.; DUOUE, "Constitución económica y Derecho mercantil", en La refonlla de la legrslación mercantil.
Madnd, 1979. pp. 63 Y ss.; GARCtA DE ENTERRIA. J.. "La competencia exclusiva del Estado sobre la "legislación mer­
cantil", en Eswdios sobre la Constitución espaiiola. Homenaje al pmfe.l'Or Eduardo García de Enrerria. t. V. Madrid,
1991, pp. 4081 Y ss.; OUVENClA, "La autonomía del Derecho mercantil. La constitución y el Derecho mercantil. Ensayo
de un concepto de Derecho mercantil" en Manual de Derecho Mercan/il. 2' ed" Barcelona. 1992. pp. 28 Yss.
8. Cfr. OUVENClA. M., La autonomía del Derecho mercantil... cil., pp. 364 ss. En tal sentido la Sentencia del
Tnbunal Constitucional 8811986, de I de julio recoge doctrina anterior y reitera que:
"(... ) ta «actividad merc~ntil ~parece di,ciplinad;¡ hoy en las sociedades que siguen el modelo de I~ economía
de mercado, por un conjunto de nonnas en donde se mezclan de manera inextricable el Derecho Público y Pri­
vado, dentro del cLlal hay que situar sin duda el Derecho Mercantil» (S. 37/198t). Sobre este «conjunto de
normas» ha venido a incidir la estructura autonómica del Estado. al reservar con alguna salvedad cu;¡lil'ic~da,
el Derecho Privado a la potestad central del Estado. en tanto las Comunidades Autónomas han venido il asu­
mir determinadas competencias normativas ( ...)" (F.1. 5°).
-Así, por ejemplo, se ha debido entender que la competencia exclusiva de Navarra sobre
«establecimiento y regulación de Bolsas de Comercio y demás centros de contratación de
mercaderías y valores, de conformidad con la legislación mercantil» (art. 44.28 del Amejo­
ramiento del Fuero) no va más allá de la posible regulación de las cuestiones de índole
administrativa que atañan a esos centros 9 .
Por principio, y como consecuencia de lo anteriormente señalado, cabe afirmar que
el concepto de «legislación mercantil» necesariamente comprende, al Código de comercio y
sus Leyes complementarias. Aunque, el carácter dinámico de la matería, genera indefecti­
blemente una ampliación conceptual hacia los fenómenos, que siendo objeto de tratamiento
normativo, afecten a la esencia de la disciplina: el empresmio y la acti vidad empresarial. En
este sentido, declaró el Tribunal Constitucional, sin llegar a determinar la noción de legisla­
ción mercantil, que «sea cual fuere el criterio que se adopte, aquella habrá de incluir en
todo caso la regulación de las relaciones jurídico privadas de los empresarios mercantiles o
comerciales en cuanto tales ... , el ámbito propio de la actividad libre del empresario mercan­
til... y los derechos y obligaciones a que el ejercicio de esa actividad pueda dar lugar» (SS.
37/1981 de 16 de noviembre y 88/1986 de] dejulio)'o. Fuera de aquella quedan, en cam­
bio, las materias objeto de regulación específica, mencionadas en los arts. ]48.1 y 149.1
(excepción hecha del 6°) de la Constitución Española".
Como conclusión cabe aseverar que loda compraventa sometida a la legislación mer­
cantil quedará desterrada del marco de actuación de las leyes navarras.
Posee carácter mercantil según el poco afortunado ar!. 325 del C. de c. «la compra­
venta de cosas muebles para revenderlas ... con ánimo de lucrarse en la reventa» De esta
misma cualidad participan algunas compraventas, que na sin ciertas objeciones, se han
denominado especiales: venta sobre muestras (art. 327 C. de c.), venta a ensayo (art. 328,
páITafo segundo C. de c.), venta someüda a examen y aprobación (art. 328, párrafo primero
y alt. 334, 2 C. de c.), venta con especificación, venta de plaza a plaza...
En cambio, se descartan como mercantiles -art. 326 del C. de C.-: a) las compras
destinadas al consumo del comprador; b) las ventas hechas por propietarios y labradores o
ganaderos de cosechas o ganados, o de las especies en que se les hubiese pagado las ren­
tas; c) ventas hechas por artesanos en sus talleres de objetos construidos o fabricados por
eUos; d) reventa del resto (exceso) de acopios para el consumo que haga cualquier persona
no comerciante.
Respecto a los llamados "contratos mixtos" (mercantil para una parte y civil para la
otra), reventas destinadas al consumo, su carácter civil ha sido aceptado por la jurisplllden­
cia y propugnado por la doctrina civilista, no sin oposición de algunos mercantilista, a pesar
de que un sector significativo de ésta doctrina se ha ido abriendo a la údea '2 .
11I. EN ESPECIAL, LAS VENTAS DE BIENES MUEBLES CON PRECIO
APLAZADO.
La doctrina y la jurisprudencia del Tribunal Supremo han calificado a las ventas
de bienes muebles con precio aplazado, sujetas a las disposiciones de la Ley de venta de
9. DE PABLO. Tres competencias.... dI.. p. 51.
10. DE: PABLO, P.. ''Tres competencias de Derecho privado en el art. 44 del Amejoramiento: asociaciones, fun­
daciones y centros de contratación de mercaderías y valores", RJ.N., n.3, 1987, p.50; GAII.CIA DE ENTeRRIA. J., La
competencia exclusiva el Estado.... cil., pp. 4081 Yss.
