La Prensa en las democracias populares

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La Prensa en las democracias
populares
"Libertad", "Objetividad", "Información"
El texto de la Constitución soviética, adoptado por
las demás democracias populares, afirma la "lihertad de prensa" de modo categórico, pero dentro de
la estrecha perspectiva de! milo marxisla:
"Conforme a los intereses de ¡os trabajadores y
para robustecer el régimen socialista, están garantizadas por la ley a los ciudadanos de la U. R. S. S.:
ni la libertad de palabra, b) la libertad de prensa.
"Los derechos de ¡os ciudadanos están garantrzados por el hecho de que se pone a disposición de
los trabajadores y de sus organismos, imprentas,
reservas de papel, edijicios públicos, calles, correos
y telégrafos y otras condiciones materiales necesarias ni ejercicio de ese derecho".
Les juristas del Este no dejan de recalcar e!
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carácter liberal y democrático de esas disposiciones
que ponen en manos de "los trabajadores y sus
organismos" todas las posibilidades materiales para
expresarse, mientras en nuestros países "libres",
usas posibilidades están reservadas a los "capitalistas".
Pero es lógico que el Partidu sea el único en representar "los intereses de los trabajadores" y, ya que
Ja ley está hecha para "robustecer el régimen socialista", se combatirá en los responsables de la prensa,
cuidadosamente escogidos y formados con ese fin,
toda tendencia a la "objetividad", noción de la
filosofía burguesa que se opone al imperioso deber
de educación socialista. El director general de la
Agencia Tass explica:
"La información no debe simplemente dar a conocer tal o cual ¡¡echo, debe perseguir un fin determinado. Cada información debe contribuir ¿i encontrar una solución a los problemas con que se enfrenta la sociedad soviética en su camino hacia el
comunismo. La información debe ser didáctica e
instructiva".
Tampoco se trata de "informaciones" en el .sentido
en que nosotros lo entendemos: la construcción del
socialismo, sus fases y sus luchas, la competición
en el trabajo constituyen lo esencial de- su materia.
"Es característico, notaba un observador extranjero, que la palabra "información" sea una de las
que aparecen con menos frecuencia en todos los
artículos y discursos en que la prensa soviética habla de su actividad... En lugar de ella son las
palabras "educación", "arma ideológica", "conciencia comunista" las que ocupan constantemente el
primer plano. No se podría subrayar mejor la radical diferencia que preside a los destinos de la
prensa en ambos campos..."
"En occidente imperan ¡a expresión individual, el
libre intercambio de ideas, ¡a distracción del público,
y por de pronto, el provecho personal. Detrás del
telón de acero encontramos un instrumento poderoso para la movilización de las masas al servicia
del partido y del gobierno".
La Agencia oficial Tass, de Moscú, fuente de las
informaciones, da el tono, el contenido y a menudo
el comentario a las agencias nacionales de ios países
satélites; ella lanza los slogans de las campañas
generales de prensa que interesan a todo el mundo
comunista, ya sea en política internacional, ya en
doctrina o respecto a la celebración de algún centenario. Así encontramos siempre una impresionante
unanimidad en la prensa: cuando el Sr. Khruschev
se refirió el 5 de Mayo de 1960, ante el Soviet supremo, al incidente de! U-2 americano, la noticia
no mereció ningún título en lus diarios de las democracias populares. D- repente, unos pocos días
después, con una milagrosa unanimidad, en todos
los países la prensa se desbordó... El zapatazo del
Sr. Khmschev en la N. U., en octubre pasado dio
la vuelta al inundo pero no ha atravesado la cortina de hierro: alia, unanimidad en el silencio.
Planificación
La creación, la supresión o el agrupamiento de
periódicos son decididos por simples medidas admi
nisírativas, y esta planificación de la prensa faci!'ta la misión de adoctrinamiento en todos los medios.
Permite adaptarlos a todas las culturas y edades.
El mismo tiraje está reglamentado, de manera que
—sahu en Polonia— el del órgano central de] partido sobrepasa lejos el de todos los demás diarios,
aunque éstos sean más populares y más apetecidos.
La prensa llamada "central", impresa en la capital
y destinada al pais entero, está dominada por e!
órgano del Comité central del Partido (Pravda en
Moscú, que tiene ediciones provinciales), y por el
diario del gobierno (Izvestia, órgano oficial del
Soviet supremo).
En Polonia, en Bulgaria, en Checoeslovaquia, en
Alemania Oriental, los "partidos no comunistas"
tolerados, generalmente partidos agrarios, están
autorizados para publicar sus propios diarios, pero
solamente pueden desarrollar los temas tratados en
la prensa del Partido.
A la zaga de la prensa del partido, pero con un
carácter ideológico menos marcado, la prensa de
los sindicatos fTroud en U. R. S. S.), se dirige a
los obreros de las fábricas.
Toda esa prensa oficial inspira a la provincial y
local que le sirve de eco fiel. En tiempos de Stalin,
era obligación reproducir integralmente, y todos los
días, el editorial de Pravda. Cada capital de provincia publica su diario de la tarde, más informativo
que político, editado por la Federación moscovita
del Partido y el Consejo municipal.