II DE PABLO, Tres competencias... cil. p. 50.
12. Cfe CASTRO. F., "El arbitraje y la nueva «lex mercatoria»", A.D.C., 1979, pp 662-664: BERCOVITZ, R., "La
defensa contractual del consumidor y el reparto de compete.ncias entre el Estado y las Comunidades Autónomas en
la doctrina del Tribunal Constitucional", Acl. Civ .. n° 3. 1987, pp. 151; GARRIGUES, J., Curso de Derecho Mercan­
til. Madrid, 1940, n, pp. 131-132; POLO, A., "La calificación mercantil de la reventa", R.D.P., XXIX. 1945, pp.
285 Y ss; PAz-ARES, "Una teoría económica sobre la mercantili.dad de la compraventa:, A.D.C., 1983, pp. 943 Y
ss.; S¡;CO, E., "EI contrato mercantil de compraventa. Concepto. Perfección. Doctrina del Riesgo" en Derecho
Mercanlil, coord. JIMÉNEZ, G., 2' ed., Barcelona, 1992, p. 276.
ALGUNOS APUNTES...
•
Mª ANGELES EGUSQUIZA BALMASEDA
bienes muebles a plazos de 17 de julio de [965 '1 , de compraventas civiles, basándose en que
el arto 4 de la Ley excluye de su regulación a "las ventas a plazos de bienes muebles que, con
o sin ulterior transformación o manipulación, se destinen a la reventa al público". Esta con­
ceptuación ocasiona, puesto que el pacto de reserva de dominio aparece regulado tanto en la
LVP como en la Compilación NavalTa (leyes 483 al 485 F.N.), un solapamiento normativo
respecto a estas compraventas". S610 el análisis del binomio Derecho civil foral navano-Iegis­
lación especial estatal permite dar una respuesta satisfactoria a esta cuestión.
Corno es sabido, el Derecho civil navano es el Derecho civil de la Comunidad Foral
de Navana, constituye el Derecho "común" para este ten'itorio, y suple a los conjuntos nor­
mativos en [os que tal papel le es asignado 'S Esta función de Derecho común, desempeñado
en Navarra por su Derecho civil, se mantiene incluso frente a las leyes civiles "especiales"
del Estado. Leyes, cuya preferente apl icación depende, por supuesto, de quien tenga la titu­
laridad competencial sobre la materia. Así, en los temas reservados a la competencia exclu­
siva del Estado, la legislación "especial" estatal se antepone a la autonómica (Código de
comercio, Ley Hipotecaria, Ley de propiedad intelectuaL); y el Derecho civil navarro
manifiesta su vocación supletoria, respecto de esas normas especiales, en función de su
condición de "Derecho COmún". Sin emba.rgo, la preferencia de las normas autonómicas
resulta ineludible en relación a las materias atribuidas exclusivamente a Navarra, a pesar de
que el vacío normativo conlleve la aplicación del principio constitucional de supletoriedad
(art. 149.3 de la C.E.). Supletoriedad entendible respecto a los ordenamientos en sí, autonó­
mico-estatal, y no en relación a sus normas singulares, aunque esta última procederá cuando
la autointegración ordinamentaJ no sea factible y exista una identidad de raZÓn entre los
supuestos que permita la heterointegración por analogía (art. 4.1. c.c.)'".
Desde esta perspectiva, la regu ¡ación del pacto de reserva de dominio en matelia de
venta de bienes muebles a plazos recogido en la Ley Estatal, debe considerarse desplazada
frente a las leyes 483-485 de la Compilación foral, aún cuando aquella deba ser invocada de
forma supletoria. Tal afirmación, conecta desde el punto de vista competencial, entraña una
dificultad evidente: la de deslindar que normas deben aplicarse en cada caso.
Los problemas comienzan con la cOflstancia de que únicamente las ventas de bie­
nes muebles con precio aplazado -con pacto de reserva de dominio-, constituidas confor­
me a los dictados de esa ley, 4ue sigan la forma prevista en "los modelos oficiales apro­
bados por la Dirección general de los Registros y del Notariado"17 pueden acceder al
Registro especial (art. 23. l° de la ley)'"; sólo éstas gozan de las prerrogativas señaladas
13. El an 2 de la ley de venta <1 pinos de 1965 establece que: "Por venw a plazos se emenderá, a efectos de
esta Ley, el conrrato mediante el cual el vendedor entreg" <11 compr<ldor una cosa mueble corporal y recibe de éSle,
en el mismo momenlO, una parle del precio con la obligación de pagar el resto diferido en un periodo de tiempo
superior a Ires meses y en una serie de plazos que se determinarán en la forma que dispone el arto 20. También se
entenderán comprendidos en esta ley los actos y contratos. cualesquiera que sea su forma jurídica, mediante los
cu"le, L1S partes se propongan conseguir los mismos fines económicos que con la venta a plazos".
El arto 4 por su parte señala que: "(... ) quedan excluidas de la presenle ley: l. Lw; compraventas a plazos de bie­
nes muebles que, con o sin ulterior transformación o manipulación, se destinen a la reventa al público, y los présta­
mos cuya finalidad sea financiar tales operaciones. 2. Las ventas y préstamos ocasionales efectuadas sin finalidad de
lucro. 3. Las ventas y préstamos cuyo importe sea inferior o superior a la c,IIHidad que se determjne por el Gobiemo.
4. Los préstamos garantizados con hipoteca o prenda sin desplazamiento. 5. Las operaciones de comercio extel;or".
14. Cabría cuestionarse hasta que punto la reserva de compeleneia exclusiva del Eslado sobre "Las bases de las
obligaciones contractuales" arto 149.1.8 de la C.E. puede afectar en materia obligacional a Navarra. Como señala
DELGADO ECI·IEVERR1A y DE PADLü, "El Derecho civil foral en el Amejoramiento" en Derecho público foral de Nava­
ITa. El Amejoramiemo del Fllero. coord. MARTíN RETORTILLO. Madrid, 1992, pp. 573 y ss. la competencia exclusiva
de N,warra en materia de "Derecho civil obligado""I" no se ve afectada por aquella competenci¡¡ estatal sobre "las
bases de las ohligaciones contractuales" en la medida en que la materia que se trale no forme palie del concepto de
unidad COn..I1tII.lÓOI)O/" hecho que acaece si la norma estatallxísica consliluye la manifestación y consecuencia inequí­
voca de preceptos o principios constitucionales, no simplemente cuando la misma obedece a Ull interés general. .
15. DE PABI.O. P., Curso de Derecho civil Navarro. l. l.. Pamplona, 1990. p. 77: LAcRuz BERDEJO, Elementos
de Derecho civil. 1. V 1", BARCELONA, 1988. P. 129.
16. DE PAIlLO Y BALZA, "El Derecho estatal como supletorio del propio de las Comunidades Autónomas".
R.E.D.A., n. 55, 1987. pp. 427 Y ss.
17. Arl. 5 de la Orden de 8 de julio de 1966, por la que se aprueba la ordenanza para el registro de venta a pla­
zos de bienes muebles.
18. El arL 10 de la ORVP señala:
"Se denegad el registro, exclusivamente. por los siguientes defectos:
1" Que el contrato no venga extendido en el impreso oficial a que se refiere el artículo 5° de esta Ordenanza.
2° Que el contrato no contenga una venta a plazos de bienes l1luebles identificables o una financiación al ven­
dcdor o al cOl1lprador. a que se rellcre la Ley ele vent,ls de Bienes muebles a Plazos.. ."
--
en la ley (art. 19) y pueden ser opuestas con plena eficacia frente a terceros. '0. El Fuero
Nuevo, en cambio, no plantea exigencias formales concretas para la efectividad de las
ventas, reconociendo una oponibilidad a terceros limitada a la posición del comprador
(ley 483 párrafo 2) si la venta se inscribe "en el Registro de la propiedad y otro
Registro". Registro, éste último, que no puede ser otro sino el de "venta de bienes mue­
bles con precio aplazado", pues cuando se aprueba la Compilación del Derecho Civil
Foral de Navarra (Ley 1/1973, de 1 de marzo) la legislación sobre vcnta de bienes mue­
bles a plazos llevaba ya varios años aplicándose y no parece que el resto de los Registros
existentes protejan intereses encajables en este marco.
Además, el objeto de la propia norma foral, la efectividad del pacto, de reserva de
dominio, ratifica esta suposición, dado que una de las finalidades que animó la creación de
ese Registro fue la de obtener una transcendencia "erga omnes"··de ese pacto; y la reserva
legislativa en favor del Estado sobre la "ordenación de los registros e instrumentos públi­
cos" (art. 149.1.8 del c.E.)2n no permite pensar que en Navarra pudiera existir en este
campo un Registro diferente 2!.
La respuesta a este dilema debe ser resuelto por la vía de la heterointegración normati­
va. Así, dado que el "Registro" al que se hace referencia en el párrafo segundo de la ley 483 de
la Compj]ación es el de "ventas de bienes muebles" y las únicas venta susceptibles de inscrip­
ción son aquéllas que reúnan los requisitos formales anteriollTlente señalados, cabe concluir
que sólo las ventas sujetas a las normas forales que se realicen con observancia de esos requisi­
tos podrán acceder a ese Registro especial 22 y gozarán de la protección que se dispensa al com­
prador en la ley 483 pán-afo scgundo. El resto de ventas no inscribibles o no inscritas o cuyo
asiento haya caducado no disfrutarán, en cambio, de esa tutela específica.
IV. EFICACIA REGISTRAL y PACTO DE RESERVA DE DOMINIO.
Determinar el papel y la eficacia desplegada genéricamente por el Registro respecto
al "pacto de reserva del dominio" supone intentar previamente esclarecer los aspectos en
los que se contradicen la legislación foral y, a falta de otras normas específicas, la legisla­
ción estatal sobre bienes muebles con precio aplazado de 1965.
El Fuero Nuevo califica el pacto de reserva de dominio de garantía que permite al ven­
dedor proteger su derecho a la obtención del precio, condicionando suspensivamente la trans­
misión de la propiedad de la cosa hasta que aquél no se halle satisfechd'. Las controversias
planteadas en la doctrina sobre la naturaleza de este pacto, sobre la base de las disposiciones de
19. BERCOVITZ, R., Comen/arios a la ley de vCIl/a a plazos de bienes muebles. Madrid. 1977, p. 173.: MARTí­
NEZ DE AGUIRRE. Las ven/lis 1I plazos de bienes I1w/!.bles. Madrid. 1988, p. 111.