Finalmente la prensa llamada "básica", que llena
un papel importantísimo, comprende los diarios,
—semanarios, bimensuales, mensuales editados por
las empresas, las fincas colectivas del Estado etc.
y los diarios "murales"— a lo sumo dactilografiados, de las fábricas, cooperativas, escuelas, que son
decenas de miles, y cuyos redactores benévolos son
escogidos v controlados por la organización local
del Partido.
Controles
El Presidium del Comité Central del Partido comunica corrientemente sus instrucciones a la prensa, ya directamente, ya por intermedio de la Agencia Tass. El Partido tiene su propia organización de
Propaganda y de control de la prensa: el Agitprop
que nombra los redactores jefes y cuyas tres secciones se reparten la dirección y la vigilancia de los
tres sectores de la prensa —prensa central, prensa
de las Repúblicas federales, prensa local— que reciben por ese medio instrucciones precisas y secretas
respecto a los temas que se han de tratar y a los
que se debe callar.
A este estrecho control se añade la censura del
Estado dueño del papel. Ningún diario puede ser
publicado sin el visto bueno del Glavlit (Administración principal para la literatura y las ediciones,
que depende oficialmente del ministerio de Educación pero cuyos funcionarios pertenecen de hecho
al Comité de Seguridad del Estado). El Glavlit con-
aula Ius dial tos desde el punto de vista de ¡a
seguridad militar, política v económica del país, y
"ayuda" a ios corresponsales de prensa extranjeros
a abstenerse de informaciones inexactas o estimadas
inoportunas: "Todo es mera rumor antes de h.iivr
sido anunciado oficialmente", observaba un ítlto
hincionario polaco a un corresponsal de prensa americano, expulsado por haber comunicado con de
masiado apuro a los EE. UU. un nombramiento importante todavía no divulgado. En Moscú, sin embargo, se trata sin más ni más de una censura
cíicial.
Este esquema vale ampliamente para todas las
democracias populares: en tudas partes rige la misma obligación de conseguir licencia de publicación,
el mismo monopolio estatal para la distribución del
papel, los mismos controles del Partido y del Estado.
Evoluciones internas
Sin embargo, después del aplastanle reino de
Stalin, el desnuco llegó también a la prensa: los
responsables soviéticos se esfuerzan por hacerla
menos hosca. Sin duda la política exterior sigue
siendo el tema tribu, {asimismo algunos lemas delicados como el papel de Radar en Hungría, o los
procesos prefabricados), pero se da un lugar más
importante a las informaciones culturales y a los
reportajes sobre los países extranjeros. Ya nn K
bahía —sino en los diarios de Albania— del "infierno capitalista", y los diarios critican libremente las
dificultades de orden económico y social.
Fi ese ro"tfxto rrerieral. Polonia y Hungría, donde
las sacudidas han sido más violentas, conservan una
situación de excepción. Polonia sobre todo, único
país en que la suscripción y la venta de diarios
extranjeros He Monde de París, el Times de Londres
y el New York Hcrahl Trihune) están nutorizadas. y
en que la prensa ha tenida un período de emancipación único en los anales marxistas. En 1956, en
la fase más liberal, fuera de algunas posiciones
rígidas en política interior y exterior, el Partido toleró un libre intercambio de opiniones en la ínter
pretación de los principios generales: "Era posible
decir casi cualquier cosa bajo la forma de suegstiones orientadas a reformar o mejorar el comunismo".
La historia de Pro Prostu constituye una perfecta
ilus!ración de esto. Este semanario de los ¡avenes
intelectuales polacos, sin dejarse impresionar por la
ira del Pravda Moscovita, se declaró "contra la
nueva clase, por un socialismo auténtico. Con ese
fin. añadía, es preciso profundizar ¡os métodos de
análisis marxista. El marxismo-leninismo interpretado por Stalin era naturalmente rechazado, porque
no era marxista ni representaba al marxismo".
< noviembre 1956).
A la critica teórica se añadió la crítica de los
hechos en una serie de célebres encuestas políticas,
sociológicas y económicas: sobre la vivienda, la
tvnnomía agrícola, el comercio exterior, Etc.
La creciente influencia de Pro Prostu inquietó al
a. En la primavera de 1957, el redactor fue
a renunciar y Pro Prosm. suspendido du-
rante el verano, no recibió la autorización de reaparecer.
El semanario católico Tygndnik Puwszechny pa
deció las mismas vicisitudes: suprimida en marzo
de 1953 por haber rehusado publicar un homenaje
a Stalin, fue entonces entregado al equipo progubernamental de Pax. A fines de 1956, el antiguo
redactor y su euuipu fueron reintegradas. Pero desde julio de 1957 tuvieron peleas con la censura y,
desde agosto de 1958, el episcopado debe aceptar
someter todas las publicaciones religiosas a la cen
sura previa.
La prensa había llenado su papel de válvula de
escape. Ahora volvió más 0 menos a la línea recta,
y desde fines de 1959, padece las consecuencias de
la vuelta de numerosos stalinistas a los puestos
claves. Parece que no se puede esperar mayores
libertades en el período futuro, sobre todo dadas
las dificultades económicas con las cuales Polonia
debe aclualmenle enfrentarse.
(Cahiers d'Action Religieuse et Sociale, \? 317).
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