20. Sobre esta cueslión la Sentencia del Tribunal Constitucional de 29 de julio de 1983 delimiu, el ¡jmbilo de
esra competencia señalando que: <dos registros a los que se refiere el arto 149./.8° de la constitución son los refe­
rentes fundamentalmente a materias de Derecho privado, como se infiere de su contextO. y no a otros registros que.
como el Catálogo de momes. aunque tenga repercursión en ese campo del Derecho tiene por objeto materias aje­
na~ a él, cual es un aspecto de hl legislación sobre montes»
21. Siguiendo el planteamiento de DELGADO ECHEVERRIA y DE PABLO ("El Derec.ho civil foral en el Amejora­
miento" en el Derecho público foral de Navarra. El Amejoramlemo del Fuero. coord. MARTIN RETORTILLO.
Madrid, 1992, pp. 572) podría plantear,e, por existir un título competencial, que la Comunidad Foral organizara y
llevara su propio registro en aquellos aspectos que no incidieran en la regulación sustantiva u ordenaciÓn del
Registro de bienes muebles a plazos, al amparo de la solución adoptada en la Sentencia de 20 de julio de 1984,
según la cual «el artículo 149.1.8° de la Constitución reserva al Estado la competencia exclusiva sobre la ordena­
ción de los registros e instrumentos públicos. por lo que las competencias asumidas por las Comunidades Autóno­
mas hay que simarias en el ámbito de la ejecución de las normas eSltllales».
22. En este punto resulta interesante las opiniones de DELGADO ECl-IEvERRIA y DE PABLO. El derecho ... cit.. pp.
572-573 quienes señalan que: "Es competencia del Estado todo 10 que sea «ordenación» o regulación de los cita­
dos organismos. concepto en el que bao de entenderse comprendidos los aspectos relativos a la toma de razón y
sus efectos, pero en el que no cabe incluir los hechos o actos jurídicos que dicbos registros publican: éslos serán
competencia de Navarra si son Derecho civil foral, aunque el legislador navarro estará condicionado por la norma­
tiva estatal sobre ordenación de los Registros si quiere que aquéllos tengan acceso a los libros ele éstos".
23. Sobre esta cuestión es de gran interés la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra de 17 de
junio de 1992 en la que se señala que .'(... ) que (lil condición) podría quizá considerarse resolutoria desde una pcrs­
pectiva, la obligacional del contrato, y suspensiva desde otra, la de los efectos traslativos de la propiedad; (...) esta
posición bien puede fundarse, no sin algunos matices, en las leyes 484,
y 565".
r.. )
ALGUNOS APUNTES...
Mª ANGELES EGUSQUIZA BALMASEDA
la ley del 65, a la que se atribuía carácter prendari02' o de condición resolutoria 2" se obvían
aquí por la declaración del legislador navarro, confirmando el criterio clásico, acuñado por la
jurisprudencia, que concibe a la cláusula de reserva de dominio como condición suspensiva 2ó
Pero, el núcleo de mayor desencuentro entre ambas legislaciones se cifra, sin embargo, en
la efectividad que al pacto "per se" se le concede. Eventualmente, Jos pactos establecidos entre
los sujetos, fJUto de la autonomía privada de la voluntad, tienen una vinculación limitada a las
partes que lo han establecido. Esta eficacia "inter-partes" queda rebasada cuando existe una
publicidad suficiente de ellos; publicidad que se alcanza en la compraventa de inmuebles a través
de la oportuna inscripción en el Registro de la Propiedad y en la de bienes muebles con precio
aplazado por el acceso al Registro cOITespondiente. La eficacia "erga omnes", respecto a la situa­
ción que media entre los integrantes de la relación, se consigue así con la inscripción registra!.
El Fuero Nuevo, sin embargo, plantea un sistema de eficacia algo distinto, pues
parece que protege la posición del vendedor frente a terceros aún cuando no se halle inscrita
la venta. Las razones que fundamentan esta afirmación se basan, de un lado, en la propia
declaración de la ley 483-2, al disponer únicamente la efectividad de la insCJipción frente a
terceros respecto del comprador, y el tenor literal de la ley 485- [.
Señala la ley 483-2 que "inscrita la venia en el Registro de la Propiedad u otro
Registro, todo acto de disposición de la cosa por parte el vendedor será sin peljuicio del
derecho del comprador". ¿Por qué el legislador plantea solamente la eficacia del derecho
del comprador, cuando la venta sc encuentre inscrita, en vez de limitarse a reconocer la
transcendencia que la publicidad registral tiene de toda la relación? La explicación puede
venir del hecho de entender que el acceso al Registro añade algo más al derecho del com­
prador, ese algo consistiría en la posibilidad de oponer su situación a un tercero si el vende­
dor dispusiera "voluntariamente" de la cosa; mientras que el silencio sobre la situación del
vendedor permite conjeturar, que la posición de éste, y la garantía dispensada por el pacto a
sus derechos no depende -en todo caso- de la previa inscripción. Asimismo, la ley 485 en su
párrafo primero al disponer que "si no se hubiese pactado otra cosa, la cesión ¡me,. vivos~7
que el comprador haga de su derecho no afectará al vendedor si éste no la consintiera",
faculta que se proponga la extensión de la garantía frente a terceros aún cuando no se efec­
túe inscripción registral del pacto; si bien, por obvias razones de seguridad, la cláusula de
reserva para que despliegue su protección deberá constar por escrito y con fecha cierta ante­
rior a la ejecucjón2~. Quizá cabría cuestionarse si esa falta de mención de la inscripción
24. En nueSITO Derecho esta teoría ha sido mantenida por BERcovn-¿, R. quien ha estudiado y trabajado el tema pro­
fllndamente en La cláusula de reServa de dominio. ES/lIdio sobre su 1U1/Uraleza jurídica en las compravemas de bienes
muebles, Madrid, 1971; Comen/arios a la ley de VetIlo a PloZOJ de BieneJ Muebles, Madrid, 1977; "Las ventas a plazo,
de bienes muebles". A.D.C., 1966, pp. 117-185; "Comcntru-ios a la SI. 11 de junio de 1983'", CCJe. 3,1983, pp- 873 Yss;
"Comentario a la SI. 26 de marL:O de 1984", CCJC, 5, pp. 1541 Yss.; "Comentario a la SI. 19 de mayo de 1989", CCJc'
20 pp. 571 Y SS.; "La ley sobre venta de bienes muebles a plazos y su registro de reservas de donunio y prohibiciones de
disponer (Nows a la SL 17 de junio de 1970)", pp. 240 Y S,.; BALDO, Régimen jurídico de las \!etIlOS a plazos, Madrid.
1974, pp. 188-200.; AMOROS GUARDIOLA, op. cil., p. 33, respecto a la compraventa de bienes muebles a plazos sujetos a
la ley. La tesis prendaria se apoya en la interpretación de11li1. J9 de la LVP que esl<iblece la posibilidad de realización
del bien sujeto a garantía en condiciones semejantes a las de lo~ acreedores preferentes y plivDeglados de los ans. 1992­
2 Y 1926-1 del c.c. Así, el comprador adquiere la propiedad gravada inicialmente e incumplida la condición -pago del
precio- se desata para el vendedor (acreedor prendario), titular de ese derecho, 1,\ posibilidad de eiecutar el bien.
25. CASAS VALLES, op. CiL, p. 641-ó42; DIEZ PICAZO. op. cit.. p. 667.
26. Así. CABAN1LLAS GALLAS, en su "Defensa en Cortes del proyecto de la Ley de venta de bienes muebles a
plazos, presentado por el Ministerio de Justicia", R.C.o.I.R., 1965, pp.1139-1152; así como ALONSO PÉREZ, El
riesgo en el con/ralO de compravenTa. Madrid, 1972, pp. 363 Y ss.; TORRES LANA, "Notas críticas a la ley de venta
de bienes muebles a plazos", R.o.?. 1975, pp. 603: MARTINEZ DE AGUlRRE, op. cit., pp. lOO Y s~.~ AMOROS GUAR­
orOLA, op. cit., pp. 27 Yss; OERTMANN. op. cit.. p. 262 y ss.
27. Este ténnino es lo suficientemente amplio como para comprender no solamente el fenómeno de la "cesión
del contrato" (ley 513 del F.N.). sino también otros cambios de titularidad del derecho del comprador que éste lleve a
cabo ínter-vivos por otra causa. En otro caso, hubiera bastado con remilirse a la regulación que de la figura de la
cesión del contrato se establece en la ley 513 del EN .. en la que la sustitución eficaz de la posición del comprador
conlleva para el tercero. contratante cedido, que ocupe esa posición con las mismas circunstancias (ley 512 del F.N.).
28. Con estos requisitos se había planteado la efectividad del pacto dc reserva de dominio en la venta de bie­
nes muebles antes de la aprobación de la ley de 1965 para evirar el fraude de acreedores (STS de 16 de febrero de
1894. 6 de marzo de 1906, 1 de diciembre de 1909,30 de noviembre de 1915. 10 de encro de 1929. 14 de enero de
1929,6 de febrero de 1929, 20 de marzo de [930,5 de marzo de 1934. 13 de diciembre de 1935. 18 de junio de
1952,6 de febrero de 1954, 10 de noviembre de 1958, 15 de junio de 1966, 20 de junio de 1970 y 14 de diciembre
de (970). Cfr. MARTlNEZ DE AGUIRRE, c., Las ventas a plazos de bienes muebles, Madrid. 1988. p. 100.
-registral se deba a un afán de economizar reiteraciones innecesalias. Sin embargo, la ubica­
ción sistemática de ese precepto prueba una voluntad encaminada a recalcar ese efecto pro­
pio. Por otra parte, la justificación de una regulación concreta deviene generalmente por la
existencia de un régimen particular y diferente,
Existe un último argumento alegable en favor de la reflexión expuesta, que parte del
contenido de la ley 565 F. N .. Si, de acuerdo con la citada ley, sin necesidad de pacto algu­
no, todo vendedor continúa siendo propietario de la cosa mientras no se le pague el precio,
pudiendo ejercitar la "rei vindicatia" contra el comprador porque éste únicamente tiene la
posesión del bien transmitido (STS 27.11.54) ¿qué más efecto se puede derivar sino la
ampliación de esa eficacia suspensiva frente a terceros, sin ningún otro requisito, cuando se
garantice la venta con un pacto de reserva de dominio?
Esta idea acerca de la transcendencia del pacto en beneficio del vendedor frente a
tercero parece prosperable si esos terceros no han inscrito su derecho, ya que la competen­
cia exclusiva del Estado sobre "ordenación de los registros e instrumentos públicos" (al1.
149.1.8 C) no debe ser desconocida y un pacto de reserva que alcanzara a los terceros pro­
tegidos por el Registro, indudablemente, alteraría el sistema de protección registra!.
Y, ¿cómo afecla la falta de inscripción a la posición del comprador? Podría pen­
sarse que para hacer efecti va frente a cualquier tercero los derechos que le asisten al
comprador, a tenor de lo que se dispone en el párrafo segundo de la ley 483, es necesaria
la inscripción registra!. Sin embargo, la ley únicamente hace referencia a "todo acto de
disposición .. , por parte del vendedor", declaración que limita la efectividad de la ins­
cripción a los actos de transmisión voluntariamente realizados. La salvedad y preserva­
ción del derecho del comprador a adquirir la propiedad, mediante el pago íntegro del
precio en los plazos convenidos, cuando medie embargo, concurso o quiebra del vende­
dor, corrobora que la intelección del término "actos de disposición" queda circunscrito a
lo que constituye manifestaciones de la autonomía de la voluntad, debidas al quehacer
del vendedor. Aquí, cabe plantear si esa salvaguarda de los derechos del comprador
frente a los acreedores del vendedor no depende también de la inscripción, no en vano se
regula en último párrafo de la ley, seguidamente a los efectos registrales. La cita expre­
sa, diferenciando esos supuestos (embargo, quiebra o concurso) de los aclos de disposi­
ción del vendedor, en un párrafo separado y distinlo, permite conjeturar que el legislador
quiso plantear regímenes diferentes en uno y otro caso. La razón estriba en la conscien­
cia del legislador de que esos Terceros acreedores del vendedor, únicamente lo son res­
pecto de la relación contractual. Se trala de sujetos, ajenos a la relación, a los que el
Registro no protege más que en el momento en que se convierten en titulares de una
situación jurídico-reaF", No participan de la condición de terceros a los que la ley Hipo­
lecaria, art. 32 y 34, ampara a fin de evitar que sus intereses sean defraudados'o
Las consecuencias de lo expuesto son de gran interés. Los pactos de reserva de
dominio de las ventas que no hayan podido inscribirse en el Registro de bienes muebles,
29. DIEZ PICAZO, FlIl1damelllos de Derecho Ci ....il Palrimollial. v. 11, Madrid, 1986. pp. 391-392.
30. A este respecto cabe reproducir aquí los argumentos expuestos en la Sentencia de 17 de junio de 1992 del
Tribunal Superior de Justicia de Navarra acerca de la eficacia frente a terceros del Registro. Se alegaba que la esti­
mación de la tercería de dominio en favor del comprador de UlI piso cuyo pago se hallaba garantizado por un pacto
de reserva de dominio. no inscrito en el Registro, no debía perjudicar a quien siendo acreedor del vendedor había
embargado el bien conforme a Jos arts. 32 de la Ley Hipotecaria y 606 del e.e. , así como la doctrina contenida en
la~ sentencias del T.S. de 26-2-49. 18-5-63,20-6-75. Argumentación que el Tribunal rebate aduciendo que" y (... )
cierto es yue el Sr. R.e. es tercero en relación con el contrato, no es por el contrario tercero adquirente, ni lampoco
tercero regist.ral, amparado por el art. 34 de la Ley Hipotecaria. su derecho es el de un acreedor cuyo crédito goza
de la garantía del embargo". Así según se dirá en la citada sentencia" lo que cabe afirmar. en base a los arts. 32 de
la Ley Hipotecm'ia y 606 del Código civil (... ) es que al acreedor del titular registral, aun después de haberse prac­
ticado un embargo en garantía del cobro de su crédito y aunque este embargo esté anotado preventivamente en el
Registro de la Propiedad, le afectan los actos de disposición que su deudor haya realizado con ant.erioridad al
embargo y a su anotación. aunque no estén registrados, en correcta interpretación de los arts. 32,34 Y 37 de la Ley
Hipotecaria, como no de goza la preferencia tampoco con respecto a créditos anteriores a la fecha de la anotación,
arts. 44 de la Ley Hipotecaria y 1923. 4° del Código civil, según resulta de constante doct.rina jurisprudencial de la
que, entre olras son muestra las sentencias de 12 de junio de 1904, 2 de marzo de 1910, 21 de febrero de 1912, 29
de noviembre de 1962, 14 de diciembre de 1968,27 de diciembre de 1971,2 de febrero de 1973, que cita, entre
otras, la de 7 de marzo e 1986 y reitera la de J 6 febrero de 1990".
ALGUNOS APUNTES..,
11I
Mª ANGELES EGUSQUIZA BALMASEDA
por no concurrir en ellas los requisitos exigidos para su acceso, si se hallan sujetas a las
normas forales, no tendrán una simple vinculación "inter-partes", podrán oponerse fren­
te a terceros en los términos señalados. Así, el comprador de un bien mueble podrá
hacer efectivo su derecho a obtener el bien, pagando puntualmente los plazos. Y el ven­
dedor mantendrá su derecho cuando el comprador disponga ínconsentidamente del bien
garantizado. La singularidad de este régimen no resulta, sin embargo, del todo ex.traña,
en la medida en que antes de la aprobación de la ley de ventas de bienes muebles a pla­
zos se concedió efecti vídad a la reserva de dominio a pesar de no existir una publicidad
registral )1.
Respecto a las ventas inscritas las conclusiones no son menos interesantes, ya qUf'
las disposiciones de la ley del 65 serán aplicables en tanto se carezca de normas forales que
regulen esas cuestiones. Así, por ejemplo, respecto al contenido que debe darse a la com­
pensación por el uso de la cosa, o la valoración de los daí10s y perjuicios -a falta de pacto-,
si el vendedor insta la resolución del contrato por falta de pago, ante el mutismo de la legis­
lación foral, habrá que recurrir a la detallada regulación del art. 11 de la LVM.
V. PROTECCION DEL PACTO EN LA LEY 483.
Uno de los méritos innegables de la ley 483 de la Compilación NavalTa es haber
sabido articular un sistema de protección de la situación contractual frente a terceros, sin
detrimento de la posición del vendedor, ni del comprador. Así, mientras en la ley del 65,
escondida tras la declaración genérica de la eficacia "erga omnes" de la inscripción (art.
23), se silencia qué consecuencias tiene ésta para la situación del comprador, la Compila­
ción Navarra concreta y se decanta, en los supuestos más graves y discutidos (embargo,
quiebra, o concurso), por el mantenimiento del derecho del comprador a continuar la ejecu­
ción del contrato en los términos pactados (Ley 483-3 F.N.), sin que para ello sea preciso la
inscripción registra1. La solución dada en la norma foral, acorde con el carácter de garantía
que desempeña el pacto, refleja la propia dinámica de la figura: el vendedor lleva a cabo su
prestación, comienza la ejecución de un contrato en el que la efectividad de la transmisión
del dominio -aún cuando aparezca reteniendo la titularidad dominical- deja de depender de
él, y entra en el ámbito de actuación del compradOl·)2. Esta explicación del fenómeno obvia
la cuestión, planteada por los seguidores de la tesis prendaria, acerca de cómo podría sosla­
yarse, en concurso o quiebra, Ila apl:icación y consecuencias de la ley del dividendo, dado
que el aplazamiento de los pagos implica una pendencia de la obligación del comprador y la
retención de la propiedad constituye un "crédito" en favor del comprador.').
En esta sede, uno de los mayores aciertos de la ley 483 es la expresa referencia a la ter­
cería de dominio como medío de defensa de los intereses del vendedor (Ley 483-1), ejercita­
ble si el vendedor ve peligrar su garantía por actuaciones de los acreedores del comprador
sobre el bien sujeto a pacto. La procedencia del empleo de la tercería de dominio como cauce
procesal adecuado en la defensa de los intereses del vendedor ha sido, sin embargo, una cues­
ttón controvertida. Así, mientras, los defensores de la naturaleza prendaria del pacto de reser­
va han propuesto, al hilo del arto J9 de la ley de venta de bienes muebles a piazos, como ins­
trumento procesal oportuno la tercería de mejor derecho.'4, los partidarios del canícter
:11. Este planteamiento es inadmisible, en las ventas sujetas a la legislación estatal, para BERCOVITZ, R.. La
cláusula...• cil.. p. 68 Y Comentarios a la ley..., cit.. p. 172, porque la naturaleza propia de los derechos reales, y su
eficacia frente a terceros. en aras de la seguridad en el tráfico jurídico, exigen esa apariencia exterior proporciona­
da por la inscripción registra!. En el fondo este autor plantea, como señala MARTíNEZ DE AGUIRKE. c.. (Las ven­
tas... cit.,p. 100), la inadmisibilidad de nuevas figuras jurídico-reales qne no encajen en el sistema establecido, en
el que la inscripción en el Registro es necesaria. a fin de no propiciar el fraude de acreedores. Sobre esta cnestión
para Navarra vid. SANCHO REBULLIDA. "El sistema de los Derechos reales en el Fuero Nuevo de Navall'a",
A.D.C., XXVII-I, 1974, pp. 67-90 y en Estudios de Derecho Civil 11, Pamplona. 1978, pp. 241-268.
32. Esta circuns~'ncia implica, como señala MARTíNEZ DE AGUIRRE. C., ob. cil., p. 128, que para privar de la
posesión al comprador y proceder a la subasta del bien sería preciso la previa resolución de la venta a plazos en las
condiciones del artículo 11 de LVP (la demora en el pago de los dos o del último plazo); esto es así, porque lo
único que cabría embargar es la posición jurídica del vendedor respecto de dicho bien, que no va m¡is allá de lo
indicado.
33. Cfr. MARTíNEZ DE AGUIRRE, 01'. cit., p. 127 Yss.; BERCOVITZ, R.. CI¡íusula ..., cit., pp. 120 Yss.
34. BERCOVITZ. R., Comentarios.... cil., pp. 179 Yss.; BALDlO. ob. cil., p. 197.
_11I
condicional suspensivo del pacto, han considerado a la tercería de dominio como la herra­
mienta más apropiada para lograr las aspiraciones del vendedor en estos casos' 5 : que se decla­
re la improcedencia de la traba recaída sobre determinado bien porque no peJ1enece al ejecu­
tado"'.
Esta tesis afirmada desde la perspectiva de la posición vendedora, se ha negado
cuando la defensa de los intereses en juego atañían a la parte compradora". Hasta la senten­
cia de 19 de mayo de 1989 el Tribunal Supremo,g, sobre la base del carácter suspensivo del
pacto, se rechazó toda posibilidad de que el comprador, que pagaba puntualmente, pudiera
levantar la traba de embargo realizada por los acreedores del vendedor mediante la tercería
de dominio, al considerarse que la propiedad del bien se hallaba íntegramente retenida en
manos de éste. El silencio legislativo en este punto permitió exculpar ese planteamiento,
aun cuando se reconociera, como puso de manifiesto la citada sentencia de 19 de mayo de
1989, que: "(... ) el comprador, que se halla en posesión y disfrute de la cosa y viene reali­
zando todos los actos a que está obligado para que la condición pueda cumplirse (el pago
fraccionado del precio en los plazos pactados), no puede quedar inemle e indefenso ante esa
situación a la que es totalmente ajeno (... ), sobre todo porque el ordenamiento jurídico le
brinda para estos supuestos los adecuados medios de defensa (... ) (y) es evidente que el
único medio de que el comprador dispone para la conservación de su derecho( ... ) es el ejer­
cicio de la acción de tercería de dominio para el levantamiento del embargo trabado sobre
la cosa, la cual no forma parte del patrimonio del vendedor apremiado, al no tener éste la
libre disposición de ella"'·.
Desde la perspectiva de las normas forales el acierto de la medida es aún más claro,
en tanto se observa que la retención de la propiedad, en manos del vendedor, funcionalmen­
te depende de )a garantía establecida. La titularidad dominical no integra a todos los efectos
el patrimonio del vendedor, en otro caso, carecería el comprador de un derecho que le per­
mitiera seguir cumpliendo el contrato establecido en los términos temporales fijados, a
pesar de la situación de embargo, concurso, o quiebra (ley 483-3 F.N.).
Precisamente, lo expuesto ha venido a ser ratificado por la Sentencia del Tribunal
superior de Justicia de J 7 de junio de 1992"°, en la que se asume la tesis planteada en la
citada Sentencia del Tribunal Supremo de 19 de mayo de 1989. En ella se admite que el
medio procesal idóneo para la defensa del comprador cumplidor, frente a los acreedores del
vendedor, corresponde a la tercería de dominio, "puesto que el Fuero Nuevo no indica otro
medía que permita obtener aquella finalidad de protección de un derecho que, ciertamente,
no alcanza la condición de un derecho real«ius in re» pero sí )os de un «ius ad rem» o
expectativa real de adquisición, sobre el que los acreedores del comprador, que no pueden
ejercerlos por subrogación, sí pueden proceder judicialmente para cobrar sus créditos"
(F.SO). Si bien, declara que "es una acción un tanto atípica, en cuanto la tercería de dominio,
en su sentido propio, presupone integración de la propiedad en el patrimonio del accionan­
te, lo que no se da en aquel caso, circunstancia de atipicidad que, de algún modo, debe
reflejarse en la situación que se declara, siempre de modo que permita obtener la finalidad
esencial de la acción, el levantamiento de la traba que peljudica el derecho expectante del
comprador, por lo que parece que no debe declararse el dominio de éste, sino la existencia
35. Cfr. SS. 5 de mayo dc 1959.26 de febrero de 1980.26 de septiembre de L985. 12 de nOViembre de 1987,
25 de octubre de 1988, 12 de febrero de 1988,2 de octubre de 1985, I J abril d" 1988.
36. Cfr. MARTíNEZ DE AGUIRRE, Comentarios... , cit., pp. 113 Y ss.; EGUSQUIZA, Sobre el pacto de reserva de
dominio (a propósito de la Sentencia de [9 de mayo de 1989). R.C.D.L. 1991, pp. 23 Y ss.: FERNÁ DEZ LÓPEZ, El
proceso de ejecucióll, 1982. Barcelona pp. 283-290.
37. Cfr. EGUSQUIZA, 01'. cíe. pp. 34 Y ss.
38. Cfr. SS. 10 de junio de L958. 20 de junio de 1983, II dejulio de 1983, 28 de febrero de 1986.
39. Cfr. EGUSQUIZA, 01'. eit" pp. 38 Y ss.
40 ...... no hay pues en esta norma (ley 483) nada que impida ILegal' a La conclusión ele que el vendedor, con
pacto de reserva de dominio, carece de poder de disposición o facultad de transmisión (voluntaria o forzosa) de La
cosa a lercero. como nada se opone tampoco a la tesis de que tal convenio constituye una garantía del cobro del
precio aplazado, y que este pago actúa a modo de condición suspensiva de la adquisición por el comprador del
pleno dominio de la cosa comprada, consideración esta última que. como ya se ha indicado, en el úLtimo inciso del
párrafo 3° de este mismo fundamento de derecho. tienen apoyo en las leyes 484 y 565 del Fuero Nuevo de Nava­
rra". (F. 7°)
ALGUNOS APUNTES...
Mª ANGELES EGUSQUIZA BALMA8EDA
del derecho que realmente tiene sobre la cosa, levantando así el embargo, sin perjuicio de
que los acreedores del vendedor puedan embargar el derecho que a éste corresponde, o en
otra palabras la posición de ese deudor vendedor que está privado, por la existencia del con~
trato con el pacto de reserva, de su facultad de disposición" CF. 8°). La propiedad se encuen­
tra en tránsito y si bien el dominio no pertenece al comprador, tampoco se puede decir que
pertenezca en su sentido más pleno al vendedor.
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